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EN LO PRINCIPAL: Contesta demanda.

EN EL PRIMER OTROSI:
Se Tenga Presente para efectos de notificación. EN EL SEGUNDO
OTROSI: Acompaña documentos. EN EL TERCER OTROSI: Se
Tenga Presente.

S. J. L. del Trabajo (2º)

PEDRO IRURETA URIARTE, abogado, cédula de identidad N° 7.040.613-6, y


NICOLÁS SÁNCHEZ LÓPEZ, abogado, cédula de identidad N 18.787.369-k, por
la parte demandada de Canal 13 SpA (RUT Nº 76.115.132-0), antes también
denominada “Canal 13 S.A.”, en estos autos sobre Juicio del Trabajo en
procedimiento de aplicación general caratulados “ALCAÍNO con CANAL 13
S.A.”, RIT Nº O-2559-2020 (RUC 20-4-0264174-7), a US. respetuosamente
decimos:

Estando dentro de plazo, venimos en contestar la demanda entablada por don


Daniel Alcaíno Cuevas en contra de Canal Trece S.A., solicitando desde ya que
sea rechazada en todas sus partes, con costas, en razón de los siguientes
antecedentes tanto de hecho como de derecho que pasamos a exponer:

EXORDIO

La demanda que en este acto contestamos, no puede sino ser calificada de


especulativa e inverosímil.

El demandante de autos pretende hacerle creer a S.S. que una persona que es
propietaria y representante legal de una sociedad que -sólo con Canal 13- celebró
un contrato a tres años por $ 648.000.000.- (y que facturaba más de 18 millones
de pesos mensuales), habría sido víctima de una imposición de nuestra
representada que teóricamente no habría podido resistir. El carácter especulativo
de la demanda, queda aún más en evidencia si se considera la total libertad que
tenía don Daniel Alcaíno para, por medio de su personaje “Yerko Puchento”,
parodiar a muchas personalidades políticas y económicas del país (sin sentirse
presionado en ningún momento), y promocionar sus actividades comerciales
privadas.

Don Daniel Alcaíno era dueño de la marca “Yerko Puchento”, prestaba servicios
para diversas personas naturales y jurídicas distintas de Canal 13. Sus
cotizaciones previsionales (tal como lo reconoce la demanda) eran pagadas por un
tercero empleador, y no cumplía ningún indicio de laboralidad.

En las páginas siguientes, esta parte explicitará los elementos de hecho que, junto
a las excepciones y defensas formuladas, debieran llevar a S.S. a desestimar en
todas sus partes la demanda de autos.

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I EXPLICACION PREVIA DE LOS HECHOS
1. Durante períodos acotados de tiempo, nuestra representada celebró con la
empresa ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA (RUT Nº 77.893.240-7)
contratos de prestación de servicios en virtud de una relación contractual de
carácter civil o comercial, fundado en servicios esporádicos y carentes de
continuidad, los cuales fueron celebrados libre y espontáneamente por las
partes. La sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA tiene dentro de su
objeto social la producción de eventos culturales, teatrales, servicios
profesionales, y capacitación artística, entre otros.

En las relaciones jurídicas a que se hace referencia en el párrafo anterior, la


sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA realizó de manera
específica, funciones relacionadas con la comedia y otras de carácter artístico
en un programa estelar, o de ficción o late show, o en algún programa al estilo
de la Copa Confederaciones, o Copa del Mundo.

El contrato de prestación de servicios tuvo una duración que corre entre el 01


de febrero de 2017 y el 31 de enero de 2020. Y en virtud de este Convenio, se
le pagó a la sociedad la suma de $ 648.000.000.- (mediante 36 cuotas
similares y sucesivas). El pago mensual que recibía la Sociedad era de $
18.000.000.-

En la ejecución del encargo civil reseñado en los párrafos anteriores, el actor


de autos participaba en ciertas y determinadas actividades, claramente
delimitados en su extensión, y en las cuáles por cierto no existía vínculo de
subordinación o dependencia. El señor Alcaíno, además, era socio y
representante legal de la sociedad antes mencionada.

2. La existencia de finiquitos legalmente celebrados.

Con anterioridad al año 2017, la sociedad Alcaíno Producciones Limitada, así


como el demandante, celebraron vínculos civiles que fueron debidamente
finiquitados ante un ministro de fe. Así lo reconoce el propio actor en su
demanda cuando afirma que suscribió finiquitos con nuestra representada (aun
cuando, curiosamente, no se explaya sobre ellos ni tampoco pide la nulidad de
los mismos). En dichos finiquitos, celebrados legalmente y con las
solemnidades del caso, no sólo se extinguían las eventuales obligaciones sino
que, además, se reiteraba expresamente que la prestación ejecutada por el
demandante y por la sociedad Alcaíno Producciones Limitada había sido sin
sujeción a los indicios propios de laboralidad.

La suscripción de los finiquitos deja en evidencia la completa extralaboralidad


del vínculo; además, permite afirmar que en la especie no existía voluntad
alguna de obligarse al estilo de un contrato de trabajo. De esta manera, esta
parte rebate desde ya la hipótesis planteada en la demanda en el sentido que

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existiría una presunta relación de trabajo en todos aquellos períodos cubiertos
por los finiquitos. En dichos instrumentos el actor declara perentoriamente,
ante Notario Público, sin reserva de ninguna especie, que los servicios
ejecutados por la sociedad, y por él mismo, no constituían vínculo de
subordinación y/o dependencia.

No obstante lo anterior, el demandante, de forma completamente exorbitada,


intenta ahora señalarle al tribunal que mantenía un contrato de trabajo
encubierto con nuestra representada desde el año 1999. Lo más insólito de
esta pretensión es que se invocan períodos de carácter completamente
extemporáneos, de naturaleza esporádica, sin subordinación y dependencia,
los cuales fueron debidamente finiquitados ante ministro de fe. Por tanto, en
virtud de dichos finiquitos, el actor extinguió cualquier deuda pendiente con
Canal 13 de acuerdo a las reglas generales.

3. Con fecha 01 de febrero de 2017, el señor Alcaíno en su calidad de socio y


representante legal de la sociedad Alcaíno Producciones Limitada suscribió un
contrato de prestación de servicios cuya vigencia se extendió hasta el 31 de
enero de 2020. Como se ha dicho, en retribución de los servicios prestados por
la sociedad, y como pago de toda la actividad comprendida en las tareas a que
se refería de dicho contrato, Canal 13 pagó un honorario único y total
ascendente a la suma de $ 648.000.000.- (seiscientos cuarenta y ocho
millones de pesos) exentos de IVA. De acuerdo a la cláusula tercera del
contrato celebrado con la sociedad, esta cantidad se pagaría en 36 cuotas.

El referido contrato, que ahora el actor esgrime como fundamento de su


demanda, nada tenía de laboral. Más aun, la cláusula octava del referido
contrato de fecha 01 de febrero de 2017, señaló expresamente lo que sigue:

“CUARTO: La Sociedad, sus dependientes y en especial el


profesional, no estarán sometidos a jornada u horario de
trabajo y, salvo en cuanto lo exija la naturaleza de los
servicios contratados en relación con los Programas
materias de este contrato, tampoco tendrán la obligación de
asistencia y permanencia que es propia de los trabajadores
de la empresa. Asimismo, se hace constar que ninguno de
ellos estará sujeto a subordinación o dependencia respecto
de la empresa, ni pertenecerán a la planta del personal de
ésta. De esta manera, las partes declaran que en todo
momento ha sido su voluntad la de vincularse por las normas
del Derecho civil que regulan la prestación de servicios. De
esta manera, la sociedad se hace responsable de las
obligaciones laborales, previsionales y de salud que tenga
con sus dependientes o personas contratadas y en especial
con el Profesional, obligándose a mantener indemne a la
otra por todo reclamo originado o relacionado con el
incumplimiento de las mismas”.

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4. El contrato de fecha 01 de febrero de 2017, al cual se ha hecho referencia en
los números anteriores, terminó de acuerdo a las reglas generales establecidas
en el mismo contrato el día 31 de enero de 2020.

A estos efectos, con fecha 11 de septiembre de 2019, Canal 13 comunicó a la


sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES Limitada que, de conformidad con la
cláusula 13ª del contrato de prestación de servicios, nuestra representada no
renovaría el contrato de prestación de servicios. El tenor de dicha carta, es el
siguiente:

“Por medio de la presente comunicamos a Ud., que con


ocasión del contrato de arrendamiento de servicios, suscrito
con vuestra representada el día 12 de diciembre de 2016,
Canal 13 viene por este acto en notificar su voluntad de no
renovar el plazo de vigencia del contrato, de conformidad a
lo establecido en la cláusula décimo tercera del mismo. De
esta manera, el contrato que une a Canal 13 SpA con
Alcaíno Producciones Limitada terminará de manera pura y
simple el 31 de enero de 2020, no renovándose
automáticamente”.

Ningún reclamo hubo por parte del actor a esta carta.

5. Con fecha 11 de marzo de 2020, el señor Alcaíno concurrió a la Notaría de


doña Valeria Ronchera Flores a suscribir el finiquito por término de contrato de
prestación de servicios celebrado entre la sociedad ALCAÍNO
PRODUCCIONES LIMITADA y Canal 13. En dicha oportunidad, el demandante
cobró las sumas pendientes que se le adeudaban a la sociedad y ratificó el
finiquito.

Sin embargo, y para sorpresa de todos, el señor Alcaíno al momento de firmar


el finiquito estampó una constancia (o seuda reserva) en los siguientes
términos: “Me reservo el derecho a demandar y ejercer acciones judiciales en
sede laboral, el reconocimiento de la relación laboral entre las partes, acción
de despido injustificado, indebido o improcedente, cobro de prestaciones
laborales tales como remuneraciones, cotizaciones previsionales y de salud,
indemnización por años de servicios, sustantiva del aviso previo, feriado legal y
proporcional, nulidad de despido, así como las acciones sobre vulneración de
derechos fundamentales durante la relación laboral o con ocasión del despido
y otra indemnización y/o prestación que fuera procedente”.

Como se puede observar, esta reserva se estampó con respecto al contrato


que corre entre 01 de febrero de 2017 y 31 de enero de 2020. En ningún
pasaje de esta reserva se objeta la antigüedad, ni tampoco se hace referencia
a que se reclamarán prestaciones desde el año 1999 hasta el presente. A

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mayor abundamiento, tampoco se hace reserva con respecto a una hipotética
nulidad de los finiquitos celebrados en razón de vinculaciones anteriores.

Esta parte desde luego no comparte ni las argumentaciones, ni las peticiones


concretas formuladas en la demanda, y las rechaza en todos sus términos tal
como se explicará más adelante. Pero quiere advertir desde ya que no resulta
jurídicamente procedente ampararse en esta reserva para reclamar
prestaciones cuyo origen se encuentra con anterioridad al 01 de febrero de
2017.

6. La participación de la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA, y de


su representante legal, se realizaba en ciertas y determinadas actividades,
claramente delimitados en su extensión, y en las cuáles por cierto no existía
vínculo de subordinación o dependencia ni con él ni con ninguna otra persona
vinculada a la sociedad.

Por lo demás, difícilmente podía existir una relación de carácter laboral


atendida la naturaleza de los servicios encargados. En el fondo, la sociedad y
su representante tenían amplia libertad para llevar a cabo el encargo, y en rigor
el demandante y la sociedad que representaba sólo debían entregar su
experiencia y conocimiento, en forma autónoma, sin que nadie le impusiera sus
actuaciones o participaciones.

Más aun, el proceso de elaboración de libretos que escenificaba el señor


Alcaíno nunca se efectuó en dependencias del Canal. El actor lo hacía
libremente, en un lugar elegido por él, y una vez terminado el proceso de
elaboración lo actuaba o ejecutaba de la manera que él creía más conveniente.

Incluso, tal como lo reconoce la demanda, la elaboración de libretos para el


personaje Yerko Puchento, era redactado por un tercero que no tenía vínculo
laboral con el Canal. Sólo basta ver las imágenes del programa Vértigo, para
concluir la entera libertad que tenía el demandante frente a las pantallas.

7. Como resulta fácilmente comprobable, los programas en los cuales intervenía


la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA, y su representante legal,
no tenían continuidad, se realizaban sin un formato estricto de pautas o
instrucciones, y con una amplia libertad para entregar las creaciones o
actuaciones que considerase más acordes con las impresiones que le
provocaba el programa.

Esos programas tenían espacios acotados de ejecución y diseño, y


ciertamente la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA, y su
representante legal, tenían una participación completamente extra laboral,
aconsejando o ilustrando su conocimiento con ciertos elementos propios de la
comedia. Si por cualquier circunstancia la sociedad, a través de su
representante legal, dejaba de desempeñar las actividades contratadas, el
Canal estaba autorizado para dejar de pagarle los honorarios.

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8. Las cotizaciones del actor eran pagadas por él mismo o por un tercero
empleador.

Tal como se reconoce expresamente en la demanda, las cotizaciones de salud


y de AFP del señor Alcaíno se encuentran pagadas. Dicha declaración –que en
cuanto se consigna en un escrito de parte, es confeso por ella, en virtud del
principio de adquisición procesal para su contraria- resulta un elemento
esencial para desvirtuar la existencia de cualquier relación laboral.

Esta parte desconoce quién pagaba dichas cotizaciones: o el actor, o un


tercero empleador. Así se señala expresamente en la página 16) de la
demanda:

“De esta forma, durante la vigencia la relación contractual


realice el pago de mis cotizaciones previsionales y de salud
(…)”.

No obstante, este elemento resulta esencial. Por una parte, si las cotizaciones
previsionales del señor Alcaíno se encuentran pagadas por él o por un tercero
empleador, ello es un indicio suficiente para eliminar cualquier presunción de
existencia de un contrato de trabajo con nuestra representada. Sólo puede ser
reputado como empleador, aquél que paga las cotizaciones, (y desde luego,
Canal 13 no lo era).

Asimismo, el hecho que las cotizaciones del señor Alcaíno se encuentren


pagadas (ya sea por el propio actor o por un tercero empleador) demuestra que
las partes no tenían intención alguna de vincularse laboralmente. Es un indicio
más de que las partes entendieron que su prestación de servicios se
encontraba regida por las normas del Derecho civil y no por la legislación
laboral.

9. Durante el tiempo de vinculación contractual con Canal 13, el señor Alcaíno


realizó un sinnúmero de otras actividades para otras personas jurídicas
(incluidos otros canales de televisión).

Resulta sorprendente que la demanda no le advierta al tribunal la abundante


actividad profesional que realizaba el señor Alcaíno durante el tiempo que él,
supuestamente, mantenía un contrato de trabajo exclusivo con Canal 13.

Por ejemplo, el demandante no le aclara al tribunal que en el año 2001 prestó


servicios para Televisión Nacional de Chile (TVN) en la serie “Los Venegas”.
En el año 2008, también prestó servicios para Televisión Nacional de Chile
(TVN) en la serie “Grandes Chilenos” (interpretando al prócer Manuel
Rodríguez). Tampoco transparenta el actor que en el año 2018 participó en la
producción “La Cacería: Las niñas de alto hospicio”, de MEGAVISIÓN (allí

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desempeñaba un personaje de nombre “Mario”); y para MEGAVISIÓN también
prestó servicios en el año 1999. Es decir, durante todo el tiempo que -según la
demanda- el señor Alcaíno prestaba servicios exclusivos para Canal 13,
igualmente lo hacía para otros canales de televisión abierta (y que son
competencia de nuestra representada).

Por si lo anterior no fuese suficiente, durante el tiempo de existencia de esta


hipotética relación laboral que ahora reclama la demanda, el señor Alcaíno
participó en distintas series y películas cinematográficas que se indican a
continuación:

• “Taxi para Tres”, dirigido por Orlando Lubbert (2001).


• “Aquí no ha pasado nada”, dirigida por Alejandro Fernández (2016).
• “Mujeres Infieles”, dirigida por Rodrigo Ortúzar (2004).
• “Radio Corazón” (2007). Protagoniza al personaje Darwin Soto (se refiere al
programa “El chacotero Sentimental”).
• “Carne de Perro” (2004). Protagoniza a un hombre de departamento.
• “Paseo de Oficina” (2012). Comedia Picaresca. Protagoniza a Achondo.
• “El Tila: Fragmentos” (2015).
• “El árbol magnético” (2013). Producción chileno española dirigida por Isabel
de Ayguavives.
• “Quiero entrar” (2011).
• “Video Club” (2013). Protagoniza al personaje Roberto Jiménez.
• “Monos con Navaja” (2000).
• “Victoria Rosana Maite” (2016).
• “Treinta Años” (2006).
• “Un nuevo baile” (2010).

Pero hay más: en materia teatral, él señor Alcaíno desempeñó las siguientes
actuaciones: (i) Yerko al poder (2013); y (ii) Yerko clandestino (2019-hasta el
presente). En ambos casos, representaba al personaje Yerko Puchento.
También, y a mayor abundamiento, en el año 2015 protagonizó la obra
audiovisual “Francine”, realizada para el taller de realización de cine de la
Universidad del Desarrollo.

Francamente, resulta paradojal que el señor Alcaíno venga ahora a señalarle al


tribunal que desde el año 1999 hasta el 2019 se encontraba siempre a
disposición de Canal 13 en virtud de un supuesto contrato de trabajo
encubierto. Si ello es así, no se logra comprender de qué manera el actor
lograba realizar tantas actividades profesionales distintas de aquellas que lo
vinculaban con Canal 13.

