En el antiguo, el río Nilo desbordaban sus márgenes cada año, anegando la tierra y borrando el trazado de las parcelas y las zonas de cultivo. Esta inundación anual simbolizaba el retorno cíclico del primigenio caos acuoso, y una vez que se retiraban las aguas iniciaba la tarea de redefinir y reestablecer los límites. Ese trabajo se le consideraba como el restablecimiento del principio del orden y de la ley sobre la tierra y se le denominaba con el nombre de geometría. Los hechos demuestran, en los antiguos monumentos escultóricos y arquitectónicos, que el uso de las proyecciones era conocido desde muy remotas épocas, como testimonios basta mencionar el plano grabado en el tablero de la estatua sedente de Gudea, en el que se representa la planta del recinto del templo Ningirsú (2,500 años, a.C). En el siglo XVIII en la escuela del militar Mézieres, se inicia la enseñanza de las proyecciones aplicadas principalmente a la fortificación, estableciendo con esto los verdaderos elementos de una nueva ciencia la “Geometría Descriptiva”, a partir de ese momento aparecen varios investigadores sobre el tema destacando Chatillon, Dubuat, Meusnier y Gaspar Monge. Monge tomó la decisión de formalizar la Geometría Descriptiva como como parte del conocimiento, fue un revolucionario francés, entusiasta defensor de la racionalización, protagonista de la organización del calendario republicano, del sistema de pesas y medidas, y principal inspirador de la Escuela Normal y de la Escuela Politécnica, que consiguió extender su organización de la enseñanza por todo el continente. La expresión escogida para designar a esta materia, geometría descriptiva, perseguía aprovechar el prestigio de la llamada geometría analítica, contrastando con ella. Desde entonces y durante todo el siglo XIX los responsables de la producción teórica y la docencia de la geometría descriptiva, los profesionales de la geometría descriptiva, entendieron que la perfección de esta disciplina consistiría en alcanzar una organización ideal al modo de las diversas ramas de la matemática. Esto no era útil al usuario, pero dejaba a los profesionales de la geometría descriptiva satisfechos, casi tanto como cuando los matemáticos consiguieron convencer a todo el mundo de que los niños debían conocer la teoría de conjuntos, sin embargo, la geometría descriptiva no podía dejar de ser lo que era, una actividad intrínseca al trabajo del diseñador, una reflexión sobre las posibilidades del espacio sensible y sobre los criterios, más o menos convencionales, que empleamos para su representación plana. Y para el arquitecto sigue siendo necesario cierto conocimiento de lo que es o no es geométricamente posible al emplear formas materiales; y es también necesario -con el uso del ordenador es más necesario que nunca- el conocimiento critico de los modos de proyección plana que hemos decidido utilizar.