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Módulo 1

Introducción al
derecho sucesorio
1. Sucesiones
1.1 Derecho de las sucesiones
1.1.1. Definición
Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se
hace referencia a la rama del derecho privado que regula la sucesión a título
universal y las adquisiciones a título particular que se originan con la muerte de
una persona.

Es la sección del derecho privado constituida por un conjunto de


normas, que regulan el destino que ha de darse a las relaciones
jurídicas de una persona física cuando ésta muere, y rige también
la creación de relaciones jurídicas nuevas, cuyo surgir está
subordinado a la muerte de dicha persona. (Arias Ramos, como
se cita en Pérez Lasala, 2014, p. 18).

Es dable señalar que el fenómeno sucesorio no sólo tiene un claro interés


familiar, sino también social; es decir, no sólo protege al individuo y a la familia,
sino que además el Estado resulta beneficiado por el estímulo que el derecho
sucesorio representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de
propiedad constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para
que éste exista, tiene que existir la propiedad privada e individual.

1.1.2. Principios que lo rigen


El Código Civil y Comercial de la Nación se caracteriza por la
constitucionalización del derecho privado. Esto implica una arraigada conexión
entre la Constitución Nacional, los tratados internacionales y el derecho
privado; todo ello, con base en los aportes dados por la doctrina y la
jurisprudencia. Asimismo, se caracteriza por la recepción de grandes
paradigmas del derecho privado a través de principios que estructuran el resto
del ordenamiento. Tales principios cumplen dos funciones:

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 como fuente, pues se debe recurrir a ellos a fin de resolver aquellas
cuestiones que no tienen solución en la ley ni en las costumbres;

 y como elemento de interpretación de la ley.

“Fijan también un límite a su arbitrio, garantizando que la decisión no esté en


desacuerdo con el espíritu del ordenamiento jurídico” (Medina y Miguez de
Bruno, 2014, p. 2).

En el derecho sucesorio, debemos tener presentes los principios generales


contenidos en el Libro Primero del Código Civil y Comercial, los principios
sucesorios expuestos en el capítulo 1 del título 1 del Libro Quinto, y los
principios específicos de las partes generales de las distintas instituciones
sucesorias. A modo general, podemos señalar los siguientes:

 La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica


en principio la subrogación en la posición jurídica del causante.

 La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de la


herencia es limitada, salvo en determinadas excepciones.

 Igualdad real (mejora para el heredero con discapacidad).

 La aceptación y renuncia de la herencia tiene sus particularidades en la


adquisición ipso iure y en la adquisición por aceptación.

 Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión (se aumenta la


porción disponible y se regula la mejora a determinados herederos que
se encuentran en una situación de vulnerabilidad).

1.1.3. Estructura en el Código Civil y Comercial de la


Nación
La sucesión por causa de muerte se encuentra regulada en el Libro Quinto, bajo
el nombre de “Transmisión de derechos por causa de muerte”, desde el art.
2277 al 2531. Este libro está integrado por once títulos, los que en su mayoría
se subdividen en capítulos, y algunos de éstos últimos, en secciones.

De esta manera, el Libro Quinto presenta la siguiente organización:

Título 1: Sucesiones
 Capítulo 1: Disposiciones generales

 Capítulo 2: Indignidad

Título 2: Aceptación y renuncia de la herencia

2
 Capítulo 1: Derecho de opción

 Capítulo 2: Aceptación de la herencia

 Capítulo 3: Renuncia de la herencia

Título 3: Cesión de herencia


Título 4: Petición de herencia
Título 5: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo.
Título 6: Estado de indivisión
 Capítulo 1: Administración extrajudicial

 Capítulo 2: Indivisión forzosa

Título 7: Proceso sucesorio


 Capítulo 1: Disposiciones generales

 Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero

 Capítulo 3: Inventario y avalúo

 Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión

o Sección 1: Designación, derechos y deberes del administrador

o Sección 2: Funciones del administrador

 Capítulo 5: Pago de deudas y legados

 Capítulo 6: Conclusión de la administración judicial

Título 8: Partición
 Capítulo 1: Acción de partición

 Capítulo 2: Modos de hacer la partición

 Capítulo 3: Colación de donaciones

 Capítulo 4: Colación de deudas

 Capítulo 5: Efectos de la partición

 Capítulo 6: Nulidad y reforma de la partición

 Capítulo 7: Partición por los ascendientes

o Sección 1: Disposiciones generales

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o Sección 2: Partición por donación

o Sección 3: Partición por testamento

Título 9: Sucesiones intestadas


 Capítulo 1: Disposiciones generales

 Capítulo 2: Sucesión de los descendientes

 Capítulo 3: Sucesión de los ascendientes

 Capítulo 4: Sucesión del cónyuge

 Capítulo 5: Sucesión de los colaterales

 Capítulo 6: Derechos del Estado

Título 10: Porción legítima


Título 11: Proceso sucesorio
 Capítulo 1: Disposiciones generales

 Capítulo 2: Forma de los testamentos

o Sección 1: Disposiciones generales

o Sección 2: Testamento ológrafo

o Sección 3: Testamento por acto público

 Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento

 Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios

 Capítulo 5: Legados

 Capítulo 6: Revocación y caducidad de las disposiciones

 Capítulo 7: Albaceas

1.2. Sucesión: Definición. Por actos entre


vivos. Por mortis causa
Con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se
produce el cambio o sustitución de un sujeto por otro en la titularidad del
derecho sobre el objeto de una relación jurídica. En tal sentido, la sucesión

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provoca una modificación subjetiva de la relación jurídica, aunque queda
inalterado –en principio– su contenido y objeto. De esta manera, se produce
una trasmisión, pues el derecho que pertenecía a un sujeto ha pasado a otro.
Dicha transmisión puede ser realizada por actos entre vivos o por mortis causa.
Por acto entre vivos, es cuando la transmisión de los derechos y obligaciones
patrimoniales se origina en un acto jurídico manifestado en un negocio válido –
compraventa, donación–. La sucesión mortis causa tiene como presupuesto
necesario y determinante la muerte del sujeto a quien se habrá de suceder y
comprende los siguientes elementos:

1) el difunto, de quien dimana la sucesión;

2) el sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser universal o
particular;

3) y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la herencia.

Pérez Lasala (2014) expresa que “la sucesión en sentido técnico-jurídico no es


más que la sucesión universal mortis causa, es decir, la del heredero y no la del
legatario que es un simple adquirente” (p. 17). Por ello, desagrega la sucesión
para referirse a la de tipo universal por oposición a las adquisiciones mortis
causa, que son las particulares. Esta es una de las posiciones doctrinarias; sin
embargo, la mayoría de los autores utilizan el término sucesión para referirse
tanto a la universal como a la particular.

En definitiva, la sucesión entre vivos es aquella en la que la fuente de la


transmisión es un acto jurídico realizado por el titular del derecho, mientras
que en la sucesión por causa de muerte, el hecho jurídico generador de la
transferencia de los derechos es la muerte de su titular.

1.3. Sucesión por causa de muerte:


universal y a título particular.
Definiciones. Fundamentos
Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser
universal o particular.

La sucesión por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

1. apertura de la sucesión;

2. la vocación del sucesor;

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3. la aceptación.

La sucesión universal supone la subrogación en la posición jurídica del


causante, pues el sucesor ocupa el lugar del difunto en las relaciones jurídicas
de las que era titular y que no se extinguieron con su muerte. Es decir, el
sucesor ocupa la posición jurídica del causante en los derechos transmisibles;
en consecuencia, en principio, adquiere sus bienes y asume sus deudas.

Esta regla general contiene excepciones, pues hay posiciones jurídicas


patrimoniales que no se transmiten al heredero y hay otras que nacen en
cabeza de éste con motivo de la muerte del autor de la sucesión.

En tal sentido, el art. 2280 prescribe que “desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa,
con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la
posesión de lo que el causante era poseedor”1.

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características:

a) el cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas


existentes en vida del causante ni la creación de otras nuevas;

b) se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones


jurídicas.

Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del
causante es que en la adquisición de la herencia no se altera el título por el cual
es recibida. Esto significa que el heredero sigue siendo comprador, permutante,
etcétera, del derecho que le transfirió el difunto.

En la sucesión universal, se transmite la universalidad o una parte indivisa de la


herencia. Así, podemos distinguir dos aspectos en esta sucesión:

1) el sustantivo: dado por la sucesión en la posición jurídica del causante,


que justifica la continuación de las relaciones jurídicas del causante, con
las consecuencias descriptas precedentemente;

2) el adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la


universalidad o parte alícuota de la herencia2.

