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Ampliación de Matemáticas

3 de noviembre de 2010
Índice general

1. Series numéricas y funcionales 2


1.1. Series numéricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.1.1. Denición y propiedades generales . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.1.2. Criterios de convergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.2. Series de funciones. Series de potencias . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1.2.1. Sucesiones y series de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1.2.2. Series de potencias. Propiedades generales . . . . . . . . . . . 20
1.2.3. Desarrollo de una función en serie de potencias . . . . . . . . 29
1.3. Series de Fourier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.3.1. Coecientes de Fourier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.3.2. Convergencia puntual de la serie de Fourier . . . . . . . . . . . 39
1.3.3. Integración de la serie de Fourier . . . . . . . . . . . . . . . . 47

2. Ecuaciones diferenciales ordinarias 50


2.1. Ecuaciones diferenciales ordinarias. Conceptos básicos . . . . . . . . . 51
2.2. Problemas de valor inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
2.3. Ecuaciones diferenciales de primer orden . . . . . . . . . . . . . . . . 56
2.3.1. Ecuaciones lineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
2.3.2. Ecuaciones homogéneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
2.3.3. Ecuaciones exactas. Factores integrantes . . . . . . . . . . . . 59

1
Capítulo 1

Series numéricas y funcionales

El objeto principal de este tema es el estudio de las series funcionales. Tales


objetos desempeñan un papel muy importante en la matemática aplicada. Por una
parte pueden utilizarse para descomponer una función dada en funciones más sen-
cillas (como funciones polinómicas o sumas de senos y cosenos), lo cual resulta útil
para aproximar la función original con el grado de precisión que se desee. Por otro
lado, haciendo uso de las series podemos denir nuevas funciones que no admiten
una representación en términos de funciones elementales. Este hecho es esencial
para resolver determinadas ecuaciones diferenciales ordinarias que aparecen en las
aplicaciones que no pueden resolverse por medio de cuadraturas, y constituye la
piedra angular del método de separación de variables, que resulta de gran utilidad
para resolver determinados problemas asociados a algunas ecuaciones ecuaciones en
derivadas parciales de la Física Matemática, como la ecuación del calor o la de la
cuerda vibrante.

1.1. Series numéricas

Antes de entrar en el estudio de las series de funciones, es necesario entender la


noción y las propiedades de las series numéricas. Con este concepto se pretende dar
sentido a sumas innitas del tipo

X
an = a1 + a2 + · · · ,
n=1

donde {an }n es una sucesión de numeros reales.

2
1.1.1. Denición y propiedades generales
Sea {an }n una sucesión de números reales, y sea, para cada n ∈ N,
n
X
Sn = ak = a1 + a2 + · · · + an .
k=1

Al par formado por las sucesiones {an }n y {Sn }n se le llama serie numérica de
término general {an }n . Dicha serie se representa con el símbolo

X
an .
n=1

A la sucesión {Sn }n se le llama sucesión de sumas parciales de la serie.


Se dice que la serie es convergente si existe un número S ∈ R tal que lı́m Sn = S .
n
En tal caso se dice que S es la suma de la serie y se escribe

X
an = S.
n=1

Si la sucesión {Sn }n diverge a +∞ o a −∞ se dice que la serie es divergente, y se


escribe ∞ ∞
an = +∞ o
X X
an = −∞.
n=1 n=1

Finalmente, diremos que la serie es oscilante cuando no exista el límite lı́m Sn .


n

Ejemplo: Serie geométrica


Se llama así a la serie de término general

an = arn−1 ,

donde a y r números reales dados (el número r recibe el nombre de razón de la serie).
Recordando la expresión para la suma de n primeros términos de una progresión
geométrica de razón r 6= 1 obtenemos la igualdad
n
X rn − 1
Sn = ark−1 = a · .
k=1
r−1

Estudiemos el límite de la sucesión de sumas parciales de la serie. Para simplicar


las cosas supondremos que a > 0. Distingamos varios casos.

3
1. Si |r| < 1 entonces rn → 0 y por tanto,
a
lı́m Sn = ,
n 1−r
así que la serie converge siendo su suma

X a
arn = .
n=1
1−r

2. Si r > 1 entonces lı́m rn = +∞, de modo que


n

lı́m Sn = ∞,
n

y la serie es divergente.

3. Si r ≤ −1 entonces no existe el límite lı́m rn , y la serie es oscilante.


n

4. Si r = 1 entonces no puede aplicarse la fórmula deducida previamente para la


suma parcial n-ésima de la serie, pero en este caso es claro que Sn = na. Por
tanto
lı́m Sn = ∞,
n
y la serie diverge.

Como consecuencia de las propiedades del límite sucesional se deducen las sigu-
ientes propiedades generales acerca del comportamiento de las series numéricas.
Teorema 1.1. Sean an y dos series de números reales.
P∞ P∞
n=1 n=1 bn

(1) Si ambas series son convergentes y α y β son números reales, entonces la serie
de término general {αan + βbn }n es también convergente, y

X ∞
X ∞
X
(αan + βbn ) = α an + β bn .
n=1 n=1 n=1

(2) Si an = bn para todo n mayor que cierto número m, entonces ambas series
tienen el mismo carácter. En particular, el carácter de una serie no se altera
si se modica una cantidad nita de sus términos.
Demostración. La armación (1) es consecuencia inmediata de las propiedades ar-
itméticas de los límites de sucesiones. Para probar (2) basta tener en cuenta que si
Sn y Sn0 son las sumas parciales n-ésimas de ∞ n=1 an y n=1 bn , respectivamente,
P P∞

entonces para cada n > m se tiene Sn − Sn = k=1 (ak − bk ). En particular, la


0
Pm

sucesión {Sn − Sn0 }n es constante a partir del término m-ésimo.

4
Aparte de la serie geométrica de razón con módulo menor que 1 no hay muchas
series convergentes cuya suma pueda calcularse por métodos directos. Por este moti-
vo, de momento restringiremos nuestra atención al estudio de criterios que permitan
decidir sobre el carácter de convergencia o divergencia de una serie. El primer resul-
tado en esta dirección es la siguiente condición necesaria de convergencia.

Teorema 1.2. Si la serie an converge, entonces lı́m an = 0.


P∞
n=1 n

Demostración. Designemos por S la suma de la serie y por Sn la suma parcial n-


ésima. Entonces lı́m Sn = S y también lı́m Sn−1 = S . Por otra parte, para cada
n n
n ∈ N se tiene
an = Sn − Sn−1 ,

y tomando límites resulta

lı́m an = lı́m Sn − lı́m Sn−1 = S − S = 0.


n n n

Ejemplos:
(a) La serie ∞
n=1 n+1 no es convergente, al no tener límite 0 la sucesión { n+1 }n .
n n
P

(b) La serie ∞
n=1 cos n no es convergente, pues no existe el límite de su término
P

general.

Nota:
La condición lı́m an = 0 no garantiza la convergencia de la serie an . El
P∞
n n=1
término general de la serie

X 1

n=1
n
tiene límite 0. Sin embargo, la serie es divergente, pues
1 1 1 1 1 n √
Sn = 1 + √ + √ + · · · + √ ≥ √ + · · · + √ = √ = n → ∞.
2 3 n n n n

1.1.2. Criterios de convergencia


En esta sección establecemos algunas condiciones sucientes para la convergencia
de una serie. Nuestro análisis será análogo al de las integrales impropias.

5
Empezamos estudiando criterios de convergencia para las series cuyos términos
tienen todos el mismo signo. Podemos restringirnos al caso en que dichos térmi-
nos son positivos, pues si ∞ n=1 an es una serie de términos negativos, entonces
P

n=1 (−an ) es una serie de términos positivos, y es claro que ambas series tienen el
P∞

mismo carácter. Obsérvese que cuando an ≥ 0, la sucesión {Sn }n es creciente. Este


hecho es la clave del siguiente resultado.

Lema 1.3. Supongamos que an ≥ 0 para todo n ∈ N. Entonces la serie


P∞
n=1 an
converge si la sucesión de sumas parciales {Sn }n es acotada superiormente, y diverge
a ∞ en caso contrario.

Demostración. Sabemos que si una sucesión de números reales creciente de números


es creciente entonces dicha sucesión converge si es acotada superiormente, y diverge
a innito en caso contrario.
Por otra parte, hemos visto que si los an son positivos entonces la sucesión {Sn }n
es creciente. Así pues, si la sucesión {Sn }n es acotada superiormente entonces dicha
sucesión tiene límite, y la serie ∞ n=1 an es convergente. Y si {Sn }n no es acotada
P

superiormente, entonces {Sn }n tiene límite innito, y ∞ n=1 an = ∞.


P

Una primera consecuencia de este lema es el siguiente resultado de tipo cualita-


tivo.

Proposición 1.4. Si an ≥ 0 para todo n, entonces la serie an o bien converge


P∞
n=1
o bien diverge a +∞. En otras palabras, una serie de términos positivos no puede
ser oscilante.

Otra consecuencia del lema precedente es el siguiente teorema, que en muchos


casos permite reducir el estudio del carácter de una serie numérica al de una integral
impropia.

Teorema 1.5 (Criterio de la integral). Sea f : [1, ∞) −→ R una función decre-


ciente, continua y positiva y sea {an }n una sucesión tal que

f (n) = an para todo n ∈ N.

Entonces la serie n=1 an converge si, y sólo si, lo hace la integral impropia f (t)dt.
P∞ R∞
1

6
Demostración. Puesto que f es decreciente, para cada k ∈ N y cada t ∈ [k, k + 1]
tenemos la desigualdad
f (k) ≥ f (t) ≥ f (k + 1)

es decir,
ak ≥ f (t) ≥ ak+1 .

Integrando en el intervalo [k, k + 1] resulta


Z k+1
ak ≥ f (t)dt ≥ ak+1 .
k

Sea n ∈ N. Sumando estas desigualdades desde k = 1 hasta k = n se sigue que


Z n+1
a1 + a2 + · · · + an ≥ f (t)dt ≥ a2 + · · · + an + an+1
1

es decir, Z n+1
Sn ≥ f (t)dt ≥ Sn+1 − a1 . (1.1)
1

Supongamos que la serie ∞ n=1 an es convergente. Entonces la sucesión {Sn }n tiene


P

límite nito. Habida cuenta de la desigualdad anterior se sigue que la función


F (x) = 1 f (t)dt es acotada superiormente, y en virtud de un resultado conocido
Rx

para integrales impropias (análogo al Lema 1.3 inferimos que la integral 1∞ f (t)dt
R

es convergente.
Probemos ahora la armación recíproca. Si la integral es convergente entonces
la función F (x) = 1x f (t)dt es acotada, y por la desigualdad (1.1) se sigue que la
R

sucesión {Sn+1 }n es acotada superiormente. Utilizando el lema precedente deducimos


que la serie ∞ n=1 an converge.
P

Ejemplo: serie armónica generalizada


Sea p un número positivo. Entonces la serie

X 1
n=1
np

converge si p > 1 y diverge si p ≤ 1.


Para comprobarlo, consideramos la función
1
f (t) = , t ∈ [1, ∞).
tp
7
Claramente, f es continua, decreciente y positiva, y para cada n ∈ N se tiene
R∞
f (n) = n1p . Además, la integral impropia 1 f (t)dt converge si p > 1 y diverge
si p ≤ 1. Por tanto la serie ∞n=1 np converge para p > 1 y diverge si p ≤ 1.
1
P

El Lema 1.3 es también la clave del siguiente resultado, cuyo enunciado y de-
mostración son completamente análogos a los del Criterio de comparación para in-
tegrales impropias.
Teorema 1.6 (Criterio de comparación). Sean {an }n y {bn }n dos sucesiones de
números reales tales que
0 ≤ an ≤ bn , para todo n ∈ N.

(1) Si la serie es convergente, también lo es an .


P∞ P∞
n=1 bn n=1

(2) Si la serie an diverge, también lo hace .


P∞ P∞
n=1 n=1 bn

Utilizando propiedades del límite sucesional se deduce la siguiente mejora del


teorema precedente.
Corolario 1.7. Sean {an }n y {bn }n sucesiones de términos positivos.
(1) Si el límite lı́m abnn existe y es distinto de 0, entonces las series an y
P∞
n n=1
tienen el mismo carácter.
P∞
n=1 b n

(2) Si lı́m abnn = 0 y la serie es convergente, también lo es la serie an .


P∞ P∞
n n=1 bn n=1

(3) Si lı́m abnn = +∞ y la serie diverge, también lo hace la serie an .


P∞ P∞
n n=1 bn n=1

Ejemplo:
La serie ∞
X 1

n=1
n2 + 5n + 3
es divergente.
En efecto, como
√ 1
n2 +5n+3 n
lı́m 1 = lı́m √ = 1 6= 0
n
n
n n2 + n + 5
y la serie ∞n=1 n es divergente, se sigue que la serie propuesta es divergente.
1
P

Comparando con series geométricas se deducen también los dos siguientes cri-
terios de convergencia, que resultarán de gran utilidad más adelante, cuando es-
tudiemos las series de potencias.

8
Corolario 1.8 (Criterio de la raíz, Cauchy). Sea {an }n una sucesión de térmi-
nos positivos tal que existe o es innito el límite

lı́m n
an = `.
n

Entonces la serie an converge si ` < 1 y diverge si ` > 1.


P∞
n=1

Demostración. Supongamos en primer lugar que ` < 1. Sea M un número com-


prendido entre ` y 1. Por la denición de límite sucesional encontramos un entero
positivo N tal que para todo n ≥ N es

n
an < M

es decir,
ann < M n .

