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17/1/22 18:39 Música en el tiempo y el silencio 

: narración del conflicto armado a través de la música popular

Amerika
Mémoires, identités, territoires

18 | 2018

Colombie 2017
Thématique

Música en el tiempo y el silencio :


narración del conflicto armado a
través de la música popular
Diana Paola Castro Roa
https://doi.org/10.4000/amerika.9051

Résumés
Español English
Con más de 50 años de conflicto armado,la violencia se ha reproducido por todo el territorio
Colombiano,la guerra tuvo repercusiones directas en la ruralidad del país, pero también afectó las
maneras de habitar los centros urbanos. Dentro de las cargas culturales fruto de la convivencia con el
conflicto, la música popular juega un rol de memoria e identidad. Este trabajo analiza una selección
de temas musicales creados entre 1945 y 1970 en relación al conflicto interno, al contraponer la
creación artística-musical con la evolución histórica del conflicto armado. Si bien la violencia en
Colombia incide en todos sus habitantes,la música popular -al ser creadas por ciudadanos de a pie-
contiene en sus letras y discurso la postura de quienes han vivido el conflicto de manera directa. El
texto tiene como base el libro Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia y los
informes del conflicto armado del Centro nacional de Memoria histórica. Los conceptos de
etnomusicología se desarrollan con base a los planteamientos de Catherine Héau Lambert (2005)
acerca las representaciones de las relaciones de poder en la música popular, también se toma como
referente el trabajo de Ana María Ochoa (2003)que teoriza la hibridación musical en Colombia.

After more than 50 years marked by conflicts and violence spread over the Colombian territory, war
had direct repercussions in Colombia’s countryside, but it also affected the inhabiting ways in urban
centers. Inside cultural charges, which are the consequences  of lifestyles affected by conflictual
circumstances, Colombian popular music played a role as heritage and collective identity, as well as a
reflection for this specific status. This paper discusses a selection of musical pieces, developed from
1945 to 1970, related with the internal war. This text compares and relates the artistic and musical
creations with the history of armed conflict. Although violence in Colombia is a common matter in
every region, colombian popular music features  different perspectives and speeches of those who
have lived in conflictive contexts, as in music as well as in its lyrics. Analysis of information
recognises the following references : the book Contribución al entendimiento del conflicto armado

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en Colombia and reports of armed conflict developed by the Centro Nacional de Memoria Histórica,
plus the concept of ethnomusicology as developed following Catherine Héau Lambert’s theories
(2005) regarding relationships and its representations through power in popular music. It is also
taken as a reference about  the work from Ana María Ochoa (2003) with the theory of musical
hybridation in Colombia.

Entrées d’index
Keywords: remembrance, music, identity flux, conflict, power relationships
Palabras claves: memoria, música, identidades en flujo, conflicto, relaciones de poder
Géographique : Bogotá, Colombia

Texte intégral
Me tienen berraco con tanta juepuerca preguntadera

Que que color tiene mi bandera que si yo soy godo o soy liberal

Me tienen berraco con tanta juepuerca averiguadera

Que si soy eleno que pelo si quiera apoyo a las AUC o soy de las FARC

[Campesino embejucao, Oscar Humberto Gómez]

Desde hace tiempo todo está cambiado

yo no me explico

yo no se por que

llegan las botas de diferentes bandos

Y estamos entre la espada y la pared

[Campesino desplazado. Los explosivos del Sur]

