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Evaluación audiológica del niño de 0 a 2 años de edad.

Traducción del libro Audiología Infantil de Ieda Pacheco Russo, Teresa M. Momensonhn

Paginas de 109 a 133.

Existen actualmente una infinidad de recursos y técnicas para evaluar la audición de los
niños, los recursos varían desde técnicas de observación del comportamiento a la
evaluación objetiva de la función auditiva a través de sistemas computarizados. Ninguno
es mejor que el otro.

El uso de varios métodos parece ser la mejor manera de evaluar. La evaluación realizada
en campo libre y posteriormente con auriculares, la utilización de diversos estímulos
acústicos (tono puro, tono modulado, habla) pueden mostrar la consistencia de las
respuestas auditivas de un niño.

Para los niños “difíciles” se puede agregar a la batería de evaluación la impedanciometría,


los PEATC, EOA, etc.

Según Downs y Northern (1985) “….muchos observadores clínicos se hacen, no nacen”. No


existe sustituto para la experiencia de evaluar niños, es fundamental que el examinador
tenga siempre en mente que solo con la observación repetida de las diferentes técnicas,
en diferentes niños es que se adquiere esa experiencia.

Es necesario presentar el estímulo correcto, en la situación propiamente estructurada


para obtener la respuesta correcta. ¿Pero que es la respuesta correcta? Lo que se espera
que el niño presente en este o aquel momento, para este o aquel estímulo. Downs y
Northern (1985) en su libro Hearing in Children presentaron un “índice de
comportamiento auditivo”, en el cual muestran cuales son las respuestas esperadas para
los diferentes niveles de intensidad del estímulo acústico en la franja etaria de 0 a 24
meses.
Edad Instrumento Tono puro Habla Respuesta Susto al
s esperada habla
Ruidos
0-6 sem 50-70 dB 78 dB 40-60 Abrir o 65 dB
parpadear
los ojos,
despertar
del sueño,
susto
6 sem. a 4 50-60 dB 70 dB 47 dB Abrir, 65 dB
meses revolver,
parpadear
los ojos,
quedarse
quieto,
iniciar
actividad
4-7 meses 40-50 dB 51 dB 21 dB Volver la 65 dB
cabeza en
plano
lateral,
actitud de
oír.
7-9 meses 30-40 dB 45 dB 15 dB Localización 65 dB
directa de
los sonidos
en plano
lateral,
indirecta
hacia abajo
del nivel del
oído.
9-13 25-35dB 38 dB 8 dB Localización 65 dB
meses directa de
los sonidos
en el plano
lateral,
hacia abajo
del nivel de
la oreja y
localización
indirecta
hacia arriba
del nivel del
oído.
13-16 25-30 dB 32 dB 5 dB Localización 65 dB
meses directa en
los planos
lateral,
arriba y
abajo
16-21 25 dB 25 dB 5 dB Localización 65 dB
meses directa en
los planos
lateral,
arriba y
abajo
21-24 25 dB 26 dB 3 dB Localización 65 dB
meses directa en
los planos
lateral,
arriba y
abajo

Además de este cuadro, también es importante conocer algunas reglas generales de la


evaluación audiológica de todos los niños.

1-Establecer una relación cordial y tranquila con la madre, permitiendo al niño observar
esa relación. Mantener a la madre cerca del niño, con el fin de que el niño se sienta
relajado y seguro.

2-No preguntar al niño si él quiere participar, simplemente decirle lo que debe hacer y lo
que pasará durante el examen. Los niños tienden a no querer participar si son
cuestionadas, pero pueden colaborar son orientadas adecuadamente.

3-Creer en la respuesta del niño, creer profundamente que el reaccionará al estímulo


sonoro de acuerdo con su nivel de función mental. A pesar de que su capacidad auditiva
esté o no dentro de los patrones de normalidad, el funciona como cualquier niño normal.

Audiometría por observación del comportamiento:

La evaluación de la audición del niño en los primeros meses de vida está basada
primordialmente en la observación de las respuestas comportamentales al estímulo
sonoro. Las respuestas reflejas más comunes son: reflejo cocleopalpebral (RCP), reflejo de
susto y de despertar. Los reflejos de susto y cocleopalpebral tienden a desaparecer a
medida que se repite el estímulo.
De acuerdo con Wedenberg(1963) el reflejo cocleopalpebral en un bebé de hasta seis
meses de edad puede ser provocado por la presentación de un estímulo de 105 a 115 dB
SPL para frecuencias de 500, 1000, 1500, 2000 y 4000 Hz y debe despertar con estímulos
de 70 a 75 dB SPL o menos. De esta forma si un bebé no se despierta con un estímulo de
entre 70-75 dB pero presenta RCP con 105 a 115 dB se puede sospechar que el niño tiene
reclutamiento. Por otro lado si el niño se despierta con 70-75 dB pero no tiene RCP
podemos sospechar de problema auditivo retrococlear.

