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BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

11.1.- La creación del Estado franquista: grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas de la dictadura y
características de cada una de ellas. Contexto internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior.

El régimen de Franco supuso una adaptación del fascismo a las condiciones especiales
de España. Se implantó una Dictadura basada en el fascismo, de carácter antiliberal,
antidemocrático y totalitario (concentración de todo el poder en la figura de Franco, el
“Caudillo”), además de anticomunista. Los grupos políticos y sociales que apoyaron el
franquismo componían un abanico ideológico amplio. Ahora bien, todos repudiaban la
República, con lo que esta conllevaba: laicismo, libertades, democracia multipartidista,
autonomías regionales, etc.

Podríamos definir el franquismo como una dictadura militar basada en la personalidad


de Franco, sin una ideología concreta, pues hubo muchas “familias que lo integraban”,
aunque con una mentalidad determinada. Destacamos en primer lugar la mentalidad
fascista y militarista. La mentalidad fascista fue importante en los primeros años del
régimen, y después fue perdiendo fuerza. Nacionalista, se ensalza la nación española, la cual es identificada con el
pasado imperial y glorioso desde los Reyes Católicos. Católica, pues la iglesia será uno de los pilares fundamentales
del régimen. Antidemocrática, rechazaba todo lo que tuviese que ver con elecciones, partidos, etc...(pensaban los
franquistas más recalcitrantes que era el origen de los males que habían llevado a España a la guerra). Anticomunista,
pues los consideraban como los enemigos potenciales más poderosos en el ámbito internacional, y en el nacional,
por su promesa de revolución social y económica.

APOYOS DEL RÉGIMEN

Institucionalmente el régimen se basa en tres pilares: El Ejército, que participó en el poder porque muchos ministros,
gobernadores civiles y otros altos cargos fueron militares. Fue la columna vertebral del sistema. Su fidelidad fue
recompensada con numerosos ascensos para altos cargos. El militarismo impregna la vida cotidiana; los símbolos
militares y la organización del Ejército se reflejan en la vestimenta de Falange, en los emblemas, y en la educación
premilitar de la juventud. El partido único, FET de las JONS (Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva
Nacionalsindicalista). Fue el encargado de la ideología del control de los medios y de suministrar altos cargos a la
Administración del Estado. La Iglesia Católica, que con su gran influencia social ayudó a legitimar al estado franquista.
Tuvo una gran influencia y se hizo del catolicismo el fundamento principal de la ideología del régimen y de la
educación. La Iglesia católica se identificó con la sublevación señalando la causa nacional como una cruzada contra
el comunismo. El régimen fue definido como nacionalcatólico y dio a la Iglesia un control absoluto sobre la vida social.
La moral católica, pública y privada, fue muy estricta.

Por lo que respecta a los apoyos sociales del franquismo cabría apuntar a toda una serie de grupos deseosos de
recuperar los valores tradicionales, el orden y la autoridad que entendían habían sido quebrantados por el régimen
republicano. En este sentido podemos destacar los pequeños y medianos propietarios rurales, especialmente al
norte del Tajo, donde se localiza una mentalidad tradicional defensora de la familia, la propiedad privada y la religión.
Las clases medias de las pequeñas y medianas ciudades y capitales de provincia, que amén de su mentalidad

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tradicional, suman su nostalgia por un orden público


especialmente alterado en las urbes. La oligarquía
económica (agraria, industrial y financiera) así como
numerosos pequeños y medianos empresarios, que
sintonizaron con el régimen por fomentar el
autoritarismo, el control social y la eliminación de la
conflictividad laboral que consideraban dañaba sus
intereses, así como la defensa de la propiedad privada.
El ejército y el clero, cuya influencia se extendía a
prácticamente todos los sectores de la vida. Los
militares ocuparon puestos políticos de
responsabilidad sobre todo en los comienzos de la
nueva andadura, además de asegurar por la fuerza la supervivencia del régimen. Por su parte el clero, que había
acusado al régimen republicano de anticlerical, gozó de todo tipo de prebendas por parte de un Estado que se declaró
confesional católico y que asumió el mantenimiento de la religión como una prioridad.

De este apoyo social se deducen las “familias políticas” que apoyaron al régimen. Por familias políticas entendemos
los grupos de poder que, a falta de una mejor denominación, que rodearon la acción política del régimen. Entre ellas
siempre existió un equilibrio, y su influencia efectiva se medía en el número de integrantes de cada una de ellas que
formaban parte en los gobiernos de Franco. Así destacamos a los militares, que siempre ocuparon las carteras
relacionadas con la defensa del Estado, encargado de velar por el mantenimiento del orden. Los católicos que,
encarnados por los clérigos e integrantes del Opus Dei, formaron parte de diversos gobiernos. La iglesia cambió de
actitud y fue crítica con el régimen al final. El partido único, FET de las JONS, que nutrieron cargos importantes del
gobierno en las fases más tempranas del régimen. Los monárquicos, que apoyaron inicialmente a Franco, se
distanciaron a medida que el franquismo se consolidaba, sin dar paso a la restauración monárquica que ellos
esperaban.

ETAPAS DE LA DICTADURA

Un objetivo prioritario de Franco, tras su victoria en la Guerra Civil, era la creación de un nuevo Estado, cuya
configuración concreta estaba todavía por definir. En este sentido, Franco únicamente tenía claro que sería un Estado
autoritario, nacionalista y católico, en el que él mismo ejercería la máxima autoridad con el apoyo incondicional del
Ejército, y cuya imagen exterior debería girar en torno a la defensa de la religión y la lucha contra el comunismo. La

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estructura del nuevo Estado que poco a poco se iría creando con el apoyo de estos grupos políticos tendría los
siguientes puntos:

• El desmantelamiento institucional de la República: supresión de la Constitución de 1931, de los partidos


políticos, de los sindicatos y de los estatutos de autonomía.

