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FICHA DECOMPRENSIÓN LECTORA #___4___

 TÌTULO: Los violentos delincuentes venezolanos


 COLUMNISTA: Saúl Hernández
 FUENTE: http://saulhernandez.co/2021/los-violentos-delincuentes-venezolanos
 LECTOR: Mayra Valentina Tellez Calderon

 PROPÒSITO: Plantear un punto de vista distinto en el tema de la xenofobia que se


presenta en Colombia indicando la falsedad de esta y la intención de la parte política
tiene de crear verdades que les conviene a raíz de esto y erradicando nuestra libertad
de expresión para así sostener lo insostenible.

 SÌNTESIS: Habla de la supuesta xenofobia que se genera hacia los venezolanos, pero
que es falsa y que lo que sí es realidad es la prohibición de la libertad de expresión
que es generado por políticas que pretende hacer creer esta xenofobia por
conveniencia, indica que no solo se presenta aquí también pasa en Europa, Suecia y
Alemania, se hace referencia a que el significado de la palabra xenofobia se ha
convertido en la defensa de los venezolanos que cometen crímenes en el país ya que
gracias a este significado quedan absueltos, habla de que el sostenimiento de los
migrantes que se quedan en el país es injusto porque va más allá de las capacidades
económicas, por ultimo indica que tenemos derecho a decir lo que pensamos porque
estas situaciones di migrantes son bastante difíciles de sostener en este país.
 VOCABULARIO:

 Exacerbar: provocar gran irritación o enfado.


 Xenofobia: rechazo u odio a los extranjeros o migrantes.
 Veto: derecho de una persona o de un organismo a impedir una decisión de
un órgano, especialmente colectivo.
 Aconductado: dicho de una persona que ha adquirido buena conducta.
 Sindicaciones: formar sindicatos
 Autocensura: la persona no manifiesta su verdadera opinión por miedo a las
consecuencias.
 Avivato: que saca provecho personal mediante el engaño a otras personas.
 Debacle: desastre que produce mucho desorden y desconcierto,
especialmente como final de un proceso
 Socialismo: propugna la propiedad y la administración de los medios de
producción por parte de las clases trabajadoras con el fin de lograr una
organización de la sociedad en la cual exista una igualdad política, social y
económica para todas las personas.

 PALABRAS CLAVE:
Discriminación de los migrantes xenofobia
Avergonzar y deshonrar a quienes se Tal xenofobia en el caso de Colombia
atrevan a criticar a los migrantes no existe
Una opinión perfectamente válida que se
enmarca en el derecho a la libertad de
expresión

 VALORACIÓN:
Anteriormente yo veía el caso de la xenofobia principalmente como lo hacía la
alcaldesa y me llamaba la atención que la opinión era que se acusaban sin saber según
mi consideración yo estaba a favor de estos pensamiento, considere que como seres
humanos éramos muy injustos, puesto que solo juzgábamos y no nos poníamos en los
zapatos de los venezolanos ya que nosotros podíamos estar en un futuro en una
situación similar, y quisiéramos que un país nos recibiera con las manos abiertas nos
brindara ayuda y pudiésemos salir de situaciones de ese tipo que en comparación a
Colombia yo pensaba que no les ofrecía nada de ayuda.

Con este punto de vista que presenta el columnista me queda en duda las dos cosas
no puedo afirmar que Colombia en realidad le esté brindando la ayuda que necesitan
o que les brindo la ayuda que necesitaron en un principio, también considero que es
un país con pocas oportunidades, con un aumento de personas y con tantos recursos
que desaparecen sin más, es probablemente lo que dificulto aún más las cosas, somos
muchas personas en competencia por cualquier trabajo, es muy doloroso ver sus niños
en las calles sin comer y posiblemente sin ningún techo, en este momento es un tanto
confuso para mi consideración a que punto estaré a favor.

Por otra parte Colombia está cometiendo grandes errores como recibir a los afganos
sabiendo que su pueblo pasa por precariedad, algunas regiones del país no tiene
alcantarillados, no tienen agua, solo aquí en la ciudad de Ibagué se ven muchas
personas que no tienen dinero, que deben pedir dinero en las calles y recibir 4000
personas de otro país ofrecerle cosas, condiciones que ni siquiera los colombianos
reciben, es algo en lo que concuerdo estamos en el derecho de expresarlo libremente,
porque es injusto, ahora con los venezolanos no digo que todos sean ladrones, hay
colombianos que también roban, pero si concuerdo que sus costumbres son distintas
y que de acuerdo a su modo de vida en Venezuela no aprendieron a trabajar, para
concluir lo único que espero es que nuestro libre derecho de expresarnos sea respetado
como colombianos y al igual que los migrantes que están aquí sean juzgados de una
manera correcta sin la llamada mentira de la xenofobia solo con justica.

