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Pastoral Juvenil Parroquia Santísima Trinidad – Santa Fe – Curicó

Espíritu Santo: Senor y Dador de Vida

1. Introducción: (Padre Patricio)


La Palabra y el Espíritu Santo están en el origen del ser humano y de la vida de toda creatura; es, a través del
Espíritu Santo, que nos encontramos con el misterio más profundo de la vida de la Santísima Trinidad y la del
ser humano, es la fuerza motriz de la vida conducida por Dios y que se ha manifestado a lo largo de la historia,
dando vida expresándose en diversos pasajes de la Biblia como son la creación, la encarnación, la Iglesia
naciente y la solemnidad que hoy recordamos, Pentecostés, en la cual se revela plenamente la Santísima
Trinidad.

2. ¿Quién es y qué hace? (Massiel)


En el momento de la última Cena, Jesús promete a sus discípulos, que el Padre enviará al Espíritu en su
nombre, como el mediador que les enseñará todo y que les recordará cuanto ellos le han escuchado. Pero
¿Quién es y qué hace? El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, coopera con el Padre y el
Hijo desde el comienzo de la historia. Tiene diversas representaciones como el agua, la unción, el fuego, la
paloma… El Papa Francisco señala “es el gran don de Cristo Resucitado que abre la mente y nuestro corazón a la
fe”. Él es el Dios Amor que ha sido derramado en nuestros corazones; además, con su gracia, es el primero que
nos despierta la fe y nos inicia en una vida nueva, pero a la vez es el último en la revelación de las personas de
Dios. Su misión es ser el dador de la vida y la libertad, es quien nos impulsa hacia la unión con Dios, nos alienta,
regenera y nos ayuda a discernir lo que viene de Dios. Es el motor de la Iglesia.

3. En la Creación Cynthia)
La Palabra de Dios y su espíritu están en el origen de todo lo creado, así comienza la Sagrada escritura: “Al
principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra estaba desierta y sin nada, las tinieblas cubrían los abismos,
mientras el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas” Gen 1, 1-2; por tanto el Espíritu está
presente desde el primer instante de la existencia de todo lo creado, por tanto la vida emerge en un mundo
lleno del Espíritu y lleno de gracia, habitando en todas las creaturas y capacitándolas para existir en armonía
entre ellas y vivir la cercanía con el creador, pero además no sólo crea, sino que también conserva y renueva
continuamente la tierra.

4. En la creación de la Humanidad (Nico)


“Entonces, Dios formó al hombre con polvo de la tierra; y sopló su Espíritu de vida y existió el hombre un ser
viviente” Gen 2, 7. El Espíritu Santo es la fuente inagotable de la vida de Dios en Nosotros, el regalo de la vida
que nos hace imagen y semejanza de Dios Trino, es decir, el regalo de la capacidad de conocer y amar a su
Creador y participar de la vida de Dios, así como entrar en comunión con los otros.

5. La Encarnación (Brayan)
En la Virgen María se manifiestan las maravillas de Dios, fue el Espíritu Santo quien hizo posible la Maternidad,
haciendo humanidad el Amor, es decir a Dios mismo. “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios” Lc 1,35; es
por obra del Espíritu que nace Cristo, el Salvador del hombre y del mundo, se cumple la promesa hecha por
Dios a la humanidad, Dios se hace uno de nosotros.
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6. La Iglesia Naciente (Kevin)


“Van a recibir una fuerza, la del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos…hasta los límites
de la tierra” He 1,8. La Iglesia, por la presencia del Espíritu en ella, es testigo de Cristo en el mundo, derrama
sobre ella su gracia, construyéndola, animándola y santificándola. Otorgándole una vida espiritual verdadera,
que le da valentía para testimoniar la vida resucitada. Es el Espíritu quien inspira y confirma la fe en los
discípulos y hoy nos invita a vivir desde la fe, la esperanza, la caridad y participar de la vida divina que se nos ha
regalado.

7. Texto de Pentecostés (Katy)


Lectura de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido,
semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron
aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron
llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la
multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y
estupor decían: « ¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros
los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma
Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los
peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios.» Palabra de Dios.