Alrededor de los 4 meses de edad, el bebé ya comienza a presentar respuestas de


localización de la fuente sonora. De esa forma es posible evaluar su audición a partir de la
investigación de este nivel de respuesta refleja. En este momento es posible usar la
técnica de distracción, donde un examinador distrae al niño con algún objeto de su
interés, mientras otro examinador ubicado de forma que no ofrezca pistas visuales al niño
presenta el estímulo acústico (instrumentos musicales, sonajero de madera, audiómetro
pediátrico, palmas, etc). El examinador que está jugando con el niño lo hace antes de la
presentación del sonido y observa las reacciones de localización durante su presentación.

Un bebé puede mostrar que oyó modificando su comportamiento cuando el estímulo


sonoro fue presentado. Puede reaccionar cambiando su nivel de actividad, en general
disminuyéndolo, aumentando su ritmo respiratorio, parando o aumentando su ritmo de
succión.
Muy importante recordar que la evaluación audiológica en bebes de hasta 6 meses de
edad es mucho mas cualitativa que cuantitativa y que es mucho más fácil identificar bebes
cuya audición es normal. Pero si el bebé no fuera sensible, o sea, por otros problemas no
presenta respuestas reflejas, será mucho más difícil diferenciarlo de un bebé deficiente
auditivo severo o profundo.

Un bebé que no responde en esta fase debe ser mejor investigado a través de retornos
periódicos, para acompañamiento su desarrollo. El tamizaje auditivo es la primera etapa
del diagnóstico de la deficiencia auditiva, la complementación debe ser hecha a través de
la audiometría de respuestas comportamentales, de potenciales evocados auditivos y de
impedanciometría.

La investigación de las respuestas comportamentales al estímulo sonoro en bebés de cero


a 2 años puede al mismo tiempo, ofrecer información sobre la normalidad de la audición
del niño y sobre su estadio de maduración de la función auditiva.

Un niño que, a los 12 meses de edad, apenas mueve la cabeza lateralmente tratando de
localizar la fuente sonora, se está comportando como un bebé de tres a seis meses de
edad. Esto muestra que el proceso de desarrollo de su función auditiva está de alguna
forma desfasada.

Según Downs y Northern (1978) al evaluar a un bebé de 4 meses es importante obedecer


algunas reglas: sala acústicamente tratada, bebé fisiológicamente satisfecho y sonidos de
espectro conocido. Si el bebé estuviera durmiendo se debe actuar de la misma manera
que se actúa con un bebé recién nacido. Se aconseja la siguiente practica para la
evaluación auditiva de un bebé de 4 meses:

a) Seleccionar los juguetes de espectro sonoro diferente, no solo en cuanto a la


frecuencia también en cuanto a la intensidad.
b) Hacer el levantamiento del espectro acústico de los juguetes e instrumentos
seleccionados.
c) Distraer su atención con un juguete colorido, bien próximo a la cabeza del
examinador, de manera que el bebé no necesite mover su cabeza para ver el
juguete.
d) Con la otra mano, aproximar la fuente sonora a mas o menos 20 cm de uno de los
oídos, de forma que no permita pista visual periférica para el bebé. Mantenerlo ahí
hasta tener certeza de que el bebé no lo percibió.
e) Accionar la fuente generadora de sonido por mas o menos dos segundos.
f) Observe las respuestas inmediatas: abrir más los ojos, mover los ojos, cese de
actividad, parpadear los ojos rápido, intento de localizar la fuente sonora. Repetir
la prueba con la fuente generadora del ruido en el otro lado, finalizando con el
estímulo más intenso de forma que provoque un reflejo de susto.
g) Mientras se está observando al bebé, que debe estar sentado en los regazos de la
mamá y esta sentada entre dos altoparlantes localizados a 70°, en la posición
frontal y lateral, repita pa-pa, ma-ma, pi-pi así como onomatopeyas como gua-
gua, miau- miau por medio del micrófono, con técnica ascendente muy lento. Los
estímulos del habla deberán ser presentados con intervalos de 20 a 30 segundos
entre una intensidad y otra. Observe la primera respuesta de atención, de alerta o
detección del sonido (abrir mas los ojos, cese de actividad, vómer los ojos o
comenzar a girar la cabeza). Anotar este resultado. No repetir la prueba, si lo hace,
dejarlo como el ultimo procedimiento de la evaluación.
h) Presente la misma señal del lenguaje a 65 dB para producir una respuesta de
susto. Podría ser que el niño necesite más intensidad para asustarse. Es importante
avisar a la madre para no asustarla. Una respuesta de susto confirma sus
observaciones previas de que el bebé tiene audición normal, si no reacciona
posiblemente tenga una perdida auditiva severa y si reacciona, pero no se asusta
su pérdida puede ser moderada.

