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1ENSAYO NUEVAS CIUDADANIAS

ANDRES FELIPE RAMIREZ CALDERÓN

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

INGENIERÍA EN TELECOMUNICACIONES

LEY Y ETICA PARA INGENIERIA

25 DE NOVIEMBRE DE 2021

BOGOTA, D.C
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.......................................................................................................2
DESARROLLO..........................................................................................................2
CONCLUSIÓN...........................................................................................................4
INTRODUCCIÓN

Las denominaciones de “nuevas ciudadanías”, “ciudadanías democráticas”, “ciudadanías


ampliadas” y “ciudadanías profundas”, asociadas en buena medida con el desarrollo de los
denominados “nuevos movimientos sociales” en los últimos 3 decenios, realizan alusión a maneras
de organización y movilización social y política, que en su estructura, fines y actividades ilustran
una renovada comprensión de lo cual significa pertenecer a una sociedad política. Tal comprensión
no solo ha impulsado la emergencia de nuevos actores colectivos que reclaman el derecho a
participar en el ordenamiento de lo común, sino que, además, ha posibilitado la politización de
recursos de la vida diaria relegados convencionalmente a la esfera privada y potenciado el
descentramiento de los flujos comunicativos en una esfera pública que desborda los filtros y las
agendas de los medios masivos.

DESARROLLO

Este es un gran tema ya que nos muestra la importancia de la participación de todas las personas
en el ámbito político y como esto puede afectar las decisiones que se tomen a futuro, además de
esto se demuestra que la unión del pueblo hace la fuerza y genera cambios en una sociedad, los
múltiples aportes de las diferentes personas que participan en el texto nos permiten tener una idea
clara y concisa del tema y nos plantea un escenario el cual nos incentiva a buscar un mayor
conocimiento.

Si el escepticismo expresado por un número destacable de habitantes ante la iniciativa de que la


colaboración electoral, la filiación partidista y la aspiración a tomar de manera directa parte en el
poder, representen la expresión suprema de la actividad cívica lleva a menudo a concluir que
existe una “apatía” generalizada ante la política, lo cual refleja las novedosas movilizaciones
cívicas es que la política se desplaza a la trama misma de lo social, mutando en sus fines maneras
y contenidos. Esta política que nace en espacios habitualmente considerados “no políticos” fue
descrita por los teóricos de diferentes modalidades: “política no gubernamental”, “política sin amos”
(Lyotard), “subpolítica” (Beck), “política de la vida” (Giddens), “contrapolítica” y “contra democracia”
(Rosanvallon). Cada una de ellas llaman la atención sobre el carácter difuso de una colaboración
política que deja de encajar con la ayuda a las urnas, empero que es suficientemente dinámica
como para colocar en entredicho el “mito del habitante pasivo” (Rosanvallon, 2008), indiferente y
replegado en su mundo privado. Ante esto se puede mirar que las maneras del compromiso se han
transformado y que los métodos no convencionales de colaboración: marchas, plantones, firma de
demandas, solidaridad colectiva con diferentes razones, vinculación espontánea a conjuntos en
redes sociales virtuales, etcétera; Tienden a incrementar mientras la colaboración electoral declina:
“Mientras que la democracia representativa electoral está gobernada por los lentos ritmos
institucionales, la contra democracia es permanente y no está sujeta a restricciones institucionales.
En un sentido, es la vida democrática sin mediación” (Rosanvallon, 2008).

Retomando la famosa expresión de Hannah Arendt, lo cual está de fondo es un “derecho a tener
derechos”, que involucra inclusive la probabilidad de crear nuevos derechos desde la custodia de
un costo en una contienda política (autonomía sobre el propio cuerpo humano, custodia del medio
ambiente, contar con un techo). En tercer sitio, las novedosas ciudadanías trascienden la
comprensión liberal, en cuanto no buscan la integración y la colaboración en un sistema político
que ya existe, sino que en ellas los sujetos desean a participar en la redefinición misma del sistema
del que quieren ser miembros.

Con respecto al primer aspecto, la interacción entre sociabilidad y política se hace en particular
visible al percatarnos de que el enriquecimiento de la convivencia social no es solo una finalidad
del ejercicio del habitante, sino además su condición. Al impulsar la confianza y robustecer el
parentesco social, las novedosas ciudadanías generan un capital social conveniente para la acción
colectiva (Lechner, 2000).

