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MINERÍA

Breve historia de la
minería en Bolivia

I
Por: Vladimir Díaz DE LA FUNDACIÓN
DE LA REPÚBLICA
AL TRIUNFO DE LA OLIGARQUÍA MINERA:
LIBRE COMERCIO DE PLATA Y ABOLICIÓN DE
LA MONEDA FEBLE

E
spacio económico acentuada por la destrucción provocada mera mitad del XVII, que hizo famosa y
regional y política durante la guerra de la independencia, pobladísima a Potosí –con más de 100 mil
proteccionista había hecho irreconocible la zona altiplá- habitantes-, y en mucha menor medida
A tiempo de la fundación de la nica que había proveído a raudales la de- el pálido y breve resurgir del siglo XVIII,
República la minería de la plata atravesa- seada mercancía-dinero, plata, al naciente tan solo quedaba fijada en la mente de la
ba por una prolongada crisis. Minas aban- capitalismo europeo. Lejos habían queda- diminuta pero altiva oligarquía de Chu-
donadas y otras muchas inundadas, ade- do los tiempos dorados que atrajeron a quisaca, que contrastaba con un Potosí
más de la carencia de la provisión regular multitud de aventureros españoles y que despoblado y con muchos huecos en sus
de trabajadores y mercurio barato, era la hasta a Cervantes hizo solicitar sin éxito cerros-cementerios.
imagen de la vieja actividad de la zona del un pequeño cargo en Charcas. La gloria En aquellos tiempos de gloria, Poto-
Potosí. La crisis iniciada el pasado siglo y de la segunda parte del siglo XVI y la pri- sí había sido el centro de un gran espacio

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Breve historia de la minería en Bolivia

económico regional, adonde no sólo iban La creación de la moneda feble en 1829 Por otra parte, esta estrategia estaba
de varias provincias de las colonias las durante el Gobierno del Mariscal Santa basada en el monopolio del Estado sobre
marchas interminables de mitayos, sino Cruz (1829-1839), vino a revitalizar, al la comercialización de plata. Sucre (1826-
también una multiplicidad de bienes. Casi menos por un tiempo, los despojos de la 1828) –que había nacionalizado las minas
la totalidad de los medios con los que se dinámica económica de estas regiones, ya abandonadas para atraer sin éxito al capi-
producía la plata así como gran parte de claramente amenazadas por el avance de tal extranjero- había creado un banco que
los bienes que utilizaba la población para las mercancías inglesas desde la costa. En se encargará de rescatar toda la produc-
subsistir venían de las zonas vecinas, lo que sus primeros años, Bolivia, cuyo principal ción de plata del país con el fin principal
constituía un dinámico mercado interno producto era la plata convertida en mone- de acuñar con ella moneda en la Casa de
(Assadourian, 1979, págs. 229, 232-233). da, había comenzado a sufrir la ausencia la Moneda. A partir de aquí, por casi me-
Incluso en los inicios de la Repúbli- de circulante suficiente en razón de que dio siglo, el conjunto de la plata producida
ca, cuando Potosí había dejado de ser un exportaba sus monedas de plata, el peso en el país –salvo el contrabando- se con-
poderoso imán económico y cuando ya fuerte, en calidad de retorno del comercio vertirá en moneda. La plata que durante el
hacía progresos el comercio inglés en los ultramarino. La creación de esta moneda periodo colonial salía casi en su conjunto,
recién creados países, este espacio eco- de plata de menor ley (su contenido de por diferentes vías, con destino a la me-
nómico regional sobrevivía articulando mineral era menor que su valor nomi- trópoli, ahora, convertida en moneda, se
zonas tan distantes como el sur peruano, nal) y que además era fraccionaria, vino dirigía a animar la circulación de mercan-
gran parte de los departamentos de la ac- entonces a frenar esta tendencia. Recha- cías en este viejo espacio regional.
tual Bolivia y el norte argentino. Del sur zada como pago en la costa debido a su Sobre esta base se configuró duran-
peruano venían algodón simple, vinos y calidad inferior, pronto sirvió en cambio te las primeras décadas de la República