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10. Los últimos servicios en que participó el actor y la sociedad ALCAÍNO
PRODUCCIONES LIMITADA, se verificaron en el mes de junio de 2019.
Después de esa fecha, el señor Alcaíno no realizó ninguna actividad para
Canal 13 (aun cuando, el Canal siguió cumpliendo con el contrato civil de
prestación de servicios). Concluido el contrato con fecha 31 de enero de 2020,
ningún reclamo se formuló sobre la naturaleza de ese instrumento y los efectos
que se derivaban del mismo.

Sin embargo, al cabo de unos meses de haber concluido el contrato de


prestación de servicios celebrado con la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES
LIMITADA, el actor decidió entablar una demanda completamente exorbitada y
que no se condice con las actuaciones realizadas ni por él ni por la sociedad
que representaba durante las etapas anteriores de ejecución del contrato.

La sorpresa, en verdad, ha sido grande, pues hasta ahora jamás el señor


Alcaíno había reclamado por la naturaleza de los contratos en que intervenía la
sociedad que representaba. Más aún, frente a situaciones similares ocurridas
en el pasado, el señor Alcaíno había suscrito los contratos civiles, y sus
correspondientes finiquitos, sin ninguna observación, ya que las partes siempre
habían expresado su voluntad de no vincularse laboralmente.

Pretender englobar extensos períodos de tiempo como si se tratara de una


sola relación laboral escapa a una lógica estrictamente jurídica. El señor
Alcaíno no mantenía vínculo de subordinación o dependencia con Canal 13; la
naturaleza de los servicios prestados por la sociedad que él representaba, así
como su propia intervención (sin obligación de asistencia, con libertad de
creación y opinión), no encuadran con la lógica propia de un contrato de
trabajo.

11. En otro orden de ideas, cabe hacer presente S.S. que las facturas emitidas a
Canal 13 por la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA no eran
continuas; y claramente se emitían facturas para otros destinatarios.

En efecto, si se compara por ejemplo el período que corre entre enero de 2019
y diciembre del mismo año, podrá observarse que la sociedad Alcaíno
Producciones Limitada emitió más de 25 facturas en un año. Pues bien, de ese
total, sólo 12 se emitieron para Canal 13.

Otro ejemplo: en el mes de julio de 2019, la sociedad ALCAÍNO


PRODUCCIONES LIMITADA extendió para Canal 13 la factura Nº 69; en
agosto, la Nº 72; en septiembre, la Nº 77. Y así podrá observarse que, durante
el año 2019, en la mayoría de los meses la referida sociedad emitía varías
facturas a distintos destinarios (diversos de Canal 13).

Esto deja en evidencia que el actor no tenía ninguna exclusividad con nuestra
representada, que prestaba servicios de manera abierta e indisimulada para
otros destinatarios, y que claramente no cumplía jornada laboral alguna.

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Lo que resulta inaceptable es que, ahora se argumente que nuestra
representada habría obligado al actor a constituir una sociedad comercial
(como temerariamente se afirma en la demanda). Si así fuese, no se explica
cómo la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA tenía tal nivel de
actividad comercial. Tan insólito es el argumento del demandante que, en la
propia demanda se aclara que existió una sociedad que la tuvo que dejar sin
efecto por problemas con su contador.

En razón de lo anterior, esta parte rebate desde ya lo afirmado en la demanda


en orden a que los servicios del demandante “jamás (fueron) realizados por
cuenta propia o bajo la cuenta propia o riesgo del suscrito por el contrario, el
nombre de los personajes e imagen estaban ligadas o identificadas con el
canal (…)”.

12. Uno de los personajes que el señor Alcaíno escenificaba en pantalla era el de
“Yerko Puchento”. Por ejemplo, en el programa Vértigo (que se emitía una vez
a la semana), él hacía una presentación acotada en el tiempo de algunos
minutos de presentación.

Curiosamente, el demandante no le señala al tribunal que la marca del


personaje “Yerko Puchento” le pertenecía al señor Alcaíno. Esa advertencia
resulta esencial, pues deja en evidencia la falta de ajenidad.

En efecto, y según consta en el Registro de Marcas -desde el año 2012 hasta


la fecha de presentación de la demanda- la marca del personaje “Yerko
Puchento” le pertenecía a los señores Daniel Alcaíno Cuevas y Jorge López
Smith. Además, en ese Registro de Marca la identificación del personaje se
otorgó para desempeñar labores en el área de servicios: entre ellos,
“entretenimiento, cultural o recreacional”, y “producción y representación de
espectáculos”.

A mayor abundamiento, si los personajes pertenecieran a Canal 13, entonces


no se explica cómo el actor podía realizar funciones para su propio beneficio.
Así ocurrió con las siguientes obras o presentaciones denominadas (i) Yerko al
poder (2013-2017); y (ii) Yerko clandestino (2019-hasta el presente). Incluso el
actor, en variadas oportunidades, anunciaba de manera espontánea y
autónoma la realización de estos shows o eventos en la rutina que llevaba a
cabo en el programa “Vértigo” (cuestión que, por cierto, era completamente
desconocida por el Canal). Ello refuerza su total independencia como prestador
de servicios.

13. Los suscritos no desean terminar la exposición de los hechos sin plantear una
cuestión de racionalidad jurídica. Canal 13 es una estación de televisión con
varios cientos de trabajadores de planta. Todos ellos mantienen un contrato
laboral, que se ajusta rigurosamente a las exigencias de la normativa legal
actualmente vigente. En ese contexto S.S., ¿qué interés podía tener este
Canal de Televisión en disfrazar una relación jurídica, negando una hipotética

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relación laboral?; ¿qué intencionalidad maliciosa puede atribuírsele a este
Canal de Televisión, ante el cúmulo de antecedentes que acreditan la
extralaboralidad del vínculo (v. gr., contratos civiles, finiquitos, actividades
esporádicas, tareas de mero entretenimiento, falta de exclusividad del
demandante, etc.).

Este criterio de racionalidad jurídica obliga a concluir que Canal 13 actuó de


buena fe, claramente apegado a la legalidad, y que no existe ninguna
infracción en su proceder. Las reglas de la experiencia y la lógica, unidas a la
sana crítica, debieran llevar inexorablemente a desestimar lo señalado en la
demanda de autos.

II CUESTIONES QUE ESTA PARTE NIEGA O RECTIFICA


EXPRESAMENTE
La demanda de autos realiza una serie de afirmaciones, e invoca una serie de
hechos, que esta parte desea negar o rectificar expresamente:

a. En primer término, esta parte quiere advertir desde ya que la demanda de


autos es completamente vaga y ambigua al momento de describir los hechos.
En ningún momento se indica qué tipo de jornada hipotéticamente cumplía el
actor, quién le daba órdenes, como se ejecutaban las funciones, entre otros
varios aspectos.

Desde esta perspectiva, lo que no podría ocurrir es que, durante la


incorporación de la prueba, la parte demandante pretenda acreditar una
hipotética relación laboral mediante explicitación de hechos más concretos.
Ello implicaría una grave diferencia entre el relato que efectúa el actor en el
libelo y el relato que posteriormente podría construir mediante su prueba,
debiendo privilegiar el Tribunal las argumentaciones fácticas contenidas en la
demanda, ya que de lo contrario se produciría un grave atentado contra las
posibilidades de defensa de la demandada, la cual viene en contestar la
demanda y ofrecer prueba a fin de controvertir el relato contenido en la
demanda y no aquel que eventual se construya con posterioridad.

No hay que olvidar S.S. que constituye un deber del demandante, como se
expresa en el artículo 446 n° 4 del Código del Trabajo, el incluir en su demanda
“la exposición clara y circunstanciada de los hechos y consideraciones de
derecho en que se fundamenta”, de modo que la contraria no puede pretender
que el Tribunal le otorgue las indemnizaciones y prestaciones reclamadas en
base a hechos que no fueron jamás introducidos por la parte a la litis, que
están por tanto fuera del ámbito de los hechos sobre el cual las partes
entregaron competencia al Tribunal para conocer y resolver este conflicto en
particular.

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b. Teniendo presente lo anterior, los suscritos refutan todos los antecedentes de
hecho sostenidos en la demanda y que eventualmente puedan esgrimirse
como fundamento de la pretensión del actor, salvo por cierto aquellos que
expresamente se reconocen en el presente escrito.

c. No es efectivo que Canal 13 haya mantenido una relación laboral encubierta


con el actor desde el año 1999 hasta 31 de enero de 2020.

d. No es efectivo que el actor haya prestado servicios bajo las órdenes laborales
de otra persona en Canal 13. Como ya se ha señalado en la parte
correspondiente a los hechos, nuestra representada contrató a la sociedad
ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA, con RUT N° 77.893.240-7, para que
realizara un servicio específico consistente en la teatralización de un personaje
en determinados programas de Canal 13. En la celebración de esos contratos,
el actor actuaba como socio y representante legal de la persona jurídica que
asumía el encargo.

e. No es efectivo que el señor Alcaíno haya prestado servicios para Canal 13


hasta el “31 de marzo de 2020” como se afirma en la página 10) de la
demanda. Esta parte ha leído una y otra vez la presentación del actor, y no
logra divisar de qué manera el demandante llega hasta esa fecha (más aún si
firmó finiquito con fecha 11 de marzo de 2020).

f. No es efectivo que nuestra representada haya mantenido una relación continua


con el demandante desde el año 1999 en adelante. De hecho, hay períodos de
tiempo en que nuestra representada no pagó factura alguna de la empresa
Alcaino Producciones Limitadas o de Lukas Producciones Limitada, ni tiene
constancia de que el actor haya prestado servicios para Canal 13 (tal como se
acreditará en la oportunidad procesal correspondiente).

g. El señor Alcaíno nunca tuvo oficina en Canal 13, tampoco debía cumplir un
horario determinado, o concurrir periódicamente a las dependencias de esta
estación televisiva. Incluso, según ha tomado conocimiento esta parte, durante
el tiempo de ejecución de los contratos de arrendamiento de servicios, el señor
Alcaíno mantenía otras actividades retribuidas para diversas personas
naturales o jurídicas y por las cuales emitía facturas de la sociedad (tal como
se acreditará en la etapa procesal correspondiente).

h. No es efectivo que la teleserie Carcamales y/o Reina de Franklin hayan sido


ejecutadas por Canal 13. Tal como se acreditará en la instancia procesal
correspondiente, la empresa Asesorías, Producciones e Inversiones AG S.A.,
tuvo a su cargo la teleserie “La Reina de Franklin”. Lo mismo ocurrió en el caso
de la teleserie “Los Carcamales”, la cual fue ejecutada por la empresa Chasqui
Chile SpA.

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i. Los personajes que escenificaba el señor Alcaíno no pertenecían a Canal 13.
Por ejemplo, y según ha podido saber nuestra representada, la marca del
personaje “Yerko Puchento” (que el demandante representaba en el programa
Vértigo) está inscrita a nombre del actor de autos. Si eso es así, se enerva
cualquier posibilidad de ajenidad o subordinación por parte del señor Alcaíno.

Como se sabe, uno de los aspectos del trabajo regulado por la legislación
laboral es aquél en el cual existe una ajenidad en los medios y en el mercado.
A todas luces, ello no existe en el caso del demandante pues él no solamente
era dueño de la marca “Yerko Puchento” sino que además con dicha marca él
podía acceder al mercado de los consumidores finales sin la intermediación del
Canal de televisión demandado.

j. Esta parte desvirtúa desde ya la insólita afirmación de la demanda en orden a


que “el indicio más importante de subordinación y dependencia a juicio de esta
parte consiste en que (…) el nombre de los personajes e imagen estaban
ligadas o identificadas con el canal, con cada uno de mis personajes”. Si fuese
así, nada explica como resulta posible que la marca del personaje “Yerko
Puchento” perteneciera precisamente al actor.

k. No es efectivo que al demandante le corresponda el pago de cotizaciones


previsionales desde el 1º de octubre de 1999 hasta el 31 de enero de 2020.

Más aun, durante el tiempo que hipotéticamente –de acuerdo a los dichos de la
demanda- existía relación laboral con nuestra representada, el actor o un
tercero empleador pagó las cotizaciones previsionales del señor Alcaíno
(cuestión que se reconoce en la página 16 de la propia demanda).

A mayor abundamiento, la parte demandante olvida que de conformidad con el


artículo 2º de la Ley Nº 19.728 la obligación de cotizar por concepto de seguro
de desempleo sólo es exigible a partir del mes de octubre de 2002.

Todo esto deja en evidencia las contradicciones en las cuales incurre la


demanda y el carácter especulativo de la misma.

l. Durante la época en que –según la demanda- existía relación laboral con


nuestra representada, el actor suscribió finiquito (“por sí y en representación de
ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA”). En dicho finiquito, se señalaba
expresamente que el vínculo contractual que se mantenía era de carácter civil
y no laboral, y que los servicios prestados no daban origen a vínculo de
subordinación y dependencia.

m. No es efectivo que el actor tuviese exclusividad con Canal 13. Durante el


tiempo que –según la demanda- existía una hipotética relación laboral con
nuestra representada, el actor prestó servicios para otras personas naturales o
jurídicas.

12
n. No es efectivo lo que se señala en la demanda, en orden a que en “aquellos
períodos en que no existía grabación o preparación de series o teleseries ni
emisión de programas en vivo, de todas maneras me encontraba a disposición
del empleador para participar en la promoción o en sus diversos programas”.

Si eso hubiese sido así, no se entiende como el actor pudo compatibilizar su


disposición con actividades comerciales paralelas que realizaba en el mismo
período.

o. No es efectiva la siguiente frase contenida en la demanda: “representantes del


Canal 13 me señalaron que ya no me convenía dar boletas de honorarios
porque los montos en dinero por aparecer en programas estelares del canal 13
aumentaba considerablemente. En este contexto y atendido que mi empleador
así me los exigió tuve que ejecutar mi trabajo para Canal 13 por la vía de
constituirme socialmente bajo la forma de una “productora”.

Tan inexacta es la frase recién transcrita, que las sociedades comerciales


constituidas por el actor prestaban servicios para distintas personas naturales o
jurídicas distintas de Canal 13. Sólo en el año 2019, la sociedad ALCAÍNO
PRODUCCIONES LIMITADA emitió una cifra cercana a las 30 facturas. Sólo
12 de ellas fueron emitidas para Canal 13.

p. No es efectivo que el demandante haya ingresado “a prestar servicios


subordinados y dependientes para la demandada el 01 de octubre de 1999,
suscribiendo contrato de prestación de servicios profesionales, a fin de prestar
servicios en calidad de actor”. Tampoco se produjeron en la especie servicios
continuos (laboralmente hablando).

q. No es efectivo que se haya obligado al demandante a firmar contratos a


honorarios con nuestra representada (como temerariamente se señala en la
demanda).

r. Con anterioridad a 2017, los contratos de prestación de servicios a que alude


la demanda terminaron con la celebración de sendos finiquitos celebrados ante
Notario Público. Desde esta perspectiva, resulta insólito que la demanda
señale que “la suscripción de los finiquitos de contratos, que suscribía la
termino de cada contrato, como condición de pago de los haberes que
correspondían y cuyo texto, condiciones y alcances era propuesto
unilateralmente por el canal”. Si así hubiese sido, el Notario no habría
estampado que el señor Alcaíno ratificaba libre y espontáneamente su firma en
dichos instrumentos. Desde luego, él tampoco formuló reservas en cada uno
de esos finiquitos.

s. No es efectivo lo que se afirma en la demanda en orden a que “el tema de la


forma en que se me pagaba mi remuneración fue absolutamente impuesto por
el Canal 13 como única forma posible para poder trabajar (…)”.

13
Sostener lo anterior simplemente rebasa cualquier racionalidad. El nivel de
actividad comercial que tenía el demandante, la libertad que ostentaba en sus
actuaciones, demuestra un poder de negociación del demandante en este
sentido mucho más próximo a una relación simétrica que a una determinada
por el poder de una parte sobre la otra.

A ello, podríamos agregar el monto de los contratos que -según el señor


Alcaíno- le fueron impuestos: el contrato civil que corre entre 2017 y 2020
significaba un pago en favor de la sociedad de $ 648.000.000.- (seiscientos
cuarenta y ocho millones de pesos) por tres años. Ante tamaño nivel de
honorario, cuesta creer que este Canal de televisión haya impuesto un
determinado formato contractual.

t. No es efectivo que al actor le correspondieran prestaciones por concepto de


feriado.

u. No es efectivo que el actor debiese cumplir horarios o jornada de trabajo. De


hecho, la demanda no indica ningún horario específico de prestación de
servicios.

v. No es efectivo que nuestra representada aplicara algún tipo de sanción al


actor.

w. No es efectivo que el actor estuviese sujeto al control y fiscalización inmediata


y directa del productor del área. De hecho, los libretos que se escenificaban
con personajes al estilo de Yerko Puchento, eran redactados y decididos
libremente por el demandante.

x. No es efectivo lo afirmado en la demanda en orden a que “cualquier actividad


profesional que pudiera realizar en tiempos libres debía ser comunicadas y
autorizadas por el canal”. Nuevamente: si así hubiese sido nada explica la
distintas actividades paralelas que realizaba el actor.

y. No es efectivo que el actor haya sido despedido (como temerariamente se


insinúa en la demanda). El contrato civil celebrado con la sociedad ALCAINO
PRODUCCIONES LIMITADA concluyó en el plazo previamente estipulado por
las partes.

Tan evidente es lo anterior que, el actor no entabla una demanda por despido
injustificado o por despido indirecto (cuestión desde luego, completamente
improcedente).

14
III EL DERECHO. OPONE EXCEPCIONES, DEFENSAS Y/O
ALEGACIONES
A nuestro juicio S.S., la sola descripción de los hechos deja en evidencia que, en
la especie, no existía vínculo laboral alguno entre el demandante y Canal 13. Con
todo, los suscritos desean reafirmar algunas cuestiones de carácter jurídico, que
fundamentan la posición adoptada hasta ahora por el Canal de Televisión.