• Régimen personalista de Franco: Era Jefe del Estado, del partido, Generalísimo de los tres ejércitos, y “Caudillo
de España por la gracia de Dios”. Se concentran todos los poderes en la figura de Franco. Al acabar la guerra
tomó el título de Caudillo de España. La fidelidad al Caudillo era esencial para hacer política. Se establece el culto
a la personalidad: es un gran militar, un buen padre, etc. Su imagen llenaba la vida diaria (monedas, dependencias
del gobierno, escuelas, cuarteles, tebeos, sellos, etc.).

• Organización territorial: Gobernadores civiles en cada Provincia y Capitanías Generales. Se impone el unitarismo
y centralismo: abolición de los estatutos de autonomía e imposición del castellano a la población catalana, vasca
y gallega. Por su formación militar imponía la unidad de la patria como supremo valor. La política practicada se
basaba en una interpretación parcial de la historia: se exaltaba la Reconquista, a los Reyes Católicos, a Carlos V,
al Imperio español, etc. como germen del estado. Los enemigos de España eran el liberalismo, la democracia, o
los nacionalismos periféricos (por eso prohíbe las lenguas vernáculas). La asignatura que fomentaba estos ideales
se llamaba FEN (Formación del Espíritu Nacional).

• Sindicatos Verticales (basados en el fascismo italiano): empresarios y trabajadores integrados en un mismo


sindicato por ramas de producción (afiliación obligatoria). El Estado tutelaba a la clase obrera y dictaba sus
condiciones laborales, anulando la negociación colectiva e ilegalizando la huelga. Así los salarios fueron bajos y
los beneficios empresariales fueron amplios.

• Puritanismo y control social: el franquismo impuso un control social e ideológico, basado en la defensa de la
familia y la propiedad privada. Se crearon organizaciones de encuadramiento ideológico de afiliación obligatoria
(Frente de Juventudes y Sección femenina de la FET y JONS). Se impuso una férrea censura y se introdujeron en
la enseñanza clases de Formación del Espíritu Nacional.

En el afán de ganarse el apoyo de las democracias occidentales,


vencedoras de la de la IIª Guerra Mundial, la propaganda
franquista empezó a calificar al nuevo régimen como
democracia orgánica. Se trataba de presentar al exterior una
organización política con la apariencia de un Estado de derecho.
Para ello se elaboró un conjunto de siete Leyes Fundamentales
(equivalentes a una Constitución), que pretendían proporcionar
al franquismo una imagen de Estado democrático a su manera,
y hacer olvidar a la comunidad internacional las inclinaciones
fascistas de sus primeros años. Estas Leyes Fundamentales eran

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solamente una fachada jurídica para ocultar la verdadera naturaleza del régimen: la férrea dictadura militar de
Franco. Las más importantes fueron:

1. Fuero del Trabajo, publicado durante la guerra (1938).


2. Ley Consultiva de las Cortes, que establecía las Cortes como asamblea unicameral de elección indirecta sin
iniciativa legal, y daba cierta apariencia de parlamentarismo al régimen (1942).
3. Fuero de los Españoles, que se trataba de una Declaración de principios que prescindía de las afirmaciones de
tono totalitario del Fuero del Trabajo, y aceptaba una serie de derechos fundamentales (1943).
4. Ley de Referéndum, que establecía el voto para la aprobación de leyes de excepcional importancia1 (1945).
5. Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, aprobada en el primer referéndum tras la guerra, se define que la
forma del Estado tras la muerte de Franco sea la monarquía (1947).
6. Ley de Principios del Movimiento Nacional, que establecía como principios básicos del régimen la patria, la
familia y la religión (1958).
7. Ley Orgánica del Estado, una especie de recopilación de todas las leyes anteriores que configuran la organización
del Estado, que creó la figura del presidente del gobierno, separada de la de la Jefatura del Estado (1967).

CONTEXTO INTERNACIONAL: DEL AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

Las relaciones internacionales del nuevo régimen vinieron determinadas por el bando que los había apoyado durante
la guerra civil. Las relaciones se fortalecieron, al principio, con Alemania e Italia. España estuvo a punto de intervenir
en la Segunda Guerra Mundial al lado de los alemanes2. La falta de acuerdos sobre las compensaciones por iniciar
una nueva guerra, bloquearon esta iniciativa. No obstante, se envió un contingente de tropas al frente ruso, la
llamada División Azul.

La percepción de que las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) perdían la guerra, obligó a adoptar una postura
más neutral a partir de 19443. En 1945, tras la victoria aliada, la posición de la dictadura se hizo muy delicada. Se le
aisló internacionalmente por sus anteriores relaciones con los nazis, se le negó la incorporación a la recientemente
creada ONU (1945) y Francia cerró la frontera con España. El bloqueo económico y diplomático obligó a prolongar la
autarquía.

1 Ésta y la anterior ley fundamental intentan “homologar” el régimen de Franco con los postulados ideológicos de las potencias
vencedoras en la II Guerra Mundial.
2 Tras el estallido de la II G. M. (1 de septiembre de 1939) primero Alemania, y luego Italia (que entró en 1940), presionaron a

España para que de algún modo devolviese la ayuda prestada. El gobierno español mantuvo la posición de su “declaración de
neutralidad” hasta junio de 1940. Desde entonces ganan fuerza los germanófilos dentro del gobierno, que se materializó con el
ascenso de Serrano Súñer (cuñado de Franco y declarado germanófilo) al ministerio de Asuntos Exteriores. Este cambio propició
la entrevista en Hendaya entre Franco y Hitler (octubre de 1940), que no terminó de cuajar una intervención española ante las
condiciones excesivamente altas de Franco. No obstante, tras el estallido de la guerra en la URSS (1941), Franco mandaría a al
frente ruso un cuerpo de voluntarios conocido como la División Azul.
3 Se creó entonces el concepto de “diplomacia trilateral”, mediante el que España reconocía la existencia de tres guerra en el

mundo. España apoyaba a Alemania e Italia en su lucha contra el comunismo, pero se mantenía neutral en la guerra que las
potencias occidentales mantenían contra Hitler, y también contra Japón. El 12 de diciembre de 1943 la División Azul abandonaba
el frente ruso y regresaba a España.
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A partir de 1948 la situación internacional cambió a favor del


