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Revisión y evolución histórica

de los modelos
preventivos-asistenciales
Índice de contenido
1. Introducción....................................................................................................................................... 1

1.1. Complejidad del consumo problemático de sustancias psicoactivas........................1

2. Revisión y evolución histórica de los modelos preventivo-asistenciales................................2

2.1. Modelo ético-jurídico......................................................................................................... 3

2.2. Modelo médico sanitario.................................................................................................. 5

2.3. Modelo psicosocial............................................................................................................. 6

2.4. Modelo sociocultural......................................................................................................... 7

2.5. Análisis comparado y evaluación de los modelos.........................................................9

3. Algunas conclusiones sobre los desarrollos de este módulo........................................10

Bibliografía............................................................................................................................................. 11
1. Introducción.
En el presente módulo, realizaremos la revisión histórica y el análisis comparado
de los 4 modelos preventivo-asistenciales siguientes: ético-jurídico,
médico-sanitario, psicosocial y sociocultural, así como de sus respectivas
estrategias y dispositivos de intervención.
La revisión histórica de cada uno de estos modelos los acercará a la
conceptualización del fenómeno de las drogas, les permitirá analizar y comparar
críticamente las estrategias y dispositivos implementados y debatir sus
consecuencias como antecedentes en la conformación de los dos modelos
vigentes en la actualidad: el modelo abstencionista y el modelo de reducción de
riesgos y daños, que orientan las políticas públicas en materia de drogas.

1.1. Complejidad del consumo problemático de


sustancias psicoactivas.
En principio, vamos a plantear que el fenómeno del consumo de drogas se
caracteriza por su complejidad, heterogeneidad y dificultosa sistematización,
pues convoca al entrecruce de diversas disciplinas. Entonces es importante que
Uds. puedan ubicar que la complejidad y heterogeneidad que presenta el campo
del consumo de sustancias psicoactivas radica en el entrelace de tres elementos
básicos: sujetos, contextos socioculturales y las sustancias. Cada uno de estos
elementos reviste complejidad y heterogeneidad.
a) Sujetos: los sujetos sostienen diversas modalidades de relación con las
sustancias, por ello podemos ubicar si se trata de un consumo
experimental, una mera distracción o una suerte de automedicación. Por
otra parte, los consumos atraviesan diversas franjas etarias y sociales de la
población.
b) Contextos: la significación asignada a las drogas en las sociedades varía
histórica y culturalmente según las relaciones sociales en que se inscriban
se jugará el rechazo de algunas sustancias y la aceptación de otras.
c) Sustancias psicoactivas: son productos múltiples que comprenden
sustancias diversas lícitas e ilícitas tales como: alcoholes, psicofármacos,
las llamadas drogas, productos industriales.
Por ello, cuando mencionamos las siguientes categorías: sustancias psicoactivas,
drogas; drogodependencia, adicciones, toxicomanía; drogadicto, toxicómano,
alcohólico, consumidores de drogas; consumos no problemáticos o usos simples
de sustancias, consumos problemáticos, es imprescindible distinguir que estas
clasificaciones responden a construcciones discursivas que han variado
históricamente. Estas construcciones dependen de conceptualizaciones y
posicionamientos ideológicos que, sobre el fenómeno del consumo de sustancias
psicoactivas, dan cuenta los diversos modelos de intervención. Por ello, podemos
considerar que en la historia de la humanidad, las hoy llamadas drogas han estado
presentes desde tiempos inmemoriales, formando parte del conjunto de las
medicinas y de los mitos, circunscriptas a usos acotados y aceptados,
acompañando a los individuos en diversos ritos: sociales, religiosos y festivos. De

Revisión y evolución histórica de los modelos preventivos-asistenciales 1


este modo, constituían emblemas de renovación del lazo social, medios de
comunicación con las divinidades y con el culto a los muertos. O sea, que estos
usos estaban regulados por ritos culturales aceptados. Antonio Escohotado,
filósofo y sociólogo español, en su obra de 3 volúmenes Historia general de las
drogas, plantea que a partir de una serie de estudios antropológicos comparados,
a mediados del siglo XX, se descubre la "falacia sanitaria" que intenta separar la
terapéutica empírica (los antídotos, curaciones de heridas) de los ritos y
encantamientos de las prácticas religiosas:
"En efecto, hasta la medicina más empírica aparece siempre
ligada a ensalmos en la Antigüedad, y todavía durante el siglo IV
a.C. -en plena expansión del racionalismo griego- Platón hace
decir a Sócrates que el pharmakon devolverá la salud si al usarlo
se pronuncia el ensalmo oportuno".1

