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Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Tema: Infraestructuras y mantenimiento del proyecto paisajísticos
Docente: EADIC
ESPAÑA:
COLOMBIA:
PERÚ:
Av. Javier Prado Este 996 Oficina 302 San Isidro Telf: +51 (1)
3617094, Lima
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Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Indice
Objetivos _______________________________________________________________________________ 7
Introducción __________________________________________________________________________ 8
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CCJARYPARQ_ T3_210727_CE
Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Conclusiones _________________________________________________________________________________ 68
Bibliografía ___________________________________________________________________________________ 69
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CCJARYPARQ_T3_210727_CE
Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Tema: Infraestructuras y mantenimiento del proyecto paisajísticos
Objetivos
• Aprender las nociones básicas para la elaboración del proyecto ejecutivo de arquitectura del
paisaje.
• Aprender las nociones técnicas sobre el mantenimiento y conservación de los espacios verdes.
Introducción
En el presente tema se abordan varios criterios transversales para el diseño de los espacios
verdes. Se exponen recomendaciones y consideraciones técnicas de los elementos no vegetales
de un jardín, tales como las construcciones, el mobiliario, la iluminación, diversas instalaciones,
etc. Igualmente, se muestran los elementos técnicos de mayor importancia en la elaboración del
proyecto ejecutivo de arquitectura del paisaje, por ejemplo, los planos, la memoria, el presupuesto,
entre otros elementos. Finalmente, se explican los criterios básicos sobre el mantenimiento y la
conservación de los espacios verdes (las podas, el riego, las limpiezas, etc.).
Concebimos las zonas verdes como espacios en los cuales las plantas son los elementos más
importantes; sin embargo, la mayoría de estos espacios se proyecta atendiendo un gran abanico
de necesidades; y su objeto es cumplir con funciones estéticas, de corrección ambiental,
sociales, recreativas, deportivas, de descanso, etc.; muchas de ellas imposibles de alcanzar
únicamente con plantas. En la gran mayoría de los de ajardinamiento son los elementos inertes de
la zona verde los que permitirán cumplir con los objetivos para los que han sido proyectados.
Para este primer subtema se exponen varios principios técnicos para la ¡mplementación de
elementos no vegetales en el jardín, tales como equipamientos, instalaciones o construcciones.
Para ello, se parte de una recopilación bibliográfica de Miralles & Enseñat (2017).
1.1. Entradas
1.2. Caminos
El trazado del jardín es un elemento inmaterial del mismo que lo ordena internamente y aporta
los espacios donde el usuario disfrutará del jardín: jugará, descansará, paseará, etc. Los caminos
o red viaria materializan este trazado y vertebran el jardín, de ahí que sean elementos tan
importantes. Si su diseño y ejecución son los adecuados, reforzarán la idea del trazado.
Es posible distinguir entre dos grandes grupos de caminos: los caminos formales y los caminos
informales.
a) Los caminos formales: son los de acceso principal, son rectos y directos y se utilizan
con frecuencia, por lo que el pavimento debe ser resistente y tener la capacidad de
estar en servicio después de una lluvia o riego.
Si las dimensiones del jardín lo permiten, plantar árboles y arbustos a lo largo del
camino es una buena solución porque refuerza su traza y lo hace más confortable. La
vegetación no debe invadir el itinerario peatonal en más de 10 cm en sus primeros 2,20
m de altura. Por ejemplo, en caminos serpenteantes o caminos lineales.
Figura 2. Ejemplos de camino serpenteante y camino lineal (M¡ralles & Enseñat, 2017)
1.3. Pavimentos
El estilo de jardín. Para cada estilo se deben seleccionar y utilizar los materiales
específicos y acordes con él.
Mantenimiento: los materiales sueltos son los que más hay que mantener; por
ejemplo, gravas, arenas y corteza de los árboles.
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Tema: Infraestructuras y mantenimiento del proyecto paisajísticos
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14. Construcciones
14.1. Pérgolas
Las pérgolas se utilizan en un jardín para proteger de la sombra y, además, ornamentar. Son
elementos cerrados y permeables que definen espacios, orientan vistas, recogen ambientes,
focalizan puntos de atención, etc. Por ello se consideran elementos muy valiosos en el diseño de
un jardín.
Al igual que las pérgolas, son elementos que no pasan desapercibidos. Su forma, diseño y
dimensiones deben ser proporcionales entre sí y con el uso al que va a estar sometido; además,
deben guardar relación con el resto del jardín.
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1A.3. Muros
Son elementos presentes, en mayor o menor medida, en todos los jardines. Prácticamente
indispensables en cerramientos y para la contención de tierras, aunque pueden aparecer por
innumerables motivos y, por ello, adoptar innumerables formas. Se han de dimensionar
adecuadamente y construir con materiales adecuados a los esfuerzos que han de soportar y las
condiciones de intemperie. Todo muro se ha de construir con una cimentación que transmita los
esfuerzos al terreno y una parte que soporte las cargas verticales: la suya y el empuje de la tierra
si la está conteniendo. Los materiales que constituyen la parte vista son muy variados: madera,
piedra, hierro, fábrica, incluso gaviones.
Figura 5. (a) Muro de gaviones, (b) muro de hierro colado, y (c) muro de piedra
natural (Miralles & Enseñat, 2017)
Pueden adoptar muchos diseños diferentes: con o sin vaso, con elementos escultóricos, con
iluminación o no, etc. En cualquier caso, se trata de un elemento valioso para el jardín y cuya
instalación, aunque es interesante, requiere ser estudiada detenidamente. En función de su
envergadura y complejidad, se trata de un elemento que requiere unas instalaciones accesorias y
unas consideraciones técnicas importantes, como son su estanqueidad y la garantía de una
seguridad física y química: el agua ha de ser tratada químicamente para evitar contagios de
enfermedades infecciosas como la legionelosis.
En muchas fuentes proyectadas hoy en día, los vasos han desaparecido, los chorros salen
directamente del suelo. Esta tipología de fuente se denomina fuente seca porque queda espacio
seco cuando no funciona, y eso tiene una serie de ventajas. La fuente se convierte en un espacio
ornamental y de juego y diversión.