Así pues, todos los términos de nuestra serie, a partir del N -ésimo están mayorados
por los términos de una serie geométrica de razón M , la cual converge al ser 0 <
M < 1. Por el criterio de comparación se sigue que la serie ∞ n=N an es convergente,
P

y teniendo en cuenta que el carácter de una serie no cambia si se suprime o modica


una cantidad nita de sus términos deducimos que la serie ∞ n=1 an es convergente.
P

Supongamos ahora que ` > 1, y jemos un número M tal que 1 < M < `. Al
igual que antes encontramos un entero positivo N tal que si n ≥ N entonces

ann > M n > 1.

Esto implica que la sucesión {an }n no converge a 0, y en virtud del Teorema 1.2 se
sigue que la serie ∞n=1 an es divergente.
P

Ejemplo:
Determinemos el carácter de la serie
∞  n2
X n
.
n=1
n + 1

En este caso se tiene


" n2 #1/n  n
√ n n
n
an = = .
n+1 n+1

9

El límite lı́m n an es una indeterminación del tipo 1∞ . Aplicando la conocida fórmula
n
para estas indeterminaciones resulta
 n
n n
lı́m n( n+1 −1) lı́m −n 1
lı́m =en =en n+1
= < 1,
n n+1 e
y por el Criterio de Cauchy deducimos que la serie propuesta es convergente.

Corolario 1.9 (Criterio del cociente, d'Alembert). Sea {an }n una sucesión de
términos positivos tal que existe o es innito el límite
an+1
lı́m = `.
n an
Entonces la serie an converge si ` < 1 y diverge si ` > 1.
P∞
n=1

Ejemplo:
Estudiemos el carácter de la serie

X n
.
n=1
2n

En este caso es an = n
2n
, y puesto que
n+1
an+1 2n+1 n 1
lı́m = lı́m n = lı́m = < 1,
n an n
2n
n 2(n + 1) 2
la serie es convergente.

Nota:
El criterio de d'Alembert no decide cuando
an+1
lı́m = 1.
n an
Así por ejemplo, aplicando el test de este criterio a las series 1
y 1
vemos
P P
n n n n2
que en ambos casos
an+1
lı́m = 1.
n an
No obstante, la primera de estas series diverge y la otra converge. Lo mismo ocurre
con el criterio de Cauchy.
El siguiente criterio, debido a J.L. Raabe, resulta útil cuando el de d'Alembert
no decide.

10
Teorema 1.10 (Criterio de Raabe). Sea {an }n una sucesión de términos posi-
tivos tal que existe o es innito el límite
 
an+1
lı́m 1 − = `.
n an

Entonces la serie an converge si ` > 1 y diverge si ` < 1.


P∞
n=1

Demostración. Supongamos en primer lugar que ` > 1. Elijamos un número real s


tal que 1 < s < `. Por la denición de límite, podemos encontrar un número N ∈ N
tal que si n ≥ N entonces  
an+1
n 1− > s,
an
o equivalentemente,
n (an − an+1 ) > san .

Para cada m ∈ N se tiene, por tanto,

N (aN − aN +1 ) > saN


(N + 1)(aN +1 − aN +2 ) > saN +1
..
.
(N + m)(aN +m − aN +m+1 ) > saN +m .

Sumando estas m desigualdades obtenemos esta otra


m
X m
X
N aN − (N + m)aN +m+1 + aN +k > saN + s aN +k ,
k=1 k=1

de donde se inere que


m
X
N aN > saN + (N + m)aN +m+1 + (s − 1) ak+m .
k=1

Teniendo ahora en cuenta que s − 1 > 0 resulta


m
X
N aN > (s − 1) ak+m ,
k=1

y de aquí,
m
X N aN
ak+m ≤ .
k=1
s−1

11
Como esta desigualdad es cierta para todo m ∈ N deducimos que la sucesión de
sumas parciales de la serie ∞ n=N +1 an es acotada superiormente, de modo que esta
P

serie converge. Ahora bien, la serie que estamos considerando es la que resulta al
suprimir a nuestra serie ∞ n=1 an los N primeros términos. Y como el carácter de
P

una serie no cambia si se alterna un número nito de sus términos se sigue que la
serie ∞ n=1 an es también convergente.
P

Supongamos ahora que ` < 1. De acuerdo con la denición de límite existe un


número N ∈ N tal que si n ≥ N entonces
 
an+1
n 1− < 1,
an

Multiplicando por an se obtiene

n(an − an+1 ) < an ,

y de aquí
(n − 1)an < nan+1 .

Así pues, la sucesión {nan }n≥N es estrictamente creciente. Por tanto, o bien es
convergente o bien tiende a ∞. Notemos que como los términos de esta sucesión son
positivos, de ser convergente su límite será estrictamente mayor que 0. Teniendo en
cuenta que la serie n≥N n1 diverge a ∞, utilizando el Corolario 1.7 se sigue que la
P

serie ∞ n=N an , y por tanto la serie n=1 an , son también divergentes.


P P∞

Ejemplo:
Estudiemos el carácter de convergencia de la serie

X (2n)!
n (n!)2
.
n=1
4

Para cada n ∈ N se tiene


(2n+2)!
an+1 4n+1 ((n+1)!)2 (2n + 2)! · (n!)2 (2n + 2)(2n + 1) 2n + 1
= (2n)!
= 2 = = ,
an 4(2n)! · ((n + 1)!) 4(n + 1)2 2n + 2
4n (n!)2

luego
an+1
lı́m = 1,
n an

12
y el criterio de D'Alembert no decide sobre la convergencia de la serie. Utilizaremos
el criterio de Raabe. Habida cuenta de la igualdad probada previamente, para cada
n ∈ N tenemos    
an+1 2n + 1 n
n 1− =n 1− = .
an 2n + 2 2n + 1
Y tomando límites resulta
 
an+1 n 1
lı́m n 1 − = lı́m = .
n an n 2n + 1 2

Siendo el límite obtenido menor que 1 se sigue que la serie es divergente.


Pasamos ya al estudio de la convergencia para las series cuyos términos son de
signo no constante. Al igual que en el caso de las integrales impropias, existe una
noción de convergencia absoluta: la serie ∞ n=1 an converge absolutamente si la serie
P

n=1 |an | es convergente... Y de forma análoga se demuestra el resultado obvio.


P∞

Teorema 1.11. Toda serie absolutamente convergente es convergente.

Ejemplo:
La serie ∞
X cos n
n=1
n2
es convergente. En efecto, puesto que para todo n ∈ N es
cos n 1
2 ≤ 2

n n
y la serie ∞ n=1 n2 converge, en virtud del criterio de comparación para series de
1
P

términos positivos se sigue que la serie ∞ 2 es convergente. Utilizando el


P cos n
n=1 n
teorema anterior deducimos la convergencia de la serie ∞ n=1 n2 .
cos n
P

El recíproco del teorema precedente es falso, es decir, existen series que convergen
pero no lo hacen absolutamente (enseguida veremos un ejemplo). El caso más sencillo
en el que resulta fácil decidir sobre el carácter de convergencia de una serie (cuando
ésta no es absolutamente convergente) es el de las series alternadas, esto es, series
cuyos términos son alternativamente positivos y negativos. Para estas series se tiene
el siguiente resultado.

13
Teorema 1.12 (Leibniz). Sea {an }n una sucesión decreciente de números posi-
tivos. Si lı́m an = 0 entonces la serie alternada
n


X
(−1)n+1 an
n=1

es convergente.

Demostración. Demostraremos en primer lugar que la sucesión de sumas parciales de


índice par es creciente y acotada superiormente y que la sucesión de sumas parciales
impares es decreciente y acotada inferiormente.
En efecto, para cualquier número n ∈ N se tiene

S2n+2 − S2n = S2n + (−1)2n a2n+1 + (−1)2n+3 a2n+2 − S2n = a2n+1 − a2n+2 .

Como la sucesión {an }n es decreciente se sigue que a2n+1 − a2n+2 ≥ 0, y llevando


esta desigualdad a la igualdad anterior resulta

S2n+2 − S2n ≥ 0.

Así pues, la sucesión de sumas parciales de índice par, {S2n }n , es decreciente.


Análogamente se prueba que la sucesión {S2n−1 }n es creciente.
Por otra parte, puesto que los términos de la sucesión {an }n son positivos se
sigue que
S2n = S2n−1 + (−1)2n+1 a2n = S2n−1 − a2n ≤ S2n−1 . (1.2)
De forma análoga se obtiene la desigualdad

S2n+1 ≥ S2n . (1.3)

Puesto la sucesión {S2n−1 }n es decreciente, utilizando la desigualdad (1.2) se inere


que S2n ≤ S1 para todo n ∈ N, de modo que la sucesión {S2n }n es acotada su-
periormente. Por otro lado, teniendo en cuenta que {S2n }n es creciente, y echando
mano de la desigualdad (1.3) obtenemos S2n−1 ≥ S2 . Consecuentemente, la sucesión
{S2n−1 }n es acotada inferiormente.
Se sigue que existen números α y β tales que lı́m S2n = α y lı́m S2n−1 = β . Nuestro
n n
objetivo ahora es demostrar que α = β . En la demostración de estas propiedades
hemos utilizado únicamente el hecho de que los números an son positivos. Ahora

14
sacamos punta a la hipótesis lı́m an = 0. Esto implica naturalmente que lı́m a2n = 0,
n n
así que al tomar límites en la igualdad

S2n = S2n−1 − a2n

resulta α = β .
Sabemos que una sucesión converge si las subsucesiones formadas por los térmi-
nos pares e impares son ambas convergentes y tienen el mismo límite. Por tanto, la
sucesión {Sn }n es convergente.

Ejemplo:
La sucesión an = 1
n
es decreciente y tiene límite 0. Por tanto la serie

X (−1)n+1 1 1 1
=1− + − − ···
n=1
n 2 3 4

es convergente. Observa que esta serie no es absolutamente convergente.

Nota:
La demostración del Teorema de Leibniz contiene cierta información sobre la
suma de la serie. En efecto, hemos visto que la sucesión {S2n }n es creciente. Esto
implica que S2n ≤ S para todo n ∈ N. Análogamente, como la sucesión {S2n−1 }n es
decreciente se sigue que S ≤ S2n−1 . Así pues, para cada n ∈ N, la suma S queda
encajada entre las sumas parciales S2n y S2n−1 , de modo que

|S2n−1 − S| ≤ |S2n − S2n−1 |.

Pero |S2n − S2n−1 | = |(−1)n+1 a2n | = |a2n | = a2n . Por tanto,

|S2n−1 − S| ≤ a2n .

Para ilustrar es observación consideremos por ejemplo la serie



X (−1)n−1
.
n=1
n2

Se trata de una serie alternada. Esta serie es claramente absolutamente convergente


(y por tanto convergente), y cumple además las condiciones del Teorema de Leibniz.

15
Nos proponemos hallar una aproximación a la suma S de la serie con error menor o
igual que 10−2 . Puesto que para cada n ∈ N se tiene la desigualdad

|S2n−1 − S| ≤ |a2n |

es suciente encontrar un n tal que |a2n | ≤ 10−2 , es decir, tal que


1 1
2
≤ 2.
4n 10
Multiplicando en cruz resulta n2 ≥ 25, es decir,

n ≥ 5,

y por lo que hemos dicho antes se obtiene

|S9 − S| ≤ 10−2 .

Así pues, el número


1 1 1 1
S9 = 1 − + − + ··· +
4 9 16 81
aproxima a la suma de la serie con error menor o igual que 10−2 .

1.2. Series de funciones. Series de potencias

En esta sección damos unas pinceladas sobre las series de funciones, haciendo
especial hincapié en el estudio de un tipo particularmente importante de tales series,
las series de potencias. Antes de entrar en la noción abstracta de serie funcional es
necesario analizar la noción de límite puntual de una sucesión de funciones.

1.2.1. Sucesiones y series de funciones


Sea {fn }n una sucesión de funciones reales, todas ellas denidas en un mismo
intervalo I ⊆ R. Para cada x ∈ I , {fn (x)}n es una sucesión de números reales,
que como tal puede ser convergente o no. El conjunto de puntos x ∈ I tales que
la sucesión {fn (x)}n converge recibe el nombre de conjunto de convergencia de la
sucesión de funciones {fn }n . La función denida en este conjunto por medio de la
expresión
f (x) = lı́m fn (x)
n

se denomina función límite (o límite puntual) de la sucesión {fn }n .

16
Ejemplo:
Sea {fn }n la sucesión de funciones denidas en [0, +∞) por la igualdad

fn (x) = xn .

Si 0 ≤ x < 1 entonces lı́mn fn (x) = 0. Para x = 1 se tiene lı́mn fn (1) = lı́mn 1n = 1,


y si x > 1, lı́mn fn (x) = ∞. Por tanto, el conjunto de convergencia de la sucesión
{fn }n es el intervalo [0, 1]. La función límite es
(
0 si x 6= 1;
f (x) =
1 si x = 1.

Podría esperarse que si los elementos de una sucesión de funciones tienen una
cierta propiedad, como la continuidad, la derivabilidad o la integrabilidad, también
tiene dicha propiedad la función límite. Sin embargo, nada de esto es cierto. Las
funciones de la forma
fn (x) = xn

son todas continuas en el intervalo [0, 1]. Ya hemos visto que la sucesión {fn }n
converge en dicho intervalo a la función
(
0 si x 6= 1;
f (x) =
1 si x = 1,

que no es continua en el punto x = 1. Así pues, el límite puntual no preserva la


continuidad.
Los siguientes ejemplos ponen de maniesto que el límite de una sucesión fun-
cional tampoco se comporta de forma satisfactoria con respecto a la derivación y la
integración.

Ejemplos:
(1) Sea {fn }n la sucesión de funciones denidas en R por medio de la expresión
sen nx
fn (x) = .
n
Puesto que la función seno es acotada y lı́m n1 tenemos que la sucesión {fn }n converge
n
a la función
f (x) = 0

17
para todo x ∈ R. Esta función es claramente derivable, siendo f 0 (x) = 0. Sin embargo
la sucesión de las derivadas,
fn0 (x) = cos(nx)

no converge a f 0 . De hecho, el límite

lı́m fn0 (x)


n

no existe en casi ningún x ∈ R.