El concepto de pharmakon alude a que una misma sustancia puede trocarse en


remedio y /o veneno, puede producir placer y/o displacer.
Me interesa comentarles que es a fines del siglo XIX y comienzos del XX que
podemos situar la ruptura progresiva del concepto de pharmakon. Justamente, es
a partir de la prescripción de la receta médica que se produce la división entre
usos prescriptos o debidos de sustancias y usos no prescriptos o indebidos.
Por el contrario, desde mediados del siglo XX, el escenario epocal ha cambiado: el
problema de la droga convoca imágenes y discursos de decadencia social,
inseguridad y peligrosidad que atraviesan los diversos ámbitos en que se trama la
vida cotidiana de las sociedades. Esta construcción discursiva sobre el problema
droga, propiciada desde los medios de comunicación, promueve alarma social y
subjetiva alentando las demandas disciplinadoras y criminalizadoras sobre los
usuarios de drogas.
En esta época, el fenómeno colectivo del uso de sustancias psicoactivas es
masivo, es una experiencia cotidiana no acotada, configura un síntoma social que
genera alarma, donde los estereotipos les adjudican un poder omnímodo y
demoníaco como agentes causales de adicción, desviación social y delito,
irresponsabilizando, de esta manera, a los sujetos de sus actos. En particular,
estos estereotipos: enfermo, adicto, vicioso, delincuente, joven, peligroso,
impactan en nuestro ámbito de trabajo, la salud pública, promoviendo efectos de
exclusión que impiden la accesibilidad de los consumidores de sustancias al
sistema de salud.

2. Revisión y evolución histórica de los modelos


preventivo-asistenciales
Como cuestión previa a la revisión histórica de los modelos, es necesario
establecer algunas definiciones respecto a que entendemos por modelos,
estrategias y dispositivos.
a) Modelo: es un esquema cuyos elementos conceptuales e ideológicos
1
"Magia, Farmacia, Religión" (1989) (en línea). Recuperado el 24/8/2013, de
http://www.escohotado.com/articulosdirectos/magiafarmaciareligion.htm

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sistematizan una perspectiva determinada para categorizar un fenómeno
o una realidad.
b) Estrategia: es un camino planificado y conducido por el modelo con
acciones o actividades que conducen a objetivos delimitados.
c) Dispositivo: es un modo de implementar la estrategia.
Modelo, estrategia y dispositivo están interrelacionados. Les recomiendo leer la
ponencia "La verdad sobre la droga" (1975), de la Dra. Helen Nowlis, presentada
ante la UNESCO.2
Esta autora, profesora universitaria de psicología, fue directora de un proyecto
federal de educación titulado Programa Federal de Abuso de Drogas y Alcohol,
durante la década del 70 en los EEUU. Desde esa función, organizó siete centros
regionales de capacitación en todo el país para que los equipos de profesores y
miembros de la comunidad para ayudar a identificar y tratar con el problema.
Nowlis, en la ponencia citada, sistematiza 4 modelos de prevención que
conceptualizan el fenómeno de las drogas en base a la combinatoria de tres
elementos básicos interactuantes, ya mencionados: sujetos, contextos y
sustancias. Esta combinatoria, de acuerdo al énfasis que se le atribuya a cada uno
de dichos elementos, permitirá conceptualizar el fenómeno desde cada modelo
en forma distinta. Los 4 modelos preventivos cuyo enfoque se enlazará
posteriormente con los enfoques asistenciales son, a saber:

• el ético-jurídico tradicional,

• el médico o sanitario,

• el psicosocial y

• el sociocultural

Cada uno de estos modelos, como exponíamos al comienzo, difieren entre sí


respecto a los supuestos que conceptualizan el fenómeno del consumo de
drogas, que varían según el énfasis otorgado a cada uno de los elementos o
variables en juego, según Nowlis:
"Cada uno de dichos supuestos tiene consecuencias para la
acción social, la educación, la prevención, el tratamiento, la
legislación y la formulación de una política."3

Entonces las consecuencias serán distintas respecto a la formulación de políticas,


estrategias y dispositivos según el modelo conceptual del que se trate.