8. Video Canción.

9. Dones:
a) Sabiduría (Templo Parroquial)
Se enciende la vela alrededor del don.
Dice el Señor: “Lo que tengan que hablar se les comunicará en aquel momento. Porque no serán ustedes
los que hablarán, sino el Espíritu del Padre el que hablará en ustedes” (Mt 10, 20)
Reflexión: No se trata sencillamente de la sabiduría humana, que es fruto del conocimiento y de la
experiencia. La sabiduría es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso: ver
el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios. En la Biblia se
explica que Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, pidió el don de la sabiduría.
Petición: Señor, danos el don de la Sabiduría para que podamos distinguir entre lo correcto, lo
conveniente, lo adecuado y poder resolver las situaciones o conflictos que la vida nos presenta.

b) Entendimiento (Sta. Bernardita)


Se enciende la vela alrededor del don.
Del profeta Jeremías: “Les daré un corazón para que me reconozcan, pues yo soy el Señor” (Jer 24,7).
Reflexión: El don de Entendimiento está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo
habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que
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el Señor ha dicho y ha realizado. Comprender las enseñanzas de Jesús, comprender el Evangelio,


comprender la Palabra de Dios. Si leemos el Evangelio con este don podemos comprender la profundidad
de las palabras de Dios.
Petición: Señor, danos el don del entendimiento, para ver con fe viva la importancia y la belleza de la vida
cristiana vivida en familia en comunidad.

c) Consejo (San Pablo)


Se enciende la vela alrededor del don.
“No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y con rectitud a
los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
Reflexión: En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo
comienza a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y
nuestras intenciones según el corazón de Dios. Al mismo tiempo, nos conduce cada vez más a dirigir
nuestra mirada interior hacia Jesús, como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios
Padre y con los hermanos.
Petición: Señor, danos el don del consejo para poder orientar y aconsejar bien a las personas que buscan
en nosotros una palabra de consuelo y de aliento, con palabras prudentes y sabias, oportunas y acertadas.

d) Ciencia (La Isla)


Se enciende la vela alrededor del don.
De la carta a los Efesios. “Que Cristo habite por la fe en sus corazones; que vivan arraigados y
fundamentados en el amor. Así podrán comprender, junto con todos los creyentes, cuál es la anchura, la
longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, un amor que supera todo conocimiento; de esa
manera los desbordará la plenitud misma de Dios” (Ef 3, 17-19)
Reflexión: En el Génesis se pone de relieve que Dios se complace de su Creación, subrayando
repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al término de cada jornada, está escrito: Y vio Dios que
era bueno. Si Dios ve que la Creación es una cosa buena, es algo hermoso, también nosotros debemos
asumir esta actitud. He aquí el don de ciencia que nos hace ver esta belleza; alabemos a Dios, démosle
gracias por habernos dado tanta belleza.
Petición: Señor, danos el don de la ciencia para poder descubrir los misterios que no comprendemos y
que nos agobian, y poder descubrir las huellas del Creador en todo cuanto nos rodea.

e) Piedad (Sta. Teresita – Los Guindos)


Se enciende la vela alrededor del don.
“¿Acaso olvida una madre a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Pues aunque ellas llegasen a olvidar, yo no te olvido” (Is 49, 15)
Reflexión: Este don no significa tener compasión de alguien, es decir, tener piedad por el prójimo, sino que
indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él, un vínculo que da sentido a toda
nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunión con Él, incluso en los momentos más difíciles y
tormentosos. Se trata de una relación vivida con el corazón: es nuestra amistad con Dios, que nos dona
Jesús, una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo, de alegría.
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Petición: Señor, danos el don de la piedad, pero no de una piedad sin base ni contenido, sino de una
piedad compasiva para los demás que nos motive a estar siempre disponibles para la ayuda solidaria.

f) Fortaleza (San Alberto – Los Guindos)


Se enciende la vela alrededor del don.
Del profeta Isaías, “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; siempre te
ayudaré y siempre te sustentaré” (Is 41, 10).
Reflexión: Cuántos hombres y mujeres, nosotros no conocemos sus nombres, honran a nuestro pueblo,
honran a nuestra Iglesia, porque son fuertes al llevar adelante su vida, su familia, su trabajo y su fe. Demos
gracias al Señor por estos cristianos que viven una santidad oculta: es el Espíritu Santo quien les conduce.
Y nos hará bien pensar: si ellos hacen todo esto, si ellos pueden hacerlo, ¿por qué yo no? Y nos hará bien
también pedir al Señor que nos dé el don de fortaleza.
Petición: Señor, danos el don de la fortaleza para poder superar las dificultades, las situaciones de falta de
trabajo, la enfermedad, la desesperanza, los problemas de la familia...

g) Temor de Dios (Jóvenes – Mili)


Se enciende la vela alrededor del don.
Del libro del Deuteronomio, “Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que reconozcas su
grandeza y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma” (Dt
10, 12).
Reflexión: El temor de Dios es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su
amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos. Esto
es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos quiere mucho. No consiste en
tener miedo de Dios: sabemos bien que Dios es Padre, y que nos ama y quiere nuestra salvación, y
siempre perdona; por lo cual no hay motivo para tener miedo de Él.
Petición: Señor, danos el don del temor de Dios, que hoy día traduciríamos por amor a Dios, que el Espíritu
sea quien nos acerque a Dios, nuestro Padre misericordioso y nos enseñe a amarlo y no ofenderlo.

10. Reflexión final (Hna Alicia.)

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