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‘os capiculos de este volumen nos invitan a repensat el papel que Lin Ia racialiaacin en ls sociedades de las eArpsieas negras». Tradicionalmente —y en especial en los discursos nacionalistas de los paises latinoamericanos— se ha pensado que las cuestiones de «razay son propias de Estados Unidos y que las socieda- des lacinoamericanas han evtado los «problemas racialess, Este tipo de excepcionalismo —viendo, por un lado, a Estados Unidos como un particularismo por su historia de segregaci6n racial tan marcada, por el otto, a América Latina como otra excepcién por wevitar el racismo—se ha superado durante los tltimos lustros, es asi como se ha demostrado 4quelos paises de América Latina nunca evitaron el racism en el pasado tampoco en el hoy: numerosos estudios hechos en Brasil, Colombia y en otros paises comprueban la existencia de la discriminacién racial La labor de Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Agustin La6-Montes y César Rodriguez Garavito al coordinar este tomo es especialmente valiosa porque aqui se encaran los temas de la raza como concepto y el racismo como prictica y su relacién con la ciudadania, la inclusién, la exclusién, la colonialidad y sus formas de violencia. El libro sera un recurso indispensable para quienes quieren entender mejor el funcio- namiento de la racializacién en el mundo contemporineo. Perer Wape Profesor de Antopologta Social Universidad de Manchester Been Se wet ERY ProgramaCoditorial =< ym S Debates sobre ciudadania y politicas raciales en las Américas Negras cnet Craup1a Mosquera RosEro-Lassé; Acusrin Laé-Monrxs; Céisar Ropricurz GaraviTo EDITORES ¥ COAUTORES lorena politicas petoc ano ERB stn tele K BN ore ny Unive del Vale Universidad Nacional de Colombia ieee de avenignciones See Rog Frc de Cenc Haart Departamento de Tabs Social ‘Centre de Erdos Sociales Grupo de inveigcin sobre igri, ‘ied cultural, confine mbinalet Debates sobre ciudadania y yncsmosen ls ancsnegas-Hcaria je trnmeral concn, vilenciary cadadaniar Sede Modlin Viera de Sede Facultad de Cinciat Humanasy conéaeas Lecturas CES ry eLearn ene nner eRe Cee Lance Freese Soe RN fone eee ene eg Nite renee ne Le Francisco Javier FLOREZ BOLIVAR Jonce GonzAtez JAcome AROS oct forte ner aN Nn emcee crete erty Rete eee cers Juax Davip Montoya Guzman OSCR NO tne Grn Cree etn orn Cr eAChONaE reer Ese internacional de los afradescendientes 2011 ro se une ala celebracién del abo PEN eR co nad Cee) La Resolucin 64/169 de la Asamblea General eC eet dela Organizacin de las Nciones Unidas que, Cantos Avcusto Vikrana LOrez Prana eae gue comic de ener de ee 2011 Ao Internacional de ls Afodvcenenes om mina fortaecer es medidas naconaley la Tea ‘operacn gional internacional en ene elas afodcenientere lain con el oe ple cid y polices ou pari arate i y edarles del raced le prmecn de wn ion de Poblacion taj camechnee 7 raped dived su bree yo alu Debates sobre ciudadania y politicas raciales en las Américas Negras Lecturas CES Serie Idcaran Debates sobre ciudadania y politicas raciales en las Américas Negras Ciaupra Mosquera Rosero-Lasni; “Agustin Laé-Mowres; César Ropricusz Garavito, unavnsina NACIONAL DE COLOMBIA Universidad Sono gaia hahaa ey ‘Caalgscin re pblinibn Univeral Naina de Cobia Debatessobe catia oa acilesen las Améact Neg oh] Cue Momtra Rose Lae, Agusta Lb Monts Char RedrguesGrai.—Bogp:Unvenidd Nacionl de Colbi aka de Ciencias Humanae. Cat de Esl Sacer CES Unie del Vl 2010 992 p~ (Lec CES. See Ma) Inca fren big ISBN. 978.958.719.612-2 1, Problems aces 2. Ramo 3. art humans 4 Cadena 5, Ditiminain sacl6 DE moc 1. Mngurn Rowso-Lbbé, Chua Paci, 1965 Ll-Montes, Agu, 1956 Rodsgue Garvie, Caz 171. 