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En este artículo, es interesante cómo el autor compara el ser un jefe o gerente

promedio y un gran jefe, gerente o líder. Este autor comenta que un jefe promedio por lo
general se le relaciona con un jugador de damas mientras que un gran jefe se relaciona con
un jugador de ajedrez y aquí plantea el por qué. La diferencia es que un jefe promedio
realiza acciones uniformes o paralelas las cuales se enfocan a un solo destino, mientras que
el gran jefe realiza cada una de sus acciones de forma diferente cuyo propósito u objetivo
tiene un diferente fin puesto que los grandes gerentes conocen y valoran las habilidades
únicas de sus empleados por lo que aprenden a integrarlos de la mejor manera en sus planes
organizacionales.

De este modo, los grandes gerentes deben conocer a la perfección a sus


trabajadores, lo cual incluye conocer sus habilidades y sus talentos esto con la finalidad de
poder descubrir y entender en qué su empleado es mejor y qué es lo que sabe hacer a la
perfección en comparación de sus otros trabajadores ya que esto podrá ser reflejado en el
rendimiento de la organización. Además, una acción infalible que ayuda en el crecimiento
tanto personal como laboral de un trabajador es reconocer su trabajo puesto que el
reconocimiento permite mejorar el ambiente laboral y, sobre todo, motiva más a los
trabajadores. Ejercer esta acción favorece la sensación de satisfacción y bienestar de los
trabajadores, estimulándolos hacia la meta común de conseguir el éxito de la empresa.

Pero para lograr estos objetivos, los grandes gerentes deben realizar tres cosas. La
primera de ellas es conocer las fortalezas de sus trabajadores, la segunda es que deben
conocer el detonador que activan dichas fortalezas y, por último, deben saber cómo
aprenden sus trabajadores. Al conocer las fortalezas con las que cuenta un equipo de
trabajo, el líder puede saber qué retos se pueden aceptar, sino que también puede escoger
desafíos con la finalidad de robustecer las capacidades que tienen y exprimirlas al máximo,
con la finalidad que los integrantes crezcan tanto profesional como personalmente.

Es importante que los líderes estén conscientes de que deben revisar


periódicamente tanto las fortalezas y debilidades de su equipo, con la finalidad de poder
tomar decisiones estratégicas que puedan hacer que la compañía crezca, al igual que sus
colaboradores de trabajo para así poder alcanzar con un rendimiento óptimo.

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