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FACTORES DE RIESGO

La depresión en el adulto mayor ha estado relacionada con factores de diferentes índoles

como son de tipo social, económico, familiares, biológicos, psicológicos, ambientales y

sobre todo relacionados al estilo de vida que tiene el individuo. Según D'Hyver y

Gutiérrez en su libro “Geriatría” (1) nos brindan una clasificación donde estos factores

son simplificados en 4 grupos brevemente descritos a continuación.

En los factores socioculturales, encontramos el sexo en el cual predomina la mujer,

generalmente de estado civil viudas o divorciadas, otro factor que encontramos es la

pobreza, donde el adulto mayor se siente limitado y muchas veces desesperado por no

saber cómo solventar sus gastos.

Los factores psicológicos por otro lado dependen de la personalidad del sujeto, se dice

que aquellos que poseen una mayor prevalencia de presentar depresión en un futuro son

las personas narcisistas las cuales llegan a depender de otras personas y las obsesivas

que se vuelven hostiles trayendo consigo culpabilidad, desesperanza o incluso

sentimiento de desamparo.

Los factores neurobiológicos están relacionados con posibles cambios cerebrales los

cuales se los suele asociar a la edad, presenciándose menor actividad neuronal. Otro

factor que se encuentra relacionado son las enfermedades cerebrales como la

microangiopatía isquémica o e incluso los cuadros demenciales como es el caso del

Alzheimer. Y como cuarto grupo tenemos los factores biológicos, los cuales se dan por

factores externos como son las polipatologías, polifarmacias y la discapacidad. (1)

Entre los temas más comunes que el adulto mayor se enfrenta suelen ser el abandono, la

economía, el cansancio, el desaliento, el sentirse incapaces, entre otros; que muchas

veces no se perciben en un comienzo produciendo que el adulto mayor no tenga un


envejecimiento activo y lleno de alegría. Es por esto, que debemos recalcar la

importancia que tiene el reconocimiento de los factores de riesgos que pueden

desarrollarse en una posible depresión, teniendo como resultado la prevención o en

algunos casos el tratarlas de manera favorable.

CUADRO CLÍNICO

La depresión es un trastorno emocional preocupan el cual no forma parte normal del

envejecimiento, desgraciadamente el diagnóstico y el tratamiento en el adulto mayor no

suele ser efectivo; existiendo la errada idea de que el cuadro clínico depresivo es una

asociación a la edad del individuo.

Los síntomas de la depresión pueden ser diferentes o menos evidentes en los adultos

mayores, se suelen presentar como síntomas físicos, como son la fatiga, anorexia,

insomnio, palpitaciones, dolor torácico, dolor abdominal, estreñimiento, dolor músculo-

esquelético difuso, cefalea, parestesias, por lo que el examen tiene que ser cauteloso en

ambos sentidos. Los síntomas, como la tristeza o inutilidad, pueden ser somatizados de

manera característica por el paciente anciano; e incluso se considera que la principal

causa de pérdida de peso en la vejez es la depresión, ya que se ha asociado a pérdida de

masa ósea y es un factor de riesgo para un pobre estado de salud. (2)

DIAGNÓSTICO

En el momento del diagnóstico debemos tener en cuenta los factores de riesgo que

presenta el adulto mayor, los síntomas que padece y sobre todo la exploración física; sin

embargo, debemos tener en cuenta que puede existir negatividad por parte del paciente

por lo tanto es muy importante la historia clínica y la inspección. Además, existen

escalas que nos permiten confirman el diagnóstico presuntivo.


Existen numerosas escalas para la valoración de síntomas depresivos, pero muchas de

ellas no han sido específicamente diseñadas para el anciano. Entre las más utilizadas, se

pueden citar: Escala de Hamilton para la Depresión, Escala Autoaplicada de Zung,

Escala de Depresión de Montgomeri-Asberg y la Escala Geriátrica de Depresión de

Yesavage.(2)

La escala de Depresión Geriátrica de Yesavage, en su versión abreviada (GDS-VE). Es

un cuestionario que se encuentra conformado por 15 ítems, con opciones de respuestas

dicotómicas (sí/no) y una estructura unidimensional. Diez preguntas son directas,

mientras que las cinco restantes, son indirectas; cada pregunta puede puntuar con 0 o 1

punto, otorgándole el valor de 1 a la respuesta que representa el indicador de depresión.

Para calcular el puntaje total, se suman los puntajes de los 15 ítems que conforman la

escala. Al respecto, los autores originales proponen que, si se obtiene un puntaje total

igual o mayor a 5 puntos, se considera presencia de depresión. (3)

Otra escala descrita por los actores es la Escala de Depresión Geriátrica de 30 ítems

(GDS-30), de 15 ítems (GDS-15), de 5 ítems (GDS-5) y de 4 ítems (GDS-4), se

recomiendan comúnmente como herramientas de detección de la depresión para

personas mayores. Al igual que con otras herramientas de detección de la depresión, los

estudios primarios sobre la precisión diagnóstica de las diferentes versiones del GDS se

han visto limitados por pequeñas muestras; notificación selectiva de los resultados,

inclusión de pacientes que los médicos ya sabían que tenían depresión y la incapacidad

para realizar análisis de subgrupos debido a tamaños de muestra pequeños. (4)

TRATAMIENTO

La depresión es un trastorno que no podemos dejar pasar a la ligera, los medicamentos y

la psicoterapia son eficaces para la mayoría de los pacientes. Sin embargo, en el adulto
mayor tenemos factores de riesgos que nos hablan de una mala evolución de la

depresión. No obstante, existen varias opciones de tratamiento:

Las terapias basadas en evidencia como son los antidepresivos, sin embargo, hay

estudios que nos dicen que la vejez responde peor a los antidepresivos y tiene una tasa

de recaída más alta que la depresión de los adultos más jóvenes, además, suele suceder

que los antidepresivos pueden reducir la carga de amiloide cerebral y el tratamiento a

largo plazo con antidepresivos puede retrasar la conversión del deterioro cognitivo leve

en demencia de Alzheimer.

La terapia electroconvulsiva (TEC) que puede ser un poco más eficaz, pero puede

provocar mayores efectos secundarios cognitivos

Las psicoterapias, la terapia de resolución de problemas, la terapia cognitivo-conductual

y la terapia interpersonal son efectivas en la depresión en la vejez.

Las terapias novedosas, tenemos psicoterapia basada en neurobiología donde presenta la

ENGAGE, lo cual es una terapia escalonada para la depresión en la vejez, se enfoca en

dominios conductuales basados en constructos neurobiológicos utilizando técnicas

conductuales seleccionadas por su simplicidad y eficacia

Los agonistas del receptor de dopamina D2 / D3 pueden mejorar los síntomas

depresivos en pacientes con enfermedad de Parkinson y en depresión idiopática, pero

faltan estudios definitivos sobre EOS. (5)

Finalmente, hay que recalcar que abordar los factores de riesgo modificables desde la

mediana edad puede reducir el riesgo de depresión.

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