régimen4. El enfrentamiento entre Estados Unidos y la U.R.S.S. en
la Guerra Fría obligó a los americanos a buscar aliados y bases
militares intermedias por todo el mundo. España, en una
situación de debilidad por la falta de apoyos internacionales,
ofreció su territorio para la creación de bases militares
americanas en Torrejón, Rota, Morón y Zaragoza. Gracias a esta
relación con los americanos, la dictadura rompió su aislamiento
internacional y se fue incorporando progresivamente, con
limitaciones (no fue aceptada ni en la OTAN ni en la Comunidad Económica Europea) en las instituciones
internacionales. Así, en 1950, España fue admitida en la FAO y en la UNESCO, y la ONU retiró las recomendaciones
de 1946 y permitió el ingreso de España (1955). En 1953, España firmó un concordato con la Santa Sede (lo que
fortalecía la influencia de la Iglesia) y el Tratado de Madrid con los EE. UU., mediante el cual España cedía bases al
ejército de los Estados Unidos en su territorio, a cambio de ayuda económica (1.300 millones de dólares) y militar
(aviones y tanques y vehículos de transporte).

REPRESIÓN Y EXILIO

La oposición quedó totalmente desarticulada tras la guerra.


La represión, regulada oficialmente por la Ley de represión
contra la masonería y el comunismo, desmanteló por
completo los cuadros dirigentes de partidos y sindicatos,
exiliados, encarcelados o ejecutados5. Se persigue a los
simpatizantes de la República (republicanos, socialistas,
comunistas, anarquistas, etc.) durante todo su mandato. El
concepto de “rojo” se extiende a todos los que se oponen a
su régimen desde la extrema izquierda hasta la burguesía
democrática. Cuando España es admitida en los organismos internacionales, la propaganda se ceba en el
anticomunismo. En el exterior, las diferentes fuerzas de la República fueron incapaces de coordinarse, manteniendo
las fuertes divisiones internas. La represión fue muy eficaz. Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la esperanza
de la intervención de los aliados contra Franco, hubo un resurgimiento de la resistencia. Especialmente importante
fue la creación de una guerrilla antifranquista, los maquis, dirigida por anarquistas y comunistas, su acción se
extendió entre 1944 y 1948. La persecución del ejército y guardia civil y la no intervención de los aliados hicieron que
el movimiento guerrillero desapareciera. En 1948 el partido comunista renunció a la táctica de guerrillas. Las cárceles
estuvieron llenas de presos políticos y hubo numerosas ejecuciones dictaminadas por juicios militares.

4 Ya en 1950 el Chase Manhattan Bank de Nueva York concedió al gobierno de España un crédito de 62.500.000 de dólares,
previa consulta al Departamento de Estado del gobierno de Eissenhauer, que aceptó la operación.
5 La represión contra los enemigos del régimen fue especialmente dura tras la guerra, relajándose con el tiempo. El balance de

esta plítica de depuración arrija una cifra de 28.000 muertos certificados (que no sería la total si tenemos en cuenta que ésta se
refiere a los contabilizados por muertos de forma deliberadamente violenta).
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A finales de la Guerra Civil y tras la contienda, abandonaron España más de 400.000 personas hacia Francia y
Latinoamérica, principalmente. La mayoría regresó tras el inicio de la 2ª Guerra Mundial y la promesa del régimen
de no proceder contra quienes no hubiesen cometido delito (promesa que fue incumplida). La emigración a México
provocó un gran impacto en aquel país, pues en ella figuraban escritores, intelectuales, políticos y numerosos
profesionales cualificados.

La victoria franquista en la Guerra Civil supuso la implantación de un régimen dictatorial que el bando sublevado
había empezado a construir desde 1936. Con las autoridades republicanas exiliadas o encarceladas, el régimen
intentó establecer durante la posguerra un Estado totalitario (que hasta el final de la 2ª Guerra Mundial se inspiró
en el fascismo) y una economía autárquica. A partir de 1959 se produjeron una serie de cambios que llevaron a una
nueva etapa de la Dictadura.

11.2.- Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo. Transformaciones sociales:


causas y evolución.

POLÍTICA ECONÓMICA DEL FRANQUISMO

En el ámbito económico la Guerra Civil (1936-39) tuvo unas repercusiones muy negativas: descenso de la población
activa, reducción del número de trabajadores especializados (por el exilio de las clases medias afines a la República),
reducción de la producción agraria e industrial, destrucción de infraestructuras e instalaciones fabriles, desaparición
de reservas de oro y divisas, etc. A esta circunstancia se añade el estallido de la Segunda Guerra Mundial que privó a
España de la posibilidad de abastecerse de sus necesidades en el exterior y al bloqueo internacional a que fue
sometida España tras la contienda mundial, que prolongó la situación de aislamiento económico.

En esta circunstancia el régimen franquista adoptó una política económica basada en la autarquía, impuesta tanto
por la necesidad económica de autoabastecerse, como por una decisión política del propio régimen, que la
consideraba la mejor solución para fortalecer la independencia del país. Se entiende por autarquía aquella situación
en que una economía es (o pretende ser) autosuficiente
respecto al exterior. Esto supone la orientación de toda
la producción interior al aprovechamiento de los recursos
propios, sustituyéndose, en la medida de lo posible, la
utilización de aquellos productos de los que no se está
dotado naturalmente por otros de los que se disponga,
con objeto de reducir al máximo el volumen de
importaciones. Este principio autárquico es viable cuando
el país es lo suficientemente extenso y diversificado para
asegurarse la disponibilidad necesaria de recursos
básicos (fundamentalmente materias primas y recursos
energéticos), así como la tecnología suficiente para prescindir del exterior. Aplicado al caso de España se ve su
inviabilidad, dada la insuficiencia, o carencia absoluta, en aquella época, de productos como el petróleo, caucho,
algodón, pasta de papel y abonos, entre otros.