Por su parte, la sucesión particular procede cuando se transmite un bien


particular o un conjunto de bienes que integran la herencia.

1 Art. 2280, relativo a la situación de los herederos. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro
Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.
2 Art. 2278, relativo al heredero y al legatario. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro

Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

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El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las
deudas de éste, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo
caso su responsabilidad se limita al valor de lo que recibe3; asimismo, responde
por ellas en el supuesto que le sean atribuidas como carga del legado.

Un sector de la doctrina, al que adhiere Pérez Lasala (2014), sostiene que en la


adquisición a título particular no sólo cambia el sujeto de la relación jurídica,
sino también “el título constitutivo, que es el acto que sirve para transmitir el
derecho” (p. 400). Es decir, el legatario adquiere el derecho de un acto
diferente del realizado entre el causante y el causahabiente.

1.3.1. Sistemas: Sucesión en la persona y en los bienes.


Orígenes y consecuencias. Sistema seguido por el
Código Civil y Comercial de la Nación
Entre los sistemas sucesorios, podemos señalar dos formas básicas para
estructurar la transmisión sucesoria:

 Sucesión en la persona o sistema romano

 Sucesión en los bienes o sistema germano

El primero establece que la sucesión implica que el heredero continúa a la


persona del difunto, en tanto que el segundo se basa en la sucesión en los
bienes (Borda, 1994).

La sucesión en la persona tenía antiguamente un fundamento religioso, pues


ante la muerte de un sujeto, era indispensable que alguien ocupara
inmediatamente su lugar para que el culto familiar no se interrumpiese.
Además, era fundamental que alguien ejerciera la autoridad del difunto dentro
de la familia.

En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber
moral y religioso. Pero cuando decayó el culto familiar, la repudiación de la
herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron comunes. A
raíz de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del
heredero, quien sólo recibía cargas.

Cuando fue perdiendo su influencia el sentimiento religioso, la idea de la


continuación de la persona subsistió por una razón de tradición jurídica y
también porque así se explicaba cómo las deudas del causante pasaban a
gravitar sobre el heredero.

3Art. 2319, relativo a la acción contra los legatarios. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro
Quinto, Título V. Código Civil y Comercial de la Nación.

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El sistema romano adquirió un renovado impulso con el aporte de Aubry y Rau.
Estos autores sostuvieron que el patrimonio es un atributo de la personalidad,
una universalidad de derecho independiente de los elementos concretos que lo
integran (como se cita en Borda, 1994, 1119/10 y ss.).

No se concibe hoy, por lo tanto, persona sin patrimonio, y este no es


susceptible de alienación total o parcial. Por tal razón, no puede concebirse la
transmisión del patrimonio a los herederos sino mediante la ficción de que
éstos continúan la persona del causante. El sistema romano viene así a dar
explicación de la transmisión de los derechos y deudas.

Las consecuencias de este sistema pueden sintetizarse en que:

 se opera la confusión de patrimonios del causante y del heredero: el


heredero responde ultra vires, es decir, con sus propios bienes si los
dejados por el causante no alcanzan a cubrir sus deudas, y los
acreedores del causante concurren en igualdad de derecho con los del
heredero a cobrarse sus créditos de la masa de bienes formada después
de la transmisión;

 el heredero continúa la posesión del causante en el mismo carácter que


aquel;

 la sucesión debe ser única y estar sujeta a una sola ley, puesto que se
trata de la transmisión de una universalidad indivisible.

Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una


ficción.

Con relación a la idea romana, el concepto germano de la transmisión


hereditaria era muy distinto. Cuando el jefe de la familia fallecía, la asamblea
de la tribu le entregaba los bienes; el heredero pagaba entonces todas las
deudas y se quedaba con el remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba
que no había confusión de patrimonio y que las deudas del difunto no pesaban
sobre los bienes del heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el heredero
sucedía al causante únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta
tanto aquellos bienes alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario
recurrir a la ficción de la continuación de la persona. Por lo tanto, en el sistema
de la sucesión de los bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.

En nuestro derecho, el sistema del Código de Vélez recibió la influencia de


Aubry y Rau y siguió su teoría con todas sus consecuencias. En el artículo 3281,
regulaba que la sucesión a título universal era la que tenía por objeto un ideal,
sin consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. En
el artículo 3417 establecía el sistema de la continuación de la persona. De todo
ello resultaba la confusión del patrimonio del heredero con el del causante.

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El Código Civil y Comercial de la Nación –afirma Pérez Lasala (2014) –ha
aceptado implícitamente la teoría de la sucesión en la posición jurídica del
causante, y explícitamente, la teoría de la adquisición de la totalidad o de una
parte indivisa de los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la
posición jurídica del causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le
transmiten los bienes y asume las deudas. Es decir, hay posiciones jurídicas que
pasan del causante al heredero de manera objetivamente idénticas. Son estas
en las que se da realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del
autor de la sucesión. Sin embargo, también hay relaciones jurídicas que no se
transmiten al heredero.

Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían
en el causante, pero que nacen con motivo de su muerte.

1.3.2. Sucesión intestada y testamentaria.


Caracterización
La sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria,
según la naturaleza de la fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión
proviene de la ley o de la voluntad del sujeto expresada en testamento.

Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código
establece que “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de
su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle
por el testamento o por la ley”4.

La sucesión intestada es la deferida por la ley al cónyuge y a los parientes más


próximos del causante, conforme a un determinado orden establecido por la
misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la voluntad del causante
manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que
“las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus
ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del
cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este
Código”5. El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la
voluntad presunta del difunto, dado por el reconocimiento del orden natural de
sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las


personas humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de
4 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.
5 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título IX. Código Civil y Comercial de la

Nación.

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su muerte, respetando las porciones legítimas…”6. Su fundamento reposa en el
respeto a la libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en
nuestro ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir
legitimarios, pero que alcanza su plena expresión a falta de éstos.

En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad
del causante o en parte por la ley y en parte por voluntad del causante. Esta
compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido receptada por el art.
2277, que establece: “Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes,
el resto de la herencia se defiere por la ley…”7.

La primera hipótesis procede cuando el causante tuviere herederos y no


hubiere testado; en este caso, la sucesión será en su totalidad deferida por la
ley. En el segundo supuesto, el testador no tiene legitimarios; por lo tanto, por
medio del testamento, determina quienes van a sucederlo. Por último, la
tercera hipótesis es aquella en la que el causante, si bien posee legitimarios,
dispone libremente de la porción disponible de la herencia.

Nuestro sistema legal contempla la libertad del autor de la sucesión de


disponer de su patrimonio, siempre que respete las porciones legítimas, si
existiesen legitimarios.

En definitiva, cuando no hay legitimarios, el causante tiene libertad para


distribuir sus bienes como estime conveniente. Si, en cambio, el causante
decide no testar o las disposiciones testamentarias fueren ineficaces y tiene
herederos, la misma ley adjudica su patrimonio a sus parientes y cónyuge en
determinado orden.

De allí la íntima vinculación con el derecho de familia, porque la estructuración


de ella repercutirá en el derecho sucesorio, y viceversa.

Dentro del llamamiento hecho por la ley, hay que hacer una distinción, a saber:

 Existe un llamamiento imperativo que corresponde a aquellos miembros


de la familia a los que la ley les atribuye una porción de la herencia –
legítima– de la cual no pueden ser privados; estos son los legitimarios.

 Existe también un llamamiento supletorio que tendrá vigencia a falta de


legitimarios y a falta de herederos instituidos por el causante en su
testamento. Los herederos llamados supletoriamente se denominan
legítimos; de allí la posible confusión, ya que se designa legítimo al
heredero llamado a la sucesión por la ley -que constituye el género- y
asimismo, una especie dentro de ellos recibe el mismo nombre.

6 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI. Código Civil y Comercial de la
Nación.
7 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la

Nación.

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Para clarificar la situación, se indicará cómo funcionan estos llamamientos.

En primer lugar, hay que verificar si existen herederos designados por la ley que
tengan un llamamiento imperativo, es decir, que existan legitimarios, pues de
ser así, el causante sólo podrá testar sobre la porción disponible. A falta de
legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera, y
entonces se encuadrará dentro de la sucesión testamentaria. Luego, a falta de
legitimarios y testamentarios, volverá a aplicarse el llamamiento deferido por la
ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes colaterales hasta el
cuarto grado.