2.1. Modelo ético-jurídico.


El Modelo ético-jurídico inaugura la secuencia histórica de los modelos de

2
http://es.scribd.com/doc/51896565/La-verdad-sobre-la-droga-NOWLIS
3
La verdad sobre la droga (en línea).Recuperado el 31/7/2013, de
http://es.scribd.com/doc/51896565/La-verdad-sobre-la-droga-NOWLIS

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prevención, surge como efecto de los primeros controles sobre las drogas. En
1909, EE.UU. convocó en Shangai la 1ª Conferencia internacional para el control
de los estupefacientes. En rigor, esta primera iniciativa no tuvo importantes
consecuencias "globales" ya que, al margen de la no asistencia de representantes
de todos los países convocados, no todos estuvieron de acuerdo con los controles
propuestos por EE.UU. Pero, constituye el comienzo de las iniciativas
norteamericanas para controlar y fiscalizar la "cuestión drogas". Recién en el año
1961 tiene lugar la 1ª Convención Internacional sobre Estupefacientes - en el
marco de las Naciones Unidas-, seguida por la de 1971, ambas dieron lugar a las
famosas "listas de sustancias prohibidas" que figuraban anexas a los documentos
de las convenciones y que, como acuerdos/tratados internacionales fueron
suscriptos por los Estados miembros.
Mediante estos instrumentos políticos jurídicos, los Estados signatarios se
comprometían a cumplir con los tratados internacionales en relación al control de
las sustancias prohibidas, tráfico, elaboración, cultivo, etc.
En este modelo se establece una división de las sustancias en lícitas e ilícitas, más
allá de su composición farmacológica, entonces este modelo centra el eje de
explicación de las adicciones en las sustancias psicoactivas ilícitas sobre las que
recaerá el nombre de drogas. Las sustancias serán clasificadas en inocuas y
peligrosas. Inocuas serán aquellas que social o legalmente no están proscriptas y
peligrosas serán las ilícitas. El agente causal de la adicción es la droga. La droga
es el agente activo y el sujeto sería el elemento pasivo, conceptualizado
contradictoriamente como víctima y como delincuente/ desviado. El acto del
consumo de sustancias ilícitas será un delito y el sujeto será un transgresor
merecedor de castigo penal. Cualquier uso de sustancias es considerado una
adicción no se distinguen distintos modos de vinculación de los sujetos con las
sustancias.
Esta concepción responde a consideraciones morales y jurídicas, y propicia la
construcción de un estereotipo del consumidor como drogadicto, desviado,
peligroso, delincuente. La representación social de las drogas como flagelo,
entendido como una amenaza social frente a la cual la sociedad debe defenderse
configura uno de los efectos de este modelo.
Si me permiten un comentario, es interesante remontarse al significado de la
palabra flagelo, que según el Diccionario de la Real Academia Española 4 tiene dos
acepciones: en su primera acepción, el flagelo es un instrumento que sirve para
azotar, consistente en una vara rígida con varias cuerdas anudadas y atadas en un
extremo. Era el instrumento de autocastigo corporal elegido por los penitentes
frente a un acto considerado pecaminoso. En su segunda acepción, flagelo
significa calamidad o aflicción.
Este modelo se sitúa - como venía diciendo- en la lógica punitiva a través de dos
vertientes: a) la reducción de la oferta destinada al narcotráfico mediante la
prohibición de la oferta, cultivo, elaboración, fabricación, distribución y venta de
las sustancias consideradas ilícitas, y b) la reducción de la demanda penalizando al
consumidor. La posesión –individual o en común- de la sustancia e incluso, en
4
Real Academia Española (en línea). Recuperado el 22/8/2013, de http://lema.rae.es/drae/?
val=flagelo. Puede conferirse también la definición del término "azote", presente en el mismo
diccionario: "Instrumento de suplicio formado con cuerdas anudadas y a veces erizadas de puntas, con que
se castigaba a los delincuentes." (Ídem)