1.5. Mobiliario
El equipamiento del jardín lo constituyen aquellos elementos que forman parte de su paisaje y
que no son obra civil, instalaciones ni elementos vegetales; es decir, el mobiliario. A
continuación, se mencionan algunos parámetros relevantes para la selección e implementación
del mobiliario:
a) El mobiliario constituye la parte útil del jardín y permite un disfrute pleno por parte de
su usuario. Son los elementos donde se sentará, donde y con los que jugará y hará
ejercicio.
b) En cuanto al mobiliario infantil, para que las áreas de juego en un espacio verde sean
lo más variadas y adecuadas posible, es necesario un buen diseño de las mismas. En
la selección de un diseño se considera la población, orografía y climatología de la
zona. Si comparten área, se introducen elementos que aumentan de grado de
dificultad al mismo ritmo que la edad de los usuarios del área.
Figura 8. Zona de juego infantil con mobiliario (Miralles & Enseñat, 2017)
c) En parques y jardines públicos son los elementos que determinan el uso de los
mismos.
Figura 10. Ejemplo de mobiliario de jardín; (a) fuente de bebedero, (b) aparato para ejercitar piernas, (c) aparcabicicletas, (d)
papelera, y (e) evacuador canino (Miratles & Enseñat, 2017)
1.6. Instalaciones
Se consideran las instalaciones del jardín aquellas de drenaje, riego, electricidad y alumbrado.
Vamos a exponer sus elementos más importantes.
La red de drenaje será la encargada de recoger el exceso de agua de riego y lluvia en las zonas
ajardinadas y terrizas, drenando el terreno, en primer lugar, y conduciendo las aguas recogidas
hasta un colector posteriormente. En un jardín se puede localizar en zonas muy puntuales o en
zonas extensas, en función del nivel freático del suelo y su conductividad hidráulica, el uso al
que se someta el suelo (en áreas deportivas es habitualmente necesaria) y la pluviometría.
Para evitar que el agua arrastre partículas en suspensión se evitará que se desplace
sobre terrenos terrizos, se facilitará su movimiento sobre superficies pavimentadas
dándoles más inclinación y colocando los puntos de recogida aguas abajo de estas, y
se aterrazarán las zonas terrizas.
Los puntos de recogida están constituidos por una tanquilla cubierta con una rejilla, y
deben tener unas dimensiones acordes con el caudal de agua que recoger.
de raíces.
Figura 11. Ejemplos de puntos de recogida de aguas de escorrentía y arqueta (tanquilla) de obra de fábrica
(M¡ralles & Enseñat, 2017)
Firme proyectado
Variable
Suelo seleccionado
mínimo
0,50 Compactado al 95% R. M.
r0,15
o.6o r
cJ
Tubería PVC 0 300
0,JO
Arena compactada
L por inundación
0.15
Figura 12. Ejemplo de detalle de la zanja del colector (Miralles & Enseñat, 2017)
Balizamiento
con elemento!, de caucha
Obra de desagüe a colector 0
80(1 Nuevos imbornales para
desaguar 0 800, en sustitución
imbornales verticales existentes
Pozo proyectado
Colector existente 0 800
( Mantenimiento
arbolado existente
La red de riego es la encargada de conducir el agua desde el hidrante hasta los emisores de riego.
El diseño de esta red atiende fundamentalmente a aspectos funcionales, y se debe intentar que
cualquier elemento de la misma quede oculto o sea poco evidente. A continuación, se mencionan
los elementos que componen comúnmente la red de riego:
2. Emisores. Los emisores son los dispositivos encargados de aportar el agua a las plantas.
Generalmente, en jardinería se trabaja con riegos de baja presión, aspersores, difusores,
goteros y, con menos frecuencia, cintas exudantes. Tanto los aspersores como los difusores
son elementos del riego aéreo, aportan el agua en forma de lluvia.
Figura 14. Ejemplos de equipos para emisores; (a) goteros, (b) mangueras con gotero integrado, y (c) cinta
exudante (M¡ralles & Enseñat, 2017)
3. Arquetas. Las arquetas son recintos en los que se encuentran diferentes elementos de la red de
riego (puntos de enlaces o distribución de tuberías, electroválvulas, reguladores, etc.). Están
enterradas en el suelo y cubiertas con una tapa.
5. Selección del sistema. La selección del sistema de riego depende de las necesidades hídricas
de cada especie y el diseño de jardín. A partir de estos elementos se zonifican las diversas
hidrozonas, así como las frecuencias de riego (ver subtema 3; Mantenimiento y conservación
de los espacios verdes).
El diseño de esta instalación atiende tanto a cuestiones estéticas como funcionales. Funcionales
porque es necesario ¡luminar el jardín; estéticas porque tanto la escenografía que puede configurar
la iluminación como el diseño de las propias luminarias son una parte ornamental de ese espacio.
Los elementos que componen la instalación de alumbrado son la red de distribución, las
luminarias, que son los artilugios que alojan a las lámparas y facilitan la distribución de la luz en el
espacio; y las lámparas, que son los elementos que producen luz.
El resplandor consiste en luz que viene de todas direcciones e inunda todo el espacio.
Es como una gran masa de luz que rellena toda el área o zona, iluminando por igual
todas las superficies que delimitan dicha zona y los objetos contenidos en ella. Es el
método aconsejable para definir áreas de actividad.
b) Red de distribución
Desde la acometida, que sería el primer elemento de la instalación y que puede ser
subterránea o aérea, se dispone el cuadro de protección y control del cual deben partir las
diferentes líneas de suministro a cada uno de los puntos de luz.
Las redes de distribución están constituidas por los cables y por las arquetas de registro.
c) Tipos de lámparas
En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de lámpara, cada una de ellas con unas
características que la hace más apta o se desaconseja totalmente, para ¡luminar
determinadas zonas del jardín. A continuación, se mencionan las más comunes:
o De descarga de gas.
o Halogenuros metálicos.
o Fluorescentes.
consumo energético.
