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Social Humanística I

Constitución de Cádiz y
quién representó a C.A.

Licenciado Julio César Hernández Ortíz

Grupo No. 3

1) Nery José Galdámez Aristondo 202140502 I.S.


2) Andrick Emiliano Ortíz Rehbach Sin carné I.I.
3) Estuardo Diego André Roque Nájera 202140917 I.I.
4) Saúl Andrés Monroy Marroquín 202140974 I.S.
5) Luis Arturo López Godoy 202140639 I.C.
6) Arlene Gisele Marroquin Arana 202140373 I.C.
7) Diana Julissa Sachinel Jordán 202140816 I.C.
8) Cristhian José Samayoa Martínez 202140685 I.S.
9) Cristopher Alberto León España 202140045 I.S.
10) Pablo Humberto Vides Monroy 202140209 I.C.
Constitución de Cádiz

La Constitución de Cádiz se creó el 12 de marzo de 1812 y se proclamó el 19 de


marzo de 1812, día en que se celebra la festividad de San José, razón por la cual se
le conoce en términos populares como “La Pepa”.

Fue promulgada por las Cortes Generales españolas reunidas extraordinariamente


en Cádiz el 19 de marzo de 1812. Se le ha otorgado una gran importancia histórica
por tratarse de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de
las más liberales de su tiempo.

Oficialmente estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su


derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España de Fernando
VII. Posteriormente se volvió a aplicar desde el 8 de marzo de 1820, cuando en
Madrid, Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812, estando
vigente hasta 1823, así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el
gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837. En total, estuvo vigente
por aproximadamente 6 años.

La constitución se promulgó en una época bastante compleja en España, puesto que


en su período de gestación buena parte de España se encontraba en manos del
gobierno afrancesado de José I Bonaparte, otra en mano de juntas interinas más
preocupadas en organizar su oposición a José I y el resto de los territorios de la
Corona española, los virreinatos, se hallaban en un estado de confusión y vacío de
poder causado por la guerra de Independencia.

La Constitución de 1812 refleja el pensamiento liberal imperante en la época, y se


inspira en las antiguas leyes fundamentales del Reino y en leyes penales, de donde
extrae el modelo penal que desarrolla en sus disposiciones, propio de la doctrina
penal del siglo XVIII.

Consta de 10 Títulos y 384 artículos, en ellos, la Constitución de Cádiz organiza


internamente la Nación, privilegiando la administración territorial centralizada y la
representación política ciudadana. Establece las Cortes y su forma de integración y
funcionamiento, así como el proceso de formación de las leyes. Determina la creación
de las juntas electorales. Regula el funcionamiento de los Secretarios de Estado y del
Consejo de Estado, del Supremo Tribunal de Justicia y de los tribunales en materia
civil y mercantil, del Gobierno interior y de las provincias, y de la fuerza militar nacional.
Establece también el sistema de contribuciones y de instrucción pública.

Reconoce la inviolabilidad del Rey y su autoridad, pero lo limita por primera vez a
través de la tradicional división de poderes: Poder Legislativo; Poder Judicial (El
Tribunal Supremo de Justicia y los Tribunales civiles y criminales); y Poder Ejecutivo
(El Rey con limitaciones constitucionales).

El origen popular de la Constitución da lugar a establecer límites a la Monarquía,


haciendo residir la soberanía en la Nación, que por medio de las Cortes ejercía la
potestad legislativa compartida con el Rey.

A partir de esta Constitución, la soberanía reside en la Nación. Se reconoce, por lo


tanto, que es un derecho soberano de la Nación emitir leyes fundamentales. Para la
Constitución, el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación y el fin de la sociedad
política es el bienestar de los individuos, y se involucra en su aseguramiento a
determinados funcionarios y autoridades como el Rey, las Cortes y los Consejeros de
Estado.

La Constitución de Cádiz desarrolla precisamente varios derechos, libertades y


garantías individuales, propio del sistema liberal imperante. Pero también reconoce
ciertos principios constitucionales, entre ellos, el principio de la división de poderes, el
de la soberanía nacional y el de la representación popular, ejercida a través del
sufragio o votación de los ciudadanos. También, la Constitución de Cádiz contiene
disposiciones relativas a los deberes de los ciudadanos españoles.

Contiene, asimismo, ciertas obligaciones y facultades de los funcionarios e


instituciones públicas, relacionadas con la promoción y el aseguramiento de derechos
económicos y sociales, como el derecho a la educación, el derecho a la salud y el
derecho a la industria y al comercio.

La Constitución de Cádiz en Guatemala

En la constitución se estableció que los virreinatos y las provincias que se


encontraban en América, formaban parte de la Corona Española.

En Guatemala, así como las demás partes de América, se juró esta constitución y
todas las disposiciones que esta contenía, se aplicarían acá de igual forma, pero no
solo eso, dentro de la constitución, también se incluyeron varios artículos específicos
para las colonias y virreinatos, en los que se trataban de resolver varias problemáticas
presentes en estos lugares.

La Constitución de Cádiz, también tuvo gran influencia en los movimientos


independentistas ya que influyó en estos por medio de sus ideas liberales. También
se tomó como base para las constituciones de las repúblicas y estados formados. Un
ejemplo de esto, es que la constitución de la República Federal de Centroamérica de
1824, recogió varios principios, disposiciones, derechos y deberes que estaban
presentes en la Constitución de Cádiz.

