Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción.
Creo que lo más terrible es vivir una vida sin fe, sin confianza en Dios.
El profeta Jeremías tuvo que tomar una decisión entre confiar y desconfiar. Toda su
profecía giró alrededor de esta pregunta: ¿Confío verdaderamente en Dios?
Les invito mis amados hermanos y amigos que meditemos juntos en estos dos versículos y
veamos los grandes beneficios que trae cuando confiamos en Dios.
El texto dice “bendito” que significa: Bendecido con abundancia, bienaventurado, dichoso,
felices. Esto significa que la fuente de la felicidad es la confianza en Dios y no sólo eso,
sino que Dios sea nuestra confianza.
Una de las cosas más maligno para el ser humano es la ansiedad, la angustia, la inquietud,
la congoja. Eso trae preocupación y enfermedad.
En el libro de Marcos:
37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal
manera que ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le
despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose,
reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande
bonanza. 40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41
Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el
viento y el mar le obedecen?Marcos 4:37-41
Los cristianos también tenemos temores, nos asaltan las preocupaciones, a veces nos
aniquila la impotencia y nos consume la angustia; pero es en esas condiciones cuando
hemos de confiar en nuestro Dios, porque sabemos que nuestro Padre está a cargo y ÉL
sabrá sacarnos adelante de cualesquier circunstancia.
El sabio Salomón nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia
prudencia” (Proverbios 3:5). Si vamos a confiar en Dios, debemos hacerlo, pero de todo
nuestro corazón.
Vamos a depositarle a nuestro Dios todos los asuntos que tenemos, que nos preocupa, que
nos atormenta, y confiemos en Él y Él hará. Esa situación que ahora mismo nos inquieta,
traigamos a los pies del Señor y veamos como ÉL la resuelve.
Será como árbol plantado juntado a corrientes de aguas, que da u fruto en su tiempo, y su
hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.Salmos 1:3
Los recursos de Dios son abundantes. Por ejemplo observemos el texto que dice “las aguas”
donde hay una planta y agua siempre da su fruto.
Lo mejor de todo es pensar y confiar en que Dios nos sacará adelante. Puede haber un clima
adverso, calor, sequía, pero del río de Dios la corriente sigue fluyendo.
¿Cuál es el mejor lugar para un árbol? Junto a corrientes de aguas. ¿Cuál es el mejor lugar
para una vida humana? Junto a la fuente de agua de vida que es Dios.
El profeta Jeremías nos dice que junto a la corriente debemos echar nuestras raíces, es
decir, que nos profundicemos en la confianza en Dios. A veces nos parece que estamos
como los discípulos en el Mar de Galilea, solos, luchando en medio de un mar de
problemas, seriamente azotados por las olas y atemorizados porque no sabemos lo que
puede pasar. Pero es maravilloso ver llegar al Maestro caminando sobre las aguas y
decirnos: “Confía, Yo soy, No temas”.
El mundo entero estamos viviendo una situación muy difíciles, estamos preocupados que
va a pasar en estos días. Lo que nos atormenta es la enfermedad pandemia, no sabemos qué
hacer, lo único que tenemos que hacer en confiar en nuestro Dios.
La vida que confía en Dios da respuestas vitales. Su hoja estará siempre verde y no dejará
de dar su fruto.