En estos textos, el verbo sunérjeszai indica la reunión o convocación de la
comunidad, reunión en la que se hablaba por inspiración del Espíritu (1
Cor 14, 24), se cantaba, se tenía una instrucción y se hablaba en lenguas extrañas (1 Cor 14,26), intervenían los profetas (1 Cor 14,29) y todos predicaban inspirados con tal fuerza que los no creyentes reconocían la presencia de Dios en la comunidad (1 Cor 14, 39). (Mt 28, 18); ahora bien, esa autoridad se pone en relación directa con las dos acciones, enseñar y bautizar, que ordena hacer a sus discípulos; tal es el sentido de la partícula oün, que equivale a vincular el poder de Cristo con la predicación de la palabra y con la celebración del sacramento. Por consiguiente, cuando decimos que la celebración cristiana comporta, como elemento esencial, el anuncio de la palabra, no afirmamos simplemente que antes de administrar un sacramento se debe pronunciar un discurso sobre la religión o sobre la Biblia. el trono real, como guerrero valiente en la tierra consagrada a la devastación, llevando como espada aguda tu inmuta- ble mandato, se detuvo, y llenó todo con la muerte; estaba en contacto con el cielo mientras andaba sobre la tierra (Sab 18, 14- 16). no admite lugar a dudas: «El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los apóstoles o los escritos de los profetas. Y a renglón seguido de esta afirmación, Lucas concluye su relato del acontecimiento de Pentecostés con el sumario de lo que era la vida de la primera comunidad cristiana: «Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles y más eficaz que la iglesia puede realizar para humanizar nuestra sociedad y para conseguir que en este mundo haya menos sufrimientos, en eso tenemos la prueba más clara de que el culto cristiano De lo cual se sigue una consecuencia fundamental para toda la teología de los sacramentos, a saber: no podemos comprender, ni vivir, ni practicar un sacramento si previamente no comprendemos e integramos en nosotros Pablo hace a los cristianos de Galacia: Pues mirad, incluso si nosotros mismos o un ángel bajado del cielo os anunciara una buena noticia distinta de la que os hemos anunciado, ¡fuera con él! Los que piensan de esa manera, hablan lógicamente de la iglesia como de una especie de organización de servicios sociales, cuya tarea fundamental —si no exclusiva— consistiría en mejorar las condiciones de vida en este mundo. y el sacramento que, en realidad, vienen a ser una misma cosa: «Y de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva» (1 Cor 11, 26). Lo cual es cierto hasta tal punto que, en el único pasaje en que habla más extensamente de la eucaristía (1 Cor 11, 17-34), llega a vincular tan estrechamente la palabra Ahora bien, si tenemos en cuenta que, en la doctrina de Pablo, la fe se engendra por la audición de la palabra de Dios (Rom 10, 14), tenemos la constatación más clara de que existe una concate- nación necesaria entre la palabra que se predica se comprende que la teología de la palabra ha sido objeto de amplios estudios, durante las últimas décadas, tanto entre los teólogos protes- tantes como por parte de los católicos 36 . Pero, llegados a este punto, hay que hacerse una pregunta funda- mental: ¿por qué la palabra tiene, El concilio Vaticano II en diversos documentos, ha insistido de manera elocuente sobre la vinculación que siempre debe tener, en la celebración cristiana, la predicación de la palabra y la recepción del sacramento 31 . Concretamente, la palabra, tanto entre los antiguos pueblos orienta- les como entre los primitivos, no es sólo la expresión de un pensa- miento o de un deseo, sino un objeto concreto, que existe realmente, es eficaz Así, Felipe anuncia la buena noticia de Jesús- ai eunuco y éste se hace bautizar (Hech 8, 35-38); Pedro anuncia la palabra en casa de Cornelio y allí se bautizan los primeros paganos (Hech 10, 44-48); y bautismo se pone también de manifiesto cuando Pedro informa a la comunidad sobre la admisión de los primeros paganos en la iglesia, es decir, cuando informa de por qué ha bautizado a Cornelio: «¡Así que también a los paganos les ha concedido el hecho de que en 114 El culto cristiano: mensaje y celebración la iglesia se ponga tanto empeño en celebrar los ritos religiosos, mientras que la sociedad sigue adelante con' sus atropellos y sus injusticias. De lo dicho se sigue que, en el lenguaje bíblico, hablar de la palabra es hablar de un contenido, es decir, es hablar de un mensaje, el mensaje que contiene la palabra. En resumen, podemos decir, que si los elementos esenciales de la celebración cristiana son el anuncio del mensaje y la puesta en práctica del