1.3.3. Pactos sucesorios. Definición. Regulación legal


El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia
futura y cuyo contenido concierne a su organización o a un aspecto de esa
organización por referirse a disposiciones o transferencia de derechos
sucesorios eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras
cuestiones sucesorias.

El Código Civil y Comercial, manteniendo el régimen del Código de Vélez, no


admite la sucesión contractual. Expresamente, establece en el art. 1010 que:

La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni


tampoco pueden serlo los derechos eventuales sobre objetos,
excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición
legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva
o a participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la
conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la
prevención o solución de conflictos, pueden incluir disposiciones
referidas a futuros derechos hereditarios y establecer
compensaciones a favor de otros legitimarios. Estos pactos son
válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si no
afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los
derechos de terceros.8

Lo que se persigue con la excepción prevista en la norma es la protección de


una unidad de negocios, especialmente, la familiar.

Una especie dentro de la prohibición genérica receptada por este artículo,


corresponde a la imposibilidad de aceptar o renunciar a la herencia antes de la
muerte del autor de la sucesión, aun cuando se hicieran condicionadas al hecho

8Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título II. Código Civil y Comercial de la
Nación.

11
de la muerte. Así, el art. 2286 establece el “tiempo de la aceptación y la
renuncia. Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”9.

Maximiliano Flammá (2014, p. 40) sostiene que desde un aspecto


eminentemente técnico, la prohibición de aceptar o repudiar una herencia
futura es el corolario lógico del principio dispuesto por el art. 2277, pues antes
de la muerte del causante, no hay sucesor mortis causa ni se es titular de
derecho alguno que resulte susceptible de ser aceptado o repudiado.

Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que
regula el momento a partir del cual produce efectos la cesión de herencia10.

No obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis


causa. Entre ellos, podemos mencionar:
 Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código
Civil y Comercial autoriza a la persona que tiene descendientes a
efectuar la partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación
o testamento11.

 Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que si por


acto entre vivos a título oneroso, el causante transmite a alguno de los
legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes bajo reserva de
usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se presume iuris et de
iure la gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario. El
valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el
exceso debe ser colacionado12.

 Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una


cláusula de mejora, el cónyuge y los descendientes del causante están
exentos del deber de colacionar el valor de los bienes recibidos13.

1.4. Sucesores
Dentro de los sucesores mortis causa, nuestro Código distingue a los herederos
y a los legatarios. A su vez, los primeros pueden ser universales o de cuota.
Ambas categorías de sucesores son conceptualizadas por el art. 2278 del

9 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II. Código Civil y Comercial de la
Nación.
10 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título III. Código Civil y Comercial de la

Nación.
11 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VIII. Código Civil y Comercial de la

Nación.
12 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título X. Código Civil y Comercial de la

Nación.
13 Art. 2385, párr. 1. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VIII. Código Civil

y Comercial de la Nación.

12
Código Civil y Comercial en cuanto establece que “se denomina heredero a la
persona a quien se transmite la universalidad o una parte indivisa de la
herencia; legatario, al que recibe un bien particular o un conjunto de ellos” 14.

1.4.1. Heredero: Universal y de cuota


El heredero se subroga en la posición jurídica del causante y así recibe los
bienes del causante y asume las deudas. Ello se debe a que la figura del
heredero responde a una exigencia social que consiste en poner en el puesto
del difunto a una persona para que continúe sus relaciones jurídicas.

Sin embargo, el heredero ocupa una posición compleja que no es coincidente


en su totalidad con la del causante, pues hay relaciones jurídicas de este que le
son sustraídas a aquel, ya que muchos de los derechos y obligaciones del
causante desaparecen con él (derechos y obligaciones intransmisibles), así
como dentro de los derechos transmisibles, algunos se destinan a los legatarios
y se sustraen de la esfera patrimonial del heredero.

Asimismo, hay derechos y obligaciones que nacen en cabeza del heredero de


manera originaria, pero con motivo de la muerte del autor de la sucesión
(derecho de colacionar, cumplir con los legados, etc.).

En las posiciones derivadas es donde realmente se da la sucesión, pues son


aquellas posiciones jurídicas que pasan del causante al heredero
permaneciendo objetivamente idénticas.

La ocupación, por parte del heredero, de la posición jurídica del causante que le
otorga la calidad de tal y la adquisición de la propiedad de los bienes de aquel
se producen de manera simultánea. La asunción de las deudas del causante se
limita a los bienes o a su valor.

El heredero se encuentra habilitado a ejercer las acciones posesorias que le


hubieren pertenecido al causante. Excepcionalmente, puede ejercer acciones o
excepciones tendientes a reclamar o impugnar determinadas situaciones
jurídico-familiares del difunto.

El Código de Vélez receptaba la figura del legatario de parte alícuota, lo que


traía consecuencias complejas en la práctica y generaba una gran discusión
doctrinaria respecto a si se trataba de un sucesor universal o particular. Pero el
nuevo código ha puesto fin a este debate y define claramente a los herederos
universales y de cuota. En el art. 2486, establece: “Herederos universales. Los
herederos instituidos sin asignación de partes suceden al causante por partes

14 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I.

13
iguales y tienen vocación a todos los bienes de la herencia a los que el testador
no haya dado un destino diferente…”15; luego, el art. 2488 instituye:

Herederos de cuota. Los herederos instituidos en una fracción de


la herencia no tienen vocación a todos los bienes de ésta,
excepto que deba entenderse que el testador ha querido
conferirles ese llamado para el supuesto de que no puedan
cumplirse, por cualquier causa, las demás disposiciones
testamentarias.16

La diferencia entre ambas categorías de herederos está dada porque los


universales tienen derecho a acrecer, esto es, vocación a heredar todos los
bienes de la herencia a los que no les hubiesen asignado un destino distinto;
mientras que los de cuota carecen de tal derecho, salvo en los casos que la ley
o el testamento lo determine.

1.4.2. Legatario
Luego de haber realizado una breve descripción de los herederos universales y
de cuota, analizaremos la figura del legatario.

El legatario es aquel que recibe un bien particular o un conjunto de bienes que


componen la herencia.

El legado responde a la facultad otorgada al testador para atribuir a alguna


persona ventajas patrimoniales determinadas, en virtud de afectos familiares,
de amistad o de gratitud, entre otros. Puede consistir en una atribución
patrimonial, es decir, en una transmisión de derechos (legado de cosa cierta, de
suma de dinero, etc.). También encontramos legados que no suponen una
atribución patrimonial; estos son, en los que no se produce adquisición alguna
de derechos, por ejemplo, el legado de reconocimiento de deuda. En este
último caso, no es exacto hablar de sucesión, pues no se transmite derecho
alguno.

Un aspecto muy importante con respecto al legatario es que no sucede en la


posición jurídica del causante, por el contrario, sólo se trata de una adquisición
(cuando se transmiten derechos, pues hay legados que no suponen atribución
patrimonial –como dijimos en el párrafo anterior–) y allí se agota la relación con
el heredero o la sucesión del causante.

15 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI.
16 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI.

14
Una de las diferencias entre el heredero y el legatario está dada por el modo de
adquirir los bienes, pues el primero recibe la universalidad de los bienes del
causante o una parte alícuota, en tanto que el segundo recibe bienes
concretos. Desde otro costado, el primero responde por las deudas del
causante y su responsabilidad es intra vires (art. 2280: con los bienes que recibe
o con su valor si los enajenó), la que puede convertirse en ultra vires en
determinados casos (art. 2321); por el contrario, el legatario no responde por
las deudas del difunto, a no ser que se le impongan como cargas que
acompañan la atribución del legado, no haya bienes suficientes en la herencia o
se trate del legado particular de una universalidad (arts.2318, 2319, 2500) y
hasta el valor de lo recibido17.

Por último, el legatario sólo obtiene la posesión material del objeto de su


legado en virtud de la entrega que efectúa el heredero, el administrador de la
herencia o albacea.

A lo largo de la materia desarrollaremos estos aspectos con mayor


profundidad.

1.5. Contenido de la herencia


El artículo 2280 prescribe que:

Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los


derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción
de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la
posesión de lo que el causante era poseedor. Si están instituidos
bajo condición suspensiva, están en esa situación a partir del
cumplimiento de la condición, sin perjuicio de las medidas
conservatorias que corresponden.18

Conforme a ello, la herencia está compuesta por los derechos y obligaciones de


carácter patrimonial que se transmiten a los sucesores del causante, pero la
herencia no es idéntica al patrimonio del difunto, pues excepcionalmente hay
derechos y obligaciones patrimoniales que se extinguen con la muerte de su
titular y otros derechos que nacen derivados de la muerte, pero de manera
originaria en el heredero.

17Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014. Código Civil y Comercial de la Nación.
18Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.

15
Esto nos lleva a considerar que si bien muchas veces herencia y patrimonio son
usados como sinónimos, desde el punto de vista técnico jurídico no son
equivalentes. La herencia tiene un contenido necesariamente menor que el
patrimonio, porque aquella es el conjunto de bienes que se transmiten por
causa de muerte.

La herencia tiene dos acepciones:

1) subjetiva: se refiere a la situación subjetiva del heredero, esto es, a las


posiciones derivadas y originarias.

2) objetiva: indica el conjunto de relaciones jurídicas (derivadas y


originarias) que son objeto del fenómeno sucesorio.

Todos los derechos activos y pasivos de contenido patrimonial de los que era
titular el causante y que se trasmiten por sucesión hereditaria forman el
“caudal relicto”, que es el objeto de la trasmisión.

1.5.1. Derechos y obligaciones que componen la


herencia.
Componen el caudal relicto los derechos y obligaciones que integran una
situación jurídica derivada del causante. Por regla general, todo derecho
patrimonial es transmisible, mientras que no todo derecho extrapatrimonial lo
es. De igual manera se transmite la posesión que tenía el difunto.

El art. 2277 del Código Civil y Comercial, en su último párrafo, expresa que “a
herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se
extinguen con la muerte”.

Los herederos legitimarios –ascendientes, descendientes, cónyuge– son


investidos de pleno derecho, pues alcanzan la calidad de tales desde el día de la
muerte del causante, sin formalidad alguna y aun cuando ignoren la apertura
de la sucesión; salvo para los derechos registrales en los que se exige que para
transferirlos les haya sido reconocida su investidura por medio de la
declaratoria judicial de herederos19. En cuanto a los colaterales, deben ser
investidos de su calidad de herederos por el juez del proceso sucesorio. En las
sucesiones testamentarias, la calidad de heredero “resulta de la declaración de
validez formal del testamento” 20.

Realizadas estas aclaraciones, podemos señalar:


19 Art. 2337. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y
Comercial de la Nación.
20 Art. 2338. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y

Comercial de la Nación.

16
Derechos reales:

 En principio y salvo disposición legal en contrario, todos los derechos


reales se transmiten por herencia21.

 También se transmite el aspecto patrimonial de la propiedad intelectual.

 En cuanto a la posesión, el heredero continúa la del causante con las


mismas características que tenía.

 Así, para ejercer la acción por prescripción adquisitiva del inmueble


habitado por el autor de la sucesión, si existen varios herederos, debe
ser promovida por todos, pues cada uno tiene derechos del difunto de
manera indivisible.

Derechos y obligaciones derivados del contrato:

 En materia contractual, los sucesores continúan la posición jurídica del


causante, salvo que las obligaciones sean inherentes a la persona, la
transmisión resulte incompatible con la naturaleza de la obligación o se
encuentre prohibido por el contrato o por ley.22

 El contrato de obra o servicio no se resuelve por la muerte del


comitente, salvo que se haga imposible o inútil la ejecución.23

 En cuanto a la locación de inmuebles, se admite la transmisibilidad


activa y pasiva del contrato de locación por causa de muerte, salvo
pacto en contrario.24

Obligaciones y derechos derivados de fuente extracontractual

 Las consecuencias patrimoniales de un hecho ilícito, en principio, se


transmiten a los herederos del responsable (legitimación pasiva).
También se transmiten los derechos nacidos con ocasión del ilícito
(legitimación activa).

Estado de familia y acciones que la protegen

 Sólo pasan a los herederos ciertas acciones de filiación. Los legitimados


para actuar son aquellos que tienen vocación hereditaria actual o

21Art.1906. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Cuarto, Título I. Código Civil y Comercial
de la Nación.
22 Art.1024. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título II. Código Civil y

Comercial de la Nación.
23 Art.1259. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y

Comercial de la Nación.
24 Art.1189. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y

Comercial de la Nación.

17
eventual, es decir, que concurren a la herencia con el presunto hijo o
resultan desplazados o traídos a la herencia por él.

 Los recuerdos de familia (retratos, diplomas) que no tienen


prácticamente valor económico, pero pueden tener un importante valor
afectivo, son objeto de transmisión hereditaria.

 En cuanto a los sepulcros, forman parte del caudal relicto y son


transmisibles mortis causa.

1.5.2. Derechos y obligaciones que no se trasmiten por


causa de muerte
En primer lugar, es dable señalar que los derechos de la personalidad y
atributos de la persona concluyen con la muerte de su titular. Igualmente todos
los derechos y obligaciones que resultan del emplazamiento en el estado de
familia son inherentes a la persona e intrasmisibles por causa de muerte (no se
puede heredar o legar el carácter de padre o hijo).

En cuanto a los derechos reales:

 No se transmite el derecho de usufructo, uso y habitación; tampoco las


servidumbres personales.

En materia contractual:

 No se transmiten las obligaciones que sean inherentes a la persona, ni


tampoco cuando la transmisión resulte incompatible con la naturaleza
de la obligación o se encuentre prohibida por el contrato o por ley.25

 En cuanto al punto de vista del sujeto activo, los derechos se extinguen


por fallecimiento del acreedor si así lo estipula el contrato o cuando se
otorgan en atención a las cualidades que tiene determinada persona
(muerte del mandante) o por disposición de la ley (renta vitalicia).

 El pacto de preferencia en el contrato de compraventa no se transmite a


los herederos del vendedor pero sí a los del comprador.26

 La reversión de donaciones solo es válida a favor del donante y no se


transmite al donatario.

25 Art.1024. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título II. Código Civil y
Comercial de la Nación.
26 Art.1165. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y

Comercial de la Nación.

18
 Se establece la intransmisibilidad a los herederos de la continuación al
contrato de locación de inmuebles que es independiente de la sucesión.
Así lo determina expresamente el art.1190 del Código Civil y Comercial:

Si la cosa locada es inmueble, o parte material de un inmueble,


destinado a habitación, en caso de abandono o fallecimiento del
locatario, la locación puede ser continuada en las mismas
condiciones pactadas, y hasta el vencimiento del plazo
contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del
locatario ostensible trato familiar durante el año previo al
abandono o fallecimiento. El derecho del continuador en la
locación prevalece sobre el del heredero del locatario.27

 El contrato de obra o servicio se resuelve ante la muerte del contratista


o prestador salvo que se acepte continuarla con los herederos.28

Respecto a las sociedades de personas:

 La muerte de uno de los socios, a falta de convenio expreso en


contrario, implica la resolución parcial del contrato de sociedad. Por
otra parte, resultan obligatorias para herederos y socios las cláusulas
por al que se establece la continuación de la sociedad con los herederos
del socio fallecido.

Seguridad social:

 Se extinguen los beneficios otorgados, como jubilaciones y pensiones.

1.5.3. Derechos y obligaciones que nacen con motivo de


la muerte pero de manera originaria en los herederos
Se refiere a las situaciones jurídicas que no existían en cabeza del causante,
sino que nacen originariamente en el heredero, como consecuencia de su
condición de tal. Estas no integran el caudal relicto, ya que no estaban en el
patrimonio del causante. En otras palabras, son aquellas que nacen con motivo
de la muerte, están vinculadas al fenómeno sucesorio, pero crean situaciones

27 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y Comercial de la
Nación.
28 Art.1261. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y

Comercial de la Nación.

19
originarias en el heredero. Entre ellas, se pueden mencionar, desde el punto de
vista de los derechos (aspecto activo) que los sucesores pueden ejercer:

 acción de colación;

 acción de indignidad;

 acciones de protección de la legítima;

 acción de partición;

 acción de petición de herencia.

Desde el punto de vista de obligaciones (aspecto pasivo):

 deben responder por las cargas de la herencia;

 tienen la obligación de la entrega de los legados.

También hay derechos y obligaciones que nacen con ocasión de la muerte de


una persona, pero que están desvinculados del fenómeno sucesorio; entre
ellos, podemos mencionar: el derecho de pensión, la indemnización por la
muerte del trabajador, seguro de vida, derecho real de habitación del cónyuge
supérstite y la atribución de la vivienda en caso de muerte de uno de los
convivientes.