III.1) Excepciones
1) Entabla excepción de incompetencia

Antes de plantear cualquier otra alegación en el presente juicio, venimos en


interponer la excepción de incompetencia del tribunal fundado en lo que preceptúa
el artículo 303 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil, es decir incompetencia del
tribunal ante quien se entabla la demanda, en relación con los artículos 177, 420,
452 y 510 del Código del Trabajo, y del artículo 1545 del Código Civil.

En efecto, V.S. está substanciando estos autos en el entendido de que es juez


competente para conocer del presente asunto. Sin embargo, de acuerdo con lo
señalado en el contrato de prestación de servicios celebrado entre Canal 13 y la
sociedad en la cual el señor Alcaíno era representante legal, en finiquitos
anteriores que para casos similares suscribieron las partes, en las peticiones
concretas de la demanda y en las normas legales antes precitadas, el único
tribunal competente para conocer de estos autos es el tribunal arbitral designado
por las partes o bien un tribunal civil en razón de los antecedentes que se indican
a continuación.

a. La sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA celebró con Canal


13 un contrato de prestación de servicios civiles que terminó con
fecha 31 de enero de 2020. En dicho contrato, el señor Alcaíno actúo
como socio y representante legal de la mencionada sociedad

Como se puede apreciar del instrumento que se acompañará en la oportunidad


procesal respectiva, la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA,
representada por el actor de autos, celebró con Canal 13 un contrato de
prestación de servicios de naturaleza civil o comercial, el cual cesó con fecha 31
de enero de 2020. En virtud de ese contrato, se puede apreciar que las partes no
sólo no tenían la intención de vincularse laboralmente; tampoco se producían los
indicios de laboralidad exigidos por el ordenamiento jurídico para concluir la
existencia de un contrato de trabajo.

15
Por tanto, queda totalmente establecido que las partes estaban vinculadas por un
contrato civil y que, en dicho contrato el actor de autos actuaba como socio y
representante legal de la mencionada sociedad. Es ese instrumento jurídico el que
alega el actor para intentar fundar la existencia de una hipotética relación laboral
con nuestra representada.

La vigencia del contrato al cual se hace referencia en el epígrafe se encuentra


ampliamente extinguida, y en el mismo las partes declararon de forma expresa su
voluntad de no celebrar un contrato de trabajo (reafirmando el criterio que, sin
voluntad específica de vincularse laboralmente, no puede surgir un contrato de
trabajo).

b. La existencia de un tribunal especial determinado contractualmente


por las partes

Consecuente con lo señalado en la letra anterior, es preciso resaltar lo estipulado


en la cláusula décimo séptima del contrato de prestación de servicios suscrito por
las partes con fecha 01 de febrero de 2017. Ellas de manera libre y espontánea
acordaron que cualquier duda, dificultad o desavenencia que surgiera entre ellas
con motivo de dicho contrato, “será sometida a Arbitraje, conforme al Reglamento
Procesal del Arbitraje (...)”. De esta manera, el árbitro fue nombrado con el
consentimiento expreso de los contratantes, su nombramiento cuenta con todos
los requisitos legales para tener valor jurídico y, en definitiva, no existe causa legal
para inhabilitarlo.

En este orden de ideas, el tribunal competente para conocer de las reclamaciones


contenidas en la demanda es aquél que se ha indicado en la cláusula décimo
séptima del contrato de prestación de servicios suscrito por las partes y cuyo tenor
no deja lugar a dudas:

“DECIMO SÉPTIMO: Cualquier dificultad o controversia que


se produzca entre los contratantes respecto de la aplicación,
interpretación, duración, validez o ejecución de este
Contrato, o cualquier otro motivo será sometida a Arbitraje
conforme al Reglamento Procesal de Arbitraje vigente del
Centro de Arbitraje y Mediación de Santiago (...). Las partes
confieren poder especial irrevocable a la Cámara de
Comercio de Santiago A.G. , para que, a petición escrita de
cualquiera de ellas, designe a un árbitro arbitrador en cuanto
al procedimiento y de derecho en cuanto al fallo, de entre los
integrantes del cuerpo arbitral del Centro de Arbitraje y
Mediación de Santiago.(…). El tribunal de primera instancia,
como asimismo el de segunda, quedan especialmente
facultados para resolver todo asunto relacionado con su
competencia y/o jurisdicción”.

16
Esta cláusula S.S., unida a otras del contrato de prestación de servicios suscrito
por el demandante, acreditan irrefutablemente la incompetencia del tribunal.

c. La existencia de finiquitos legalmente celebrados entre las partes ante


Notario Público, deja en evidencia la extralaboralidad del vínculo

La demanda ha reconocido que tanto el actor como la sociedad ALCAÍNO


PRODUCCIONES LIMITADA, celebraron sendos finiquitos por las actividades que
desempeñaron con anterioridad al 31 de enero de 2017. Esas actividades
finalizaron con un sendo finiquito celebrado ante ministro de fe.

En ese finiquito, las partes dejaron constancia que el vínculo que las unía, así
como la naturaleza de los servicios, era de carácter civil. Más aun, el demandante
señalaba expresamente que en su relación jurídica con Canal 13 no existió vínculo
de subordinación o dependencia.

Así se expresa, por ejemplo, en la cláusula primera y segunda del finiquito


celebrado con fecha 15 de febrero de 2017 y que se ratificó ante la Notario Público
de Santiago doña Valeria Ronchera Flores:

“PRIMERO: Las partes declaran que hasta el 31 de enero de 2017, la Sociedad


a través del Profesional prestó servicios a Canal 13 en virtud de un contrato de
naturaleza civil, regido por las normas del Código Civil, el cual no daba origen a
vínculo de subordinación y dependencia”.

SEGUNDO: Por el presente acto, la Sociedad y el Profesional, declaran


expresamente que durante el tiempo que prestaron sus servicios en Canal 13,
éste cumplió puntualmente con todas y cada una de las prestaciones que le
correspondían en virtud del Contrato que los unía, las cuales fueron debida y
oportunamente pagadas. En virtud de lo anterior, la Sociedad y el Profesional,
otorgan a Canal 13 el más amplio y completo finiquito y declaran que no tiene
cargos o reclamos que formular en su contra por concepto alguno, renunciando
desde ya a toda acción, excepción o instancia que tuviere o creyere tener, de
cualquier índole o naturaleza en contra de Canal 13. Asimismo, y a mayor
abundamiento, autorizan a que este finiquito sea presentado como excepción
ante cualquier instancia judicial o administrativa en que eventualmente se
pretenda o haya pretendido el cobro de alguna cantidad o derecho que creyere
corresponderle”.

La misma lógica sigue el finiquito de fecha 17 de febrero de 2014, ratificado ante la


Notario Público de Santiago doña Valeria Ronchera Flores. En dicho finiquito, se
señaló lo siguiente:

17
“PRIMERO: Las partes declaran que hasta el día 31 de enero de
2014, don Daniel Alcaino Cuevas, ya individualizado, en adelante
el "Profesional", a través de la Sociedad prestó servicios a Canal
13 en virtud de contratos de naturaleza civil, regidos por las
normas del Código Civil, los cuales no daban origen a vínculo de
subordinación y dependencia.

SEGUNDO: Por el presente acto, la Sociedad y el Profesional,


declaran expresamente que durante el tiempo que prestaron sus
servicios en Canal 13, este cumplió puntualmente con todas y cada
una de las prestaciones que le correspondían en virtud de todos o
de cualquier contrato de prestación de servicios que los unía o que los
haya vinculado con anterioridad, las cuales fueron debida y
oportunamente pagadas. En virtud de lo anterior, la Sociedad y el
Profesional otorgan a Canal 13 el más amplio y completo finiquito y
declaran que no tienen cargos o reclamos que formular en su contra
por concepto alguno, renunciando desde ya a toda acción, excepción
o instancia que tuviere o creyere tener, de cualquier índole o naturaleza,
en contra de Canal 13, y se comprometen por este acto a no efectuar
declaraciones o llevar a cabo acciones u omisiones que lesionen el
prestigio y el patrimonio de Canal 13. Asimismo, y a mayor
abundamiento, autorizan a que este finiquito sea presentado como
excepción ante cualquier instancia judicial o administrativa en
que eventualmente se pretenda o haya pretendido el cobro de
alguna cantidad o derecho que creyere corresponderle”.

Este tipo de instrumentos, sobre los cuales la demanda no abunda mayormente (ni
siquiera los identifica), fueron celebrados ante ministro de fe y dejan al descubierto
que durante el tiempo que el actor reclama una presunta vinculación laboral, lo
que existió en verdad fue un servicio de naturaleza civil.

d. El demandante pretende que se le restituyan cantidades que, según se


reconoce en la demanda, ya fueron pagadas de manera directa ante
los organismos de seguridad social. La interposición de una acción
por pago de lo no debido o de in rem verso

La parte demandante ha reconocido que sus cotizaciones previsionales, han sido


pagadas por el actor o por un tercero empleador. Dicha declaración –que en
cuanto se consigna en un escrito de parte, es confeso por ella, en virtud del
principio de adquisición procesal para su contraria- se desprende de lo señalado
en los propios dichos del señor Alcaino. Lo más curioso de la demanda S.S. es
que, según se desprende de su parte petitoria, el actor busca ahora que se le
restituyan cantidades ya pagadas por concepto de seguridad social.

La anterior no deja lugar a dudas sobre la incompetencia que tiene el tribunal, para
conocer de demandas de restitución. Independientemente de la circunstancia de
que el actor (o un tercero empleador) haya pagado o no las cotizaciones de
seguridad social ante la AFP y la Isapre o Fonasa, lo concreto es que la demanda
constituye una típica acción de restitución. En ese contexto, lo que el actor debió

18
haber hecho es demandar ante la jurisdicción civil, o ante el juez arbitral, la
eventual restitución de estas cantidades (que, por cierto, esta parte desconoce).

En síntesis, el tribunal laboral es incompetente para conocer de una demanda por


restitución de prestaciones ya pagadas ante los organismos de seguridad social.
No existe ninguna norma legal, ni tampoco lo admite el artículo 420 del Código del
Trabajo, que permita ejercer en sede laboral acciones de restitución.

e. La abundante actividad comercial que desarrollaba el actor durante el


tiempo en que teóricamente se encontraba a disposición de Canal 13

De los distintos elementos de prueba que se acompañarán en la oportunidad


procesal correspondiente, podrá corroborarse que el demandante de autos
desempeñaba una abundante actividad comercial de forma paralela a los servicios
que se desempeñaban para Canal 13.

En ese contexto, en la especie no existía exclusividad ni menos subordinación.


Por tanto, ello acredita la completa extralaboralidad del vínculo así como la
incompetencia del tribunal.

f. La incompetencia del Tribunal laboral se fundamenta, a mayor


abundamiento, en la actitud que ha mantenido el actor frente a
servicios de análoga naturaleza ocurridos durante su vinculación con
Canal 13

Según consta de lo señalado en la demanda, el señor Alcaíno fue contratado, en


su calidad de representante de la sociedad a la cual pertenecía, para realizar
funciones relacionadas con la comedia y otras de carácter artístico en un
programa estelar, o de ficción o late show. En el ejercicio de estas funciones, el
demandante ejecutaba los servicios de manera libre, sin formato previo, sin que
nadie le impusiera sus actuaciones o la representación de los personajes cuya
marca se encontraba inscrita a su nombre. Tampoco tenía obligación de
concurrencia a las dependencias de Canal 13. Dichas funciones dejan en
evidencia el carácter no laboral de la actividad, ya que no sólo supone una función
material no susceptible de acogerse a los indicios clásicos de subordinación o
dependencia; también reafirma la extralaboralidad toda vez que el demandante
tenía amplia libertad para ejecutar sus funciones.

Las actividades del demandante, fundamentalmente de comediante, consistían en


la escenificación de actuaciones de enredo y desenlace festivo. Para el
desempeño de estas funciones, el demandante se guiaba principalmente por
libretos propios y los ejecutaba con amplia libertad. Como podrá comprenderse, es
muy difícil que dicha función puede ser subsumida en la rígida estructura de un
contrato de trabajo, en que el trabajador se ve sometido a una serie de exigencias
vinculadas al cumplimiento de jornadas laborales, el sometimiento a órdenes e

19
instrucciones específicas o, en fin, a otros indicios genéricos que en verdad no
concurren en la especie.

De allí que esta parte desea reiterar que resulta evidente que el señor Alcaíno
podía desempeñar funciones sin ningún sometimiento a los indicios de
subordinación o dependencia. Tan evidente es lo anterior que, de la simple lectura
de la demanda no existe ningún antecedente concreto que permita afirmar la
existencia de un vínculo laboral. En efecto, el demandante abunda en referencias
a sus funciones, u objetivos encomendados, pero nada aporta de manera
específica que permita afirmar la presunción de laboralidad. En ese contexto, sólo
cabe rechazar de plano la demanda.

Asimismo, la actitud demostrada por la parte demandante, con anterioridad a la


iniciación del presente juicio, deja en evidencia no sólo su pasividad en torno a
eventuales reclamos vinculados a la presunción de laboralidad; además, supone
una clara infracción al principio de buena fe y a la llamada “teoría de los actos
propios” que, sobre la base de recoger principios generales del derecho, en
especial el de buena fe, establece la regla que a nadie es lícito hacer valer un
derecho en contradicción con su anterior conducta. En este contexto, el hecho de
que en el pasado una persona haya observado una conducta jurídicamente
relevante impide que con posterioridad esa misma persona intente ejecutar un
derecho subjetivo o facultad formulando una determinada pretensión. Dicho obrar
deja en evidencia que entre la conducta anterior y la pretensión posterior existe
una incompatibilidad o contradicción, cuestión que obliga a impedir el ejercicio del
derecho contradictorio propuesto. Si el demandante consideraba que la relación
jurídica que lo unía con Canal 13 era incorrecta, entonces debió ejercer las
acciones correspondientes para reclamar por dicha situación. Su pasividad, en
este sentido, atenta contra el principio de la buena fe. Resulta que en el caso de
autos, el señor Alcaíno realizó un sinnúmero de acciones tendientes a ratificar la
extralaboralidad del vínculo: suscribió contratos de arrendamiento de servicios
como representante legal de las personas jurídicas que asumieron el encargo,
emitió facturas de honorarios, firmó finiquito ante ministros de fe, durante extensos
períodos jamás reclamó la naturaleza del vínculo contractual, etc., cuestiones
todas que acreditan que su voluntad era no vincularse laboralmente.

Como ha señalado la jurisprudencia:

“Decimotercero: Que de los hechos reseñados precedentemente, en relación al tenor


de los contratos suscritos entre la partes, aparece vertida de forma clara la voluntad
de éstas, tanto respecto de la denominación que le dieron a las convenciones de que
se trata, como el contenido de las mismas, intención de la cual no resulta justificado
prescindir a priori. Decimocuarto: Que aun cuando, por aplicación de los principios
protectores del trabajador y de primacía de la realidad, que informan el derecho
laboral, se obviara el propósito mencionado precedentemente, la forma en que los
contratantes dieron cumplimiento a tales convenciones tampoco permite estimar,
siguiendo los principios de la lógica y de la experiencia, que entre éstos hubo una
relación en los términos del artículo 7° del Código del Trabajo. Lo anterior, por cuanto
los respectivos contratos agregados, dan cuenta de una prestación de servicios a
honorarios sin un nexo entre los elementos propios de una vinculación de naturaleza

20
laboral, especialmente en relación a la subordinación y dependencia. En efecto, el
actor no estaba sujeto a horario alguno sino aquél necesario para desarrollar sus
servicios, no era parte de la planta de trabajadores de la demandada y por lo tanto,
ejercía sus labores en forma libre e independiente, siendo remunerado con honorarios
variables. En este sentido, se hace necesario destacar, que el hecho de que los
responsables de cada programa emitieran directrices para el desarrollo de los mismos
o que sus ensayos o grabaciones se efectuaran dentro de determinados horarios, todo
lo que obligaba al demandante, no implica, per se, la vigencia de una relación laboral,
sino el marco mínimo necesario para el desarrollo de las tareas pertinentes y sin el
cual resulta difícil concebir el cumplimiento de los objetivos que se tuvieron en vista,
precisamente, al generarse el vínculo”. (Sentencia CORTE SUPREMA de 25 de
octubre de 2006. Causa Nº de Ingreso 771-2005).

“Sexto: Que los elementos de convicción detallados en los fundamentos del fallo
atacado, analizados en conformidad a la lógica y a la experiencia conducen a
establecer que no existió una relación en los términos del artículo 7º del Código del
Trabajo, por cuanto, además, de los respectivos convenios agregados que dan cuenta
de una prestación de servicios a honorarios, no se advierten en el nexo de que se
trata los elementos propios de una vinculación de naturaleza laboral. En efecto, en
primer lugar, las funciones que cumplía el actor, esto es, comentarista, relator,
conductor y/o animador se relacionan con encargos genéricos, aunque propios de su
especialidad, como lo eran programas deportivos que le encargara la Corporación, o
específicos, como la transmisión de programas de fútbol o eventos de naturaleza
también deportiva que se desarrollaban por lapsos determinados, en los cuales era su
opinión la que primaba y los llevaba a cabo conforme a su saber y entender, sin
perjuicio de las directrices generales que podía entregarle el director del respectivo
programa. En cuanto a los comentarios o forma de exponer, ninguna instrucción
recibía de su contraparte, lo que resulta ilógico concebir, si se considera que se trata
del ejercicio de una especialidad, cuyo conocedor era el demandante, quien conducía
u orientaba el programa de acuerdo a sus conocimientos. Tampoco se evidencia el
cumplimiento de horario, salvo la asistencia a determinadas reuniones y la transmisión
respectiva. Séptimo: Que, en tales condiciones, esto es, no habiéndose acreditado
uno de los presupuestos esenciales de una relación laboral, es decir, la subordinación
y dependencia, constando sólo instrucciones genéricas y reuniones de pauta que el
actor debía seguir y asistir, no es posible, sin infringir las reglas de la sana crítica,
llegar a una conclusión distinta de la ya asentada en este fallo y al decidir lo contrario,
en la sentencia impugnada, se han infringido las normas contenidas en los artículos 7,
8, 455 y 456 del Código del Trabajo, infracciones que constituyen los errores de
derecho denunciados en el recurso que se examina” (Sentencia de la CORTE
SUPREMA de 20 de diciembre de 2006. Causa Nº de Ingreso 2450-2005).

