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Lecciones sobre la historia de la filosofía

Hegel nos dirá que la historia de la filosofía se ofrece al interés de muchos puntos de vista,
pero es necesario enfocarla desde el entronque (relación de origen, correspondencia o
dependencia de una cosa con otra) entre el pasado y la fase actual de la filosofía. Por lo
tanto, este entronque se enfocará en la naturaleza interior (propósito final) de su propio
destino, no de su orden externo, aunque bien se sabe que los acontecimientos de esta
historia se traducen o se interpretan en resultados que han pasado por un desarrollo, y a la
vez esta historia encierra una fuerza creadora y peculiar. En la historia de la filosofía hay un
despliegue de sucesión de nobles espíritus, es decir como unidades de la autoconciencia o
personajes que proceden en sucesión, y que son guiados bajo la razón para poder adentrarse
en la esencia de las cosas, de la naturaleza y el espíritu. Es decir que se nos expone el
conocimiento racional como la herencia de estos espíritus nobles que han ido acumulando
conocimientos a través de su transcurso por la historia, por lo tanto el conocimiento no es
patrimonio privado ni exclusivo de nadie, las hazañas del pensamiento en cuanto son
históricas son lo que nosotros somos y al mismo tiempo somos un producto de la historia,
ósea somos parte de lo común e inseparablemente unidos a lo que somos históricamente,
como pequeños engranajes individuales conectados a una gran maquinaria.
Lo mismo pasa con la razón consiente de sí misma, esta no salió de la nada ni se plantó en
el presente porque si y ahora es nuestra, al contrario, se considera sustancialmente (según
los aspectos fundamentales) la herencia del trabajo humano pasado por generaciones, al
igual que los hábitos de convivencia, la vida política, etc., ósea es el resultado de la
creación, reflexión, invención, voluntad en las historias anteriores y el puesto que ocupa el
ser humano en la ciencia y filosofía es gracias al traspaso de conocimientos por la tradición
en una cadena donde lo perecedero se trasmite desde las generaciones pasadas. Pero esta
tradición cabe aclarar que no es una manifestación conservadora de formas y
manifestaciones, sino hay que verla como una corriente viva que se aleja de su punto de
origen y crece constantemente, lo que Hegel llamara progreso, y el contenido de esta
tradición es la que crea el mundo del espíritu y este espíritu universal no está en quietud,
aunque se pueda estancar alguna nación en su desarrollo, este espíritu le es indiferente y no
se vería afectado, puesto que su concepto mismo es acción y esta es transformadora.
Por lo tanto, el desarrollo consta de que las generaciones produzcan conocimiento tanto en
el ámbito científico como espiritual y esta acumulación de esfuerzos se trasmita a la
siguiente y esta la trabaje, esta herencia será como el alma de una generación y con ella se
recibirá tantos prejuicios, como riquezas, y una vez reducida como una materia prima, se
pondrá en metamorfosis (proceso dialectico) enriqueciendo el producto cada vez más.
Entonces en resumen la actividad de cualquier época consiste en asimilar la ciencia
existente y formarse a partir de ella, entonces se desarrollará la ciencia y la elevara a un
plano superior, a algo que ahora es nuestro, de la época actual, pero a la vez ya no es lo que
era antes, esta es la acción creadora de cada época, entonces se podría decir que se toma
como premisa el mundo espiritual existente, se lo asimila y se lo transforma. Por lo tanto, la
historia no nos revela un devenir de cosas ajenas o extrañas a nosotros, sino que es nuestro
propio devenir, el de nuestra propia ciencia.
Tanto ideas, como problemas relativos hacen parte del destino de la H. de filosofía y en
conciencia de esta se realizará el estudio de su fin subjetivo (interés personal) que es servir
como introductorio al conocimiento de la filosofía misma, y para esta construcción será
necesario tomar como base el concepto de lo que se propone ser la filosofía, cuya finalidad
no será su propio devenir sino una noción provisional de ella, aun así el devenir no será
algo inactivo, sino que este ya se encuentra encaminando el proceso, pero el enfoque será
otro. Nuestra mente deberá enfocarse en la exposición de la historia del mundo del
pensamiento tal como este ha nacido y ha manifestado, puesto que el pensamiento moldea
