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Un pueblo sin memoria.

Siempre he creído que las clases de historia que se han impartido en las escuelas
y colegios de todo el país y en el continente americano, están inclinada a una
historia muy ajena. Siempre hemos estudiado muy bien a la Grecia antigua, a
Egipto, a las culturas orientales y poco vemos de nuestros antepasados
precolombinos. En los documentales vemos como nuestros ríos y lagunas
sagradas para los indígenas eran la conexión a lo espiritual, tanto que aun
después de la época de la conquista, no se desea repartir ningún tipo de odio ni
rencor ante los actos vandálicos y déspotas de los occidentales, sino un tipo de
limpieza y pureza tanto a la mente como al territorio.
El deseo de limpiar la tierra y los ríos es la dicotomía de limpiar la mente, la
conciencia y así el alma.
Pero a falta de ese conocimiento, a falta de una educación hacia nuestras culturas
y raíces, en este momento hemos multiplicado el daño y nuestras tierras y ríos
están mas contaminados que nunca. Con la sobrepoblación y la capitalización del
medio ambiente, tanto personas como empresas estamos destruyendo con
nuestros desechos estos lugares que alguna vez fueron tan sagrados.
Considero que el primer paso para la limpieza de tanto deseaban nuestras
culturas indígenas es la memoria, porque es ahí donde encontraremos la moral
que guiara nuestros futuros actos. ¨Un pueblo sin memoria esta condenado a
repetir su historia¨, sin memoria no hay futuro, sin memoria olvidamos quienes
somos y donde pertenecemos y sin ese conocimiento somos incapaces de planear
el mejor camino el único que deberíamos seguir. Sin esa educación seguiremos
sobreviviendo y nunca viviremos.
Desde el año 2000 el rio Bogotá ha sido un referente de depósitos residuales, la
urbanización acabo con esa espiritualidad que por kilómetros tenían sus aguas.
Sin embargo, actualmente hay luchas por varias organizaciones ambientales y
personas ambientalistas que buscan recuperar la cristalizad de las aguas, aunque
sus esfuerzos sean reducidos por la poca cooperación del estado y de la
población como tal, es un ideal que debe realizarse si se quieres un futuro para
nuestra especie.

La tierra siempre devuelve en igualdad lo que ella recibe de nosotros. Es un toma


y dame, si le servimos como le sirvieron los indígenas, de ella brotaran de nuevo
los cultivos y vegetación ancestral que tanto escasea en la ciudad.

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