sacramento, el eslabón que une ambos elementos es la conversión. Se trata, por consiguiente, de un cambio objetivo de conducta; y de un cambio subjetivo que afecta no sólo a la mentalidad, sino a toda la interiori- dad de la persona, que lleva consigo un cambio radical en la concep- ción de la vida 40 . El culto cristiano: mensaje y celebración una fuerza y una gracia en sí misma: es una palabra, de vida, de gracia, de reconciliación; es semilla que tiene vida Dicho de otra manera, no basta que la palabra del celebrante sea una palabra ortodoxa y verdadera; lo decisivo es que sea una palabra significativa, que suscita reacciones seguramente contrapuestas, por- que los participantes No separaba lo espiritual y lo material; para él, lo uno está dentro de lo otro, y, por consiguiente, no puede tampoco distinguir con propiedad entre palabra y cosa, entre el relato de los Hechos insiste, una y otra vez, en que así es como se fueron formando las demás iglesias y así es como vivían: los doce no abandonan el ministerio de la palabra (Hech 6, 2); la palabra de Dios iba cundiendo y el número de los discípulos aumentaba Mt28, 19; Hech 1,5.22; 2, 38.41; 8,12.13.16.36.38; 9, 18; 10, 37.47.48; 11, 16; 13, 24; 16, 15.33; 18, 8.25; 19, 3.4.5; 22, 16; Rom 6, 3.4; 1 Cor 1, 13.14.15.16.17; 10,2; 12,13; 15, 29; Gal 3, 27; Ef 4, 5; Col 2, 12; Heb 6, 2; 1 la predicación del mensaje (Rom 10, 14-15); por medio del bautismo, los creyentes son incorporados a Cristo (Rom 6, 3-7); y en la celebración de la eucaris- tía se constituyen como «cuerpo de Cristo», es decir como iglesia (1 Cor 10, 17). la lectura de la Biblia (¡hasta ahí podríamos llegar!), sin embargo sus decisiones sobre la traducción, interpretación y edición de los libros sagrados motivó las exageraciones que más tarde vinieron 26 . Lo que afirmamos es mucho más que eso: se trata de comunicar un mensaje, que es buena noticia para unos, y motivo de escándalo De esta manera, la intención fundamental de Lucas al escribir los Hechos, que fue mostrar cómo la salvación se extendió al mundo pagano rebasando los límites del judaismo 3 , fue llevada a cabo por los creyentes, es decir, la comunidad dispersada a causa de la persecución. Pablo afirma que la palabra que él predica es «la palabra (el mensaje) de la cruz» (o lagos o toü stauroü), que resulta una locura y un escándalo (1 Cor 1, 18; cf. El problema, por consi- guiente, está en comprender, de una vez por todas, que la iglesia será fiel, no sólo a Dios sino también al hombre, el día que celebre correctamente Pablo quiere destacar es que tal celebración se debe realizar de tal manera que resulte inteligible, es decir, que sea una palabra expresiva para los asistentes. lo que se refiere a las cartas pastorales, no parece que de esos textos se pueda concluir que ya en aquel tiempo existía un sacramento de ordenación presbiteral; se trata, más bien, de que Timoteo tenía no hay que olvidar que el anuncio de la palabra de Dios aparece también, en el nuevo testamento, como tarea de todos los creyentes. El culto cristiano: mensaje y celebración de la palabra, a imitación del culto sinagogal judío; y asambleas sacramentales, en paralelismo con el culto del templo 11 . El sacramen- to, por consiguiente, no es un rito autónomo, una especie de gesto mímico, que sería siempre el mismo, siempre idéntico, sea cual sea la palabra que le preceda. Por este dato, sabemos que la expansión de la iglesia, fuera de Jerusalén, no se debió a los apóstoles, sino a los cristianos en general. De ahí, la mundanización de la proclamación de la palabra de Dios, que se fue desplazando al campo de la retórica en la forma del sermón, cosa que se puso de manifiesto Elementos indispensables de la celebración: palabra y sacramento Hace algún tiempo, los historiadores de la iglesia primitiva solían distinguir dos clases de asambleas o formas de celebración: unas que estarían dedicadas a la predicación de la palabra; y otras que estarían organizadas con vista a la celebración de los sacramentos. Esta concatenación aparece muy bien formulada en la primera carta de Pedro: «Si alguno habla, que sea como con palabras de Dios; si alguno asegura el servicio, que sea como por un mandato recibido de Dios» (1 Pe 4, 11). el mismo Pablo añade enseguida: «en la asamblea prefiero pronunciar media docena de palabras inteligibles, para instruir también a los demás» (1 Cor 14, 19). La conversión no consiste en la aceptación de un sistema abstracto de verdades; ni es simplemente un cambio de conducta. Hech 8, 4.40; 9, 15.20-21; 10,42; 11, 19; 12,24; 13, 1-5.32.46-49; 14,7.21; 15,35- 36; 16, 6.14.32; 17, 11.13.18; 5.11; 19, 10.20; 20, 2.20; 