al individuo, y este obra y ha obrado en ello y no se dedica a otra cosa que no sea el
pensamiento mismo, es decir que el pensamiento se busca y se encuentra a sí mismo, la
historia que tenemos es la búsqueda del pensamiento por el pensamiento mismo, y este solo
se encontrara al crearse, y existirá o tendrá realidad cuando se encuentre, las
manifestaciones del pensamiento serán las filosofías y su cadena de descubrimientos serán
el resultado de la obra del transcurso del tiempo desde la aparición del hombre.
Ahora ¿cómo se podría explicar que el mundo intelectual tenga una historia? puesto que el
pensamiento es en y para si, además lo eterno y verdadero se contiene en el pensamiento, y
la historia como es, expondrá todo aquello que se ha hundido en el pasado, todo lo que ya
no existe, y el pensamiento como verdadero y necesario no es susceptible al cambio. Este
problema figura entre lo que es necesario examinar y lo que existe necesariamente, y es que
además de las filosofías encontramos a las manifestaciones del pensamiento que debemos
excluir de la investigación como la religión, la historia política, las artes etc., entonces para
resolver el problema debemos empezar por tener una visión general del conjunto, es decir
una idea general del espíritu de su fin y su determinación, aunque la filosofía se vea tapada
de las filosofías como árboles que no dejan ver el bosque, pero para abordar la relación
entre filosofías y la filosofía es que estas solo cobrarían realidad y sentido en su relación
con el todo.
A primera vista entenderemos a la historia como la sucesión de acontecimientos fortuitos
donde cada hecho ocupa un lugar aislado y para sí, y cuyo único nexo de unión es el
tiempo. Pero esta concepción es insatisfactoria puesto que es necesario intuir un entronque
de los acontecimientos con un fin, y dar lugar a una autentica significación, puesto que los
hechos históricos cobran significado cuando se relacionan con algo general y tener a la
vista esto se tendrá una mejor comprensión. Entendido esto partiremos por ver:
A) Concepto de la Historia de la Filosofía
Al momento de hablar de una historia de la filosofía, esta noción entrañara una
contradicción interna, es que la filosofía se propone conocer lo inmutable, lo eterno, lo
existente en y para sí, es decir que su mira es la verdad, y en cuanto la historia esta narra
todo lo que ya existió en una época para desaparecer en otra, desplazada por algo distinto.
Por lo tanto, la contradicción permanecerá en que, siendo la verdad eterna, esta se la
incluiría en la orbita de lo pasajero relatando su historia, y la historia como aquella que
busca exponer una serie de conocimientos y en ella la verdad, la cual no es pasado, puesto
que no pasa. Esto es algo que también ocurre en las demás ciencias, inclusive en la religión,
la contradicción en ellas será que existe una historia tanto para la religión como para las
demás ciencias, pero este razonamiento por si mismo se refutara por la veracidad acerca de
la existencia de tales historias. Entonces para ahondar en esta contradicción hay que
identificar una distinción entre:
 La historia de las vicisitudes exteriores de una religión o una ciencia.
 La historia de su objeto mismo, es decir de la religión o cualquier ciencia misma.
Sin embargo, la historia de la filosofía por naturaleza es especial sobre el objeto que versa,
muy distinto a otros campos del conocimiento. En la contradicción observaremos que esta
no afectaría a la historia externa, sino solamente a la interna, la del contenido mismo. Por
ejemplo en la religión cristiana, su historia refiere a la difusión de las vicisitudes por las que
pasaron sus creyentes y al convertir esta existencia en iglesia, esta es a su vez una historia
externa y al estar pegada al transcurso del tiempo presentara una variedad de vicisitudes y
esencialmente su historia propia, pero tampoco por si misma carece de historia, esta deberá
alcanzar su desarrollo necesario y plasmarse en la forma determinada que le corresponde,
es decir que esta profesión que ha regido durante el tiempo, seguirá sin cambio alguno
como la verdad aunque ya no fuese mas que una apariencia sin sustancia y sus palabras
reducidas a pronunciaciones.
El contenido ulterior de la historia de esta doctrina lleva dos partes:
 Las múltiples adiciones y aberraciones de aquella verdad fija.
 La lucha contra las aberraciones y purificación del elemento perenne (aquello que
dura mucho tiempo).