En consecuencia, en la presente causa sólo cabe aplicar la incompetencia


alegada, declarándose al efecto que el único tribunal competente para conocer de
la presente demanda es un tribunal arbitral designado por las partes en el contrato
de prestación de servicios, o aquél que corresponda de acuerdo a la jurisdicción
civil.

21
2) Entabla excepción de falta de legitimación activa y pasiva.

Aun cuando esta parte rechaza cualquier posibilidad de existencia de una relación
laboral entre nuestra representada y el actor de autos, viene de todas formas en
interponer la excepción de falta de legitimación activa y pasiva. De los
antecedentes narrados en el presente escrito, así como de los documentos y
demás probanzas que se acompañarán en la etapa procesal correspondiente,
queda en evidencia que en la presente causa cabe acoger las excepciones de
falta de legitimación activa y pasiva:

a. En cuanto a la falta de legitimación pasiva. De los hechos planteados en la


presente demanda, se postula que Canal 13 S.A. responda en razón de montos
facturados por una persona jurídica distinta del demandante (considerado como
persona natural). En efecto, la contraparte incorpora dentro de la base de cálculo
de las prestaciones reclamadas –y aparentemente en la base de cálculo de las
vacaciones y demás beneficios demandados- prestaciones pagadas a un ente
jurídico, cuestión que desde luego rebasa la responsabilidad de nuestra
representada.

Lo anterior deja en evidencia la falta o insuficiencia de legitimación pasiva de


Canal 13 en el presente caso. ¿Cómo puede pretender el actor que se le paguen
indemnizaciones y prestaciones laborales en razón de servicios prestados para
otra persona jurídica?; ¿cómo puede pretender que la base de cálculo de la
hipotética indemnización incorpore prestaciones pagadas a otro ente jurídico?;
¿con qué fundamento jurídico se apropia de prestaciones percibidas por una
persona jurídica distinta de él?

b. En cuanto a la falta de legitimación activa. De forma complementaria, en la


especie cabe oponer también la excepción de falta de legitimación activa del
demandante. En efecto, el actor carece del derecho a reclamar prestaciones que
presuponen la existencia de montos otorgados a una persona jurídica distinta del
propio demandante (considerado como persona natural). Él no puede pretender
arrogarse los derechos de una persona jurídica para mejorar su personal
pretensión indemnizatoria o de beneficios. A lo más, él podría reclamar por
prestaciones propias, pero no por las ajenas (nos referimos a las que tienen su
origen en un ente jurídico), ni menos en sede laboral.

En este orden de ideas, el actor intenta cobrar prestaciones basadas en servicios


cuyo titular es una persona jurídica distinta del demandante. Si es así, entonces en
la especie cabe aplicar la excepción de falta de legitimación activa del señor
Alcaíno para reclamar prestaciones que tienen su fundamento en honorarios
percibidos por una persona jurídica.

c. A mayor abundamiento, la excepción de falta de legitimación activa y pasiva


también resulta procedente cuando el actor pretende en su demanda enrostrarle
responsabilidad empleadora a Canal 13 por programas o teleseries llevadas a
cabo por un tercero.

22
En efecto, varios de los programas o series que menciona en su demanda fueron
ejecutados por empresas completamente ajenas a nuestra representada. Así
ocurre, por ejemplo, cuando el demandante señala que -dentro de los programas
o series en los cuales habría actuado- se encontraban las denominadas “Reina de
Franklin” y/o “Carcamales”. En efecto, y como se acreditará en la etapa procesal
correspondiente, Canal 13 celebró un contrato de prestación de servicios con la
empresa Asesorías, Producciones e Inversiones AG S.A., por la cual esta última
empresa realizó la teleserie “La Reina de Franklin”. Lo mismo ocurrió en el caso
de la teleserie “Los Carcamales”, cuya producción estuvo a cargo de la empresa
Chasqui Chile SpA en virtud de un contrato comercial celebrado con nuestra
representada.

La única vinculación existente entre esas empresas y Canal 13 consistió en la


obligación asumida en su momento por las entidades antes mencionadas en
orden a confeccionar un producto audiovisual cuya elaboración y desarrollo le
correspondía en exclusiva a las empresas referidas. Desde luego, la confección
de estos productos audiovisuales se llevó a cabo en un ámbito sobre el cual Canal
13 no tenía titularidad empleadora alguna, en instalaciones que le habían sido
arrendadas y cedidas a estas empresas, y sin que en la especie se generara un
proceso clásico de subcontratación o de responsabilidad solidaria y/o subsidiaria.
En este orden de ideas, en ningún pasaje de la presentación del demandante se
aclara la naturaleza de los servicios prestados en estos específicos casos.

De igual manera, y tal como se acreditará en la instancia procesal respectiva, las


actividades realizadas tanto por la empresa Asesorías, Producciones e
Inversiones AG S.A., como por la empresa Chasqui Chile SpA, eran actividades
que traían como consecuencia la adquisición de un producto terminado, elaborado
en un ámbito organizativo sobre el cual Canal 13 no tenía titularidad empleadora.

En síntesis, Canal 13 no ha tenido a su cargo la realización misma de los


programas o series antes mencionados. Tampoco ha celebrado algún vínculo que
genere responsabilidad solidaria y/o subsidiaria con la empresa Asesorías,
Producciones e Inversiones S.A., o con la empresa Chasqui Chile SpA, ni menos
aún existe un régimen de subcontratación con dichas Productoras. La única
vinculación existente entre estas empresas fue la realización de un producto fuera
del ámbito organizativo de Canal 13. En virtud de lo anterior, las empresas antes
referidas asumieron la obligación de realizar y desarrollar el programa o teleseries
antes aludidos.

En virtud de todos estos antecedentes, esta parte entabla las excepciones de falta
de legitimación activa y pasiva.

23
3) Entabla excepción de finiquito en relación con cualquier prestación
realizada con anterioridad al 01 de febrero de 2017

Aun cuando esta parte rechaza cualquier posibilidad de existencia de una relación
laboral entre nuestra representada y el actor de autos, viene de todas formas en
interponer la excepción de finiquito. En efecto, la parte demandante ha pretendido
sostener que el actor de autos habría estado vinculado con Canal 13 en virtud de
contratos de prestación de servicios que dejarían en evidencia una supuesta
relación laboral sostenida en el tiempo (desde el año 1999 en adelante). Con todo,
las aseveraciones contenidas en la demanda pretenden desconocer la existencia
de finiquitos legalmente celebrados entre las partes, sobre los cuales no se
formuló reserva alguna, y cuyo efecto es precisamente el de cosa juzgada.

Tal como se puede apreciar de los documentos acompañados en un otrosí, y de


los demás elementos de convicción que se acompañarán en la etapa procesal
correspondiente, nuestra representada suscribió finiquito tanto con el actor, como
con la sociedad ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA, mediante instrumento de
fecha 15 de febrero de 2017. En dicha oportunidad, las partes suscribieron ante la
Notario Público de Santiago doña Valeria Ronchera un sendo instrumento en el
cual declararon que los servicios prestados por la Sociedad, y por el demandante,
eran de naturaleza civil, y que nada se adeudaban por concepto alguno:

“PRIMERO: Las partes declaran que hasta el 31 de enero de 2017, la


Sociedad a través del Profesional prestó servicios a Canal 13 en virtud de
un contrato de naturaleza civil, regido por las normas del Código Civil, el
cual no daba origen a vínculo de subordinación y dependencia”.

SEGUNDO: Por el presente acto, la Sociedad y el Profesional, declaran


expresamente que durante el tiempo que prestaron sus servicios en
Canal 13, éste cumplió puntualmente con todas y cada una de las
prestaciones que le correspondían en virtud del Contrato que los unía, las
cuales fueron debida y oportunamente pagadas. En virtud de lo anterior,
la Sociedad y el Profesional, otorgan a Canal 13 el más amplio y
completo finiquito y declaran que no tiene cargos o reclamos que
formular en su contra por concepto alguno, renunciando desde ya a toda
acción, excepción o instancia que tuviere o creyere tener, de cualquier
índole o naturaleza en contra de Canal 13. Asimismo, y a mayor
abundamiento, autorizan a que este finiquito sea presentado como
excepción ante cualquier instancia judicial o administrativa en que
eventualmente se pretenda o haya pretendido el cobro de alguna
cantidad o derecho que creyere corresponderle”.

Igualmente, el señor Alcaíno suscribió finiquito de fecha 17 de febrero de 2014


(ante la Notario Público de Santiago doña Valeria Ronchera Flores). En dicho
finiquito, se señaló lo siguiente: “PRIMERO: Las partes declaran que hasta
el día 31 de enero de 2014, don Daniel Alcaino Cuevas, ya
individualizado, en adelante el "Profesional", a través de la
Sociedad prestó servicios a Canal 13 en virtud de contratos de

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naturaleza civil, regidos por las normas del Código Civil, los cuales no
daban origen a vínculo de subordinación y dependencia.

Estos finiquitos fueron suscritos por el señor Alcaíno, “por sí y en representación


de ALCAÍNO PRODUCCIONES LIMITADA”. Desde luego, la demanda nada dice
sobre estos finiquitos, ni siquiera los identifica, guardando un silencio inaceptable
en acciones de esta naturaleza.

La suscripción de los finiquitos al cual se hace referencia, sin reserva alguna, deja
en evidencia la completa extralaboralidad del vínculo que, unido a otros elementos
de convicción, permiten afirmar que las prestaciones de la sociedad y de su
representante legal eran esporádicas, sin continuidad y sin voluntad de obligarse
al estilo de un contrato de trabajo.

A mayor abundamiento, el finiquito legalmente celebrado constituye un equivalente


jurisdiccional y como tal tiene la misma fuerza que una sentencia firme o
ejecutoriada y en este se consigna generalmente la duración de la relación laboral,
la forma en que se ha llevado a cabo, las sumas que se pagan, ya sea en ese acto
o en el futuro, y por ultimo se dan por satisfechas las obligaciones, y se renuncian
acciones.

Lo anterior deja en evidencia, además, lo siguiente:

• En virtud de los finiquitos no existe deuda pendiente, por ningún concepto en lo


que respecta al período cubierto por los mismos.

• El finiquito hace posible aplicar, en relación al período cubierto por los mismos,
la excepción de cosa juzgada, de conformidad con lo establecido en el artículo
2460 del Código Civil: “La transacción produce el efecto de cosa juzgada en
última instancia; pero podrá impetrarse la declaración de nulidad o la rescisión,
en conformidad a los artículos precedentes”.

A mayor abundamiento, el finiquito tiene la calidad de una transacción al tenor


de lo dispuesto en el artículo 2446 del Código Civil, con el objeto expreso y
determinado de evitar un eventual litigio o controversia entre las partes
derivado del término del contrato de trabajo.

• El finiquito cumplió con todas las formalidades legales y se celebró ante


Notario Público.

• Los finiquitos suscritos legalmente por el actor, en estos períodos, fueron sin
que se estampara reserva alguna por parte del demandante. Por tanto, no
resulta admisible que venga en esta etapa procesal a restarle valor a dichos
instrumentos.

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Más aún, la única reserva estampada por el actor se efectuó con respecto al
contrato que corre entre 01 de febrero de 2017 y 31 de enero de 2020 (tal
como consta en el documento acompañado en un otrosí). En ningún pasaje de
esta reserva se objeta la antigüedad, ni tampoco se hace referencia a que se
reclamarán prestaciones desde el año 1999 hasta el presente. A mayor
abundamiento, tampoco se hace reserva con respecto a una hipotética nulidad
de los finiquitos celebrados en razón de vinculaciones anteriores.

• Por último S.S. cabe hacer presente que la contraria, en la parte petitoria de la
demanda, no ha solicitado expresamente la nulidad de los finiquitos en
cuestión. En dicho orden de cosas, el tribunal no puede restarle valor a dichos
instrumentos, y declararlos nulos, pues incurriría en un vicio de ultra petita.

4) Entabla excepción de finiquito con respecto a las prestaciones derivadas


del contrato de prestación de servicios que corre entre febrero de 2017 y
31 de enero de 2020

a. Las pretensiones formuladas en las reservas estampadas en el finiquito de


11 de marzo de 2020

Como se señaló en la parte dedicada a los hechos, con fecha 11 de marzo de


2020 el actor de autos concurrió a la Notaría de doña Valeria Ronchera Flores
a suscribir el finiquito por término de contrato de prestación de servicios
celebrado entre la sociedad Alcaíno Producciones Limitada y Canal 13 (y que
correspondían al período que corre entre febrero de 2017 y el 31 de enero de
2020). En dicha oportunidad, el demandante cobró las sumas pendientes que
se le adeudaban a la sociedad y ratificó el finiquito.

Sin embargo, y para sorpresa de todos, el señor Alcaíno al momento de firmar


el finiquito estampó una constancia (o seuda reserva) en los siguientes
términos: “Me reservo el derecho a demandar y ejercer acciones judiciales en
sede laboral, el reconocimiento de la relación laboral entre las partes, acción
de despido injustificado, indebido o improcedente, cobro de prestaciones
laborales tales como remuneraciones, cotizaciones previsionales y de salud,
indemnización por años de servicios, sustantiva del aviso previo, feriado legal y
proporcional, nulidad de despido, así como las acciones sobre vulneración de
derechos fundamentales durante la relación laboral o con ocasión del despido
y otra indemnización y/o prestación que fuera procedente”.

Como ya se ha dicho, esta reserva se estampó con respecto al contrato que


corre entre febrero de 2017 y el 31 de enero de 2020. En ningún pasaje de
esta reserva se objeta la antigüedad, ni tampoco se hace referencia a que se
reclamarían prestaciones desde el año 1999 hasta el presente.

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A todas luces, la aparente reserva es bastante más restrictiva que las
prestaciones que se reclaman en la demanda. Por ejemplo, la constancia
estampada nada dice sobre reclamar una antigüedad en el eventual empleo
desde el año 1999 en adelante. Tampoco se hace reserva de acciones para
demandar la nulidad de los finiquitos celebrados con anterioridad al 11 de
marzo de 2020.

Esta parte niega cualquier vínculo laboral con el actor. Rechaza cualquier
pretensión en ese ámbito. Sin embargo, atendido el tenor de la reserva y del
finiquito que se suscribió con fecha 11 de marzo de 2020, se encuentra en la
obligación de dejar en evidencia que algunas prestaciones reclamadas en la
demanda rebasan la seuda reserva de derechos formulada en el finiquito de 11
de marzo de 2020 (y por tanto deben ser rechazadas).

Como ha dicho la propia jurisprudencia, ese tipo de salvaguardas sólo


proceden en el supuesto de que tengan el consentimiento de la otra parte. Más
aún, “la reserva de derechos formulada por un trabajador al final de un finiquito
suscrito por él, relacionada con el cobro de alguna prestación que considere
omitida o de sus acciones para recurrir ante los tribunales a objeto de que se
determine su monto, es válida y obligatoria para la empresa, en la medida que
ésta haya expresado de algún modo su consentimiento, expreso o tácito”
(sentencia de la CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO de 30 de agosto
de 2002. En Gaceta Jurídica Nº 266, 2002, pp. 199 y siguientes).

b. Excepción de Finiquito con respecto a cualquier prestación demandada

Consecuente con lo señalado en el apartado anterior, esta parte viene en


oponer la excepción de finiquito con respecto a todas las prestaciones
contenidas en la demanda. Tal como se ha dicho, con fecha 11 de marzo de
2020 el actor celebró finiquito ante Notario Público dejando la siguiente
constancia: “Me reservo el derecho a demandar y ejercer acciones judiciales
en sede laboral, el reconocimiento de la relación laboral entre las partes,
acción de despido injustificado, indebido o improcedente, cobro de
prestaciones laborales tales como remuneraciones, cotizaciones previsionales
y de salud, indemnización por años de servicios, sustantiva del aviso previo,
feriado legal y proporcional, nulidad de despido, así como las acciones sobre
vulneración de derechos fundamentales durante la relación laboral o con
ocasión del despido y otra indemnización y/o prestación que fuera procedente”.

Esa constancia es vaga e imprecisa (si se le compara con las prestaciones


reclamadas en la demanda), y además se ha efectuado por debajo de las
firmas de los comparecientes y sin conocimiento de nuestra representada.

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Por tanto, por aplicación de las reglas generales, para que una persona se
obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es en todo caso menester
que esta recaiga sobre un objeto, que a su vez debe ser determinado. Ello
también resulta aplicable a la constancia plasmada en el finiquito, el que no
puede dejar dudas respecto a su alcance, de manera tal que al entendimiento
de una persona con sano ejercicio de la razón significa que el querer de los
suscribientes no es otro que el de desligarse para siempre, asumiendo con
plena conciencia que nada subsistente queda pendiente. La indeterminación
no es causal y es imposible definir la finalidad y destino del hipotético reclamo
ulterior. Por tanto, la seuda reserva de derechos contenida en un finiquito debe
ser específica y determinada.

