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COMO CRECE MÍ VIDA ESPIRITUAL?

Lectura:

Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular, separado
del mundo. Con el gran instrumento de la que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Efesios 4:15 verdad, los ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. Ha
hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta
última fase de la obra de salvación

La santificación implica un continuo proceso de crecimiento espiritual por la gracia de Dios en


Jesús, a través de la comunión personal con él

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Efesios 4:13

para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

Efesios 4:14

sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es,
Cristo,

Efesios 4:15

1. Una vida llena del Espíritu Santo. Sin el poder regenerador del Espíritu
Santo  la vida cristiana ni puede comenzar. Es el poder transformador y la
presencia del Espíritu Santo en nuestra vida Io que nos hace hijos e hijas
de Dios (ROM. 8:14). Todos los que son guiados por el espíritu de Dios, són
hijos de Dios,

2. Una vida de amor y unidad. El pecado nos separó de Dios y dividió la


humanidad en una multitud de fracciones: raciales, étnicas, de género, de
nacionalidad, color, castas, etc. EI apóstol Pablo afirmó: “Ya no hay judío, ni
griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en
Cristo Jesús” (GáI. 3:28).
3. Una vida de estudio. EI alimento es esencial y básico para el crecimiento. Pero
¿dónde encontraremos nuestro alimento espiritual? Primordialmente en dos
fuentes: en la Palabra de Dios y en la oración. Jesús demostró la importancia de la
Palabra de Dios al afirmar: ”No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4).

4. Una vida de oración. si la palabra de Dios es el pan que alimenta nuestra


espiritualidad, la oración es la respiración que la mantiene viva. La oración” dice
Elena de White, “es uno de los deberes más esenciales. Sin ella no puedes
observar una conducta cristiana. Eleva, fortalece y ennoblece; es el alma en
conversación con Dios” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 280).

5. Una vida que produce frutos. Producir frutos es un aspecto importante del


crecimiento cristiano. La salvación por Ia gracia es frecuentemente considerada
una negación de la obediencia y de Ia producción de frutos. Si, somos salvos
gratuitamente por Ia fe en Io que Ia gracia de Dios hizo por medio de Cristo, y nada
tenemos, en nosotros mismos, para gloriarnos (Efe. 2:7,8; Juan 3:16). Pero no
somos salvos para hacer lo que nosotros queramos. Somos salvos para vivir de
acuerdo con Ia voluntad de Dios.

6. Una vida de guerra espiritual. EI discipulado cristiano no es una jornada fácil. Estamos
involucrados en una guerra real y peligrosa. Dice el apóstol Pablo: ”Porque nuestra lucha no
es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que
dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones
celestiales. Por Io tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza” (Efe. 6:12, 13).

Dios no nos deja solos en esta guerra. El nos dio la victoria en y a través de Jesús. “Gracias
a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Cor. 15:57).
7. Una vida de adoración, testimonio y esperanza. El crecimiento cristiano no ocurre en
el ! vacío. Ocurre, por un lado, dentro de Ia comunidad de los redimidos y, por otro lado,
como un testigo delante de la comunidad que necesita ser redimida.

Sin la adoración colectiva, perdemos Ia identidad.


EI crecimiento cristiano exige crecimiento en servicio y un crecimiento que lleva a
testificar. “Como el Padre me envió a mi, así yo los envío a ustedes” (Juan 20:21). La vida
cristiana nunca significó una vida encerrada en el círculo del propio “yo”, sino una vida
siempre dirigida al servicio y dedicada a testificar a otros.

(Extraído y adaptado del libro Creencias de los adventistas del séptimo día).

Para reflexionar:
Así como un niño pasa por un proceso de crecimiento día tras día hasta llegar a ser grande,
Io mismo ocurre en la vida cristiana. Entonces, mi primer compromiso con Dios debe ser
buscar ese
crecimiento. ¿Estás creciendo dentro de la expectativa del Padre? ¿Existe alguien o algo que
te haya sacado tu momento habitual de comunión con Dios? Piensa por un momento y
reflexiona

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