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La metodología del SENA se centra en el desarrollo de competencias en los aprendices, a través de la inducción
y el autodiagnóstico como actividades previas al proceso de formación, ellos apropian conocimientos tanto
técnicos como tecnológicos mediante el saber y el saber-hacer, para que finalmente acrediten el aprendizaje
en la etapa práctica que realizan al interior de las empresas.
Competencias específicas: orientadas al desarrollo de habilidades en el aprendiz, con el fin de que pueda
desempeñar funciones productivas en una ocupación. Este desempeño requiere de la aplicación de conocimientos
técnicos y tecnológicos, que determinan las condiciones de calidad que exige el sector productivo para una
ejecución satisfactoria.
Competencias básicas: definidas como el conjunto dinámico de capacidades que facilitan a la persona su inserción
y permanencia en el mundo del trabajo. Le permiten comprender, argumentar y resolver problemas tecnológicos,
sociales y ambientales. Se desarrollan de modo permanente en el proceso de formación profesional y su
complejidad está asociada, al nivel de exigencia requerida en el ámbito social o laboral.
Competencias transversales: son requeridas para el componente técnico/tecnológico y el desempeño social y/o
laboral del aprendiz. Estas posibilitan la movilidad de los trabajadores en varias ocupaciones laborales, debido a la
condición de interdisciplinariedad que está inmersa en el desarrollo del currículo de los programas del SENA.