Valentina Sguerra Rodriguez

16 September 2020 [sesión asincrónica]

Análisis de “Fashion and the fleshy

body.”
La pregunta sobre la cual basaremos este texto de análisis es la siguiente, ¿qué
papel cree usted que tenga el cuerpo a la hora de diseñar un traje?

Personalmente, diría que el traje debe ser diseñado para el cuerpo, y no el

cuerpo moldeado - en cualquier aspecto - para el traje, con lo cual quiero decir que
el cuerpo en todas sus dimensiones es el elemento más crucial de todos a la hora de
diseñar el traje. Sin embargo, al tener en cuenta el texto de Joanne Entwistle Fashion
and the fleshy body, no creo que pueda tener la misma opinión.

Resulta que es un hecho soportado por la Antropología, que absolutamente

todas las culturas humanas visten, o decoran el cuerpo de alguna u otra manera, ya
sea cubriéndolo con ropa, tatuándolo, pintándolo, entre otros. Y la manera en que
lo hacen y cómo se representan a sí mismos dentro de sus prácticas culturales
(como la pintura), está completamente condicionada por sus contextos culturales y
los preceptos y creencias sociales que los acompañan.
Esto nos hace entender entonces, que el contenido cultural y social del ´traje´
tiene un mayor peso en importancia que cualquier efecto práctico que pueda tener
sobre la corporalidad, como lo sería la protección del cuerpo contra el mundo
exterior o el clima. (Véase también, el texto de Ronald A. Schwarz, Ph. D., 1976,
Hacía una antropología de la indumentaria: El caso de los Guambianos)

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 Es a través del vestir que nuestro cuerpo adquiere un calificativo a nivel social,
y dependiendo del caso, este puede ser ´positivo´ o ´negativo´, seremos calificados
como decentes, apropiados, aceptables, etc.; o por el contrario, y cómo dijo
Entwistle, podemos incurrir en un faux pas social, y vernos enfrentados a la
vergüenza y el ridículo por haber transgredido los estrictos límites y regulaciones
que la sociedad impone al traje. Según esto, a nivel social el valor de un individuo
no yace en su calidad humana, o siquiera en la dimensión física de su cuerpo, sino
en la manera en que es capaz de portar el traje, presentarse en sociedad con este, y
a través del mismo, comportarse a la altura de diferentes contextos sociales.

Quentin Bell dijo, “our clothes are too much a part of us for most of us to be
entirely indifferent to their condition: it is as though the fabric were indeed a
natural extension of the body, or even of the soul.” (Q. Bell, 1976). Creo yo, que es
precisamente por esta cercanía tan íntima entre cuerpo y traje, que empieza a
desdibujarse el límite entre el uno y el otro. La autora, mencionaba que es un
precepto moral - pensando en la cultura occidental - que el cuerpo se encuentre
cubierto dentro del contexto de la época y el lugar, ya que una prenda que es
apropiada en cierto lugar y época, no lo sería en otra. Y en mi opinión es esto lo
que ha hecho que no se pueda entender socialmente al cuerpo separado del traje,
una relación de complemento se convirtió en una relación de dependencia, y ahora
el cuerpo es visto, entendido y medido, únicamente según los preceptos bajo los
cuales juzgamos la vestimenta.

Por otro lado, está la afirmación de la autora de que el traje es una dimensión
crucial dentro de la articulación y expresión de la identidad personal. Sin embargo
argumenta que por el contrario de lo que podrían argumentar teóricos como Ted
Polhemus o Joanne Finklestein, quienes soportan la idea de que tanto el individuo

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como el traje pueden ser tan expresivos, creativos, y libres como se quiera; la
identidad es fuertemente constricta por el traje y sus reglas, ya que la misma
presión social y el deseo de encajar, es lo que hace que nos quedemos dentro de el
margen establecido de lo que es ´normal´, ´aceptable´, y ´estético´. Condicionando
igualmente nuestro comportamiento según ocasión, o incluso según nuestro género.

Quiero pensar que las nuevas generaciones de diseñadores y diseñadoras,

seremos tan consientes de esta realidad que logremos en algún hacer que el cuerpo
sea el centro del diseño, en vez de antiquísimas convenciones sociales, y que
logremos transformar la percepción del cuerpo que tenemos, liberando a todos
aquellos cuerpos ´poco convencionales´ y al género femenino de las limitaciones
que nos hemos dejado imponer.

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