Potosí había sido el


centro de un gran
espacio económico
Foto: tarijalibre.tarijaindustrial.com regional, adonde no
sólo iban de varias
aguardiente, y telas de lana a cambio de para alentar, durante varias décadas, el -hasta pasa- provincias de las
harina, maíz, ponchos y coca (Pentland, comercio regional, siendo ampliamen- da la mitad colonias las marchas
interminables de
1975, págs. 103-105). Al interior del país, te aceptada en el Perú y en la Argentina de siglo- una mitayos, sino también
circulaban la coca yungueña, el azúcar y (Mitre, 1986). En un momento llegó a política eco- una multiplicidad de
cacao cruceños, así como las famosas telas inundar los mercados peruanos, al propio nómica, que bienes
de algodón de Moxos, y de Cochabamba punto de que el Gobierno de aquel país j u nt a m e nt e
telas hechas con algodón peruano –que en llegó a pagar a su administración pública con las medidas aduaneras, se denominó
tiempos de la Colonia, se habían comer- con ella; en la Argentina paralelamente se en general “proteccionista”, y que benefi-
ciado hasta en Chile, Argentina y Perú–, convirtió en la moneda más difundida, ciaba centralmente a una gran gama de
además de vidrio, jabón y granos (Pent- salvo las provincias de su litoral. (Mitre, tenderos, artesanos y productores vincu-
land, 1975, págs. 99-101). Finalmente del 1986, págs. 51,71). Pero además de servir lados a aquel espacio regional, que consti-
norte argentino, venían al país caballos y a la circulación, esta “adulteración mone- tuían su base social y sus más entusiastas
mulas, habiendo cesado el comercio de las taria” representaba una fuente de ingresos defensores.
telas cochabambinas desplazadas ya por para el Estado, ya que éste se beneficiaba Sin embargo, esta revitalización del
las inglesas provenientes de Buenos Aires al realizar con ella sus operaciones (Peña- espacio regional se producía al mismo
(Pentland, 1975, págs. 102-103). loza Cordero, 1983). tiempo que el avance de las mercancías y

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el capital ingleses, con las fuerzas que en-