(2) Consideremos la sucesión de funciones denidas en el intervalo [0, 1] por
medio de la igualdad


 n2 x, 0 ≤ x < n1 ;

1
fn (x) = −n2 x2 + 2n, n
≤ x < n2 ;

 2
0, ≤x≤1

n

Armamos que {fn }n converge a la función f (x) = 0 en el intervalo [0, 1].


En efecto, si x = 0 o x = 1, entonces fn (x) = 0 para todo n ∈ N, luego
lı́m fn (x) = 0. Fijemos ahora un x ∈ (0, 1). Puesto que lı́m n2 = 0 podemos encontrar
n n
un n0 tal que n2 < x para todo n ≥ n0 . Y sustituyendo en la expresión que dene la
función fn deducimos que fn (x) = 0 para todo n ≥ n0 . En particular,

lı́m fn (x) = 0.
n

Así pues, la sucesión {fn }n converge a la función idénticamente nula en [0, 1].
No obstante, para esta sucesión se tiene
Z 1 Z 1
lı́m fn (x)dx 6= (lı́m fn (x))dx.
n 0 0 n

Para demostrar esta armación evaluamos las integrales correspondientes. La fun-


ción límite verica claramente la igualdad
Z 1
f (x)dx = 0.
0

Por otra parte, como la gráca de fn es la curva que se obtiene al yuxtaponer dos
segmentos situados sobre el eje de abscisas y un triángulo de base n2 y altura n
resulta Z 1
fn (x)dx = 1.
0

18
En particular, Z 1 Z 1
lı́m fn (x)dx = 1 6= f (x)dx.
n 0 0

Pasemos ya al estudio de las series de funciones. Al igual que hicimos con las
series numéricas, la noción correspondiente se introduce a partir de la sucesión de
sumas parciales de una sucesión.
Sea fn : I −→ R (n ∈ R) una sucesión de funciones, y sea, para cada n ∈ N, la
función denida para x ∈ I por medio de la expresión
n
X
Sn (x) = fk (x) = f1 (x) + · · · + fn (x).
k=1

Al par formado por las sucesiones de funciones {fn }n y {Sn }n se le llama serie
funcional de término general {fn }n . Dicha serie se representa habitualmente con el
símbolo ∞ ∞
o bien
X X
fn , fn (x).
n=1 n=1

La sucesión de funciones {Sn }n se denomina sucesión de sumas parciales de la


serie. El conjunto de convergencia de esta sucesión, es decir, el conjunto de los x ∈ I
tales que la serie numérica

X
fn (x)
n=1
converge se denomina conjunto de convergencia de la serie. La función denida en
dicho conjunto por medio de la expresión

X
S(x) = fn (x)
n=1

recibe el nombre de suma de la serie.

Ejemplo:
Sea, para cada n ∈ N, la función

fn (x) = xn−1 , x ∈ R.

La serie de término general fn es la serie que tiene por suma parcial n-ésima la
función n X
Sn (x) = xk−1 .
k=1

19
Así pues, al jar x se obtiene la serie geométrica de razón x. Sabemos que esta serie
es convergente si y sólo si |x| < 1, y que en tal caso,

X 1
xn−1 = .
n=1
1−x

Consecuentemente, el conjunto de convergencia de la serie es el intervalo (−1, 1) y la


suma de la serie es la función denida en dicho intervalo por medio de la expresión
1
S(x) = .
1−x
Al tratarse de un caso particular de sucesiones de funciones, no debe esperarse,
como de hecho ocurre, que las series de funciones presenten un comportamiento
satisfactorio con respecto a la continuidad, la derivabilidad o la integración. Sin
embargo, algunas series funcionales importantes, como las series de potencias, a las
que dedicamos la siguiente sección, sí preservan estas propiedades.

1.2.2. Series de potencias. Propiedades generales


Las series de funciones más sencillas son las series de potencias, esto es, series
cuyo término general es de la forma

fn (x) = an (x − a)n .

Estas series gozan de propiedades muy parecidas a las de los polinomios, por lo que
son muy fáciles de manejar. Por otra parte, muchas de las funciones trascendentes
más usuales (como las funciones trigonométricas o la función exponencial) pueden
expresarse como suma de una serie de este tipo, lo cual resulta especialmente útil a
la hora de encontrar aproximaciones a expresiones que involucran tales funciones.

Denición 1.13. Se llama serie de potencias a toda serie de funciones de la forma



X
an (x − a)n .
n=0

El número a recibe el nombre de centro de la serie, y la sucesión {an }n se denomina


sucesión de coecientes.

Notemos que el cambio t = x−a transforma la serie de potencias ∞ n


P
n=0 an (x−a)
en la serie n=0 an tn . Este hecho permite reducir el estudio de la serie original al
P∞

20
de la serie con los mismos coecientes centrada en el origen, por lo que en adelante
supondremos casi siempre que a = 0.
El primer problema a tratar al estudiar las series de potencias consiste en deter-
minar su conjunto de convergencia. El siguiente resultado implica que dicho conjunto
es siempre un intervalo de números reales.
Lema 1.14. Supongamos que la serie numérica an αn converge, para cierto
P∞
n=0
número L. Entonces, si 0 < |x| < |α|, la serie

X
an x n
n=0

converge absolutamente.
Demostración. Como la serie an αn converge se tiene lı́m an αn = 0. En particular,
P
n n
existe M ∈ R tal que
|an αn | ≤ M para todo n ∈ N.
Por tanto, para cada x ∈ [−α, α] se tiene
 x n  a n
n n
|an x | = |an α | · ≤M · .

α α
n
Puesto que αa < 1, la serie n M αa es convergente. Y utilizando el criterio de
P

comparación para series de términos positivos se sigue que la serie n |an xn | es


P

también convergente.
El lema anterior sugiere la siguiente denición.
Denición 1.15. El radio de convergencia de la serie an xn es
P∞
n=0
( ∞
)
ρ := sup L ≥ 0 : la serie an |L|n converge .
X

n=1

Teorema 1.16. La serie de potencias an xn converge absolutamente si |x| < ρ,


P∞
n=0
y no es convergente cuando |x| > ρ. En particular, el conjunto de convergencia de
la serie es un intervalo.
Demostración. Supongamos que |x| < ρ. Entonces, por la denición del radio de
convergencia existe un número L, |x| < L < ρ, tal que la serie ∞ n=0 an L es conver-
n
P

gente, y utilizando el Lema 1.14 se inere que ∞ n=0 |an x| es también convergente.
n
P

Supongamos ahora que la serie n=0 an xn converge. Entonces, recurriendo nueva-


P∞

mente a la denición del radio de convergencia se obtiene |x| ≤ ρ. En particular, la


serie no puede ser convergente si |x| > ρ.

21
En la práctica, el radio de convergencia de la serie suele determinarse haciendo
uso de los criterios de convergencia para series de términos positivos estudiados en
la lección anterior. Mencionemos, a título de ejemplo, el siguiente resultado, que
resulta de aplicar el Criterio de d'Alembert.
Corolario 1.17. Si existe el límite

an+1
` = lı́m ,
n an n
entonces el radio de convergencia de la serie de potencias an xn es ρ = 1` , (con
P∞
n=0
el convenio de tomar ρ = ∞ si ` = 0).
Demostración. Es claro que
an+1 xn+1

lı́m = |x| · ρ.
n an x n
Por el criterio de d'Alembert, la serie converge absolutamente si `|x| < 1, es decir,
si |x| < 1` .

Ejemplos:
(i) El conjunto de convergencia de la serie

X xn x2 x3 x4
(−1)n−1 =x− + − + ···
n=1
n 2 3 4

es el intervalo (−1, 1]. En efecto, en este caso se tiene


(−1)n (n − 1)

= lı́m n − 1 = 1,
an+1
lı́m
= lı́m

n−1
n an n (−1) n n n
así que ρ = 1, y la serie converge absolutamente en el intervalo (−1, 1). Estudiemos
la convergencia en los extremos del intervalo. Para x = 1 resulta la serie alternada
P∞ (−1)n−1
n=1 n
, la cual es convergente por el Teorema de Leibniz. Para x = −1 se
obtiene la serie ∞ n=1 n , que diverge a −∞.
−1
P

(ii) Estudiemos el conjunto de convergencia de la serie aritmético-geométrica



X
(n + 1)xn = 1 + 2x + 3x2 + · · ·
n=0

Puesto que
an+1 n + 2
lı́m = lı́m =1
n an n n + 1

22
tenemos que ρ = 11 = 1, así que la serie converge absolutamente en el intervalo
(−1, 1). Si x = 1, entonces la serie de potencias se transforma en la serie numérica
(n + 1), que diverge a ∞, y si x = −1, entonces se obtiene la serie oscilante
P∞
Pn=0
n=0 (n + 1)(−1) . El conjunto de convergencia es (−1, 1).
∞ n

A continuación analizamos el comportamiento de las series de potencias con


respecto a las operaciones de derivación e integración. Notemos que si ∞ n=0 an x es
n
P

una serie de potencias, entonces la serie que resulta al derivar término a término,

X
nan xn−1
n=1

y la que se obtiene al integrar término a término



X an n+1
x ,
n=0
n+1

son nuevamente series de potencias. El siguiente resultado pone de maniesto que


dichas series tienen el mismo radio de convergencia que la serie original.

Proposición 1.18. Sea ρ el radio de convergencia de la serie de potencias



X
an xn .
n=0

Entonces, la serie que resulta al derivar término a término,



X
nan xn−1 = a1 + 2a2 x + 3a2 x2 + · · ·
n=1

y la que se obtiene integrando término a término,



X xn+1 x2 x3
an = a0 x + a1 + a3 + · · ·
n=0
n+1 2 3

convergen absolutamente para todo x ∈ (−ρ, ρ).

Demostración. Demostremos en primer lugar que la serie derivada converge en el


intervalo (−ρ, ρ). Fijemos x ∈ (−ρ, ρ), y sea α ∈ R tal que |x| < α < ρ. Por la
denición del radio de convergencia la serie ∞ n=0 an α es convergente. En particular,
n
P

la sucesión {an αn }n tiene límite 0, y existe un número M tal que

|an αn | ≤ M, para todo n ∈ N.

23
Por tanto,
x n−1 |an |αn x n−1 M x n−1
|nan xn−1 | = n|an | · αn−1 = n· ≤ · n . (1.4)

α α α α α
n−1
Puesto que x < 1, la serie ∞ n x es convergente, y utilizando el criterio de
P
α n=1 α
comparación, habida cuenta de la desigualdad (1.4) se sigue que la serie

X
nan xn−1
n=1

es también convergente.
Falta probar lo relativo a la serie que se obtiene integrando término a término.
Esto es más fácil. Como antes jamos x ∈ (−ρ, ρ). Puesto que para cada n ∈ N se
tiene n+1

an x |x| n n
n + 1 = n + 1 |an x | ≤ |x| · |an x |,

y la serie ∞n=0 |an x | es convergente, por el criterio de comparación se sigue que


n
P

también es convergente la serie ∞ n=0 n+1 , como queríamos demostrar.


P an xn+1

El siguiente resultado pone de maniesto que la derivada de la función suma


de una serie de potencias es la serie de potencias que resulta al derivar término a
término la serie original.

Teorema 1.19. Sea ρ el radio de convergencia de la serie de potencias an x n ,


P∞
n=0
y sea f la función denida en (−ρ, ρ) por medio de la expresión

X
f (x) = an x n .
n=0

Entonces f es indenidamente derivable en el intervalo (−ρ, ρ), y para cada x ∈


(−ρ, ρ) se satisfacen la igualdad

X
f 0 (x) = nan xn−1 = a1 + 2a2 x + 3a3 x2 + · · ·
n=1

X
f 00 (x) = n(n − 1)an xn−2 = 2a2 + 6a3 x + 12a4 x2 + · · ·
n=2

X
f 000 (x) = n(n − 1)(n − 2)an xn−2 = 6a3 + 24a4 x + · · ·
n=3
..
.

24
Demostración. Puesto que las series obtenidas en cada derivación son series de po-
tencias, es suciente demostrar que f es derivable, y que se verica la primera de
las igualdades del enunciado.
Probaremos que para cada x ∈ (−ρ, ρ) se tiene

f (x + h) − f (x) X
lı́m+ = nan xn−1 .
h→0 h n=1

La igualdad correspondiente para el límite por la izquierda se prueba de forma


análoga.
Fijemos x en el intervalo (−ρ, ρ), y elijamos un número α tal que |x| < α < ρ.
Sea h un número positivo tal que x + h < α. Como |x + h| < ρ, la serie

X
an (x + h)n
n=0

es absolutamente convergente, y por tanto,



X
f (x + h) − f (x) = an ((x + h)n − xn ) .
n=0

El primer término de esta serie es nulo, así que



(1.5)
X
f (x + h) − f (x) = an ((x + h)n − xn ) .
n=1

Por el Teorema del valor medio de Lagrange (aplicado a la función ϕn (t) = tn en el


intervalo [x, x + h]), para cada n ∈ N existe un número cn ∈ (x, x + h) tal que

(x + h)n − xn = hncn−1
n .

Sustituyendo en la igualdad (1.5) resulta



X ∞
X
f (x + h) − f (x) = hncn−1
n =h ncn−1
n ,
n=1 n=1

y dividiendo por h se obtiene



f (x + h) − f (x) X
= nan cn−1
n .
h n=1

25
La serie del segundo miembro es absolutamente convergente. Como también es ab-
solutamente convergente la serie ∞ n−1
se sigue que
P
n=1 nan x
∞ ∞
f (x + h) − f (x) X X
nan xn−1 = nan cn−1 n−1

− n − x .
h n=1 n=1

Teniendo en cuenta que el primer término de esta serie es nulo resulta


∞ ∞
f (x + h) − f (x) X
(1.6)
X
nan xn−1 = nan cn−1 − xn−1 .

