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Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 2 de febrero de 2001.
115. De lo expuesto se deduce claramente, a criterio del Tribunal, que los actos del
Estado que derivaron en la destitución de los trabajadores supuestas víctimas del
presente caso se hicieron en contravención del principio de legalidad por el que se debe
regir la actuación de la administración pública. Por todo ello, la Corte concluye que el
Estado violó los principios de legalidad y de irretroactividad consagrados en el artículo 9
de la Convención Americana, en perjuicio de los 270 trabajadores relacionados en el
párrafo 4 de la presente Sentencia.
ANALISIS:
El Estado de Panamá emitio la Ley 25 con una vigencia limitada, indico en su
oportunidad que emitio dicha ley ceñida a las exigencias del momento y que se
expidió conforme a derecho, ya que las restricciones que establecía están dentro
de las autorizadas por la Convención, a efectos de lo cual hizo mención de los artículos
27 , 30 y 32.2 de dicho tratado. Finalmente, reiteró que la Ley 25 se había emitido por
razones de interés general, teniendo por fin salvaguardar el orden público y el bien
común. Por su parte la Comisión alegó que el estado de emergencia no fue declarado
formalmente por Panamá; que violó los principios de proporcionalidad,
proclamación y notificación que rigen los estados de emergencia, según los cuales se
limita el ejercicio del derecho de suspensión de garantías a la existencia de
determinadas condiciones materiales y al cumplimiento de precisos requisitos
formales, en este caso omitidos por el Estado; que la decisión de suspender derechos
no puede ser arbitraria y sólo se debe aplicar cuando no exista alternativa menos
restrictiva; que las medidas adoptadas por el Estado fueron ilegales ya que
superaron las amenazas que supuestamente se presentaron contra la Nación, por lo
que el despido masivo de trabajadores públicos fue innecesario y no correspondió a las
exigencias del momento.
Corte IDH. Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 20 de junio de 2005. Serie C No. 126
- El 15 de mayo de 1997 se ordenó la prisión preventiva del señor Fermín Ramírez por
los delitos de asesinato y violación calificada. El 6 de marzo de 1998 se emitió
sentencia condenatoria en perjuicio del señor Fermín Ramírez. Fue condenado a la
pena de muerte. Solicitó un indulto, el cual fue denegado. El señor Fermín Ramírez
permaneció más de siete años privado de su libertad, en condiciones carcelarias que
afectaron su salud.
SEGMENTOS DE LA SENTENCIA RELEVANTES:
96. En consecuencia, la introducción en el texto penal de la peligrosidad del agente
como criterio para la calificación típica de los hechos y la aplicación de ciertas
sanciones, es incompatible con el principio de legalidad criminal y, por ende, contrario
a la Convención.
98. Por todo lo anterior, la Corte considera que el Estado ha violado el artículo 9 de la
Convención, en relación con el artículo 2 de la misma, por haber mantenido vigente la
parte del artículo 132 del Código Penal que se refiere a la peligrosidad del agente, una
vez ratificada la Convención por parte de Guatemala.
ANALISIS:
La CIDH determino que existe violación al principio de Legalidad por parte del Estado
de Guatemala al haber mantenido la vigencia y aplicar la parte del artículo 132 del
Código Penal que se refiere a la peligrosidad del agente, luego de ser ratificada la
Convención Interamericana de Derechos Humanos, puesto que al estar vigente dicha
norma existe la posibilidad de que el juez condene al imputado a una u otra pena con
base en el juicio de peligrosidad del agente, al indicar que la pena de muerte será
aplicada en lugar del máximo de prisión si “se revelare una mayor particular
peligrosidad del agente”, determinable ésta según “las circunstancias del hecho y de la
ocasión, la manera de realizarlo y los móviles determinantes”. En tal virtud, la
consideración de peligrosidad constituye un elemento del que depende la aplicación de
la máxima pena.
Corte IDH. Caso Liakat Ali Alibux Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de enero de 2014.