®®®
y áf f
'
Figura 17. Lámparas; (a) incandescencia, (b) fluorescencia, (c) halogenuro metálico, (d) descarga de gas), y (e)
led. (Miralles & Enseñat, 2017)
d) Tipos de luminarias
Las luminarias son las estructuras encargadas de alojar a las lámparas y el aparellaje
eléctrico y distribuir correctamente la luz. Los diferentes tipos de luminarias utilizadas
en la iluminación de parques y jardines son:
o Proyectores. Son luminarias constituidas por cajones orientables con ópticas para
conseguir diversas formas de concentración y distribución del haz luminoso.
Los hay para focos puntuales, de distribución lineal, o para iluminación de áreas
más o menos amplias.
o Farolas. Tienen una distribución muy homogénea de la luz en el espacio, que las
hace muy vistosas y también deslumbrantes.
Una vez definido cómo resolver la intervención, se ha de plasmar en un documento qué vamos a
hacer, cómo y con qué lo vamos a llevar a cabo y cuánto nos va a costar. Este documento es el
proyecto. En este subtema abordaremos algunos de los parámetros técnicos más relevantes para
la elaboración del proyecto de arquitectura del paisaje. Se parte de una recopilación bibliográfica
de Miralles & Enseñat (2017).
2. Contratista. Persona o empresa que se contrata para ejecutar un determinado proyecto. Debe
aportar los recursos humanos y materiales para llevar a cabo esta actuación.
4. Promotor. Persona o empresa que impulsa y financia una actuación. Es la que encarga la
redacción del proyecto y debe facilitar toda la información necesaria para su elaboración.
6. Proyecto. Documento técnico que permite ejecutar una determinada intervención en las
condiciones prescritas en el mismo por parte de una persona distinta a la que lo ha
redactado.
Todo proyecto ha de constar al menos de cinco documentos que son la memoria y sus anejos, el
pliego de condiciones, planos y
presupuesto.
Memoria
Anejos a la memoria
Pliego de condiciones
PARTES DE UN PROYECTO
Planos
Presupuesto
Figura 18. Mapa conceptual sobre proyecto de arquitectura del paisaje (Miralles & Enseñat, 2017)
2.3. Memoria
La memoria es el primer documento del proyecto y tiene mucha importancia, ya que en ella se
fundamentan y justifican las soluciones técnicas que se han adoptado en función de las
necesidades, y tras haber considerado todas las circunstancias que envuelven la actuación. Los
factores que se consideran en la memoria son los económicos, sociales, administrativos y
estéticos; y la solución adoptada se justifica en todos ellos.
2. Objeto del proyecto. En este punto se describirá el proyecto haciendo referencia a sus
características mis relevantes y su finalidad, indicando además la entidad o la persona que
ha encargado el proyecto y su autor.
4. Características del entono. En este punto se describirán, brevemente, todos los factores que
influyen en un ajardinamiento y que se deben considerar a la hora de diseñar un jardín o una
restauración paisajística. Al menos se debe hacer referencia al paisaje, la climatología, la
edafología, la hidrología, la vegetación y la fauna; así como a cualquier aspecto legal que
caracterice el terreno sobre el que se va a llevar a cabo la actuación.
7. Descripción de los trabajos que realizar. En este punto se recoge, de forma secuenciada y
con suficiente detalle, la organización en el tiempo y en el espacio de los trabajos necesarios
para la ejecución del proyecto. En general, son los que se describen en la siguiente tabla.
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Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Los anejos a la memoria recogen de forma ordenada toda la información adicional, las
características de los diferentes elementos de la actuación y los cálculos necesarios para justificar
las decisiones que se han adoptado en la memoria. El contenido de los anejos a la memoria es muy
variable según el proyecto, aunque de forma general puede contener siguientes anejos.
5. Necesidades hídricas y sistema de riego. Uno de los anejos se destina al cálculo de las
necesidades de agua de las plantas o sectores del jardín, considerando los datos de precipitación
de la zona y la evapotranspiración de las plantas. Una vez calculadas las necesidades hídricas, en
el caso de que haya que realizar aportes extraordinarios de agua, en el anejo se realizarán los
cálculos necesarios para diseñar una adecuada red de riego.
6. Fichas botánicas. Es interesante que en los anejos a la memoria se incorporen las fichas técnicas
de las especies vegetales que Se van a utilizar en la intervención, donde quedarán descritas tanto
las características morfológicas y fisiológicas como las necesidades hídricas, edafológicas y
ambientales de cada planta.
7. Plan de trabajo. En este anejo se desarrolla y justifica la planificación de los trabajos, con una
descripción exhaustiva de las distintas actividades programadas y su rendimiento por
maquinaria, mano de obra y actividad. Junto con esta descripción se adjunta un cronograma que
facilite la comprensión del plan de trabajo, sin hacer referencia expresa a fechas concretas.
Movimientos de tierra
Alumbrado
Camino* y paveo*
Preparación del terreno
Plantas y plantación
Elementos ornaméntale*
Figura 19. Ejemplo de cronograma de trabajos de implantación de jardín (Miralles & Enseñat, 2017)
9. Reportaje fotográfico. Es un anejo muy interesante ya que permite analizar el territorio antes de la
actuación, apoyar la justificación de algunas de las soluciones adoptadas y comprobar la
evolución de los trabajos conforme se van ejecutando. Las fotografías se presentan en formato 10
x 15 cm y a color. Es aconsejable complementar este reportaje con un plano que permita
representar la ubicación de las diferentes imágenes para facilitar su comprensión.
2.5. Planos
Los planos constituyen la representación gráfica del proyecto y lo describen exhaustivamente. Tienen
como finalidad definir de manera exacta y completa todos los elementos del proyecto, tanto en su
forma como en dimensiones y características esenciales. En los proyectos de jardinería y paisajismo
son muy importantes porque reflejan la influencia de la actuación sobre el área que la rodea.
