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RESPONSABILIDAD SOCIAL

La responsabilidad social de las empresas es, esencialmente, un concepto con arreglo


al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad mejor
y un medio ambiente más limpio. En un momento en el que la Unión Europea intenta
determinar sus valores comunes adoptando una Carta de los Derechos
Fundamentales, un número creciente de empresas europeas reconoce cada vez más
claramente su responsabilidad social y la considera parte de su identidad. Esta
responsabilidad se expresa frente a los trabajadores y, en general, frente a todos los
interlocutores de la empresa, que pueden a su vez influir en su éxito.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA EDUCACIÓN

De la mano del concepto de Responsabilidad Social, en su concepción original, ha


surgido también el concepto de Responsabilidad Social vinculado a la Educación. Al
respecto dice Leticia Soberón Mainero:

“Responsabilidad”: propia del adulto libre. Ejerce su libertad asumiendo las


consecuencias de los actos.
“Social”, es decir, grupalmente, como generación de adultos, no sólo cada uno
individualmente. Hoy diríamos “en red”, lo que en algunas culturas es el concepto de
“pueblo”: es una co-responsabilidad.
“En la educación”, es decir, en el terreno que atañe a la formación de las nuevas
generaciones, los niños y los jóvenes que desearíamos sean libres, sabios, sepan
amar y sean felices desarrollando sus capacidades. Educarlos es también favorecer
que aprovechen del mejor modo posible las ventajas de la cultura que les ha
precedido”

Intentando profundizar, dice al respecto Rosana Lecay:

La conciencia cívica y el compromiso son característicos de sociedades con buen


nivel educativo. Creemos que debe fomentarse desde los salones escolares un
compromiso consistente con la sociedad, como podemos verlo en democracias
jóvenes, como la española y la italiana.

Al abordar el tema de la gobernanza en los sistemas educativos debemos


puntualizar que la educación ha sido tradicionalmente en América Latina, un
derecho de la sociedad y un servicio brindado por el Estado para asegurar el
nivel de vida y la adquisición de competencias que permitan la inserción en
el mercado laboral, para lograr, así, la ansiada movilidad social.
Debemos aceptar ciertos hechos:

a) El nivel educativo ha seguido creciendo, pese a las fuertes


transformaciones sociales, económicas y políticas;

b) La mejora de la cobertura y calidad de la educación supone abordar


temas que van más allá de las cuestiones del financiamiento y el
contenido y

c) El pilar fundamental del proceso educativo en América Latina sigue


siendo el Estado.

Maestros, padres de familia, alumnos y medios de comunicación deben


trabajar para lograr la conciencia de que deben formar parte de un sistema,
y destaco la importancia de la tarea de los sindicatos de la educación para
lograr el vínculo entre la vida escolar con el mundo laboral y los demás
actores sociales.
El desarrollo de la gobernanza en la educación en México tiene varios
pendientes como: la promoción de la responsabilidad social sobre la
educación; la necesidad de aumentar la participación de padres de familia y
comunidades educativas; la introducción de mecanismos de rendición de
cuentas y acciones que permitan generar sistemas educativos gobernables,
democráticos y que den respuesta a las demandas sociales.
Las propuestas que podrían dar respuesta a estos interrogantes están en la
formación de cuadros democráticos de gestión y dirección que permitan
involucrar al maestro en las decisiones de fondo del proceso educativo
evitando que sean sólo operadores; cambio de la burocracia educativa que
permita el acercamiento con el gobierno y la formación de consensos en el
ámbito educativo y el afianzamiento del compromiso de todos los actores
sociales del proceso educativo, generando espacios de debate y reflexión
democráticos y la definición de responsabilidades de cada uno de los
actores del proceso.
Participar y comprometerse con la sociedad es camino y solución. A esto
apunta el joven y prestigioso intelectual español, el Dr. Juan Carlos
Monedero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, y
personaje inefable, cuando dice: “Recuperar la política es recuperar un
espacio tan de todos y tan de cada uno como el aire y el agua que
respiramos y bebemos. Aunque también el aire y el agua se estén
privatizando.”

