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Llevamos más de un año usando éstos champús y no tenemos intención de cambiar ya que
gracias a ellos ahora tenemos el cabello fuerte y sano.
Son 100% naturales, puesto que los tensioactivos que utilizamos para hacerlos son derivados
del coco y están aprobados tanto por ECO CERT como por otras organizaciones de cosmética
BIO.
Llegaron a nuestro país de la mano de la marca Lush, que han sido pioneros en este tipo de
cosméticos para el cabello, y desde entonces se han convertido en una revolución.
Limpian perfectamente el cabello, con una espuma increíble y no pican los ojos.
Se les pueden añadir perfectamente aceites vegetales y mantecas, a los líquidos no
porque flotan.
Son prácticos porque ocupan poco espacio y te los puedes llevar a cualquier parte
(como al gimnasio).
Les puedes dar la forma que quieras y son un detalle precioso como regalo.
Son biodegradables: no hacen daño al medio ambiente y además no necesitan envases
o botes de plástico (que tanto contaminan).
Cuidan el cuero cabelludo porque no contienen agentes agresivos (cómo los t ienen los
comerciales).
Y sobre todo están hechos con ingredientes naturales, que hacen que el cabello crezca
sano y sin problemas.
La mayoría de las afecciones que tenemos en el cuero cabelludo, cómo la caspa, el picor o la
caída, no son ocasionados por desajustes en nuestro cuerpo, los responsables reales son la
cantidad de potingues que nos echamos para parecer más atractivas.
Por ejemplo, nos teñimos o decoloramos el cabello, como resultado nos lo reseca y para
sanarlo compramos mascarillas que después nos engrasan el cuero cabelludo pero las puntas
siguen secas.
Cuando te pones una mascarilla comercial al momento del peinado parece que el pelo ya está
bien pero cuando lo dejas de usar otra vez aparecen los pelos tiesos. Porque esas mascarillas
no corrigen el cabello, están hechas con siliconas que se adhieren al pelo para suavizarlo y
cubrirlo pero en cuanto desaparece la silicona queda expuesto tu pelo tal como es en realidad.
Lo asemejo mucho con el barniz que se le pone a la madera para parecerla nueva. No es que el
barniz la repare, el barniz cubre los desperfectos y la hace parecer nueva y brillante, pero en
cuanto el barniz se va sigue estando la madera vieja.
Con tu pelo igual, lo único que hace que tu cabello se recupere y lo cuide son los aceites
vegetales y otros activos destinados para ese fin, que si empiezas a usarlos comprobarás que
tu pelo crece fuerte y la mayoría de problemas desaparecen.
De hecho, en cuanto empiezas a dejar los champús y otros productos artificiales sientes al
principio que el champú no te va bien, pero no es porque sean peores, es porque la silicona del
pelo va desapareciendo poco a poco y queda tu pelo tal y como es. Pero con el tiempo
(después de dos semanas normalmente) tu pelo vuelve a relucir y brillar, pero en esta ocasión
de forma natural.
Imagina un plástico que envuelve el pelo todo el tiempo que no lo deja respirar y crecer con
normalidad y de repente lo quitas. El cabello se ve débil y opaco, pero poco a poco se empieza
a recuperar.
Por eso pasar de champús comerciales a champús naturales necesita un tiempo de transición,
pero en cuanto te adaptas merece muchísimo la pena.
De hecho, hemos tenido casos de personas que han usado nuestros champús y han eliminado
completamente la caspa. Habían probado de todo pero no daban con la tecla y desde que los
usaron nos han contado que tanto la caspa cómo incluso el mal olor del cuero cabelludo
desaparecieron.
El problema de la caspa es que no tiene una razón fija y por ende una solución única. P uede
estar causada como una reacción de tu cuero cabelludo a los productos que usas o como
consecuencia de un hongo que habita en él, que además suele estar relacionado co n el exceso
de grasa y picor.
De cualquier forma, es una señal que nos envía nuestro cuerpo para informarnos de que algo
no va bien y tenemos que aprender a descifrar esos mensajes que nos manda.
Por ejemplo, en mi caso, me he llevado toda la vida con picor en los ojos y con un tipo de
legaña que se me formaba en forma de tira que no conseguía eliminar. Nunca había tratado de
buscar una solución porque estaba tan acostumbrada a vivir con ello que no lo veía como un
problema. Sin embargo, en cuanto empecé a utilizar elementos naturales (aceites vegetales,
jabones artesanos, champús sólidos, etc.) ha desaparecido completamente.
Esta experiencia me ha demostrado que tengo mayor sensibilidad en los ojos y esa era la
manera que tenían de reaccionar a todos los elementos químicos que usaba continuamente.
También me ha pasado que tenía como una especie de granitos en la parte trasera de los
brazos que me salían sobre todo en verano. Desde que dejé de usar geles comerciales adiós a
los granitos, además me cuido la piel con aceites vegetales (en vez de cremas típicas de
supermercado) y noto muchísimo la diferencia.
