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Emmanuel Kant ( 1724- 1804)

1. Marco Histórico y social, cultural y filosófico


1.1. Marco histórico y social

Crisis del Antiguo Régimen

La época de Kant se caracteriza por el declive del Antiguo régimen. También el


Despotismo Ilustrado es una forma de gobierno característica. Y las revoluciones
noarteamericana y francesa serán, igualmente, hechos clave.

La sociedad de la época de Kant es estamental, aristocrática y jerárquica. El soberano


absoluto empieza a quitar poder a la aristocracia y la burguesía aumenta su presión. A pesar de
las resitencias de la aristocracia -desde los Parlamentos, donde domina, intenta cerrar los altos
cargos a la burguesía- la burguesía triunfa, como ocurrió en las revoluciones inglesa y francesa.

El territorio alemán está fragmentado en pequeños estados, como Prusia, donde


transcurrió la vida de Kant. Se mantenían estructuras heredadas del feudalismo y la agricultura
era la actividad dominante. La industrialización apenas había comenzado, no había
concentración de capital y la burguesía era una clase reducida.

Federico II de Prusia, llamado “El Grande” gobernó entre 1740 y1786. Es uno de los
más destacados representantes del “despotismo ilustrado”. Amigo de Voltaire, favoreció la
difusión de las ideas ilustradas e impulsó la modernización de la sociedad, el desarrollo de la
economía y el fortacecimiento político de Prusia hasta el punto de llegar a disputar la primacía a
Austria dentro de Sacro Imperio Romano Germánico. Fomentó la cultura y mantuvo un clima de
apertura y tolerancia que le valió el respeto y aprobación de los intelectuales alemanes. Bajo su
reinado Kant fue profesor de la universidad de Königsberg, donde llegaría a obtener la cátedra
de Lógica y Metafísica (1770), e incluso le fue concedida una plaza de ayudante bibliotecario
que mejoraba sus ingresos.

Le suciedió su sobrino, Federico Guillermo II de Prusia, que reinaría hasta 1797.


Con este monarca el clima intelectual prusiano se vería sensiblemente alterado. El rey, proclive
al misticismo, se erigió en defensor de la ortodoxia cristiana a base de edictos y prohibiciones
que no cesarían hasta su muerte. Limitó la libertad de enseñanza y de imprenta. De hecho, el
propio Kant fue víctima de tales restricciones a causa del enfoque racionalista con el que
abordaba cuestiones de índole teológica. En efecto, “La religión dentro de los límites de la mera
razón” (1793) disgustó al rey, quien acusó a Kant de deformar y despreciar principios de las
Escrituras y del cristianismo. Kant no se retractó de sus opiniones, pero prometió que no
volvería a pronunciarse públicamente sobre religión. Sólo tras la muerte del rey se sintió
liberado de su promesa y publicó una obra en la que discutía la relación entre la teología en el
sentido de creencia bíblica y la filosofía o razón crítica: “El conflicto de las facultades” (1797.

1
1.2 Marco cultural

La ilustración: con Locke y Newton arranca una transformación de las ideas. Surgen una
nueva forma de racionalidad y una nueva concepción de la naturaleza que dan lugar a
la confianza en el progreso y en la transformación social propios de la Ilustración. La
razón ilustrada es empírica, analítica, crítica y autónoma. Se hace crítica de la propia
razón y de la tradición. La razón, liberada de toda tutela, es considerada el único tribunal y la
guía del ser humano.

Es también característica de la Ilustración una nueva visión de la naturaleza 1 que da


lugar al materialismo, que considera el mundo como una máquina, y el naturalismo, una visión
prácticamente opuesta que pone el énfasis en la idea de “la gran cadena del ser” 2.

La idea de progreso es una de las más representativas del siglo XVIII. La actitud
crítica hacia el pasado hace evidente el progreso. También el naturalismo, con su evolucionismo
incipiente, abre el camino hacia la idea de progreso. La concepción de Locke de la mente como
una página en blanco hace ver la influencia de los factores ambientales en las capacidades y da
paso a la confianza en la educación para el progreso de la sociedad.

En filosofía social y política el conservadurismo domina entre los ilustrados; son


pensadores burgueses. A pesar de que defiendan la tolerancia y la necesidad de reformas
sociales, no defienden la igualdad social ni, por lo tanto, la democracia. En el
pensamiento político de la Ilustración –que se desarrolla sobre todo en Francia- podemos
distinguir tres corrientes:

1
Newton pensaba que una explicación última de la realidad debía recurrir a Dios, primera causa. Pero
algunos científicos del s. XVIII creen que es posible prescindir de Dios para explicar el mundo, por
ejemplo, Laplace con su teoría de la nebulosa como origen del sistema solar. Para los materialistas
como La Mettrie y el barón de Holbach todo se reduce a materia y movimiento, causas y efectos; ni hay
causa trascendente ni finalidad. La naturaleza es la única guía del ser humano. El naturalismo, por su
parte, introduce fuerzas en la materia –incluso fuerzas vivas, no mecánicas-. Maupertuis –considera los
átomos como mónadas leibnizianas- y Buffon –quien, en parte, anticipa la teoría de la evolución y
maneja la hipótesis de que los seres vivos están compuesto por moléculas orgánicas vivas- son sus más
destacados representantes.