Lo anterior tiene importancia pues, la reserva estampada en ningún momento


se refiere al ejercicio de acciones para reclamar la existencia de una relación
laboral desde el año 1999 en adelante. Tampoco se hace reserva de acciones
para reclamar el pago de cotizaciones con respecto a períodos anteriores a
febrero de 2017. Desde ese punto de vista, la reserva no puede ser
interpretada de manera extensiva.

Como ha señalado la jurisprudencia:

“Duodécimo: Que, en consecuencia, al decidirse en la sentencia que el


demandado debe pagar al actor la diferencia de indemnización por años de
servicios, sin considerar la existencia de un finiquito legalmente celebrado, en
que no se hizo reserva para el reclamo de dicha diferencia sino que, por el
contrario, aceptó el pago del equivalente a once años de servicios, se
vulneraron los artículos 177 en relación con el inciso segundo del 5° ambos del
Código del Trabajo, por errónea interpretación, yerro que alcanza lo resolutivo
del fallo en examen, en la medida que condujo a ordenar el pago de una
diferencia de indemnización que era del todo improcedente” (Sentencia de la
CORTE SUPREMA de 06 de marzo de 2008. Rol N° 5662-2007).

5) La parte demandante no ha solicitado de forma expresa la nulidad de los


finiquitos que el señor Alcaíno, y la sociedad Alcaíno Producciones
Limitada, celebró con Canal 13, razón por la cual éstos mantienen todo su
poder liberatorio

La demanda acciona en contra de Canal 13 solicitando que se calculen las


indemnizaciones, cotizaciones y demás beneficios en razón de haber existido una
supuesta relación laboral continua en el tiempo desde el año 1999 hasta el 31 de
enero de 2020. No obstante, la demanda en ningún pasaje solicita la nulidad de
los finiquitos celebrados con nuestra representada.

La demanda habla genéricamente de finiquitos, pero ni siquiera los individualiza.


No indica qué finiquitos se celebraron entre las partes, por qué período, si fueron
ante ministro de fe o no, entre otras varias omisiones. Tampoco se han señalado
eventuales vicios del consentimiento en la celebración de esos finiquitos; y al no

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hacerlo no puede que el tribunal determine eventuales vicios si no se le indica
expresamente. Por tanto, si la demanda no ha solicitado la nulidad de los finiquitos
suscritos por el actor, éstos mantienen todo su poder liberatorio.

En razón de que la parte demandante no ha solicitado expresa y formalmente la


nulidad de los finiquitos celebrados con nuestra representada, entonces no puede
pretender en esta etapa procesal desconocer los alcances de los finiquitos
legalmente celebrados. Al no haberlos impugnado formalmente, solicitando la
nulidad de los mismos, no puede ahora el tribunal dejarlos sin efecto. Ello
supondría incurrir en el vicio de ultra petita, toda vez que el sentenciador no puede
otorgar más de lo pedido por la propia parte demandante.

Además, supondría pasar por alto las exigencias de cosa juzgada. A mayor
abundamiento, el desconocimiento del valor probatorio de los finiquitos implicaría
una infracción a la norma del artículo 2446 y 2460 del Código Civil, y al artículo
177 del Código del Trabajo.

6) Entabla excepción de prescripción y/o caducidad en relación con


materias que indica

a) Excepción de caducidad y/o prescripción en lo que respecta a la acción


destinada a probar la existencia de una relación laboral de carácter indefinido
más allá del plazo de dos años contados hacia atrás desde la fecha de
notificación de la demanda.

Como se ha explicado en las páginas anteriores, el demandante de autos


suscribió distintos finiquitos con anterioridad al mes de febrero de 2017. Dichos
finiquitos no han sido impugnados ni en la demanda ni en la reserva que
estampó el actor en el finiquito de 11 de marzo de 2020. Más aun, en este
último finiquito la reserva se encuentra referida única y exclusivamente al
período que corre entre 2017 y 2020 (no hay ninguna referencia que permita
concluir algo en contrario).

Desde esa perspectiva, el demandante no puede pretender reclamar la


existencia de una relación laboral con anterioridad al mes de febrero de 2017
pues dichos períodos se encuentran cubiertos por los finiquitos legalmente
celebrados. Y desde luego esta parte puede entablar la excepción de
prescripción respecto de la acción destinada a probar la existencia de una
relación laboral de carácter continuo e indefinido desde el año 1999 en
adelante.

Sobre el particular, el inciso primero del artículo 510 del Código del Trabajo
señala expresamente que “los derechos regidos por este Código prescribirán
en el plazo de dos años contados desde la fecha en que se hicieron exigible”.
Si el contrato de prestación de servicios sobre el cual se efectuó la reserva en
el finiquito, comenzó a regir a partir del 01 de febrero de 2017, entonces cabe

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aplicar la prescripción frente a cualquier reclamo que intente abarcar períodos
de tiempo de otros contratos de prestación de servicios anteriores al plazo de
prescripción del artículo 510 y sobre los cuales se suscribió finiquito.

A mayor abundamiento, en el caso de autos, sólo cabe aplicar la prescripción


de dos años para reclamar derechos laborales contados hacia atrás desde la
fecha de notificación de la demanda (ocurrida el 07 de mayo de 2020).

b) La excepción de prescripción y/o caducidad del inciso segundo del artículo 510
del Código del Trabajo: “En todo caso, las acciones provenientes de los actos y
contratos a que se refiere este Código prescribirán en seis meses contados
desde la terminación de los servicios”.

En consecuencia, toda acción destinada a reconocer la existencia de una


presunta relación laboral para el período que va entre el mes de febrero de
2017 y septiembre de 2019 se encuentra total y absolutamente prescrita y/o
caduca. Ha sido la propia demanda la que ha reconocido que al mes de
septiembre de 2019 se le comunicó el término a la relación contractual que
vinculó a nuestra representada con el actor y con la sociedad que él
representaba.

Además, el plazo de seis meses señalado en el inciso segundo del artículo 510
del Código del Trabajo también es aplicable al término de la relación jurídica
que corre entre 2014 y 2017. No cabe duda que, si dicha relación jurídica fue
extinguida mediante finiquito en el mes de enero de 2017, el plazo de seis
meses para entablar acciones se encuentra completamente cumplido.

c) La excepción de prescripción y/o caducidad del inciso tercero del artículo 510
del Código del Trabajo, en lo que respecta a la nulidad del despido por no pago
de cotizaciones. Si el demandante pretende cobrar prestaciones en razón de
una supuesta nulidad del despido por aplicación del inciso quinto del artículo
162 del Código del Trabajo, después de haber transcurrido seis meses desde
la suspensión de los servicios, entonces deberá aplicarse de manera inmediata
por el tribunal la respectiva prescripción y/o caducidad.

En efecto, en la página 17) de la demanda, se afirma lo siguiente:

“(…) en una reunión sostenida con Maximiliano Luksic que


me indica la no renovación de mi contrato ya comunicada,
con fecha 11 de septiembre de 2019, por carta, pero sin
cumplir con ninguna de las formalidades establecidas en el
código del trabajo (…)”.

Lo anterior es congruente con lo declarado por el propio señor Alcaíno en el


portal Soy Chile, con fecha 10 de octubre de 2019:

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“El 28 de junio de 2018, cuando se emitió el último capítulo
de “Vértigo”, fue la última aparición televisiva de Yerko
Puchento, el personaje que Daniel Alcaíno interpreta hace
18 años y que ha mantenido vivo con el show Yerko
Clandestino, que estrenó en julio y que el sábado 19 de
octubre presentará ante cuatro mil personas en el Gran
Arena Monticello. “Sería un orgullo sin pantalla llenar el Gran
Arena Monticello, eso nos hablaría de que hay mucha gente
que tiene la necesidad de escucharnos”, dice el actor.

Por tanto, si la suspensión de los servicios se produjo a lo menos en el mes de


junio o septiembre de 2019 (tal como lo reconoce la demanda), entonces ya
han transcurrido seis meses desde la suspensión de los servicios.

Sobre el particular, hago presente a V.S. que el inciso tercero del artículo 510
del Código del Trabajo señala lo siguiente: “Asimismo, la acción para reclamar
la nulidad del despido, por aplicación de lo dispuesto en el artículo 162,
prescribirá también en el plazo de seis meses contados desde la suspensión
de los servicios”.

Si la demanda de autos fue ingresada a distribución de causas el día 09 de


abril de 2020; y notificada a esta parte con fecha 07 de mayo de 2020,
entonces la acción para reclamar prestaciones por nulidad del despido se
encuentra caduca y/o prescrita.

d) La excepción de prescripción del artículo 19 del Decreto Ley Nº 3.500, del


artículo 49 de la Ley Nº 15.385, y la del artículo 4º de la Ley Nº 19.260. Los
hechos en que se fundamentan estas excepciones de prescripción radican en
la circunstancia de que entre el actor y Canal 13, existieron contratos de
prestaciones de servicios, separados y diferenciados en el tiempo. Entre cada
uno de estos contratos se verificaron actos jurídicos que indicaban su
terminación. Por tanto, si el demandante pretende cobrar cotizaciones
previsionales por un período superior a los cinco o dos años posteriores al
término de cada relación contractual, y la sentencia en definitiva accede
hipotéticamente a ello, deberá aplicarse de manera inmediata por el tribunal la
respectiva prescripción.

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III.2) Defensas y alegaciones
7) LA RELACIÓN QUE UNÍA A LAS PARTES ERA DE CARÁCTER CIVIL Y NO
LABORAL

Durante la tramitación del proceso, esta parte allegará los medios de prueba
pertinentes que acrediten que efectivamente el actor no mantenía un vínculo de
subordinación o dependencia con Canal 13. En dicha perspectiva, y antes de
hacer referencia a otras alegaciones y/o defensas, los suscritos desean aclarar
que la demanda se funda en hechos que no son jurídicamente correctos, ya que el
demandante no mantenía un vínculo de subordinación o dependencia con el
demandado y sólo actuaba como socio y representante legal de una persona
jurídica.

Para fundamentar la consideración anterior, deseamos puntualizarle a S.S. los


siguientes aspectos:

7.1) La labor realizada por la sociedad Alcaíno Producciones Limitada, y en


la cual el demandante actuaba como socio y representante legal

Según consta de lo señalado en el contrato de prestación de servicios celebrado


entre las partes, el señor Alcaíno, en su calidad de representante legal de la
empresa Alcaíno Producciones Limitada, suscribió contrato con Canal 13 para
participar en determinados eventos en su calidad de comediante. En el ejercicio de
estas tareas, tanto la sociedad como el señor Alcaíno prestaban sus servicios de
manera autónoma, sin necesidad de concurrencia a las dependencias de Canal
13, y sin cumplir una jornada laboral.

Dichas funciones dejan en evidencia el carácter no laboral de la actividad, ya que


no sólo supone una función material no susceptible de acogerse a los indicios
clásicos de subordinación o dependencia; también reafirma la extralaboralidad
toda vez que en la elaboración de libretos y representación de personajes tenía
amplia libertad para ejecutar sus funciones.

De allí que esta parte desea reiterar la idea que, no existe ningún antecedente ni
en la demanda ni en la realidad de los hechos que permita concluir que el señor
Alcaíno, ni la sociedad de la cual era socio y representante legal, desempeñaba
funciones con sometimiento a los indicios de subordinación o dependencia, y que
su relación contractual se regía por las normas del Código Civil y no del Código
del Trabajo. En ese contexto, sólo cabe rechazar de plano la demanda.

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7.2) La inexistencia de otros indicios de laboralidad

Consecuente con lo señalado en el punto anterior, resulta esencial recalcar que el


actor, en verdad, no cumplía con una serie de otros indicios de laboralidad
esenciales en demandas de esta naturaleza, cuestión que reafirma la
extralaboralidad de cualquier vínculo:

a) No existía el cumplimiento de una jornada laboral de lunes a viernes, de 9.00 a


18.00 horas: En virtud del contrato de prestación de servicios suscrito por la
sociedad Alcaíno Producciones Limitada, y en la cual el demandante actuaba
como representante legal, lo cierto en que en ningún momento el actor de
autos cumplía algún tipo de jornada. Como resulta evidente, sus actuaciones
en el programa Vértigo y en otros eventos no tenían la entidad para configurar
la existencia de una jornada laboral. De hecho, el actor jamás tuvo la
obligación de concurrencia estable durante todos los días de la semana
(cuestión que, por lo demás, reconoce en la propia demanda). Tampoco tenía
obligación de participar en reuniones periódicas.

Por otra parte, resulta poco creíble, y pugna con la racionalidad propia que
debe imperar en la calificación de los hechos, la circunstancia esgrimida por el
actor en orden a que sus tareas le exigían la concurrencia diaria y periódica a
Canal 13. Esta parte no solo rebate expresamente esa afirmación sino que,
además, ello no se condice ni con la experiencia ni con la racionalidad de los
servicios de cualquier trabajador de planta de esta estación televisiva.

Tan evidente es lo anterior que, el señor Alcaíno en su demanda se limita a


señalar que él se encontraba a disposición de Canal 13 (como si eso bastara
para configurar un contrato de trabajo).

b) El señor Alcaíno, en su calidad de representante de la sociedad que había


asumido el encargo, desempeñaba sus labores con entera independencia: Así
lo señala expresamente la cláusula cuarta del contrato de arrendamiento de
servicios suscrito por las partes: “La Sociedad a través del profesional gozará
de libertad para dar a sus presentaciones la forma que le sugieran sus
conocimientos y experiencia en la materia, sin perjuicio de que deberá
someterlos a los requerimientos técnicos y artísticos impuestos por la
naturaleza y características de los programas, al acatamiento de las
pertinentes normas legales y del Consejo Nacional de Televisión, línea editorial
de la empresa y al respeto de los postulados fundamentales que, en su
carácter de tal, sustenta la empresa en su quehacer televisivo”.

Lo anterior ratifica lo sostenido por los suscritos, en el sentido que el señor


Alcaíno no se encontraba sometido a instrucciones precisas en la realización
de sus servicios.

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c) No existía exclusividad. El actor ha fundado implícitamente su demanda, entre
otras cosas, en una supuesta exclusividad. Ciertamente, aquí existe una
confusión en cuanto al alcance jurídico de las obligaciones. La exclusividad a
que hace referencia la demanda no tiene nada que ver con los deberes de
exclusividad y reserva propias de una actividad comercial. Como el mercado
chileno de la televisión abierta es tan restringido, resulta lógico que los
profesionales y entidades que se relacionan con estas organizaciones estén
sometidos a deberes de exclusividad. Y eso es por razones obvias, pues la
actividad comercial también tiene deberes de exclusividad en el mercado
específico de la televisión abierta.

Pero la exclusividad que hemos anotado en el párrafo anterior, nada tiene que
ver con la exclusividad de carácter laboral. De hecho, si se analizan las
facturas emitidas por la sociedad de la cual era representante el señor Alcaíno
podrá comprobarse que no eran continuas y que él tenía amplia libertad para
desempeñar cualquier otra actividad durante la semana.

d) La inexistencia de instrucciones propias de un vínculo laboral. La demanda


confunde lo que son actividades propias de coordinación con instrucciones
derivadas de una subordinación laboral. En efecto, resulta insostenible
pretender que cualquier actividad de coordinación que se imparta transforma
en el acto un vínculo civil en un contrato de trabajo, en circunstancias que la
ejecución de un contrato civil para la prestación de un determinado servicio
requerirá siempre de instrucciones y coordinaciones para la ejecución de aquel
servicio. Lo mismo respecto del desempeño de las funciones en determinado
horario, lo que en este caso no es determinante, pues el actor, una vez más,
participaba en un programa semanal de televisión, por un espacio acotado de
tiempo, de manera que únicamente podía prestar el servicio mientras aquel
programa se emitiera o gravara.

El problema de la contraparte es que, confunde la subordinación laboral con la


disposición genérica propia de los contratos civiles o comerciales. Una cosa es
la coordinación mínima de cualquier actividad, y otra muy distinta es el
sometimiento estricto al poder de dirección de un empleador.

Por tanto, resulta evidente que en el caso de auto no existieron instrucciones


propias de un poder de dirección laboral. Por el contrario, la mera coordinación
es insuficiente para concluir que en la especie se produjo un contrato de
trabajo encubierto.

7.3) La voluntad expresa de los contratantes deja en evidencia una


intención de vincularse de una manera distinta a las señaladas por las
normas laborales.

En términos generales, S.S., en el caso de la demanda interpuesta por el señor


Alcaíno resulta imposible rechazar a priori las denominaciones y expresiones de
voluntad que los propios contratantes han efectuado con respecto a la relación

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jurídica que los vinculaba. Ello supone dimensionar adecuadamente un indicio que
tradicionalmente la jurisprudencia ha utilizado para calificar la relación contractual, y
que en este caso nos permite afirmar que ni la sociedad Alcaíno Producciones
Limitada, ni el señor Alcaíno, tenía ninguna voluntad ni intención de obligarse
laboralmente.