1.6. Apertura de la sucesión. Transmisión


de la herencia.
El art. 2277 expresa que “la muerte real o presunta de una persona causa la
apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas
a sucederle por el testamento o por la ley…”.29

Este artículo tiene especial importancia, ya que consagra tres principios


generales del derecho hereditario:

La muerte:

 determina la apertura de la sucesión;

 transmite de manera inmediata los bienes de la persona fallecida a sus


sucesores;

29Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.

20
 transmite la totalidad del patrimonio, excepto los derechos inherentes a
la persona.

Como la ley no quiere que la herencia quede vacante, estatuye que la


transmisión se opera en el momento de la muerte; la herencia se adquiere ipso
iure al momento de la apertura de la sucesión. Pero como tampoco se impone
la aceptación, se condiciona esa transmisión a que sea aceptada.

En el fenómeno sucesorio hasta la adquisición definitiva de la herencia,


podemos indicar ciertos momentos, algunos de los cuales coinciden
cronológicamente. Tales momentos tienen vigencia siempre que el heredero
adquiera de manera definitiva la herencia por medio de la aceptación. Si ello no
sucede, se considera que estos momentos no han existido.

Tabla 1: Momentos del fenómeno sucesorio

Apertura de la sucesión La sucesión de una persona se abre


siempre y forzosamente en el
momento de su muerte.

Vocación a la herencia Es un llamamiento en abstracto


realizado en el momento de la muerte
del causante.
Se dirige a todos los posibles
herederos.
Puede ser efectuado por la voluntad
del difunto o por la ley.

Delación de la herencia Es el llamamiento concreto y efectivo


a los herederos que no tienen
obstáculo para adquirir la herencia.
Se produce una adquisición
provisional.

Adquisición de la herencia La adquisición provisional se consolida


con la aceptación de la herencia
efectuada por el heredero ya sea de
manera expresa o tácita.

Fuente: elaboración propia

Detallados tales momentos, es necesario precisar que en nuestro derecho –en


principio– no se produce la herencia yacente. Ésta se configura en aquellos

21
ordenamientos jurídicos en los que la herencia se adquiere mediante
aceptación y, por lo tanto, existe un período de tiempo que va desde la
apertura de la sucesión hasta la aceptación, durante el cual la herencia carece
de titular actual. En cambio, en los ordenamientos jurídicos –como el nuestro–
la herencia se adquiere ipso iure al momento de la apertura de la sucesión. Sin
embargo, la regla no es absoluta, pues existen algunos supuestos excepcionales
que se producen por la vacancia actual de la titularidad hereditaria o por el
estado de hecho de incertidumbre sobre la identidad del heredero, a saber:

 El heredero instituido bajo condición suspensiva: no tiene vocación


actual durante el tiempo que transcurre desde la muerte del causante y
hasta el cumplimiento de la condición, período en el cual la herencia no
pertenece al causante ni al instituido bajo condición.

 La institución de heredero a favor de la persona jurídica a fundarse


hasta tanto no se haya constituido.

 Cuando no hay herederos testamentarios o legítimos, o los existentes


han renunciado a la herencia y corresponde iniciar el trámite de
vacancia a favor del fisco.

 Cuando el heredero no es conocido.

Ingresando al análisis de la transmisión hereditaria, podemos individualizar


cuatro elementos:

1. Transmisor: Es el causante, que debe ser una persona física, pues el


derecho de familia estudia las relaciones entre personas físicas.

2. Receptor: herederos y legatarios.

3. Objeto: son todos los derechos transmisibles. Los no transmisibles no


forman parte del caudal relicto (que son los bienes del causante al
momento de morir). Los derechos extrapatrimoniales se extinguen con
la muerte de su titular, mientras que los derechos patrimoniales –en
principio– se transmiten a los herederos, pues hay derechos inherentes
al patrimonio que no son susceptibles de transmisión.

4. Título o causa: esta trasmisión de derechos se opera en virtud de la ley


(lo que da origen a la sucesión legítima, ab intestado o intestada) o por
un llamado hecho por el causante por medio de un testamento (lo que
da origen a la sucesión testamentaria).

1.6.1. Apertura de la sucesión. Momento en que opera.

22
La muerte real o presunta es el hecho jurídico que causa de manera simultánea
la apertura de la sucesión de la persona fallecida y la transmisión de la herencia
a los llamados a recibirla por ley o por testamento. Una vez sucedida la muerte,
la ley o la voluntad del causante producirán el llamamiento a una o más
personas para que reciban la herencia.

La muerte real se produce con el fallecimiento de una persona, mientras que la


muerte presunta procede en el supuesto de ausencia de una persona sin que se
tenga noticias de ella durante el tiempo establecido por la ley. En este
supuesto, se requiere que sea declarada por el juez.

La determinación del momento preciso de la muerte puede tener gran


trascendencia en materia hereditaria si entre quienes mueren casi al mismo
momento, existen derechos sucesorios.

1.6.2. Supuesto de conmoriencia


Se refiere al caso en que dos o más personas que tienen derechos hereditarios
entre sí fallecen en un mismo desastre o acontecimiento (terremoto, incendio,
etc.) o en cualquier otra circunstancia (p. ej.: dos personas fallecen en lugares
diferentes sin poder determinarse quién murió primero).

El Código Civil y Comercial, en su art. 95, presume la contemporaneidad de los


fallecimientos; esto es, que se considera que todas murieron en el mismo
instante si no es posible precisar quién falleció primero; en consecuencia, no se
puede alegar transmisión alguna de derechos entre ellos.

1.6.3. Supuesto de ausencia con presunción de


fallecimiento
Nuestro Código, en el capítulo 7 del título 1 del libro primero, regula lo relativo
a la presunción de fallecimiento. Tal presunción procede cuando una persona
se ausenta de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres
años. El plazo se cuenta desde la fecha que se tuvo la última noticia del
ausente.

En este caso, la declaración judicial del fallecimiento presunto se asimila a la


muerte comprobada. La sentencia debe contener el día presuntivo de la muerte
y, si es posible, la hora; de lo contrario, se tiene por sucedida la expiración ese
día.

23
La determinación de dicho día tiene gran importancia, ya que la sucesión se
considera abierta en ese momento y determinará quiénes tienen vocación y
delación hereditarias.

Respecto a la entrega de los bienes a los herederos y legatarios, el art. 91 del


Código Civil y Comercial señala que recibirán los bienes del declarado
presuntamente fallecido, previa formación de inventario. Asimismo, se dispone
que el dominio debe inscribirse en el registro correspondiente con la
prenotación del caso. Entre sus facultades, pueden hacer la partición de los
bienes, pero no enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial.

Si una vez entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene noticia cierta
de su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento,
procediéndose a la devolución de tales bienes a petición del interesado.

Por su parte, el art. 92 preceptúa que la prenotación queda sin efecto luego de
transcurridos cinco años desde la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta
años desde el nacimiento de la persona. Desde ese momento, puede
disponerse libremente de los bienes, y si sucediera que el ausente reaparece,
éste podrá reclamar:

a) “la entrega de los bienes que existen en el estado en que se


encuentran;

b) los adquiridos con el valor de los que faltan;

c) el precio adeudado de los enajenados;

d) los frutos no consumidos”.30

1.6.4. Delación de la herencia


La delación supone un llamamiento concreto a determinados herederos y
efectivo, porque con ella se adquiere la herencia, en virtud de que los llamados
carecen de obstáculos para adquirirla.

Es importante distinguir la delación de la figura de la vocación. Esta última es


un llamamiento a todos los posibles herederos, efectuado por la ley o la
voluntad del difunto. Dentro de este llamamiento, pueden existir herederos
llamados subsidiariamente o afectados por alguna inhabilidad o ser indignos;
por lo tanto, la delación presupone la vocación.

En nuestro derecho, desde la delación hay heredero, con la salvedad de que


puede dejar de serlo si renuncia a la herencia, pues se trata de un adquirente

30Art. 92. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Primero, Título I. Código Civil y Comercial
de la Nación.

24
provisional. De allí, que la delación y la adquisición provisional se producen
siempre en el mismo instante.

En conclusión, se adquiere provisionalmente la herencia como consecuencia


del llamamiento concreto y efectivo, que es la delación. Tal adquisición no
requiere la intervención de la voluntad del tercero.

1.6.5. Adquisición
Nuestro Código recepta el sistema de la adquisición ipso iure de la herencia. En
consecuencia, el heredero a quien se ha deferido la herencia se hace titular de
ella desde el momento de la apertura de la sucesión. Es decir, entre la apertura
de la sucesión y la adquisición no media intervalo de tiempo alguno. Así lo
determina el art. 2280 del Código Civil y Comercial, cuando prescribe que
“desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y
acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son
transmisibles por sucesión…”31.