1 Este trabajo nace bajo una epifanía en la escucha. Fue una comparación sencilla entre
dos canciones, lo que inició cuestionamientos sobre la relación música-cultura-conflicto en
Colombia. Campesino embejucao y Campesino desplazado no tienen coincidencias entre
sí por su autor, género musical o año de creación. El punto de inflexión de ambas
canciones es el apoyo forzado a grupos armados, una temática transversal en el
surgimiento y preservación de la violencia en el país. ¿ Existen otras creaciones musicales
que den cuenta de situaciones recurrentes durante el conflicto armado ? ¿ Cuáles discursos
políticos se reproducen a través de la música no académica ? ¿ Qué narran las canciones
populares sobre los cambios en la historia de la guerra en Colombia ?
2 El conflicto armado hace parte de un proceso histórico aún inconcluso. Por años, el
estado Colombiano manejó los enfrentamientos con grupos armados y carteles de droga
como una situación bélica aislada de la población civil  ; no es sino hasta el 2012, con la
implementación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que se reconoce la figura
de Víctima1. Esta ley reglamenta además el deber estatal de propiciar garantías y
condiciones necesarias para avanzar en ejercicios de reconstrucción de memoria como
aporte a la realización del derecho a la verdad. (Ministerio del interior, 2012 : 9-13)
3 Previo al reconocimiento del conflicto armado a nivel gubernamental, ya existían
procesos de memoria en curso. El afán de esclarecer hechos, sobrellevar consecuencias
emocionales o rehacer la vida cotidiana impulsó a víctimas y organizaciones sociales a la
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reflexión y la denuncia de situaciones violentas. Del mismo modo, centros de pensamiento
e instituciones académicas gestaron investigaciones y análisis sobre la historia del país de
cara a una guerra con raíces profundas.  No obstante, buena parte de la población civil
formó criterio del conflicto a través de la experiencia personal y la información
suministrada por medios de comunicación polarizados. En 2015,  con la negociación del
acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Común FARC y el Estado
Colombiano se exige el inicio de un proceso de verdad entre bandos negociadores, víctimas
y sociedad civil. Así, la firma del acuerdo no marca el fin del conflicto, es un periodo de
estabilización social de largo aliento que promueve el encuentro de diferentes perspectivas
históricas que difícilmente lograrán un relato único. En palabras de Daniel Pécaut « […] en
gran medida nos estamos refiriendo a una ‘historia del presente’, dado que todavía persiste
la violencia política en el país.  ¿  Si todavía siguen vivos los debates en torno a la
significación, por ejemplo,de las guerras de independencia,cómo pensar que pudiera haber
consensos totales sobre procesos históricos en curso ? » (2015 : 5)

Principios difusos
4 Algunos ensayos ubican la historia del conflicto desde 1948, época conocida como « la
violencia bipartidista ». Otras pesquisas sitúan un nuevo periodo histórico de guerra en la
década de los 70, debido a la aparición de grupos armados motivados por el narcotráfico,
cambios en las estrategias militares y de control geográfico y social (CHCV, 2015 : 10-22).
Las primeras referencias acerca de un conflicto nacional en expresiones musicales no
académicas, creadas y difundidas de manera no comercial, aluden a la época bipartidista
desde el año de 1946. Las canciones analizadas describen situaciones violentas, de
sectarismo y discriminación entre adeptos de los partidos antagónicos  : Liberales y
Conservadores2. Para dimensionar el contexto en el que nacieron dichas creaciones,
comenzaremos por decir que la construcción estatal de la década de los 40 no contaba con
mecanismos suficientes para extender servicios estatales ni planes de gobierno por todo el
territorio nacional. En consecuencia, la pertenencia a un partido político no pasaba por un
proceso crítico sobre una administración pública. En cambio, estaba ligada a la tradición
familiar heredada y fue así como se naturalizaron comportamientos cada vez más
excluyentes, con miras a la reconversión política y/o eliminación física de la población
opositora (Rodríguez, 2013 : 3-9), tales como la gestación de grupos extremistas, métodos
básicos de tortura y reclutamiento forzado, prácticas sociales que hoy hacen parte de los
debates históricos acerca de los conocimientos adquiridos y heredados en la guerra.

Oficiales chulavitas

De uniformes limosneros

Entre más criaturas maten

Mueren con más desespero

Porque nosotros cobramos

La sangre’e los compañeros

Aunque nos cueste la vida

Años y mucho dinero

La muerte de Julio Zea

Les va a costar un realero

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[Canción Popular. Entrada a Orocué]

5 Para la época ya se habían adelantado algunos estudios académicos acerca de músicas


compuestas por indígenas, campesinos y comunidades afrodescendientes. Aunque los
documentos son de carácter folklorista3 y contienen valoraciones racistas de la música
popular4, no obstante, coinciden en atribuir la esencia de la nacionalidad, advierten sobre
los riesgos de su «  perdida » por la modernización y recomiendan su estudio y
conservación (Blasco, 2000 : 36-49). Durante la presente investigación se pudo encontrar
que las referencias al conflicto armado hechas en músicas campesinas de la fecha
naturalizan, además de la intolerancia a ideologías contrarias,  la relación de explotación
laboral entre los dueños de la tierra y sus trabajadores y la apología al trabajo duro, a la
familia y a los dogmas de la iglesia católica :

Ayer me echaron del pueblo porque me negué a jirmar

La sentencia que el alcalde a yo me hubo de implantar

Porque tuve con mi mano al patrón que castigar

Cuando quiso a mi jamilia, quiso a mi jamilia llegármela a irrespetar.