En efecto, las cláusulas contractuales dan cuenta no sólo de un conjunto de


modalidades que expresan una relación formal; la verdad es que también dejan en
evidencia una manera de concebir y aplicar la relación contractual que ciertamente
se escapa de la esfera del Derecho del Trabajo. La transcripción de ciertas cláusulas
del contrato celebrado por las partes, permiten fundamentar lo señalado:

“CUARTO: La Sociedad, sus dependientes y en especial el profesional,


no estarán sometidos a jornada u horario de trabajo y, salvo en cuanto lo
exija la naturaleza de los servicios contratados en relación con los
Programas materias de este contrato, tampoco tendrán la obligación de
asistencia y permanencia que es propia de los trabajadores de la
empresa. Asimismo, se hace constar que ninguno de ellos estará sujeto a
subordinación o dependencia respecto de la empresa, ni pertenecerán a
la planta del personal de ésta. De esta manera, las partes declaran que
en todo momento ha sido su voluntad la de vincularse por las normas del
Derecho civil que regulan la prestación de servicios. De esta manera, la
sociedad se hace responsable de las obligaciones laborales,
previsionales y de salud que tenga con sus dependientes o personas
contratadas y en especial con el Profesional, obligándose a mantener
indemne a la otra por todo reclamo originado o relacionado con el
incumplimiento de las mismas”.

La misma idea se refleja en el finiquito legalmente celebrado por el actor, por sí y en


representación de la sociedad, con Canal 13, ante Notario Público, con fecha 15 de
febrero de 2017:

“PRIMERO: Las partes declaran que hasta el 31 de enero de 2017, la


Sociedad a través del Profesional prestó servicios a Canal 13 en virtud de
un contrato de naturaleza civil, regido por las normas del Código Civil, el
cual no daba origen a vínculo de subordinación y dependencia”.

SEGUNDO: Por el presente acto, la Sociedad y el Profesional, declaran


expresamente que durante el tiempo que prestaron sus servicios en
Canal 13, éste cumplió puntualmente con todas y cada una de las
prestaciones que le correspondían en virtud del Contrato que los unía, las
cuales fueron debida y oportunamente pagadas. En virtud de lo anterior,
la Sociedad y el Profesional, otorgan a Canal 13 el más amplio y
completo finiquito y declaran que no tiene cargos o reclamos que
formular en su contra por concepto alguno, renunciando desde ya a toda
acción, excepción o instancia que tuviere o creyere tener, de cualquier
índole o naturaleza en contra de Canal 13. Asimismo, y a mayor
abundamiento, autorizan a que este finiquito sea presentado como
excepción ante cualquier instancia judicial o administrativa en que
eventualmente se pretenda o haya pretendido el cobro de alguna
cantidad o derecho que creyere corresponderle”.

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Lo expuesto supone reconocer que la voluntad de los contratantes, expresada a
través de los documentos suscritos por el propio señor Alcaíno, no puede ser
soslayada: debe considerarse como un elemento prioritario al momento de descubrir
cuál ha sido la verdadera intención que ellos han tenido al momento de pactar esta
relación jurídica.

Este es precisamente el criterio utilizado por las sentencias de la Corte Suprema, y


que se transcriben a continuación:

“El hecho, de mantenerse el actor, durante cuatro años prestando servicios, y


nunca haber reclamado por la retención del 20%, ni sus cotizaciones, además de
haberse cancelado las remuneraciones contra boletas de prestación de servicios,
estipendios que mensualmente no eran los mismos, hace presumir que no existió
una relación laboral” (sentencia de la CORTE SUPREMA de 20 de marzo de 2001.
En Gaceta Jurídica Nº 249, 2001, p. 185).

“Decimotercero: Que de los hechos reseñados precedentemente, en relación


al tenor de los contratos suscritos entre la partes, aparece vertida de forma clara
la voluntad de éstas, tanto respecto de la denominación que le dieron a las
convenciones de que se trata, como el contenido de las mismas, intención de la
cual no resulta justificado prescindir a priori. Decimocuarto: Que aun cuando,
por aplicación de los principios protectores del trabajador y de primacía de la
realidad, que informan el derecho laboral, se obviara el propósito mencionado
precedentemente, la forma en que los contratantes dieron cumplimiento a tales
convenciones tampoco permite estimar, siguiendo los principios de la lógica y
de la experiencia, que entre éstos hubo una relación en los términos del artículo
7° del Código del Trabajo. Lo anterior, por cuanto los respectivos contratos
agregados, dan cuenta de una prestación de servicios a honorarios sin un nexo
entre los elementos propios de una vinculación de naturaleza laboral,
especialmente en relación a la subordinación y dependencia. En efecto, el actor
no estaba sujeto a horario alguno sino aquél necesario para desarrollar sus
servicios, no era parte de la planta de trabajadores de la demandada y por lo
tanto, ejercía sus labores en forma libre e independiente, siendo remunerado
con honorarios variables. En este sentido, se hace necesario destacar, que el
hecho de que los responsables de cada programa emitieran directrices para el
desarrollo de los mismos o que sus ensayos o grabaciones se efectuaran dentro
de determinados horarios, todo lo que obligaba al demandante, no implica, per
se, la vigencia de una relación laboral, sino el marco mínimo necesario para el
desarrollo de las tareas pertinentes y sin el cual resulta difícil concebir el
cumplimiento de los objetivos que se tuvieron en vista, precisamente, al
generarse el vínculo”. (Sentencia CORTE SUPREMA de 25 de octubre de 2006.
Causa Nº de Ingreso 771-2005).

“Sexto: Que los elementos de convicción detallados en los fundamentos del


fallo atacado, analizados en conformidad a la lógica y a la experiencia conducen
a establecer que no existió una relación en los términos del artículo 7º del
Código del Trabajo, por cuanto, además, de los respectivos convenios
agregados que dan cuenta de una prestación de servicios a honorarios, no se
advierten en el nexo de que se trata los elementos propios de una vinculación
de naturaleza laboral. En efecto, en primer lugar, las funciones que cumplía el
actor, esto es, comentarista, relator, conductor y/o animador se relacionan con
encargos genéricos, aunque propios de su especialidad, como lo eran
programas deportivos que le encargara la Corporación, o específicos, como la

36
transmisión de programas de fútbol o eventos de naturaleza también deportiva
que se desarrollaban por lapsos determinados, en los cuales era su opinión la
que primaba y los llevaba a cabo conforme a su saber y entender, sin perjuicio
de las directrices generales que podía entregarle el director del respectivo
programa. En cuanto a los comentarios o forma de exponer, ninguna instrucción
recibía de su contraparte, lo que resulta ilógico concebir, si se considera que se
trata del ejercicio de una especialidad, cuyo conocedor era el demandante,
quien conducía u orientaba el programa de acuerdo a sus conocimientos.
Tampoco se evidencia el cumplimiento de horario, salvo la asistencia a
determinadas reuniones y la transmisión respectiva. Séptimo: Que, en tales
condiciones, esto es, no habiéndose acreditado uno de los presupuestos
esenciales de una relación laboral, es decir, la subordinación y dependencia,
constando sólo instrucciones genéricas y reuniones de pauta que el actor debía
seguir y asistir, no es posible, sin infringir las reglas de la sana crítica, llegar a
una conclusión distinta de la ya asentada en este fallo y al decidir lo contrario,
en la sentencia impugnada, se han infringido las normas contenidas en los
artículos 7, 8, 455 y 456 del Código del Trabajo, infracciones que constituyen
los errores de derecho denunciados en el recurso que se examina” (Sentencia
de la CORTE SUPREMA de 20 de diciembre de 2006. Causa Nº de Ingreso
2450-2005).

A mayor abundamiento, la voluntad expresa de los contratantes, libre y


espontáneamente declarada, en orden a no obligarse laboralmente, queda de
manifiesto en los diversos instrumentos que se acompañarán en la oportunidad
procesal correspondiente. De dichos instrumentos se puede colegir que la
voluntad del señor Alcaíno y de este Canal de Televisión no fue la de vincularse
como un trabajador dependiente común y corriente, sino como un prestador
independiente no sujeto a vínculo de laboralidad. Tampoco la ejecución práctica
de las labores consigue acreditar una eventual relación de naturaleza laboral.

Lo anterior permite sistematizar las siguientes conclusiones:

a) La existencia de un consentimiento específico forma parte de los requisitos


esenciales del artículo 7º del Código del Trabajo. Sin consentimiento, no hay
contrato de trabajo. Desde esta perspectiva, resulta imposible rechazar a priori
las denominaciones y expresiones de voluntad que los propios contratantes han
efectuado con respecto a la relación jurídica que los vinculaba.

En este contexto, la denominación o nomen iuris que los propios contratantes le


otorgaron al vínculo en cuestión –así como el contenido obligacional que emana
de dichos instrumentos- deja en evidencia una voluntad que no debe ser
presumida ni maliciosa ni fraudulenta sino por el contrario como una voluntad
clara y expresa que no puede ser desvirtuada.

b) Asimismo, resulta evidente que la voluntad de los contratantes, expresada a


través de los documentos que se acompañarán en autos, no puede ser
soslayada: debe considerarse como un elemento prioritario al momento de
descubrir cuál ha sido la verdadera intención que ellos han tenido al pactar esta
relación jurídica. Un criterio diverso chocaría con la propia definición de contrato

37
de trabajo consagrada en el artículo 7º del Código del Trabajo, que exige para
acreditar la existencia de una relación laboral la concurrencia de una voluntad
específica que de origen a un vínculo de trabajo. Por ello, si falta voluntad de
obligarse laboralmente, resulta imposible acreditar la existencia de un contrato de
trabajo. Dicho de otra manera S.S., la voluntad expresa de los contratantes,
libre y espontáneamente declarada, en orden a no obligarse laboralmente, deja
de manifiesto que la voluntad de las partes no fue la de vincularse como
empleador y trabajador, sino como un prestador independiente no sujeto a
vínculo de laboralidad.

c) El artículo 1545 del Código Civil dispone expresamente que “todo contrato
legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”. En esta
perspectiva, la demanda pretende desconocer las cláusulas expresas de los
contratos de prestación de servicios suscritos por el señor Alcaíno en su
calidad de socio y representante legal de la empresa Alcaino Producciones
Limitada, en orden a que no existía voluntad de obligarse laboralmente, y a que
el actor no debía cumplir los indicios propios de un contrato de trabajo.

También se desconocen las declaraciones formuladas en finiquitos legalmente


celebrados ante Notario Público, y según los cuales las partes no mantuvieron
un vínculo de subordinación o dependencia.

d) El demandante pretende que el tribunal concluya que la prestación de servicios


realizada por el actor era de naturaleza laboral, presumiendo que este Canal de
Televisión habría creado una especie de pantalla jurídico-contractual artificiosa
que no daba real cuenta de la verdadera naturaleza de las cosas. En verdad,
S.S., no se entiende que si eventualmente los contratantes celebran un contrato
en fraude de ley, uno de ellos (el trabajador) se vea premiado con la declaración
del fraude, en tanto que el seudo empleador se vea sancionado con el beneficio
de la contraparte.

Un criterio diverso llevaría a sostener que uno de los contratantes (la parte
demandante) se beneficia de su propio dolo, cuestión que resulta inadmisible
desde la óptica jurídica y fundamentalmente por lo preceptuado en el artículo 44 y
1683 del Código Civil. En el fondo, quienes dieron vida a una relación jurídica de
carácter civil, sostenida en el tiempo, no pueden pretender aprovecharse de una
supuesta situación fraudulenta invocando una realidad que la invalida, si todos
los intervinientes en el contrato eran conscientes de la existencia de tal realidad.

Como se ha señalado doctrinariamente:

38
“(...) tampoco cabe que una parte atribuya a la otra voluntad de
eludir una norma determinada, alegando para ello una
situación personal inherente a ella misma y que debió destacar
desde el primer momento (...). (...) del contrato en que
intervenga fraude de la Ley no puede derivarse acción de
cumplimiento para el que lo produjo, pues viciada desde su
origen la relación entre partes, queda fuera de la esfera de
aplicación del derecho, incluso del llamado necesario, y queda
establecida una relación de hecho cuya trascendencia
dependerá de que el fraude se produjera por una o por ambas
partes” (vid., GALIANA MORENO, Jesús María, “El fraude de
ley en las relaciones de trabajo: un análisis jurisprudencial”. En
Cuestiones Actuales de Derecho del Trabajo. Estudios
ofrecidos por los catedráticos españoles de Derecho del
Trabajo al profesor Manuel Alonso Olea. Madrid, 1990, p. 450).

Para resumirlo en una sola idea S.S.: la demanda, al tradicional in dubio pro
operario suma ahora un fuerte In dubio pro Iure Laborale, que parte de una
implícita sospecha general de fraude ante una prestación de cierta continuidad
no instrumentada a través del cauce del contrato de trabajo. En esta lógica, el
actor no puede pretender beneficiarse de una situación teóricamente irregular,
pero que era de su conocimiento, que él mismo validaba y que jamás reclamó
durante la ejecución del vínculo. Aceptar esta conducta simplemente quebranta
las reglas generales en orden a que nadie puede aprovecharse de su propio
dolo.

Tampoco cabe que el demandante le atribuya a este Canal de Televisión una


presunta voluntad de eludir una norma determinada, alegando para ello una
situación personal inherente a ella misma y que debió destacar desde el primer
momento. Del contrato en que intervenga fraude de ley no puede derivarse
acción de cumplimiento para el que lo produjo, pues viciada desde su origen la
relación entre partes, queda fuera de la esfera de aplicación del derecho, y queda
establecida una relación de hecho cuya trascendencia dependerá de que el
fraude se produjera por una o por ambas partes.

8) La parte demandante ha infraccionado el principio de la buena fe.

Tal como se señaló al momento de interponer la excepción de incompetencia, lo


cierto es que la actitud de la parte demandante, con anterioridad a la iniciación del
presente juicio, deja en evidencia no sólo su pasividad en torno a eventuales
reclamos vinculados a la presunción de laboralidad; además, supone una clara
infracción al principio de la buena fe, según el cual a nadie es lícito hacer valer un
derecho en contradicción con su anterior conducta.

En este de orden de ideas, el hecho de que en el pasado una persona haya


observado una conducta jurídicamente relevante impide que con posterioridad esa
misma persona intente ejecutar un derecho subjetivo o facultad formulando una

39
determinada pretensión. Dicho obrar deja en evidencia que entre la conducta
anterior y la pretensión posterior existe una incompatibilidad o contradicción,
cuestión que obliga a impedir el ejercicio del derecho contradictorio propuesto.

Las consideraciones anteriores S.S. son plenamente aplicables al caso de autos.


En la conducta llevada a cabo por el señor Alcaíno se observa una infracción a las
exigencias contractuales de la buena fe que consagra el artículo 1546 del Código
Civil y demás normas legales pertinentes. Si el actor consideraba que la relación
jurídica que lo unía con nuestra representada era incorrecta, entonces debió
ejercer las acciones correspondientes para reclamar por dicha situación. Su
pasividad, en este sentido, atenta contra el principio de la buena fe. No hay que
olvidar, que el señor Alcaíno es un profesional reconocido, que celebra un contrato
de prestación de servicios como representante de una sociedad por la suma de $
648.000.000.- (seiscientos cuarenta y ocho millones de pesos), que suscribe
finiquitos ante Notario Público declarando la extralaboralidad del vínculo, y que
difícilmente podría alegar que no entendía los contratos y/o el finiquito que
suscribió con nuestra representada.

En consecuencia, la mantención en el tiempo de pactos similares y sucesivos, que


el actor de autos siempre consideró –y así procedió- como si fuesen contratos de
prestación de servicios no laborales, deja en evidencia que en la especie existía
un contrato de naturaleza civil que trae como resultado la extralaboralidad del
vínculo.

Como ha señalado la doctrina:

“La teoría o doctrina de los actos propios viene a conferir al magistrado


un medio que le permite ponderar la actitud lógica o alógica, que puede
ser, como ya se ha señalado, tanto por parte del actor como de la
contraparte y que puede incidir en la acción misma o en un simple
incidente, como desconocer declaraciones ya prestadas en otro juicio o
inclusive en actuaciones extrajudiciales, como declaraciones contenidas
en instrumentos públicos o simplemente privados, debidamente
reconocidos. Por lo expuesto, debemos concluir que en todo juicio este
principio de contradicción no puede olvidarlo el juez, en los
considerandos de la sentencia, pero también deben considerarlo el
demandante en su acción como igualmente el demandado en su escrito
de contestación” (DIEZ DUARTE, Raúl, Estructura Civil y Procesal del
Contrato. Ediar Editores Ltda., 1992, p. 361).

