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UNIVERSIDAD ESTATAL DE MILAGRO

FACULTAD DE SALUD Y SERVICIOS SOCIALES

Carrera de Fisioterapia

Tercer nivel-A2

Deontología

Grupo 5

Tema:

Ensayo: Evaluación de competencia de los pacientes.


Docente:

MSc. Carmen María Delgado Vilela

Integrantes:

Lino Borbor José Andrés

Mora Campoverde Lady Verónica

Pardo Gaspar Martha Pamela

Trejo Gilces Giancarlo Roberto

Velastegui Nieto Jenniffer Stefania

Zavala Neira Pablo Ismael

Entrega: Domingo, 16 de Enero de 2022


EVALUACIÓN DE COMPETENCIA DE LOS PACIENTES

Introducción

Los avances de la medicina han logrado grandiosos cambios en el estudio y


tratamiento de diversas patologías, lo que ha producido importantes logros técnicos
de estudio, tratamientos y mejoría en la calidad de vida de los pacientes.

Como consecuencia de los estudios realizados para el tratamiento de las patologías,


en muchos casos, no está exenta de riesgos y /o efectos colaterales adversos, por lo
cual le corresponde al paciente debidamente informado tomar una decisión al
respecto, ejerciendo en plenitud su facultad decisiva y esta para tener validez debe
ser ejercida por un paciente competente o capaz.

Para que los pacientes puedan tomar decisiones autónomamente respecto a algún
procedimiento clínico que se les vaya a realizar (y que se produzca el consentimiento
informado) tiene que haber información, comprensión, libertad y voluntariedad, siendo
la competencia un prerrequisito para la autonomía, de lo contrario, al realizar una
práctica médica sabiendo que el paciente no se encuentra competente para aceptar
o rechazar dicho procedimiento, como profesional estaría en la obligación de solicitar
ese consentimiento a uno de sus familiares para que acepte la responsabilidad.

Los profesionales de la salud se enfrentan con frecuencia a pacientes incompetentes


para tomar decisiones, detectándose menos de la mitad de los casos con frecuencia
en la evaluación que la competencia no es adecuada. Por lo tanto, es necesario
realizar una evaluación completa y correlacionarla con el grado de la enfermedad y la
complejidad de la decisión a tomar.
Los niveles de competencia necesarios para que una decisión sea admisible,
dependerán de la gravedad de la situación de salud a decidir, del impacto de la misma
en la vida del paciente y su familia, evaluando las consecuencias que esta decisión
puede conducir en un determinado paciente con una enfermedad específica, y en un
delimitado contexto social; de este modo, deberá considerarse siempre el
riesgo/beneficio de una acción médica, como parte de la información a entregar para
que las decisiones sean libres y con conocimiento congruente; a menor riesgo y
mayor beneficio, la competencia necesaria es menor. A mayor riesgo y beneficio
dudoso, la competencia exigida al paciente deberá ser mayor.

Desarrollo

El consentimiento informado no es más que un modelo de relación clínica, autonomía


psicológica y moral del ser humano en el modelo de relación profesional-paciente, lo
que, hasta el día de hoy, es el ejercicio de la independencia humana, de modo que,
requiere que se cumplan al menos tres condiciones:

1. Decidir voluntariamente, es decir libre de coacciones externas.

2. Tener información suficiente sobre la decisión que va a tomar, es decir, sobre el


objetivo de la decisión, sus riesgos, beneficios y alternativas posibles.

3. Tener capacidad, esto es, poseer una serie de aptitudes psicológicas-cognitivas,


volitivas y afectivas que le permitan conocer, valorar y gestionar adecuadamente una
información, tomar una decisión y expresarla. (Reculé & Prato, 2018)

En diversos países, a medida que se va potenciando este modelo de relación, los


clínicos van pareciendo poco a poco más interesados en cómo evaluar esta
capacidad. Cada vez con mayor frecuencia hay profesionales de la salud que buscan
ayuda para realizar esta tarea de la forma más prudente. Por lo tanto, es importante
que estos profesionales tengan una idea clara de los conceptos y herramientas
disponibles al respecto.
Como ocurre con todos los juicios clínicos, las evaluaciones de desempeño del
paciente siempre serán probabilísticas y conservadoras, sin certeza científica. Por
ello, no existe un guion, una herramienta o un protocolo específico de evaluación de
habilidades. Al usarlos, es necesario asumir científica, técnica y éticamente la
probabilidad de error. Esto no debería ser una barrera para encontrar las herramientas
de evaluación de competencias más sensibles y específicas posibles. (Arias Garrido,
2018)

Los conceptos de libertad e independencia se basan en el respeto al derecho a la


decisión e intimidad de cada individuo. Antes de que el profesional acepte la decisión
del paciente, debe evaluar si tiene la autoridad para tomar la decisión. Si es así, puede
decidir de forma libre e independiente. Diversos estudios han demostrado que los
equipos médicos detectan solo un tercio de los casos no elegibles y que la evaluación
de habilidades cuando se realiza es generalmente inadecuada. De tal manera que el
equipo médico, tiene como objetivo proporcionar pautas para evaluar la competencia
de los pacientes que tienen dudas sobre su capacidad para tomar decisiones en
salud, tomando en cuenta los siguientes aspectos:

 Competencias del paciente

La primera dificultad es que, en los documentos legales de muchos países, tienden a


existir problemas en cuanto a términos y conceptos. Si se lee sobre el tema, a menudo
encontrará que se utilizan dos términos diferentes: "competencia" y "capacidad". En
la que competencia es un término que significa reconocimiento y capacidad legal de
una habilidad psicológica para tomar ciertas decisiones.