− n
h n=1 n=2

Ahora para cada n aplicamos el Teorema de valor medio de Lagrange a la función


ψn (t) = tn−1 en el intervalo [x, cn ], obteniendo la existencia de un número dn ∈ (x, cn )
tal que
cn−1 − xn−1 = (cn − x)(n − 1)dn−2
n .

Llevando esta igualdad a (1.6) se sigue que


∞ ∞
f (x + h) − f (x) X
(1.7)
X
− nan xn−1 = n(n − 1)(cn − x)an dnn−2 .
h n=1 n=2

Notemos que como los números cn y dn están en el intervalo (x, x + h) se tiene


cn − x < h y |dn | < |x + h| < α. Por tanto, para cada n ∈ N se verica la desigualdad

(1.8)

n(n − 1)(cn − x)an dn−2
n
≤ h|n(n − 1)an αn−2 |.

Ahora bien, la serie derivada de la serie de potencias nan xn−1 es


P∞
n=1

X
n(n − 1)an xn−2 .
n=2

Por tanto, aplicando la Proposición 1.18 se sigue que esta última serie es absoluta-
mente convergente para x ∈ (−ρ, ρ). En particular, la serie ∞ n−2
P
n=2 |n(n − 1)an α |
converge. Gracias a la desigualdad (1.8) y al criterio de comparación tenemos que
también converge la serie de término general |n(n − 1)(cn − x)an dn−2
n | y que

X ∞
X

n(n − 1)(cn − x)an dn−2
n
≤ h · n(n − 1)a n α n−2
.
n=2 n=2

Llevando esta desigualdad a (1.7) resulta



f (x + h) − f (x) X ∞ X ∞
n−1 n−2
− na x ≤ h · n(n − 1)a α .

n n
h

n=1
n=2

26
En particular,
f (x + h) − f (x) X ∞
n−1
lı́m − nan x = 0,

h → 0+ h n=1

como queríamos demostrar.

Notemos que, haciendo x = 0 en las expresión para la derivada n-ésima de la


función f denida por la serie ∞
n=0 an x se obtiene
n
P

f (n) (0) = n!an ,

o equivalentemente,
f (n) (0)
an = .
n!
En consecuencia, los coecientes de la serie quedan unívocamente determinados por
los valores de las derivadas de n en el punto x = 0.
Otra consecuencia del teorema precedente es el siguiente resultado, que garantiza
la validez de la integración término a término en una serie de potencias.

Corolario 1.20. Sea ρ el radio de convergencia de la serie de potencias



X
an xn ,
n=0

y sea f la función denida por esta serie en el intervalo (−ρ, ρ). Entonces f es
integrable en cualquier intervalo [x1 , x2 ] ⊂ (−ρ, ρ), y se verica la igualdad
Z x2 ∞ Z
X x2
f (t)dt = an tn dt.
x1 n=0 x1

Demostración. La continuidad de f garantiza que dicha función es integrable en el


intervalo [x1 , x2 ]. Probemos ahora la segunda armación. Gracias a la Proposición
1.18 se sigue que la serie ∞ n=0 an n+1 converge para cada x ∈ (−ρ, ρ). Sea F la
xn+1
P

función denida por dicha serie, es decir,



X xn+1
F (x) = an , x ∈ (−ρ, ρ).
n=0
n+1

En virtud del Teorema anterior tenemos que F es derivable en el intervalo (−ρ, ρ)


y que

an xn = f (x) para todox ∈ (−ρ, ρ).
X
F 0 (x) =
n=0

27
Como f es continua, echando mano de la Regla de Barrow deducimos que
x2 ∞ ∞ Z x2
xn+1 xn+1
Z X   X
2
f (t)dt = F (x2 ) − F (x1 ) = an − 1 = an tn dt.
x1 n=0
n+1 n+1 n=0 x1

Ejemplos:
(i) En un ejemplo anterior hemos visto que la serie

X xn
(−1)n−1
n=1
n

converge en el intervalo (−1, 1]. Sea f la función denida por esta serie. En virtud
del Teorema 1.19 se sigue que f es derivable en cada punto x ∈ (−1, 1), siendo

X ∞
X
0 n−1 n−1
f (x) (−1) x = (−x)n−1 = 1 − x + x2 − x3 + · · · .
n=1 n=1

El segundo miembro de esta igualdad es una serie geométrica de razón −x, y habida
cuenta de la fórmula que expresa la suma de estas series obtiene
1
f 0 (x) = para todo x ∈ (−1, 1).
1+x
Integrando se sigue que

f (x) = log(1 + x) para alguna constante C.

Por otra parte, como f (0) = 0 tenemos resulta 0 = f (0) = log 1 + C = C , de modo
que
f (x) = log(1 + x).
(ii) Hallemos la suma de la serie aritmético-geométrica

X
nxn−1 .
n=1

Sabemos que esta serie converge en el intervalo (−1, 1). Sea f la función denida por
la serie en dicho intervalo. Entonces, por el corolario anterior, para todo x ∈ (−1, 1)
se tiene ∞ Z ∞
Z x X x X
f (t)dt = ntn−1 = xn = x + x2 + x3 + · · ·
0 n=1 0 n=1

28
La última serie es una geométrica, por tanto
Z x
x
f (t)dt = , para todo x ∈ (−1, 1),
0 1−x
y en virtud del Teorema fundamental del Cálculo resulta
1
f (x) = .
(1 − x)2

1.2.3. Desarrollo de una función en serie de potencias


Hemos visto que la función denida por una serie de potencias es de clase C ∞
en el interior de su intervalo de convergencia. Es natural, por tanto, plantearse la
siguiente cuestión: si f es una función indenidamente derivable en el intervalo I , y
a es un punto de dicho intervalo, ¾existen números a0 , a1 , a2 , . . . tales que

X
f (x) = an (x − a)n
n=0

para todo x en un cierto intervalo centrado en el punto a?


(n)
Caso de existir, forzosamente se tiene an = f n!(a) para cada n = 0, 1, 2, . . . Por
tanto, si f es la suma de una serie de potencias centrada en el punto a, dicha serie
es necesariamente ∞ X f (n) (a)
(x − a)n . (1.9)
n=0
n!
En particular, el desarrollo de f como suma de una serie de potencias centrada en
el punto a (si existe) es único.
La serie (1.9) recibe el nombre de serie de Taylor de f centrada en el punto a.
Cuando a = 0, la serie de Taylor suele llamarse serie de Maclaurin.
Con esta terminología podemos formular la cuestión anterior del siguiente modo:
si f es una función indenidamente derivable en un intervalo I , y a ∈ I , ¾existe
algún intervalo conteniendo el punto a, donde f sea la suma de su serie de Taylor
centrada en dicho punto?
No es difícil encontrar una condición necesaria y suciente que garantice la repre-
sentación de una función por medio de su serie de Taylor. En efecto, la suma parcial
n-ésima de dicha serie, es justamente, el polinomio de Taylor de f de orden n en el
punto a, pn,a . Así pues, designando por Rn,a al resto de Taylor correspondiente se
sigue que

f (n) (a)
(x − a)n si y sólo si
X
f (x) = lı́m Rn,a (x) = 0.
n=1
n! n

29
Las funciones expresables en serie de potencias en torno a un punto de su dominio
reciben el nombre de funciones analíticas.
A continuación examinamos algunos ejemplos notables de funciones analíticas.

Función exponencial.
Sea f (x) = ex . Puesto que f (n) (x) = ex se sigue que f (n) (0) = e0 = 1. La serie
de Maclaurin de f es

X xn x2
=1+x+ + ···
n=0
n! 2
Veamos para qué valores de x se satisface la igualdad

X xn
ex = .
n=0
n!

Sea x ∈ R. Entonces, por el Teorema de Taylor, para cada n ∈ N existe un número


cn en el intervalo determinado por 0 y x de modo que

f (n+1) (cn ) n+1 ecn


Rn (x) = x = xn+1 .
(n + 1)! (n + 1)!

Demostremos que lı́m Rn (x) = 0. Puesto que |cn | ≤ |x| y la función exponencial es
n
creciente resulta
ecn ecn e|x|


n+1 n+1

(n + 1)! x =
(n + 1)! |x| ≤ |x|n+1 .
(n + 1)!

Ahora bien, para cada α ∈ R se tiene (compruébese como ejercicio) que


αn+1
lı́m = 0.
n (n + 1)!

Consecuentemente,
lı́m Rn (x) = 0,
n

y la función f es la suma de su serie de Maclaurin en R. Esto es, para cada x ∈ R


se tiene la igualdad
X xn
ex = .
n!

30
Funciones seno y coseno.
Sea f (x) = sen x. Ya hemos visto que f (n) (0) = 0 si n es par, y f (n) (0) = (−1)k−1
si n es impar, n = 2k − 1. Por tanto, la serie de Maclaurin de f es

X (−1)k−1 2k−1 x3 x5 x7
x =x− + − + ···
k=0
(2k − 1)! 3! 5! 7!
Sean x ∈ R y n ∈ N. El resto de Taylor de orden n, evaluado en x, adopta la forma
f (n+1) (cn ) n+1
Rn (x) = x ,
(n + 1)!
siendo cn un número comprendido entre 0 y x. La función |f (n+1) | está acotada por
1, por tanto
|x|n+1
|Rn (x)| ≤ ,
(n + 1)!
y usando el argumento de antes deducimos que lı́m Rn (x) = 0. Así pues, la serie de
n
Maclaurin de f converge para todo x ∈ R, es decir,
x3 x5 x7
sen x = x − + − + ···
3! 5! 7!
La serie de Maclaurin de la función coseno puede obtenerse derivando la serie obteni-
da arriba para la función seno. En virtud del Teorema 1.19, para cada x ∈ R se tiene

X (−1)n x2 x4 x6
cos x = x2n = 1 − + − + ···
n=0
(2n)! 2! 4! 6!

Función logaritmo.
La función log no tiene serie de Taylor centrada en el punto a = 0, pues ni siquiera
denida en dicho punto. En su lugar consideramos la función f (x) = log(1 + x),
denida para x > −1. Podemos calcular la serie de Maclaurin de f recurriendo a la
expresión de su derivada n-ésima, y determinar el conjunto donde esta serie converge
a f utilizando la condición que hemos dado para ello estudiando la sucesión de restos
de Taylor. Pero en un ejemplo anterior hemos visto que la serie de potencias

X xn
(−1)n−1
n=1
n
converge en el intervalo (−1, 1], y que la suma de la serie en este intervalo es jus-
tamente log(1 + x). Por la unicidad del desarrollo en serie inferimos que la función
f (x) = log(1 + x) es analítica en torno al punto a = 0, y que la serie anterior es la
serie de Maclaurin de esta función.

31
Función arco tangente.
Sea ahora f (x) = arctan x. Sabemos que esta función es indenidamente deriv-
able, sin embargo resulta bastante tedioso encontrar una expresión explícita para la
derivada n-ésima de f . Pese a ello, no es difícil hallar la serie de Maclaurin de f a
partir de la serie de su derivada. En efecto, sabemos que para cada t ∈ (−1, 1) se
satisface la igualdad

1 X
= (−1)n t2n = 1 − t2 + t4 − t6 + · · · .
1 + t2 n=0

Por tanto para cada x ∈ (−1, 1) se tiene


x ∞ x ∞
x2n+1
Z Z
dt X X
arctan x = = (−1)n 2n
t dt = (−1)n .
0 1 + t2 n=0 0 n=0
2n + 1

Notemos que, aunque la serie de Taylor de f 0 converge en (−1, 1), la serie de Taylor
de f converge además para x = 1.

Función binomial.
Sea f (x) = (1 + x)α , donde α es un número real. Probaremos que si |x| < 1,
entonces ∞  
X α n
f (x) = x ,
n=0
n
donde  
α α(α − 1)(α − 2) · . . . · (α − n + 1)
:=
n n!
si n ≥ 1, y  
α
:= 1.
0
Estos números gozan de propiedades similares a las de los números combinatorios
de la forma mn con m, n ∈ N. Más abajo haremos uso de las igualdades


   
α α−1
n =α , (1.10)
n n−1
y      
α−1 α−1 α
+ = , (1.11)
n−1 n n
cuya comprobación es fácil.

32
Empezamos estudiando el radio de convergencia de la serie. Puesto que

α

n+1
α(α − 1) · · · (α − n)/(n + 1)! α + 1 − n
lı́m = lı́m = lı́m = 1,

α

n
n
n α(α − 1) · · · (α − n + 1)/n! n n+1

se tiene ρ = 1. Sea ϕ la función denida por dicha serie en el intervalo (−1, 1), esto
es,  ∞
X α n
ϕ(x) = x , |x| < 1.
n=0
n
Nuestro objetivo es demostrar que f = ϕ. En virtud del Teorema 1.19 se tiene la
igualdad
∞  
X α n−1
ϕ0 (x) = n x .
n=1
n
Multiplicando por (1 + x) deducimos que
∞   ∞  
0
X α n−1 X α n
(1 + x)ϕ (x) = n x + n x
n=1
n n=1
n
  X ∞   ∞  
α α n−1 X α n
= + x + n x
1 n=2
n n=1
n
∞     
X α α
=α+ (n + 1) +n xn ,
n=1
n + 1 n

de donde utilizando las igualdades (1.10) y (1.11) resulta


∞   ∞  
0
X α n
X α
(1 + x)ϕ (x) = α + α x = xn = αϕ(x).
n=1
n n=0
n

Tras simplicar, esta igualdad se transforma la ecuación diferencial lineal de primer


orden
α
ϕ0 (x) − ϕ(x) = 0,
1+x
cuya solución general (véanse los apuntes de Cálculo) es

ϕ(x) = Ceα log(1+x) = C(1 + x)α , C constante.