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La política autárquica provocó que el sector de bienes


de consumo tuviera una escasa evolución, lo que
condujo (junto a la caída de la producción del sector
primario) a una gran escasez de productos
imprescindibles, forzando el mantenimiento de las
cartillas de racionamiento. La mala situación provocó
un empeoramiento del nivel de vida, desigual
distribución de la renta (a lo que contribuyó la fijación
de salarios) y la caída del cambio de la peseta. Las ayudas extranjeras (especialmente la argentina de Perón) paliaron
esta escasez, pero no evitaron una carencia alarmante de productos básicos para el buen funcionamiento de la
economía. Gran parte de las existencias fueron rigurosamente controladas por el Estado mediante la política de
intervención directa. El Gobierno fijaba quién, qué y cuánto se podía consumir, racionando los productos que
estimaba escasos. Esto ocurrió tanto para productos de uso cotidiano (pan, aceite, jabón, tabaco, etc.), mediante la
cartilla de racionamiento, como para muchos productos industriales (siderúrgicos, algodón, etc.). Estas normas de
política económica fueron aplicadas incorrectamente y, en muchos casos, dieron lugar a arbitrariedades, fruto de la
corrupción de un aparato administrativo que, por otra parte, no estaba preparado para las tareas que se le
encomendaban. Por otra parte, la mayoría de la industria privada encontraba grandes dificultades para su desarrollo
porque el deseo del Estado de controlar directamente la economía hizo que se establecieran una serie de requisitos
que tuvieron como consecuencia dirigir todo el esfuerzo inversor hacia aquellas industrias consideradas de “interés
nacional” por parte del Gobierno.

En estas circunstancias la política autárquica en España se fundamentó en el control de las importaciones y


exportaciones, y en el fomento de la industria de bienes de equipo por su importancia militar (recibió ayuda del
gobierno, lo que generó un gran gasto público). Durante este tiempo España estuvo dominada en lo alimentario por
una política de racionamiento. España vuelve a una economía agraria, porque la falta de alimento hace que la
agricultura sea muy rentable, y de paso en esa actividad en auge se busca una manera de huir de la carestía.

Uno de los problemas más graves era la falta de


hidrocarburos, por lo que se implementó una política
energética basada en la explotación hidroeléctrica
mediante la construcción de pantanos y l extracción de
carbón de las cuencas asturianas y leonesas. Con los
pantanos se creó paralelamente un nuevo plan de creación
de regadíos, que contribuyó a revalorizar la agricultura. Se
fundó el Instituto Nacional de Industria (1941, INI) para
dirigir el desarrollo industrial. Se nacionalizó la red de
ferrocarriles (RENFE) en 1943, y se crearon empresas
públicas (SEAT, IBERIA, etc…). El Estado controlaba el
mercado y los productores estaban obligados a venderle
toda la producción a un precio fijado, siendo la
Administración la única que podía vender la producción

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(también a un precio regulado). Muchos productores escondieron la


producción para venderla en el mercado negro (estraperlo), del cual obtenían
mayores ganancias (los estraperlistas realizaban transacciones al margen de
la ley, con la participación de funcionarios y altos cargos, que recibían
comisiones).

La política social del sistema, en este periodo, se apoyaba en los postulados


del “nacionalsindicalismo”. Ésta es la teoría social elaborada por los
falangistas, que consideraban haber hallado las bases de un sistema social
que evitaba los “inconvenientes” del socialismo y del capitalismo. En la
práctica, el nacionalsindicalismo se concretó en una fuerte intervención del
Estado en el terreno de las relaciones entre empresarios y trabajadores, y también en el del control de derechos y
obligaciones de estos últimos. Sus aspectos básicos son la supresión de los sindicatos obreros y creación de sindicatos
únicos (los llamados sindicatos verticales) por cada rama de la producción, en los que se reunían empresarios y
trabajadores. El gobierno fijaba los salarios en cada rama de la producción y los imponía a empresarios y obreros.
Los obreros perdían todo derecho a presionar mediante la huelga, que siempre era declarada ilegal, pero como
contrapeso se imponían fuertes restricciones a los empresarios para poder despedir a sus empleados. Desarrollo
de un sistema muy completo de Seguridad Social, que cubría importantes necesidades de los asalariados.

El cambio de la coyuntura internacional, con la


división del mundo en dos bloques, el oriental o
comunista, capitaneado por la URSS, y el occidental
dirigido por Estados Unidos, convierte a Franco en
pionero de su lucha contra el comunismo. Será por
ello que a partir de 1950 los embajadores
extranjeros vuelven a Madrid y se acaba el boicot
internacional al régimen. En el año 1953 nos
encontramos con dos éxitos del franquismo: la firma
del Concordato con la Santa Sede, por el cual Franco consigue el reconocimiento de su gobierno por el Papa (a cambio
de grandes concesiones a la Iglesia) y los acuerdos con Estados Unidos, a cambio de la cesión de bases militares,
España obtenía ayuda económica. Pero lo fundamental era que, de esta manera, se rompía el aislamiento y se
incorporaba oficialmente al mundo occidental. Los Estados Unidos ayudaron al ingreso de España en los organismos
internacionales, culminando con la entrada en la ONU en 1955. Todo ello implicó la apertura económica al exterior:
desarrollo del comercio exterior, concesión de créditos públicos, llegada de turistas, emigración de trabajadores, etc.
No obstante, la situación económica seguía siendo precaria.

A partir de los cincuenta se intentó combatir los problemas crónicos: Inflación y Déficit crónico, para ello se creó el
Plan de Estabilización de 19596. Este pretendía una nueva política económica encaminada a la apertura exterior y la

6En 1957 la situación de la economía se encontraba “al borde del abismo” en expresión del economista de la época Juan Sardá,
uno de los padres del plan de estabilización de la economía española (inflación desbocada, déficit en la balanza de pagos,
agotamiento de la reserva de divisas…). Ante esta situación España acudió al Fondo Monetario Internacional pidiendo un
préstamo, petición ante la cual accedió dicha institución, pero con la promesa de que el gobierno acometiera reformas
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modernización, eliminando definitivamente el intervencionismo estatal impuesto con la autarquía e incorporando a


España a la estructura capitalista del mundo Occidental. El Plan provocó inicialmente una crisis de la economía, al
eliminar multitud de empresas estructuralmente deficientes. Pero al poco tiempo comenzó a mostrar los beneficios.

