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Baremos y en veremos

Algunas Conceptualizaciones
Graciela Gardiner

Resumen

El tema baremos es uno de los de más difícil aplicación, para los profesionales que no pertenecen
a las ciencias exactas, o cuyo modelo de pensamiento está asociado a la producción ideica más
libre, en lugar de encontrarse en situaciones regladas, métricas o tabuladas, como ocurre con
otros profesionales.

Desde esta atalaya se dispone abordar uno de los temas más complejos que se nos presentan a los
psicólogos, cuando enfrentamos el punto álgido de dar respuesta al requerimiento de fijar
porcentaje a una incapacidad psíquica. Es una dificultad común tanto para los profesionales de la
salud mental, como para otras disciplinas, incluidos los que abogan y a aquellos a quienes les
compete impartir justicia.

Se hará un distingo entre lo que es una tabla tarifada o tarifa de lo que es una tabla de
incapacidades o baremo.

Siendo éstas dos cuestiones diferentes, se acepta el concepto de que ningún guarismo puede ser
la expresión aritmética fiel de una incapacidad psíquica; solamente es una estimación lo más
cercana posible a la realidad.

Distintas terminologías ajenas al quehacer psicológico, dificultan la tarea al momento de realizar


precisiones sobre una enfermedad determinada y su etiología o incidencia actual y futura; pero a
su vez, impulsan a una dificultad aún mayor: al requerimiento muchas veces con carácter de
obligatoriedad a cuantificarlas. Y allí es el verdadero desafío, especialmente teniendo en cuenta
que no se dispone de baremos psicológicos.

El tema baremos es uno de los de más difícil aplicación, para los profesionales que no pertenecen a
las ciencias exactas, o cuyo modelo de pensamiento está asociado a la producción ideica más libre,
en lugar de encontrarse en situaciones regladas, métricas o tabuladas, como ocurre con otros
profesionales.

Desde esta atalaya se dispone abordar uno de los temas más complejos que se nos presentan a los
psicólogos, cuando enfrentamos el punto álgido de dar respuesta al requerimiento de fijar
porcentaje a una incapacidad psíquica. Es una dificultad común tanto para los profesionales de la
salud mental, como para otras disciplinas, incluidos los que abogan y a aquellos a quienes les
compete impartir justicia.

Se hará un distingo entre lo que es una tabla tarifada o tarifa de lo que es una tabla de
incapacidades o baremo.

Siendo éstas dos cuestiones diferentes, se acepta el concepto de que ningún guarismo puede ser
la expresión aritmética fiel de una incapacidad psíquica; solamente es una estimación lo más
cercana posible a la realidad.

Tarifa es una palabra de origen árabe que significa lista de precios, impuestos o derechos que
deben pagarse por ciertos trabajos o cosas. Baremo es un término acuñado en homenaje a
François-Bertrand Barrême (1638 - 1703) fue un matemático francés, considerado uno de los
padres fundadores de la Contabilidad, autor de varios libros de esta clase y significa “libro de
cuentas ajustadas”. También bareme es una tabla de cálculos para tantos por cientos o
proporciones según el sistema Barreme. Esta última expresión es estima como la más correcta
para definir las tablas de incapacidades.

En consecuencia, una cosa es el baremo, tabla o cuadro de valorización de disminución de la


capacidad psíquica y otro tema es el precio o tarifa que se debe pagar de acuerdo a la disminución
de la capacidad determinada por ese baremo.

La distinción entre la medición de la capacidad psíquica a posteriori de un evento dañoso, o la