2
Es la idea de que existe una continuidad entre los seres naturales que permite ordenarlos linealmente
en una escala “sin saltos”. Se remonta al Timeo de Platón. Se revitalizó con el descubrimiento del
cálculo infinitesimal de Leibniz y cobró gran auge en el s. XVIII.
2
El liberalismo aristocrático representado por Montesquieu que propugna la
separación de poderes, la existencia de un parlamento y la descentralización del poder.

El utilitarismo político de los defensores del liberalismo económico cuyo lema es


“la mayor felicidad para el mayor número” y que defienden la necesidad de conciliación de los
intereses particulares con el general.

El pensamiento utópico representado por Rousseau y por el proyecto pacifista de


Kant, quien propone un régimen republicano tanto para cada país como en el ámbito
internacional para instaurar paulatinamente “la paz perpetua”.

La actividad de los ilustrados alemanes se da principalmente en el marco de la


universidad; y habida cuenta de la aprobación que despertaba entre ellos el despotismo
ilustrado de Federico el Grande, no hay una crítica social y política y las obras que producen son
más bien de carácter técnico. Sin embargo, Kant se identificó con los ideales de la Ilustración
europea y su proyecto filosófico persigue la emancipación del ser humano. “¡Sapere aude!
¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he ahí el lema de la ilustración” , escribe
en su opúsculo “¿Qué es la Ilustración?”.

1.3.Marco filosófico

El enfrentamiento entre racionalistas y empiristas en torno a las cuestiones del origen y


alcance del conocimiento caracterizan el ambiente filosófico de la época. Wolff será un autor
decisivo, pues fue a través de su obra que Kant conoció el pensamiento de Leibniz. El
racionalismo de la época se diversificó principalmente en dos direcciones que influirán en Kant:
el innatismo de Mendelhsonn, que inspira a Kant en cuanto a los elementos innatos del
conocimiento, y la metafísica deductiva que inspira el apriorismo kantiano.

La figura más influyente en el empirismo de la época es Hume. Este autor hará que Kant
reflexione sobre los límites y el origen del conocimiento. Kant sintetizará el racionalismo y el
empirismo aceptando que todo conocimiento tiene su origen y sus límites en la experiencia
pero que la experiencia, para constituirse como tal, cuenta con el concurso de elementos
innatos del sujeto.

En la Alemania de Kant triunfaba el “racionalismo escolar” de Christian Wolff


(1679- 1754), seguidor de Leibniz. Esta corriente era una forma extrema de racionalismo que
pretendía establecer un conocimiento racional puro acerca de todo lo posible. Para ello
partía de puros conceptos y, procediendo deductivamente, pretendía constituir el sistema
completo del saber.

La totalidad del saber se dividía en filosofía teórica o metafísica, y filosofía


práctica. La metafísica, a su vez, se dividía en metafísica general, que trataría del ser en
general, y metafísica especial, que trataría de las distintas regiones del ser: el mundo
(cosmología), el alma (psicología racional) y Dios (teología natural).

3
A esta corriente se opusieron los filósofos de filiación pietista representados
fundamentalmente por Christian August Crusius (+ 1776) que abogaban por la distinción
sistemática entre método matemático (que sólo podría abordar “lo posible”) y método filosófico
(que debía abordar ”lo real”).

La polémica entre estas dos corrientes tuvo importantes efectos: sembró dudas entre
los pensadores acerca de la “posibilidad de demostrarlo todo” y acerca, incluso, de la posiblidad
de la metafísica como ciencia. Además, favoreció la entrada de las ideas de los
ilustrados franceses e ingleses.

Kant se había formado en el racionalismo de Wolff, dirección que seguiría hasta que la lectura
de Hume le hiciera “despertar” de su “sueño dogmático”. Es decir, dicha lectura le llevó a
reconocer que los planteamientos racionalistas mantenían una confianza ciega en la razón sin haber
investigado y establecido previamente sus capacidades y límites. Así pues, en la obra de Kant
encontramos dos periodos claramente diferenciados: el “periodo precrítico”, dominado por el
racionalismo, el cual se extendería desde la publicación de su primer escrito en 1747, hasta la
publicación de la “Crítica de la razón pura”, en 1781; y el “periodo crítico” kantiano que se iniciaría
con esta obra. Kant mostrará los errores del racionalismo y del empirismo, pero recogerá los logros
de ambas corrientes en un sistema original que los sintetiza, y que representa la culminación
del pensamiento ilustrado.