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ciertas circunstancias, la posesión de material o instrumentos para su uso.
En nuestro país la Ley N°23.737 - Ministerio de Justicia y Seguridad5 penaliza la
tenencia de sustancias psicoactivas ilícitas para consumo personal, la posesión de
una cantidad mínima de sustancias. Por ej.la tenencia de un cigarrillo de
marihuana. De este modo, la tenencia para consumo personal configura un delito
y promueve mecanismos de control social coercitivos y disciplinadores sobre las
prácticas y cuerpos de los individuos mediante la medida de seguridad curativa
que impone tratamiento psicológico obligatorio a los consumidores de drogas
que estén incriminados en la figura de tenencia para consumo personal como
alternativa a la pena de prisión.
La estrategia del modelo ético-jurídico se dirige a la reducción de la oferta de
sustancias ilícitas mediante su penalización y a la reducción de la demanda
mediante la criminalización de los consumidores de las mismas. Se trata de
sustraer a los individuos de las sustancias colocándolas a distancia evitando el
consumo de las mismas.
Los dispositivos de prevención están centrados en campañas disuasorias con
información de los efectos nocivos y peligros de las sustancias ilícitas y las
sanciones y penas asociadas y en programas educativos de prevención basados
en dichos supuestos y que consisten a menudo en la difusión de información
donde la apelación se centra en la voluntad de decir que no. Estereotipos:
fetichización de la droga como generadora de daños irreparables con la
consecuente de demonización de la sustancia como portadora del mal.

2.2. Modelo médico sanitario.


Este modelo que surge a finales de la década del 50 conceptualiza las adicciones
como enfermedad, ubicando las sustancias psicoactivas como agentes causales
de adicción, concebidas a la manera de un virus que infecta al organismo y que es
indispensable extirpar. De este modo, la operatoria técnica consistiría en la
desintoxicación o extracción de la droga, desresponsabilizando a los sujetos de
sus actos. En este enfoque las drogas constituyen el agente activo externo a la
manera de un agente patógeno, el sujeto pasivo es concebido como vulnerable
situado en el lugar del huésped infectado y el contexto está conformado por el
ambiente inmediato.
Este modelo responde a la lógica del modelo de las enfermedades infecciosas. El
consumo de drogas sería causa de la dependencia, no se realiza ninguna
distinción entre un consumo simple de sustancias de un consumo
problemático que incluye respectivamente a las categorías de consumo
abusivo y dependencia. La dimensión subjetiva queda excluida de estas
consideraciones; el sujeto cumple un papel pasivo y no se explora la relación
singular que mantiene con la sustancias. Un ejemplo ilustrativo es la definición de
drogadependencia de la OMS, por ej.: la drogadependencia como producto de la
interacción entre un organismo y una sustancia psicoactiva. Como dice Nowlis:
"Un agente es, por definición, activo, y en este modelo, la droga, como agente,

5
Ley N°23.737 - Ministerio de Justicia y Seguridad (en línea) Recuperado el 22/8/2013, de
www.mseg.gba.gov.ar/Investigaciones/DrogasIlicitas/ley%2023737.htm

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asume, al igual que en el modelo anterior, el papel principal".6
El uso de drogas debe prevenirse como un problema de sanidad pública, al igual
que cualquier enfermedad infecciosa.
En este modelo la estrategia se dirige a la reducción de la demanda mediante
la prevención específica, evitando el consumo de sustancias tanto lícitas como
ilícitas y privilegiando la abstinencia como condición. Los dispositivos de
prevención consisten en campañas acerca de los efectos nocivos de la sustancias
y en programas educativos de prevención a través de charlas de expertos que
proporcionen información acerca de los efectos nocivos de las sustancias y el
daño personal y social que provoca el hecho de depender.
En este modelo médico sanitario se incluye el alcohol, la nicotina, la cafeína como
sustancias que producen dependencia; pero, -según Nowlis - a estas sustancias
legales se las diferencia de las otras sustancias, en función de criterios de
aceptabilidad social y de accesibilidad a las mismas. Para Nowlis, el rechazo social
y el aumento del precio de las sustancias lícitas podría ser un modo de lograr una
reducción de su uso y de controlar su disponibilidad.
Para el enfoque médico sanitario, los estereotipos se vinculan a la demonización/
fetichización de las sustancias mediante la teoría del contagio: “si te juntas con un
drogadicto te podés contagiar”, “la droga mata”. Las consecuencias de la
aplicación de este modelo llevan a la estigmatización de los consumidores y a su
alejamiento del sistema sanitario.