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Los violentos delincuentes venezolanos


La acusación de “xenofobia” se ha convertido en una arma arrojadiza contra quienes se
atreven a criticar a los migrantes para que se autocensuren al ser matoneados por las masa
biempensantes

Saúl Hernández

Si la alcaldesa de Bogotá propone crear un cuerpo especial para investigar y


combatir la violencia exacerbada de los delincuentes venezolanos, se le viene
el mundo encima acusándola de xenofobia, de discriminación contra los
migrantes y de fomentar un supuesto discurso de odio que parte de una
generalización «injusta» porque la mayoría de los venezolanos serían en
realidad «víctimas» de sus circunstancias, gente «honesta» que trata de
superar la grave situación que les tocó afrontar.

Hasta ahí todo parece cierto; sin embargo, no hay tal xenofobia ni
discriminación. Lo que hay es un veto a la libertad de expresión propiciado
por esa corriente que quiere imponer la corrección política a toda costa, aún
pasando por encima de la verdad o, mejor aún, creando la verdad que les
conviene a esos que pretenden imponerle a la sociedad un nuevo modus
vivendi a la medida de sus delirios.

El asunto no se ve solo aquí. Desde hace años ha hecho carrera en Europa la


imposibilidad de denunciar y combatir los crímenes cometidos por
migrantes, sobre todo por musulmanes. De hecho, en países como Suecia y
Alemania está prohibido informar sobre los delitos que cometen
constantemente, como las frecuentes violaciones, y cuando se hace la
denuncia se suele omitir la condición de migrante del victimario, máxime si
es musulmán. Es similar a lo que ya ocurre en nuestros medios, en los que se
habla de «extranjero» y no de «venezolano» cuando se refieren a un
delincuente de esa nacionalidad.

Lamentablemente, la acusación de «xenofobia» se ha convertido en un arma


arrojadiza para impedir que los migrantes sean aconductados y sancionados
por sus actos o simplemente expulsados del país cuando así lo merecen. Es
un pretexto que apela a una aparente falta de sentido humanitario con el fin
de dejar sin piso las sindicaciones; es un intento de avergonzar y deshonrar a
quienes se atrevan a criticar a los migrantes para que se autocensuren y
rectifiquen públicamente su posición por miedo al matoneo al convertirlos
en blancos de las masas biempensantes.

Pero es fácil demostrar que la tal xenofobia en el caso de Colombia no existe,


y para ello el asunto del paso de migrantes por el Golfo de Urabá hacia
Panamá cae como anillo al dedo. La noticia de que cada mes centenares de
migrantes provenientes de África, Asía y el Caribe atraviesan el país de sur
a norte para cruzar el Tapón del Darién y recorrer toda Centroamérica hasta
llegar a los Estados Unidos, no es nueva; hace años que se conoce la
problemática. Sin embargo, ese tránsito de ilegales no ha generado la menor
resistencia porque no se ha visto que tenga incidencia en la comisión de
delitos; más bien, son estos migrantes, que van tras el sueño americano, los
que a menudo terminan siendo víctimas de los avivatos en nuestro país.

Alguien dirá que la xenofobia entre nosotros no se manifiesta cuando el


extranjero está de paso, inyectando algunos recursos en la economía, pero
que otra cosa ocurre cuando estos, en buen número, se quedan, compitiendo
con los locales por las fuentes de sustento, los subsidios estatales, la atención
en salud y educación y, ahora, hasta por las vacunas. Algo así como «¡interés,
cuánto valés!». No obstante, es de sentido común que los colombianos no
somos culpables de la debacle del socialismo del siglo XXI y que nuestra
solidaridad no puede ir más allá de nuestras capacidades, ni podemos
echarnos a cuestas responsabilidades que no son nuestras.

No es ninguna xenofobia criticar el albergue de 4.000 afganos en Colombia,


sino una opinión perfectamente válida que se enmarca en el derecho a la
libertad de expresión. Es que a todos nos duele la situación en la que ha
quedado ese país por la torpeza de Joe Biden, pero de ahí a recibir a miles de
personas de una cultura tan distinta, cuando tenemos tantos problemas, hay
mucho trecho. Hasta Austria se niega a recibirlos. Que Estados Unidos cubra
su manutención, está por verse. Además, es seguro que los gringos no los van
a acoger a todos y, en vez de ser algo temporal, nos quedaremos con
centenares de afganos que no saben hacer nada, igual que pasó con los
venezolanos, pues los más preparados migraron en las primeras oleadas a
países como Panamá, España y Estados Unidos.

Aquí llegaron, por lo general, personas de baja extracción, incluyendo a


muchos de los que convirtieron a la nación hermana en el país más peligroso
del mundo, sitial al que podríamos volver con su concurso. ¿Decir eso es
xenofobia?

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