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“PRINCIPIOS DE ORIENTACIÓN Y ACONSEJAMIENTO”.

Sobre los padres recae la obligación de dar instrucción física, mental y


espiritual. Debe ser el objeto de todo padre, asegurar para su hijo un carácter bien
equilibrado, simétrico. Esa es una obra de no pequeña magnitud e importancia,
una obra que requiere ferviente meditación y oración no menos que esfuerzo
paciente y perseverante. Hay que echar un fundamento correcto, levantar un
armazón fuerte y firme, y luego, día tras día, adelantar la obra de edificar, pulir y
perfeccionar (Gould-White E., 1964).

Al educar a los niños y a los jóvenes, los maestros no deben permitir que
una palabra o ademán airado mancille su obra, porque al hacerlo imbuirían a
los estudiantes del mismo espíritu que los posee. El Señor quiere que nuestras
escuelas primarias, tanto como las de los alumnos de más edad, sean de tal
carácter que los ángeles de Dios puedan andar por las aulas y contemplar, en el
orden y principio del gobierno, el orden y el gobierno del cielo. Muchos piensan
que es imposible conseguirlo; pero cada escuela debe comenzar con esto, y
trabajar con todo fervor para conservar el espíritu de Cristo en el genio, en las
comunicaciones y en las instrucciones, colocándose los maestros en el canal de
luz donde el Señor pueda usarlos como agentes para reflejar su propia semejanza
de carácter. Los estudiantes pueden saber que, en sus instructores temerosos de
Dios, tienen ayudantes en cada hora para grabar en los corazones de los niños las
valiosas lecciones impartidas. 

Los padres no deberían considerar livianamente la obra de educar a sus


hijos, ni descuidarla por ningún motivo. Deberían emplear mucho tiempo
estudiando cuidadosamente las leyes que regulan nuestro organismo. Debería
hacer su primer objetivo el conocer cabalmente la manera debida de tratar con sus
hijos, a fin de proporcionarles mentes y cuerpos sanos. Cuando los padres
cumplan cabalmente su parte, presentando línea sobre línea y precepto sobre
precepto, haciendo sus lecciones cortas e interesantes, y enseñando no sólo por
precepto sino también por ejemplo, el Señor colaborará con sus esfuerzos y los
convertirá en maestros eficientes (Gould-White E., 1964).
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los
días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos
contentamiento. Eclesiastés 12:1

Permite que Dios sea parte de tu historia

Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi


juventud (Salmo 71:5).

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor,
planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza.  Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los
escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo
corazón. Me dejaré encontrar afirma el Señor, y los haré volver del cautiverio. Yo
los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde los haya
dispersado, y los haré volver al lugar del cual los deporté», afirma el Señor”.

Jeremías 29:11-14.

Referencias:

Gould-White E. (1964).Conducción del niño. Pacific Press Publishing Association.

Gould-White E. (1975). Educación Cristiana. Publicaciones Interamericanas.

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