Gran parte de estos cambios económicos se deben a la


dirección de la política económica española de un equipo de
“tecnócratas” afines al Opus Dei (López Rodó, Ullastres,
Navarro Rubio). Su idea era reformar el país a través de una
racionalización y eficacia técnica propias de las grandes
empresas capitalistas del momento, reduciendo la excesiva
reglamentación económica y el intervencionismo. Tras la
creación de los Planes de Desarrollo (a la década de los sesenta
se la llama también la época del desarrollismo y se habla del
“milagro económico español”) se estimuló el desarrollo a través de: los créditos y las inversiones de capital
extranjero, las remesas de dinero enviadas por los españoles que, a partir de 1957, acudieron a trabajar a varios
países de la Europa occidental (Alemania, Francia y Suiza). Las divisas aportadas por los turistas europeos, que
acudían masivamente a pasar sus vacaciones a España, y el aumento espectacular en el volumen de exportaciones e
importaciones.

Este crecimiento económico7 transformó profundamente la estructura de nuestro país, dotándole de un importante
desarrollo industrial y urbano, disminución del peso relativo del sector agrario y las áreas rurales, aumento del nivel
de vida medio del país, en el que importantes sectores rebasaron las cotas de la pura supervivencia para penetrar en
las de un discreto consumismo.

Entre los indicadores económicos positivos de esta época de los sesenta destacan el aumento de la renta per cápita
y de los salarios, bajando un poco los precios, las mejoras en la producción y en la productividad. Mayor demanda de
bienes de consumo por parte de la población, emigración del campo a las ciudades industriales, y mecanización
agrícola y diversificación de productos. Entre los aspectos negativos, ya en la década de los setenta, pueden
destacarse la dependencia tecnológica y financiera del exterior, el aumento del déficit exterior, la emigración a
Europa por falta de empleo interior, y la poca investigación tecnológica o le excesiva rigidez que adquirió el sistema
financiero.

TRANSFORMACIONES SOCIALES

Un cambio económico como el que se da en España en estos momentos dará lugar a un fuerte cambio social que no
se concuerda con el arcaico sistema político del régimen, que sigue negando derechos políticos a los ciudadanos. Los
avances económicos propiciaron la aparición de una gran masa de obreros industriales (que dará lugar a un nuevo

liberalizadoras. En 1957 Franco nombró a Ullastres como ministro de Comercio, y a Navarro Rubio ministro de Hacienda,
iniciándose así la andadura de los “tecnócratas del Opus Dei” en la política española.
7 La renta nacional pasó de los 661.658 millones de pesetas de 1960 a los 1.407.938 millones de pesetas de 1973. en esos

mismos años la renta per cápita pasó de las 21.835 pesetas anuales a las 41.406.
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movimiento obrero), el aumento de las clases medias y de la burguesía urbana (prácticamente inexistente hasta
entonces). La población rural descendió y sólo perduró la figura del jornalero en Andalucía y Extremadura.

Los cambios producidos en la


mentalidad de estos años son
enormes, puesto que nos
encontraremos con la desaparición
de la familia tradicional, típica del
mundo rural tradicional. A ese
cambio ayuda el aumento y
diversificación de la información y
el creciente número de personas a
las que llega por sus varios canales (prensa, radio, televisión...). En 1966 se procede a la aprobación de la Ley de
Prensa e Imprenta, promovida por el entonces ministro de Información y Turismo Manuel Fraga. El nuevo texto
suprimía la censura previa y la sustituía por multas y suspensión de las publicaciones que fueran críticas con el
sistema. El aumento cuantitativo del consumo cultural (libros, cine, revistas, extensión de la enseñanza...). La mayor
facilidad para la comunicación y los intercambios entre personas de áreas muy diversas: aumento del número de
personas que viaja. Profunda transformación del clero que deja de apoyar los valores tradicionales (algunos
sectores). La nueva sociedad es más conflictiva que la anterior, puesto que va perdiendo los hábitos anteriores de
pasividad y de sumisión, y la nueva sociedad industrial exige un mayor nivel de vida y en ella son mayores el sentido
crítico y el deseo de participación en las decisiones de la colectividad, junto a la demanda de bienes de todo tipo y el
deseo de ascenso social.

En cuanto a valores se refiere, los años ´40 y ´50 se distinguieron por una rígida jerarquización en la que
predominaban los valores tradicionales y la moral católica, difundidos por la Iglesia a través de instrumentos como
la educación y la censura. En concreto, en el ámbito educativo fueron depurados los docentes de izquierdas y
liberales y la enseñanza privada religiosa monopolizó el sector. En líneas generales cabría hablar de una sociedad
gobernada por una moral escrupulosa, una obediencia ciega a cualquier superior en jerarquía (los hijos a los padres,
los obreros a los empresarios, todos los españoles al Caudillo) y una estricta división sexual de las funciones que
implicaba una absoluta supeditación de la mujer respecto al hombre. Este se ocupaba del trabajo y de la guerra,
mientras que las féminas veían reducido su campo de actuación al cuidado del hogar y de la prole, en tanto en cuanto
su valía solo estaba en función de su condición de esposa y madre.

Por lo que se refiere a la censura, esta impidió el debate intelectual y científico libre, dificultando notablemente una
creación artística ya muy dañada por la Guerra Civil y el exilio de numerosos intelectuales. El Régimen contó con sus
propios diarios (Arriba y Pueblo) y también supo desplegar hábilmente su censura sobre el cine, que fue usado como
medio de propaganda del régimen a través del No-Do. Pese a todo surgieron algunos nombres importantes y cabe
hablar en los años que nos ocupan de una generación de posguerra con creadores como: Cela, Aleixandre, Dámaso
Alonso, Carmen Laforet, Delibes, Buero Vallejo, Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, entre otros.