Esto para eliminar estas adiciones superpuestas y volver a la original simplicidad.
La historia externa como la de la religión cristiana también la poseen las otras ciencias
incluida la filosofía. Esta tendrá una historia de su nacimiento, de su difusión, su
florecimiento, su decadencia, su muerte y resurrección, una historia de sus maestros, de sus
protectores y enemigos, su relación con la religión y menos frecuente con el estado. Ciertos
problemas interesantes como que siendo la filosofía una doctrina de la verdad absoluta, esta
se subscriba a un numero reducido de individuos, a determinados pueblos y ciertas épocas,
igualmente ocurre con el cristianismo, es decir a la verdad mucho mas general, pero dicho
problema se lo vera claramente cuando se meta de lleno a la naturaleza peculiar del
conocimiento filosófico y también se podrá referir a fondo los aspectos en relación a la
existencia exterior e historia externa de la filosofía. Pero al comparar la historia de la
religión con la historia de la filosofía vista desde el contenido interno, veremos que la
filosofía no se le reconoce un contenido como en la religión que tiene una verdad fija y
determinada de antemano, que ha permanecido y sustraído de toda mudanza, carece de
historia o poco menos, y la contradicción en esta doctrina desaparece puesto que las
aberraciones y aditamentos no plantean dificultad alguna por ser mudable y completamente
histórico por su naturaleza misma.
Las demás ciencias en cuanto a su contenido también tienen una historia, en ella vemos
cambios producidos, abandonos de tesis que tuvieron vigencia en sus días, etc., pero su
contenido en mayor parte es indemne de cambios o mudanzas durante el tiempo, y
cualquier cambio que se pueda presentar solo es un aditamento o incremento de él, las
ciencias progresan por vía de yuxtaposición es decir, a medida que avanza el desarrollo
muchas veces lo posterior corrige lo anterior, pero parte indiscutible se mantiene en pie y se
enriquece sin que nuevos conocimientos le hagan cambiar. Sin embargo, la historia de la
filosofía no revela ni la persistencia del contenido simple, ni el simple proceso de
acumulación de nuevos tesoros, sino que ofrece un espectáculo de cambios incesantemente
renovados del todo sin subsistir el nexo con una meta en común.
1) NOCIONES CORRIENTES ACERCA DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA
a) La Historia de la filosofía como un acervo de opiniones.
A primera vista la historia se verá como una narración a entorno de los conocimientos
fortuitos del tiempo, los pueblos y los individuos en cuanto a su contenido y nos
enfocaremos en el concepto de estos los actos fortuitos.
El contenido de la filosofía no son los actos externos ni los hechos de las pasiones o de la
dicha humana, sino del pensamiento, los pensamientos fortuitos son sencillamente
opiniones y las opiniones filosóficas recaen sobre el contenido, es decir sobre los objetos de
la filosofía, de Dios, la naturaleza y el espíritu. Ante esto se piensa que la historia de la
filosofía es simplemente un acervo de opiniones filosóficas, solo una galería de necedades
que se adentran a conceptos y pensamientos puros, por esto se piensa que cualquiera puede
dar un juicio acerca de su valor y esencia, aunque es cierto que es un relato de diversas
opiniones, de ociosa curiosidad y erudición de cosas inútiles cuyo contenido solo quiere ser
conocido. Sin embargo, es útil conocer estas diversidades de opiniones para estimular las
capacidades de pensamiento devanándolas de la madeja, pero no es tan simple puesto que si
la historia de la filosofía solo fuese una galería de opiniones sería una ciencia superflua y
aburrida, y solo se observaría ideas de filósofos en sus obras secas y carentes de todo
interés.
Pero vale preguntarnos ¿Qué es la opinión? Es una representación subjetiva, un
pensamiento cualquiera, una configuración que puede ser diferente o de otro modo en cada
sujeto, una opinión es un pensamiento general que es en y para sí. Pero es que la filosofía,
aunque se crea lo contrario, no existen opiniones filosóficas y quien hable de ellas es
porque le falta cultura elemental. Entonces la filosofía es una ciencia objetiva de la verdad,
es la ciencia de su necesidad, el conocimiento a través de reducidos conceptos, no es simple
opinar o devenir de opiniones. Pero hay otra concepción que ver, y es que nosotros lo que
podemos conocer es solamente opiniones y haciendo hincapié en estas, pero su opuesto es