1V, See c00-21 3058 /2010 ‘Dee sobre dani y polis aie nae mdse Neat (© Unienidad Nacional de Colomba, Vectra delve (© Unni Nasional de Clombi See ogo Fn de Cenc Humans, Deparamene de aj i, Cen de ue Sailer “CES, ein (© Unter Nichol de Colas Medel: Viet de See Fla de Cec Humana yEoodmi| (© Universidad dl Vale Progana Earl {© Cla Menge Rote ate Agua La Mone 1 Char adgue Caio Todor sures ya {© Ant Cyprian: deal de frog mcr ya ogi de pg inci (8 apenas eed ye rome (Caraore de cxposin Dene Catala, Mito de Cars -Diesi6 dePolo ISBN s78958-7196122 ‘es ccs 1200 mpc Univers acon de Cslenbia, Sle Bogack far Phi Gnd "Read de Cepes Haraae Conecin de lo ‘gi Bele Car me air Avg y Sona Hare Teaducs Depend Tabej Sec Zl Cristi Sat de See Mel Maar abr Lab Dice Ine analico Cena de Eis Scie CES Mig Caine Kl Date Gio Gos opie am Direc Rana ger Ai eins Bride rgd Amdt Crim (de) ‘Conta ell Imagen de poreade Aad Vii Bree emai frm cipro SA Contin ied Impretin leer ett Imp yhecho en Bool, Colombia Queda erat pi de oe en cas fm por ler mo (© dees depp ic Contenido Introduccin: la persistencia de los efectos de la «raza», de los racismos y de la discriminacién racial: obsticulos para la ciudadania de personas y pueblos negros 7 Claudia Mosquera Rosero-Labbé Pante 1. MODERNIDAD, GLOBALIZACION Y FORMACIONES RACIALES Colores de piel. Una revision historica de larga duracién 113 ‘Max S. Hering Tores Despensar la existencia global. La analitica de la racialidad yyla posibilidad de una justcia global 163 Denite Ferrin da Silva iQue tal raza! 183 Anibal Quijano Racializacién, violencia epistémica, colonialidad lingifstica yy re-existencia en el proyecto moderno-colonial 197 ‘Adolf Albin Achinte Regimenes globales-raciales. Repensando trabajo, arazap e imperio en el largo plazo histérico 25 Kelsin Santiago Vales ‘Cartografias del campo politico afrodescendiente en América Latina 281 Agustin Lad-Montes Parte 2. RAZA EN LA HISTORIA Y SOCIEDAD COLOMBIANA Racismo sin raza? Esclavitud, discriminacién y exclusién cen el Nuevo Reino de Granada, 1573-1808 333 Juan David Montoya Guzman y Orin Jiménes Meneses Anotaciones sobre una posible periodizacién de las representaciones raciales en Colombia 359 Ovcar Almario Garcia Usos del concepto ‘raza’ en Colombia 389 Claudia Leal Leén El mestizaje radical de Manuel Zapata Olivella: raza, etnia y ciudadania 441 Santiago Arboleda Quitiénes Panre 3. NactON ¥ clupapaNia Liberalismo, raza y ciudadania en Latinoamérica 467 Peter Wade Con libertad pero sin ciudadan{a. Igualdad formal y subjetivacién del «negro» en las postrimerias de laesclavitud 489 ‘Miguel Antonio Cruz Gonzéles | lijos de la barbarie o dela ciudadania? Negros y mulatos en el marco del primer centenario de la Independencia de Cartagena, 1911-1941 529 Francisco Javier Flirez Bolivar Raza es signo 555 Rita Laura Segato ‘Washington y Du Bois: dos concepciones de ser ciudadano afroestadounidense 583 Pedro Alexander Cubas Hernindes: Lecturas criticas de los talleres de salud sexual y reproductiva yy de fortalecimiento cultural desarrollados con mujeres negras desterradas por el conflicto armado en Colombia 61 (Claudia Mosquera Rosero-Labbe Panre 4. Ractsmos ¥ DERECHO Qué es el racismo? Hacia una interpretacién estructural 649 Eduardo Bonilla-Sioa Hablemos de ‘raza’. Hacia un antidoto contra la ceguera al color en el discurso constitucional colombiano 701 Jorge Gonziles Jécome PARTE 5. PROCESOS CENSALES ¥ POLITICAS ETNICO-RACIALES La verdadera historia de la cacerfa. Hacia una sociologia con consciencia racial m7 Tipe Zuberi y Eduardo Bonilla-Silva La visibilidad estadistica de la poblacién afrodescendiente en Colombia (1993-2005). Entre lo étnico y lo racial Fernando Urres-Giraldo Heterogencidades sociodemografica y socioecondmica, géneros ysexualidades y dimensiones étnica y racial de la poblacién, afrodescendiente colombiana Ferando Urrea-Giraldo y Carlos Augusto Visfera Lépex Las cifras dela discriminacién racial y a situacién. de la poblacién