2.3. Modelo psicosocial


Este enfoque surge en la década del 80. En este modelo se asigna más
importancia al sujeto como agente activo en la formulación del trío
droga-sujeto - contexto. El eje se centra en el sujeto y en sus relaciones con las
sustancias. El sujeto es considerado como enfermo, la adicción sería un efecto no
ya de una sustancia, sino de un trastorno psíquico.
Este modelo otorga importancia al significado y la función del uso de drogas por
parte del individuo y al uso de las mismas como modo de comportamiento. La
adicción se presenta como consecuencia de trastornos de la conducta, como una
forma de satisfacer alguna necesidad del individuo o de resolver un conflicto. No
distingue entre tipos de drogas, puesto que lo importante es la relación que
el individuo establece con la sustancia.
El modelo psicosocial tiende a hacer una distinción entre las cantidades,
frecuencias y modalidades de uso de drogas, distingue entre uso, abuso y
dependencia; se habla de adicción cuando hay abuso y/o dependencia.
Este enfoque otorga importancia al contexto entendido como entorno inmediato
(grupo familiar, grupos de amigos, allegados) como generador de tensiones y
presiones sobre el consumidor y se sostiene la necesidad de crear más centros de
asistencia y tratamiento.
La estrategia de prevención es inespecífica promoviendo conductas de

6
La verdad sobre la droga (en línea).Recuperado el 31/7/2013, de
http://es.scribd.com/doc/51896565/La-verdad-sobre-la-droga-NOWLIS

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autocuidado de la salud y comportamientos que lleven a un mejoramiento de
las relaciones interpersonales, mediante programas alternativos de
actividades para la salud integral y el desarrollo humano y personal.
Y además, centra acciones de prevención en las relaciones del sujeto con el
entorno inmediato. Así, considera a la familia o al grupo de pares como agentes
que de alguna manera pueden influir en el desarrollo y en la prevención de las
adicciones. Los dispositivos de prevención se implementan a través de
programas educativos, que estimulan el desarrollo de habilidades para enfrentar
el consumo de sustancias, también desarrollan programas de prevención
dirigidos a familiares y allegados, pues dan importancia a la contención de estos
actores.

2.4. Modelo sociocultural.


En este modelo – dentro de la tríada sujeto, contexto y sustancia – se asigna una
importancia central al contexto histórico social y cultural en la
conceptualización del fenómeno del consumo de drogas. El lugar y función que
ocupan las sustancias en los colectivos sociales variará según los macro y micro
contextos históricos y culturales como anteriormente mencionamos al comienzo
de la clase. En este enfoque se distinguen diferentes umbrales en el consumo de
sustancias, se admite como principio la existencia de usos heterogéneos de
productos múltiples. Alain Ehrenberg, que es un sociólogo francés, investigador
en el Centro Edgar Morin , fundó y co-dirigió el grupo de investigación
"Psicotrópicos, Política, Sociedad" en el CNRS. En su artículo "Un mundo de
funámbulos" (1990) plantea que las drogas configuran un universo mal conocido,
que se trata del reparto cultural de las sustancias donde algunas son
aceptadas y legalizadas tales como alcoholes, medicamentos, tabaco y en cambio,
otras son segregadas e ilegalizadas portando un imaginario de decadencia y
degradación a las que la referencia social les otorga la exclusividad de la
denominación de drogas.
“Se trata entonces más de un tema de institución y de cultura que
de producto o de toxicología: el alcohol tiene su lugar en el espacio
público, mientras que las drogas no lo tienen”7

El reparto cultural de las sustancias ha determinado entonces que las imágenes


de descomposición social y negatividad pura con su brillo demoníaco recaigan en
las consideradas drogas ilícitas, que en cada coyuntura histórica será, anteayer, la
marihuana, ayer, la cocaína, hoy, la pasta base; mientras que para las sustancias
lícitas desplazadas de esa consideración negativa, se distinguen diversos
umbrales. Así, el consumo de alcohol se inscribe en el espacio público como
renovación del lazo social, por el contrario, cualquier uso de drogas queda
desplazado del ámbito público al privado. A diferencia del modelo
ético-jurídico, en este modelo el consumo de sustancias varía necesariamente
según las culturas y subculturas.
En este modelo si analizamos la triada sujetos, contextos y sustancias, la
dimensión subjetiva es leída como un mero reflejo de las problemas sociales, los

7
Ehrenberg, Alain (comp.) (1990). "Un mundo de funámbulos" en Individuos bajo Influencia. Buenos Aires: Ed.
Nueva Visión. p. 13.