la verdad y ante ella se esfuman las opiniones, sin embargo, varios buscan opiniones en la
verdad, en la historia de la filosofía y piensan que las opiniones es lo único que se puede
encontrar. La filosofía se halla en un doble antagonismo: primero la devoción que declara
al pensamiento o la razón como incapaces de conocer lo verdadero y que estas solo
conducen a la duda, pero esto es necesario para arribar a lo verdadero, y por lo tanto
renunciar a la quimera de pensar por cuenta propia y la razón colocada en la férula de la fe
ciega, es decir en la autoridad.
La razón lograra imponerse rechazando la fe nacida de la autoridad y pretende infundir un
sentido racional al cristianismo, llegando a concluir en este punto es que se puede
reconocer obligatoriamente es la propia manera de ver las cosas, es decir la propia
convicción, pero la razón se troncaría en lo contrario de lo que perseguía y como
consecuencia no podrá conocer la verdad (Hegel hace una crítica a la revolución
francesa). Esta razón combatía a la fe religiosa en virtud de la razón pensante, pero al
mismo tiempo se iría en contra de la razón misma, la razón verdadera puesto convertía lo
subjetivo como algo valido e imponía a la fuerza tal convicción que es en si y a partir de si
de su misma subjetividad, por lo tanto, no son otra cosa que opiniones convertidas en
criterio.
Pero si hay que tropezarse con estas nociones solo queda señalar inmediatamente la forma
de concebir la historia de la filosofía, como un resultado que abrió paso a la cultura general,
pero que es un prejuicio y a la vez un signo de nuestro tiempo, es decir el principio donde
los individuos se conocen y se comprenden unos y otros, la base para cualquier quehacer
científico. Por ejemplo, la teología no es precisamente y puramente la profesión de la fe de
la iglesia que rige como la doctrina del cristianismo, sino que en mayor o menor medida es
el individuo quien forma una doctrina propia y arreglada a sus propias convicciones,
históricamente se atribuye a esto como el conocer de opiniones, honrándolas y
respetándolas como aquellas que rinden cuentas a sí mismas, perdiendo el punto de vista; la
verdad.
La convicción es absolutamente esencial, por el lado de la subjetividad empujara al
conocimiento, la razón y la filosofía. La diferencia recaerá en que, si la convicción
descansa en factores puramente personales del sujeto (opinión), como sentimientos, puntos
de vista, intuiciones, etc., o en fundamentos objetivos, aquellos que nacen del pensamiento,
de la penetración del concepto y en la naturaleza de la cosa. Ahora la antítesis entre opinión
y verdad trasluce en las nociones de la época, por ejemplo, en la época griega encontramos
la antítesis platónica entre opinión y ciencia, una contraposición igual entre la decadencia
de la vida publica romana y sus tiempos siguientes con los epicúreos con su indiferencia
ante la filosofía, y también en el mismo sentido que Pilatos replica Cristo cuando este dice
que ha venido a proclamar la verdad, pero vale tanto como decir que el concepto de verdad
es convencional, algo que no es necesario hablar puesto que ha quedado atrás. Es por esto
que quien parte de este punto de vista, la historia solo se limitara a conocer particularidades
de otra, extrañas para el sujeto, una materia externa, muerta y puramente histórica para la
razón. Para el hombre imparcial, la verdad es algo emocionante y ante tal afirmación de que
no se puede conocerla significa que encontraremos en ella la historia misma de la filosofía,
y es que la verdad no se conoce por la vía de la percepción o intuición directa o externa de
los sentidos, ni intuición intelectual, puesto que toda intuición es sensible, sino mediante el
esfuerzo del pensamiento.
b) Prueba de la vanidad del conocimiento filosófico a través de la misma historia de
la filosofía
Ante un espectáculo de múltiples opiniones y numerosos y diversos sistemas filosóficos es
normal no encontrar un punto firme de apoyo y poder sustraerse en él, puesto que muchos
yerran ya que han sido refutados y contradichos por otros, por lo tanto ¿Cómo es posible
que incluso en insignes espíritus y ahora uno como individuo tenga pretensión de decidir
sobre tales problemas? Esta conclusión extraída de los diversos sistemas filosóficos se
considera dañina, pero a la vez es una ventaja subjetiva, esta diversidad se la tomara como
recurso para poder justificar que esta pese a su buena voluntad y su necesidad de dominar la