Haciendo x = 0 resulta 1 = ϕ(0) = C , de donde obtenemos

ϕ(x) = (1 + x)α ,

como queríamos demostrar.

33
1.3. Series de Fourier

El estudio de diversos problemas de la Física, como el de la cuerda vibrante y


el de la propagación del calor, indujo a J. Fourier y coetáneos suyos a pensar que
una función periódica f : R −→ R con período 2π , integrable en el intervalo [−π, π],
admite una representación como suma innita de senos y cosenos, es decir,

a0 X
f (x) = + (an cos nx + bn sen nx) (1.12)
2 n=1

para todo x ∈ R. En esta sección nos dedicaremos a estudiar condiciones bajo las
cuales es cierta esta armación.

1.3.1. Coecientes de Fourier


Veamos, en primer lugar, si los coecientes an y bn de la serie (1.12) están unívo-
camente determinados por la función f . Supongamos que es lícita la integración
término a término. Entonces
Z π Z π ∞  Z π Z π 
a0 X
f (x)dx = dx + an cos nxdx + bn sen nxdx .
−π −π 2 n=1 −π −π

Ahora bien, cos nxdx = 0, luego


Rπ Rπ
−π
sen nxdx = −π
Z π Z π
f (x)dx = 2πdx = πa0
−π −π

y consecuentemente,
Z π Z π
1 1
a0 = 2 · f (x)dx = f (x)dx. (1.13)
2π −π π −π

Determinemos ahora el coeciente ak para k ≥ 1. Multiplicando los dos miembros


de la igualdad (1.12) por cos kx se obtiene

X
f (x) cos kx = a0 cos kx + (an cos nx cos kx + bn sen nx cos kx).
n=1

La nueva serie converge a la función f (x) cos kx en [−π, π], y asumiendo que podemos
integrar término a término resulta
Z π ∞ Z π
(1.14)
X
f (x) cos kxdx = (an cos nx cos kx + bn sen nx cos kx) dx.
−π n=1 −π

34
Utilizando conocidas fórmulas de Trigonometría se sigue que
Z π Z π Z π 
1
cos nx cos kxdx = cos(n + k)xdx + cos(n − k)xdx
−π 2 −π −π

y Z π Z π Z π 
1
sen nx cos kxdx = sen(n + k)xdx + sen(n − k)xdx .
−π 2 −π −π

Si n 6= k entonces los números n−k y n+k son distintos de 0, y con un cálculo análogo
al anterior se comprueba que las integrales −π cos(n + k)xdx, −π cos(n − k)xdx,
Rπ Rπ

, y sen(n − k)xdx son todas nulas, así que


Rπ Rπ
−π
sen(n + k)xdx −π
Z π Z π
cos nx cos kxdx = sen nx cos kxdx = 0, si k 6= n. (1.15)
−π −π

Si k = n, entonces
Z π Z π Z π 
1
cos kx cos kxdx = cos(2kx)dx + cos 0dx =π (1.16)
−π 2 −π −π

y Z π Z π Z π 
1
sen kx cos kxdx = sen(2kx)dx + sen 0dx = 0. (1.17)
−π 2 −π −π

Sustituyendo las igualdades (1.15), (1.16) y (1.17) en (1.14) deducimos que


Z π Z π
f (x) cos kxdx = ak cos kx cos kxdx = π,
−π −π

y consecuentemente, Z π
1
ak = f (x) cos kxdx. (1.18)
π −π

Multiplicando (1.12) por sen kx y procediendo de forma análoga a como hemos hecho
antes se deduce que para k ≥ 1 es
Z π
1
bk = f (x) sen kxdx. (1.19)
π −π

Así pues, suponiendo que la serie (1.12) converge a f en [−π, π] y que es lícita la
integración término a término tenemos que los coecientes an y bn vienen dados por
las igualdades (1.13), (1.18) y (1.19). La serie

a0 X
+ (an cos nx + bn sen nx)
2 n=1

recibe el nombre de serie de Fourier de la función f .

35
Nota:
Por la periodicidad de f (x) y las funciones f (x) cos nx y f (x) sen x, las fórmulas
obtenidas previamente para los coecientes an y bn son válidas si en la integral
correspondiente se reemplaza el intervalo [−π, π] por otro intervalo cualquiera de
longitud 2π . Así pues, si α es un número real cualquiera entonces
Z α+2π
1
a0 = f (x)dx
π α

y, para cada n ∈ N,
Z α+2π Z α+2π
1 1
an = f (x) cos nxdx y bn = f (x) sen nxdx.
π α π α

Serie de Fourier de una función simétrica


Si f presenta simetría par o impar, el cálculo de los coecientes de la serie de
Fourier se simplica notablemente. En efecto, supongamos que f es par. Entonces
la función f (x) sen nx es impar, de modo que −π f (x) sen nxdx = 0. Y por tanto,

bn = 0 para todo n ∈ N,

es decir, la serie carece de términos en seno. Además, por la paridad de f y la de la


función cos nx se sigue que también f (x) cos nx es par, de modo que
Z π
2
an = f (x) cos nxdx, para cada n ∈ N.
π 0

De forma análoga se deduce que si f tiene simetría impar entonces


Z π
2
an = 0 y b n = f (x) sen nxdx, para cada n ∈ N.
π 0

Ejemplos:
(a) Hallemos la serie de Fourier de la función periódica de período 2π que se
extiende al prolongar a la recta real la función denida por la expresión
(
−1 si − π ≤ x < 0;
f (x) =
1 si 0 ≤ x < π.

Puesto que f es una función impar se tiene

an = 0

36
para todo n ∈ N, y sólo es necesario calcular los coecientes de los senos. En virtud
de la fórmula obtenida previamente, para cada n ∈ N se tiene
π π π
2 (1 − (−1)n )

− cos nx
Z Z
2 2
bn = f (x) sen nxdx = sen nxdx = = ,
π 0 π 0 n 0 πn

y la serie de Fourier de f es

X 2 (1 − (−1)n )
· sen nx.
n=1
πn

En este desarrollo, los coecientes correspondientes a los índices pares son todos
nulos, mientras que si n es impar, entonces bn = πn
4
. Por tanto, la serie de Fourier
de f puede escribirse como
∞ ∞
X 4 4 X sen(2n − 1)x
· sen(2n − 1)x = ,
n=1
π(2n − 1) π n=1 2n − 1

o bien como  
4 sen x sen 3x sen 5x
+ + + ··· .
π 1 3 5
(b) Determinemos el desarrollo en serie de Fourier de la función periódica de
período 2π que se obtiene al extender a toda la recta real la función denida en
[−π, π) por medio de la expresión
(
0 si − π ≤ x < 0;
f (x) =
x si 0 ≤ x < π.

Puesto que f (x) = 0 para cada x ∈ [−π, π] se tiene


1 π 1 π
Z Z
π
a0 = f (x)dx = xdx = ,
π 0 π 0 2
1 π 1 π
Z Z
an = f (x) cos nxdx = x cos nxdx
π 0 π 0
y Z π Z π
1 1
bn = f (x) sen nxdx = x sen nxdx.
π 0 π 0
Estas dos integrales se calculan fácilmente utilizando el método de integración por
partes. Haciendo en la primera u = x y v 0 = cos nx resulta
π π
(−1)n − 1
Z h x sen nx iπ Z
1
x cos nxdx = − sen nxdx = .
0 n 0 n 0 n2

37
Por tanto,
(−1)n − 1
an = .
n2 π
La segunda integral se calcula de forma análoga, haciendo u = x y v 0 = sen nx, y se
obtiene n
2(−1)
bn = .

Así pues, la serie de Fourier de f es

(−1)n − 1 2(−1)n
 
π X
+ · cos nx + · sen nx .
4 n=1 n2 π nπ

Serie de Fourier de una función con período arbitrario


Las funciones que hemos considerado hasta ahora tienen período 2π . Pero con
frecuencia se presenta el problema de representar una función f con período distinto,
digamos 2T , como suma innita de funciones de la forma
 nx   nx 
cos y sen ,
2T 2T
es decir, de modo que

a0 X h  nx   nx i
f (x) = + an cos + bn sen . (1.20)
2 n=1
2T 2T

Procediendo como antes (o utilizando un cambio de variable adecuado) se obtienen


las fórmulas
Z T Z T
1  nπx   nπx 
an = f (x) cos dx y bn = f (x) sen dx
T −T T −T T

si n ≥ 1, y Z T
1
a0 = f (x)dx.
2T −T

A estos números se les llama coecientes de Fourier, y a la serie denida por la


igualdad (1.20) serie de Fourier de la función f .
Por comodidad de notación, los resultados que veamos a lo largo de este tema
harán referencia a funciones de período 2π , aunque todo lo que digamos será válido
para funciones de período arbitrario.

38
1.3.2. Convergencia puntual de la serie de Fourier
En la sección anterior hemos comprobado que, si la serie (1.12) converge a f en el
intervalo 2π y es lícita la integración término a término, entonces los coecientes an y
bn , involucrados en dicha serie, vienen determinados forzosamente por las igualdades
(1.13), (1.18) y (1.19). Es natural, por tanto, plantearse la cuestión:
La serie de Fourier de la función f , ¾converge hacia dicha función para todo
x ∈ [−π, π]?
Este problema, pese a su apariencia sencilla es, sin duda, uno de los más impor-
tantes de la Matemática Moderna. La búsqueda de condiciones sobre una función
para que la respuesta sea armativa suscitó un gran interés en los principales analis-
tas de los siglos XIX y XX, hasta el punto de constituir el germen de nuevas ramas
de la Matemática (casi todas desligadas del Análisis de Fourier en la actualidad),
como la Teoría de Conjuntos o la Teoría de la Medida.
La respuesta a la cuestión es negativa. En 1876, el matemático alemán Du Bois
Reymond dio un ejemplo, absolutamente inesperado, de una función continua en
[−π, π], cuya serie de Fourier no converge a la función para innitos x del intervalo
[−π, π]. Pese a ello, existen resultados sencillos que muestran que la respuesta es
armativa para clases de funciones considerablemente amplias. El más antiguo, y
posiblemente el de mayor uso hasta la fecha, es el siguiente teorema de Dirchlet.
Antes de enunciarlo, denimos el conjunto de funciones al que hace referencia.
Denición 1.21. Sea f una función acotada denida en el intervalo [a, b]. Se dice
que f es de clase C 1 a trozos en [a, b] si:
(1) f es derivable en todo punto de [a, b] salvo quizá en una cantidad nita, y

(2) si x1 < x2 < . . . < xn son los puntos donde no existe la derivada de f , entonces
f es de clase C 1 en cada uno de los intervalos [a, x1 ], [x1 , x2 ], . . . , [xn , b].

Teorema 1.22 (Dirichlet). Sea f una función de clase C 1 a trozos en el intervalo


[−π, π]. Para todo x ∈ [−π, π] se tiene

a0 X f (x+ ) + f (x− )
+ (an cos nx + bn sen nx) = .
2 n=1
2
En particular, si x es un punto de continuidad de f ,

a0 X
+ (an cos nx + bn sen nx) = f (x).
2 n=1

39
Antes de entrar la demostración de este teorema estableceremos algunos resulta-
dos auxiliares. Nuestro primer objetivo es encontrar una expresión manejable para
la suma parcial n-ésima de la serie de Fourier de una función integrable. A tal n
consideramos la función auxiliar Dn : R −→ R denida por la fórmula
n
1 X 1
Dn (x) = + cos kx = + cos x + cos 2x + · · · + cos nx.
2 k=1 2

Esta función recibe el nombre de núcleo de Dirichlet. Por las propiedades del coseno
se sigue fácilmente que Dn es una función par, periódica de período 2π , que satisface
la igualdad Z π
π
Dn (x) = .
0 2
Por otra parte, haciendo uso de la identidad trigonométrica
   
1 1 x
sen k + x − sen k − x = 2 sen cos kx
2 2 2

deducimos que si sen x2 6= 0, entonces

sen n + 12 x

Dn (x) = .
sen x2

Las propiedades del núcleo de Dirichlet permiten establecer la siguiente fórmula para
las sumas parciales de la serie de Fourier.