carnaban, comenzaban a transformar la
organización económica de las nuevas re-
públicas. Entonces Santa Cruz emprendió
su gigantesco proyecto. Decididamente
proteccionista por sus medidas aduane-
ras en Bolivia, se había dado cuenta que
en algún momento este sistema se hacía
insostenible para el país ante el fortaleci-
miento de Valparaíso en virtud de su aso-
ciación con el capital inglés. La respuesta,
una respuesta radical: “Esta era una cues-
tión de vida o muerte para Bolivia” había
escrito después en el destierro (Bonilla,
2000, pág. 227). La Confederación Perú-
boliviana (1836-1839), en este sentido, fue Vista al puerto de
Valparaiso-Chile,
un inmenso proyecto para reunificar polí-
al fondo el nevado
ticamente el viejo espacio regional y ame- Aconcagua. (1854)
nazar con ello la hegemonía económica de con su derrota, Bolivia se replegó sobre sus mía colonial: “el
Valparaíso –bajando aranceles de los puer- montañas, perdiendo con cuatro décadas proteccionismo
tos peruanos y de Cobija-. Tanto es así que de anticipación la Guerra del Pacífico y su sustentado por quienes decididamen-
quienes lo vieron más claramente fueron importancia en el concierto sudamerica- te no están interesados en transformar
el omnipotente ministro chileno Portales no.2 Este fue el único y último gran pro- las estructuras sociales del interior del
y el presidente argentino Rosas. Portales yecto nacional del sector más esclarecido país carece de viabilidad. Aquí radica,
mismo era un comerciante de Valparaíso de la oligarquía; lo que vino después fue- tal vez, una de las causas más profundas
y veía en esta unión la mayor amenaza a ron las caricaturas de una diminuta casta. de su fracaso final y el de las fuerzas que
la independencia y hegemonía de Chile Con la derrota de Santa Cruz se con- lo apoyaron” (Mitre, 1981, pág. 44). Ya
(Bonilla, 2000). “Unidos, estos dos estados solidó la tendencia iniciada años atrás. al promediar la mitad de siglo, Dalence,
Valparaíso se
convirtió en el “Unidos, estos dos estados
eje indiscutido (Bolivia y Perú) serán
del comercio en
el Pacífico y en el
siempre más poderosos
punto de avan- que Chile en todo orden de
zada del capita- cuestiones y circunstancias”
lismo inglés, al Diego Portales, ministro chileno
tiempo que las
economías de los dis- ciertamente un decidido proteccionista,
tintos países de la re- tenía que atestiguar cómo en el comercio
Andrés de Santa Cruz Diego José Pedro Víctor Portales gión progresivamente exterior, siempre negativo por el estanca-
(Presidente boliviano 1829 - 39) (Ministro chileno 1830 - 32) se inclinaban más ha- miento de su economía, Bolivia tenía que
cia su sector de expor- saldar sus importaciones venidas de ultra-
serán siempre más poderosos que Chile en tación. Al interior, la economía boliviana mar, Perú y Argentina, con monedas de
todo orden de cuestiones y circunstancias” se estancó y no respondía a los estímulos plata, producto de su única manufactura
había escrito Portales (Bonilla, 2000, pág. de la política proteccionista. Las pocas de importancia, ante la falta de industria,
228). Sólo la superficial historiografía bo- manufacturas existentes languidecían al al no ser suficiente la exportación de mer-
liviana ve en la Confederación un intento paso de la reorientación de las economías cancías nacionales. Si bien esta tendencia
de restablecer el incario o como Arguedas, regionales de los países vecinos, en tanto, se veía al nacer la propia República, fraca-
el “castellano de Churubamba” como le el agro se hallaba sin cambios dividido sado el proyecto del Mariscal, ésta se hizo
llamó Tamayo, el producto más puro de la entre las haciendas y las comunidades. Si una condena: la supervivencia del espacio
ambición.1 Así como pocos años antes, el bien la grandeza del artesanado y de los regional dependía del triunfo político y
entusiasmo de las provincias sur peruanas sectores proteccionistas radica en que fir- militar de Santa Cruz.
ante tal unión era producto de sus más na- memente se oponen al avance del capita- El núcleo duro de la oligarquía boli-
turales intereses. lismo inglés, no tienen en su perspectiva viana lo forman los hacendados que usu-
Con Santa Cruz, el país se había conver- que la defensa de sus intereses significa al fructúan del trabajo servil y que además
tido en una gran potencia en el continente; final la transformación de la vieja econo- hacen descansar las rentas del Estado en

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Breve historia de la minería en Bolivia