afrocolombiana (Char Rodrigues Garavtoy Juan Pablo Mosquera Biografia autores y autoras ‘Anexo. Fotografias sobre desplazamiento forzado en Colombia {Indice analitico Grupo de investigacién sobre igualdad racial, diversidad cultural, conflictos ambientales y racismos en las Américas negras-Idearin 737 809 851 893 959 981 Dedicatorias Reconocimiento de tres legados que han influido en mi trayectoria académica en el campo de los estudios negros, afrocolombianas,raizales y palenqueros en Colombia A mi madre, Aura Elisa Rosero de Mesquera, intelgente y bella cimarrona que, con acerios y desacirtos, enfenté la crudeza del racismo coidiano en una ciudad como Cartagena de Indias cuya ‘prematura muerte ocurrida en mayo pasado, me devatéy me suid ‘en un dolor inenarrable Pregunto por mi madre! Pregunto por mi madre; no hay quien me dé razén Solo la vor de un angel me dice que murié Solo la vor de un éngel ‘me dice que murié En la elevada cima del monte de Sién, cl estandarte fuiste del santo corazén Elestandarte fuiste del santo corazén 1 Alabao cantao por Rosa Maria Rentesa-Barbacoas, 1961. En Arline emai se Colombia, Bogots, Instituto Caro y Cuervo, 1983. uw nD ‘Ami tatarabuelo materno aac Thompson, un judi nego jamaigui- tno gue les ransmitié a sus desendientes le importanca de gozar la vida, analiza las relacionesracalesyoponerse al injusto orden social (que se busca imponeres als portadores de emanchasgenealégicas» A mi amigo jorge Garcia Usta, de cuyo trabajo cultural aprend que a cultura es politica Debates sobre haan y plas ace en as Amica Negras In Memorian A Hamilton Ortiz. Murillo ‘Los colores de la indignacién El pasado domingo Hamilton Ortiz Murillo recibié un disparo ‘a quemarropa en el corazén y otro en la cabeza El menor, afrodescendiente, que se encontraba jugando frente a su casa en el bartio San Francisco de la localidad de Ciudad Bolivar, en Bogotd, ‘mutié instantdneamente. De acuerdo con investigaciones preliminares l asesino, conocido con 1 apodo de Van Van, y quien se encuentra préfugo de las autoridades, «cada que podia le grtaba insultos y butlas racistas, “El man que lo maté dice que no gusta de negros’, relaté uno de los tos dela victima. Abrumados por todo tipo de historias de corrupcién, los habitantes de Bogoté relegamos la tragedia de Hamilton. Registrado superficialmente por contados medios de comunicacién, el crimen pasé completamente inadvertido y no suscit6 reaccién alguna entre la opinién publica. Su familia, abordada por un solo periodista a la salida de Medicina Legal, retorné al barrio, probablemente resignada. Pese a los méviles racistas zno se escucharon declaraciones de representantes de las comunidades aftodescendientes. Un mutismo elocuente. En otros paises, marchas, movilizaciones y manifestaciones masivas de desaprobacién o censura contra las acttudes racistas suelen seguir a cstos crimenes. Es lo m{nimo. En nuestro caso, sin embargo, el delito ;pasé desapercibido y como al, puede uno suponer, otros muchos que ni siquiera llegan a los periédicos barriales 1B No seré facil determinar las posibles razones de esta paralizante indi- ferencia. Necesitarfamos, con seguridad, de la ayuda de un buen sacié- logo para entender por qué los resortes morales de una sociedad adormilada (se nos va el tiempo, por cierto, discutiendo la viabilidad de un caccrolazo para poner fin, entre otros, a los interminables trancones capitalinos). Y ain y sin el un evento de violencia, y no otros, activa diagnéstico de los expertos causa desde ya algo de estupor el silencio de los politicos defensores de la infancia, ese extrafio tniversal que opera ‘con parémetros relativistas, Tamaxs Aceavo, Tama de spec Debate abr haan y pla ails en las Améices Neges La persistencia de los efectos de la «raza», de los racismos y de la discriminacién racial: obstéculos para la ciudadania