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Dia 2

N o debemos de permanecer en medio del valle, cuando la cima del Tabor nos espera.
Cuán puro es el rocío de las colinas; qué fresco es el aire de la montaña; cuán admirable
es la vida de los que habitan en las alturas y cuyas ventanas miran hacia la Nueva
Jerusalem!

Muchos cristianos se contentan viviendo como los mineros de las minas de carbón que no ven
el sol. Sus caras están dañadas por las lágrimas, cuando muy bien pudieran ungirlas con aceite
celestial. Estoy cierto que muchos creyentes se consumen en un calabozo teniendo la
oportunidad de andar por los tejados de palacios y regocijarse en el paisaje de la bella tierra y el
Líbano.
!Levántate, mi Hermano, de tu baja condición! Arroja tu pereza, tu letargo, tu frialdad o
cualquier otra cosa que pueda intervenir en tu amor casto y puro hacia Cristo.

Haz a El, la fuente, el centro y la circunferencia de los deleites de tu alma. No permanezcas


por un momento más, satisfecho con lo poco que has alcanzado.

Aspira a una vida más noble, más elevada y más completa. I Hacia el cielo !-Spurgeon.

Muchos de nosotros no vivimos lo mejor que podemos. Nos quedamos en tierras bajas. porque
tememos trepar por las montañas. Los precipicios y escarpaduras nos aterrorizan de tal modo que
preferimos quedarnos en los valles nebulosos y no aprendemos el misterio de las montañas. No
sabemos lo que perdemos con nuestra propia indulgencia. Si tuviéramos valor para trepar las
colinas y dirigirnos por el país montañoso difíciles de trepar, cuantos no hubiesen muerto por la
helada y marchitados por el viento.

¡Cuántas desolaciones de árboles y fruto se han evitado debido a las montañas! Las
montañas de Dios son una protección divina para su pueblo contra sus enemigos.

No podemos decir qué es lo que la pérdida, el dolor y la prueba están obrando. El Padre se
acerca hoy a nosotros para tomarnos por la mano y conducirnos por nuestro camino.

Este será, un año bueno y bendito.

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