Está claro que, al hablar de Educación, los stake holders (actores intervinientes) son
muchos, cada uno con un interés particular, pero con un interés mancomunante que
es el interés social. En la Introducción a la Jornada Interdisciplinar Nº XIX, del año
2000, el Ámbito María Corral  expresaba:

“Especialmente, deberíamos plantearnos: ¿las personas de cada generación podemos


ofrecer algo sustancioso?; ¿somos partenaires válidos para las otras?; ¿somos
transmisores de cultura?; ¿cuál es nuestra responsabilidad educativa?; ¿cómo se
concatenan o imbrican las diversas edades humanas que conviven?; ¿vale la pena
aportar a otros las convicciones y criterios con los que vivimos?; ¿se trata de enseñar
o de ofrecer?; al educar, ¿hay contradicción entre libertad y obligación ética? Estas y
otras preguntas están en el ambiente de hoy.”

Se pueden encontrar algunas respuestas a estas preguntas en las palabras de Alvaro


Espina Cerda y José Antonio González :

“En tanto proceso humanizador, la educación debe sentar las bases para el ejercicio
de la autonomía y la práctica de la libertad; por lo que resulta evidente que su función
trasciende los límites de la escuela y de las instituciones tradicionales, para abarcar
todos los estratos de la vida social. Como proceso a través del cual una sociedad
despliega sus potencialidades creadoras, el hecho educativo debe estar sustentado
sobre las propias raíces culturales, sobre una afirmación previa de lo propio, pues si
bien es cierto que la educación debe propender a desarrollar actitudes científicas en la
población – sin las cuales no puede lograrse el desarrollo y, consecuentemente, la
independencia científica y tecnológica – cuando sus acciones no reflejan la cultura del
medio, éstas, en lugar de liberar, terminan, como bien lo señala la Unesco, por
“oprimir, destruir y crear dependencia”. De allí que un proyecto educativo auténtico es
aquel que considera al educando como centro de su propio desarrollo, capaz de
encontrar en sí mismo las bases de su propia historia, de comprender su propia
realidad y de transformarla”.
RESPONSABILIDAD SOCIAL Y UNIVERSIDAD

En el ambiente contemporáneo de temerosa incertidumbre y obscuridad, hay


que conservar la luz que genera lucidez, que ilumina los caminos arriesgados que hay
que recorrer, si no con certidumbre, al menos con dignidad. Corresponde a la
Universidad ser luz intelectual e iluminar.

Por otra parte, se ha dicho con coherencia que para que el hombre disfrute el
tiempo libre debe él mismo ser libre. No cabe la esquizofrenia del hombre enajenado
en el trabajo y libre en los tiempos y espacios aledaños al trabajo. El mismo
planteamiento es válido para la Universidad; si ha de educar en la realidad y para la
libertad debe ser ella misma libre. Así el compromiso ineludible de la Universidad es
ser conciencia crítica de la sociedad y por tanto, elucidante y liberadora.

Por eso, la Universidad traiciona su compromiso social cuando deja de ser el


baluarte en contra de la dominación y termina ella misma dominada y aún dominadora.
Esto sucede cuando, de conciencia crítica de la sociedad, de inteligencia lúcida que
analiza, cuestiona, denuncia y anuncia se convierte en apéndice enfermo del sistema.
Lo que resulta más grave cuando el sistema enferma.

La dictadura más implacable es la del pensamiento, y la Universidad hace este


papel de dictadora en forma totalitaria cuando dicta o impone las ideas, lo que equivale
a la dictadura de la existencia; porque todo hombre irremediablemente vive de ideas.
Así como detrás de cada idea está toda una existencia, así todo acto está jalado por
ideas vivas.

Si nuestras vidas están hechas de ideas y las instituciones educativas dictan


paquetes inviolables de ideas (piénsese en los programas cerrados de carreras en las
que la única opción radica en elegir el atajo de la unidimensionalidad) esto significa
programación de vidas.

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