Proposición 1.23. Si f es una función periódica de período 2π, integrable en


[−π, π], y Sn es la suma parcial n-ésima de la serie de Fourier de f , esto es,
n
a0 X
Sn (x) = + (ak cos kx + bk sen kx),
2 k=1

entonces para cada x ∈ R se satisface la igualdad


Z π
1
Sn (x) − f (x) = (f (x + t) + f (x − t) − 2f (x)) Dn (t)dt.
π 0

Demostración. Fijamos x ∈ R. Por la denición de los coecientes de Fourier, para


cada k ≥ 1 se tiene
Z π
1
ak cos kx = f (t) cos kt cos kxdt
π −π

40
y Z π
1
bk sen kx = f (t) sen kt sen kxdt.
π −π
Y utilizando la propiedad de linealidad de la integral resulta
π n
1 π
Z Z
1 X
Sn (x) = f (t)dt + f (t) cos kt cos kxdt
2π −π k=1
π −π
n Z π
X 1
+ f (t) sen kt sen kxdt
k=1
π −π
n
!
1 π 1 X
Z
= + (cos kx cos kt + sen kx sen kt) f (t)dt.
π −π 2 k=1

Ahora bien, cos kx cos kt + sen kx sen kt = cos(kx − kt), luego


n
!
π
1 π
Z Z
1 1 X
Sn (x) = + cos(kx − kt) f (t)dt = Dn (t − x)f (t)dt. (1.21)
π −π 2 k=1 π −π

Haciendo el cambio de variable u = t − x en la segunda integral resulta


Z 2π−x
1
Sn (x) = Dn (u)f (u + x)du.
π −x

Ahora bien, como la función g(u) = Dn (u)f (u + x) es 2π -periódica tenemos que


Z 2π−x Z 2π Z π
Dn (u)f (u + x)du = Dn (u)f (u + x)du = Dn (u)f (u + x)du,
−x 0 −π

luego
1 π
Z
Sn (x) = Dn (u)f (u + x)du.
π −π
Aplicando la sustitución s = −u en esta integral resulta
1 π 1 −π
Z Z
Sn (x) = Dn (u)f (u + x)du = −Dn (−s)f (x − s)ds
π −π π π
1 π
Z
= Dn (−s)f (x − s)ds.
π −π
Y teniendo en cuenta que la función Dn es par se obtiene
Z π
1
Sn (x) = Dn (s)f (x − s)ds. (1.22)
π −π

Sumando (1.21) y (1.22) deducimos


Z π
1
2Sn (x) = (f (x + t) + f (x − t)) Dn (t)dt.
π −π

41
Pero la función h(t) = (f (x + t) + f (x − t)) Dn (t) es par, luego
Z π
2
2Sn (x) = (f (x + t) + f (x − t)) Dn (t)dt.
π 0

Y consecuentemente,
1 π
Z
Sn (x) = (f (x + t) + f (x − t)) Dn (t)dt (1.23)
π 0

Por otra parte, como 0π Dn (t)dt = π2 tenemos que


R

Z π
1 π
Z
2
f (x) = f (x) Dn (t)dt = 2f (x)Dn (t)dt.
π 0 π 0

Restando esta igualdad a (1.23) se obtiene la conclusión deseada.

Aparte de la proposición previa, el principal ingrediente en la demostración del


Teorema de Dirichlet es el siguiente resultado conocido como Teorema (a veces lema)
de Riemann-Lebesgue.

Teorema 1.24 (Riemann-Lebesgue). Si f es una función integrable Riemann


en el intervalo [a, b], entonces
Z b
lı́m f (t) cos(λt)dt = 0
λ→∞ a

y Z b
lı́m f (t) sen(λt)dt = 0.
λ→∞ a

Demostración. Probaremos que lı́m ab f (t) cos(λt)dt = 0, la otra igualdad se de-


R
λ→∞
muestra de forma análoga.
Fijemos  > 0. Nuestro objetivo es encontrar un λ0 ∈ R tal que si λ ≥ λ0
entonces Z b


f (t) cos(λt)dt <  .
a

Puesto que f es integrable existe una partición P = {a = x0 < x1 < · · · < xn = b}


del intervalo [a, b] tal que

S(f, P) − s(f, P) < . (1.24)
2

42
Sea M una cota superior de la función f en [a, b], y sean, para cada k = 1, . . . , n,
mk y Mk el ínmo y el supremo de f en el intervalo [xk−1 , xk ]. Entonces
Z b n Z
X xk
f (t) cos(λt)dt = f (t) cos(λt)dt
a k=1 xk−1
n Z
X xk n Z
X xk
= (f (t) − mk ) cos(λt)dt + mk cos(λt)dt.
k=1 xk−1 k=1 xk−1

Utilizando la desigualdad triangular, y teniendo en cuenta que | cos α| ≤ 1 para todo


α deducimos que

Z b n Z xk n Z xk
(1.25)
X X
f (t) cos(λt)dt ≤ |f (t) − mk | dt + mk cos(λt)dt .


a k=1 xk−1 xk−1
k=1

Notemos ahora que, para cada k = 1, . . . , n y cada t ∈ [xk−1 , xk ] se tiene |f (t)−mk | =


f (t) − mk ≤ Mk − mk , de modo que
n Z
X xk n Z
X xk
|f (t) − mk | dt ≤ (Mk − mk )(xk − xk−1 ) = S(f, P) − s(f, P),
k=1 xk−1 k=1 xk−1

y echando mano de la desigualdad (1.24) resulta


n Z xk

(1.26)
X
|f (t) − mk | dt < .
k=1 xk−1 2

Por otra parte, para cada k = 1, . . . , n se tiene


Z
xk m m 2M
k k
mk cos(λt)dt = (sen λxk − sen λxk−1 ) ≤ 2 ≤ ,

λ λ λ

xk−1

luego
n Z xk 2|M |
X 2|M |(b − a)
mk cos(λt)dt ≤ (xk − xk−1 ) = .

|λ| |λ|

xk−1
k=1

Combinando esta desigualdad con (1.26) y (1.25) obtenemos


Z b
 2|M |(b − a)
f (t) cos(λt)dt < + .

a 2 |λ|
Así pues, para cada λ > 4M (b − a)/  se tiene
Z b


f (t) cos(λt)dt < ,
a

como queríamos demostrar.

43
Como consecuencia inmediata del resultado anterior se obtiene el siguiente coro-
lario, que tiene interés independiente.
Corolario 1.25. Si f es una función periódica de período 2π, e integrable en el
intervalo [−π, π] entonces las sucesiones de coecientes de Fourier de f convergen
a 0.
Demostración del Teorema 1.22. Sea ϕ : R −→ R la función periódica de período 2π
denida por la expresión
1
ϕ(x) = (f (x+ ) + f (x− )).
2
En virtud de la hipótesis del teorema se sigue que ϕ es una función de clase C 1 a
trozos que coincide con f en todos los puntos del intervalo [−π, π] salvo quizá en
una cantidad nita de ellos. En particular, las series de Fourier de f y ϕ coinciden.
Fijemos ahora x ∈ [0, 2π). Nuestro objetivo es demostrar que la serie (1.12)
converge a ϕ(x). A tal n denimos una función g : (0, π] −→ R por medio de la
expresión
ϕ(x + t) + ϕ(x − t) − 2ϕ(x)
g(t) = .
2 sen 2t
Armamos que existe el límite
lı́m g(t).
t → 0+

Por la continuidad de ϕ en el punto x, para cada t ∈ (0, π) se tiene ϕ(x+ ) = ϕ(x− ) =


ϕ(x), de modo que
2ϕ(x) = ϕ(x+ ) + ϕ(x− ).
Por tanto,
ϕ(x + t) + ϕ(x − t) − ϕ(x− ) − ϕ(x+ )
g(t) =
2 sen 2t
ϕ(x + t) − ϕ(x+ ) ϕ(x − t) − ϕ(x− )
= + .
sen 2t sen 2t

Pero como lı́m+ sent t = 1 se sigue que


t→0

ϕ(x + t) − ϕ(x+ ) ϕ(x + t) − ϕ(x)


lı́m+ t = lı́m+ t = 2ϕ0+ (x).
t→0 sen 2 t→0
2

Análogamente,
ϕ(x − t) − ϕ(x− )
lı́m+ = −2ϕ0− (x).
t→0 sen 2t

44
Así pues,
lı́m g(t) = f+0 (x) − f−0 (x).
t → 0+

Ahora extendemos la función g (que estaba denida en (0, π]) al intervalo [0, π]
escribiendo
g(0) = f+0 (x) − f−0 (x).

Por la propia denición se sigue que g es continua (y en particular integrable) en


[0, π]. Aplicando el Lema de Riemann-Lebesgue a la función g se sigue que
Z π  
1
lı́m g(t) sen n + tdt = 0. (1.27)
n 0 2
Por otra parte, en virtud de la Proposición 1.23 (aplicada a la función ϕ), teniendo
en cuenta la denición de la función g , para cada t ∈ (0, π) se tiene
1 π
Z
Sn (x) − ϕ(x) = [ϕ(x + t) + ϕ(x − t) − 2ϕ(x)] Dn (t)dt
π 0
Z π  
1
= g(t) sen n + tdt.
0 2
Tomando ahora límites, y habida cuenta de (1.27) obtenemos, nalmente,
f (x+ ) + f (x− )
lı́m Sn (x) = ϕ(x) = .
n 2

Ejemplos:
(a) Sea f la función denida por la expresión
(
−1 si − π ≤ x < 0;
f (x) =
1 si 0 ≤ x < π.

Claramente, f es de clase C 1 a trozos en [−π, π]. En la página 36 hemos visto que la


serie de Fourier de la función periódica que se obtiene al extender f a la recta real
es  
4 sen x sen 3x sen 5x
+ + + ··· .
π 1 3 5
Dando a x el valor π2 , la serie se transforma en la serie numérica
 
4 1 1 1
1 − + − + ··· .
π 3 5 7

45
Como f es continua en el punto π2 , en virtud del Teorema de Dirichlet deducimos
que  
  π 4 1 1 1
1=f = 1− + − + ··· ,
2 π 3 5 7
de donde se obtiene la igualdad
π 1 1 1
= 1 − + − + ···
4 3 5 7
Esta fórmula se conoce como identidad de Leibniz-Gregory.
(b) Sea f la función denida por la expresión
(
0 si − π ≤ x < 0;
f (x) =
x si 0 ≤ x < π.

En la página 37 hemos comprobado que la serie de Fourier de la función de período


2π que se obtiene al extender f a toda la recta es

(−1)n − 1 2(−1)n
 
π X
+ · cos nx + · sen nx .
4 n=1 nπ nπ

La función f es de clase C 1 a trozos en [−π, π]. Para x = π se obtiene la serie


numérica
∞ ∞ ∞
(−1)n − 1 π X 1 − (−1)n
 
π X π π 2X 1
+ · cos nπ = + = = + .
4 n=1 n2 π 4 n=1 n2 π 4 4 π n=1 (2n − 1)2

Como
f (π + ) + f (π − ) 0+π π
= = ,
2 2 2
en virtud del Teorema de Dirichlet se sigue que

π π 2X 1
= + ,
2 4 π n=1 (2n − 1)2

o equivalentemente,

X 1 π2
= .
n=1
(2n − 1)2 8
Esta identidad fue descubierta por L. Euler.

46
1.3.3. Integración de la serie de Fourier
A estas alturas te habrás preguntado seguramente bajo qué condiciones es lícita
la integración de una serie de Fourier término a término, pues al n y al cabo, esto
es lo que hemos venido haciendo durante casi todo el tiempo. La respuesta, bastante
contundente, viene dada por el siguiente teorema.
Teorema 1.26. Si f es una función periódica e integrable y se integra su serie de
Fourier término a término entre dos puntos cualesquiera, entonces la serie obtenida
converge a la integral de f . En otras palabras, para cada x ∈ R se tiene
Z x ∞ Z x
a0 x X
f (t)dx = + (an cos nt + bn sen nt)dt.
0 2 n=1 0

Notemos que el teorema garantiza la convergencia de la serie de las integrales a


la integral de f , incluso aunque la serie de Fourier de f no converja a dicha función
en cada punto.
La demostración del resultado anterior es delicada, pero no resulta especialmente
complicado dar una prueba en el caso (frecuente) en que f tiene segunda derivada
continua (o más generalmente, derivada segunda continua por secciones) en el inter-
valo [−π, π]. Para ello es conveniente tener en cuenta la siguiente observación, cuya
demostración se deja como ejercicio:
Si f es 2π -periódica y admite derivada primera continua en el intervalo [−π, π],
entonces f 0 es 2π -periódica, y si designamos por a0n y b0n los coecientes de Fourier
de f 0 , entonces para cada n ≥ 1 se tiene

a0n = nbn y b0n = −nan ,

donde an y bn son los coecientes de Fourier de f .


Demostración del Teorema 1.26. Tal y como hemos comentado antes nos limitare-
mos a dar la prueba en el caso en que f admite derivada segunda continua. De-
signemos por a0n , b0n los coecientes de Fourier de f 0 , y por a00n y b00n los de f 00 . De
acuerdo con la observación anterior se sigue que
a00n b00n
an = − y bn = − . (1.28)
n2 n2
Además, al ser continua la función f 00 , gracias al Lema de Riemann-Lebesgue se
sigue que
lı́m a00n = lı́m b00n = 0.
n n

47
En particular, las sucesiones {a00n }n y {b00n }n son acotadas, de modo que podemos
encontrar una constante M > 0 tal que

|a00n | ≤ M y |b00n | ≤ M para todo n ∈ N.

Y habida cuenta de las igualdades (1.28) se inere que

|an | ≤ M y |bn | ≤ M para todo n ∈ N. (1.29)

Por otra parte, en virtud del Teorema de Dirichlet se sigue que f puede expresarse
como suma de su serie de Fourier, es decir,

a0 X
f (t) = + [ak cos(kt) + bk sen(kt)] .
2 k=1

En particular, para cada n ∈ N y cada t ∈ R se tiene




X
|Sn (t) − f (t)| = (ak cos(kt) + bk sen(kt))


k=n+1
X∞
≤ (|ak | · | cos(kt)| + |bk | · | sen(kt)|) ,
k=n+1

y teniendo en cuenta (1.29) y el hecho de que las funciones seno y coseno están
acotadas por 1 resulta
∞ ∞
X 2M X 1
|Sn (t) − f (t)| ≤ 2
= 2M 2
.
k=n+1
k k=n+1
k

Fijemos ahora x > 0 (si x < 0 se procede exactamente igual). La desigualdad previa
garantiza que
Z x Z x ∞ Z x

(Sn (t) − f (t))dt ≤
X 1
|Sn (t) − f (t)|dt ≤ 2M dt

0

0 k=n+1 0 k2

X 1
= 2M x .
k=n+1
k2

Ahora bien, al ser convergente la serie numérica tenemos que


P∞ 1
k=n+1 k2


X 1
lı́m = 0.
n
k=n+1
k2

48
Consecuentemente,
x
Z

lı́m (Sn (t) − f (t)) dt = 0,
n 0
es decir, Z x Z x
lı́m Sn (t)dt = f (t)dt,
n 0 0
o equivalentemente,
∞ Z x Z x
a0 x X
+ (an cos nt + bn sen nt)dt = f (t)dt,
2 n=1 0 0

como queríamos demostrar.