El proyecto ilustrado al que se suma Kant, la emancipación del ser humano por
medio de la razón, encerraba una serie de problemas:

1. El problema de la libertad: si el ser humano es un ser natural y en la naturaleza


todo está sometido a leyes mecánicas universales y necesarias -según había
quedado establecido desde Newton- resultaba necesario indagar acerca de la
posibilidad de la libertad del ser humano.

2. El problema de la razón: si la razón es la guía del ser humano y el empirismo de


Hume dejaba el conocimiento sin fundamento racional, se hacía necesario establecer
el poder real de la razón, establecer sus límites.

3. El problema de la universalidad: La ilustración gira en torno a la humanidad


universal; este es el sentido de la declaración de los revolucionarios franceses. Y
esta universalidad se funda en la razón común a todo ser humano. La razón habrá
de descubrir la verdad universal, válida para todos en todo tiempo y lugar. Y habrá
de liberar a la humanidad de la ignorancia y de la opresión de la tradición –ya sea a
nivel político, ya sea a nivel teolótico-. La razón ha de convertirse, pues, en el
fundamento de la ciencia, de la moral y de los derechos universales. Por lo tanto,
será necesario descubrir el fundamento de la universalidad de la razón.

Kant distingue entre el concepto académico de filosofía, según el cual es la filosofía


sería un saber sistemático y lógicamente perfecto, pero resultaría interesante sólo para filósofos
4
profesionales; y el concepto universalista o cosmopolita, que “se refiere a lo que
necesariamente interesa a todos”: “la relación de todo conocimiento y de todo uso de la razón
con el fin último de la razón humana, como fin supremo, al cual todos están subordinados y en
el cual se unifican”. La filosofía en sentido cosmopolita, según Kant, se interesa por responder
a las preguntas: ¿Qué puedo saber?, ¿Qué debo hacer?. ¿Qué me está permitido esperar?

La primera pregunta es teórica, la segunda práctica, la tercera práctica y teórica a un


tiempo, dice Kant, pues lo práctico nos lleva a dar una respuesta a la cuestión teórica y, si ésta
se eleva, conduce a cuestiones especulativas. Y esto ocurre porque lo práctico desemboca en la
conclusión de que hay algo que determina el último fin posible porque algo debe suceder;
mientras que lo teórico lleva a la conclusión de que hay algo que opera como causa suprema
porque algo sucede. La respuesta a estas preguntas articula el proyecto filosófico de Kant.

2. El conocimiento
“¿Qué puedo saber?” es la primera de las preguntas que debe hacerse la filosofía; a
darle respuesta dedica Kant la “Crítica de la razón pura” (1ª ed., 1781; 2ª ed., 1787).

El desarrollo de la Crítica de la razón pura muestra cómo el campo del


conocimiento queda restringido al ámbito de las matemáticas y de la física, en el que los
juicios sintéticos a priori son posibles. Muestra también que la metafísica no es
posible como ciencia y cómo la razón, intentando librarse de los límites de su uso científico,
nos conduce al ámbito de la acción moral.

Kant parte del hecho de que las matemáticas y la física son ciencias y se pregunta si
la metafísica es posible como ciencia. Para descubrirlo analiza los elementos que constituyen
todo conocimiento.

El conocimiento está compuesto por juicios3. Y, según la tradición filosófica, los juicios
eran clasificados:

a. Según la relación del sujeto con el predicado: Juicios analíticos: el


predicado está contenido en el sujeto, por lo que son juicios que no añaden
conocimiento al que teníamos del sujeto. Por ejemplo: Todo cuerpo es extenso. Juicios
sintéticos: el predicado no está contenido en el sujeto. P.e.: los cuerpos son pesados.
Por ello, su contrario es posible y para saber si son ciertos hay que recurrir a la
experiencia.

b. Según su relación con la experiencia: Juicios a priori: son obtenidos al


margen de la experiencia, por lo que su valor de verdad no depende de la experiencia.
Son universales y necesarios, es decir, son válidos siempre. Juicios a posteriori: son
obtenidos a partir de la experiencia, por lo que no pueden ser universales y necesarios.

3
Juicio es toda relación entre sujeto y el predicado bajo la forma “S es P”.
5
Hasta Kant se consideraba que estos cuatro tipos de juicios se reducían a dos: juicios
analíticos, que son siempre a priori, y juicios sintéticos, que serían siempre a posteriori. Pero
Kant demuestra que existen también los juicios sintéticos a priori: por ser a priori, son
universales y necesarios. Y para Kant universalidad y necesidad son las características del
conocimiento científico. Además, por ser sintéticos, amplian el conocimiento que tenemos del
sujeto. Según Kant, los juicios sintéticos a priori son los propios de la ciencia: universales,
necesarios y de experiencia.

La estructura de la Crítica de la razón pura es la siguiente:

I) Doctrina trascendental de los elementos: es la parte de la obra en la que


Kant analiza las facultades cognoscitivas humanas: sensibilidad y entendimiento.

1. Estética trascendental: análisis de la sensibilidad y fundamentación de


las matemáticas.