No trato de convencer a nadie, no gano nada con eso, sólo pretendo contarte nuestra
experiencia por si quieres hacer uso de ella ya que a nosotras nos ha valido y estamos seguras
de que a ti también te valdrá.
Los ingredientes
Los principales ingredientes de un champú sólido son los tensioactivos, que no son más que un
compuesto que modifica o rompe la tensión superficial que existe entre dos medios
incompatibles entre sí.
Para que lo entiendas claramente, es como la yema del huevo para hacer mayonesa. Sin ella
no se mezclaría en la vida el aceite con el vinagre o el limón, son medios completamente
distintos que no ligarían entre sí a no ser que le introduzcas un emulsionante: la yema de
huevo.
Lo mismo pasa con el jabón, es capaz de unir el agua con el aceite gracias a sus dos polaridades
distintas, una hidrófila (amiga del agua) y otra lipófila (compatible con el aceite). De esa
manera el aceite se uniría a un extremo del jabón y el agua se uniría al otro extremo.
Todo esto lo explicamos en detalle en nuestro ebook “Cómo hacer jabones” que si aún no lo
tienes y estás interesado en el tema te invito a que lo compres, no tiene desperdicio.
Y seguro que te estarás preguntando ¿entonces por qué no usar jabones artesanos cómo
champú en vez de tensioactivos?
Muy bien, si ya sabes algo sobre jabones y el proceso de saponificación, sabrás que el pH de un
jabón artesano bien hecho debe quedar entre 7 y 9, que para el uso de la piel es correcto, pero
no para otras zonas del cuerpo más delicadas como pueden ser el cuero cabelludo, el cutis o
las zonas íntimas. Estas necesitan de un pH más bajo y es lo que conseguimos con los
tensioactivos.
Un jabón artesano no puede tener un pH más bajo de 7, se estropearía. Por lo que la idea de
usar jabones para lavarnos el pelo la descartamos. Sé que hay montones de recetas de jabones
para uso como champú y de hecho yo las he probado, pero al menos a mi no me van bien, se
queda el pelo como sucio y pegajoso.
Algunas personas usan los jabones artesanos para lavarse el cabello y luego una solución ácida
para el enjuague (agua+vinagre o limón) para recuperar el pH y cerrar la cutícula. También lo
he probado y no me ha gustado, no tienen nada que ver con el resultado de un champú hecho
con tensioactivos naturales.
Tensioactivos
Existen diferentes tipos de tensioactivos, según la función que desempeñen, y voy a tratar de
explicarlos de forma muy sencilla, tal y cómo a mí me gustaría que lo hicieran:
También se pueden diferenciar los tensioactivos según la naturaleza de su parte hidrófila. Son
los siguientes:
Puedes utilizar los tensioactivos naturales que prefieras, cada uno tienen sus dosis
recomendadas de utilización (que están marcadas por el fabricante) y puedes ajustarte a esas
medidas, pero nosotras, después de hacer muchas pruebas, nos quedamos con los
tensioactivos aniónicos. Concretamente con los llamados SCI (Sodium Cocoyl Isethionate) y
SCS (Sodium Coco Sulfate).
Ambos tensioactivos son completamente naturales derivados del aceite de coco . Se podrían
utilizar independientemente uno u otro, pero en combinación actúan mucho mejor.
El tensioactivo SCS utilizado sólo es efectivo, pero en mi experiencia deja el pelo un poco seco,
sin embargo si lo combinamos con el SCI hace mucha más espuma y el pelo queda mucho más
suave y sedoso.
A su vez, el tensioactivo SCI utilizado sólo tampoco me gusta del todo porque no limpia tanto
como lo que yo necesito (cabello tirando a graso), pero para el uso de los niños va genial que
apenas se engrasan.
Por lo tanto, cada vez que preparamos champús usamos ambos en la proporción que
detallamos a continuación.
Composición de los champús sólidos
Cabellos normales y secos. Receta base:
La única diferencia entre los dos es que a los champús destinados a cabellos grasos no le
ponemos aceites ya que el cuero cabelludo de éste tipo ya segrega en exceso y no es necesario
añadirle más.
Aditivos:
A estos ingredientes base podemos añadirles los siguientes activos según la necesidad de cada
tipo de cabello.
Acondicionadores:
Todos estos activos lo venden en tiendas de cosmética natural. Yo los compro en Aroma-
Zone.
Otros:
1. Cabello seco:
Los 3 mejores aceites para el cabello seco son: el aceite de aguacate, la manteca de mango y el
aceite de germen de trigo. En ese orden.
Aunque también son muy recomendables: el aceite de coco, el aceite de borraja, la manteca
de kukui, el aceite de macadamia, el aceite de argán y la manteca de karité.
Los 3 mejores aceites para estimular el crecimiento del pelo son: el aceite de ricino, el aceite
de mostaza y el aceite de coco.