de personas y pueblos negros* Ciaupia Mosquera Roseno-Laspé, un index verborum prohibizorumy se afirma que no existe la «raza» fen términos biolégicos sino que solo existe la «raza humana». En otras se sostiene que, si bien lo anteriores cierto, el concepto raza es una E: algunas comunidades académicas, el concepto raza hace parte de ‘construccién sociohistérica portentosa ala hora de naturalizar formas de desigualdad, exclusin, segregaci6n, exterminios y violencias justificadas por la supuesta existencia de jerarquiasraciales que subtienden un orden societal sjustor, Otros autores subrayan que la de nese una construceién idcolégica que no existe aslada de los intereses de grupos especificos que defienden bienes, posiciones y privlegios materiales y simbélicos en una sociedad. Las feministas negras estadounidenses insisten en la perspecti- va de interseccionalidad y afirman que el género, la raza y la clase social constituyen mecanismos comparables ea la produccién de la desigualdad social, pues «ninguna persona experimenta la dominacién de género sin ‘experimentar simulténeamente la raza y la pertenencia a una clase social» (West &¢ Fenstermarker, 1995). Tias el advenimiento de un proyecto he- ‘geménico de modernidad occidental con pretensiones de universalidad, la «raza» se convirtiéen un principio estructurador de las rel cultural y politicas. Para ello se valié de la economia capitalista, dl dis- ccurso de la ciencia y de a teologia. + Con ls colaboracidn de Margarita Marla Rodriguez Morale. Agraderco 4 Agustin ade Montes, Ruby Enther Lab Diss y Csi RedsguexGareito sos comentatioe a ete tx, 7 El uso tedtico del concepto raza, como su empleo cotidiano, es pro- blemético, no tanto por sus significados explicitos o implicitos como porque adquiere caracteristicas particulares segin el tiempo y el espacio, que hacen de raza un concepto camaleénico. Sabemos que hoy la cuesti6n racial no puede plantearse en términos abstractos sin tener en cuenta los espacios sociohistéricos que le dan sentido, aunque pueden presentarse algunas caracteristicas nucleares compart ‘muy importance unir las reflexiones sobre arazave ideologia del mestizaje triétnico!; esta iltima, andamiaje estructurante del proyecto republicano del siglo x0x, que hizo difuso el orden sociorracial distancindose dis- ccursivamente de las jerarquias de la sociedad de castas de la Colonia y prohibiendo, por intermedio de dispositivos piblicos de poder como la Telesia, la escuela, las universidades y los partidos politicos, que los nuevos ciudadanos se refitierana la erazay,al tiempo que favorectacierta movilidad social de quienes se mezclaran biolégicamente hasta borrar toda huella de la sdesgracia gencalégica africanav y adoptaran las normas y valores de la sociedad blanca-mestiza guardiana de la «blancura», wentendida no camo el color de la piel sina cama simhalo hegeménien de cultura, de belleza, de razén, de felicidad, de ser» (Dos Santos, 2004: 33-35). ‘Como categoria con anclaje en la historia, la raza atraviesa diversos tiempos, espacios y eventos. En la América hispana colonial, arranca con la limpieza de sangreyy la obsesién genealogica. ¥en el resto del mundo se Ja haaplicado en la heterofobia hacia el judio yel moro, en el nazismo, en dl sistema de castas hindi, en la esclavizacién de afticanos, en las empresas imperiales y coloniales, en el apartheid sudafticano y, en el siglo xx, en los neorracismos que han aparecido con el llamado «racismo cultural», en las derivaciones de la medicina genética y de Ia investigacién gené- mica —que se desarrollan de manera exponencial (Parizeau, 2006: 6)— y enlos ecocidios de la globalizacién econémica. Desde el siglo x1x hasta hoy, la srazav ha sido eproductora de conductas y de cualidades especificas inscritas en la carne y la sangre» (Guillaumin, 1992). Para el caso