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Nº 42
Leopoldo Marechal
Profesorado en Historia para E.S.B y Polimodal
con Trayecto en Ciencias Sociales
Monografía
Tema:
“Terrorismo de Estado
Durante la última dictadura militar” (1976-1983)
Año: 2007
INTRODUCCIÓN
Desde 1.880 hasta 1.930 el territorio argentino estaba dirigido por una oligarquía de
terratenientes asociados con los capitales británicos.
Los próximos cincuenta años fueron de turbulencia, y se destacaron por la irrupción del
movimiento obrero organizado como fuerza política.
Con el contexto ideal: crisis política, económica y social la dictadura militar se establece
en el poder y con ella el terror, que se
“Entiende como el uso arbitrario, por parte de los órganos de autoridad política, de
coerción severa contra individuos o grupos, la amenaza creíble de tal uso, o la
exterminación arbitraria de tales individuos o grupos”4
El Terrorismo de Estado
La toma de del poder por parte de los militares implicó una profunda radicalizacón de
sus acciones violentas. La represión se convirtió en un objetivo principal, acción que se
sistematizo del Estado, la violencia se desplegó no sólo contra las organizaciones
1
Benítez, Diego Hernán y Mónaco, César.; “La dictadura Militar, 1.976-1.983” en Kessler, Gabriel;
Luzzi, Mariana(compiladores);Problemas socioeconómicos contemporáneos. Universidad Nacional
General Sarmiento; Buenos Aires;2007,Pág.153.
2
Troncoso, Oscar; Apéndice documental, en cronología y documentación: El Proceso de Reorganización
Nacional, Buenos Aires; Centro Editor de América Latina,1.984,pp.108
3
Op.Cit 2 pp. 108
4
Corradi, Juan E.; “El método de destrucción. El terror en Argentina” en Quiroga, Hugo; Tcach, César
(compiladores); A veinte años del golpe. Con memoria democrático; Rosario; Homo Sapiens; 1996;pp.
89
armadas (como montoneros y el ERP), sino también a cualquier grupo o individuo
sospechado de subversivo.
“En palabras de un general: “primero mataremos a los subversivos, luego a sus
colaboradores, luego a sus simpatizantes, a los indiferentes y, por último, a los
tímidos””5.
Para poder tener mejores resultados en sus acciones violentas contra los subversivos el
gobierno militar dividió al territorio nacional en “5 zonas, 19 subzonas y 117 áreas”6,
se “conformo( de esta manera) una matanza administrada”7.
El sistema represivo era llevado a cabo por oficiales y suboficiales, policías y también
civiles. Una vez seleccionado el sospechoso, se realizaba un operativo para conseguir su
detención, generalmente de noche, sobre el domicilio, lugar de trabajo o en la misma
calle. Una vez consumado el secuestro se procedía al traslado de la victima hacia algún
centro clandestino, y en este lugar de terror se cometían las peores atrocidades: torturas
no sólo físicas sino también psicológicas hasta delatar a sus compañeros de militancia,
en muchos casos los detenidos delataban a personas inocentes los cuáles, en su gran
mayoría eran detenidos. Además de las torturas y violaciones sufridas durante su
encierro se busca con el
“aislamiento (…) respecto del mundo exterior (reflexione) de todo lo que ha motivado
la infracción, de las complicidades que la han facilitado(…) Sólo en presencia de su
crimen, aprende a odiarlo, y si su alma no está todavía estragada por el mal, será en el
aislamiento donde el remordimiento vendrá a asaltarlo”8.
Posteriormente eran, supuestamente, trasladados hacia una prisión en la cual dejaban la
clandestinidad para tener un legajo con su nombre y apellido, y de esta manera podían
ser visitados por amigos y/o familiares, pero la realidad era otra porque este traspaso
significaba en casi la totalidad de los casos una muerte segura.
La forma de accionar de las tres armas fue muy bien sincronizado, en donde cada uno
de los agentes al servicio del gobierno militar tenia una tarea específica que debían
cumplir para poder acabar con la subversión.