Los planos deben ser dibujados a escala, acotados, orientados e incorporados al proyecto, de
manera que para su consulta no sea necesario desencuadernar ni romper el proyecto. Se deben
doblar todos al mismo tamaño y de manera que en su cara externa aparezca el cajetín que contendrá
los siguientes conceptos:
2. Localización (municipio).
5. Fecha de realización.
7. Escala.
Los planos se deben secuenciar de lo general a lo particular. Estos son los planos que suele incluir
un proyecto de ajardinamiento o restauración del paisaje:
2. Plano topográfico. Permitirá conocer las cotas de los puntos más relevantes.
4. Plano en planta. En función del tipo de proyecto y del cliente, se puede presentar multitud de
planos en planta de los diferentes elementos que conforman el ajardinamiento o la restauración
paisajística. Se suelen presentar planos de la situación actual con los elementos preexistentes,
plano de riego y de drenaje, de alumbrado, de infraestructuras, etc.
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Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
6. Alzados y vistas
Igualmente, es habitual representar algún detalle del plano, como puede ser una vista interesante del
ajardinamiento o de algún elemento. En cualquier caso, cuanto mayor sea el número de planos que
contenga el proyecto y mayor el grado de detalle, más se mejorará su comprensión y más fácil será
calcular las diferentes partidas presupuestarias.
Claro y concreto.
1. Disposiciones generales. Son las prescripciones legales; describen todos los aspectos
legales que han de tenerse en cuenta. En los proyectos realizados para la administración,
todos estos aspectos se recogen en los pliegos de cláusulas administrativas.
1. Prescripciones sobre los materiales. Describen las condiciones mínimas que deben cumplir
los materiales utilizados en la obra, haciendo referencia a los ensayos a los que pueden
someterse para verificar estas condiciones.
2.7. Presupuesto
El presupuesto consiste en hacer una valoración, antes de su ejecución, del coste que supone
llevar a cabo la actuación objeto del proyecto. El presupuesto ofrece una idea aproximada del
importe de realización de la obra, estimando en el mismo tanto el coste de la ejecución material
de la obra como otros gastos, que son los de administración y el beneficio industrial. El
presupuesto consta de cuatro capítulos que son:
1. Mediciones. Las mediciones se realizan sobre el plano, por lo que es muy importante que
estén perfectamente acotadas. Los cálculos realizados para llevar a cabo las mediciones
deben estar reflejados en el proyecto.
2. Cuadros de precios descompuestos. Que Incluyen, por separado y en este orden, los
siguientes cuadros de precios:
Precios auxiliares.
3. Presupuestos parciales. Resultan de multiplicar cada una de las unidades de obra por su
medición. Ejemplos de presupuestos parciales para el caso que nos ocupa son movimiento de
tierras, instalación del riego, plantación, instalación del alumbrado, etc.
6.1
LfMRl íl m Valla dt* módulo*, prefabricados (le m.idw* (tramo J5UÜ mmi IMI.IÍÍI <?n
¿utottaw. de I m (ir altura, formada por do$ postes verticales de
10 cm de diámetro y 1,40 m de longitud para su Hinca en tierra y
dos rollizos horizontales de tt cm de diámetro i/apertutj de pozos
y retacado de postes, terminado, medida
la superficie instalada por encima de la rasante del terreno. 133,00 34,47 4,5B4,5I
Tursi CAHKn.u 6: CIRCAMMJSIO .... ....... .................................................................................. , ................... ........ ,
................................................. 4.584,51
Figura 24. Ejemplo de partida de obras de presupuesto parcial, referido al capítulo de cerramiento en una restauración paisajística. Se
pueden apreciar su medición y precio (en Euros/m) (Miralles & Enseñat, 2017)
En el presupuesto final de ejecución se escribe el importe total en letra y cifra. Asimismo, está
fechado y firmado por el proyectista indicando el número de colegiado.
Figura 25. Render de patio interior ajardinado con Lumion (Fuente. Turva Design, en web site de Lumion)
Para el desarrollo del proyecto de arquitectura del paisaje debemos considerar algunos
parámetros técnicos para el mantenimiento y conservación de los espacios verdes. Los
tratamientos adecuados en el tiempo de las especies ornamentales nos permitirán disponer de
espacios de calidad en todas las etapas del año.
3.1. Introducción
Las administraciones y los propietarios privados de zonas verdes deben darse cuenta de que los
jardines, una vez implantados, han de mantenerse y cuidarse; y eso conlleva un coste anual y
periódico mientras perdure esa zona. La aceptación de este concepto será la única manera de
que permanezcan en buenas condiciones y aporten el beneficio que se pretende de ellas.
Por otro lado, se ha hecho costumbre utilizar de forma ambigua, poco precisa o intercambiable
las palabras mantenimiento y conservación, y a veces persiste la duda de cuál de ellas usar.
En otras ocasiones, se cree que a efectos prácticos significan lo mismo, o que simplemente son
palabras sinónimas. Para el esclarecimiento de esta dificultad o duda, antes que nada se puede
recurrir al Diccionario de la Real Academia de la Española, donde se señala que:
Por lo tanto, se puede llegar a la conclusión, y así lo proponemos, de que se pueden y deben
utilizar ambos vocablos de forma conjunta, ya que se complementan y habilitan una visión global
de lo que supone cuidar, preservar, proteger, ayudar, sostener o custodiar una zona verde que
es, a la luz de esta consideración, el conjunto de:
Igualmente, las técnicas de conservación y el diseño del jardín son dos conceptos que deben
marchar muy relacionados, El diseño ha de acompañarse del porqué y para qué se han
seleccionado los elementos del jardín, así como de una previsión de cuál será su evolución
futura, ya que las técnicas de mantenimiento están íntimamente ligadas a estos criterios.
En función del principal objetivo que se persiga a la hora de acometer tales operaciones, se
distinguen varios tipos de mantenimiento:
1. Mantenimiento preventivo. Se realiza sobre los distintos elementos del jardín para evitar y/o
reducir y/o ralentizar su degradación y así mantener la calidad estética y garantizar su
seguridad.
2. Mantenimiento correctivo. Se lleva a cabo después de que alguno de los elementos del
espacio verde haya perdido valor ornamental y estético o se hayan menoscabado su
potencial, su nivel de seguridad o la facultad de ser usado, por ejemplo. En esta modalidad
de mantenimiento se intentará reponer daños, previo reconocimiento de los elementos y de
las zonas afectadas.