En la página 36 hemos visto que la serie de Fourier de la función de período 2π


que se obtiene al extender a toda la recta real la función denida por medio de la
expresión (
−1 si − π ≤ x < 0;
f (x) =
1 si 0 ≤ x < π
es ∞
4 X sen(2n − 1)x
.
π n=1 2n − 1
Echando mano del Teorema anterior deducimos que para cada x ∈ R se tiene
x ∞ Z ∞
4 X x sen(2n − 1)t
Z Z x
4X 1
f (t)dt = dt = · sen ((2n − 1)t) dt
0 π n=1 0 2n − 1 π n=1 2n − 1 0

4 X 1 − cos((2n − 1)x)
= .
π n=1 (2n − 1)2

En particular, para x = π se obtiene


π ∞ ∞
4 X 1 − cos((2n − 1)π) 4 X 1 − (−1)( 2n − 1)
Z
f (t)dt = =
0 π n=1 (2n − 1)2 π n=1 (2n − 1)2

8X 1
= ,
π n=1 (2n − 1)2

y como 0π f (t)dt = 0π dt = π resulta


R R


X 1 π2
= .
n=1
(2n − 1)2 8

Esta notable identidad fue demostrada por Leonhard Euler.

49
Capítulo 2

Ecuaciones diferenciales ordinarias

La resolución de un problema del mundo real consiste normalmente en la de-


terminación de las relaciones existentes entre las distintas variables o magnitudes
que intervienen en dicho problema. Con frecuencia, el estudio local del fenómeno
en cuestión conduce a la obtención de relaciones que ligan estas magnitudes y las
razones de cambio (derivadas) de unas con respecto a otras, las cuales se expresan
generalmente mediante una ecuación diferencial. La resolución de la ecuación con-
duce a la obtención de las relaciones entre las magnitudes, y por tanto a la solución
del problema.
Ilustremos este comentario mediante un ejemplo. Supongamos que jamos un
resorte en una pared, y acoplamos a su extremo libre un cuerpo de masa 1, que está
apoyado sobre el suelo. Si sobre el cuerpo hacemos actuar una fuerza que varía con
el tiempo, digamos por ejemplo f (t) = cos t, y asumimos que no hay rozamiento, el
cuerpo empieza a moverse. Si designamos por y(t) la posición de dicho cuerpo en el
instante de tiempo t, entonces de acuerdo con la Segunda Ley de Newton y la Ley
de Hooke tenemos que la función y satisface la ecuación diferencial
y 00 (t) + ay(t) = cos t,

siendo a una constante que depende de la naturaleza del resorte. Si somos capaces de
resolver esta ecuación (esto es, de encontrar las funciones que la satisfacen) habremos
resuelto el problema de determinar la posición del cuerpo en cada instante de tiempo.
En la ecuación anterior, la función incógnita depende de una sola variable. Pero
con frecuencia, los modelos reales conducen a la determinación de relaciones entre
una función de varias variables y algunas de las razones de cambio (derivadas par-
ciales) de dicha función con respecto a cada una de las variables. Así por ejemplo,

50
si consideramos una varilla metálica de longitud nita apoyada sobre el eje de ab-
scisas y con un extremo sobre el origen de coordenadas, y designamos por u(x, t) la
temperatura del punto x en el instante t, entonces la función u satisface la igualdad
∂u ∂2u
= a 2,
∂t ∂x
siendo a una constante positiva que depende únicamente del material que conforma
la varilla.
Las ecuaciones en las que la función incógnita depende de una sola variable
reciben el nombre de ecuaciones diferenciales ordinarias, y constituyen el objeto
de estudio de este tema y los dos siguientes. Las ecuaciones que, como la segunda,
involucran una función de varias variables y algunas de sus derivadas parciales se
denominan ecuaciones en derivadas parciales. Estas ecuaciones serán tratadas más
adelante.

2.1. Ecuaciones diferenciales ordinarias. Conceptos

básicos

Tal y como hemos comentado, una ecuación diferencial ordinaria es una ecuación
que liga una variable independiente x, una función incógnita y = y(x) y unas cuantas
derivadas de ésta. Cualquier ecuación de este tipo puede expresarse en la forma

F x, y, y 0 , . . . , y (n) = 0, (2.1)


donde F es una función de n + 2 variables. El número n, es decir, el mayor orden de


derivación que afecta a la función y en la ecuación recibe el nombre de orden de la
ecuación diferencial.
Así por ejemplo, las igualdades

y 0 − 2xy = 0 (2.2)

y
y0
= 2x (2.3)
1 + y2
constituyen ecuaciones diferenciales ordinarias de primer orden, mientras que

y 00 − 2y 0 + 5y = 0 (2.4)

51
es una ecuación de orden dos.
Con frecuencia (aunque no siempre) es posible despejar el término y (n) en la
ecuación (2.1). Cuando esto ocurre, la ecuación puede escribirse mediante una igual-
dad de la forma
y (n) = f x, y, . . . , y (n−1) , (2.5)


que proporciona una relación explícita entre la derivada n-ésima de la función in-
cógnita y , sus derivadas de órdenes más bajos y la variable independiente x. La ex-
presión (2.5) suele denominarse forma normal de la ecuación. Las tres ecuaciones de
los ejemplos anteriores pueden escribirse en forma normal. Sin embargo, la ecuación

y 0 = y cos(x + y 0 )

no admite una representación de este tipo. Todas las ecuaciones consideradas a lo


largo de este curso podrán expresarse en forma normal.
Se llama solución de la ecuación diferencial (2.5) a toda función y = y(x) que
admite derivada n-ésima continua en un intervalo I de números reales y satisface la
ecuación en dicho intervalo, es decir, tal que

y (n) (x) = f x, y(x), . . . , y (n−1) (x) , para todo x ∈ I.




Así por ejemplo, la función


2
y1 (x) = ex

constituye una solución de la ecuación (2.2).


La solución de una ecuación diferencial (cuando existe) no es necesariamente
única. Toda función de la forma
2
y(x) = Cex ,

siendo C una constate real, es solución de la ecuación (2.2). Por otra parte, no es
difícil ver que cualquier solución de esta ecuación es precisamente una función de
este tipo.
Al conjunto formado por todas las soluciones de una ecuación diferencial se le
llama solución general de dicha ecuación. Así pues, por lo que acabamos de decir
tenemos que la solución general de la ecuación (2.2) es el conjunto de funciones de
la forma
y(x) = Cex , C constante.
2

52
Y más adelante veremos que la solución general de la ecuación (2.4) es el conjunto
formado por las funciones de la forma

y(x) = C1 ex cos(2x) + C2 ex sen(2x), C1 , C2 constantes.

Estas consideraciones parecen indicar que la solución general de una ecuación


diferencial de orden n depende de n constantes arbitrarias. Aunque resulta bastante
habitual, este hecho es en general falso.

2.2. Problemas de valor inicial

En el estudio de las ecuaciones diferenciales ordinarias se plantea con frecuencia


el problema de determinar aquellas soluciones y(x) de una ecuación con la propiedad
adicional de que los valores de la función y y algunas de sus derivadas en un punto
dado x0 vengan dados de antemano. Estos problemas reciben el nombre de prob-
lemas de valor inicial o problemas de Cauchy. Para ilustrar la naturaleza de estos
problemas empezamos considerando la ecuación diferencial de primer orden

y 0 = f (x, y),

y jamos un punto (x0 , y0 ) en el dominio de f . Ya hemos comentado que la ecuación


tiene en general una innidad de soluciones. El problema de valor inicial asociado a
la ecuación diferencial y el punto (x0 , y0 ) consiste en determinar si, entre todas esas
soluciones, existe alguna función y(x) que satisface además la condición

y(x0 ) = y0 .

En lo sucesivo utilizaremos la notación


(
y 0 = f (x, y);
y(x0 ) = y0

para referirnos a este problema.


Geométricamente, el problema consiste en encontrar, entre todas las curvas solu-
ción de la ecuación diferencial, aquella o aquellas que pasan por el punto (x0 , y0 ).
En la práctica, para resolver un problema de Cauchy de primer orden, suele ser
útil hallar en primer lugar la expresión de la solución general de la ecuación, la cual

53
depende generalmente de una constante C . Al hacer en dicha expresión y(x0 ) = y0
se despeja C y se obtiene la solución del problema.
Resolvamos a título de ejemplo el problema de Cauchy
(
y 0 = 2xy;
y(1) = e.
Ya hemos comentado que la solución general de la ecuación es el conjunto de fun-
ciones de la forma y(x) = Cex , siendo C una constante. Imponiendo la restricción
2

y(1) = e en la expresión de la solución general llegamos a la igualdad e = Ce, de la


que se obtiene C = 1. Así pues, la solución del problema propuesto es la función
2
y(x) = ex .

A la vista de este ejemplo podríamos pensar que el problema de valor inicial asociado
a una ecuación diferencial tiene solución única. Sin embargo, esto no siempre es así.
En efecto, consideremos el problema de Cauchy
( 1
y0 = y 3 ;
y(0) = 0.
La función y(x) = 0 constituye claramente una solución del problema de Cauchy
( 1
y0 = y 3 ;
y(0) = 0.
Pero la función   3
 2x
2
si x > 0

z(x) = 3
si x ≤ 0

0

es también solución de este problema.


Este ejemplo sugiere la búsqueda de condiciones sobre la función f que garanticen
existencia y unicidad de soluciones para el problema de Cauchy. El siguiente teorema,
debido a Picard, constituye una solución a este problema.
Teorema 2.1 (de Picard). Sea f una función denida en un rectángulo abierto
D = (a, b) × (c, d), y sea (x0 , y0 ) un punto de dicho rectángulo. Si f y ∂f
∂y
son
continuas en D, entonces existen un intervalo I ⊂ (a, b) centrado en x0 y una única
función y con derivada continua en I que satisface la igualdad
y 0 (x) = f (x, y(x)) para cada x ∈ I,

54
y la condición inicial
y(x0 ) = y0 .

Si se considera una ecuación de orden n como la (2.5) el problema de valor inicial


queda determinado cuando se ja el valor de la función incógnita y el de sus n − 1
primeras derivadas en un punto dado x0 . Este problema suele representarse mediante
el conjunto de igualdades

y (n) = f x, y, . . . , y (n−1) ,









 y(x0 ) = c0 ,

y 0 (x0 ) = c1 ,
 ...







 y (n−1) (x ) = c ,

0 n−1

donde x0 , c0 , c1 . . . , cn−1 son números reales dados. Así por ejemplo, las igualdades


 y 00 − 5y 0 + 6y = cos(x),

y(0) = 0,

y 0 (0) = 1

constituyen un problema de valor inicial asociado a la ecuación de segundo orden

y 00 − 5y 0 + 6y = cos(x).

La cuestión de existencia y unicidad de soluciones para problemas de valor inicial


asociados a ecuaciones de orden superior al primero queda resuelta por el siguiente
resultado, análogo al Teorema 2.1.

Teorema 2.2. Sea f (x, y1 , . . . , yn ) una función de n + 1 variables denida en un


rectángulo D ⊂ Rn+1 , y sea (x0 , c0 , . . . , cn−1 ) un punto de dicho rectángulo. Si f y
sus derivadas parciales con respecto a y1 , . . . , yn son continuas en D entonces existe
un intervalo I centrado en x0 y una única función y : I −→ R con derivada de orden
n continua que satisface la ecuación

y (n) (x) = f x, y(x), . . . , y (n−1) (x) para cada x ∈ I,




y las condiciones iniciales

y(x0 ) = c0 , y 0 (x0 ) = c1 , . . . , y (n−1) (x0 ) = cn−1 .

55
2.3. Ecuaciones diferenciales de primer orden

En esta sección identicamos y presentamos métodos de resolución de algunos


tipos importantes de ecuaciones ordinarias de primer orden.

2.3.1. Ecuaciones lineales


Una ecuación de primer orden se llama lineal si puede expresarse en la forma

y 0 + P (x)y = Q(x),

donde P y Q son funciones continuas denidas en un cierto intervalo I de números


reales.
Para resolver una ecuación de este tipo multiplicamos ambos miembros de la
ecuación por el factor
R
P (x)dx
µ(x) = e ,

obteniendo
R R R
P (x)dx 0 P (x)dx P (x)dx
e y + P (x)e y(x) = Q(x)e .

El primer miembro de la igualdad anterior es justamente la derivada de la función


R
P (x)dx
e y,

luego  0
R R
P (x)dx P (x)dx
e y = Q(x)e .

Así pues, Z
R R
P (x)dx P (x)dx
e y(x) = Q(x)e dx + C.

Puesto que la expresión e P (x)dx es siempre positiva podemos despejar y(x) en la


R

anterior igualdad, obteniendo


Z 
dx + C , C constante.
R R
− P (x)dx P (x)dx
y(x) = e · Q(x)e

El símbolo representa, naturalmente, una primitiva cualquiera de la función a la


R

que afecta.

56
Ejemplo:
La ecuación y 0 = y puede escribirse en la forma
y 0 − y = 0.

Esta ecuación es lineal (P (x) = −1 y Q(x) = 0). Para resolverla podemos aplicar la
fórmula de la solución general obtenida previamente, pero es más cómodo repetir el
procedimiento utilizado en la deducción de esta fórmula. En primer lugar multipli-
camos por el factor
R
e P (x)dx
= e−x ,
obteniendo
e−x y 0 − e−x y = 0.
Por lo que hemos dicho antes, el primer miembro de esta ecuación es la derivada de
la función e−x y . Por tanto,
Z
−x
e y= 0 · dx = C,

y consecuentemente,
y = Cex , C constante.
Ésta es la solución general de nuestra ecuación.
La resolución de problemas de Cauchy asociados a una ecuación lineal de primer
orden puede obtenerse una vez que se ha encontrado la solución general de dicha
ecuación, tal y como comentábamos en la sección anterior.