Según Pilar Calveiro el diseño estaba constituido en un primer momento por “la patota”,
grupo operativo que se encargaba del secuestro de los prisioneros, éstos solo recibían la
orden que indicaba a quién debían secuestrar y en que lugar se lo podía hallar; una vez
secuestrado y golpeado era llevado hacia los campos de concentración, en este lugar lo
esperaba el “grupo de inteligencia”, que eran los que manejaban la información y con
ésta orientaban el interrogatorio, en el cuál era cruelmente torturado, lograda la
confesión los oficiales de inteligencia redactaban un informe con los datos sustraídos al
prisionero para que la patota sea conducida a un nuevo blanco; luego de sufrir el
interrogatorio(con torturas) se le asignaba un número de identificación, y el detenido
pasaba a ser uno más que el aparato de vigilancia y mantenimiento debía controlar,
dicho aparato estaba compuesto por “guardias”, los cuales en muchos casos no tenían
conocimiento de quiénes y cuál era el motivo por el que se encontraban allí, hasta que
5
Op. Cit. 1 pág. 154-155
6
Izaguirre, Inés; “La política de la memoria y la memoria de la política en Argentina”, en Razón y
Revolución, Nº 4; Buenos Aires, Otoño de 1.998; pp. 77
7
Op. Cit. 1 pág. 155
8
Foucalt, Michel; “Vigilar y Castigar: Nacimiento de la prisión”; Buenos Aires; Siglo XXI Editores
Argentina, 2006; pág. 239
un día llegaba una lista con una supuesta orden de traslado y los guardias se limitaban a
organizar una fila y entregar a los secuestrados; el traslado significaba una muerte
segura en la gran mayoría de los casos. Algunos eran transportados lejos del centro
clandestino de concentración, en donde eran fusilados, y posteriormente se procedía al
entierro en fosas comunes, e incluso se cremaban los cadáveres, pro el más utilizado fue
que el personal del campo le inyectara al prisionero somníferos, con la pérdida del
conocimiento, además de estar amordazados y maniatados eran encapuchados, se los
trasladaba hacia los aviones en camiones y en los denominados vuelos de la muerte se
arrojaban vivos al mar, “los desaparecedores de cadáveres” eran los encargados de esto.
Durante la dictadura militar la represión fue una herramienta muy recurrente, y a pesar
de esto en Argentina estallaron varias huelgas entre los años 1.978 y 1.981 por parte de
la clase trabajadora.
En el país coexistieron dos movimientos de índole popular: la clase política, compuesta
por los líderes de las organizaciones e intelectuales universitarios, que se encargaba de
la organización de las huelgas generales, las manifestaciones públicas, entre otras; y la
base de la clase trabajadora, integrada por los llamados “cabecitas negras”, quién a
través de sus redes sociales, políticas y familiares organizan clubes, por ejemplo, y
tienen una relación mas estrecha, en comparación con la clase política.
“El objetivo central del Estado era la transformación del obstáculo principal para la
expansión del capital: la clase trabajadora organizada y dotada de conciencia clasista.
La meta fundamental del terror era el esfuerzo sostenido para abolir (…) la memoria
de la solidaridad y de los lazos sociales dentro de la clase trabajadora y atomizar la
clase e inculcar los sentimientos de subordinación, inferioridad y servilismo”9
Pero la clase trabajadora tiene distintas características que permiten explicar el por qué
de su fortaleza:
“…la intensidad extraordinaria de la solidaridad y la organización clasista. Esto se
manifiesta en la capacidad para ejecutar con éxito huelgas generales a nivel nacional
(…) La segunda Característica era un rechazo general del Estado y de la dominación
y los valores de la clase gobernante (…), la tercer característica es la intransigencia de
la clase trabajadora (…), la cuarta(los) potentes lazos informales, expresados a través
de la familia, la vecindad (…), la quinta(…) altos niveles de confianza y apoyo mutuo
existente dentro de las comunidades locales”10
Estas características permiten explicar que la clase trabajadora tenía en claro que poseía
derechos y por tal motivo debía recibir beneficios, y no abandonarían su nivel de vida
en base al supuesto desarrollo industrial nacional.
La represión ejercida por parte de la dictadura desarticuló por completo a la clase
política, también atacó a la clase trabajadora pero no pudo con ella porque las redes
establecidas eran muy fuertes, y sumado a esto la conciencia de clase. Por este motivo
continuaron las huelgas en el país.
