Un día, un indio salió a cazar muy temprano, pero no logro cazar
nada. A la hora de comer sintió tanta hambre que busco algunos caracoles. Y estaba comiendo caracoles crudos cuando, de pronto, vio un enorme pájaro que llevaba un caracol en el pico. El pájaro voló hasta un árbol que estaba algo más alejado, dejo el caracol cerca del tronco y salió volando a buscar más. El indio vio todo esto. Observo también que cerca del árbol salía mucho humo, porque al lado del árbol había una hoguera. Es una nube que sale de la tierra”, pensó el indio, porque nunca había visto el humo; ni siquiera conocía la palabra humo. Cuando el enorme pájaro se marchó a buscar caracoles, el indio se acercó al lugar de donde salía el humo y allí vio muchos palos colocados unos sobre otros. Estaban rojos y daban calor. Y sobre los palos vio los caracoles que el pájaro había puesto a cocinar. Entonces, se acercó y probó dos o tres de aquellos caracoles. Le parecieron tan ricos que se dijo:”Nunca más comeré comida cruda. Ni yo, ni mi familia, ni mis amigos. Nadie volverá a comer comida cruda”.