colombiano, es 1 Blequivalence aa democracia racial en Beas 18 Debates sobre laaanay pla aie on las Amis Negras “Algunos estudiosos —sobre todo del campo de la antropologia—, dado el cardcter ideolégico-poltico de las doctrinas y discriminaciones racistas, han sustituido raza por grupo émico 0 etnicidad, conceptos avalados por Ja Unesco en 1978. Sin embargo, observamos en la experiencia cotidiana y los estudios empfricos que los efectos de la eraza» y del racismo no se crradican purgando el lengua, ya que al concepto puede vaciérsclo de su sentido mientras que los efectos derivados de su carécter estructural y de su praxis quedan intactos pese las transformaciones socioculturales. Lo cierto es que esta sustitucién no transforma la realidad ni la manera de percibirla: se vuelve un idealismo lingiistico segin el cual solo existe aquello de lo que se habla. La susticucién del concepto de raza por el de grupo éenico viene dos ‘consecuencias: la primera es que minimiaa o elude el fenémeno de los racismos existentes; la segunda, que reifica el concepto raza, que debe ppermanecer en el reino de la vnaturalezav, en contraste con la etnicidad, entendida como fenémeno culeural. ‘No obstante, el concepto de etnicidad ha recibido fuertes crticas tanto de parte de la academia como de los movimicntos sociales. Por un lado, se convierte en una definicién circular al equiparlaa lade grupo étnico. El criterio etnicista se presta para un enfoque liberal y laxista del racismo, pues tiende a negarlo 0 minimizarlo como un sistema de dominacién de importancia estructural, histérico-mundial, clave para entender una serie de instituciones o procesos, desde las desigualdades de la economia —mundo capitalista— hasta las formas modernas de Estado y las valo- raciones existente sobre cultura, conocimiento e identidad. Porotra parte, la etnicidad no es un concepto sustantivo ¢ independiente de la case social sino que forma parte del sistema de dominacién y de las estructuras jerarquizantes asociados a significados simbélicos, reales y ‘materiales de subyugacién, subalternidad y exclusién. Por lo tanto debe analizarse tal cual en es0s contextos. [Esmis: sila etnicidad se refiere a rasgos culturales compartidos y tiende ser enaturalizaday, estos rasgos terminan identificindose al concepto de raza, entendido como producto de un proceso sociohistérico, culeural oaae i6 y politico, teniendo en cuenta que lo politico arrastra lo econémico. ‘Cuando se «naturalizan» rasgos culturales 0 se mezclan con la apariencia fisica —esencialmente, el color de la piel—, que en ocasiones se asocian a lugares geogréficos, se confunden y yuxtaponen critcrios culturales y se comen2é a construir y difundir desde la Europa del siglo xv, teniendo como punto de partida a los grupos de personas distintos a los curo- pcos —africanos utilizadas como esclavos y objero dela traraesclavsta, pueblos indigenas de América y la poblacin asttica—, ubicdndose asi :ismos en un nivel superior que indicaba un mayor grado de civilizacién y alejamiento del estado de naturaleza. Estas construcciones contribu- yeron a la construccién de lo que se establecié como la modernidad y, posteriormente, al capitalism. El cuarto capitulo es un texto de Adolfo Albin Achinte: «Racializacion, violencia epistémica, clonialidad lingifsica y r-existencia en el proyecto ‘moderno-colonials. El autor inicia enunciando que la colonialidad del poder ha creado estructuras de dominacién basadas en la diferencia entre lo hegeménico yo subalterno y que, desde tal, se encuentra la colonialidad del saber, en la que «se presentan fuertes impactos en el entramado del pensamiento occidental y su proyecto de modernidad en sus procesos de desconocimiento, exclusién y descalificacién de la capacidad, los saberes yy los haceres de individuos y sociedades subalternizadasn. Tal