2. Lógica trascendental:

2.a. Analítica trascendental: análisis del entendimiento y


fundamentación de la física.

2.b. Dialéctica trascendental: análisis de la razón: consideración de la


disposicion natural a la metafísica y rechazo de la posibilidad de la
metafísica como ciencia.

II) Doctrina trascendental del método: en esta segunda parte de la Crítica de la


razón pura Kant considera la fundación de una metafísica “trascendental”
(en lugar de la metafísica especulativa o trascendente) que comprendería el
sistema del conocimiento a priori, incluidos los fundamenteos metafísicos de
la ciencia natural.

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Sensibilidad y entendimiento son las dos fases constitutivas del conocimiento.


Por medio de la sensibilidad los objetos nos son dados; por medio del entendimiento son
pensados, podemos comprenderlos.

La sensibilidad: en nuestra sensibilidad hay elementos que no proceden de la


experiencia, por lo que son a priori. Estos elementos son el espacio y el tiempo, las formas a
priori de la sensibilidad, que hacen posible que algo nos sea dado en la experiencia, es decir,
que podamos percibirlo. En efecto, las impresiones nos vienen dadas por los sentidos y
constituyen la materia de lo que nos es dado en la experiencia, del fenómeno4. El orden
espacio-temporal que la sensibilidad impone a las impresiones son la forma. Espacio y
4
Kant llama fenómeno a lo dado a la sensibilidad y que, por lo tanto, está sometido a las
condiciones espacio-temporales.
6
tiempo son intuiciones puras sensibles porque se captan de modo inmediato y se refieren a algo
único. Son puras porque no dan contenido, sino que constiuyen la forma de toda
experiencia. Son sensibles porque existen sólo en tanto son aplicadas a organizar la
experiencia sensible. El espacio es condición de posibilidad de los fenómenos externos al sujeto.
El tiempo lo es de los externos e internos. La sensibilidad capta los objetos por intuición. La
intuición es sensible. En cuanto a las matemáticas, tenemos que la geometría trabaja con el
espacio puro, mientras que la aritmética establece leyes sobre el número. La estructura del
número y del tiempo es común: la sucesión. Esta es la razón de que los juicios sintéticos a
priori sean posibles en las matemáticas5.

En conclusión, Kant encuentra que las leyes obtenidas al analizar el espacio y el


tiempo no proceden de la experiencia, por lo tanto son válidas siempre, son universales y
necesarias. El espacio y el tiempo organizan la experiencia, por lo tanto, las leyes a priori
espacio-temporales tienen validez para la experiencia.

El entendimiento: comprendemos lo que algo es cuando podemos englobarlo bajo un


concepto. Y el entendimiento es la facultad de los conceptos y de los juicios, pues hacer un
juicio es englobar objetos bajo conceptos. Los conceptos pueden ser: empíricos: elaborados a
partir de la experiencia, como p.e., “árbol”. Dada su procedencia, no pueden dar leyes
universales y necesarias. A priori: no elaborados a partir de la experiencia. Kant afirma que a
esta clase pertenecen los conceptos de sustancia, causa, existencia, etc. Considera que, sin
ellos, no habría experiencia porque no podríamos pensar lo dado en el espacio y en el tiempo.

Para determinar cuántos y cuáles son esos conceptos a priori del entendimiento, Kan
parte de las clases de juicios que la lógica de su época distinguía. Es la “deducción
trascendental de las categorías6”. Cada tipo de juicio es un tipo de enlace entre sujeto y
predicado y supone una determinada función intelectual a la que llamamos categoría. El
entendimiento opera a través de las categorías y desde ellas Kant deduce los principios
fundamentales del entendimiento que, por lo tanto, también son obtenidos a priori. Desde estos

5
¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas? Si consideramos el juicio: “El volumen de un cilindro es igual
a la superficie de la base por la altura” vemos que este juicio surge del análisis del espacio que ocupa ese cilindro.La intuición del
espacio es previa a la experiencia .Por lo tanto, este juicio de la geometría es a priori, universal y necesario. En general, para que
podamos percibir un objeto, necesitamos que dicho objeto ocupe un espacio, por lo que el espacio forma parte de cualquier
experiencia externa, es su forma. Luego los juicios de la geometría dan conocimiento de experiencia, son sintéticos.

6
La tabla de las categorías de Kant y su relación con las clases de juicios es la siguiente: a los juicios de cantidad
(universales: “Todo x es y”, particulares: “Algún x es y” , y singulares:”un sólo x es y”) corresponderían las categorías de cantidad
(unidad, pluralidad y totalidad); a los juicios de cualidad ( afirmativos: “X es Y”, negativos:”x no es y”, e infinitos:”x es no y”)
corresponderían las categorías de cualidad (realidad, negación y limitación); a los juicios de relación (categóricos: “x es y”,
hipotéticos: “si x, entonces y”, y disyuntivos: “x es o y o q”) corresponderían las categorías de relación (sustancia/accidente,
causa/efecto y comunidad o acción recíproca); y a los juicios de modalidad (problemáticos: “x es posiblemente y”,
asertóricos: “x es realmente y”, y apodícticos: “x es necesariamente y”) corresponderían las categorías de modalidad ( posibilidad,
existencia y necesidad).

