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Dr.

Ricardo Uvalle Berrones


Jorge Bruno Espinoza González
Teoría de la Administración Pública II
Uvalle Berrones, R. Control 4.2

Se considera a la Administración Pública (A.P.) como el conjunto de disposiciones


y acciones que configuran la gestión del poder democrático a través de estrategias
generadas por medio del consenso y que resultan en una mayor legitimidad. Un
gobierno democrático es para la A.P. la base o núcleo del que parte para guiar su
acción política y social responsable, considerando los valores de equidad,
igualdad y bienestar, contemplados en la Constitución, y con ello incrementar la
aceptación y cercanía de la comunidad hacia las instituciones sociales.

El ejercicio de la moderna democracia requiere que la calidad de vida de la


población sea renovada y mejorada y así hacer vigente el valor de la equidad si
esto no se logra la A.P. corre el riesgo de convertirse únicamente en una serie de
pasos y actividades consecutivas sin referencia al contexto social y político al que
pretende cuidar y beneficiar. El trabajo de la A.P. deberá contar con evaluación y
controles para así ser responsable y guiar la innovación del Estado y la
prosperidad de la sociedad, contando con la colaboración organizada de la
ciudadanía recuperando procesos y políticas de gestión pública.

La responsabilidad de sus resultados debe ser objeto de controles ciudadanos y


de entrega de cuentas sobre la asignación de recursos públicos, y de esta forma
poder considerar la calidad de los logros alcanzados por el gobierno definiendo si
estos satisfacen los requerimientos de la población en términos de responder
sensible, oportuna y eficazmente. Un elemento de vital importancia para legitimar
la labor del A.P. es la ética pública y con ello rechazar cualquier acción corrupta de
su proceder. El flujo de las actividades de la A.P. debe guiarse por las políticas
públicas con el objeto de consolidar los cambios que la resinifiquen como una
forma democrática de organización y funcionamiento. Dentro del Estado de
derecho la democratización de la A.P. daría paso a “no sólo la construcción de un
orden político civilizado, sino la atención metódica y eficaz de las demandas en
competencia.1”

Esta noción de democratización llevará a considerar nuevos ámbitos de


participación para las organizaciones sociales y para la A.P. en cuanto a la
atención de los problemas públicos comunes recuperando los consensos, los
acuerdos y los compromisos, haciendo uso del espacio público y de la
cooperación de las personas en la producción y distribución de los beneficios
públicos. La regulación de la observancia de las políticas y la utilización de
normatividad democrática otorgan certidumbre institucional a la A.P. y conducen a
1
Uvalle, Berrones, Ricardo. La transformación procedimental y democrática de la
Administración Pública del Estado de México, 2005, p.78.
resultados eficaces ayudando a generar la confianza de las instancias
económicas, políticas y sociales que participan, y además impiden el control total
de los procesos o “monopolios públicos”2 por parte del Estado.

Un elemento más que cooperará en la recreación de la democratización de la


función de la A.P. será la eficacia del servicio público y de lo altos funcionarios
eliminando relaciones de inmunidad o preferencia, concientizándolos de
redireccionar las estrategias gubernamentales. Así la A.P. podría llegar a ser
considerada como un conjunto de acciones indispensables para conducir a la
sociedad a una fase de mayor productividad en donde se tracen puentes entre los
políticos y los grupos de administradores. El voto ciudadano responderá a la
eficacia y calidad de los alcances obtenidos por el Estado o gobierno en su función
político-social. La meta de la transformación de la A.P. es recuperar la confianza
de los ciudadanos a partir de lo que promete y logra.

La A.P. deberá ser responsable, transparente y honrada para que las reglas que
propone se inserten en la institucionalidad democrática y sus acciones se orienten
por el cumplimiento de los derechos y obligaciones propios del sistema político y
democrático, apartando la pauta autoritaria de la A.P. Se desprende de lo anterior
que el poder debe ser “público y accesible para que los ciudadanos tengan
conocimiento de lo que realiza, tomando en cuenta la responsabilidad que tienen
en términos de confianza y aceptación. 3 No será posible que el poder ejecute una
actuación que no contemple la transparencia, pues ésta es una política pública
característica del poder responsable, que corresponde principalmente al poder
ejecutivo, por lo que se debe hacer efectivo el derecho a acceder a la información
que se ocasiona con motivo de las tareas de gestión pública.

Opinión: La A.P. tiene como tarea importante el ser aceptada y reconocida por la
ciudadanía como una institución que busca la intervención democrática en el
ejercicio del poder, pues la etapa del control autoritario de las políticas parece
llegar a su fin, y afortunadamente, cada vez más los individuos y los grupos
sociales despliegan su capacidad de participación en la toma de ediciones
colectivas.

Bibliografía: Uvalle, Berrones, Ricardo. La transformación procedimental y democrática


de la Administración Pública del Estado de México, 2005, pp. 76-85.

2
Uvalle, Berrones, Ricardo. La transformación procedimental y democrática de la
Administración Pública del Estado de México, 2005, p.80.
3
Ibídem, p. 84.

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