subalter- nizacién de las comunidades indigenas y afrodescendientes en América surgié desde la conquista de Europa occidental a este continente. Y es desde tal situacién desde donde Albin busca analizar lo que ha denomi- nado la wdinémica de inventar al otto». La profunda diferenciacién entre distintos grupos o comunidades en América surge desde la legada misma de los colonizadorescuropeos, quienes construyeron una imagen estigmatizada de los aborigenes que aqui encon- ‘aron, asociada a aspectos negativos que les causaban temor. Albin explica «ste proceso porla prevalencia del eurocentrismo y por obmo se interpretaba yeentendia el mundo desde su propia perspectiva de conocimiento y, en consecuencia, se hegemonizaban su saber y su organizacién imperial por cencima de los distintos a éste —que son desvalorizados y excluidos— 38 Debate sabre iadadanay pla racine en ns Américas Negras Para Alln, tal sicuacin es consecuencia directa de los siguientes ele- smencos: «1 la organizacin militar parael sometimiento y2) laimposicién del catolicismo para la evangelizaciény. Ambos se configuran como formas de someter mediante el uso de la violencia —fisica y simbélica—, y es justamente esta segunda forma de violencia en la que Albin se concentra para mostrar que westa violencia epistémica es el resultado del proceso de racializaci6n como dispositivo de clasificacién social y de diferenciacién aque el colonizador establecié en las relaciones de poder», lo que deja en claro que la construccién de diferencias en los colores de la piel fue lo aque llevé a la apariciin de tal tipo de violencia. Pero lajusificacin de estos procesos la encuentra Albin en la necesidad de construir una imagen, un imaginario que signifique positivamente a quienes son dominantes —Europa, en este caso— por encima de quienes son dominados, que han sido colonizados y han de ser asimilados con el fin de lograr una homogencizacién. A toda esta dindmica sea denomina soccidentalismon.. (Como resultado de los procesos y dindmicas mencionados se configura cl «colonialismo interno, que se entiende como «la reproduccién de los esquemas de la colonialidad del poder, del saber y del ser por unas diri- gencias que han estado postradas de rodillas ante los designios globales de los imperios desde el siglo xv hasta nuestros dias». ‘Alban hace énfasis particular, en un fragmento de su texto, en la im- portancia que tiene el lenguaje en la colonialidad del poder, del saber y del ser: La imposicin del idioma espafiol durante la Coloniaen América elimin6 las estructuras lingisticas de pueblos indigenas, afticanos y sus descendientes, produciendo con ello una modificacién de todo lo que a través de éstas se construyec imponiendo «una forma de ser, estar, actuar, pensar, hacer y conocer en el mundo». En consecuencia, las cosmogonias de los grupos dominados fueron condenadas al olvido, a la estereotipacién negativa y al reemplazo que imponian la destruccién y la exclusién de una cultura y forma de interpretar el mundo completas. Alban plantea la necesidad de recu- perar la palabra de aquellos a quienes se es arrebat6, aprender de ellos artis 39 buscando su liberacién y reparando la invisibilizacién y la exclusién de que han sido objeto. Alban toma el caso de las comunidades negras del Valle del Patia, ubicado al sur del departamento del Cauca. Dichos pueblos fueron esta- blecidos como palenques en el siglo xvm y a partir de entonces poblaron la regién y se establecieron hasta la actualidad. Appesar de ser comunidades fuertes ytrabajadoras, han sido estigmati- zados por las mayorias blanco-mestizas, que ademés los han llevado a un «estado de marginalidad y abandono desde el mismo Estado colombiano. Pero su aislamiento es en parte consecuencia de un automarginamiento que han ejercido wen tantos afios de resistencia y oposicién a una sociedad cexcluyente