7
principios Kant obtiene las leyes fundamentales de la física que, por lo tanto, también son a
priori.
Como hemos visto, comprendemos la realidad sólo si la experiencia es organizada por
las categorías. Y, por lo tanto, las categorías forman parte de la experiencia. Si las leyes
fundamentales de la física son obtenidas a partir de las categorías, tienen validez para la
experiencia. Por ello en la física hay juicios sintéticos a priori, es decir, universales, necesarios y
aplicables a la experiencia.

3. La realidad
En la Dialéctica Trascendental Kant investiga si la Metafísica puede ser una ciencia, es decir, si
son posibles los juicios sintéticos a priori en Metafísica.

Como vimos, para Kant la realidad es una categoría. Además, como hemos visto, Kant
llama fenómeno a lo dado a la sensibilidad, a lo que aparece ante el sujeto. Es decir, a todo
aquello que es sometido a las condiciones a priori de la sensibilidad, el espacio y el tiempo y, de
este modo, se constituye en objeto de conocimiento. El fenómeno es lo intuido, pues Kant
señala que los seres humanos sólo tenemos intuición sensible; no podemos “intuir” lo
inteligible. El noúmeno o cosa en sí es lo que no podemos captar de la realidad, pues no se
nos da sensiblemente. Es la realidad en cuanto no nos es -ni puede ser- conocida. Es, por lo
tanto, un concepto negativo. Pero, como veremos, Kant encontrará en el uso práctico de la
razón el acceso a lo nouménico, a lo inteligible puro. Pero a ello no puede no puede ser
alcanzado por la razón en su uso teórico; por lo tanto, no podrá ser objeto de la ciencia. El
noúmeno no puede ser conocido pero puede ser pensado, como veremos.

En la Introducción a la Dialéctica trascendental, Kant señala que la razón humana tiene


dos usos distintos: el uso teórico –científico- y el uso práctico –moral-. Desde el primero de
estos usos podemos contestar a la pregunta ¿Qué puedo conocer?; mediante el segundo,
contestamos a las preguntas ¿Qué debo hacer? Y ¿Qué me cabe esperar?. Pues para Kant la
religión y la filosofía de la historia –disciplinas que responden a la pregunta ¿Qué me cabe
esperar?- están subordinadas a la moral. El uso teórico de la razón nos permite conocer las
cosas como son. La conclusión de Kant, como hemos visto, es que podemos conocer lo que
aparece conformado según las condiciones a priori de la sensibilidad, espacio y tiempo. Y es
pensado gracias a los conceptos puros del entendimiento o categorías. Es decir, podemos
conocer los fenómenos u objetos de la experiencia, lo que de hecho es. El uso práctico de la
razón, el uso moral, intenta orientar al hombre en el uso de su libertad. Estamos en la esfera
del deber ser. La razón, por su propia naturaleza, busca el fundamento absoluto de la
experiencia, lo incondicionado. Por eso busca síntesis más generales aún que las que ofrecen
los objetos puros del entendimiento. Y para ello enlaza juicios buscando juicios cada vez más
generales. Pero en esta búsqueda de la unidad esencial de toda la experiencia, la razón da un
salto ilegítimo y agrupa toda la experiencia interna bajo la noción de alma; la totalidad de la
experiencia externa bajo la noción de mundo y la totalidad de la experiencia posible bajo la

8
noción de Dios7. Alma, mundo y Dios son las Ideas de la razón o conceptos puros de
la razón. No pueden proporcionar conocimiento, señala Kant, ya que no se corresponden
con ningún objeto de experiencia; no tienen un uso constitutivo de la experiencia. Sin embargo,
Kant encuentra que las ideas de la razón tienen un uso regulativo: sirven de guía8.

El error de la metafísica especial de Wolff, que trataba de Dios, el mundo y el alma, es


tratar de usar las ideas de la razón constitutivamente. Y ese error viene de no haber hecho un
análisis de las capacidades de la razón y, por lo tanto, de desconocer sus límites. Una vez
realizado el análisis vemos que no es posible la metafísica como ciencia. En efecto, cuando
tomamos las ideas de la razón como objetos de la experiencia llegamos a juicios indemostrables
o contradictorios acerca de ellas. Son los paralogismos y las antinomias de la razón pura. En los
paralogismos el error consiste en aplicar las categorías del entendimiento al sujeto pensante,
al alma. Pero el alma –el yo pienso o conciencia- no es un objeto de experiencia; es una
condición de posibilidad de la experiencia como lo son las intuiciones puras y las categorías. Es
decir, el yo es lo que piensa lo demás, pero nunca puede ser pensado, no puede ser convertido
en objeto para el sujeto. Al ser condición de posibilidad de la experiencia, el yo o conciencia
no puede ser objeto de experiencia. El uso válido de la idea de alma es el uso regulativo: al
referir la experiencia a un sujeto la unificamos, por lo que no es una sucesión de experiencias
sin más. Es el error de la psicología racional de Wolff. Las antinomias son afirmaciones
contradictorias que surgen de aplicar las categorías del entendimiento al mundo por no
distinguir entre lo fenoménico y lo nouménico. Es el error de la cosmología racional de Wolff.

