Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Todos tienen el compromiso con el pasado por un mismo evento? No, se puede usar ese
momento para el momento de desencarnacion, liberandonos de este cuerpo.
Muchos a ultima hr no asisten a un lugar etc.
LE Ley de destrucción (3) 728 preg.
Del caos nace el orden. Destrucción es transformación para renovación. Porwue somos
inmortales. Vemos el cuerpo pero no el esp que se libera.
Nuestra vision erronea de la muerte. Tememos a la muerte y no la vemos como libertad.
Aqui más bien estamos prisioneros..la tierra ya es una especie de purgatorio mental,
entonces para qué temer a la muerte ?
Los q se van, son escogidos? Las victimas son solo parte de un proceso karmico. La
forma de cómo fallecera no es destino, sino que es libertad mia. Pero bajo una vida
correcta y tengo covid, rescato errores del pasado.
Abre la boca del alma. Vaciate del ego para llenarte de Dios (amor).
No decir eres culpable, sino responsable. El cumpable necesita ser punido, pero
responsable necesita rehabilitación, auxilio.
Haroldo: https://youtu.be/FUUThTYLDc8
Revista espirita julho 1867
Epidemia da ilha Mauricio (oceano indico al sudeste del continente africano)
Además (cuestión 740), “son pruebas que dan al hombre la oportunidad de ejercitar su inteligencia, de
mostrar su paciencia y su resignación ante la voluntad de Dios, al mismo tiempo que le permiten
desarrollar sentimientos de abnegación, de desinterés y amor al prójimo”.
Y así, comprendemos el sentimiento de solidaridad que suscitan estas calamidades, ayudando a todos a
desarrollar el amor. Lo importante para los más directamente implicados, para que puedan progresar
debidamente, como se afirma en “El Evangelio según el Espiritismo”, capítulo 14, inciso 9, es “no
arruinarse por la murmuración”, porque “las grandes pruebas son casi siempre signo de cese del
sufrimiento y mejora del Espíritu, siempre que sean acogidos por amor a Dios”.
En esta frase seleccionada de “El Evangelio según el Espiritismo”, hay una información de gran
importancia: un indicio del perfeccionamiento del espíritu. ¿Y cuál sería el fin práctico de todo esto y
cómo actúan estos hechos en nuestro progreso, con qué fin?
La respuesta está en la Ley del Progreso, que determina al hombre un progreso incesante, sin retroceso,
en el campo intelectual y moral; cada uno tiene su tiempo, siguiendo su propio ritmo, y “si un pueblo no
avanza lo suficientemente rápido, Dios provoca, de vez en cuando, un choque físico o moral que lo
transforma” (“El Libro de los Espíritus”, pregunta 783) .
Como vemos, siempre se avanza, y cuando lo estamos bloqueando, Dios, en su infinita bondad y justicia,
se sirve de instrumentos que nos impulsan hacia adelante. El objetivo es llevarnos a cumplir la escala
evolutiva, dejando nuestra condición de espíritus moralmente imperfectos a la de espíritus regenerados,
hasta llegar a la condición de espíritus puros.
Esta transposición de moralmente imperfecto a regenerado marca la actual fase de transición que
estamos viviendo, llena de flagelos destructivos, calamidades, accidentes con un gran número de
muertos.
En los Evangelios según Mateo, Marcos y Juan, hay varias referencias a los signos precursores de una
transformación en el estado moral del Planeta, caracterizado por el anuncio de diversas calamidades que
golpearán a la humanidad y diezmarán a un gran número de personas, por lo que que, en la secuencia, se
instituya el reino del bien, la paz y la fraternidad universal, confirmando la predicción de que después de
los días de aflicción vendrán los días de alegría.
Lo que se anuncia en estos pasajes evangélicos no es el fin del mundo de manera absoluta y real, sino el
fin de este mundo que conocemos, en el que aparentemente el mal se superpone al bien y, como afirma
Allan Kardec en “Un Génesis” , capítulo 17, ítem 58, “el fin del mundo antiguo, del mundo dominado
por la incredulidad, por la codicia y por todas las malas pasiones a las que alude Cristo”.
Para que este nuevo mundo se arraigue (“El Génesis”, capítulo 18), es fundamental que la población esté
preparada para habitarlo. Para eso, todos tendremos que resolver algunos problemas de nuestro pasado,
construyendo nuestro progreso moral.
No hay transformación sin crisis, y las catástrofes y los cataclismos son crisis que sacuden a la
humanidad, despertándola a la solidaridad, a la fraternidad, al bien.
