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realidad
Camaleón del texto, miméticas en su arco iris semántico, las metáforas viajan al núcleo del
lenguaje, dan lustre a las palabras desgastadas por el uso, arrojan sus redes de asociaciones y
unen lo semejante y lo diverso. Hay un relámpago de intuiciones cuando una de ellas porta la llave
que abrirá nuestro espíritu a la contemplación de la verdad y belleza que habitan cada uno de los
rincones de lo aparente y lo oculto. Cuando la palabra da en el blanco a través de la metáfora, los
objetos más comunes, las situaciones más triviales se muestran en toda su complejidad: por el ojo
de la aguja del tiempo cotidiano pasan, no sólo el camello bíblico, sino peces, árboles derribados y
expediciones al mundo invisible.
Rafael Núñez
Metáfora tradicional
La metáfora tradicional se nos había mostrado como un tropo que consistía en presentar como
idénticos dos términos distintos, es decir, en la metáfora tenía lugar una relación entre dos ideas,
la primera relacionada con la palabra (significación primitiva de la palabra, o sea el término real) y
la otra, la idea nueva, la que uno le atribuía (referida a la imagen o al término figurado). Aquí la
primacía en la metáfora era la palabra.
Ejemplos
El tiempo es un río.
Esta metáfora era vista desde una definición nominal, taxonómica (propia de la tropología), en la
que se identifica y clasifica la metáfora para diferenciarla de los demás tropos (la metonimia, el
símil, entre otros). La metáfora clásica era considerada un mero accidente de la denominación. En
esa medida, la metáfora era vista como sustitución en el orden de la palabra, donde un término
hace alusión a otro, estableciéndose así una relación de semejanza y sustitución (en el primer
ejemplo dado, la relación de semejanza la da la imagen de blancura y se da la sustitución de
dientes por perlas; en el segundo
ejemplo, la relación de semejanza es la imagen de fluidez; y la sustitución se da de tiempo por río).
Hoy, hay nuevas concepciones de la metáfora, dos de ellas son la propuesta por Paul Ricoeur y la
de Jorge Lakoff y Mark Johnson. La primera es llamada metáfora de invención; la segunda,
metáfora convencional.
Metáfora de invención
Paul Ricoeur, la aborda desde la retórica actual que investiga las causas generadoras de la
metáfora, lo que la ubica en el plano mismo del discurso.
Así pues, para que la metáfora no sea un mero accidente de la denominación, se recurre a una
teoría discursiva de la misma. Su estudio va a estar centrado en una teoría que se apoya en la
semántica de la frase. Puede decirse entonces, que la metáfora toca a la palabra en su esencia,
pues afecta su identidad semántica, es decir, la palabra sólo va a tener significación actual en la
frase. Es aquí, donde Ricoeur retoma la línea de Benveniste, pues éste elige el discurso. En su
estudio, la palabra se sitúa en una posición intermedia: se puede descomponer en unidades
fonéticas inferiores, pero se integra con otras palabras en una unidad de nivel superior; pues “la
palabra es, en cuanto implica sentido, un elemento constitutivo de la frase” La frase aquí es
requerida como unidad mínima de significación.
En este sentido se hace una crítica a la distinción que tiene la retórica clásica entre el sentido
propio y el sentido figurado, pues la palabra no tiene una significación propia ni un sentido por sí
misma, fuera del contexto de la frase, es decir, la significación no va a estar atada a la relación
entre una única idea y una palabra determinada; respecto a esto Ricoeur cita a Richards cuando
dice: “por tanto las palabras no son en absoluto los nombres de las ideas presentes en el espíritu
ni se constituyen por una asociación fija con algún dato, sino que se limitan a hacer referencia a las
partes del contexto que faltan”, es decir, no hay ninguna significación adherente a las palabras,
sino que la significación aparece en ese juego contextual, y este juego tiene que ver con las
relaciones que hacen falta en el contexto, ¿qué falta? las otras relaciones posibles que se pueden
hacer, hay pues, toda una movilidad de la significación. En esta medida, la palabra puede tener
múltiples significados, pertenecer a contextos diferentes y, sin embargo, se genera todo un juego
de posibilidades interpretativas que reside en ese todo que es la enunciación.
