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El objetivo del presente documento es ofrecer a los aspirantes a ingresar a los estudios de
doctorado una serie de orientaciones básicas, muy generales, para elaborar el anteproyecto
de investigación que deben someter con su solicitud de ingreso. Sin embargo, es importante
tener presente que la elaboración del anteproyecto debe servir no sólo para someterlo al
proceso de admisión, sino también para que el aspirante logre mayor claridad acerca de qué
es lo que intenta investigar y el modo en que lo llevará a cabo, de manera que esta
aclaración guíe el trabajo que pretende emprender.
1. Encabezado
El título del proyecto debe ser la expresión más resumida de los propósitos de la
investigación, de manera que debe dar una primera idea general de la misma. Dicho sea de
paso, lo mismo debe aplicarse en su oportunidad a la tesis.
El uso de un subtítulo es un recurso útil para delimitar más el sentido del trabajo expresado
mediante el título, razón por la cual conviene preguntarse si el título de nuestro proyecto lo
requiere.
Se debe incluir el simple enunciado de los títulos de los trabajos previos realizados por el
aspirante en la misma área o línea de investigación, especificando su naturaleza (artículo,
ponencia, tesis de licenciatura o de maestría, etc.) y, en su caso, las referencias
bibliográficas de su publicación. Si la lista es larga, el académico debe seleccionar los tres
trabajos que considere más relacionados con el proyecto o, en su defecto, que, por lo menos
sean de investigación. El enunciado de estos trabajos es particularmente importante en el
caso de aquellos aspirantes que no cuenten con grado de maestría, ya que, de conformidad
con la convocatoria para el proceso de admisión, excepcionalmente podrán aceptarse a
quienes se encuentren en tal situación siempre y cuando posean experiencia de
investigación demostrable mediante publicaciones.
En el caso de un académico novel que no cuenta aún con trabajos de investigación previos,
pero sí con grado de maestría, en lugar de la mención de los trabajos debe dar una breve
explicación de las razones académicas por las cuales ha decidido seguir el área o línea en
que se ubica el tema de su anteproyecto. Tal explicación puede incluir la mención de
trabajos académicos que realizó durante el estudio de una licenciatura o posgrado, y
algunos de los datos curriculares pertinentes del investigador.
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Dado que el conocimiento se desarrolla históricamente, es decir, cambia a lo largo del tiempo, en
un determinado momento se puede identificar cuál es el estado o límite al que ha llegado el
conocimiento respecto a determinado problema ya planteado. A esta situación se le conoce como
el estado de la cuestión o estado del arte. El conocimiento que tenga el investigador del estado de
la cuestión de algún problema de una determinada área del saber es lo que le brinda la posibilidad
de encontrar nuevos caminos, vetas y problemas de investigación: le puede permitir identificar
conceptos, teorías o temas o del conocimiento existente hasta ese momento que deben ser
extendidos o estudiados a mayor profundidad, interrogantes ya planteadas que esperan ser
contestadas, o respuestas a las mismas que requieren mayores evidencias, mayor sustento. Más
específicamente, el conocimiento que posea el académico del estado de la cuestión le puede
brindar la ocasión de encontrar lagunas, contradicciones, insuficiencias u otras posibles fallas en el
conocimiento que esperan ser resueltas. Se desprende de lo anterior que sólo conociendo el
estado actual de la cuestión es posible encontrar verdaderos problemas por investigar, pero es
necesario estar consciente de que este hallazgo exige, además, una dosis importante de reflexión
y trabajo intelectual.
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estado de la cuestión está tan vinculada al planteamiento del problema que incluso podría
decirse que es parte de él o, al menos, que puede resultar difícil presentarla separadamente
del mismo.
Por lo anteriormente dicho, queda a juicio del investigador la forma de presentar este
elemento del anteproyecto –fundido con el planteamiento del problema o separado de él–,
siempre y cuando quede claro cuál es el estado de la cuestión y cuál el problema específico
por investigar.
Como se dijo en el inciso previo, la expresión resumida del estado de la cuestión debe
servir, además de preámbulo del planteamiento del problema, como justificación de la
investigación, por consiguiente, puede formar parte del apartado que se dedique a dicho
estado.
Toda investigación debe proponerse responder a una interrogante o problema, por lo tanto
el planteamiento de éste es el punto de partida del proceso de investigar.
Consecuentemente, es necesario plantear el problema con claridad, es decir, especificar y
delimitar qué aspecto del estado de la cuestión es el que se abordará, pues entre más clara y
delimitada esté la pregunta que origina la investigación, orientará mejor el trabajo
investigativo, brindando así mayores probabilidades de encontrar una respuesta
satisfactoria a la interrogante o, al menos, de avanzar el conocimiento tendiente al mismo
fin.