Así tenemos que es imposible un conocimiento de las cosas en sí mismas o noúmenos,


en particular de aquello que constituye el objeto de la metafísica (el alma, el mundo y Dios),
pues conocer exige una intuición y no la tenemos de tales realidades. La metafísica
dogmática pretende llegar a tales realidades por demostración, principalmente, usando el
principio de causalidad. Pero hace un uso ilegítimo de tal principio al aplicarlo a noúmenos. Por
lo tanto, la metafísica es imposible como ciencia, aunque es inevitable como tendencia natural
de la razón. Y Kant encuentra sentido a las ideas de la razón pura: tienen un uso regulativo; es
decir, impulsan a ampliar el campo de investigación buscando una mayor conexión de las
experiencias.

4. El ser humano
7
Estas nociones surgen de los tres tipos de juicio de relación: categóricos, hipotéticos y disyuntivos. A partir de los juicios
categóricos, la razón trata de agrupar toda la experiencia buscando un sujeto del que se pueda predicar todo pero que no sea él
mismo predicado de otra cosa. Tal sujeto no se da en la experiencia. Pero la razón se extralimita, va más allá de la experiencia, y
crea la idea de alma. A partir de los juicios hipotéticos, la razón trata de agrupar toda la experiencia bajo un orden causal, es
decir, bajo un sistema total de relaciones causa-efecto. En el mundo de la experiencia no se da tal agrupamiento. Pero la razón crea
la idea de mundo. A partir de los juicios disyuntivos, la razón trata de agrupar toda la experiencia en relación de comunidad. Este
agrupamiento no se da en la experiencia y la razón, extralimitándose, crea la idea de Dios a partir de pensar unidas las ideas de
mundo y de alma.

8
Por ejemplo, la Física hace un uso regulativo de la idea de mundo –totalidad de la experiencia externa, como vimos- cuando
considera la física de Newton superior a la de Aristóteles porque Newton logra unificar bajo una sola ley el movimiento de los
astros, la caída de los graves y el movimiento de los proyectiles.
9
Kant consideraba posible elaborar una filosofía pura -es decir, derivada de
principios a priori- de la naturaleza y también de la conducta moral. Esta última es el
objeto de sus obras “Fundamentación de la metafísica de las costumbres” y “Crítica de la razón
práctica”.

Para Kant, tanto la ciencia como la moral se apoyan en principios. Los de la ciencia son
teóricos y los de la moral son prácticos. Éstos consisten en “determinaciones de la voluntad”
que pueden ser de dos tipos: máximas (son principios subjetivos; el sujeto los considera válidos
sólo sólo para su voluntad individual) y leyes prácticas (son objetivos, válidos “para la voluntad
de todo ser racional”). Sólo las leyes prácticas pueden constituir auténticos deberes morales, ya
que la universalidad es la condición de todo deber moral. Para Kant el deber es “la necesidad
de mis acciones por puro respeto a la ley práctica”. Y considera que sólo obramos
moralmente cuando obramos por el deber9.

En la “Crítica de la razón práctica” Kan parte de que existen imperativos morales,


expresan lo que debemos hacer. Los imperativos pueden ser hipotéticos (ordenan algo como
medio para alcanzar un fin, luego al estar condicionados por el fin, si no lo aceptamos, no nos
obligan) o categóricos (ordenan algo como un fin en sí mismo, luego son válidos sin ninguna
otra consideración, en cualquier circunstancia). Y según Kant, para que un imperativo moral
sea realmente un deber ha de ser universal, obligatorio para todos. Y la razón pura es la
única que puede establecer deberes universales (pues de la experiencia sólo podemos
extraer juicios de experiencia, no deberes universales).

Además, en todo imperativo moral hay que distinguir: la materia de la ley, lo que dice,
el hecho concreto al que se refiere, y la forma de la ley, la voluntad con la que se realiza esa
ley. Y por ello tenemos que una moral es material cuando sus imperativos explicitan el
contenido o materia de la norma; y una moral es formal cuando sólo atiende a la forma del
imperativo, al deber universal. Y, según Kant, lo que hace que una acción sea moral es la
forma, la voluntad con la que se hace. Sólo la moral formal será capaz de fundar deberes
universales.