Vista desde aquí, la metáfora se manifiesta a nivel del enunciado como una interacción entre
contextos diferentes, donde se establece una relación de desigualdad que genera una tensión
entre el significante que hace alusión al contexto, y el otro, que hace alusión a un contexto y a una
significación diferente, creando así una relación de oposición a partir del desnivel; pero “no se
trata pues, de un simple desplazamiento de las palabras, sino de una relación entre pensamientos,
es decir, de una transacción entre contextos. Si la metáfora es una habilidad, lo es del
pensamiento”. En este sentido, se rompe con la concepción clásica que nos presentaba la
metáfora desde la comparación por rasgos comunes que tenían las palabras.
Ahora bien, con Paul Ricoeur, se abre una concepción nueva de la metáfora donde ésta no tiene
estatuto en el lenguaje en cuanto ya establecido, como ocurría con la retórica tradicional, donde el
lenguaje ya constituido posibilitaba la creación de la metáfora, en la medida que ésta podía ser
traducible y tenía como referente a la realidad.
Lo que Paul Ricoeur plantea es que la significación emergente, que se produce en la metáfora, no
va a estar referida a la realidad sino al discurso, en la medida en que es ahí donde se crea una
nueva significación, se crean mundos discursivos; una innovación semántica, así, la significación
que emerge es algo totalmente nuevo e intraducible en un lenguaje descriptivo, porque es a la vez
acontecimiento significante, y sentido; acontecimiento, en tanto se da en un contexto actual y
único, y sentido, en cuanto crea una significación nueva.
Así entonces, el papel del lector, será el de descubrir la significación emergente que se crea en la
metáfora en un contexto dado, esto no significa que el sentido de las palabras tenga una
estabilidad definitiva, pues la movilidad propia de la significación, hace que cada vez se produzca
algo nuevo.
Metáforas convencionales
“Perder el tiempo”, “alto costo de la vida”, “ganar peso”, “cayó muy bajo”, “no me cabe en la
cabeza”, “perdí el hilo de la conversación”, “le falta un tornillo” “metido en problemas”. Nuestro
lenguaje común es mucho más metafórico de lo que a menudo nos damos cuenta, muchas de
estas metáforas son generadas por estructuras básicas de nuestra experiencia nuestra manera de
pensar, son expresiones que se utilizan de manera inconsciente y habitual: “la metáfora impregna
nuestra vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también, el pensamiento y la acción”
Para Lakoff y Johnson las metáforas son la expresión de una actividad cognitiva conceptualizadora,
mediante la cual comprendemos un ámbito de nuestra experiencia en términos de la estructura
de otro ámbito de experiencia, es decir, las metáforas hacen parte del aparato conceptual,
compartidas por todos los miembros de una cultura. Podríamos afirmar que el mundo de cada
hablante varía de acuerdo con sus creencias, costumbres, tradiciones, experiencias, estos
elementos son la fuente de inspiración para crear y comprender las metáforas dentro del sistema
conceptual de una cultura determinada. Las metáforas serían pues, una forma de experimentar la
cotidianidad.
En el libro, Metáforas de la vida cotidiana, Lakoff y Johnson presentan tres tipos distintos de
estructuras conceptuales metafóricas:
La primera de ellas es la Metáfora Estructural entendida como aquella en la que una actividad o
una experiencia se estructuran en términos de otra. Para entender cómo un concepto es
metafórico, y cómo éste estructura la manera en que percibimos, pensamos y actuamos, Lakoff y
Johnson, dan como ejemplo el concepto de Discusión y la metáfora conceptual: una discusión es
una guerra. En nuestro lenguaje cotidiano, encontramos variedad de expresiones que son reflejo
de esta metáfora: “Defendí muy bien mis argumentos”, “Ataque todos sus puntos débiles”.