Este procedimiento es de fácil aplicación y ha sido utilizado en niños mayores.

El mismo procedimiento deberá ser usado para niños entre cuatro y siete meses,
pudiendo aumentar algunas emisiones orales a la prueba de alerta a la presencia del
habla, frases como: ¿dónde está el pie del nene? ¡Adiós, adiós! La investigación debe
hacerse a través de parlantes de forma alternada y rápida, utilizándose nuevamente la
técnica ascendente.

A medida que el niño crece, su coordinación motora mejora y puede comenzar a


extrañar a las personas nuevas para él. Con los niños de siete a nueve meses, se
recomienda que se mantenga el mismo procedimiento, pero que el examinador se
vuelva más atento para presentar el estímulo en el momento en que el niño estuviera
“conectado”, y es necesario que el examinador observe este momento para que no
ocurra una repetición innecesaria de los estímulos. Al mismo tiempo el examinador
debe presentar los estímulos de forma variada y rápida, pues los bebes en esta franja
etaria no se quedan quietos en los regazos de la madre por mucho tiempo, intentando
librarse de las amarras que los brazos de la madre representan. Es aconsejable que en
esta fase se trabaje con un asistente, pues esta puede, a través de un juguete,
mantener al niño distraída y calmada en los intervalos entre un estímulo y otro.

Hasta la edad de 24 meses el procedimiento de la evaluación será mantenido,


alterándose siempre los estímulos utilizados la investigación de la atención a los
sonidos del habla, pues a medida que el niño crece, expresiones del lenguaje comunes
a su franja etaria puede y deben ser usadas. Es importante también mencionar que el
niño con audición normal deberá presentar respuestas a niveles e intensidad cada vez
menores a medida que crece, mostrando que su sistema nervioso es capaz ahora de
captar pequeñas variaciones en su ambiente.

Prueba de BOEL

Elaborado por Karin Stensland Junker (1978), en Estocolmo. El test de BOEL que
significa “la mirada guiada por el sonido”, consiste en un equipo para ser utilizado no
solamente para evaluar superficialmente la audición de bebes de siete a diez meses de
edad, sino que también sirve para evaluar el desarrollo perceptual, motor, visual y de
contacto del niño con el examinador.

El test de BOEL e una prueba de tamizaje de la capacidad de atención del bebé, o de su


reflejo de orientación (capacidad de escoger y focalizar su atención de modo
sistemático y significativo de un estímulo hacia otro).

Instrumentos:

1. Un bastón rojo de madera


2. Cuatro pequeñas fuentes sonoras, representadas por dos campanas y dos sonajas
de plata, presos en anillos cuyos espectros sonoros sean conocidos.
3. Un móvil de plata.

La pequeña campana de plata al ser impactada presenta un estímulo sonoro de 45-55 dB a


20 cm de distancia, la pequeña sonaja produce de 35 a 45 dB a la misma distancia.
Procedimiento de evaluación:

1. Anamnesis: informaciones generales y especificas sobre el bebé deben ser


obtenidas con la madre o con el responsable del niño. Los aspectos relacionados
con el desarrollo de la función visual y auditiva deben ser conocidos con el objetivo
de poder conocer mejor al bebé que será evaluado.
2. El examen: el test solo deberá ser comenzado después que un firme contacto de
ojo se haya establecido. El examinador debe observar las siguientes funciones:
a) La capacidad del bebé para fijar y mantener el contacto visual (el examinador
debe mover el bastón de madera rojo para adelante y para atrás, después
horizontalmente y verticalmente). Al igual para los bebes pequeños, esta
actividad de atención visual podrá estar acompañada de movimientos de la
mano en la misma dirección del bastón, como queriéndolo agarrar.
b) La capacidad de orientarse hacia la fuente sonora; en cuanto el bebé estuviera
atento e interesado al estímulo visual, el examinador debe presentar uno de
los estímulos sonoros, deberá hacerlo de la forma mas discreta posible y a 20-
30 cm atrás del oído del niño. El movimiento de virar la cabeza debe ser
bastante claro para que pueda ser considerado positivo. Las respuestas deben
ser anotadas para cada sonido aisladamente y también para cada lado. Se debe
tener mucho cuidado para que el contacto visual no se pierda, reforzándose
periódicamente. Si el contacto visual no es mantenido, se corre el riesgo de
que el niño se quede vigilando los movimientos del examinador y esto va a
dificultar mucho la realización de la prueba. Las fuentes sonoras escogidas
deben ser bien pequeñas para que quepan en la mano del examinador y
puedan permanecer escondidas del bebé.
3. Evaluación: las respuestas positivas presentadas a cada sonido aislado deberán ser
anotadas. El criterio para que la decisión final sea considerada positiva es: el niño
debe volver la cabeza para 4 de los 5 sonidos presentados. Si el niño responde a
menos que 4 estimulaciones, o si no responde, la evaluación será negativa.

Las fuentes sonoras deben ser evaluadas según sus posibilidades y deben combinar las
siguientes cualidades:

a) Ser interesante y atrayente al niño


b) Ser de manipulación fácil y práctico para el examinador
c) Ser inaudible para niños que presentan deficiencia auditiva que pueda impedir el
desarrollo espontáneo de su habla.

El levantamiento del espectro acústico de las fuentes sonoras mostró que la campana,
cuando es movida dos veces cada vez, varía de 4000 a 12500 Hz con intensidad de 45 dB a
20 cm de la fuente.

Las cuatro pequeñas campanas de plata o los sonajeros de plata, que representan
frecuencias por encima del área de los sonidos del habla, deben ser colocados dos en cada
mano. Para ser más fácilmente manipulados y produzcan los sonidos sin ser vistos por el
niño. Estas pequeñas fuentes son sujetadas a través de pequeños círculos a finos anillos
de plata. Estos anillos deben ser colocados en los dedos de la mano: los sonajeros, uno en
cada dedo índice y las campanas, una en cada dedo anular, todos hacia la palma de la
mano, lo cual permite esconder completamente las fuentes.
El sonajero es fácilmente colocado en funcionamiento por un leve movimiento del índice
ayudado por el dedo pulgar y la campana será puesta en funcionamiento con ayuda del
dedo meñique.

Audiometría de condicionamiento del reflejo de orientación, Técnica de Suziki y Ogiba:

Con el objetivo de facilitar la tarea de evaluar la audición del niño pequeño, dos
investigadores japoneses, Suzuki y Ogiba (1961) elaboraron una técnica de
condicionamiento del reflejo de orientación (COR- Conditioned Orientation Reflex)

Esta técnica se basa en el principio de que cuando es presentado un estímulo visual


extraño al niño, este tiende a buscar la fuente u origen del estímulo. Este es un reflejo no
condicionado. Cuando este reflejo es asociado a un tono puro, el niño irá a buscar la
fuente sonora, independientemente de la estimulación visual presentada.

Procedimiento para la realización de COR:

a) Equipo:

Dos altoparlantes

Dos muñecos iluminados

Un dispositivo que controle tanto la salida del sonido como la luz del muñeco

Un audiómetro convencional con posibilidad de salida para altoparlantes.

b) El niño debe quedarse sentada en el regazo de la mamá, a una distancia


aproximada de 50 cm del equipo de prueba.
c) El estímulo sonoro debe ser un tono de frecuencia media o grave (500 0 1000 Hz) a
30 o 40 dB.
d) El tono es presentado durante cinco segundos, seguido del intervalo de un
segundo, para entonces presentar el estímulo visual.
e) Ambos estímulos (sonoro y visual) deben ser presentados de un lado hacia el otro,
alternadamente, hasta que el niño busque la fuente sonora, antes incluso que el
muñeco se encienda o ilumine.
f) El estímulo visual es entonces retirado y se inicia la investigación del umbral
mínimo de audición para esa frecuencia, lo cual se repite para las demás. A cada
cuatro o cinco estímulos o cada nueva frecuencia, la combinación luz-tono debe
ser representada, con el fin de reforzar el comportamiento del niño.
Es considerada respuesta verdadera cuando ocurre un movimiento de cabeza del niño
en dirección a la fuente de estimulación, con un periodo de latencia de 0,5 a 1,5
segundo.