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Por otro lado, en los años sesenta, en correspondencia con el desarrollo económico y las grandes transformaciones
sociales, se produjeron también cambios profundos en la mentalidad de los españoles. Se fueron imponiendo nuevos
gustos, modas y costumbres procedentes de Europa, cuya influencia se introdujo en España principalmente a través
de dos vías: El creciente número de turistas que llegaba a nuestro país a los que el régimen consentía actitudes y
prácticas normales en Europa, pero que contrastaban con la moral conservadora de la España oficial. Y por otra los
emigrantes en Europa, que cuando regresaban a España traían consigo una nueva mentalidad. Europa se convirtió
en un modelo de libertad en lo político y en las formas de vida, que los españoles aspiraban a alcanzar. El resultado
de todo ello fue el surgimiento de una nueva mentalidad opuesta a la de los años 40 y 50. Esa nueva mentalidad se
resumía en un afán de libertad moral, cultural y política, que empujaba cada vez con más fuerza hacia la democracia.

La destrucción del mundo tradicional agrario, el éxodo a las grandes ciudades, el debilitamiento de las estructuras
de los clanes familiares tradicionales, la difusión de las novedades de Europa, el turismo, el acceso a la educación y
la información (TV, emisoras ilegales de radio...), las nuevas tendencias del catolicismo...provocaron un cambio de
mentalidad de la sociedad española, sobre todo en las clases medias. Una nueva sociedad de consumo, deseada e
impulsada por los tecnócratas del desarrollismo estaba llevando a un alejamiento de los valores defendidos por las
elites del régimen. Mientras la juventud iba adquiriendo costumbres, ropas, música y valores del extranjero, las clases
dirigentes seguían sin comprender que no podían controlar el país como siempre lo habían hecho porque España ya
no era la misma.

En definitiva, el extraordinario crecimiento económico de este período (1959-1975), determinó un profundo cambio
social que trajo con sigo la difusión de nuevas actitudes y pautas que demandaban mayor libertad y democracia.
Por contra, el franquismo se mantuvo como una dictadura basada en el inmovilismo político y fue su incapacidad
para reformarse ante las nuevas demandas sociales y los intereses de modernización lo que precipitó la crisis del
régimen, cuya única respuesta a la oposición política fue la represión. Con la muerte de Franco (1975) fue imposible
la continuidad de la Dictadura, la cual dio paso a la transición democrática (las dictaduras de Grecia y Portugal, últimas
en la Europa occidental, habían caído un año antes).

11.3.-La oposición a la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo. La crisis del franquismo
desde 1973 hasta la muerte de Franco.

LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN

La oposición quedó totalmente desarticulada tras la guerra. La represión, regulada oficialmente por la Ley de represión
contra la masonería y el comunismo, desmanteló por completo los cuadros dirigentes de partidos y sindicatos,
exiliados, encarcelados o ejecutados8. Se persigue a los simpatizantes de la República (republicanos, socialistas,
comunistas, anarquistas, etc.) durante todo su mandato. El concepto de “rojo” se extiende a todos los que se oponen
a su régimen desde la extrema izquierda hasta la burguesía democrática. Cuando España es admitida en los
organismos internacionales, la propaganda se ceba en el anticomunismo. En el exterior, las diferentes fuerzas de la
República fueron incapaces de coordinarse, manteniendo las fuertes divisiones internas. La represión fue muy eficaz.

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La represión contra los enemigos del régimen fue especialmente dura tras la guerra, relajándose con el tiempo. El balance de esta política de
depuración arrija una cifra de 28.000 muertos certificados (que no sería la total si tenemos en cuenta que ésta se refiere a los contabilizados
por muertos de forma deliberadamente violenta).
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BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la esperanza de la


intervención de los aliados contra Franco, hubo un
resurgimiento de la resistencia. Especialmente importante fue
la creación de una guerrilla antifranquista, los maquis, dirigida
por anarquistas y comunistas, su acción se extendió entre 1944
y 1948. La persecución del ejército y guardia civil y la no
intervención de los aliados hicieron que el movimiento
guerrillero desapareciera. En 1948 el partido comunista
renunció a la táctica de guerrillas. Las cárceles estuvieron llenas
de presos políticos y hubo numerosas ejecuciones dictaminadas
por juicios militares.

A finales de la Guerra Civil y tras la contienda, abandonaron


España más de 400.000 personas hacia Francia y Latinoamérica, principalmente. La mayoría regresó tras el inicio de
la 2ª Guerra Mundial y la promesa del régimen de no proceder contra quienes no hubiesen cometido delito (promesa
que fue incumplida). La emigración a México provocó un gran impacto en aquel país, pues en ella figuraban escritores,
intelectuales, políticos y numerosos profesionales cualificados. La victoria franquista en la Guerra Civil supuso la
implantación de un régimen dictatorial que el bando sublevado había empezado a construir desde 1936. Con las
autoridades republicanas exiliadas o encarceladas, el régimen intentó establecer durante la posguerra un Estado
totalitario (que hasta el final de la 2ª Guerra Mundial se inspiró en el fascismo) y una economía autárquica. A partir de
1959 se produjeron una serie de cambios que llevaron a una nueva etapa de la Dictadura.

Las transformaciones de los años sesenta y la dura represión permitieron a la oposición antifranquista vertebrarse y
erosionar a la Dictadura. Por los mismos motivos se incrementó la conflictividad social en forma de protestas políticas
y huelgas (las cuales eran ilegales). Apareció un nuevo sindicalismo basado en la lucha reivindicativa y que se organizó
alrededor de Comisiones Obreras (CCOO, 1964), un movimiento independiente y democrático. En las universidades
aparecieron organizaciones estudiantiles frente al SEU (Sindicato Español Universitario, de afiliación obligatoria), que
protagonizaron movilizaciones (duramente reprimidas). Tras el Concilio Vaticano II aparecieron en algunos sectores
católicos una actitud antifranquista (especialmente en las comunidades cristianas de base). Sectores importantes de
la Iglesia Católica manifestaron su disconformidad con la falta de libertades, con el cardenal Enrique Tarancón como
máximo representante de esta nueva postura.