ciencia no tenga en el campo de la práctica, mas que abandonarla por completo, pero dista
mucho para tomarla como una simple evasiva. Una razón seria y verdadera es contraria a la
seriedad que trata de tomar el filosofo a la filosofía, aquel que solo poco o nada quieren
tener que ver con ella solo justifican que es vano todo intento de llegar al conocimiento
filosófico de la verdad.
Sin embargo, ante el querer que la filosofía sea una ciencia verdadera, esta necesita una
filosofía verdadera, pero, ¿Cuál es y como reconocerla? Si todas afirman y dan indicios de
ser las verdaderas, pero a pesar de los criterios distintos, se ha de reconocer la verdad
puesto que el pensamiento sobrio y sereno deberá sentir por fuerza a grandes escrúpulos
antes de decidirse por una. La prueba de que los esfuerzos de la filosofía son vanos recae
en que esta se desarrolla a base de una concepción genérica superficial de la historia de la
filosofía misma, cuyo resultado es la aparición de diversos dispares pensamientos
filosóficos que se contradicen y se refutan entre sí, podemos compararlo a las palabras de
Cristo “que los muertos entierren a sus muertos” entonces la filosofía no sería más que un
campo de cadáveres, un reino de muertos donde cada uno mata y entierra al que le precede,
y sería más producente decir “síguete a ti mismo” a su propia convicción y personales
opiniones, por lo tanto no tendría interés de coger las ajenas.
c) Explicación sobre la diversidad de las filosofías
Tenemos comprobado que existen y han existido diversas filosofías, pero la verdad sigue
siendo una, y el instinto de hallarla es animado por la razón. Por lo tanto, una filosofía debe
ser verdadera, pero todas estas filosofías, aunque sean tan distintas cada una asegura,
razona y prueba ser la que es y no otra, este razonamiento es la apariencia del pensamiento
sobrio y sereno, pero sin un impulso de hambre, mas bien saciado y satisfecho, una razón
muerta. Por el contrario, la vida física como la del espíritu no esta satisfecha de sobriedad,
sino que tiene un impulso de hambre y sed de verdad, de conocimiento de la verdad sin
satisfacción alguna y solo vive alimentándose de reflexiones. Aquí Hegel nos dirá; por muy
distintas que sean las filosofías, tienen algo en común; el ser filosofía, por lo tanto, quien
profese y estudie verdaderamente cualquier filosofía, profesara la filosofía, esto es porque
el razonamiento busca una evasiva y se aferra a la diversidad, y el problema es que muchas
veces no se quiere o no queremos reconocer esta generalidad por temor a lo particular, por
ejemplo cuando un medico le receta frutas a su paciente, y cuando se le sirven ciruelas,
uvas y pasas no se atreve aceptarlas por una pedantería intelectual puesto que le han
recetado frutas y no exactamente ciruelas, uvas y pasas.
Ahora lo que nos interesa ver de forma clara, es que significa una diversidad de sistemas
filosóficos, y el conocimiento acerca de lo que es la verdad y la filosofía nos ayudara a
enfocar esta diversidad en un sentido completamente distinto de lo que entraña la antítesis
abstracta entre verdad y error, sin embargo hay que entender que esta variedad no es que
solo perjudique a la filosofía misma o a la posibilidad de filosofía, sino que es necesaria
para la existencia de la propia ciencia filosófica, algo esencial en ella. Pero el pensar así
consideramos que la meta de la filosofía es llegar a la verdad por el camino del
pensamiento y la comprensión, y no se reconoce que no habría nada mas por conocer,
porque no es posible conocer la verdad verdadera, sino una temporal y finita, y la historia
de la filosofía versa sobre la filosofía misma. Y es que ni la historia de la filosofía tiene
aventuras, ni la historia universal es algo puramente romántico, no son simples colecciones
de eventos fortuitos, sino que en el movimiento del espíritu pensante hay sustancialmente
una trayectoria, un hilo racional. La diferencia que

Aquí puede presentarse en lo que (al modo de la aparición se

Refiere.

En efecto, la aparición de las diversas fases en el progreso

Del pensamiento puede presentarse con la conciencia de la ne-

Cesidad con arreglo a la cual se deriva cada fase siguiente y

Según la cual sólo puede producirse esta determinación y for-

Ma, o puede concebirse al margen de esta conciencia, a la

Manera de un producirse natura

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