y discriminatoria. Como ssolucién» a la precariedad en que viven, Albén plantea la importancia de su visibilizacién por medio del reconocimiento de su ‘cultura; pero, para lograrlo, se pregunta lo siguiente: «zeémo se traduce y/o manifesta la globalizaci6n en las comunidades campesinas negras del Valle del Patia con précticas culturales aiin inscritas en dindmicas rrurales y semirrurales como para pensar en la incidencia del proyecto homogeneizador de la culeura mundo/moderna/coloniab En respuestaa su pregunta muestra que, desde 1988, estas comunidades han establecido procesos culturales para su autorreconocimiento como grupo étnico. Para lograrlo se han centrado en «recuperar, conservar y difundir la cultura aplicando una metodologia de investigacién-accién participativay. ¥, aunque se enfoca en la promocién de su cultura, sus fines van mas alld, puesto que no se ve como un elemento aislado, sino como una herramienta politica para su visibilizacién, al darlea su culeura tn significado distinto en que ésta no sea la subordinada de una culeura hhegeménica. A partir de esto se busca entonces generar procesos de par- icipacion y construccién democritica de poderes locales. El quinto capiculo es de Kelvin Santiago-Valles: «Regimenes globales- raciales. Repensando trabajo, “raza” e impetio en el largo plizo histérico». Fl texto analiza las tensiones que se dan a partir del auge de una pers- 40 Debate sobre ciudadanisy pla ais nas América Negras pectiva histérico-mundial en el estudio que las ciencias sociales hacen dela raza», el trabajo y el imperio. Propone una reconceptualizacién de Jo que se entiende por raza al definitla como «una estructura histérico- ‘mundial que abarca —y literalmente encarna— cualquiera y todas las instieuciones y pricticas materiales que le otorgan una fisonomia a las habieuales desigualdades demogréficass. En la segunda parte del texto explica por qué persiste la divisién del trabajo en todos los regimenes globales-raciales. Santiago-Valles busca superar agu{ los estudios que toman distintas jerarquizaciones sociales —raza, clase, género—, de las que solamente toman algunas condiciones y buscan interceptarlos entre ellas. También entiende los conceptos de raza y racializacién como el sconjunto de _mecanismos no simplemente textuales-narrativos, sino simulténeamente socioeconémicos y politicos por medio de los cuales estas formas capita- listas de dominacién y explotacin se materializan y expanden». Relacién entre organizacién de la economéa-mundo capitaista y la configuracién racial del trabajo fue establecida por Cedric Robinson; pero, luego, Quijano y Wallerstein hicieron algo similar afirmando que «la colonialidad delinea los limites sociales que corresponden ala division del trabajo» y que en éstos persiste una jerarquia étnico-racial. Estas relaciones y fenémenos son entonces analizados por Santiago- ‘Valles partiendo de las configuraciones locales para lograrla comprensién del contexto global. Este tipo de anilisis se denomina scomparacién incorporada, la cual describe brevemente McMichael como «el todos, por consiguiente, no existe independientemente de sus partes», Para Santiago-Valles, la reconstruceién de componentes y partes de ‘sas estructuras creadas, sus detalles y clementos que configuran el ca- pitalismo racial, son determinantes en la comprensién de las sjerarquias sociosistémicas». Aqui establece dos expresiones,inftilizacién sociorracial y racializacién fominizada, como las mis representativas de ese proceso de regulacién de la jerarquias. atest a El autor también busca identificar conexiones y contradicciones entre, en primer lugar, os diferentes ‘momentos de la acumulacién capitalist —de nuevo, global y local—; en segundo lugar, los «miles de hechos variados» y adetalles cotidianos» «on consecuencias] perdurables en ls aspectos