¿Quién representó a Centroamérica?


El diputado por la ciudad de Guatemala fue el Canónigo Antonio de Larrazábal. Otros
diputados que viajaron a Cádiz fueron: Mariano Robles Domínguez, por Ciudad Real
(Chiapas); Ignacio Ávila, por San Salvador; Francisco Morejón, por Comayagua
(Honduras); José Antonio López, por Nicaragua y Florencio Castillo, por Costa Rica.
En general, ellos llegaron cuando la mayor parte del texto constitucional estaba
aprobado.

Antonio de Larrazábal

Nació en la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, el 8 de agosto de


1769, fue hijo de Simón de Larrazábal y de Mariana Arrivillaga y Montúfar.

Antonio de Larrazábal, recibió una rigurosa educación religiosa y universitaria: fue


subdiácono en 1789, y en ese mismo año se graduó de Bachiller en Teología en el
Seminario Tridentino. En 1791 llegó a diácono y obtuvo su título de Licenciado y
Doctor en Teología en 1792 y en Sagrados Cánones en 1793, en la Real y Pontificia
Universidad de San Carlos Borromeo. El 9 de febrero de 1794 fue ordenado como
sacerdote en León, Nicaragua, por el obispo Juan Félix de Villegas.

En 1797 fue Cura de la Parroquia de Los Remedios (El Calvario) y más tarde la
rectoría del Sagrario de la Catedral. En 1805 era rector de la Real y Pontificia
Universidad de San Carlos Borromeo (Universidad de San Carlos de Guatemala).

Juan Félix de Villegas supo apreciar sus cualidades y una vez nombrado arzobispo
de Guatemala hizo de Larrazábal su secretario de cámara. Antonio de Larrazábal
tomó posición como Canónigo Penitenciario el 23 de julio de 1810, en ese mismo año,
también ganó por oposición un cargo en el cabildo catedralicio, para asesorar al
arzobispo.

Diputado por Guatemala

En esa época, España estaba en plena crisis pues el rey Carlos IV había abdicado al
trono dos años antes a favor de su hijo Fernando, quien lo entregó al emperador
francés Napoléon Bonaparte, quien designó a su hermano José como rey español.

Por supuesto hubo resistencia hacia aquel nombramiento. Una de las medidas fue
convocar a una asamblea para crear una constitución que limitara el poder del rey.
Para esa asamblea, cuyas reuniones se denominaron Cortes de Cádiz, se convocó a
las colonias para nombrar y enviar a sus representantes. Larrazábal fue electo
diputado por el Ayuntamiento de Guatemala en marzo de 1810, y emprendió el viaje
a España el 24 de junio de ese año.

Las cortes comenzaron a sesionar en agosto de 1810, pero Larrazábal no fue


juramentado sino hasta el 24 de agosto de 1811. Su amplia cultura y dominio del
Derecho, así como su calidad oratoria, le llevaron a ser electo presidente de las Cortes
en octubre de ese mismo año, apenas dos meses después de haberse incorporado.

Tenía un trato cordial, personalidad cautivadora, mucha diplomacia y también firmeza


en sus intervenciones. Participó en la discusión del proyecto de Constitución, en el
cual defendió sobre todo la descentralización, el fortalecimiento de los ayuntamientos,
la limitación de las facultades del rey, la defensa de la libertad de imprenta -precursora
de la libertad de expresión-, libre comercio, eliminación de monopolios y también la
defensa de los indígenas, para quienes buscó mayores oportunidades educativas.

Antonio de Larrazábal, preso

El rey Fernando VII logró regresar al trono y no quería limitaciones; buscó recuperar
el poder absoluto. Las Cortes fueron disueltas, la Constitución derogada, y los
diputados más prominentes enviados a la cárcel; entre ellos Larrazábal, quien no dudó
en cuestionar las disposiciones del soberano.

El 17 de diciembre de 1815 se condenó a cinco diputados a diversas penas.


Larrazábal debía purgar seis años de reclusión en un convento que señalaría el
Arzobispo de Guatemala, además de aprender “fidelidad a su rey”.

Estuvo encarcelado tres años en Cádiz; después fue trasladado al convento de la


Orden de Belén en La Habana y finalmente volvió a Guatemala, en calidad de preso,
el 16 de abril de 1819, también con destino al convento de Belén, de donde salió en
1820, tras producirse el llamado Pronunciamiento del Riego en España, que obligó al
rey a acatar la Constitución.

Larrazábal volvió a ser rector de la Universidad de San Carlos en 1821 y fue partidario
de la independencia. En 1823 fue electo diputado al Congreso Constituyente del
imperio mexicano durante el período de anexión, pero no asistió. En 1826 participó
en el Congreso Panamericano convocado por Bolívar, el cual tuvo lugar en Panamá.

En 1838 presidía el cabildo eclesiástico y fue nombrado gobernador del Arzobispado


de Santiago de Guatemala, a falta de un arzobispo nombrado. Falleció el 2 de
diciembre de 1853 y fue sepultado en las criptas de la Catedral metropolitana.

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