También son buenos: el aceite vegetal de ricino (o castor), el aceite de Chaulmoogra, el aceite
de neguilla (comino negro), el aceite de jojoba.
Combinar con los aceites esenciales: Cedro del Atlas, Bahía de Santo Tomás (nombre botánico
Pimenta racemosa Sr.), Salvia, Pomelo y Ciprés de Provenza.
3. Cabello encrespado:
Los 3 mejores aceites para suavizar y disciplinar el cabello son: el aceite vegetal de brócoli, el
aceite de pracaxi y el aceite de piqui.
4. Cabello rizado:
Los 3 mejores aceites para el cabello rizado son: el aceite vegetal de papaya, el aceite de piqui
y la manteca de murumuru.
Los 3 mejores aceites son: la manteca de karité, el aceite de coco y el aceite de zapote.
También son buenos: el aceite de ricino, el aceite de jojoba, el aceite de kukui, el aceite de
abisinia, el aceite de aguacate y el aceite de almendras dulces.
En el champú se puede incluir el aceite de jojoba y neguilla (comino negro), ya que son sebo-
reguladores y aconsejables para aplicar directamente en el cuero cabelludo.
Para las puntas se puede aplicar en los extremos, después del lavado y sin necesidad de
enjuguar, los siguientes aceites: avellana, brócoli o kukui. Son aceites “secos” y no engrasan.
Los mejores aceites para aportar brillo y vida al cabello son: aceite de abisinia, aceite de ricino
y el aceite de papaya.
Nota:
Todos estos aceites son apropiados no sólo para añadirlos a los champús, si no para tratar el
cabello con ellos en forma de mascarillas, al menos una vez a la semana, unas horas antes del
baño.
Personalmente, yo me lo aplico una hora antes y luego me lavo el pelo con el champú
adecuado a mi tipo de cuero cabelludo, aunque voy variando constantemente porque me
gusta probarlos todos.
Después del baño siempre aplico un poco de aceite seco en las puntas para evitar el
encrespamiento (muy poquito) y me queda genial.
¿Qué polvos de plantas usar?
Dependiendo una vez más del tipo de cabello que tengas te vendrá bien agregar en tus
champús diferentes tipos de polvos de plantas. También lo s puedes incluir en tus mascarillas.
Las plantas más indicadas son: el polvo de amla, el polvo de bhringaraj y el polvo de alholva
(fenogreco).
Contra la caída:
Para desenredar:
Anti-caspa:
Nota: todas estas plantas ayurvédicas proceden de la India y las puedes comprar también en la
tienda de Aroma-Zone.
Mis recetas de champús sólidos
Los ingredientes que te he comentado son los ideales para añadir a tus champús sólidos ya que
son los recomendados por la mayoría de especialistas, pero si te soy sincera siempre me ha
gustado experimentar con ingredientes más comunes y me han salido unos champús
estupendos.
He utilizado para hacerlos algunos alimentos como la leche de avena, la cerveza, infusiones de
plantas... pero he añadido además conservantes naturales (cosgard) para alargar la vida del
champú y los he usado rápidamente antes de que puedan proliferar los microorganismos.
Suelen aguantar unos 3 meses después de hacerlos, pero si haces muchos de una vez los
puedes congelar y sacarlos cuando los vayas a utilizar.
Te dejo las recetas que a mí me han funcionado y me han hablado maravillas de ellas.
Elaboración
Antes de empezar lavamos bien los recipientes que vamos a utilizar y le pulverizamos alcohol
para desinfectarlos y los dejamos secar al aire libre.
Nos ponemos guantes de látex, mascarilla (el tensioactivo te hace estornudar) y vamos allá:
3. Lo dejamos calentar y
removemos bien hasta que se
fundan las mantecas o se templen
los aceites. Siempre que la receta
lleve aceite es aconsejable añadir
vitamina E para retrasar el enranciamiento.
4. Cuando los líquidos alcancen una temperatura de unos 60ºC lo volcamos encima de los
polvos y removemos para integrar todo los ingredientes.
5. Cuando comprobemos que ha
formado una pasta homogénea
sacamos el recipiente y lo dejamos
enfriar a temperatura ambiente.
9. Cuando estén muy duros al tacto los desmoldamos y los dejamos secar (sin cubrir) encima
de papel absorbente y dónde no les den la luz directamente.
Al día siguiente, o cuando compruebes que ya están completamente secos, ya están listos para
usar.
Por último, tal y cómo te comenté antes, los puedes utilizar tanto para lavarte el pelo como el
cutis o las zonas íntimas. O si lo prefieres puedes enjabonarte con ellos directamente todo el
cuerpo, aunque para eso yo prefiero directamente los jabones artesanos y además salen más
económicos que éstos elaborados con tensioactivos.
Espero que esta guía te haya servido para orientarte a hacer tus propios champús sólidos y si
los pruebas espero tu comentario con tu opinión. Me encantaría conocerla.
Jessica Ramos.