El término equivalente en el ordenamiento del profesional sería “capacidad”.


Alternativamente, "probabilidad" es un término psicológico y clínico, que identifica las
habilidades psicológicas necesarias para tomar ciertas decisiones en el aquí y ahora,
siendo una de las valoraciones médicas para comprobar si el paciente puede tomar
decisiones por sí mismo.
De hecho, los dos términos están estrechamente relacionados. Son dos caras de la
misma moneda. La habilidad natural o práctica se refiere a las capacidades
psicológicas internas que permiten a una persona manejar su vida de manera tan
efectiva que se puede concluir que sus decisiones son veraces, es decir, reflejan
plenamente su personalidad y su autocontrol moral.

Lo que sucede es que en realidad esta capacidad tiene siempre una relación a la que
se le llama “capacidad de obrar por derecho”. Si el profesional duda de la capacidad
real de una persona mayor, esto automáticamente trae consecuencias en el campo
de su capacidad legal: lo que priva su derecho legal a actuar en contra de sus
términos, por lo que se buscará a otra persona (familiar), en su nombre, para hacerlo.

 Evaluación de competencias

Históricamente, los médicos evaluaban las habilidades de sus pacientes. Sin


embargo, hay que decir que es un asunto muy serio, dadas las consecuencias
jurídicas que conlleva, y al mismo tiempo los límites y la protección de los derechos
del paciente, es importante señalar que la ley responsabiliza este trabajo
específicamente al profesional que está ayudando y atendiendo al paciente.

Por supuesto, antes de decidir sobre la posible discapacidad de un paciente, el


profesional puede o no solicitar su evaluación por otro especialista. Pero la
responsabilidad final recae en él.

 Medición de competencias

Si bien todo médico puede evaluar y medir la capacidad de competencia, tiene la


obligación ser el profesional responsable ante el paciente, porque es quien mejor lo
comprende. La presencia de otro especialista, normalmente sólo es necesaria en
casos especialmente complejos, por ejemplo, en determinados casos de
enfermedades mentales o neurológicas. La eficacia se evalúa teniendo en cuenta la
capacidad cognitiva del paciente en ese momento. Se evalúan aspectos: capacidad
de atención, memoria, lenguaje (razonamiento) e introspección o juicio, ya que son la
base para la comprensión de la información, la inferencia y la interpretación para
lograr una decisión. (Rolle, Vargas, Paredes, & López, 2017)
Conclusión

Concluyendo en la importancia de evaluar y medir la competencia del paciente es que


radica en el estudio que realiza un equipo profesional de la salud con la finalidad de
poder analizar con toda la prudencia necesaria la capacidad de competencia que tiene
un paciente, de aceptar o rechazar un tratamiento. De no ser así y el paciente no
cuenta con las capacidades psicológicas o cognitivas de decidir libre y
voluntariamente, el profesional puede derivar la decisión a uno de sus familiares.

De tal manera, que, dentro de esta evaluación, interviene el consentimiento


informado, el cual es uno de los instrumentos que buscan asegurar que el paciente
reciba la información adecuada por parte del profesional, la misma que motive la
decisión autónoma del paciente en el caso de que pueda decidir por sí mismo o en
caso contrario lo decidirá uno de sus familiares.

La información que debe brindarse, tiene como objetivo que mediante el


consentimiento informado se refrenden los acuerdos entre el profesional y el paciente
para buscar las mejores opciones en su atención y cuidado sanitario.

Por ello, a la hora de administrar un consentimiento informado tanto el profesional


como el paciente deben ser cuidadosos con los aspectos del mismo, teniendo en
cuenta todos los riesgos que conlleva el tratamiento, por improbables que sean.
Además, el profesional deberá ser específico en el diagnóstico y en la descripción del
tratamiento a realizar en el paciente y aclarar las alternativas médicas existentes.
Debido a ello, es sumamente necesario que, luego de que el profesional haya
informado al paciente sobre los procedimientos a realizar, aplique una evaluación
completa de competencia, teniendo en cuenta todos los aspectos que implica,
siempre vinculándola con el grado de la enfermedad para así orientar al paciente a
tomar la mejor decisión en su misma beneficencia.
Bibliografía
Arias Garrido, J. (Septiembre de 2018). ¿Cómo determinar la competencia del
paciente? Medicina Intensiva, XXXVI(6), 387-388. Obtenido de
https://scielo.isciii.es/pdf/medinte/v36n6/editorial2.pdf

Reculé, J., & Prato, J. (Octubre de 2018). Evaluación de la capacidad del paciente
para emitir un consentimiento válido. Revista médica de Chile, CXLIV(10),
1336-1342. Obtenido de https://www.scielo.cl/pdf/rmc/v144n10/art14.pdf

Rolle, A., Vargas, C., Paredes, S., & López, R. (Octubre de 2017). Evaluación de
competencia de pacientes. Revista Chilena de Cirugía, LXIX(5), 359-364.
Obtenido de https://www.elsevier.es/es-revista-revista-chilena-cirugia-266-pdf-
S037938931730073X

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