El problema de movilizaciones que surgen como ocupaciones democráticas y se marchitan en una


escenificación que no alcanza efectos políticos fue además señalado por Jain (2001), para quien
los nuevos movimientos sociales reflejarían una politización personal autorreferencial, que con-
vierte la protesta en un transporte de escenificación, una “extática auto- contemplación narcisista”
en la que “los precios de la inversión política no tienen que superar el beneficio personal”.

El caso descrito con radicalidad por Jain representa, sin sitio a dudas, una probabilidad, sin
embargo, no puede sin más hacerse extensiva a la integridad del sentido de los nuevos
movimientos sociales, sin diferenciar las variadas motivaciones que dichos movimientos
trascendencia que adquieren en sus simbologías el cuerpo humano como lugar privilegiado de la
variedad de estilos de vida y los derechos que avalan la autodeterminación sobre él.

Como los movimientos famosos y cívicos que les precedieron, las solicitudes de la política de la
vida son expresión de una totalmente nueva ciudadanía, que politiza en esta situación recursos
vitales confinados convencionalmente a la esfera privada y de esta forma cuestionan la legitimidad
del sistema mismo que, en nombre de lo mundial, concluyó qué merecía ser tenido por público y
qué debe seguir estando en el espacio de lo domestico. No obstante, el desmesurado acento en
los puntos del yo personal hace visible una tensión entre subjetividad y ciudadanía, de la que nace
el peligro de que, en ausencia de un inicio claro de sociedad, la emancipación de la primera se
promueva a expensas de la segunda, disolviendo la potencialidad de la subjetivación política en el
narcisismo y el autismo (Santos, 2012), lo que realizaría primordial matizar la apreciación de
Dagnino (2005) de que en las denominadas novedosas ciudadanías hay continuamente una
revitalización del componente ético republicano de la vida social y un activismo en pos del bien
común. La visibilidad y la legibilidad son características fundamentales de lo político, de forma que
las actividades que pretenden tener este carácter tienen que ser integradas en una narrativa
singular y representadas en una arena política especial. No obstante, dado su recurrente carácter
puntual y fragmentario, las tácticas y actividades “contrapolíticas” corren el peligro de disolver los
signos de aquel mundo compartido y hacerse incapaces de estructurar proyectos colectivos.

El caso descrito con radicalidad por Jain representa, sin lugar a dudas, una probabilidad, pero no
puede sin más hacerse extensiva a la integridad del sentido de los nuevos movimientos sociales,
sin diferenciar las variadas motivaciones que dichos movimientos significa integrarse
individualmente al mercado como productor y consumidor.
Esta “confluencia perversa” tiene finalmente secuelas en la iniciativa misma de representatividad
de la sociedad civil, en el tamaño en que las Organización no gubernamental y las fundaciones
empresariales de orientaciones filantrópicas adquieren preponderancia sobre los movimientos
sociales como voceras de los intereses de las sociedades. En las Organización no gubernamental,
estas tienden a tomarse como representantes de la sociedad civil en su integridad, a transformarse
en las interlocutoras “confiables” del Estado y en canales por medio de los cuales se transfieren al
inicio las responsabilidades del Estado a la sociedad civil, inclusive una vez que ellas han perdido
el parentesco con los movimientos sociales que les brindaron origen y con los sectores a los que
mencionan representar (Dagnino, 2004).

De forma que detrás de las aparentes uniformidades lingüísticas con las que se anuncia en la
esfera pública la dignidad y el protagonismo de las novedosas ciudadanías, ellas se revelan como
el lote en el cual se libra una controversia por los significados y por la comprensión misma de la
política. En esta discusión se hace patente que el plan neoliberal no solo opera “con una
concepción de estado mínimo, sino además con una concepción minimalista tanto de política como
de democracia” (Dagnino 2004, p. 108); que él no solo representa una doctrina, sino una
“mutación” y una forma “paradójica” de la actividad política, en la que tiende a neutralizarse la
conflictividad y a abolirse el antagonismo sociopolítico, que son primordiales en su comprensión de
lo político (Ba- libar, 2012) Y, al final, que el neoliberalismo promueve la iniciativa de que “los
habitantes por el momento no necesitan de la política ni del Estado para conseguir sus fines, pues
con el mercado y con su independencia para dictaminar en qué espacios de cooperación anhelan
utilizar su tiempo y recursos, se bastan para desarrollarse socialmente” (Freijeiro, 2008).

CONCLUSIÓN

Puedo concluir que es importante documentarse e informarse acerca de las nuevas ciudadanías, la
importancia de la participación de las personas que conforman una sociedad y como la
participación de las mismas puede generar grandes cambios, además de esto nos da un contexto
histórico de la política y como se viene buscando el cambio de la misma para una mejoría en este
ámbito.

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