Entre abril y agosto de 2001, la policía realizó una investigación preliminar en contra del
señor Alibux por la presunta comisión del delito de falsificación (por la elaboración de
dos documentos del Consejo de Ministros que habilitaban la compra del inmueble), del
delito de fraude (por beneficiarse o beneficiar a otro con el dinero de la compra del
inmueble) y por un cargo de violación de la Ley de Cambio de Moneda Extranjera (el
pago de la compraventa se realizó sin la autorización de la Comisión de Divisas de
Suriname). El 09 de agosto de 2001, el Procurador General remitió una carta al
Gobierno para que se realizara la acusación del señor Alibux ante la Asamblea
Nacional y así poder continuar con el proceso penal.
-El 26 de octubre de 2001 entró en vigor la Ley sobre Acusación de Funcionarios con
Cargos Políticos (en adelante, LAFCP) que implementó el art. 140 de la Constitución y
estableció las reglas para procesar a funcionarios públicos, incluso con posterioridad a
su retiro, por actos delictivos que hayan cometido en el ejercicio de sus cargos. A raíz
de la aprobación de la LAFCP, el 04 de enero de 2002 el Procurador General retiró su
solicitud de acusación del 09 de agosto de 2001 y presentó una nueva solicitud ante la
Asamblea Nacional para la acusación del señor Alibux. Con el visto bueno de la
Asamblea Nacional, el 29 de octubre de 2002, luego de pasar por la etapa de
instrucción, el Procurador General inició el proceso penal contra el señor Alibux ante la
Alta Corte de Justicia.
69. Esta Corte considera que la aplicación de normas que regulan el procedimiento de
manera inmediata, no vulnera el artículo 9 convencional, debido a que se toma como
referencia el momento en el que tiene lugar el acto procesal y no aquél de la comisión
del ilícito penal, a diferencia de las normas que establecen delitos y penas (sustantivas),
en donde el patrón de aplicación es justamente, el momento de la comisión del delito.
Es decir, los actos que conforman el procedimiento se agotan de acuerdo a la etapa
procesal en que se van originando y se rigen por la norma vigente que los regula. En
virtud de ello, y al ser el proceso una secuencia jurídica en constante movimiento, la
aplicación de una norma que regula el procedimiento con posterioridad a la comisión de
un supuesto hecho delictivo no contraviene per se, el principio de legalidad.
70. En razón de lo anterior, el principio de legalidad, en el sentido que exista una ley
previa a la comisión del delito, no se aplica a normas que regulan el procedimiento, a
menos que puedan tener un impacto en la tipificación de acciones u omisiones que en
el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable o en la
imposición de una pena más grave que la existente al momento de la perpetración del
Ilícito penal. Frente a ello, la Corte verificará si dicho supuesto se actualiza para efectos
del presente caso.
74. (…) en relación con el contenido de la Ley sobre Acusación de Funcionarios con
Cargos Políticos, la Corte constata que dicha norma reguló el procedimiento
preexistente enunciado por el artículo 140 de la Constitución respecto del juicio de altos
funcionarios (…). Por tanto (…) no le aplica el principio de legalidad y de retroactividad,
en virtud de que la misma no afectó el carácter sustantivo del delito previamente
previsto por ley ni el alcance de la severidad de la pena aplicable (…) no resulta
violatorio a la Convención que la ley que reguló el proceso fuera aplicada de manera
inmediata a su entrada en vigor.
76. (…) por lo que la Corte concluye que el Estado de Suriname no violó, en perjuicio
del señor Liakat Ali Alibux, el principio de legalidad y de retroactividad, establecido en el
artículo 9 de la Convención Americana.
ANALISIS:
La CIDH determino que no existe violación al principio de Legalidad en el presente caso
al regularse el procedimiento preexistente en el Artículo 140 de la Constitución de
Suriname, derivado que la ley que se le aplicó al postulante, a pesar de tener una
aplicación inmediata de ninguna manera reformó el delito previamente previsto por la
ley ni en su escencia (verbo rector o supesto de hecho) ni en la severidad de la pena
(consecuencia jurídica).