Ejemplo:
Hallemos la solución del problema de Cauchy
(
y 0 − y = 0;
y(0) = 1.
Ya hemos visto que la solución general de la ecuación es
y(x) = Cex .

En particular, y(0) = Ce0 = C, y como y(0) = 1 resulta


C = 1,

de modo que
y(x) = ex .

57
2.3.2. Ecuaciones homogéneas
Una función f de dos variables se denomina homogénea si para cualquier punto
(x, y) en el dominio de f y cualquier t 6= 0 se satisface la igualdad

f (tx, ty) = f (x, y).

La ecuación diferencial de primer orden

y 0 = f (x, y)

se llama homogénea si f es una función homogénea.


Notemos que si f es homogénea, entonces f puede expresarse en términos de xy .
En efecto, por la propia denición se tiene
y
f (x, y) = f (x(1, y/x)) = f 1, .
x
Si hacemos el cambio de variable
y(x)
u(x) = ,
x
la ecuación diferencial se transforma en esta otra

u + xu0 = f (1, u),

y agrupando términos en u resulta


u0 1
= .
f (1, u) − u x

Así pues, el cambio de variable u = y/x transforma cualquier ecuación homogénea


en una ecuación en variables separadas.

Ejemplo:
Resolvamos la ecuación diferencial

(x − y)y 0 = x + y.

Dividiendo entre x − y , la ecuación se transforma en


x−y
y0 = .
x+y

58
La función
x−y
f (x, y) =
x+y
es homogénea, pues para cada (x, y) 6= (0, 0) y cada t 6= 0 se tiene
tx − ty x−y
f (tx, ty) = = .
tx + ty x+y
Haciendo en la ecuación el cambio de variable u = y/x obtenemos la igualdad
1+u
u + xu0 = f (1, u) = ,
1−u
de la que resulta esta otra
1 + u2
xu0 = .
1−u
Separando los términos en x y u se sigue que
1−u 0 1
u = ,
1 + u2 x
e integrando en esta expresión se obtiene
1
arctan u − log(1 + u2 ) = log |x| + C.
2
Si ahora deshacemos el cambio y simplicamos la expresión obtenida deducimos que
la solución de la ecuación diferencial viene dada por la función denida implícita-
mente por la igualdad
y 1
arctan − log(x2 + y 2 ) = C, C constante.
x 2

2.3.3. Ecuaciones exactas. Factores integrantes


Consideremos la ecuación diferencial de primer orden

P (x, y) + Q(x, y)y 0 = 0, (2.6)

donde P y Q son funciones con derivadas parciales continuas en un subconjunto


abierto D ⊂ R2 . Se dice que la ecuación es exacta si existe una función f : D −→ R
tal que
∇f (x, y) = (P (x, y), Q(x, y)) , para todo (x, y) ∈ D,
o equivalentemente,
∂f ∂f
(x, y) = P (x, y) y (x, y) = Q(x, y), para todo (x, y) ∈ D.
∂x ∂y

59
Si la ecuación (2.6) es exacta entonces la solución general de dicha ecuación viene
dada por medio de la expresión implícita

f (x, y) = C, C constante,

donde f es una función tal que ∇f = (P, Q).


En efecto, sea y = y(x) una función derivable en un intervalo I ⊂ R tal que
(x, y(x)) ∈ D para todo x ∈ I . Denamos la función

ϕ(x) = f (x, y(x)).

Es claro que ϕ puede verse como la composición de f y la función r(x) = (x, y(x)),
cuya derivada es r0 (x) = (1, y 0 (x)). Por tanto, echando mano de la regla de la cadena
para las funciones de varias variables y habida cuenta de la igualdad ∇f = (P, Q)
obtenemos

ϕ0 (x) = ∇f (x, y(x)) · r0 (x) = P (x, y(x)) + Q(x, y(x))y 0 (x).

Consecuentemente, la función y(x) es solución de la ecuación (2.6) si y sólo si

ϕ0 (x) = 0.

Ahora bien, las funciones de una variable con derivada idénticamente nula en un
intervalo son justamente las funciones constantes. Por tanto, la función y es solución
de la ecuación si y sólo si
ϕ(x) = C,

esto es,
f (x, y(x)) = C, para alguna constante C.

Así pues, toda vez que se sabe que una ecuación es exacta y se puede calcular una
función f con las propiedades especicadas previamente, resulta inmediato hallar
la solución general de dicha ecuación. El primer problema surge, pues, a la hora
de encontrar un criterio que nos permita identicar ecuaciones diferenciales exac-
tas. Notemos que si la ecuación (2.6) es exacta entonces se tiene necesariamente la
igualdad
∂P ∂Q
(x, y) = (x, y), para todo (x, y) ∈ D (2.7)
∂y ∂x

60
En efecto, asumamos la existencia de una función f tal que ∂f
∂x
= P y ∂f
∂y
= Q.
Derivando la primera igualdad con respecto a y y la segunda con respecto a x
resulta
∂P ∂2f ∂Q ∂2f
= y = .
∂y ∂x∂y ∂x ∂y∂x
Y haciendo uso del Teorema de Euler sobre la igualdad de las derivadas parciales
cruzadas se obtiene (2.7).
La condición (2.7), siendo necesaria para garantizar que la ecuación (2.6) es
exacta, está lejos de ser suciente, es decir, existen ecuaciones diferenciales que
satisfacen dicha condición pero no son exactas (en los ejercicios analizaremos un
ejemplo). No obstante, puede demostrarse que si el dominio D en el que están
denidas las funciones P y Q es un conjunto convexo (es decir, contiene el segmento
que conecta dos puntos cualesquiera de D), y dichas funciones verican la condición
anterior, entonces la ecuación (2.6) es exacta.
Una vez que sabemos que la ecuación (2.6) es (o puede ser) exacta, nuestro
problema consiste en encontrar o una función f tal que ∇f = (P, Q). Veamos cómo
puede encontrarse una tal función mediante un par de integraciones sucesivas. Si f
satisface esta condición, entonces
∂f
(x, y) = P (x, y).
∂x
Si jamos la variable y , e integramos con respecto a x obtenemos
Z
f (x, y) = P (x, y)dx + ψ(y), (2.8)

siendo ψ una función que depende sólo de y . Derivando ahora esta expresión con
respecto a y y teniendo en cuenta la igualdad ∂f
∂y
= Q deducimos que
Z
∂f ∂
Q(x, y) = (x, y) = P (x, y)dx + ψ 0 (y),
∂y ∂y
o equivalentemente, Z
0 ∂
ψ (y) = Q(x, y) − P (x, y)dx.
∂y
Integrando esta igualdad con respecto a y encontramos la expresión de ψ , y f se
determina sin más que sustituir en (2.8).
Este argumento contiene una pequeña trampa, y es que presupone la existencia
de la función f satisfaciendo las propiedades requeridas. Así pues (a no ser que el

61
dominio D sea un conjunto convexo), una vez determinada la expresión para dicha
función, será necesario comprobar si se cumplen efectivamente las igualdades ∂f
∂x
=P
y ∂y = Q.
∂f

Ejemplo:
Consideremos la ecuación diferencial

xy 2 − x3 + y + (x2 y + x − 2y)y 0 = 0.

Haciendo uso de la nomenclatura anterior tenemos que P (x, y) = xy 2 − x3 + y y


Q(x, y) = x2 y + x − 2y . Como
∂P ∂Q
= 2xy + 1 y = 2xy + 1
∂y ∂x
tenemos que
∂P ∂Q
= ,
∂y ∂x
y nuestra ecuación satisface la condición necesaria (2.7). Las funciones P y Q es-
tán denidas en R2 , y siendo este conjunto convexo podemos armar que se trata
efectivamente de una ecuación exacta.
Determinemos una función f satisfaciendo las condiciones exigidas. Por una parte
tenemos
∂f
= P = xy 2 − x3 + y.
∂x
Fijando y e integrando con respecto a x deducimos que
1 1
f (x, y) = x2 y 2 − x4 + xy + ψ(y). (2.9)
2 4
Derivando ahora esta expresión con respecto a y se obtiene
∂f
= x2 y + x + ψ 0 (y),
∂y
y como
∂f
= Q = x2 y + x − 2y
∂y
resulta
ψ 0 (y) = x2 y + x − 2y − (x2 y + x) = −2y,
de donde se inere que
ψ(y) = −y 2 .

62
Llevando esta igualdad a (2.9) se obtiene nalmente la igualdad
1 1
f (x, y) = x2 y 2 − x4 + xy − y 2 .
2 4
La solución general de la ecuación propuesta viene dada por la expresión implícita
1 2 2 1 4
x y − x + xy − y 2 , C constante.
2 4

Factores integrantes. En ocasiones, algunas ecuaciones diferenciales pueden trans-


formarse en ecuaciones exactas al multiplicarlas por una cierta función µ. Esta fun-
ción recibe el nombre de factor integrante.
Consideremos nuevamente la ecuación diferencial

P (x, y) + Q(x, y)y 0 = 0,

donde P y Q son funciones derivadas parciales primeras continuas en un rectángulo


D ⊂ R2 , y sea µ = µ(x, y) una función con derivadas parciales primeras contiuas en
D tal que µ(x, y) 6= 0 para todo (x, y) ∈ D. Multiplicando ambos miembros de la
ecuación por µ se obtiene la ecuación equivalente

µ(x, y)P (x, y) + µ(x, y)Q(x, y)y 0 = 0. (2.10)

Para que esta ecuación sea exacta es necesario y suciente que


∂(µP ) ∂(µQ)
= . (2.11)
∂y ∂x
Ahora bien,
∂(µP ) ∂µ ∂P
=P +µ ,
∂y ∂y ∂y
y
∂(µQ) ∂µ ∂Q
=Q +µ .
∂x ∂x ∂x
Al reemplazar estas igualdades en (2.11) se inere que la ecuación (2.10) es exacta
si y sólo si el factor integrante µ satisface la ecuación en derivadas parciales
 
∂P ∂Q ∂µ ∂µ
µ − =Q −P . (2.12)
∂y ∂x ∂x ∂y
Esta ecuación es mucho más delicada que la ecuación inicial. Sin embargo, en oca-
siones dicha ecuación se signica considerablemente en algunos casos, y entonces
resulta fácil encontrar un factor integrante.

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Supongamos por ejemplo que existe un factor integrante µ(x, y) de la ecuación
(2.6) que depende únicamente de x, es decir, tal que

µ(x, y) = µ(x).

Entonces ∂µ
∂y
= 0, y la ecuación (2.12) se transforma en esta otra
 
∂P ∂Q
µ(x) (x, y) − (x, y) = Q(x, y)µ0 (x),
∂y ∂x

o equivalentemente,
∂P ∂Q
µ0 (x) (x, y) − (x, y)
=
∂y ∂x
. (2.13)
µ(x) Q(x, y)
En consecuencia, la expresión
∂P ∂Q
∂y
(x, y) − ∂x
(x, y)
Q(x, y)

no depende de y . Así pues, si la ecuación (2.6) admite un factor integrante que


depende sólo de x, entonces la función ϕ denida por medio de la expresión
∂P ∂Q
(x, y) − (x, y)
ϕ(x, y) =
∂y ∂x
(2.14)
Q(x, y)

depende de la variable x únicamente. La armación recíproca es también cierta. En


efecto, supongamos que la función ϕ depende sólo de la variable x, esto es, que
∂P ∂Q
∂y
(x, y) − ∂x
(x, y)
= ϕ(x).
Q(x, y)

Nuestro objetivo es encontrar una función µ = µ(x) satisfaciendo la igualdad (2.12).


La igualdad (2.13) (que se obtiene de aquella) nos conduce entonces a la ecuación
diferencial lineal 0
µ (x)
= ϕ(x)
µ(x)
cuya solución es
(2.15)
R
ϕ(x)dx
µ(x) = e .

No es difícil comprobar que esta función es un factor integrante para (2.6). Así pues,
si la expresión
∂P ∂Q
∂y
(x, y) − ∂x
(x, y)
ϕ(x, y) =
Q(x, y)

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es función solamente de x, esto es, ϕ(x, y) = ϕ(x), entonces la función denida por
(2.15) es un factor integrante para la ecuación (2.6), y la ecuación equivalente (2.10)
es exacta.
Dejamos como ejercicio encontrar condiciones sobre la ecuación diferencial (2.6)
que permitan garantizar la existencia de factores integrantes de la forma
µ(x, y) = µ(y).

Ejemplo:
Consideremos la ecuación diferencial
2  y 0
2
2y + 3x + 2 + 2xy − y = 0. (2.16)
x x
De acuerdo con la notación previa se tiene
2
P (x, y) = 2y 2 + 3x +
x2
y
y
Q(x, y) = 2xy − .
x
Claramente
∂P
= 4y
∂y
y
∂Q y
= 2y + 2 .
∂x x
Como estas derivadas no coinciden, la ecuación propuesta no es exacta. Sin embargo,
al reemplazar las expresiones para las derivadas en la igualdad (2.14) se obtiene esta
otra y y 1
4y − 2y − x2 2y − x2 2 − x2 1
ϕ(x, y) = y = y = 1 = .
2xy − x 2xy − x 2x − x x
Así pues, la función ϕ depende únicamente de la variable x. En virtud de lo que
hemos dicho antes, la función
dx
R
µ(x) = e x = elog x = x

constituye un factor integrante para nuestra ecuación, es decir, la ecuación que


resulta al multiplicar (2.16) por x, o sea,
2
2y 2 x + 3x2 + + (2x2 y − y)y 0 = 0,
x
es exacta (al menos cuando nos restringimos a un rectángulo del plano), y podrá
resolverse haciendo uso de la técnica explicada previamente.

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