Como ya mencionamos, se trata de una adquisición provisional, pues el


heredero tiene la facultad de renunciar a la herencia, lo que tendrá efecto
retroactivo y, por lo tanto, se considerará que nunca ha sido heredero.
Asimismo, puede consolidar su adquisición por medio de la aceptación de la
herencia, que constituiría la aceptación definitiva, que puede ser expresa o
tácita32.

1.6.6. Efectos de la transmisión


La muerte, la apertura y la transmisión se producen en el mismo instante del
fallecimiento. En consecuencia:

 En ese momento debe verificarse el requisito de la existencia del sucesor


y su habilidad para suceder33. La indignidad para suceder también se
entiende referida al momento del fallecimiento.

 Los sucesores a título universal adquieren la propiedad de los bienes


hereditarios.34

31 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.
32 Art.2293. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II. Código Civil y

Comercial de la Nación.
33 Art.2279. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial

de la Nación.
34 Art.2280. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial

de la Nación.

25
 Los herederos legitimarios quedan investidos de la calidad de
herederos.35

 Nace la comunidad hereditaria, si hubiese más de un heredero.

 A partir de allí, los herederos pueden aceptar o repudiar la herencia.


Comienza a correr el plazo de veinte años para aceptarla o repudiarla.36

 A ese instante se retrotrae el efecto declarativo de la partición.37

 Comienza a correr el curso de prescripción de las acciones sucesorias.

 La ley que rige la sucesión es la vigente al tiempo del fallecimiento del


causante, correspondiente a su último domicilio.38

 La competencia: juez del último domicilio al producirse el fallecimiento –


fuero de atracción–. En caso de un heredero único, las acciones
personales de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción,
ante el juez del último domicilio del causante o ante el que corresponde
al domicilio del heredero único.

1.7. Personas que pueden suceder


El Código Civil y Comercial, en su terminología, no habla de capacidad o
incapacidad para suceder, sino que se refiere a las personas que pueden
suceder y las que son inhábiles para ello. Sin embargo, esto no implica que
desaparezca la noción de capacidad, que es la causa por la cual se puede o no
suceder.

La capacidad es la aptitud legal para ser titular del derecho a recibir por
sucesión los derechos activos y pasivos transmisibles del causante. Tal
capacidad es la de derecho y debe acreditarse al momento de la muerte del
autor de la sucesión, salvo en el caso de las fundaciones creadas por
testamento que obtengan la autorización del Estado para funcionar.

La capacidad para suceder ser rige por la ley del domicilio del causante al
tiempo de su fallecimiento.

35 Art.2337. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y
Comercial de la Nación.
36 Arts.2287 y 2289. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II. Código Civil y

Comercial de la Nación.
37 Art.2403. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título III. Código Civil y

Comercial de la Nación.
38 Arts.2644 y 2466. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Sexto, Título IV, y Libro Quinto,

Título XI, respectivamente. Código Civil y Comercial de la Nación.

26
Debemos distinguir la capacidad, de la vocación y la delación hereditaria. La
vocación implica un llamamiento virtual de todos los posibles herederos, hecho
por la ley o por el testador; la delación es el llamamiento concreto de quien no
tiene impedimento para adquirir la herencia; por ello, la capacidad es un
presupuesto subjetivo de la delación.

Para que el heredero con vocación tenga delación, es decir, el concreto y


efectivo llamamiento de la herencia y pueda adquirirla, debe ser una de las
personas autorizadas por la ley para suceder.

El art. 2279 del Código Civil y Comercial establece que:

Pueden suceder al causante:

a) las personas humanas existentes al momento de su muerte;

b) las concebidas en ese momento que nazcan con vida;

c) las nacidas después de su muerte mediante técnicas de


reproducción humana asistida, con los requisitos previstos
en el artículo 561;

d) las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las


fundaciones creadas por su testamento.39

En cuanto al inciso b), la persona humana debe estar concebida y nacer con
vida. Si no naciere con vida, se considera que nunca existió.

Respecto al inciso c), es dable señalar que, en un primer momento, el Proyecto


de Código hacía una remisión al art. 563, lo que implicaba reconocer que las
personas concebidas por las técnicas de reproducción humana asistida –TRHA–
luego de la muerte del causante podían sucederlo; luego esto fue suprimido.
Sólo pueden sucederlo las nacidas luego de la muerte del causante habiendo
utilizado estas técnicas y siempre que se cumplimenten los requisitos
establecidos sobre el consentimiento informado.

La persona concebida tiene capacidad hereditaria; sus representantes legales


administran sus bienes y esos actos son válidos respecto del heredero que
resulte ulteriormente; solo que la muerte antes del nacimiento opera una
extinción retroactiva de todos sus derechos, al punto que la ley la reputa como
si nunca hubiera existido.

39Art. 2279. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y
Comercial de la Nación.

27
Con relación al inciso d), se establece que pueden suceder las fundaciones
creadas por testamento. A esto hay que relacionarlo con el art. 193 del Código
Civil y Comercial, en cuanto establece que si el fundador es una persona
humana, puede disponer su constitución por acto de última voluntad. Como ya
dijimos precedentemente, la fundación debe obtener la autorización del Estado
para poder funcionar.

1.8. Indignidad
1.8.1. Noción. Fundamento
La indignidad es una sanción legal impuesta en una sentencia judicial, en virtud
de la cual el heredero o legatario que ha incurrido en determinadas ofensas
contra el difunto tipificadas por la ley, queda privado de la herencia. Por ello,
no es indigno frente a cualquier sucesión, sino frente a determinada sucesión.

El fundamento de la sanción reside en:

1) la presunta voluntad del causante de excluir al indigno de la sucesión,


pues se regula la posibilidad del perdón;

2) el sentimiento de moral social.

En cuanto a la relación de la delación y la indignidad, cabe destacar que la


indignidad actúa como presupuesto de la delación, pues el declarado indigno
carece de llamamiento efectivo y, por lo tanto, no se lo puede considerar
heredero por el lapso que va desde la apertura de la sucesión hasta la
declaración de la indignidad.

Respecto a quienes pueden ejercer la acción, el art. 2283 prescribe:

La exclusión del indigno sólo puede ser demandada después de


abierta la sucesión, a instancia de quien pretende los derechos
atribuidos al indigno. También puede oponerla como excepción
el demandado por reducción, colación o petición de herencia. La
acción puede ser dirigida contra los sucesores a título gratuito
del indigno y contra sus sucesores particulares a título oneroso
de mala fe. Se considera de mala fe a quien conoce la existencia
de la causa de indignidad.40

40Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.

28
La acción de indignidad tiene por finalidad obtener la declaración de
indignidad, cuya consecuencia inmediata es la exclusión del heredero, al que se
considera que nunca ha sido tal. Se trata de una acción personal que persigue la
declaración de indignidad sin incluir lo relativo a transferencia de los bienes al
demandante. Por ello, cuando el demandado se encuentra en posesión de los
bienes, es conveniente ejercer también la acción de petición de herencia a fin
de que se le entreguen los bienes hereditarios.

Esta declaración de indignidad puede entablarse como acción o excepción. Lo


primero corresponde cuando se entabla contra el indigno que se encuentra en
posesión material de la herencia; lo segundo, cuando el poseedor material de la
herencia es el heredero real, entonces éste opone excepción por indignidad.

Los legitimados activos para plantear la acción son:

 los descendientes;

 los ascendientes;

 el cónyuge;

 los herederos instituidos a fin de proteger la porción que pudiese


corresponderles;

 el fisco, si por falta del indigno tiene que recibir los bienes hereditarios.

Respecto a los legatarios, no hay una posición unánime en la doctrina: una


parte considera que los legatarios no pueden ejercer la acción (Pérez Lasala,
2014, p. 432); otros sí le reconocen esta acción cuando se pretende evitar la
reducción de la liberalidad (Rolleri, Pagotto y Dangeli, 2014, p. 32).

Con relación a la legitimación pasiva, pueden ser declarados indignos los


herederos llamados por ley o testamento y los legatarios. Cabe la acción contra
los herederos del indigno siempre que no hereden por representación.

Desde otra arista, el art. 2284 prescribe que:

Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el


transcurso de tres años desde la apertura de la sucesión, y al
legatario indigno por igual plazo desde la entrega del legado. Sin
embargo, el demandado por el indigno por reducción, colación o
petición de herencia, puede invocar la indignidad en todo
tiempo.41

41Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.