determinación de la incapacidad psíquica proveniente de ese evento, es precisamente la tarea a la
que nos vemos compelidos; el precio o la tarifa que se deba pagar de acuerdo a esa medida, no es
de nuestra incumbencia. Nuestra única función posible, en cuanto a estimar costos, es la de la
cantidad de sesiones psicológicas estimadas para la rehabilitación (como recuperación plena) o
mejoría (recuperación no plena) del sujeto afectado y valor actualizado de las mismas. Este
pronóstico , orientativo se realiza calculando cuántas sesiones semanales se indicaría para el caso
evaluado, y cuánto tiempo en meses se estima necesario para el mismo fin. La multiplicación de
las sesione semanales (ejemplo: 2), por cuatro semanas mensuales (8), multiplicado por los meses
(12,18 o 24) darán el primer número (ej. 24x8192). Este primer número es la cantidad de sesiones
necesarias para el tratamiento psicoterapéutico del sujeto. El valor se multiplica a su vex por el
costo estimado de las sesiones en plaza, a la fecha de la pericia, (ej. $500 x 192: $96.000) El costo
del tratamiento indicado, en el ejemplo dado, ascendería a $ 96.000.- Este tema de relativamente
fácil instrumentación desde las matemáticas, y hasta superfluo de colocarlo en este texto, nos
lleva asimismo a un posicionamiento que también tiene sus complicaciones aceptar. ¿Podemos
con total firmeza estimar cuánto demorará un sujeto en recuperar la salud perdida? Y si la
recuperara, ¿podemos calcular cuánto demorará en establecer transferencia e iniciar análisis?
¿Podrá? ¿Podremos?

Se presentan temas de todavía más difícil apreciación. ¿Cuáles son éstos? La capacidad actual del
sujeto y su complemento: su incapacidad actual. Pero más aún:

1) La relación entre éstas y la anterior al hecho de autos, o sea el 100% al momento del
accidente;
2) Qué hechos posteriores pudieron haberse agregado al estado actual, que no tengan que
ver con el evento dañoso (por lo tanto restan a la medida del estado actual;
3) O por el contrario, esos hechos posteriores efectivamente sucedidos al actor, devienen del
hecho dañoso, son resignificaciones de ese hecho y/o concausalidades (por lo tanto
suman);
4) Medir el daño futuro, que también forma parte de esta dificultas ya que requiere para su
expedición, ser efectuado “con precisión de certeza”

Para analizar todas estas dificultades, es necesario realizar algunas conceptualizaciones en relación
con definiciones de uso habitual en la tarea:

Capacidad laboral

Esta es el conjunto de cualidades psíquicas y físicas que confiere al ser humano la idoneidad para
realizar los actos necesarios para el ejercicio de un trabajo y de otras manifestaciones de la vida de
relación.

Incapacidad laboral

Es toda pérdida de la capacidad laboral derivada de un evento o enfermedad laborativa, que


puede ser objetivable por los métodos de investigación reconocidas en la práctica (Entrevistas
clínico diagnósticas. Pruebas psicométrica o proyectivas, graficas o verbales)

El concepto derivada se refiere al criterio y análisis etiológico de la patología observada. Se plantea


que frecuentemente el factor causal (etiológico) no es el único, aceptándose cada vez más, la
multicausalidad de los estados de incapacidad. Es importante siempre tener en cuenta que la
respuesta psíquica a un evento cualquiera, es siempre instalada sobre la base de un psiquismo
predisponente, con una historia previa, con situaciones traumáticas propias del decurso de su vida,
así como puntos de fijación al trauma, series complementarias, etcétera. De este concepto deviene
la concausalidad, asociada generalmente al daño psíquico.

Para la valoración de las incapacidades no puede dejar de estimarse la edad y el sexo, el nivel de
formación, el entorno socioeconómico, la preparación técnico laboral y la subjetividad del
evaluado. También existen otros factores o causas médicas como la integridad orgánica, la pérdida
de la capacidad funcional y la sintomatología álgica, elementos éstos que si devienen del hecho
traumático y a su vez generan repercusiones psíquicas, suman al estado y grado de estimación en
la incapacidad psicológica.

La incapacidad a su vez, podrá tener carácter temporal o permanente y éste vendrá definido por
las características pronosticadas del análisis realizado, se refiere concretamente al tiempo de
duración, cronicidad o no que la misma tenga. Esta determinación, estará basada en el
diagnóstico y naturalmente en el pronóstico que de esa patología se realice.

