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1.

¿Cuál es la razón por la que el sistema debe privilegiar la intervención judicial ante supuestos
en los que se limiten derechos fundamentales?

Como dice el texto que se ha leído, es notoria la preferencia del legislador hacia el juez como ente para
emitir las ordenes que afecten valores y principios, reconocidos como prerrogativas en la norma
constitucional y la ley, porque así lo dice claramente la norma. El texto recomendado ha sido elaborado en
base a la legislación procesal mexicana pero sus criterios contienen ideas, que, por su sustancia, pueden ser
aplicadas aquí en República Dominicana, ya que ambos países tienen un sistema penal acusatorio.

Que muchos países estén de acuerdo con que el juez sea quien emita las órdenes de arresto, de allanamiento,
interpretación etc., se debe a un criterio común que admite la idoneidad de este por su capacidad profesional
y por la vocación inclinada a la justicia que profiere el cargo. El juez es una tercera parte imparcial y sus
acciones deben se sujetarse a derecho en todo momento. Por ello se prevé que al momento del juez dictar una
orden lo hará atendiendo a causas legitimas y no a caprichos.

2. ¿Qué significa la necesidad de concurrencia de motivos bastantes?

Esto quiere decir que para interrumpir el goce de un derecho como la libertad (por ejemplo) deben de existir
causas suficientes y pertinentes. La existencia de causas no solo infiere cantidad, sino también calidad, es
decir que no basta con una enumeración de motivos, también se requiere que estos sean legítimos,
pertinentes, comprobables y objetivos.

3. ¿Cómo ha interpretado la jurisprudencia el concepto de flagrancia?

La máxima de la experiencia me hace suponer que el criterio dominante respecto al concepto de flagrancia es
el que faculta a los miembros de los cuerpos de seguridad social, a arrestar a una persona cuando esta está en
plena comisión del hecho ilícito o inmediatamente después de haberlo cometido. La jurisprudencia
internacional y nacional ha sido muy legalista al requerir una orden de arresto emitida por el juez competente
para la detención de un ciudadano, pero la cuestión ha hallado serias tronchas, cuando se habla de ciertos
delitos, como los de porte y tenencia de armas y drogas, los que, para su arresto, requieren la intervención en
bienes jurídicos como lo son la intimidad personal o dignidad humana e inviolabilidad de domicilio. En este
ultimo tenor, el criterio dominante ha consistido en admitir la intervención policial cuando esta tenga
sospechas sobre la posibilidad de que alguien cargue consigo armas o sustancias controladas, dándole
legitimidad a esta actuación por el resultado de la misma sin considerar el medio que se ha usado para
practicarla.

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