La relevancia de la oposición democrática se puso de manifiesto en la reunión que tuvo lugar en Múnich en 1962 entre
personalidades de la posición interior y exterior del exilio,
donde se condenó al franquismo (llamada por la propaganda
franquista el Contubernio de Múnich). En esta ciudad se
organizó la oposición política exterior e interior. El PCE
realizó una penetración en las organizaciones de masas,
acercándose a todas las fuerzas antifranquistas. El PSOE salió
reforzado del Congreso de Suresnes (1973), donde se
impusieron los jóvenes militantes del interior (Felipe
González o Alfonso Guerra), frente a la antigua dirección en
el exilio. Aparecieron nuevos partidos como la Izquierda
Demócrata Cristiana y pequeños grupos de carácter maoísta
o trotskista en ámbitos estudiantiles (de los que se desgajaron grupos terroristas, como el FRAP). Los partidos
nacionalistas resurgieron en el País Vasco (donde el PNV continuó con su hegemonía y surgió ETA, organización
terrorista que propugnó la lucha armada) y en Cataluña (creación de Convergencia Democrática de Cataluña).

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BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

Uno de los sectores que más atacó al franquismo fue la Universidad, que vivió en permanente protesta desde 1964
hasta el final en 1975. Huelgas, manifestaciones, encierros y escritos se multiplicaron a pesar de la dureza con que
fue respondida la contestación estudiantil. Estos pedían un sistema democrático. Otro frente de oposición será el
movimiento obrero que se manifiesta con fuerza a partir de la década de los sesenta, a partir de esa fecha proliferaron
las huelgas (a pesar de ser ilegales).

Todos estos conflictos ponían de manifiesto el fracaso del Régimen. Algunos sectores de la sociedad española
reclamaban un cambio hacia formas más libres y democráticas. El Régimen respondió con la represión: creación de
tribunales especiales para delitos políticos (Tribunal de Orden Público). La mejor organización de la oposición hizo
aumentar las manifestaciones en las calles. La represión siguió siendo muy dura y se promulgó una Ley Antiterrorista
(1975), en virtud de la cual fueron ejecutados varios militantes de ETA y del FRAP (lo que provocó protestas
internacionales).

En concordancia con la situación interna de la dictadura


franquista en su último tramo, las relaciones exteriores
también atravesaron momentos de serias dificultades.
Entre ellos tuvieron especial importancia los siguientes: La
firma de las cinco sentencias de muerte en 1975 provocó
una oleada de protestas internacionales y conflictos
diplomáticos, donde de nuevo apareció el fantasma del
aislamiento internacional. El conflicto de Sahara fue uno
de los más importantes, ya que España aceptó su
descolonización con autodeterminación ante la presión
del Frente Polisario9. Pero el rey Hassan de Marruecos,
que se había independizado de España y Francia el 2 de
marzo de 1956, con el apoyo expreso de los EE UU, organizó la Marcha Verde10, ante la cual España entregó al Sahara
a Marruecos y Mauritania.

En 1975 Franco falleció, dejando al régimen en una profunda crisis y creyendo que dejaba todo “atado y bien atado”.
Con su muerte se abrió la transición democrática que supuso el desmantelamiento de la Dictadura y la implantación
de un régimen constitucional.

CRISIS DEL FRANQUISMO

Si en el plano económico en la década de los 50 y los 60 se inició una profunda modernización, cuyos resultados
acercaron a España a la situación y formas de vida europeas, en el político no se originó un proceso paralelo de
liberalización y apertura hacia la democracia, sino un atrincheramiento en los tradicionales planteamientos
autoritarios del régimen. El régimen pretendió hacerse pasar por un Estado de Derecho a partir de la década de los
50, ante lo cual los falangistas perdieron poder en beneficio de los tecnócratas (técnicos procedentes del Opus Dei
que no discutían la política de la dictadura y que situaban al crecimiento económico como garantía de estabilidad).

9Se trata de una organización o movimiento de liberación del Sahara Occidental que luchaba contra la ocupación de su territorio
por parte de España, y más tarde contra la ocupación que del mismo pretendía Marruecos.
10Se trata de la invasión marroquí del Sahara español. Se inició el 6 de noviembre de 1975, tras la llamada de
Hassan II a su pueblo para que realizase una marcha pacífica, de personas mayores de edad, y desarmados. El
gobierno español dio orden de retirada al ejército español, y más tarde iniciaría contactos con el rey de Marruecos
para negociar una salida pacífica del conflicto, pero la política de hechos consumados desarrollada por Marruecos
será la tónica de la diplomacia marroquí con la cuestión del Sahara Occidental, ya que el país alauí lo considera
suyo, y no respeta las resoluciones que Naciones Unidas han tomado sobre esta cuestión.
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BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

Surgió un enfrentamiento entre falangistas y tecnócratas, los cuales eran partidarios de la designación de Juan Carlos
de Borbón como sucesor (dictaminada por Franco en 1969, bajo el título de Príncipe de España y no de Asturias). Ante
las tensiones internas prevalecieron las posturas inmovilistas, representadas por Franco y Carrero Blanco (el cual,
nombrado presidente del gobierno en 1970 tendrá un papel decisivo en los intentos continuistas).

Estas tensiones y distanciamientos desembocarían con el tiempo en la creación de dos grupos dentro del franquismo.
Por un lado, estaría el denominado “búnker” los más inmovilistas, que integraba personas como Girón de Velasco, y
que pretendían mantener intacto el régimen nacido de la victoria nacional en la guerra civil. Por otro lado, estarían los
conservadores, que sólo aceptaban las reformas que no modificasen los principios fundamentales (Carrero Blanco).
Alejados de los postulados de esto dos grupos estarían los llamados aperturistas (como Manuel Fraga Iribarne) que
eran partidarios de reformas políticas que acercasen España al resto de los países europeos.