Ningún sistema anterior al de kant fue capaz de fundar deberes universales porque la
obligatoriedad de su norma se basa en un bien, en un objeto ofrecido al deseo que, en último
término es la felicidad. Pero no todos están de acuerdo en qué es la felicidad. Además, los
imperativos hipotéticos -propios de las éticas materiales- se basan en la experiencia. Por lo
tanto, hacen depender la moral del conocimiento –con lo que no habría un uso práctico de la
razón- y en vez de expresar normas morales expresan juicios de experiencia.

9
Tenemos que distinguir entre acciones conforme al deber: se ajustan a la norma pero
atendiendo a las consecuencias. Es decir, siguen el esquema de un imperativo hipotético. Y acciones por
deber: la norma es cumplida por el deber de cumplirla, sin más consideraciones.

10
Estamos actuando moralmente sólo cuando la voluntad está movida por el puro deber,
cuando se obedece a sí misma. De lo contrario, estamos siendo heterónomos, no autónomos,
pues la libre voluntad no es lo que nos mueve, sino otras consideraciones (el miedo a las
consecuencias, el deseo de felicidad, etc.).

Las morales materiales sólo contienen máximas, no leyes morales universales. La moral
formal contiene, en cambio, un único imperativo que sólo constituye la forma de cualquier
imperativo moral: el deber universal. El comportamiento moral es posible porque es
posible obrar conforme al deber. Esta es la condición a priori del comportamiento
moral.

Y el deber universal se expresa en el imperativo categórico:

- “Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse a sí misma, mediante su


máxima, como legisladora universal”.

Esta fórmula expresa la autonomía de la voluntad. Hay que señalar que el


imperativo kantiano es categórico, formal y único 10. Es un imperativo categórico porque no está
sometido a condición alguna. Es formal porque solo dice que para que una máxima personal de
conducta pueda ser considerada como un deber, es necesario que lo que yo considero que es
un deber para mí deba ser también un deber para todos 11.

“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio”.

Esta fórmula se complementa con esta otra:

“Obra por máximas de un miembro legislador en un posible reino de los fines”.

Ambas ponen de releve la necesidad de considerar a cada ser humano como un fin en sí
mismo. Pues si cada ser humano es considerado como legislador universal, no puede ser
considerado como medio para un supuesto fin de la ley, pues él mismo es el fin de la ley y la
humanidad es el reino de los fines.

Como hemos visto, para Kant actuar moralmente es actuar por respeto a la ley. La
virtud consiste en la intención y la lucha por someterse al deber por el deber mismo. La
felicidad no puede ser el móvil de la acción moral, tendemos a ella de modo natural, no es un
10
El imperativo kantiano es único a pesar de que Kant ofrece varias formulaciones del mismo. Estas
distintas formulaciones simplemente destacan unos aspectos u otros de la moralidad.
11
Kant da este ejemplo: si alguien adopta como máxima de su conducta “No estoy obligado a cumplir mis
promesas”, debe preguntarse si eso puede convertirse en ley universal. Y ocurre que uno no puede
querer eso sin caer en contradicción, pues “La universalidad de una ley que diga que quien crea estar
apurado puede prometer lo que se le ocurra proponiéndose no cumplirlo, haría imposible la promesa
misma y el fin que con ella pueda obtenerse, pues nadie creería que recibe una promesa y todos se
reirían de tales manifestaciones como de un vano engaño”.
11
deber. Se convierte en el premio a la virtud. Por ello, el orden moral conduce a postular
necesariamente la existencia de Dios (para garantizar que virtud y felicidad coincidan); la
inmortalidad del alma (para que pueda producirse un progreso indefinido de la virtud); y la
libertad (para que podamos cumplir con el deber).

Emmanuel Kant: Dios

Como vimos, la idea de Dios surge del intento de agrupar toda la experiencia posible;
Dios es pensado como el ser que reúne en sí toda la realidad. A tal ser le llama Kant ideal de la
razón pura.

Kant considera que las pruebas de la existencia de Dios son básicamente tres: la prueba
ontológica, la prueba cosmológica y la prueba físico-teológica. Ninguna de ellas es válida:

La prueba ontológica parte de la noción de Dios como ser que reúne en si toda la
realidad y concluye que Dios existe, pues de lo contrario le faltaría una realidad: la existencia.
Es el argumento de Anselmo de Canterbury.

Pero Kant señala que lo real no contiene más notas que lo posible (pensado): cien
táleros reales no contienen más en mi pensar que cien táleros posibles. Para que haya realidad
debe haber un acto de “posición” de ella, sin que baste suponer que el objeto está contenido
analíticamente en el concepto.

La prueba cosmológica: es la tercera vía o vía de la contingencia de Tomás de


Aquino. Parte de que los seres del mundo son contingentes y concluye afirmando la existencia
de un ser necesario.

Kant señala que la prueba es inválidad por dos razones:

- En primer lugar, la noción de que el mundo es contingente surge por oposición a la


idea de un ser necesario. Pero la idea de un ser necesario es la idea de un ser cuya
esencia implica la existencia y este es el núcleo del argumento ontológico. Por lo
tanto, la invalidación de la prueba se reduce a la invalidación de la anterior.