3. Mantenimiento periódico. Recibe esta denominación cuando las actuaciones que se deben
realizar tienen una frecuencia que nos permite establecer y seguir un plan ordenado en el
tiempo. Generalmente, en conservación de zonas verdes se planifican las labores sobre la
referencia de un año natural.
considerados en el planteamiento original del jardín, y que significan una mejora en sus
prestaciones y calidad general.
En algunos planes integrales de gestión de las zonas verdes de una ciudad se han considerado,
en ocasiones, tres niveles de mantenimiento en relación con la calidad resultante:
Nivel 1. Básico y mínimo para asegurar los principales valores del sector o elemento
sobre que se aplica.
Obviamente, el inventario y la toma de datos deben realizarse in situ, contando con toda la
documentación que nos haya podido facilitar la propiedad. Inventariar significa anotar y registrar
en papel todos los elementos que componen la zona ajardinada, tanto vegetales como inertes.
Para trasladar las observaciones y mediciones propias del inventario al plano o croquis, puede
resultar de gran utilidad recordar todos los elementos que pueden componer un jardín. Así, se
agruparán los elementos del jardín según el siguiente esquema:
Los objetivos deben tener siempre un enfoque realista; no se puede comenzar un mantenimiento
modificando en grado significativo el diseño del paisajista. Así, los principales objetivos que se
pueden tener en cuenta son los siguientes:
Las causas de deterioro y los daños más frecuentes que inciden en las zonas verdes son
múltiples e innumerables, aunque pueden agruparse según respondan a diferentes clases
generales de fuente del deterioro o de los impactos. Estos son:
2. Causas biológicas que inciden en plantas (problemas fitosanitarios) y en los inertes del
jardín (levantamiento de pavimentos, por ejemplo).
3. Causas antrópicas. Bien causadas por una mala praxis profesional de conservación y
mantenimiento, bien por el quehacer involuntario o deliberado de usuarios y usuarias.
A continuación, se presenta una taxonomía de los problemas más comunes que aquejan a
parques y jardines, correspondientes a los apartados que tienen que ver con la gestión de la
conservación de las zonas verdes urbanas:
De carácter general:
Afecciones al arbolado
o
Deficiente o inexistente labor de formación del arbolado recién implantado.
o
Aperturas de zanjas y obras que descalzan y afectan el sistema radicular del
arbolado.
O
Ausencia de programa de evaluación y auditoría medioambiental de las
zonas verdes y de vigilancia ambiental.
Déficits ambientales:
o
Falta de cultivo racional y respetuoso del suelo para su conservación y
prevención de su pérdida y desarrollo de su fertilidad.
o
Falta de gestión específica de la biodiversidad de las zonas verdes y del
contexto urbano general.
Por limpieza se entiende la acción de eliminar la suciedad. En el caso que nos ocupa, nos
referimos a las operaciones de suprimir todos los restos de papeles, plásticos, hojas, piedras,
colillas, y cualquier otro elemento extraño que no sea parte integrante del jardín, y que afee y
desluzca el aspecto estético del mismo.
Las operaciones de limpieza tienen tal importancia que debemos considerarla una labor
prioritaria, aunque las exigencias técnicas para su realización no sean altas. En muchos casos de
jardinería pública, las operaciones de limpieza en la zona exterior a los parterres y praderas se
desvinculan del contrato de mantenimiento de jardinería, constituyendo una actuación que llevan
a cabo los servicios municipales de limpieza.
Cuando conviven los dos servicios (jardinería y limpieza) dentro de una zona ajardinada se hace
necesaria una coordinación y planificación conjunta (integrada), en aras de conseguir la mayor
eficacia y una reducción de costes generales.
1. Para efectuar estas actuaciones de forma manual se utilizarán los siguientes útiles y
herramientas:
Escobas.
Escobones.
Escobas metálicas.
Recogedores.
Palas.
Figura 27. Tabillas para recogida y carretilla (Soler <& Rodríguez, 2014)
Bolsas de basura.
Sopladora/aspiradora.
Barredoras mecánicas.
Figura 28. Jardinera con sopladora de mochila y jardinero barriendo con escoba metálica (Soler & Rodríguez,
2014)
La limpieza es una labor con una alta carga de mano de obra, sobre todo en el mantenimiento de
zonas verdes públicas, llegando a suponer un significativo porcentaje de la jornada laboral de los
profesionales de la jardinería.
Se entiende por plantas adventicias aquellas que no han sido implantadas de forma voluntaría en
un jardín, pero que germinan y se desarrollan en él por sus propios medios de dispersión o
propagación. Uno de los principales problemas que pueden acarrear es el de establecer una no
deseable competencia con las plantas ornamentales por el agua, la luz y/o los nutrientes del
suelo; además, su presencia puede afectar seriamente la calidad estética del lugar donde
aparecen. Por lo general, tienen un alto poder de persistencia.
Cuando un vegetal desarrolla la capacidad de vivir en competencia con otros puede hacerlo
desde diferentes estrategias; esto es: funciona como planta parásita, semiparásita o ¡nvasora. En
efecto, según la clasificación propuesta por Sonia Villalba podemos distinguir los siguientes
grupos:
1. Plantas parásitas. Son aquellas capaces de vivir a expensas de otras y que necesitan de
vegetales vivos de los que toman prácticamente todo el agua y los nutrientes, pues carecen
de la capacidad fotosintética (no sintetizan clorofila). Por ejemplo: cuscuta y jopo.
2. Plantas semiparásitas. Son similares a las anteriores pero poseen clorofila, por lo que
pueden generar sus propios nutrientes con el agua y los elementos minerales que toman de
su huésped. Por ejemplo: muérdago.
3. Plantas invasoras. También llamadas comúnmente malas hierbas, crecen en lugares donde
existen otras plantas compitiendo con ellas por la el agua y los elementos minerales del
suelo.
La escarda tiene como finalidad la eliminación de las hierbas adventicias, y en jardinería debe
efectuarse en cuanto estas desmerezcan el aspecto del terreno y se comience a perder valor
Figura 29. Parterre previo (con gran cantidad de hierbas adventicias) y posterior a Escarda (Soler & Rodríguez,
2014)
ornamental y estético.
