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5 Teorema fundamental del cálculo

El teorema fundamental del cálculo consiste (intuitivamente) en la afirmación de que


la derivación e integración de una función son operaciones inversas.1 Esto significa que
toda función acotada e integrable (siendo continua o discontinua en un número finito de
puntos) verifica que la derivada de su integral es igual a ella misma. Este teorema es
central en la rama de las matemáticas denominada análisis matemático o cálculo
infinitesimal.

El teorema fue fundamental porque hasta entonces el cálculo aproximado de áreas -


integrales- en el que se venía trabajando desde Arquímedes, era una rama de las
matemáticas que se seguía por separado del cálculo diferencial que se venía
desarrollando por Isaac Newton, Isaac Barrow y Gottfried Leibniz en el siglo XVIII, y dio
lugar a conceptos como el de las derivadas. Las integrales eran investigadas como
formas de estudiar áreas y volúmenes, hasta que en ese punto de la historia ambas
ramas convergieron, al demostrarse que el estudio del "área bajo una función" estaba
íntimamente vinculado al cálculo diferencial, resultando la integración la operación
inversa a la derivación.

Una consecuencia directa de este teorema es la regla de Barrow,2 denominada en


ocasiones segundo teorema fundamental del cálculo, y que permite calcular la
integral de una función utilizando la integral indefinida de la función al ser integrada.

Historia
El teorema fundamental del cálculo se refiere a la diferenciación e integración, demostrando que
estas dos operaciones son esencialmente inversas la una de la otra. Antes del descubrimiento de
este teorema, no se reconoció que estas dos operaciones estaban relacionadas. Los antiguos
matemáticos griegos sabían cómo calcular el área a través de los infinitesimales, una operación que
ahora llamaríamos integración. Los orígenes de la diferenciación son también anteriores al teorema
fundamental del cálculo en cientos de años; por ejemplo, en el siglo XIV las nociones
de continuidad de funciones y de movimiento eran estudiadas por los calculadores de Oxford y otros
estudiosos. La relevancia histórica del teorema fundamental del cálculo no es la capacidad de
calcular estas operaciones, sino la constatación de que estas dos operaciones distintas en
apariencia (cálculo de áreas geométricas y cálculo de velocidades) estaban finalmente en estrecha
relación.

La primera declaración publicada y prueba de una versión restringida del teorema fundamental fue
hecha por James Gregory (1638–1675).3 Isaac Barrow (1630–1677) demostró una versión más
generalizada del teorema, 4 mientras que el estudiante de Barrow, Isaac Newton (1642–1727),
completó el desarrollo de la teoría matemática concernida. Gottfried Leibniz (1646–1716)

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sistematizó el conocimiento en un cálculo de las cantidades infinitesimales e introdujo la notación
utilizada en la actualidad.

Segundo teorema fundamental del cálculo


El segundo teorema fundamental del cálculo integral (o regla de Newton-Leibniz, o
también regla de Barrow, en honor al matemático inglés Isaac Barrow, profesor de Isaac Newton)
es una propiedad de las funciones continuas que permite calcular fácilmente el valor de la integral
definida a partir de cualquiera de las primitivas de la función.
ENUNCIADO
Dada una función f(x) integrable en el intervalo [a, b] y sea F(x) cualquier función primitiva de f, es
decir F '(x) = f(x). Entonces:
b

∫ f (x )dx=F (b)−F ( a)
a

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