Para evaluar las incapacidades laborales progresivas se deberán tener en cuenta las
enfermedades crónicas degenerativas, que constituyen una causa de incapacidad laboral
progresiva. En el diagnóstico de la incapacidad laboral, más que en ningún tipo de diagnóstico, se
trata de enfermos y no de enfermedades, que han visto alterada su actividad laboral. En estos
casos deberá tenerse muy especialmente en cuenta, todo lo antedicho sobre multicausalidad,
estrés propio de la patología, factores predisponentes y situaciones vitales propias del devenir de
la vida, al momento de medir el porcentaje del daño que pudiera corresponder ser indemnizado.
Contrariamente a las posturas biologisistas sustentadas por décadas, el daño a la persona nunca es
exclusivamente biológico. Aunque éste puede no coincidir con el daño psíquico. El daño biológico
es objetivo, pero representa solo una parte del daño total y tiene repercusiones en la vida psíquica
y en el ser social del individuo. Al mismo tiempo el daño biológico es el único que puede ser
precisado por el perito médico, el que cuantifica la minusvalía anatómica y funcional. El daño total
solo podrá valorarse haciendo un análisis que integre las lesiones objetivadas, las condiciones
socioeconómicas concretas y el daño psíquico que detente el afectado. Ninguna de ellas por sí sola
puede dar cuenta de la totalidad de la organización real de un sujeto, parcializarlo, sería un acto
de injusticia para el demandante.

Un tema aparte que es oportuno mencionar, es el envejecimiento. Este configura un estado de la


población que crea situaciones dignas de estudios específicos. No necesariamente es sinónimo de
disminución laboral, pero sí de diferentes capacidades que habrá que evaluar puntualmente.

Con algunos puntos en común con el anterior, y otros de discrepancia, se analizará el concepto de
aptitud psicofísica. “Es el estado armónico de aptitud física y mental necesario para ejercer cargos
o empleos, con capacidad, suficiencia y disposición”. El total de la aptitud psicofísica se valora
convencionalmente como un entero, lo que equivale al 100%.

De esta se desprende el concepto de aptitud psicofísica específica, que es el estado óptimo para
desempeñar un cargo específico, o empleo determinado, con capacidad, suficiencia y disposición”.
El total de la aptitud psicofísica específica se valora también convencinalmente en un entero, igual
al 100%.

Este concepto tiene similitudes con el Valor Total Obrera (VTO), ya que ésta TO o VTO, está en
directa relación con la capacidad de un sujeto para desempeñarse en una tarea en específico.
Tomemos un ejemplo para poder comprender de que se trata. Un psicólogo con una severa
disminución de su capacidad motora, puede tener una capacidad del 100% para la tarea específica
que desempeña. Pero un pianista con dificultades en la motricidad fina, tendrá un procentaje
sobre la TOE inferior que en relación a la anterior. Su capacidad (TOE) con igual patología que la
del psicólogo es inferior. Su incapacidad con relación a aquel, es mayor. O sea que, siempre que
evaluemos un porcentaje de incapacidad en el área laboral, debemos tener en cuenta también lo
relativo a las capacidades propias de la profesión del sujeto de que se trate. Así como sus
capacidades futuras en relación a ése y otros trabajos y la influencia de estos aspectos en su vida
anímica en general. El sujeto es tomado como un todo integrado y no fragmentariamente.

Un psicólogo sin capacidad de lenguaje oral tendrá desde el punto de su valor (TOE) un porcentaje
de incapacidad superior al músico tomado como ejemplo en el párrafo anterior, teniendo en
consideración la importancia de la aptitud perdida, para el desempeño de su tarea específica.

Analicemos un poco el concepto de trastorno reactivo.

Este es muchas veces entendido como invalidante y tiene la posibilidad de cronificarse o


extenderse la patología en el tiempo.

Lo reactivo comparte el concepto de agudo en salud, en el hecho de ser el disparador del estado
actual, pero puede compartir todos los criterios de cronicidad y extensión en el tiempo de
cualquier cuadro grave. Por el hecho de ser reactivo debe ser de reacción a algo, en estos casos el
hecho de autos (accidente por ejemplo).

La legislación contempla las incapacidades temporales; parciales y permanentes, absolutas o


totales y permanentes en relación con el puesto de trabajo y absolutas y permanentes para todo
tipo de trabajo.

Además debe agregarse la Gran Invalidez, que inhabilita para los actos más esenciales de la vida
cotidiana (cuando el incapacitado necesita la asistencia constante de otra persona).