La jurisprudencia, por su parte, ha señalado:

“7º.- Que el principio de la buena fe se encuentra por encima de muchos


otros, porque abarca el área completa del Derecho, cualquiera que sea la
rama y se trate tanto del derecho privado como del público. Además su
jerarquía superior se repite al observarse que varias figuras importantes,
como el ejercicio abusivo de derechos, el fraude a la ley, la causa ilícita,

40
la doctrina de los actos propios, se nutren con el elemento estructural de
la buena fe, o, lo que es igual, con la idea contraria de la mala fe, fraude,
dolo, engaño, etc., que las figuras nombradas como efecto rechazan; 8º.-
Que ‘la doctrina de los actos propios es un principio general de derecho
fundado en la buena fe, que impone un deber jurídico de respeto y
sometimiento a una situación jurídica creada anteriormente por la
conducta del mismo sujeto, evitando así la agresión a un interés ajeno y
el daño consiguiente’ (Fernando Fueyo Laneri. Instituciones de Derecho
Civil Moderno. Pág. 310). La doctrina de los actos propios encuentra un
buen concepto en Ennecerus: “A nadie es lícito hacer valer un derecho en
contradicción con su anterior conducta, cuando esta conducta justifica de
que no se hará valer el derecho, o cuando el ejercicio posterior choca
contra la ley, las buenas costumbres o la buena fe (prohibición del venire
contra factum propium; estoppel en el derecho inglés)’ (citado por Jorge
López Santamaría. Intereses devengados por indemnización contractual
de perjuicios. Doctrina de los actos propios o Estoppel: Revista de
Derecho y Jurisprudencia. Tomo LXXXII, 1ª parte, sec. Derecho, pág. 33).
9º.- Que son requisitos para la procedencia de este principio los
siguientes: a) una conducta anterior relevante y eficaz; b) una conducta
posterior de parte del mismo sujeto, contradictoria con la anterior; c) una
pretensión que, de admitirse, perjudique a la contraparte jurídica, y d) la
identidad de sujetos que actúan y se vinculan en ambas conductas. 10º
(…) 11º (…) 12º.- Que el tercer requisito: la prohibición del venire contra
factum propuim es, ante todo un dique contra la veleidad y contra los
cambios de parecer nocivos para terceros. El cambio de parecer no es
amparado en cuanto supone una contravención a la buena fe y una lesión
a las disposiciones que los terceros han podido adoptar, sobre la base de
la confianza que en ellos haya podido suscitar la actitud de la persona. Al
respecto, debemos tener presente que las partes con fecha 17 de mayo
de 2001 se otorgaron recíprocamente finiquito (...) renunciando
expresamente a las acciones y derecho que pudieren emanar de dicho
contrato o por la terminación del mismo. La doctrina opera a favor de
quien ha confiado en la conducta vinculante, evitando por una parte que
con el acto contradictorio se le provoque o cause un perjuicio (el pago de
remuneraciones e imposiciones previsionales desde la fecha de su
despido hasta la fecha de pago de las imposiciones previsionales),
quedando por tanto su confianza defraudada. 13º (…). 14º.- Que, en
consecuencia, ‘la pretensión del demandante en este juicio
necesariamente debe ser rechazada de acuerdo con la teoría de los
actos propios, es decir, aquel principio general del derecho fundado en la
buena fe que impone un deber jurídico de respeto y sometimiento a una
situación jurídica creada por el mismo sujeto, evitando así la agresión a
un interés ajeno y el daño consiguiente’” (sentencia de la CORTE DE
APELACIONES DE CONCEPCION de 14 de agosto de 2002. En Gaceta
Jurídica Nº 266, agosto, 2002, pp. 204 y siguientes).

En síntesis, la contraria pretende que en sede laboral se le valide una conducta


que nunca ejerció con anterioridad al presente juicio. Dicho proceder, a no
dudarlo, supondría una infracción a la teoría de los actos propios y al principio
general de buena fe que consagra el artículo 1546 del Código Civil.

41
9) La aplicación del artículo 2007 del Código Civil

En caso de considerarse que la prestación efectuada por el actor era de carácter


personal, y no como socio y representante de una sociedad, entonces habría que
afirmar que en la especie resultan plenamente aplicables las normas del artículo
2007 del Código Civil. Se trata de servicios inmateriales que consisten en una
larga serie de actos, similares a los que desempeñan histriones y cantores,
cuestiones todas que reafirman la extralaboralidad del vínculo contractual
existente entre las partes.

10) La errada invocación, para este caso en particular, de la Ley N° 19.889,


sobre artes y espectáculos.

La demanda de autos intenta fundar su pretensión en la existencia de la Ley N°


19.889, sobre artes y espectáculos. En virtud de esa ley, argumenta la demanda,
nada habría justificado la no laboralización del vínculo entre el actor y Canal 13. A
todas luces, aquí se confunde el ámbito de aplicación de dicho texto con las
labores que cumplía el actor en su calidad de socio y representante de la sociedad
que había asumido el encargo:

• Como es ampliamente sabido, y en atención a los problemas de identificación


contractual del vínculo, el propio artículo 145-A del Código del Código del
Trabajo reafirmó la tesis de que el trabajador de artes y espectáculos sólo
podía ser calificado como trabajador dependiente cuando existiese vínculo de
subordinación o dependencia. Sobre el particular, hay que tener presente que
durante la discusión del proyecto de ley, en la Comisión del Senado se dejó
constancia que la iniciativa no buscaba “laboralizar” aquellos vínculos que
naturalmente tenían el carácter de civiles. Es decir, las figuras civiles deberían
seguir rigiéndose por la normativa del Código Civil o comercial. Más aun, el H.
senador señor Parra dejó constancia en la historia fidedigna del proyecto que
“ni estas normas ni las demás del Código del Trabajo excluyen otras
modalidades contractuales que pueden tener lugar, según la naturaleza de los
servicios que se presten, en el campo del desarrollo de las actividades
artísticas y de los espectáculos públicos. Es decir, estos preceptos no
clausuran la posibilidad de que haya, cuando corresponda, contratos de
prestación de servicios”. Reafirmando este criterio, el señor Subsecretario del
Trabajo de la época coincidió con las consideraciones antedichas: “reiterando
que la normativa del proyecto está concebida para ser aplicada en tanto
existan vínculos de dependencia o subordinación entre dos partes, esto es,
cuando haya una relación laboral. En consecuencia, no rige las relaciones de
carácter civil o comercial”.

42
• De forma adicional, en la propia Comisión del Senado se dejó constancia en
Actas que la prestación de servicios mediante sociedades civiles o comerciales
debía regirse por la normativa común y no por el Código del Trabajo. A este
respecto, se señaló que “si se contrata a una sociedad de profesionales para
que preste servicios no se aplicarían las normas de este proyecto. Dicha
sociedad es una persona jurídica distinta de quienes la componen y no estaría
sujeta a la normativa del Código del Trabajo, toda vez que sólo sería parte de
una relación civil”.

• La demanda razona como si toda prestación de servicios realizada por un


comediante que escenifica a un personaje propio debe ser encuadrada
automáticamente dentro del marco del contrato de trabajo. Ello no es efectivo,
tampoco fue el criterio que siguió el legislador y, en verdad, un criterio de esa
naturaleza pugnaría con expresas normas legales y constitucionales. La
existencia de una relación laboral requiere en términos generales de dos
requisitos: (i) Voluntad; y (ii) Modo. No existe ningún caso en la legislación
chilena que, por ley, se ordene laboralizar una determinada prestación de
servicios; por el contrario, para que se formalice una prestación dentro del
marco de un contrato de trabajo se requiere inevitablemente de consentimiento
y que la prestación se ejecute bajo subordinación o dependencia.

Lo expuesto deja en evidencia la errada invocación que la contraria efectúa


con respecto a la Ley N° 19.889.

11) La existencia de un contrato de prestación de servicios con una sociedad


de la cual el demandante era socio y representante legal

La demanda entablada por el actor intenta pasar por alto que nuestra
representada celebró un contrato de prestación de servicios con una persona
jurídica que no tenía inconveniente en prestar servicios para otras personas
naturales o jurídicas. En dicha sociedad, el señor Alcaíno actuaba como socio y
representante legal.

A partir de este antecedente, el libelo pretensor incurre en algunos errores


jurídicos que es preciso recalcar:

• En primer término, las facturas emitidas por la sociedad Alcaíno Producciones


Limitada (u otras sociedades en las cuales puede haber participado el actor),
tienen su origen en actos comerciales realizados por una persona jurídica. Sin
embargo, de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 3, letra b), del Código del
Trabajo, el trabajador sólo puede ser una persona natural, y en caso alguno
una persona jurídica.

43
• Los ingresos recibidos en virtud de las facturas a las cuales se ha hecho
referencia, y a los que el actor pretende ahora darles el carácter de
remuneración para efectos previsionales e indemnizatorios, eran percibidos no
por él, sino que por una persona jurídica, de la que a su vez, tanto el actor
como, presumiblemente, los demás socios, hacían retiros. Estos retiros en
caso alguno pueden ser considerados para efectos de indemnización por años
de servicios o por nulidad del despido. Por lo demás, esos ingresos de la
Sociedad no eran percibidos directamente por el “trabajador”, sino que por una
persona jurídica.

• Si ello es así, entonces difícilmente dichas cantidades pueden ser configuradas


como remuneración. El artículo 41 del Código del Trabajo no deja lugar a
dudas a este respecto:

“Art. 41. Se entiende por remuneración las


contraprestaciones en dinero y las adicionales en especie
avaluables en dinero que debe percibir el trabajador del
empleador por causa del contrato de trabajo”.

Pues bien, no cabe duda que en este caso las prestaciones pagadas en razón
de facturas emitidas por personas jurídicas no fueron percibidas directamente
por el supuesto trabajador. Al no constituir remuneración, no pueden ser
consideradas para el pago de ninguna indemnización o de cotizaciones
previsionales. Más aún, si el artículo 163 del Código del Trabajo es perentorio
en señalar que toda indemnización –sea convencional o legal- debe calcularse
en base a la remuneración efectivamente percibida por el trabajador; y no en
razón de otro tipo de ingresos obtenidos por una sociedad comercial (por
mucha vinculación que haya tenido con el actor).

• La conducta anterior –destinada a pagarle a una persona jurídica- era


estructurada y ordenada por el propio demandante, tal como se acreditará de
los documentos pertinentes en la etapa procesal respectiva. Por tanto, resulta
imposible que el actor pretenda, ahora, que dichas prestaciones a honorarios,
percibidas por una persona jurídica distinta del demandante, puedan ser
consideradas como remuneración y engrosar la base de cálculo de una
eventual indemnización.

A ello habría que agregar que las facturas en cuestión no son correlativas, se
distancian en el tiempo, y todo hace presumir que en algunos casos dichas
facturas se emiten para un destinatario que no es nuestra representada. Ese
elemento permite concluir que el actor desarrollaba una actividad profesional
que le permitía prestar servicios a distintas personas (naturales o jurídicas), y
que Canal 13 no era presumiblemente el único receptor de las mismas.

44
• Como se ha señalado en páginas anteriores, el señor Alcaíno no era cualquier
“trabajador”. Además de ser un destacado profesional, él ha participado en
distintas series y cintas cinematográficas. Además, ha prestado servicios para
otros canales de televisión. Por si lo anterior no fuese suficiente, él era el
dueño de la marca Yerko Puchento (debidamente inscrita en el registro de
marcas de INAPI).

Difícilmente alguien podría intentar asimilar la posición del demandante con la


de un trabajador en situación de desigualdad muy inferior para contratar con su
empleador. Y no sólo utilizaba y toleraba la emisión de facturas a través de una
persona jurídica; sino que, además, creó una sociedad que le permitió acceder
a posibilidades de tributación mucho más ventajosas que a aquella que puede
acceder cualquier profesional independiente o trabajador dependiente, por
cuanto le significa tributar en base a una tasa fija en lugar de hacerlo en base a
una progresiva, que se podría traducir en una carga tributaria muy superior.

Por ello, resulta inaceptable que el demandante intente una demanda en la


cual se presenta como si no tuviese conocimiento de los documentos que
firmaba, u omitiendo datos con respecto a los finiquitos que suscribía.

12) La improcedencia de reclamar el pago de prestaciones por concepto de


nulidad del despido

Como es ampliamente sabido, la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema ha


señalado de forma reiterada que la sanción por no pago de cotizaciones
previsionales establecida en el artículo 162 del Código del Trabajo, en cuanto a
pagar remuneraciones hasta la convalidación del despido, ha sido prevista para el
empleador que ha efectuado la retención correspondiente de las remuneraciones
del trabajador y no entera los fondos en el organismo respectivo; es decir, que no
ha cumplido con su rol de agente retenedor. Por el contrario, esta figura no es
aplicable a los casos en que se discute la existencia de una relación laboral pues
aquí no existe retención.

En efecto:

- Tal como lo ha reiterado la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, la


sanción de nulidad del despido regulada en el inciso séptimo del artículo 162
ha sido prevista para el empleador que ha efectuado la retención
correspondiente de las remuneraciones del trabajador y no entera los fondos
en el organismo respectivo. Es decir, se trata de una norma aplicable a aquél
empleador que no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha distraído
dineros que no le pertenecen, en finalidades distintas a aquéllas para las
cuales fueron retenidos, de modo que se hace merecedor de la sanción
pertinente.

45
- Una simple lectura de la demanda, permite concluir que la hipótesis de hecho
que hace procedente la aplicación de la sanción -contenida en el artículo 162
en estudio- no es la reclamada por el actor, por cuanto la mencionada retención
no se produjo. Tan evidente es lo anterior, que en la propia demanda se
reclama el pago de las cotizaciones previsionales durante los períodos de
prestación efectiva de servicios. En razón de lo anterior, si no hubo retención ni
distracción de fondos del trabajador, desde el momento que nuestra
representada obró en la convicción de la inexistencia de una relación dé
naturaleza laboral, entonces resulta completamente inaplicable la pretensión de
que se paguen prestaciones por una supuesta nulidad del despido.

- Como ha señalado en diversas ocasiones la jurisprudencia de la Excma. Corte


Suprema:

“La sanción establecida en el inciso 5° del artículo 162 del Código del Trabajo
exige como presupuesto fáctico existencia de un empleador moroso en el pago
de las cotizaciones provisionales, situación que no se da en el caso de autos, ya
que la demandada solamente va a estar cierta en la existencia de la relación
laboral en la fecha en que esta sentencia se encuentre ejecutoriada dado al
carácter declarativo que tiene la sentencia. Asimismo, no puede aplicársele a la
demandada una sanción que tiene por fundamento sancionar al empleador, que
actúa como mero retenedor e intermediario de la remuneración descontada al
trabajador para fines provisionales, desde que dicha demandada desconocía la
existencia de la relación laboral y a consecuencia de ello no tenía conocimiento
de la obligación de descontar de la remuneración del actor aquella parte que
debió enterar ante las instituciones de previsión. Así se ha fallado por nuestros
tribunales superiores, al señalarse que "en esta línea de deducciones es posible
afirmar que la Ley N° 19631, de 28 de septiembre de 1999, crea un efecto –
sanción inmediato derivado del hecho del despido realizado por el dador de
trabajo en las condiciones previstas en esa ley, cual es, mantener el pago de
remuneraciones por parte del empleador al trabajador por determinado lapso
posterior al despido. Tal efecto ha tenido por premisa la declaración de certeza
contenida en la sentencia, es decir, la existencia de la relación laboral en los
términos del artículo 8° del Código del Trabajo y ha sido esa declaración la que
ha hecho nacer los derechos como tal del trabajador reclamante en el aspecto
de que se trata” (sentencia de la CORTE SUPREMA de 07 de junio de 2010.
Causa Ingreso N° 1604-2010).

“La sanción de nulidad de despido del artículo 162 del Código del Trabajo ha
sido prevista para el empleador que ha efectuado la retención correspondiente
de las remuneraciones del trabajador y no entera los fondos en el organismo
respectivo, es decir, no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha
distraído dineros que no le pertenecen en finalidades distintas a aquéllas para
las cuales fueron retenidos, de modo que se hace merecedor de la sanción
pertinente. En consecuencia, si la mencionada retención no se produjo, resulta
improcedente aplicar al empleador la sanción de nulidad de despido” (sentencia
de la CORTE SUPREMA de 31 de mayo de 2010. Causa Ingreso N° 1526-
2010).

En síntesis, en la presente causa no procede condenar a nuestra representada


al pago de prestaciones por concepto de nulidad del despido, debiendo el
tribunal rechazar esta petición contenida en la demanda.

46
13) Si las cotizaciones del actor eran pagadas por él mismo o por un tercero
empleador, entonces no procede la nulidad del despido

En la demanda de autos, el señor Alcaíno reconoce que las cotizaciones


previsionales de AFP y salud se encuentran pagadas por él o por un tercero
empleador. Así se señala expresamente en la página 16) de la demanda.

En este contexto, resulta completamente improcedente la aplicación de la nulidad


del despido. En la práctica, el actor descontó de los ingresos brutos que percibía la
sociedad los montos para enterarlos en la cuenta de AFP y en la Isapre o Fonasa.

Por tanto, si las cotizaciones previsionales fueron pagadas por el propio


demandante fundado en los honorarios que recibía la sociedad Alcaíno
Producciones Limitada, entonces en caso alguno procede aplicar la figura de la
nulidad del despido.

14) Para aplicar la sanción del artículo 162 del Código del Trabajo, se
requiere la concurrencia de un despido o auto despido: ninguna de las
dos hipótesis concurre en el caso de autos

Esta parte ya ha señalado latamente que, en la especie, no existía relación


laboral. No obstante lo anterior, resulta preciso aclarar que para aplicar la sanción
del artículo 162 del Código del Trabajo, se requiere la concurrencia de un despido
o auto despido, No obstante, ninguna de las dos hipótesis concurre en el caso de
autos.

En efecto, el contrato de prestación de servicios civiles que invoca la demanda


terminó por la llegada del plazo previamente convenida entre las partes. En dicho
contexto, no resulta admisible aplicar la sanción de nulidad del despido (ya que
éste no existió).

15) La sanción de nulidad del despido en razón del supuesto no pago de


cotizaciones previsionales, sólo puede emanar de una sentencia de
carácter constitutivo

La parte demandante ha reclamado que el pago de las remuneraciones y de


cotizaciones previsionales. Y el reconocimiento expreso de ese derecho sólo
puede producirse una vez que la sentencia judicial declara la existencia de una
relación laboral. Sólo a partir de ahí podría exigirse el pago de cotizaciones u otras
prestaciones, así como una eventual nulidad del despido.

47
Como es ampliamente sabido, cuando existe controversia sobre la existencia del
derecho la sentencia que así lo declara sólo puede tener el carácter de
constitutiva. Y sólo una vez que la sentencia que declara la existencia del derecho
se encuentre firme o ejecutoriada, recién ahí, podrán aplicarse los efectos del
eventual no pago de cotizaciones. Por tanto, la pretensión contenida en la
demanda tendiente a que se condene a nuestra representada con la sanción de la
nulidad del despido, resulta completamente improcedente, entre otras razones,
porque se solicita sin que exista sentencia constitutiva sobre el derecho
controvertido.