29
La finalidad de la norma es que no quede por tiempo indefinido sin aclararse la
situación del indigno que se encuentra en posesión material de la herencia.

Una innovación en este punto está dada por el modo de contar el término de
caducidad, que para el heredero es de tres años desde la apertura de la
sucesión y para el legatario es de tres años desde la entrega del legado.

En el primer supuesto del artículo, el heredero indigno está en posesión


material de la herencia; por ello, los demás herederos solicitan la declaración
de indignidad y el reintegro de los bienes hereditarios.

El segundo supuesto es el que procede cuando el indigno no se encuentra en


posesión material de la herencia, sino que la tiene otro heredero. El heredero
indigno demanda al heredero poseedor, quien podrá oponerle la excepción de
indignidad en todo tiempo.

Una cuestión que resulta necesario indicar es la supresión en el Código de la


figura de la desheredación y la ampliación de las causales de indignidad. Es
dable apuntar que la desheredación consistía en la privación de la legítima a los
legitimarios en virtud de una causa justa, demostrable, taxativamente
enumerada en la ley y expresada en el testamento. En los fundamentos del
Proyecto de Código, se manifestó que dichas modificaciones (es decir, la
eliminación de esta figura y el incremento de causas de indignidad) obedecen a
evitar una doble regulación para situaciones prácticamente idénticas. Esto ha
sido objeto de fuertes críticas por prestigiosos autores que estiman que existen
claras diferencias que admiten mantener ambas instituciones, ya que en la
desheredación es el propio sujeto el que califica la conducta de su futuro
sucesor; de esta manera, puede defender la porción legítima del resto de sus
sucesores frente a alguno que no mereciera adquirir mortis causa (Rolleri,
Pagotto y Dangeli, 2014, pp. 22-23). Asimismo, sostienen que si se admite que
ciertos parientes deben recibir necesariamente una determinada porción de
bienes del difunto, aun contra la voluntad de éste, con más razón debe
asegurarse su derecho a excluir por testamento a alguien cuando medien justas
causas (Córdoba, 2014).

1.8.2. Causales. Consecuencias


El art. 2281 enuncia las siguientes causas de indignidad (se alternan
comentarios):

Son indignos de suceder:

30
a) los autores, cómplices o partícipes de delito doloso contra la
persona, el honor, la integridad sexual, la libertad o la propiedad
del causante, o de sus descendientes, ascendientes, cónyuge,
conviviente o hermanos. Esta causa de indignidad no se cubre
por la extinción de la acción penal ni por la de la pena;

La norma comprende los delitos dolosos; en consecuencia, no alcanza a los


delitos culposos. Dentro de los delitos dolosos, no se limita al homicidio o
tentativa como regulaba el código de Vélez, sino que incluye un amplio
espectro de hechos que afectan distintos bienes jurídicos protegidos. Otra
novedad del inciso es la incorporación de la figura del conviviente.

b) los que hayan maltratado gravemente al causante, u ofendido


gravemente su memoria;

Esta causal es genérica por lo que serán la doctrina y la jurisprudencia quienes


establecerán las pautas sobre el alcance del término “gravedad”.

c) los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito


penado con prisión o reclusión, excepto que la víctima del delito
sea el acusador, su cónyuge o conviviente, su descendiente,
ascendiente o hermano, o haya obrado en cumplimiento de un
deber legal;

La norma se refiere a un delito penado con prisión o reclusión, cualquiera sea el


tiempo establecido en la condena. Esta causal no es absoluta, el mismo inciso
determina los casos en que no se configura la indignidad.

d) los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante,


dentro de un mes de ocurrida, excepto que antes de ese término
la justicia proceda en razón de otra denuncia o de oficio. Esta
causa de indignidad no alcanza a las personas incapaces ni con
capacidad restringida, ni a los descendientes, ascendientes,
cónyuge y hermanos del homicida o de su cómplice;

31
El fundamento de esta causal es que el heredero que va a recibir una herencia
debe procurar el castigo del delincuente que ocasionó la muerte del causante.
La denuncia debe formularse dentro de un mes de ocurrida la muerte, salvo
que antes de ese término el juez ya se encuentre interviniendo en razón de otra
denuncia o de oficio.

e) los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al


causante los alimentos debidos, o no lo hayan recogido en
establecimiento adecuado si no podía valerse por sí mismo;

Esta causal recepta dos supuestos. Respecto a los alimentos, para algunos
autores, la causal no exige reclamo judicial o que hayan sido fijados
judicialmente (Pérez Lasala, 2014); para otros, por razones de seguridad, sólo
se configura la causal cuando media incumplimiento de una resolución que
establece la cuota alimentaria (Mazzingui, 1996).

En cuanto al supuesto de no recoger al causante en establecimiento adecuado,


la norma establece que aquel no debe poder valerse por sí solo, pero no exige –
como lo hacía el Código de Vélez– que se encuentre demente y abandonado.

f) el padre extramatrimonial que no haya reconocido


voluntariamente al causante durante su menor edad;

La falta de reconocimiento debe haberse dado durante la minoridad, por lo


tanto, si tal reconocimiento se efectuó después de la mayoría de edad, lo
alcanza esta causal.

g) el padre o la madre del causante que haya sido privado de la


responsabilidad parental;

h) los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante


para que otorgue testamento o deje de hacerlo, o lo modifique,
así como los que falsifiquen, alteren, sustraigan, oculten o
sustituyan el testamento;

Esta causal se funda en el propósito de proteger la libre manifestación de la


voluntad del testador o el cumplimiento de esa voluntad.

32
i) los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud
que permiten revocar las donaciones.42

El art. 1571 detalla las causas de ingratitud que autorizan a revocar las
donaciones. A saber:

a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante,


su cónyuge o conviviente, sus ascendientes o descendientes; b)
si injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su
honor; c) si las priva injustamente de bienes que integran su
patrimonio; d) si rehúsa alimentos al donante…43

Por último, el artículo expresa que “en todos los supuestos enunciados, basta la
prueba de que al indigno le es imputable el hecho lesivo, sin necesidad de
condena penal”44. Ello sólo resulta aplicable cuando se trata de supuestos en
que la conducta del indigno implica delito.

Cabe señalar que las causales previstas en la norma son de interpretación


restrictiva, atenta a la naturaleza sancionatoria de la indignidad; además, son
de carácter excepcional y limitadas, es decir que no pueden extenderse a otras
situaciones, aun cuando sean de mayor gravedad.

Las causales pueden obedecer tanto a hechos positivos realizados por el


indigno como a omisiones o abstenciones.

El art. 2285 regula los efectos de la indignidad. Estos son:

Admitida judicialmente la exclusión, el indigno debe restituir los


bienes recibidos, aplicándose lo dispuesto para el poseedor de
mala fe. Debe también pagar intereses de las sumas de dinero
recibidas, aunque no los haya percibido.

42 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.
43 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y Comercial de la

Nación.
44 Art. 1571. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título IV. Código Civil y

Comercial de la Nación.

33
Los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante
renacen, así como las garantías que los aseguraban.45

En definitiva, una vez dictada la declaración judicial de indignidad, el indigno es


excluido de la sucesión y se considera que nunca ha heredado.

1) Efectos respecto al indigno:

Conforme a esta norma, se considera que el indigno es poseedor de mala fe en


el período anterior a la declaración judicial de indignidad y, en consecuencia,
debe restituir los bienes recibidos con todos los aumentos, mejoras, los frutos y
productos obtenidos y los que por su culpa dejó de percibir, además de los
intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque no los haya percibido. En
cuanto a las mejoras, hay que distinguir dos posibilidades: 1) si fueron
realizadas con frutos y productos de los bienes recibidos, debe entregarlas; 2) si
fueron realizadas con dinero propio, se aplica el art. 1938, del Código Civil y
Comercial.

Desde otro costado, el indigno puede reclamar las mejoras útiles, pero hasta el
límite del mayor valor adquirido por la cosa.

Por otra parte, renacen los derechos y obligaciones entre el indigno y el


causante, pues se considera que nunca hubo sido heredero; por lo tanto, los
créditos que tenga contra la sucesión son exigibles, y lo mismo sucede a la
inversa.

Desde otra arista, el indigno no está obligado a restituir los bienes que el
causante le hubiese donado, salvo que afectara la legítima, en cuyo caso estará
sometido a reducción.