Este accionar bien diseñado en la última dictadura, la represión, que produjo miles de
líderes desaparecidos produjo el nacimiento de nuevos líderes, ya que la clase
trabajadora tiene la capacidad de reproducirse y es:
9
Petras, James F.; “El terror y la hidra: El surgimiento de la clase trabajadora argentina” en Clases,
Estado y poder en el Tercer Mundo, Casos de conflictos de clase en América Latina; México, Fondo de
Cultura Económica; 1.993, pág. 288.
10
Op. Cip. 9, pág. 290-292
“Como la Hidra (porque) cada vez que el régimen corta una cabeza, surgen dos para
sustituirla”11
La vuelta a la democracia
“Durante 1.983, último año del gobierno militar, en crisis luego de su derrota en la
guerra de Malvinas, (…) pergeño una ley de autoamnistía para todos los militares
acusados de hechos aberrantes durante la llamada “guerra sucia””14
La redemocratización y la politización de la vida social es iniciada por la UCR, ya que
logro la victoria en los comicios de 1.983, con el gobierno de Raúl Alfonsín, quién se
encontró con una herencia muy particular de parte de la dictadura: necesidad de justicia,
gran acrecentamiento de la deuda externa, desempleo, entre otras.
Ante todo Alfonsín, atendiendo al reclamo de la sociedad de justicia, declaro nula la ley
de autoamnistía y promovió el juicio a las Juntas, también lanzo un plan económico
para mejorar la situación por la que atravesaba el país:
“…1) control de precios y salarios, 2) promesa de reducir el déficit fiscal aumentando
la recaudación y reduciendo el gasto público, 3) promesa de imponer disciplina a las
empresas del Estado, que necesitaran la aprobación presidencial de su presupuesto,
impartiendo al banco central la orden de dejar de emitir moneda para cubrir sus
pérdidas, 4) aliento de las exportaciones, 5) reducción de los aranceles proteccionistas,
11
Op. Cit. 9, pág. 295
12
Mangone, Carlos; Warley, Jorge; “Galtieri” la guerra en las Malvinas y el derrumbe de la dictadura en
la Argentina: Buenos Aires; Ceal; 1.986; pág. 115
13
Op. Cip. 12, pág. 129
14
Op. Cit. 6, pág. 70
6)aliento a la inversión extranjera, 7) para poner de relieve que el plan representaba
el comienzo de algo distinto, acuñación de una nueva moneda, llamada el
“austral”…”15
Las medidas adoptadas por el gobierno no dieron el efecto esperado, motivo por el cual
la inflación creció de una manera tal que se produjo un terrible malestar social, que
propiciaron los saqueos a distintos comercios, en distintos puntos del país. Y Alfonsín
ante esta situación decidió dejar el poder antes de que se cumpliera su mandato, se
llamo a elecciones y asume como presidente Carlos Menem.
15
Lewis, Paul H.; “Estancamiento dinámico” en la crisis del capitalismo argentino; Buenos Aires; Fondo
de Cultura Económica;1.993; capítulo 19; pág. 565
16
Op. Cit. 6, pág. 71
17
Op. Cit. 6, pág. 71
CONCLUSIÓN
La dictadura militar establecida en el poder entre los años 1.976-1.983 fue una dictadura
planificada desde el exterior para ser más preciso de los Estados Unidos. El plan logro
sus objetivos ya que logro instalar la política económica neoliberal y el miedo que
persiste hasta nuestros días en la sociedad, lo único que no pudo lograr fue la pasividad
del movimiento obrero que aún continua su lucha.
La dictadura también dejo un saldo de más de 30.000 desaparecidos, cuyas familias
siguen tras la búsqueda de justicia, y dentro de los desaparecidos se perdieron los
dirigentes que hoy estarían, seguramente, en el poder con políticas muy distintas a las
tenidas en cuenta en la actualidad.
Por todo lo argumentado anteriormente hay que luchar por la justicia y para que hechos
(genocidas) como estos no vuelvan a repetirse NUNCA MÁS.
Bibliografía:
Página
Introducción 1
El método de destrucción en Argentina: El Terror 2
El Terrorismo de Estado 2
Un accionar ideal para matar 3
La represión y el refortalecimiento de la clase trabajadora 4
Malvinas: La Guerra y el comienzo del final 5
La vuelta a la democracia 5
La memoria, la impunidad y la justicia 6
Conclusión 7