superpuestos, reguladores, cultural ehistricamente variables —y los espacios sociales y aparatos ai consttuidos— donde esta infanilzacin racial yracializacinfeminizada es fabricada,rerada, negociada y tansformada ‘Tambien se resalta la necesidad de identiicar aparatosy eespacios bio- politicos inmersos en intervenciones y regulaciones que significan con cl cuerpo y los procesos biolégicos. Estos son los que se materializan en formas coeritivas que permiten mantener las estructurasyjerarquéas. Las fuerzas coercitivas se evidencian en las préctica discursivas del capitalismo ¥¥esus mecanismos reguladores y espacios sociales. Santiago- Valles coincide con la postura de autores como Braudel, quien afirma que el anslisis de cualquier pueblo 0 comunidad debe realizarse teniendo en cuenta el contexto més amplio en que se inscribe. En tal sentido, la situacidn del pueblo negro ha de entenderse cn una perspectiva hist6rica; es decie que no se debe descuidar la forma en que se ha creado la divisién global del trabajo, sino que ¢s necesario reconstruit conceptualmente los contradicoris procesoshistéicos ¥ condiciones sociales —locales,reginalesy globales— bajo ls cuales ciertas poblaciones trabajadoras son racalzadassexualmente como subor- dlinadas; es decir, sujets priféricos-feminizados ylo mujeres desposeidas. En cambio, otras poblaciones —teabsjadoras y dlites— son sexualmente ‘ncialzadas como dominantes —masculinizadas yo masculinas—, todo este proceso visto ene context dela polarzacin jerirquica més amplia del conjunto de las poblaciones durante los diferentes periodos de la acumulacin capitalist. 42 ‘Dee sobre ciudadanly poles aie mle Amis Neat Mientras tanto, también se explica que las categoria de raza sexo/ _ghnero 110 son. conceptos concretos sino «abstracciones y experiencias recibidas». Las poblaciones subordinadas son entonces las que han sido ‘objeco de la racializaci6n sexual y, en consecuencia, son més proclives 2 {que se las explote laboralmente. En este punto, Santiago-Valles establece una diferencia entre el trabajo real y el trabajo abstracto y afirma que la coercién es el medio ttl para cerrar la brecha entre estos dos, y por esta raz6n la violencia toma tanta ‘mportancia hasta llegar a ser una «potencia econémica» y convertirse ‘en una wtendencia permanente de la especificidad hist6rica del sistema- ‘mundo colonial-capitalista». Teniendo en cuenta los postulados sobre el capitaismo histrico que hhacen referencia a las distntas variables que el trabajo puede tomar ylo contener, Santiago-Valles reflexiona ccticamente respecto del trabajo concreto y las resistencias que surgen frente a éste. Ley general de la acumulacién capitalist: la acumulacién de riqueza tae inevitablemente la acumulacién de miseria. Las formas en que ésta se ha analizado han Ilevado al centro del debate Is denominada sacumulaciSn primitive», puesto que describen la desposesién de las particularidades del trabajo, tunidas a formas de trabajo cocrcitivas. Esta desposesién va ligada a las personas que ocupan posiciones subordinadas socioculturalmente —por lo general, aquellas racializadas y feminizadas—. El paso de un régimen global-racal a otto puede identificarse al exa- minar las formas de regulacién y de castigo que aparecen en el régimen vento del régimen predominante. Una de las regulaciones consiste en la jerarquizacién de la relaciones de quienes constituyen el sistema, a partir de categorias como género, clase y raza. El estudio de estas jerar- ‘quizaciones se hace necesario por dos razones. La primera es que «los aspectos epistémicos y socialreguladores de estas estrucruras de explotacién ydominacién han sido, en gran parte—antes y ahora—, los principales blancos de ataque de la mayoria de resistencias antisistémicas». Por su Thoin a

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