3.9. Abonados
Los abonos (o fertilizantes) son el conjunto de componentes tanto orgánicos como inorgánicos que
mejoran la calidad del suelo y su nivel nutricional. La definición de abono, según el reglamento que
los regula en la Unión Europea, es el material cuya función principal es proporcionar elementos
nutrientes a las plantas.
1. Abonos orgánicos:
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Módulo: Diseño y construcción de jardines y parques
Los abonos inorgánicos o minerales son el conjunto de sustancias químicas que pueden
aportar uno o varios elementos minerales, dependiendo de su composición. Existen
diferentes tipos:
o Los abonos simples son aquellos que aportan un solo elemento (N. P. K). por
ejemplo, la urea.
o Los abonos compuestos pueden aportar dos o varios elementos, por mezcla de
abonos simples.
o Los abonos complejos son aquellos obtenidos por reacción química; en cada
gránulo encontramos el porcentaje de Cada nutriente que aporta el abono y que
nos da la fórmula de su síntesis.
Es conveniente recordar que las unidades fertilizantes se definen como el porcentaje o cantidad de
kilogramos de fertilizante por cada 100 kg de abono. Constituyen las necesidades de las plantas en un
determinado elemento y se aceptan internacionalmente.
Tabla 3. Relación entre nutrientes y sus unidades fertilizantes (Soler & Rodríguez, 2014)
Fórmula-
Elemento Unidad fertilizante
símbolo
Nitrógeno Nitrógeno N
Azufre Azufre S
Hierro Hierro Fe
Manganeso Manganeso Mn
Zinc Zinc Zn
Cobre Cobre Cu
Fórmula-
Elemento Unidad fertilizante
símbolo
Mollbdeno Molibdeno Mo
Boro Boro B
Cloro Cloro Cl
Los fertilizantes de liberación controlada son aquellos que vienen encapsulados; según el tipo de
recubrimiento se puede distinguir:
a) Los gránulos van cubiertos de una capa de resina orgánica que se disuelve.
b) Los gránulos presentan una cubierta con ranuras o imperfecciones que permite la salida
de los nutrientes por las mismas.
c) Los gránulos tienen un recubrimiento del tipo polímero o látex que se va disolviendo para
permitir la liberación paulatina de los elementos.
En general, la liberación de estos abonos se ve regulada por la temperatura, de forma que el agua,
por un proceso de presión osmótica, penetra en el gránulo y actúa sobre el recubrimiento,
permitiendo la liberación de los nutrientes.
Lo más importante en este sentido, en el marco de una eficaz conservación, es elegir acertadamente
el fertilizante, teniendo en cuenta el patrón de crecimiento de las especies que se vayan a abonar. Por
ejemplo, si un arbusto tiene un ciclo vegetativo de seis meses, se escogerá un abono que libere los
nutrientes a lo largo de dicho período.
Por otra parte, es evidente que todo plan de fertilización se acomete determinando previamente las
necesidades, bien mediante un análisis de suelo, bien determinando los síntomas visibles que puedan
mostrar las especies vegetales.
Las necesidades hídricas de las plantas varían según la época del año y dependen de las especies,
de las condiciones del suelo y del régimen climático, entre otros factores. En cualquier caso, todos
los elementos vegetales del jardín deben encontrar en el suelo la cantidad de agua útil necesaria para
su normal desarrollo y crecimiento, en cada momento y circunstancia.
El riego es una de las operaciones más importantes en el mantenimiento de una zona verde, y la falta
o exceso de agua acarrea consecuencias muy graves. La frecuencia y dosis de riego variarán según
el tiempo que las plantas lleven implantadas en el jardín, realizando riegos más numerosos y
abundantes en los primeros años de la plantación; posteriormente, la frecuencia de riego, por lo
común, se llevará a cabo a intervalos mayores.
1. Riego en árboles
Los árboles recién plantados (jóvenes) se regarán durante los tres primeros años, una vez
al mes cuando no llueva con una dosis aproximada de 30-40 L/árbol, acortando el
intervalo de los riegos a cada quince días en las épocas de mucho calor.
Una vez establecidos, los arbustos con estas características pueden presentar
esporádicamente necesidades de riego, es decir, solo en épocas de extremada sequía y
en veranos calurosos. En este caso se darán riegos de apoyo cuando sea necesario.
Los arbustos recién plantados se riegan cada quince días durante los tres primeros años,
aumentando o disminuyendo la cantidad de agua en función de la temperatura y el
volumen de las palpitaciones registradas.
Figura 30. Arbustos con claros síntomas de deshidratación (Soler & Rodríguez, 2014)
Se regarán según las necesidades de la estación. Como referencia puede establecer que
en primavera - verano - otoño se riegue 1,2 o 3 veces según el tipo de especie,
climatología y características del suelo, así como la presencia y tipo de vegetación
adyacente, generalmente no superando las necesidades hídricas de las plantas.
a) En la fase de diseño es importante que las especies estén agrupadas en zonas según sus
necesidades hídricas, para que el reparto del agua y el cálculo de la instalación sean lo
más eficientes y racionales posible. Esto se conoce como hidrozonas.
Hidrozona A: corresponderá a los sectores de mayor tránsito y uso del jardín y donde se
concentrará una parte sustancial de elementos auxiliares como fuentes, juegos,
estanques, paseos, etc. En esta zona, se emplazarán y reunirán las especies con mayores
requerimientos hídricos.
Hidrozona B: serán zonas de transición entre las de mayor uso y las periféricas del jardín.
En ella situaremos especies con necesidad hídrica media, pudiendo alojar todavía
especies con carácter más subtropical o alóctonas.
Hidrozona C: correspondiente a los sectores más periféricos o marginales del jardín, con
menor intensidad de uso y caracterizados por unas plantaciones más abiertas y menos
intensivas: en esta hidrozona el requerimiento de agua es menor, incluso nulo en los
casos extremos con predominio de especies autóctonas o asimiladas.
c) Siempre que sea posible se ha de optar por utilizar sistemas de riego de baja presión,
como es el caso del riego por goteo; así se evitarán pérdidas de agua por evaporación y
el agua se repartirá más homogéneamente.