En el marco general de inmovilismo político que caracterizó al régimen hasta el


final, la creciente presión social consiguió arrancar en esta etapa algunas tímidas
medidas de liberalización, que en la práctica fueron más aparentes que reales. En
este sentido destacan la Ley de Prensa de Fraga (1966, en la que se suprimía la
censura previa, pero se fijaban multas para las publicaciones osadas); Ley de
Libertad Religiosa (1967, que establecía cierta tolerancia religiosa); y se promovió
la participación de los trabajadores en las elecciones sindicales (para revitalizar el
sindicalismo vertical). En 1969 Franco designa a Juan Carlos I como sucesor al
trono de España.

Sin embargo, al aumentar la conflictividad social y los atentados de ETA el régimen deja de evolucionar y se celebra el
famoso Consejo de Guerra de Burgos (1970). La conflictividad social fue contestada con una dura represión: estado
de excepción (1969 y 1970), detenciones, violencia policial, etc. En 1967 se publica la Ley Orgánica del Estado (última
de las Leyes Fundamentales). Se trataba de ofrecer nuevamente una falsa apariencia de Estado de derecho, sin
modificar en absoluto la esencia autoritaria del régimen. La nueva ley otorgaba al jefe del Estado un poder omnímodo
y prácticamente ilimitado.

La incapacidad del régimen para adaptarse a las demandas sociales y el


contexto internacional hicieron que la dictadura entrase en su crisis
definitiva. Carrero Blanco era el personaje clave para mantener la unión del
franquismo y garantizar la continuidad del régimen. Sin embargo, Carrero
Blanco fue asesinado en un atentado de ETA (1973), ante lo cual se abrieron
dos posturas dentro del franquismo: los inmovilistas y los aperturistas. Se
formó un nuevo gobierno presidido por Arias Navarro (1974), miembro de los
llamados inmovilitas el cual habló de una apertura del régimen, pero mostró
que éste era incapaz de democratizarse. Al enfermar Franco gravemente y
fracasar los intentos aperturistas, un grupo de altos mandos militares (el
búnker) frenó cualquier apertura y ejerció la violencia fascista.

ANEXO I

Por estas razones, me resuelvo (…) a levantar mi voz y requerir solemnemente al General Franco para que, reconociendo el fracaso
de su concepción totalitaria del Estado, abandone el poder y dé libre paso a la restauración del régimen tradicional de España, único
capaz de garantizar la Religión, el Orden y la Libertad.
Bajo la Monarquía –reconciliadora, justiciera y tolerante- caben cuantas reformas demande el interés de la
Nación. Primordiales tareas serán: aprobación inmediata, por votación popular, de una Constitución política; reconocimiento de
todos los derechos inherentes a la persona humana y garantías de las libertades políticas correspondientes; establecimiento de una
Asamblea legislativa elegida por la Nación; reconocimiento de la diversidad regional; amplia amnistía política (…).
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BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

Manifiesto de D. Juan de Borbón. Lausana, 19 de marzo de 1945.

ANEXO II

Frente al peligro que amenaza al Mundo Occidental, los Gobiernos de los Estados Unidos y de España, deseosos de contribuir al
mantenimiento de la Paz y de la Seguridad Internacional... han convenido lo siguiente:

1.- Por parte de los Estados Unidos.... la concesión de asistencia a España en forma de suministro de material de guerra... con la
posible cooperación de la industria española... y para mejorar el material de sus fuerzas militares y navales...

2.- ...el Gobierno de España autoriza al Gobierno de los Estados Unidos... a desarrollar, mantener y utilizar
para fines militares, juntamente con el Gobierno de España, aquellas zonas e instalaciones en territorio bajo jurisdicción española
que se convenga por las autoridades competentes de ambos Gobiernos...Se autoriza a los Estados Unidos a preparar y mejorar las
zonas e instalaciones convenidas para uso militar y realizar las construcciones necesarias a tal fin, para acuartelar y alojar el personal
civil y militar indispensables en las mismas...

3.- Las zonas que en virtud de este Convenio se preparen para su utilización conjunta, quedarán siempre
bajo pabellón y mando español...Hecho en Madrid el día 26 de septiembre de 1953.

Convenio defensivo entre EE .UU. y España, 1953.

ANEXO III

El Congreso del Movimiento Europeo (...) estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todo país a
Europa, exige de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención
Europea de los Derechos del Hombre y la Carta Social Europea, lo siguiente:

1.- La instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el


Gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados.

2.- La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de libertad personal
y de expresión, con supresión de la censura gubernativa.

3.- El reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales.

4.- El ejercicio de las libertades sindicales...

5.- La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos...

Los delegados españoles, presentes en el Congreso, expresan su firme convencimiento de que la inmensa mayoría de los españoles
desean que esa evolución se lleve a cabo de acuerdo con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las
circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso de renunciar a toda violencia activa o pasiva antes,
durante y después del proceso evolutivo.

“Reunión de Múnich”, 1962

ANEXO IV

Quiero expresar en primer lugar que recibo de Su Excelencia el jefe del Estado y generalísimo Franco la
legitimidad política surgida del 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos,
tristes pero necesarios para que nuestra patria encauzase de nuevo su destino.

España, en los últimos años, ha recorrido un importante camino bajo la dirección de Vuestra Excelencia. La paz que hemos vivido,
los grandes progresos que en todos los órdenes se han realizado, el establecimiento de los fundamentos de una política social, son
cimientos para nuestro futuro. (…). Las más puras esencias de nuestra gloriosa tradición deberán ser siempre mantenidas, pero sin
que el culto al pasado nos frene en la evolución de una sociedad que se transforma con ritmo vertiginoso, en esta era apasionante
en que vivimos. La tradición no puede ni debe ser estática; hay que mejorar cada día.

Juramento de D. Juan Carlos como sucesor, 22 de julio de 1969.

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