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conflictos psicológicos se ubican como emergentes de condiciones
socioeconómicas y ambientales: pobreza, una vivienda inadecuada, vulnerabilidad
social .
El modelo sociocultural sitúa el consumo de sustancias psicoactivas como un
síntoma social contemporáneo.
¿Por qué el uso de las drogas configura un síntoma social?
En mi lectura, el contexto epocal contemporáneo en nuestro país está recorrido
por diversas tensiones producto de las políticas neoliberales que asolaron en los
90: la hegemonía del mercado que vía el predominio de los dispositivos
mediáticos empuja al consumo inmediato y sin restricción de todo tipo de objetos,
productos, sustancias e imágenes y estilos de vida. Los efectos de estas políticas
neoliberales han promovido mutaciones en las instituciones clásicas de la
modernidad: familia, estado, escuela mediante modificaciones en los modos de
socialización básicos que tramitaban la transmisión de saberes, costumbres,
valores e ideales. La identidad construida por el consumo de productos, objetos,
e imágenes ha conformando un universo de consumidores disciplinados y
homogeneizados, entre los cuales, descolla una figura paradigmática encarnada
bajo la nominación «soy adicto». En este punto las sustancias configuran aún una
respuesta, una solución inmediata, un recurso precario ante situaciones de
desamparo social y subjetivo.

Como les decía en párrafos anteriores, diversas tensiones recorren las sociedades
contemporáneas latinoamericanas, en la última década, producto de la puja,
entre la hegemonía del mercado, y por otro lado, la intervención del Estado en la
economía y las transformaciones culturales que apuntan a propiciar mutaciones
simbólicas. Por cierto, estas transformaciones actuales propician un horizonte
más estable que el de las décadas anteriores, en el escenario epocal actual
emerge la figura del ciudadano como soporte subjetivo del Estado, como sujeto
de derecho. Así, esta división maniquea, que sitúa a las drogas ilícitas como
venenos, y a las lícitas como aceptadas socialmente, está vinculada a la
significación social otorgada a las sustancias en la civilización contemporánea. Las
drogas lícitas e ilícitas constituyen mercancías que valen por su valor de uso y por
su valor de cambio, constituyendo un pingüe negocio la ilegalización de las drogas
y la judicialización que segrega a los usuarios más jóvenes y pobres en ámbitos de
reclusión, potenciando el estigma y el círculo vicioso de la delincuencia y
segregación. Si bien en esta contemporaneidad, el uso de las drogas emerge
como una salida de fácil acceso que intenta suplir la inconsistencia de rituales de
pasaje de la pubertad a la adolescencia, es imprescindible evitar la equivalencia
rápida entre adolescencia y consumo de drogas, para evitar el deslizamiento al
estereotipo segregativo. En realidad, las estadísticas dan cuenta de que el
fenómeno masivo del uso de sustancias psicoactivas -sean drogas ilícitas,
alcoholes o psicofármacos- se distribuye en los diversos segmentos etáreos y
sociales poblacionales.
Este modelo sociocultural emerge a fines de los 80 en algunos países europeos.
Su estrategia apunta a cuestionar las condiciones de producción social de los
consumos problemáticos y las acciones se mediatizan a través de dispositivos de
intervención social de demistificación de los prejuicios sobre las drogas y los

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usuarios.
Estos lineamientos se irán incluyendo, a partir de la década del 90, en el modelo
de reducción de riesgos y daños.