Las necesidades de agua de las plantas dependen, fundamentalmente, de dos factores: la especie y
variedad de la planta y el entorno en el que se cultiva.
Solo es un almacén
Figura 31. Esquema de factores que condicionan las necesidades hídricas (Soler & Rodríguez, 2014)
A continuación, se describen brevemente los distintos sistemas de riego que es habitual utilizar
en un jardín. Cada uno de ellos contribuye de forma diferente en la determinación de frecuencias
y dosis; estos son:
b) Riego a pie, por alcorques o por surcos, generalmente realizado con mangueras
conectadas a bocas de riego.
En las siguientes líneas se presentan varias precisiones sobre algunas de estas modalidades de
riego.
Difusor: es un emisor de riego que aporta el agua en forma de abanico, sin realizar
ningún tipo de movimiento. Los difusores son considerablemente más sencillos que
los aspersores (para zonas medianas o pequeñas).
Goteo: el agua aplicada por este método de riego se infiltra hacia las raíces de las
plantas irrigando directamente la zona de influencia de las raíces a través de un
sistema de tuberías y emisores (goteros), que incrementan la productividad y el
rendimiento por unidad de superficie. Se utiliza en las zonas áridas, pues permite la
utilización óptima de agua y abonos.
En el ámbito de la jardinería, la poda arbórea se define como la operación que, justificada por
diferentes motivos no estrictamente productivos (como producir frutos, que es el caso de la
fruticultura arbórea), consiste en eliminar algunas ramas o partes de ellas con diferente grado de
rigor y objetivos. Dentro de estos objetivos, cabe destacar los siguientes:
2. Dar forma y tamaño convenientes a la copa del árbol o mantenerlos, con el doble propósito
de mejorar las condiciones de vida del ejemplar, pero también de permitir ciertas
funcionalidades de uso público o evitar otras no deseables. Ejemplos: permitir la visión de
señalización viaria, evitar la interferencia con el tráfico, sombrear zonas o permitir más luz en
otras.
1. Podas de limpieza: tienen por objeto eliminar partes sobrantes, obsoletas o muertas y un
carácter claramente preventivo (afecciones fitosanitarias o riesgos de accidentes).
3. Podas de conservación: incluyen los llamados aclareos y las reducciones de copa; por lo
general, el fin de estas operaciones es la reducción de la carga o del volumen de la copa por
diferentes motivos.
Figura 33. Proceso básico de formación de un ejemplar para viario urbano (Soler &
Rodríguez, 2014)
b) Despuntados. Recibe este nombre la operación de corte del extremo de ramas de escaso
grosor (no más de un tercio de su longitud), y es una de las técnicas básicas utilizadas en
las reducciones de copa; aunque en este caso se realiza en zonas específicas y de forma
generalizada. Se suelen distinguir los despuntados denominados poda (en varas) y poda
corta (en pulgares), de acuerdo con el número de yemas que se eliminan (menor en el
primer caso que en el segundo).
Figura 34. Esquema de despuntados, izquierda, poda corta; derecha, poda larga (Soler & Rodríguez,
2014)
Al igual que los árboles, los arbustos llegan a alcanzar su máximo valor ornamental cuando su
desarrollo es natural y no se limita o se entorpece con una poda irracional. En los arbustos, la poda se
debe limitar a realizar limpiezas de ramas viejas o enfermas y descargar la excesiva carga de ramas;
todo ello encaminado a dar aire y luz a las ramificaciones demasiado compactas. Sobre los arbustos
no se deben realizar podas sistemáticas, sobre todo en aquellos que, libremente, llegan a vegetar y
florecer con normalidad.
Para realizar la poda correcta de un arbusto, se deben considerar los siguientes factores:
1. Su porte natural cuando crece libremente: la poda debe mantener el aspecto natural del ejemplar.
2. La floración del arbusto: muchas especies se cultivan por la generosidad y valor ornamental de
su floración. Una poda errónea la puede malograr.
3. Si son arbustos de hoja perenne o caduca: los primeros admiten podas menos severas que los
segundos.
4. Si se pretende variar la forma del arbusto o hacer resaltar más la forma natural de la planta.
1. Eliminar las ramas secas, tocones, rotas, enfermas y flores o inflorescencias marchitas.
4. Se deben realizar todas estas operaciones teniendo en cuenta la estructura natural del arbusto.
a) Poda de formación. Está orientada a conseguir que el arbusto, a crecer, vaya adquiriendo
una forma que sea la más adecuada para conseguir su máximo valor ornamental. Esta
forma deberá aproximarse al porte natural del arbusto o a la forma artificial programada,
en el caso de que se trate de topiaria o de poda escultórica.
b) Poda de conservación. Se realiza en los arbustos adultos bien formados. Tiene por misión
mantener el equilibrio entre las diferentes partes del arbusto y evitar que las plantas
acumulen demasiado ramaje. Se lleva a cabo conservando las ramas principales y
suprimiendo las de posición central que impiden una oportuna aireación por haberse
desarrollado en exceso.
d) Poda de floración. Para su ejecución se debe tener en cuenta cómo se forman los botones
florales y la época. Esta poda se realiza solo en arbustos que florecen, y se lleva adelante
al finalizar la floración, justo en el momento en el que aún no comienzan a desarrollarse
las nuevas yemas que darán lugar a una nueva floración.
El césped es uno de los elementos vegetales que, con más frecuencia, podemos observar en nuestro
entorno, integrado en parques públicos, terrenos deportivos, rotondas y medianas, la mayoría de los
jardines privados, etc. La familia de las gramíneas (familia Poaceae) es la que proporciona todas las
especies vegetales formadoras de céspedes, si bien podemos encontrar algunas otras especies,
pertenecientes a familias diversas como Fabaceae, que forman praderas con singularidades
interesantes (resistencia a la sombra, pocas siegas, revegetación, etc.), pero que en ningún caso
pueden competir con las gramíneas cespitosas, especialmente en su resistencia al pisoteo y uso
continuado.