la tributación de la población indígena. El intereses por el avance del comercio de hacían ne-
mismo Mariscal era hacendado. Sin em- importación, y profundamente odiado cesarios tra-
bargo, hay un abismo entre una fracción por la elite de comerciantes y mineros, en- bajadores,
que al menos ensaya un proyecto nacional carnó un programa de protección frente a ya que ha-
y otra que en lo central pretende mendi- las manufacturas inglesas, de promoción cía tiempo
gar de su vecina chilena –como finalmen- de la producción del artesanado y de ata- que la mita,
te ocurrió-. Sobre esta base se hallaban los que a la oligarquía (Klein, 2008). Expulsó, proveedora
comerciantes de productos para el merca- en un hecho sumamente expresivo de su de brazos a
do regional y los sectores en ascenso: los política, al representante británico en el la minería,
comerciantes de mercaderías europeas y país (Klein, 2008, pág. 147), y promulgó, había deja-
los mineros. entre otras cosas, un Código minero que do de tener
Manuel Isidoro Belzu
Bajo Santa Cruz se incubaron las fuer- establecía el dominio del Estado sobre las v i g e n c i a . (Presidente boliviano 1848 - 55)
zas políticas y sociales que se enfrentarán riquezas minerales e incluso disposicio- Y aunque
los años siguientes. En su administración nes protectoras de los trabajadores mine- progresivamente fueron restablecidas va-
sirvieron, de una u otra forma, José Balli- ros (Peñaloza Cordero, 1983, pág. 242). rias minas a causa de unos cuantos empre-
vián, Manuel Isidoro Belzu –quien estu- El odio unánimemente profesado contra sarios mineros, el giro fundamental ven-
vo incluso en la batalla de Yungay-, José él será una característica que unirá a ha- drá después.
María Linares y Agustín Morales (Argue- cendados y mineros y luego a liberales y Como signo de los nuevos tiempos, en
das, 1923). Proteccionistas y promotores conservadores. la década de los 50, vino la caída de los
del libre comercio no son sino los bandos precios del mercurio. El abaratamiento
que agrupan, por un lado, a tenderos del Ascenso y triunfo de la de este insumo, como consecuencia de los
viejo espacio regional y artesanos, y por nueva burguesía minera descubrimientos de California, permiti-
otro, a mineros y grandes comerciantes. La política proteccionista no sólo había rá reducir drásticamente el principal ele-
Belzu (1848-1855) fue el último y más obligado a los mineros a entregar su pro- mento de los costos de producción de la
ducción a los bancos de rescate, plata (Mitre, 1981). Este hecho vendrá jus-
Belzu, profundamente odiado sino que además éstos recibían to como antesala al restablecimiento y la
por la elite de comerciantes y un pago a un precio menor que introducción de mejoras técnicas en la mi-
nería por los nuevos potentados mineros.
mineros promulgó, entre otras en el mercado libre. Más aún,
como tal pago se lo efectuaba Hacia la década de los 60, la nueva élite
cosas, un Código minero que en moneda feble, esto significa- minera, ya sea por compra o por la eje-
establecía el dominio del Estado ba un “impuesto indirecto” del cución de deudas, había logrado controlar
sobre las riquezas minerales. 28% sobre la producción (Mitre, las principales minas del país: Aramayo
1981, pág. 49). Y ello sin con- poseía “Real Socavón”, Pacheco “Portu-
radical paladín de la política proteccio- tar con el impuesto con el que se gravaba galete” y Arce “Huanchaca” (Mitre, 1981,
nista. La política se hace radical, al menos la producción misma de plata. De ahí la pág. 90). Esta nueva burguesía minera
por estos pocos años, porque incorpora oposición de los mineros al monopolio de había surgido de las entrañas de la casta
al artesanado y supera con ello los estre- la comercialización de plata y a la moneda dominante: eran hacendados, convertidos
chos marcos de las pugnas intestinas de feble. La abolición de éstos se convertirá primero en comerciantes y luego en mine-
la oligarquía. Alabado por la vilipendiada en un elemento central del proyecto de la ros (Mitre, 1981, págs. 59-60). Su prototi-
plebe de artesanos, amenazados en sus nueva burguesía minera. po era “San Joaquín”, “la mina hacienda”
Capitales, tal como la llama orgulloso el biógrafo del
brazos, azogue segundo de la dinastía de los Aramayo,
Foto: kalipedia.com

barato eran las Félix Avelino (Costa du Rels, 1991). Los


exigencias del día orígenes de la nueva burguesía minera,
de los que pre- de esta forma, se hallan en la renta de la
tendían reactivar tierra transferida primero al comercio y
la actividad mi- finalmente a la minería.
nera en las pri- De hacendados habían saltado al co-
meras décadas de mercio esencialmente radicado en la
la República. Se costa, zona hegemonizada por el puerto
necesita invertir chileno de Valparaíso y adonde concu-
para restablecer rrían los vigorosos capitalistas chilenos
el trabajo en las de la mano de los capitalistas de la Reina
minas abandona- Victoria. Allí hicieron los contactos y las
Artesanos herreros das e inundadas; amistades que tan útiles les serán los años
de Potosí a finales pero además se venideros. Hacia 1850, Arce, que había
del siglo XIX