Para ello, se debe tener claro que para que el anteproyecto pretenda hacer una contribución
al conocimiento de las ciencias de la administración, como establece la convocatoria, es
decir, para que realmente sea de investigación, no debe dirigirse a la solución de un
problema exclusivo de una determinada organización o grupo de organizaciones, sino a
incrementar el conocimiento (sea teórico o técnico), que para ser tal, tiene que ser de
aplicación general. Recuérdese que aun si la investigación propuesta es aplicada, es decir,
si busca hacer un aporte al conocimiento práctico o técnico, sus resultados deben ser
aplicables a una generalidad de organizaciones, no únicamente a las de una cierta localidad
o región geográfica o a las de determinada rama industrial, comercial o de servicios. Por
ejemplo, una investigación aceptable podría proponer ciertos ajustes importantes al cuadro
integral de mando (balanced scorecard), a la planeación estratégica, o a cualquier otra
técnica administrativa, para hacerla más eficaz (para cualquier organización) o para facilitar
su aplicación a las empresas pequeñas y medianas. En cambio, un anteproyecto inadecuado
podría proponer los mismos ajustes pero pretendiendo que fueran aplicables
exclusivamente a las empresas cafetaleras de cierto municipio, provincia o departamento.
Un trabajo de estas pretensiones, aun suponiendo que lograra tal grado de especificidad, se
parecería más a un trabajo profesional de consultoría que a una investigación académica.
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El planteamiento del problema que se estudiará puede expresarse con la extensión que se
desee pero debe resumirse o concretarse a través de una interrogante, o, en su caso, de una
pregunta central y varias interrogantes secundarias a ella vinculadas; además, debe estar
teóricamente sustentado. Si el académico no logra plasmar su problema en una interrogante,
es que no lo ha encontrado aún, pero el esfuerzo y tiempo que emplee en hallarlo le será
muy redituable; no en vano infinidad de investigadores y metodólogos coinciden en
destacar que una vez que se ha planteado con cierta claridad un problema se ha avanzado
un gran trecho, “la mitad del camino” según muchos, en el desarrollo de una investigación.
Si en virtud del tipo de investigación que se planea llevar a cabo no se requiere definir una
hipótesis formal, se deberá bosquejar el argumento principal que parece responder mejor a
la pregunta de investigación.
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Nos referimos a la inútil pero frecuente práctica de transformar las interrogantes-problema en enunciados sin
carácter interrogatorio para presentarlos ahora como “objetivos”. Por ejemplo, siguiendo esta práctica, un
problema resumido mediante la pregunta ¿Es conveniente la estandarización de términos teóricos sobre las
organizaciones? daría lugar al objetivo “Determinar si es conveniente la estandarización de términos teóricos
sobre las organizaciones”, que no aporta absolutamente nada nuevo.
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Queda pues a juicio del aspirante el presentar o no un apartado específico para exponer los
objetivos de la investigación-tesis.
9. Metodología
Antes de explicitar qué se espera que se incluya en este apartado, es importante recordar
que la investigación es un proceso eminentemente creativo, y por lo tanto flexible, cuyo
rumbo preciso por lo general es difícil de ser determinado de antemano por el propio
investigador. Éste a menudo no emplea un método único perfectamente definido, sino más
bien la combinación de diversos recursos de razonamiento y herramientas metódicas que no
siempre puede ser atrapada bajo uno o varios nombres de métodos. Además, en ocasiones
el investigador tiene que recurrir a diversas formas de investigar, o incluso crearlas sobre la
marcha, para afrontar los diversos escollos y nuevas interrogantes que le va planteando el
propio desarrollo de su investigación. Por ello, muchas veces sólo hasta que el estudioso
termina un trabajo de investigación o una de sus etapas puede explicar, examinándolo
retrospectivamente, cuáles fueron los caminos o métodos empleados.
La elaboración del índice tentativo debe servir para contribuir a seguir dando orden y
orientación al plan de trabajo, así como para orillar al académico a seguir reflexionando
acerca de las necesidades, dificultades, viabilidad y duración del proyecto. Sin embargo,
considerando que es aún muy preliminar su formulación, los parámetros de ésta son un
tanto flexibles: se deben al menos enunciar los títulos de los capítulos que conformarán la
tesis; si se desea, algunos de los capítulos pueden especificar los incisos o secciones en que
se piensa que se dividirán.
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11. Bibliografía inicial
Por otra parte, es claro que el desarrollo de la investigación puede conducir al académico a
buscar nuevas fuentes bibliográficas en las que no había pensado al formular su proyecto o
incluso a encontrar fuentes pertinentes y valiosas que ni siquiera buscó.
Información suplementaria
En los incisos previos se han establecido los elementos formales mínimos que debe tener
un proyecto de investigación, lo cual implica que el aspirante puede agregar la información
adicional que, en su criterio, contribuya a su mejor presentación y a aclararse a sí mismo lo
que pretende investigar y el modo en que lo hará.