En palabras de la jurisprudencia:

“10° Que, como se advierte, regulan la situación que se configura porque el


empleador al momento de la desvinculación del dependiente se encontraba en
mora en el pago de las cotizaciones previsionales, cuyos montos descontó y
retuvo de las remuneraciones respectivas sin enterarlos en los organismos
pertinentes, no aquella que se presenta cuando una sentencia establece que
las partes estaban vinculadas laboralmente, por lo tanto, la procedencia de
aplicación de la sanción de invalidez del despido debe determinarse a la luz de
la finalidad que tuvo el legislador al instaurarla, que es precisamente estimular
al empleador a enterar en los órganos respectivos las cotizaciones que retuvo,
sin que sea necesaria la intervención de la autoridad administrativa o judicial,
ergo, supone que esa obligación de retención es manifiesta para las partes; 11°
Que, sin embargo, como dicha obligación no resulta patente para un litigante
que desconoce la existencia de la relación laboral, controversia que solo fue
dirimida en la sentencia que se impugna, aplicar la sanción de la nulidad del
despido en eses caso importa extender la finalidad de la norma más allá de lo
querido por el legislador, con ello, obligar al empleador a asumir una actitud que
de buena fe estima que no le es exigible, por ley ni por contrato, lo que también
entendió el trabajador, según denota su actitud conforme durante toda la
vigencia de la relación laboral; 12° Que, por lo tanto, se debe concluir que el
reproche a que se hace referencia solo fue previsto para el empleador que
efectuó la retención correspondiente de las remuneraciones del dependiente y
no enteró los fondos en el órgano respectivo, es decir, no cumple su rol de
agente intermediario y distrae dineros que no le pertenecen en fines distintos a
aquellos para los que fueron retenidos, cuyo no es el caso, porque la
demandada desconoció que el vínculo que lo unía al demandante era laboral,
polémica que se dilucidó en la sentencia refutada, de modo que no hubo
retención de cotizaciones en los organismos de seguridad social y, por ende, no
procede decretar la nulidad del despido prevista en la norma transcrita; 13°
Que, en esas condiciones, yerran los sentenciadores de la Corte de
Apelaciones de La Serena cuando al resolver el recurso de nulidad interpuesto
por la parte demandada, deciden que la sentencia del grado no incurrió en error
de derecho al aplicar la sanción del artículo 162 del Código del Trabajo a una
situación en que la relación laboral fue reconocida en la sentencia. En efecto,
sobre la premisa señalada, el recurso de nulidad fundado en la causal del
artículo 477 del Código del Trabajo, por infracción al artículo 162 del mismo
cuerpo legal, debió ser acogido y anulada la sentencia impugnada, en la parte
que declaró la nulidad del despido, por estimar que era procedente aplicarla”
(sentencia de la CORTE SUPREMA de 26 de marzo de 2018. Rol N° 36.601-
2017).

48
“la sanción prevista en los incisos quinto y séptimo del artículo 162 del Código
del Trabajo, no puede recibir aplicación cuando ha sido la sentencia la que ha
determinado el vínculo contractual laboral entre las partes, evento en que el
empleador no ha tenido el rol de agente de intermedio ya que no ha retenido
suma alguna de las remuneraciones que haya debido enterar en los organismos
de seguridad social (Corte Suprema, Rol N° 8989-2011, sentencia de
reemplazo, considerando séptimo).

16) Aun cuando esta parte estima que en la especie no ha existido relación
laboral alguna entre el demandante y Canal 13, de todas formas desea
insistir en la improcedencia de reclamar el pago de cotizaciones
previsionales

Según lo reconoce la propia demanda, las cotizaciones del actor se encontrarían


pagadas por él mismo o por un tercero empleador. Con todo, y aun cuando no
fuese así, lo cierto es que en este caso tampoco resulta procedente el cobro de
cotizaciones previsionales toda vez que el actor (a través de su sociedad) habría
recibido total e íntegramente los honorarios.

En efecto, si se aceptara la tesis de la demanda se produciría un enriquecimiento


sin causa ya que el demandante teóricamente estaría recibiendo el pago de
prestaciones que el demandado efectuó bajo la tesis que se trataba de
prestaciones propias de un arrendamiento de servicios.

Como ha señalado la jurisprudencia:

"Primero: Que tal como se sostuvo en la sentencia de nulidad que antecede, no


es procedente en la especie la aplicación de la sanción contemplada en el
inciso séptimo del artículo 162 del Código del Trabajo por cuanto no se dan sus
supuestos. En efecto, tal como se dijo, la Excma. Corte Suprema se ha
encargado de señalar en forma más que reiterada, que la aludida norma sólo
resulta aplicable a un empleador que ha realizado los descuentos -o se
presume que así ha procedido por el hecho de haber pagado las pertinentes
remuneraciones- para fines previsionales desde el inicio del contrato de trabajo
y para enterarlos en los organismos correspondientes, actuando como un mero
agente retenedor e intermediario entre las instituciones administradoras de
fondos de pensiones y de salud y el trabajador, sin que pueda admitirse la
distracción de esos fondos en finalidades diversas, considerando,
especialmente, que se trata de dineros que pertenecen al dependiente,
circunstancias que no concurren en el presente caso pues la parte demandada
nunca retuvo dinero alguno del trabajador y no se le puede presumir esa
retención, desde que los correspondientes emolumentos se pagaban como si se
tratara de un arrendamiento de servicios, esto es, sin retención de ninguna
naturaleza, que no sea otra que aquella que ordena la ley tributaria. Segundo:
Que tampoco puede condenarse a la sociedad demandada a pagar las
cotizaciones previsionales, pues es lo cierto que dicha persona jurídica pagó
íntegramente las remuneraciones del actor, como si fueran honorarios,
incluyendo en éstas aquella parte que debió ser descontada para enterarse en
los organismos previsionales correspondientes, de suerte que de accederse en
esta parte a la demanda, se produciría un enriquecimiento sin causa por parte
del trabajador, pues nuevamente vería ingresar a su patrimonio dineros a título

49
de cotizaciones previsionales, que son siempre de cargo el trabajador
(Sentencia de la CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO. Rol N° 815-
2010).

17) Más que el cobro de cotizaciones previsionales, el actor lo que reclama


es una especie de derecho de reembolso de las cantidades pagadas por
un tercero empleador ante los organismos previsionales. La
improcedencia de la acción

Aun cuando esta parte estima que en el caso de autos no existía relación laboral
entre el actor y nuestra representada, de todas formas debe recalcar la
improcedencia de la acción de cobro de cotizaciones de seguridad social.

La demanda reconoce que las cotizaciones previsionales del señor Alcaíno se


encuentran pagadas por un tercero empleador. No obstante, más que el cobro de
cotizaciones, el actor lo que reclama en su libelo es una especie de derecho de
reembolso de las cantidades pagadas por un tercero ante los organismos
previsionales. Como es sabido, de conformidad con el artículo 1572 del Código
Civil, el pago de un tercero por el deudor extingue el derecho del acreedor. Desde
esta perspectiva, si las cotizaciones previsionales están pagadas (tal como lo
reconoce el actor en su demanda), entonces resulta completamente improcedente
el cobro de estas cotizaciones.

En este juicio, por tanto, se estaría discutiendo una especie de cuasicontrato de


pago de lo no debido regulado en los artículos 2295 y siguientes del Código Civil.
En ese contexto, la única acción que se podría haber ejercido, en caso que
efectivamente hubiese existido relación laboral (cosa que esta parte controvierte),
es una acción de reembolso por parte del tercero que pagó las cotizaciones. Y
ello, no ocurrió.

Por tanto, la pretensión del demandante en orden a que se le paguen cotizaciones


previsionales no resulta aceptable pues supondría un doble pago y un
enriquecimiento sin causa. De acuerdo a las reglas generales, el acreedor no
puede demandar al deudor cobrándole lo pagado por el tercero a fin de
reembolsar a éste. Y más aún: si se paga en contra de la voluntad del deudor (ya
que éste estimaba que en la especie no correspondía el pago de cotizaciones
previsionales, pues se trataba de una relación civil), entonces el tercero no tiene
derecho para que el deudor le reembolse lo pagado (tal como lo dispone el artículo
1574 del Código Civil).

En síntesis, la acción intentada por el demandante presupone una especie de


acción de in rem verso o de enriquecimiento sin causa en contra de nuestra
representada. En efecto, el objeto de esta acción es precisamente la restitución
del monto de lo que ha significado un supuesto enriquecimiento indebido en el
entendido de que dicho enriquecimiento afectaría los derechos de la contraria.

50
18) Aun cuando esta parte no reconoce vínculo laboral alguno con el
demandante, de todos modos debe dejar constancia de la improcedencia
de cobrar una indemnización de pre aviso

El actor ha reconocido en su demanda que, en el mes de septiembre de 2019,


recibió una comunicación escrita de Canal 13 en la cual se le informaba que el
contrato de prestación de servicios a honorarios de febrero de 2017 celebrado con
la sociedad Alcaíno Producciones Limitada no sería renovado al término del
mismo.

La contraria intenta restarle valor a esta comunicación, señalando que no se


cumplirían los requisitos del artículo 162 del Código del Trabajo (a pesar que se
trataba de un convenio de naturaleza civil).

Sin perjuicio de lo anterior, no cabe duda que el señor Alcaíno tomó conocimiento
del término del vínculo con una antelación muy superior a los 60 días que estipula
el artículo 162 del Código del Trabajo. En este orden de ideas, no procedería en
modo alguno el pago de una hipotética indemnización de pre aviso. Ello deja en
evidencia, una vez más, lo especulativo de la acción entablada.

19) El límite establecido en el artículo 172 del Código del Trabajo, y en el


artículo 16 y 85 del Decreto Ley Nº 3.500, constituyen normas de carácter
imperativo que la demanda no respeta en sus peticiones concretas

Esta parte ya ha señalado que al actor no le corresponde prestación alguna ya


que, en la especie, no existió un vínculo de naturaleza laboral. No obstante, la
demanda solicita el pago de indemnizaciones y otras prestaciones laborales
tomando como base la suma de $ 18.000.000.-

La norma del artículo 172 establece límites a la indemnización en lo que respecta


al monto de la base de cálculo. Por tanto, en un hipotético pago de prestaciones
por concepto de indemnización, necesariamente deberá aplicarse la norma del
artículo 172, inciso tercero (en cuanto al límite de 90 UF de la base de cálculo).

Lo mismo ocurre en cuanto al cobro de cotizaciones previsionales: el actor solicita


ese pago en base a una supuesta remuneración de $ 18.000,000.- Dicha petición
infringe la norma del artículo 16 del Decreto Ley Nº 3.500 que, establece que la
“remuneración y renta mensual tendrán un límite máximo imponible de sesenta
(60) unidades de fomento reajustadas considerando la variación del índice de
remuneraciones reales determinadas por el Instituto Nacional de Estadísticas
entre noviembre del año ante precedente y noviembre del precedente, respecto
del año en que comenzará a aplicarse, (…)”. La misma norma se encuentra
establecida en el artículo 85 del Decreto Ley Nº 3.500: “Todas las pensiones que
establece este cuerpo legal estarán afectas a una cotización uniforme del siete por
ciento en la parte que no exceda de sesenta Unidades de Fomento del día de su
pago”.

51
20) Ineficacia de la demanda respecto al pago de cotizaciones de salud.

Adicionalmente S.S., la demanda pretende, con efecto retroactivo, el pago de las


cotizaciones de salud. Ello carece de todo sentido legal y práctico ya que
conforme lo dispone el artículo 38 de la Ley Nº 18.933, los beneficios
contemplados para un mes estarán financiados por la cotización devengada en el
mes inmediatamente anterior.

En consecuencia, el demandante no percibirá beneficio alguno si se acoge su


demanda en este rubro, ya que pretende enterar cotizaciones respecto de
mensualidades vencidas. Por lo tanto, venimos en solicitar que se declare la
ineficacia de la demanda respecto al pago de cotizaciones de salud.

21) Excepción de pago

De conformidad con los artículos los artículos 17 del Decreto Ley Nº 3.500; y los
artículos 1567 y 1576 del Código Civil, las cotizaciones previsionales deben
entenderse pagadas ya que el honorario percibido por el actor permitía tener por
pagada, completamente, cualquier deuda de carácter previsional, más aún si se
considera que ellas son de cargo del propio trabajador.

En el caso de autos, es el propio demandante quien reconoce que sus


cotizaciones previsionales se encuentran pagadas (por un tercero empleador). En
consecuencia, esta parte viene en oponer la excepción de pago con respecto al
cobro de cotizaciones previsionales.

22) Sin perjuicio de todo lo anterior, esta parte niega en todas sus partes los
hechos contenidos en la demanda de autos y que tengan por objeto
acreditar la existencia de una presunta relación laboral

En último término, esta parte S.S. desea refutar todos y cada uno de los hechos
invocados por el actor como fundamento de su demanda y que tengan por objeto
pretender acreditar una presunta relación laboral. En efecto, la relación existente
entre el actor y Canal 13, en caso alguno tenía carácter laboral, sino de una típica
relación de prestación de servicios independientes con la sociedad de la cual era
socio y representante legal, que prestó servicios acotados y esporádicos, y sin que
en la especie se cumpliera ningún vínculo de subordinación o dependencia. Por
tanto, recae sobre la parte demandante el peso de la prueba.

POR TANTO, de conformidad con lo expuesto y lo señalado en los artículos


162, 172, 177, 452 y siguientes, del Código del Trabajo, en los artículos 1545,
1546, 1567, 1576, 2007, 2446 y 2460 del Código Civil, y demás normas legales
pertinentes,

52
A US. ROGAMOS: Se sirva tener por contestada la demanda interpuesta por don
Daniel Alcaíno Cuevas, ya individualizado en autos, en contra de Canal 13 S.A., y
en definitiva declarar:

1. Que el tribunal de S.S. es incompetente para conocer de la demanda de autos,


debiendo remitirse la presente causa ante el tribunal arbitral designado por las
partes en el contrato de prestación de servicios que expiró con fecha 31 de
enero de 2020; o al tribunal que corresponda de acuerdo a la jurisdicción civil;
o bien ante aquél tribunal que V.S. estime competente de acuerdo a las reglas
generales, quedando la causa en estado de ser proveída la demanda, con
costas.

2. Que en subsidio de lo anterior, y para el evento que V.S. estime que sí tiene
competencia para conocer la demanda de autos, que se declare lo siguiente:

a) Que en la especie no ha existido vínculo de subordinación o dependencia entre


el actor y Canal 13.
b) Que, en consecuencia, se rechaza en todas sus partes la demanda de autos
ya que nada se adeuda al actor por concepto de prestaciones laborales,
indemnizaciones, feriado, cotizaciones previsionales y de salud demandadas,
ni por ningún otro concepto.
c) Sin perjuicio de lo anterior, que se acoge la excepción de finiquito entablada
por la parte demandada, así como las excepciones de falta de legitimación
activa y pasiva planteadas en el cuerpo de esta contestación.
d) Que en subsidio de lo señalado en las letras a), b) y c) precedente, y para el
evento improbable de que V.S. no acoja lo planteado por esta parte, que se
acoge la excepción de prescripción y/o caducidad, y de pago.
e) Que en subsidio de lo señalado en la letras a), b) y c) precedentes, y para el
evento improbable de que V.S. considere que a Canal 13 sí la cabe el pago de
prestaciones por una eventual nulidad del despido, que se establezca que la
obligación de pago de cotizaciones previsionales sólo es exigible una vez que
el fallo se encuentre ejecutoriado, y que el mismo tiene el carácter de
constitutivo.
f) En subsidio de lo señalado en las letras a), b) y c) precedentes, y para el
evento improbable de que V.S. no acoja lo planteado por esta parte, que se
determine que el actor no le corresponde el pago de cotizaciones por concepto
de salud en razón de que el cobro de las mismas adolece de ineficacia jurídica.
g) Que en subsidio de lo anterior, y para el evento improbable de que V.S. no
acoja ninguna de las peticiones concretas que se han formulado, que se
resuelva la causa de acuerdo a criterios de equidad y justicia.
h) Que se condena expresamente en costas a la parte demandante.

PRIMER OTROSÍ: ROGAMOS a S.S. se sirva tener presente que solicitamos


como forma especial de notificación de las resoluciones que se dicten en el
presente juicio, se ordene se nos practiquen las notificaciones al correo electrónico
jirureta@bbis.cl y nsanchez@bbis.cl

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SEGUNDO OTROSI: A objeto de que V.S. tenga a la vista los antecedentes en los
cuales se fundamenta la excepción de incompetencia, finiquito y caducidad
planteada en lo principal, venimos en acompañar copia de los contratos de
prestación de servicios y del finiquito celebrado por nuestra representada con la
sociedad Alcaíno Producciones Limitada.

TERCER OTROSI: ROGAMOS a S.S. se sirva tener presente el patrocinio y poder


que tenemos los suscritos en la presente causa, y que el tribunal tuvo por
autorizado mediante resolución de 18 de mayo de 2020.

PEDRO Firmado
digitalmente por
PABLO PEDRO PABLO
IRURETA IRURETA URIARTE
Fecha: 2020.08.17
URIARTE 14:03:22 -04'00' NICOLAS Firmado digitalmente por NICOLAS
SANCHEZ LOPEZ
Nombre de reconocimiento (DN): c=CL,

SANCHEZ st=REGIÓN METROPOLITANA DE


SANTIAGO, l=Santiago, o=NICOLAS
SANCHEZ LOPEZ, ou=*, cn=NICOLAS

LOPEZ SANCHEZ LOPEZ, email=nsanchez@bbis.cl


Fecha: 2020.08.17 10:10:24 -04'00'

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