2) Efectos respecto los descendientes del indigno:

Los hijos del indigno vienen a la sucesión [del causante de éste] por derecho de
representación.

3) Efectos respecto de terceros:

Las enajenaciones de los bienes hereditarios que el indigno haya realizado


antes de la declaración de indignidad son en principio válidas, sin perjuicio de
que los herederos puedan accionar contra el indigno por daños y perjuicios.

El art. 2283 del Código Civil y Comercial, en el segundo párrafo, sienta el


principio de protección a los terceros adquirentes a título oneroso y de buena
fe.

45Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.

34
1.8.3. Perdón
El perdón dado por el causante ofendido hace caer la indignidad.

Así como la indignidad debe ser probada por los herederos que se beneficiarán
con la exclusión del indigno, el perdón debe ser probado por el ofensor.

El artículo 2282 regula que “el perdón del causante hace cesar la indignidad. El
testamento en que se beneficia al indigno, posterior a los hechos de indignidad,
comporta el perdón, excepto que se pruebe el desconocimiento de tales
hechos por el testador”.46

De la norma se desprende que el perdón puede hacerse por testamento; sin


embargo, algunos autores señalan que esto no impide receptar otros medios.

Por otra parte, no es necesario que en el testamento conste de manera expresa


el perdón; se aceptan también los casos en que el testador instituyó heredero o
legatario a quien incurrió en una causal de indignidad, pues se presume iuris et
de iure que ha tenido conocimiento de ese hecho y lo ha perdonado.

1.9. Proceso Sucesorio. Objeto.


Competencia: Regla general. Excepción
El proceso sucesorio tiene por fin “la distribución del haber líquido hereditario
entre los herederos o beneficiarios…, previa aprobación judicial del testamento
o previo reconocimiento de la calidad de heredero ab intestato” (Pérez Lasala,
1989, p. 30) Es de carácter universal, pues salvo exclusiones establecidas por la
ley con relación a algunos bienes, en éste se liquidará el total del patrimonio
del causante.

El proceso sucesorio ha sido tratado expresamente en el Código Civil y


Comercial, en el capítulo 1 del título VII, lo que implica la recepción de normas
procesales en la regulación sucesoria.

El art. 2335 señala que “el proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los
sucesores, determinar el contenido de la herencia, cobrar los créditos, pagar las
deudas, legados y cargas, rendir cuentas y entregar los bienes”.47

46 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la
Nación.
47 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y Comercial de la

Nación.

35
Algunos autores, entre ellos, Pérez Lasala (2014, p. 86), cuestionan que el
artículo omite referirse a la resolución judicial que declara herederos o que
aprueba el testamento.

Entre sus caracteres, podemos destacar que:

 Es un proceso voluntario, pues no está destinado a resolver


controversias, sino que está destinado a dar certeza a determinadas
situaciones jurídicas. Esto no implica que no puedan presentarse
conflictos de intereses que se plasmen en impugnaciones, por ejemplo,
en la etapa de inventario, avalúo y partición.

 Es un proceso universal, pues tiene por objeto la distribución de la


totalidad de un patrimonio. Como consecuencia de ello, se ejerce el
fuero de atracción, por el cual corresponde al juez que entiende en el
proceso, el conocimiento de las acciones vinculadas a la persona y al
patrimonio del difunto.

En cuanto a las etapas, podemos identificar tres:

a) apertura del proceso;

b) declaratoria de herederos o aprobación del testamento;

c) inventario, avalúo, división, partición y adjudicación.

En cuanto al juez competente, el art. 2336 prescribe que:

La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde


al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de lo
dispuesto en la Sección 9ª, Capítulo 3, Título IV del Libro Sexto. El
mismo juez conoce de las acciones de petición de herencia,
nulidad de testamento, de los demás litigios que tienen lugar
con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de
la ejecución de las disposiciones testamentarias, del
mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición,
de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y
nulidad de la partición.48

De ello se desprende que la regla general fija que la competencia para conocer
en el sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin

48Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y Comercial de la
Nación.

36
perjuicio de lo dispuesto en el título destinado a las disposiciones de derecho
internacional privado.

Cabe aclarar que el domicilio al que se refiere la norma es el domicilio real del
causante. En algunos casos, el domicilio legal determina el lugar en que
corresponde abrir el juicio sucesorio, como es el caso de los incapaces que
tienen el domicilio de sus representantes.49

Conforme a esta regla, el juez del sucesorio conoce acerca de:

1) Acción de petición de herencia: que es la acción que ejerce el que invoca el


carácter de heredero y la dirige contra el que está en posesión material de los
bienes hereditarios invocando el título de heredero.

2) Acción de nulidad del testamento: se puede ejercer aunque haya culminado


el proceso sucesorio; en ese caso, deberá acumularse la acción de nulidad de la
partición.50

3) Acciones que tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la


herencia: entre ellas, podemos mencionar la acción de remoción del
administrador y la de impugnación de inventario.

4) La ejecución de las disposiciones testamentarias: por ejemplo, la acción para


la entrega de los legados.

5) El mantenimiento de la indivisión: en las cuestiones que se susciten con


relación a las indivisiones dispuestas por el testador, los herederos o el cónyuge
entiende el juez del sucesorio.

6) Las operaciones de partición: este punto se refiere a los problemas que


surjan en la partición, licitación de bienes, colación, etcétera.

7) Acciones por evicción o vicios ocultos.

8) Acciones de reforma y nulidad de partición.

9) Acciones de los acreedores antes de la división de la herencia; por ejemplo,


las acciones personales.

Por último, en su parte final, el art. 2336 del Código Civil y Comercial recepta la
excepción a la regla general de la competencia que procede cuando hay un
único heredero: “…Si el causante deja sólo un heredero, las acciones personales
de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del

49 Arts. 73 y 74. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Primero, Título I. Código Civil y
Comercial de la Nación.
50 Art. 2469. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI. Código Civil y

Comercial de la Nación.

37
último domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del
heredero único”.51

Algunos autores cuestionan tal solución, pues estiman que el hecho de que se
diga que se trata de un heredero único no basta para variar la competencia del
juez del sucesorio, y aún cuando se pudiese acreditar que lo es, tampoco es
suficiente para modificar la competencia, ya que pueden existir legatarios o
beneficiarios de cargos que tuviesen interés en mantener la competencia en el
último domicilio del causante (González Magaña, 2014, pp. 178-179).

Se advierte que en el caso de que el causante tuviese su último domicilio en el


extranjero, pero hubiese dejado bienes en nuestro país, no rige el art. 2336 del
Código Civil y Comercial, y resultaría competente el juez del lugar en el que
estén situados los bienes. Si se tratase de varios inmuebles, podrá discutirse si
es competente el del lugar en donde se encuentren los bienes más valiosos o el
de cualquiera de los lugares donde estén dichos bienes; esta última es la
solución más aceptada (Pérez Lasala, 2014, pp. 112-113).

La regla del fuero de atracción deriva del carácter universal del proceso, y su
fundamento reside en la necesidad de radicar ante un mismo juez todas las
cuestiones que involucren bienes que conforman el acervo hereditario, lo que
responde a la conveniencia práctica, al interés general de la justicia y a la
economía procesal dada por la concentración en un solo juez de todo lo relativo
a la liquidación y transmisión del patrimonio del causante. Además, los
acreedores deberán acudir a un único juez, ante el cual los herederos podrán
hacer valer sus defensas. Pero esta regla no es absoluta, pues:

 no comprende las acciones reales (reivindicatoria, interdictos, etc.);

 sólo se ejerce cuando los herederos son demandados, ya que se ha


creado para beneficio de los acreedores de la sucesión;

 no procede respecto a algunas acciones personales (relacionadas con el


contrato de trabajo, sociedades).

Por último, el fuero de atracción no puede ser renunciado por las partes.

Por otro costado, analizaremos brevemente la ley aplicable en las sucesiones.

El art. 2644 sostiene que la sucesión por causa de muerte se rige por el derecho
del domicilio del causante al momento de su fallecimiento. Pero contiene una
excepción respecto a los bienes inmuebles situados en el territorio de nuestro
país; en estos supuestos, rige la ley argentina. En consecuencia, cuando el
difunto tiene bienes inmuebles en el país, pero al momento de su muerte tiene

51Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VII. Código Civil y Comercial de la
Nación.

38
su domicilio en el extranjero, se aplica la ley argentina; por lo tanto, los
herederos nacionales o extranjeros deberán iniciar el sucesorio ante el juez
competente argentino.

39
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