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Breve historia de la minería en Bolivia

sido elegido diputado, recibió de Belzu el c on c e d i ó te minería con el capital extranjero, y de


honor de ser confinado a Guanay. Esca- los prime- la refuncionalización de la organización
pando al exilio en Chile, que era goberna- ros obse- feudal del agro. El drama de la historia de
do por Bulnes, el vencedor de Santa Cruz, quios a los Bolivia estaba por comenzar
Arce llega a Copiapó en la que era por en- mineros. …Continuará
tonces la frontera norte de Chile y mismí- Se decla-
Bibliografía
simo centro de la minería de aquel país: “el ró libre la Arguedas, A. (1923). Los caudillos letrados. Barcelona: Sobs.
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de sus intereses un grupo de influyentes comunidad, reciben nuevas concesiones Mitre, A. (1981). Los Patriarcas de la Plata. Lima: Instituto de
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voceros. Los “rojos” no eran sino los más (Peñaloza Cordero, 1983, pág. 140) (Costa Pentland, J. B. (1975). Informe sobre Bolivia 1826. Potosí:
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Peñaloza Cordero, L. (1983). Nueva Historia Económica de
la política pro chilena (los seguidores de no, obtiene para Huanchaca el permiso Bolivia. De la Independencia a los albores de la Guerra
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Linares: Adolfo Ballivián, Frías), eran los de exportar directamente su producción Prudencio Bustillo, I. (1951). La vida y la obra de Aniceto Arce
(Mitre, 1981, pág. 66). (2da. ed.). Buenos Aires: López.
Santa Cruz, A. d. (1993). Archivo Histórico del Mariscal An-
Con Linares finalmente la La caída del monopolio estatal drés de Santa Cruz, 1836 (Vol. V). Santa Cruz: Banco
Santa Cruz-Clemencia Santa Cruz de Siles Salinas.
nueva burguesía minera llega ya una fruta madura que no tar-
era Zavaleta, R. (1998). 50 años de historia. Cochabamba: Los
Amigos del Libro.
dó en caer: en 1872, durante el go-
al poder tras el espanto que bierno de Morales (1870-1872), por Referencias
le produjo la “plebe belzista fin se acaba con los restos del mo- 1 La subordinación moral e intelectual de esta inteligentzia
se grafica plenamente en el hecho que Arguedas, uno de
en acción” nopolio del Estado sobre la comer- sus más notables representantes, relata la historia bolivia-
na de este periodo citando a raudales al historiador chileno
cialización de plata y se suspende la Ramón Sotomayor Valdés, que junto con Vicuña Macken-
na y otros, forjaron la historia oficial de Chile. La admira-
portavoces oficiales del libre comercio, o emisión de la moneda feble. ción de la oligarquía por el vencedor no conocía límite.
2 “Que se compare la posición de Bolivia del año 28” (cuan-
sea, de la liberalización del comercio de La nueva era de la plata estaba por ha- do Bolivia acababa de ser invadida por el ejército peruano
minerales. Era el “partido”, si cabe el tér- cer su entrada en escena. La época dorada de Gamarra) “con la de Bolivia del año 36. ¿Y quien que
sea bueno ó mal Boliviano no se sentirá henchido de glo-
mino, de la nueva burguesía minera. que vendrá los años siguientes, acudirá ria, de placer y de entusiasmo?” decía el Mariscal en su
correspondencia a su Vicepresidente Calvo, orgulloso de
Con Linares (1857-1861) finalmente de la mano de la articulación de la pujan- su realización (Santa Cruz, 1993, pág. 295).
la nueva burguesía
minera llega al po-
der tras el espanto
que le produjo la
“plebe belzista en
acción” –como des-
pués la llamó des-
pectivamente Ar-
guedas, el intelec-
tual a sueldo de la
Foto: giorgetta.ch/eco_del_pasado_1.htm

oligarquía minera
del estaño-. Si bien
Linares no abolió
por razones fiscales
la emisión de la fe-
ble, en razón de que
era un ingreso para
la magra economía Familias mineras.
del Estado, pronto Compañía Huanchaca en
Potosí a inicios de 1900

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