- En segundo lugar, este argumento sostiene que tiene que haber un ser necesario
como causa del mundo. Pero entonces se está aplicando la categoría de causa fuera
del campo de la experiencia.

Prueba físico-teológica: corresponde a la quinta vía de Tomás de Aquino. Parte de


que hay un orden inteligible en el mundo y concluye en la necesidad de una inteligencia
ordenadora. La prueba –señala Kant- es inválda por dos razones:

- Aplica la categoría de causa fuera del ámbito de la experiencia, como la prueba


anterior.

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- Como mucho conduciría a la necesidad de una inteligencia ordenadora del tipo del
demiurgo de Platón, pero no a un creador del universo.

Sin embargo, la existencia de Dios se convierte en una condición necesaria de la


existencia de la moralidad: sólo podemos alcanzar el sumo bien –la unión de virtud y felicidad-
si Dios existe.

Dios es una realidad nouménica y, por lo tanto, es indemostrable. El hecho de que la


existencia de Dios sea una condición necesaria de la moralidad o “postulado de la razón
práctica” ni nos permite demostrar su existencia, ni nos permite conocer qué es Dios. Sólo nos
permite creer en él con una “fe racional”, es decir, con fundamento racional. Y creer es un acto
de la voluntad, es decir “yo quiero”.

“La persona honesta puede decir: quiero que exista un Dios, (...) que mi duración sea infinita.
Me adhiero firmemente a ello y no me dejo arrebatar mi creencia...”

(Kant, Crítica de la Razón Práctica, I, II, II, 8)

Emmanuel Kant: la sociedad

La posición de Kant en torno a las cuestiones políticas se encuadra dentro de la tradición


contractualista o republicana y utopista. Lograr la paz es un imperativo de la razón, un deber
moral. Y esta consideración anima tanto su concepción del estado como su concepción del
orden internacional.

Como Hobbes, Kant considera que la lucha entre los seres humanos tiene sus raíces en
la propia naturaleza humana, por lo que la paz sólo puede ser una conquista de la voluntad
consciente. De ahí que se haga necesario el contrato que funda la sociedad, pues, como hemos
visto, salir del estado de guerra es un imperativo de la razón: la paz aparece en Kant como un
deber.

Para Kant la constitución republicana es la única que deriva del contrato originario y
única adecuada al derecho del hombre. Y aquella es la constitución que establece la separación
de poderes ejecutivo y legislativo y la representatividad.

En “La paz perpetua” como en el resto de sus escritos sobre filosofía de la historia, Kant
presenta su utopía de un “Estado de los pueblos” o “Estado cosmopolita” cuya base serían las
leyes públicas coactivas. Dicho estado aparece en Kant como un principio regulativo del ámbito
internacional. Igual que entre los individuos se hace necesario un contrato que instaure la
convivencia pacífica, entre los Estados es necesario que, mediante un pacto, se establezca una
federación que garantice la paz y la libertad. Esta Federación es una idea regulativa cuya idea
positiva sería una República mundial.

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Según Kant, mientras los estados no pacten seguirán estando en “estado de
naturaleza”. Es por esto por lo que considera que la guerra preventiva es legítima, no siéndolo,
en cambio, la guerra punitiva, pues la punición sólo puede darse entre un superior y un
subordinado. Al enemigo sólo podrían imponérsele, pues, ciertas compensaciones.

Pero ¿es posible establecer una sociedad civil mundial? Para Kant es posible, al menos,
una paulatina aproximación a ella mediante pactos entre estados. La paz perpetua sería en este
contexto un principio jurídico cuyo desarrollo daría lugar al “Derecho cosmopolitico” que
proscribiría la conquista y que estableceriía la “hospitalidad” o derecho de libre circulación de
los ciudadanos por los distintos estados federados. Así, para Kant el “Derecho de gentes” se
asentaría sobre la base del federalismo. Y la precariedad del derecho internacional quedaría
superada mediante una Liga de naciones.

Sin embargo, Kant considera que el Estado mundial llegará a producirse como resultado
del desarrollo histórico, como resultado de un superior designio que parece recordar al
“destino” de los estoicos. Y es porque la propia naturaleza conduce al Estado mundial. En
efecto, la naturaleza actua aprovechando las tendencias solidarias y las rivalidades que se dan
entre los hombres y entre los estados. La toma de conciencia del proceso histórico y la
valoración positiva de las implicaciones de la creciente interdependencia de los pueblos mueve
a la acción en el mismo sentido. En efecto, el comercio es incompatible con la guerra; las
relaciones comerciales entre los distintos Estados desplazan a las bélicas. Luego el vínculo entre
hombres y pueblos queda garantizado por el interés. La propia naturaleza garantiza la paz
perpetua a través del mecanismo de los instintos humanos. Pero se convierte en deber de los
hombres el trabajar para alcanzar ese fin.

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