Tenemos, entonces, que ver a la humanidad como “un ser colectivo en el que se producen las mismas
revoluciones morales que en cada ser individual” (“El Génesis”, capítulo 18 inciso 12).
En este contexto, la fraternidad será la piedra angular del nuevo orden social, con progreso moral,
apoyado en el progreso de la inteligencia, asegurando la felicidad de los hombres en la Tierra.
Para que podamos habitar este nuevo mundo, no tenemos que renovarnos completamente. Según Kardec
(“El Génesis”, capítulo 18, ítem 33), “basta un cambio en las disposiciones morales”, y, para eso,
tenemos que equiparar las deudas del pasado y tomar conciencia de nuestra condición de espíritus
inmortales perfectibles, en la fase de desarrollo de nuestro potencial.
Como forma de acelerar esse processo de modificação da disposição moral, a presente fase é marcada
pela multiplicidade das causas de destruição, até como forma de estimular em nós o desenvolvimento de
nossas potencialidades no bem, pois “o mal de hoje há de ser o bem de manaña.
Sólo la educación del Espíritu podrá librarlo del mal, dándole condiciones para tomar los vuelos más
altos en el plan infinito de la vida. Lo importante en todo esto es mantener la calma, mirar hacia
adelante, visualizar el futuro, porque “la marcha del Espíritu es siempre creciente y ascendente”. Es
necesario averiguar cuánto bien eres capaz de hacer ahora para que tu propio crecimiento no se detenga”
(Portásio).
En todo ser humano, como señala el Espíritu Clelie Duplantier, en “Obras póstumas”, “existen tres
caracteres: el del individuo o la entidad en sí misma, el del familiar y el del ciudadano. Bajo cada una de
estas tres fases puede ser criminal o virtuoso; es decir, puede ser virtuoso como padre de familia y
criminal como ciudadano, y viceversa”.
Además, se puede suponer como regla general que todos aquellos que están ligados en una existencia
por compromisos comunes, ya han vivido juntos, trabajando para un mismo fin y se encontrarán en el
futuro, hasta que expien el pasado o cumplan la misión. ellos aceptaron.
Estas calamidades - si las miramos desde el punto de vista espiritual, fundamentando nuestra reflexión
en los principios de la Doctrina Espírita - tienen, por tanto, objetivos remediales que, según Joanna de
Ângelis, quitan las pesadas cargas psíquicas existentes en el ambiente y significan la realización de la
justicia integral, porque la Justicia Divina, para nuestro reequilibrio, recurre a métodos purificadores y
liberadores, de los cuales no podemos escapar.
Entonces, tocados por el dolor general, ayudemos y oremos, formando la corriente de la fraternidad y
estaremos construyendo una colectividad armoniosa, recordando siempre la advertencia del Espíritu
Hammed: “la función del dolor es ampliar los horizontes para vislumbrar realmente lo concreto
amorosos caminos de equilibrio.
Como el golpe al objeto puede modificarse, repensad y también cambiad vuestras acciones,
disminuyendo intensidades y frecuencias y recreando nuevos guiones en vuestra existencia”. De esta
forma, estaremos utilizando nuestros problemas como herramienta evolutiva, no perdiéndose en
murmuraciones, sino utilizando nuestro libre albedrío como herencia.
El progreso de todos los seres de la creación es el objetivo de todo lo que sucede, tengamos una
conciencia despierta y tratemos de comprender el mundo que nos rodea, conscientes de que la
solidaridad es el verdadero lazo social, no sólo para el presente, sino, como es en “Obras póstumas”, “se
extiende al pasado y al futuro, ya que los mismos individuos se encuentran y se reunirán para seguir los
caminos del progreso, ayudándose mutuamente.
Esto es lo que hace comprender el Espiritismo a través de la ley equitativa de la reencarnación y de la
continuidad de las relaciones entre los mismos seres”.
Y más: Gracias al Espiritismo, ahora se entiende la justicia de los juicios en tanto los consideramos una
amortización de deudas pasadas.
Las faltas colectivas deben ser expiadas colectivamente por quienes las practicaron juntos, y los
mentores siempre están trabajando, ayudándonos a todos, reuniéndonos en grupos para favorecer la
corrección del rumbo, apoyándonos y fortaleciéndonos para darnos cuenta de lo que debemos hacer. que
proponemos, además de equilibrarnos para que podamos ayudar al otro con nuestros pensamientos
positivos, los nuestros.