La ventaja de esta técnica es la de permitir la obtención del nivel mínimo de respuesta


de tono puro, en campo libre, lo que representa por lo menos la audición del oído
mejor.

Otros estímulos pueden ser utilizados en la técnica de Suzuki y Ogiba, como estímulo
del habla y ruidos de banda estrecha. También podemos hacer una variante de esta
prueba colocando los auriculares y mantenemos la relación tono –luz, con
presentación alternada, es posible determinar el nivel mínimo de respuesta para cada
oído separadamente.

Para esta técnica es fundamental que el examinador respete el tiempo de atención y


concentración del niño y que sea capaz de estimularlo a continuar con el juego,
presentando novedades de vez en cuando (alternando el tipo de estímulo sonoro por
ejemplo).
Audiometría con Refuerzo Visual (VRA)

Basado en la técnica de condicionamiento del reflejo de orientación de Suziki y Ogiba


(1961), Lidén y Kankkunen (1961) elaboraron la audiometría con refuerzo visual (VRA).
En este procedimiento, tal como en la técnica de Suziki y Ogiba, ocurre la presentación
del estímulo sonoro, cuya respuesta es seguida de la presentación del estímulo visual.

El objetivo de esta prueba es reforzar cualquier respuesta presentada por el niño, que
puede ser: cese de actividad, mostrar que percibió el estímulo sonoro, orientarse hacia
la fuente sonora, parpadear los ojos o sonreír.

También se puede mantener el refuerzo visual y colocar los auriculares para poder
obtener respuestas auditivas de cada oído.

Se recomienda utilizar estímulos sonoros de tipo modulado (warble tone), ruido de


banda estrecha (narrow band noise) o habla. Estos tienden a ser más interesantes para
los niños un poco más grandes.

Para niños de 6 a 12 meses de edad, con deficiencia auditiva moderada, el estímulo


sonoro más eficiente es el ruido de banda estrecha.

Los niños con pérdida auditiva severa tienen gran dificultad para localizar la fuente
sonora, pues según Hodgson (1978) no aprendieron a localizar el estímulo, por eso
sugiere que la prueba sea hecha con una caja acústica o parlante, usándose la luz del
otro lado como medio para distraer la atención del bebé.

Cuidados que se deben tomar en cuenta al realizarse la evaluación audiológica en


bebés con refuerzo visual

Hemos observado que la evaluación de bebés debe ser siempre iniciada por una
evaluación comportamental, o sea, debe siempre partir de la identificación preliminar
de la franja de audición del niño, a través del estudio de sus respuestas para estímulos
no calibrados tales como: instrumentos musicales, ruidos ambientales, etc. Después
de este levantamiento y que sería indicado a inicio del proceso de condicionamiento
con refuerzo visual o cualquier otro tipo de refuerzo.

Antes de iniciar la evaluación de un bebé, el ambiente donde la prueba será realizada


debe ser organizado. La disposición de las sillas, de los parlantes, del refuerzo visual, el
posicionamiento de los padres del niño y del asistente deben ser cuidadosamente
observados para que el examinador no pierda ninguno de los movimientos del niño.
Los juguetes deben quedarse fuera del campo de visión del bebé y deben ser
introducidos uno a uno con control del asistente.
La silla de los padres debe quedar a un ángulo de 90° del refuerzo visual. El niño debe
estar seguro en los regazos del padre, sentado de tal forma que tenga que girar la
cabeza para ver el refuerzo visual.

La prueba debe iniciarse cuando la actividad exploratoria del niño haya disminuido y
su atención pueda ser controlada. Los estímulos auditivos y visuales, en el inicio,
deben ser presentados de forma lenta con un relativo intervalo entre una
presentación y otra.

El asistente o auxiliar tiene como tarea:

1. Orientar a los padres en el sentido de no interferir o dirigir las respuestas del bebé.
2. Mantener el bebé en estado de alerta para el sonido.
3. Distraerlo cuando se pone impaciente.
4. Observar sus reacciones durante y después de la presentación del estímulo.

Los juguetes seleccionados para distraer al niño durante los intervalos del examen no
deben ser muy absorbentes, de forma que la atención de él no quede fijada en ellos.
Juguetes muy atrayentes, ruidosos o que se mueven mucho no son recomendables en
ese momento. Nuevamente es importante recordar que los juguetes deben estar
fuera de la vista del niño, deben ser presentados uno a la vez y aquellos que no están
usados debe ser guardado o escondido.

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