“Nunca le he vencido en una discusión”. “Si usas esa estrategia te aniquilará” “La metáfora no está
meramente en las palabras que usamos, está en el concepto mismo de discusión. El lenguaje de la
discusión no es poético, imaginativo o retórico; es literal. Hablamos de discusiones de esta manera
porque la concebimos de esta manera (en términos bélicos) y actuamos según la forma en que
concebimos las cosas. “Ahora, para hablar de la forma en que las expresiones metafóricas de
nuestro lenguaje cotidiano pueden indicar la naturaleza metafórica de los conceptos que
estructuran nuestras actividades cotidianas, Lakoff y Johnson, traen como ejemplo el concepto
metafórico: El tiempo es dinero.
Me estás haciendo perder el tiempo. Utiliza tu tiempo con provecho. No dispongo de tiempo
suficiente para el trabajo. Gastaste mucho tiempo en ese proyecto. Vive de tiempo prestado.
El concepto metafórico, el tiempo es dinero, se toma de las prácticas aparecidas en las sociedades
industriales modernas (los salarios por horas, los presupuestos anuales, los intereses en los
préstamos, etc.) y estructuran nuestras actividades básicas cotidianas: “...entendemos y
experimentamos el tiempo como el tipo de objeto que puede ser gastado, desperdiciado
calculado, invertido acertada o desacertadamente, ahorrado y despilfarrado. Tanto EL TIEMPO
ESDINERO, como EL TIEMPO ES UN RECURSO LIMITADO y EL TIEMPO
Lakoff y Johnson presentan tres tipos distintos de estructuras conceptuales metafóricas, pero, hay
otros dos tipos de estructura conceptuales metafóricas: Las metáforas Orientaciones y las
Ontológicas.
Las Metáforas Orientaciones tienen que ver con la orientación espacial y nacen de nuestra
constitución física y de nuestra experiencia cultural (no son arbitrarias): arriba/abajo,
dentro/fuera, delante/detrás, profundo/superficial.
Base física: una postura inclinada acompaña característicamente a la tristeza y la depresión, una
postura erguida acompaña a un estado emocional positivo.
Ejemplos:
ES ARRIBA
Me levantó el ánimo.
Ya estoy levantado.
Creció su poder.
ES ABAJO
Estoy deprimido.
Cayó en coma.
Es menor de edad.
Bajó de posición.
Cayó enfermó.
Esta última orientación metafórica tiene bases sociales y físicas: el status está relacionado con el
poder (social) y el poder (físico) es arriba.
Las metáforas Ontológicas son aquellas por las que se caracteriza un fenómeno en términos de
entidad, sustancia, recipiente, persona. “Utilizamos metáforas ontológicas para entender
acontecimiento, acciones, actividades y estados. Los acontecimientos y las acciones se
conceptualizan metafóricamente como objetos; las actividades como sustancias; los estados como
recipientes.”
Ejemplos:
Las metáforas no son pues, un fenómeno meramente lingüístico, sino que competen a la
caracterización conceptual de nuestra experiencia cotidiana, conciernen al conocimiento, pues la
función primaria de las metáforas es cognitiva y ocupa un lugar central en nuestro sistema
ordinario de pensamiento. Ellas modelan nuestra percepción, nuestro pensamiento y nuestras
acciones.
Además, ellas confieren sentido. Son capaces de crear una nueva realidad. Las palabras por sí solas
no cambian la realidad, pero los cambios en nuestro sistema conceptual transforman lo que es
real para nosotros y afectan a la forma en que percibimos el mundo y al modo en que actuamos
en él “Tales metáforas pueden proporcionarnos una nueva comprensión de nuestra experiencia.
Pueden dar nuevo significado a nuestras actividades pasadas, así como a las actividades
cotidianas, y a lo que sabemos y creemos”.
Los autores toman esta metáfora para mostrar cómo ésta surge de nuestras creencias y
experiencias de lo que significa que algo es una obra de arte hecha en colaboración y muestran las
implicaciones de esta
metáfora:
Conclusión