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La ruta desciende al río desde el centro del pueblo hasta la antigua central eléctrica,
excavada en la roca de una de las laderas del cauce. A partir de aquí, el camino está
formado por una pasarela sobre antiguas traviesas de ferrocarril empotradas sobre la pared
rocosa. Evitar caídas o accidentes.
A los pocos metros, el caminante se encuentra con un puente colgante que habría hecho
las delicias del mismísimo Indiana Jones. En la otra orilla, una galería -de casi setenta
metros de longitud- excavada en la roca espera al atrevido viajero que puede acceder a un
balcón natural desde el que se contemplar el último tramo de la estrecha garganta y un salto
de agua.
A partir de este punto, el itinerario abandona el río, donde está permitido tanto el baño como
la pesca de truchas. Un antiguo molino -que todavía conserva la maquinaria- es hoy un
restaurante que vigila la unión entre la senda del río y el camino de la villa que, entre
bancales y cultivos propios de la zona, asciende hasta llegar a la Peña de Castril.
El último tramo de la ruta -que también puede realizarse en dirección contraria- es el único
que entraña alguna dificultad por tratarse de un suave ascenso que el caminante podrá
superar en unos veinte minutos.
Municipios: Castril
Longitud de recorrida: 2,2 km
Duración estimada: 1 horas
Altitud de salida: 906 m
Altitud máxima alcanzada: 906 m
Desnivel máximo positivo: 110 m
Ecosistemas: Fluvial y urbano
Época recomendada: Todo el año.