28,23.31; Rom 1, 5.9; 1 Cor 1,17; 9, 13.18; 15, 1.11; 2 Cor 2, 12.17; 4,1-2.5; 5,10; 11, 4.7; Gal 1, 8.16.23; 2, 2; Ef 3, 8; 6, 19-20; do los participantes se sienten interpelados de tal manera, que en unos se produce la alegría del que recibe una buena noticia, mientras que quizá en otros se suscita la extrañeza Escuela de Alejan- dría, sobre todo en Orígenes, el cristiano perfecto, el gnóstico, comul- ga de la manera más eminente cuando se apropia e integra en sí (Jer 1, 9 s; 5, 14; 23, 29); por eso, la palabra del profeta es como un fuego, como un martillo que destroza las rocas. el espíritu, la piedad y los misterios de la Escritura 27 ; o también otra propuesta en la que el mismo autor defendía que la lectura de la Biblia es para todo Así, en el libro de los Hechos, cuando se habla, por segunda vez, de una venida del Espíritu sobre la comunidad, el autor del libro indica que «los llenó a todos Evidentemente, en la praxis de la iglesia de todos los tiempos se han mantenido siempre estas dos formas o elementos fundamentales de la celebración cristiana. Esta estructura se compone de dos elementos, el anuncio y la explicación de la palabra, y a continuación la ofrenda propiamente eucarística. Por eso, piensan algunos, Jesús se enfrentó a los poderes constituidos de su tiempo, rechazó la religión oficial, desenmascaró a los dirigentes judíos, desautorizó las instituciones de aquella sociedad la iglesia no puede quedarse con los brazos cruzados, es decir, no puede permanecer ausente de las situaciones de sufrimiento que vive tanta gente en nuestra sociedad. Más adelante, cuando las autoridades judías ejecutan a Esteban, dice Lucas que «se desató una violenta persecución conta la iglesia de Jerusalén» (Hech 8, 1). Lucas (Mt 13, 15; Me 4, 12; Le 1, 16; 22, 32; Hech 3, 19; 9, 35; 11, 21; 14, 15; 15, 19; 26, 18.20; 28, 27). Pero no se trata solamente del bautismo, porque en Tróade Pablo predicó largamente ante la comunidad reunida y todos celebraron la «fracción del pan», expresión que indica claramente la celebración de la eucaristía 15 . anunciando el mensaje de la «buena noticia» (Hech 8, 4), pero siempre teniendo en cuenta que la respuesta a ese mensaje es la recepción del bautismo. Aquí es interesante observar la relación directa que se establece entre la presencia del Espíritu en todos y la tarea que también todos asumen de anunciar Porque de sobra sabemos que la iglesia ha sido más fiel en observar y cumplir sus ceremonias sagradas que en defender a los oprimidos de la tierra. La lectura del libro de los Hechos de los apóstoles hace compren- der enseguida que la iglesia primitiva entendió efectivamente el man- dato misional de Cristo en el sentido indicado. el mensaje, el creyente ha de responder con una actitud renovada de conversión, es decir, de orientación nueva lo repito ahora: si alguien os anuncia una buena noticia distinta de la que recibisteis, ¡fuera con él! Los textos que hablan de la «pala- bra» en el nuevo testamento establecen una conexión directa entre esa palabra y la buena noticia: la palabra que se anuncia y se proclama es la buena noticia que se refiere a Jesús En las lenguas modernas, al menos en las de occidente, la «pala- bra», en cuanto conjunto de sonidos, tiene una función casi exclusiva de portadora de significado 32 . no es asunto de un instante, un acto aislado que pasa y se termina; la conversión equivale a tomar una orientación nueva en la vida, un camino distinto, abandonando No somos una organización de servicios sociales Hoy hay cristianos que se imaginan a Cristo como un agitador social, un revolucionario, que habría venido Según esta descripción, la estructura de la celebración cristiana estaba ya fijada en la segunda mitad del siglo II. y en la comunión de vida, en el partir el pan y en las oraciones» (Hech 2, 42). Pero al mismo tiempo que reconocemos todo eso, es urgente reconocer también — hay que afirmarlo sin titubeos— que la iglesia lo que aquí venimos explicando: Cristo apela a la autoridad suprema que se le ha dado (pasa exousía) Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos para consagrarlos al Padre y al Hijo y al Espíritu santo, y enseñadles a guardar todo lo que el sermón rutinario de siempre, es una celebración inauténtica, porque en ella no se comunica el mensaje. te condicionado por la palabra, determinado por ella, orientado siempre como respuesta al contenido de esa palabra. (Hech 8, 4.12-14.25; 10, 36; 11, 19-20; 13,5; 15,7.25-36; 17, 13; 2 Cor 4, 2-3; Efl, 13; 6, 15-19; Flp 1, 12- 16; Col 1, 5.23-25; 2, 8-9). el fin del mundo; pero esa autoridad está vinculada a dos acciones concretas: la palabra y