Estas terminologías, un poco ajenas al quehacer psicológico, nos dificultan la tarea al momento de
realizar precisiones sobre una enfermedad determinada, su etiología o incidencia actual y futura ;
pero a su vez, nos impulsan a una dificultad aún mayor: a la obligatoriedad jurídica de
cuantificarlas. Allí está el verdadero desafío.

Retomemos las preguntas del principio: ¿Cuáles son los temas de más difícil apreciación? No tanto
la capacidad actual del sujeto y su correlato, la incapacidad actual, sino las siguientes exigencias.

1) La relación entre éstas y la anterior, o sea el 100% de ese sujeto al momento previo al
accidente. Porque, si bien podemos evaluar la capacidad anterior de la actividad previa
del sujeto “probada en autos, de los dichos, de los elementos de las entrevistas con el
actor o su grupo familiar, estamos obligados a definir que tenía y que perdió el sujeto.
Diferencia ésta que nos lleva a expedirnos sobre lo que no estaos “viendo”, sino sobre las
consecuencias observables hoy y una apreciación lo más ajustada posible a la salud
necesaria para llevar a cabo lo que el sujeto anteriormente realizaba;

2) Qué hechos posteriores pudieron haber sumado al estado actual que no tengan que ver
con el motivo de Litis (por lo tanto restan al estado actual atribuible al hecho ventilado).

De la ajustada anamnesis que se realice, así como de los resultados de las pruebas
administradas y de la observación clínica, evaluaremos qué circunstancias vitales debió
atravesar el actor que son parte de su propia vida, divorcio, muerte de familiares,
despidos, otras patologías físicas no relacionadas con el hecho, que no resultan por tanto
responsabilidad del demandado, y que, naturalmente no devienen del hecho por el que se
litiga.

3) O por el contrario, esos hechos posteriores efectivamente sucedidos al actor, devienen del
hecho, son resignificaciones de ese hecho y/o concausalidades (por lo tanto suman).
En esta circunstancia, nos piden evaluar puntualmente a través de la metodología
implementada; con que capital de salud psíquica o no, contó el actor para enfrentar
posibles posteriores situaciones vitales, que por la situación traumática del evento, no le
hayan permitido responder con su propio caudal a ellas. Si son consecuencias por
resignificación, o si son reactualización del evento de Litis, y a consecuencia del mismo y,
por ello deben complementar el porcentaje de incapacidad fijado.
4) Medir el daño futuro, que también forma parte de esta dificultad ya que requiere
“precisión de certeza”.

Esta última, es una de las tareas de más difícil concreción, dado que la “precisión de
certeza”, es en la ciencia psicológica un quehacer bastante cercano a hacer futurología. Y
cada uno de nosotros en el momento de expedirse deberá conceptuar, cuáles son a su
criterio los motivos por los cuales puede aseverar con precisión de certeza que una
patología novedosa (que hoy no tiene), a consecuencia del hecho efectivamente sucederá
en el curso natural y ordinario de las cosas, sin que medien elementos extraordinarios que
deriven en ella.

A modo de síntesis, conclusión y marcando la falta: los psicólogos no nos llevamos muy
bien con el tema de cuantificar. Eso hace por ejemplo, que la aplicación de las técnicas de
evaluación de cociente sean las más resistidas de las que menos cantidad se dispone
comparativamente con las proyectivas. Y naturalmente, como grave falta se apunta que
no contamos con baremos propios de nuestra disciplina.

Bibliografía

Bonnet, E.(1975) Lecciones de medicina legal Buenos Aires, López Libreros Editores

Gardiner, G. (1994) Sintomatología recurrente en choferes de colectivos en Revista


Científica del Colegio de psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Año 1 numero 1

Lisi, F. (1989) Manual de medicina del trabajo, Buenos Aires Editorial Némesis

(1992) Patología Laboral Análisis de la causalidad, Buenos Aires Editorial Némesis

Silva D y De la Parra J., (1992) Psicofisiología del trabajo. Stress Psíquico. Anales de la
Academia Nacional de Ciencias. Bs. As.

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