2.5. Análisis comparado y evaluación de los modelos.


Los dos primeros modelos, ético-jurídico y médico sanitario, comparten ciertos
ejes comunes: ambos centran el agente causal de la adicción en la droga,
propiciando los estereotipos que definen el concepto droga como entidad
autónoma y el fetichismo de las sustancia como agente omnímodo y causal de la
adicción, según Nowlis: “la diferencia entre estos dos modelos es sutil”.8 El
primero, diferencia entre sustancias lícitas e ilícitas y el segundo, ubica las
potencialidades tóxicas en ambos tipos de sustancias. Ambos consagran una
concepción lineal, causalista y reduccionista sobre el fenómeno de las drogas, sin
distinguir umbrales entre un uso simple, un abuso y una dependencia. Sus
estrategias se centran en evitar el consumo de sustancias. Aunque la diferencia
entre estos dos modelos pueda parecer sutil, ambos comparten la estrategia de
prevención específica en la reducción de la demanda mediante dispositivos de
prevención que en las campañas apelan al terror a las drogas e impiden una
reflexión serena sobre el tema. Es importante resaltar que estos dispositivos de
prevención se centran en el control social mediante la detección de los signos del
consumo y detección de los consumidores. Los programas de prevención son
sostenidos por charlas de expertos en los colegios o en las asociaciones vecinales.
Se centran en los efectos nocivos de las sustancias por ello, dirigen sus acciones a
los grupos de riesgo en vez ubicar el eje en cuestionar las prácticas de riesgo.
Ambos modelos se centran en la homogeneización y la consecuente segregación
de los consumidores de sustancias, pues tienden a una homologación de los
modos de vinculación con la sustancias.
Los supuestos de ambos modelos formarán parte de los principios del modelo
abstencionista-prohibicionista que analizaremos en el próximo módulo.
Respecto al modelo psicosocial, si bien ubica a los sujetos como protagonistas
en su relación con las sustancias, como agentes activos, desconoce la importancia
de los efectos de los macrocontextos socioculturales en la dimensión del
consumo de drogas. Por otra parte, si analizamos críticamente al modelo
sociocultural, al equiparar rápidamente el consumo de drogas como emergente
de la pobreza sin incluir la dimensión subjetiva, puede deslizarse hacia una
simplificación del problema, a una suerte de reduccionismo: concebir el consumo
de drogas como un reflejo de las condiciones económicas, de la pobreza.
Respecto al modelo sociocultural y al modelo psicosocial, ambos serán tomados
por los lineamientos del modelo de reducción de riesgos y daños que
precisamente articula el entrecruce entre contextos, sujetos y sustancias.

8
La verdad sobre la droga (en línea). Recuperado el 31/7/2013, de
http://es.scribd.com/doc/51896565/La-verdad-sobre-la-droga-NOWLIS

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3. Algunas conclusiones sobre los desarrollos de este
módulo.
Hemos corroborado en el recorrido de esta clase - tal como lo enuncié al
comienzo del módulo – que el consumo de sustancias psicoactivas constituye un
fenómeno complejo, heterogéneo y de sistematización dificultosa por la
intervención de distintos saberes que convocan a una perspectiva
interdisciplinaria. Por el contrario, los modelos que conceptualizan el problema
de la cuestión de la droga como efecto de desviación y enfermedad se
caracterizan por la proliferación de simplificaciones y banalidades uniformizantes
acerca de las sustancias, la noción de adicción o toxicomanía como entidad
autónoma y la figura de los consumidores nominados como adictos. La
nominación de «adicto», otorgada por el discurso de la referencia social, se
sinonimiza en la ecuación delincuente = desviado = enfermo = pobre = joven,
licuando las diferencias entre un simple uso de sustancias –presente en la historia
de la humanidad como quitapenas – de los consumos problemáticos, las
toxicomanías, adicciones o drogadependencias que configuran, una suerte de
remedio, recurso, respuesta o solución.
En el siguiente módulo expondremos el Modelo abstencionista – prohibicionista
sus estrategias y dispositivos. Me despido de Uds. estimadas /os participantes,
por el momento, luego nos contactaremos con la actividad de los foros.

Revisión y evolución histórica de los modelos preventivos-asistenciales 10


Bibliografía
Ehrenberg, Alain (1990)."Un mundo de funámbulos".En Ehrenberg, Alain (Comp.)
Individuos bajo influencia. Buenos Aires: Ed.Nueva Visión, pp.7-28.
Escohotado, Antonio (1989). Magia, Farmacia, Religíón (en línea).Recuperado el
24/8/2013, de
http://www.escohotado.com/articulosdirectos/magiafarmaciareligion.htm

Ley N°23.737 - Ministerio de Justicia y Seguridad (Link: Ley N°23.737 - Ministerio de


Justicia y Seguridad (en línea) Recuperado el 22/8/2013, de
www.mseg.gba.gov.ar/Investigaciones/DrogasIlicitas/ley%2023737.htm )

Nowlis, Helen (1975)."La verdad sobre la droga" (en línea).Recuperado el


31/7/2013, de http://es.scribd.com/doc/51896565/La-verdad-sobre-la-droga-NOWLIS

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