Con unos 650 géneros y más de nueve mil especies la familia gramíneas es, desde el punto de vista
de la ecología, de las más dominantes, presente en todos los ecosistemas del planeta, y
económicamente, la más importante del mundo. Sin embargo, en la formación de céspedes solo unas
pocas especies son capaces de reunir las siguientes características, que difícilmente aparecen de
forma conjunta en una sola especie vegetal:
Además de su indudable valor estético, son reconocidos otros importantes beneficios como el
control de la erosión del suelo y de la contaminación, reducción de reflejos y de ruidos, captación de
aguas de lluvia y, definitivamente, resulta imprescindible para la práctica de algunos deportes.
Figura 36. Aspectos morfológicos de una gramínea (Fernández & Rodríguez, 2015)
a) Céspedes de clima frío. Son propios de lugares con moderados veranos y temperaturas
frescas. Generalmente crecen bien cuando las temperaturas son frescas, y son sensibles a
las temperaturas extremas del verano de ciertas zonas. Presentan hojas finas de textura
suave, una coloración verde homogénea y ciertas exigencias culturales. En definitiva,
forman céspedes finos pero exigentes en su cultivo.
b) Céspedes de clima cálido. Generalmente crecen bien en verano, cuando las temperaturas
son altas; y son más vigorosos desde finales de primavera hasta principios del otoño.
Cuando las temperaturas son bajas entran en un período de latencia en el cual las hojas
toman una tonalidad pajiza. Presentan mayor resistencia a la sequía, y son menos
exigentes en cuanto a calidad del suelo y fertilización. Poseen un aspecto más grosero,
con limbos de hojas anchos y tallos y estolones más rígidos; con frecuencia tienen pelos y
sistema radicular más profundo. En definitiva, en la mayoría de los casos forman céspedes
bastos, pero resistentes y poco exigentes.
Un tepe es una plancha de césped sobre un sustrato de poco espesor (de uno a cuatro centímetros)
cultivado en un vivero específico, que se distribuye regularmente sobre una superficie previamente
preparada para implantar una pradera.
Debe ser un césped de alta calidad que se ha cultivado en origen hasta un estado completo de
madurez (entre siete meses y un año), momento en que es extraído formando rollos que son
transportados y posteriormente trasplantados en el terreno de destino. Es importante que el tepe
elegido contenga las especies y variedades adecuadas para su perfecta aclimatación a la zona donde
vaya a ser instalado, así como su utilización futura. Las especies más utilizadas y adecuadas para la
formación de tepes son las rizomantosas y estoloníferas.
Este es un método rápido de obtener una superficie con césped o reparar una zona que ha sido
destruida.
La hidrosiembra consiste en la proyección a alta presión sobre una superficie, de mezcla en agua de
semillas, fijador y abono. La proyección se realiza desde depósitos de grandes dimensiones,
mediante un cañón conectado por un motor y una bomba de presión que lanza la mezcla sobre la
superficie a sembrar. Se utiliza en obras de regeneración medioambiental, aunque también se puede
usar para la siembra de grandes superficies, terrenos con elevadas pendientes, infraestructuras
viarias, recuperación de zonas degradadas etc., donde, debido a su rapidez, se rebajan los costes de
la operación.
Objetivos de la hidrosiembra:
En los días posteriores a la siembra o plantación de un césped, las labores y los cuidados
proporcionados en la pradera son definitivos para una adecuada germinación de las semillas o
enraizamiento de los esquejes, así como para el desarrollo futuro del césped.
En esta última fase es mejor regar por la mañana. A primera hora, cuando hace menos
viento, la evaporación es menor y se evita mantener el césped húmedo toda la noche.
Las necesidades de agua están en función de la evapotranspiración de la zona y de las
necesidades de las especies utilizadas. Deben seleccionarse las especies y cultivares que
tengan una buena adaptación a la zona de cultivo, y considerar que la implantación por
semillas requiere más agua inicial que cuando se establece el césped por esquejes. En la
época de máxima demanda, una dosis media puede ser 6 1/m2 y día para especies de clima
frío, reduciéndose esta cantidad en las especies de clima cálido.
e) Siega: es una de las operaciones más importantes en una pradera; de ella depende, en
parte, el aspecto final que ofrece el césped. La primera siega conviene hacerla alta, entre
ocho y diez cm de altura, eliminando solo el tercio superior de la hoja. Cortes bajos pueden
provocar el arrancamiento las plantitas que aún no están bien enraizadas.
f) Perfilado: la labor de perfilado se desarrolla tan solo por su valor estético y ornamental.
Consiste en eliminar las plantas que invaden más superficie de la existente en el trazado
original. Esta labor, que se realizará posteriormente con la frecuencia requerida en las
tareas de conservación, acompaña a la primera siega para definir los límites de la pradera
de césped y eliminar aquellas plantas que pudieron escaparse durante la siembra.
Conclusiones
Los espacios verdes, tales como jardines y parques, requieren un abanico de infraestructuras que
nos permiten su uso pleno, de forma segura y cómoda. Por ello, los elementos no vegetales son de
uso obligatorio en la mayoría de los proyectos de arquitectura del paisaje. Por otro lado, el desarrollo
del proyecto ejecutivo de arquitectura del paisaje constituye la concreción del diseño paisajístico, ya
que en dicho instrumento se especifican todos los aspectos técnicos, legales y económicos que nos
ayudan a construir el proyecto.
Bibliografía
• Fernández, L, & Rodríguez, J. (2015). Fundamentos para la implantación de jardines y zonas verdes.
Editorial Síntesis.
• Miralles, L. & Enseñat, J. (2017). Diseño de jardines y restauración del paisaje. Editorial Síntesis.
• Soler, M. & Rodríguez, J. (2014). Mantenimiento y restauración de jardines y zonas verdes. Editorial
Síntesis.
Bibliografía recomendada
• Miralles, L. & Enseñat, J. (2017). Diseño de jardines y restauración del paisaje. Editorial Síntesis.
• Soler, M. & Rodríguez, J. (2014). Mantenimiento y restauración de jardines y zonas verdes. Editorial
Síntesis.