Porque uno es probe y carece

De jincas como el patrón

Tan creyendo que por eso

También nos jalta el honor

Ayer me echaron de pueblo

Mañana yo he de golver

Porque allí dejé mi rancho

Mis hijos y mi mujer

Mi Diosito que es tan gueno

Me tendrá que perdonar

Todo lo que hice y lo que haga

Lo que hice y lo que haga

En dejensa de mi hogar.

[José A Morales. Ayer me echaron del pueblo]

6 Cabe aclarar que detrás de las pugnas bipartidistas existían fuertes tensiones entre
campesinos colonos y latifundistas por el control de tierra. La intervención de gamonales y
párrocos transformó el conflicto socio-económico en fuertes rivalidades políticas
partidistas entre veredas, corregimientos y municipios. Las diligencias de resolución de
conflictos referentes a la posesión de tierras se cargaron de una atmósfera partidista,
puesto que el campesino necesitaba de un padrino político para lograr la legalización de las
tierras o la disputa de linderos. La situación se tradujo en una pugna política por el control
electoral en las zonas rurales (Palacios, 1995 : 48-51).

Un relato de retazos
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7 Colombia posee brechas históricas en sus regiones. La poca integración del mercado
interno hasta 1945 preservó formas de vida endógenas en zonas parcialmente autónomas.
Aún con la presencia de fenómenos comunes en todo el país, tales como la violencia
bipartidista, el modelo de producción latifundista y la centralización de instituciones
estatales en la ciudad capital, cada región desarrolló múltiples formas de organización
social, basadas en su contexto cercano, de manera que la conformación de prácticas
culturales no fue homogenea. Por el contrario, el sincretismo cultural ocurrido tras la
época de la colonia, sumado a la presencia de pueblos indígenas y afrodescendientes,
propició un ambiente adecuado para la preservación de diversos referentes identitarios,
entre ellos musicales.5 La transferencia de estos saberes a través de la oralidad, supuso un
contacto directo entre generaciones de sabedores y aprendices. Así pues, el proceso de
aprendizaje y ejecución musical fue truncado por fenómenos que impidieron el encuentro
de sus participantes, tales como el miedo, la inseguridad del espacio público y el
desplazamiento forzado.
8 Tras el asesinato de caudillo liberal y candidato presidencial Jorge Eliecer Gaitán en
1948, se propició una ola de violencia nacional. Las revueltas de la población civil se vieron
acompañadas por un uso indiscriminado de la fuerza militar y del autoritarismo
conservador. Así mismo, la polarización radical entre partidos facilitó la creación de
nuevas organizaciones armadas6 como parte de la disputa por el poder político. La guerra
de los dos partidos tradicionales entre 1946 y 1957, costó al país entre 200.000 y 300.000
muertos y causó la migración forzosa de más de 3 millones de personas, equivalente casi a
una quinta parte de la población total, que para ese entonces alcanzaba los 11 millones de
habitantes (Gasparini,1997 : 2).

Fue el día nueve de abril

Que el mundo estalló en violencia

Porque una gente asesina

Pagada con la indulgencia

Mató al poder de mi pueblo

Que iba pa’la presidencia

Don Jorge Eliécer Gaitán

Un hombre de gran potencia

[…]Tú te fuiste Jorge Eliécer

Pero tu palabra inquieta

Ya está sembrada en la mente

De gente de tus querencias

Y te vamos a vengar

Pa’ que haya otra independencia

Que si nos quitan las manos

Nos queda la inteligencia.

[Joropo a Gaitan. Recopilado por la gobernación del Casanare]

9 Aprile-Gniset sustenta que el fenómeno migratorio no solo impactó a ciudades grandes


como Bogotá, Medellín y Cali, sino a todo el sistema urbano nacional (1992 : 71). Las altas

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tasas de urbanización se registraron en ciudades que no pasaban de 20 mil habitantes e
incluso en aquellas que no alcanzaban las 5 mil personas. La situación de violencia política
fue aprovechada por negociantes y políticos locales, apoyados en los grupos paramilitares,
para efectuar mediante amenazas y asesinatos el despojo de fincas y la manipulación del
negocio de cosechas de café, del ganado y del mercado del trabajo (Palacios, 1995 : 40-42).
Simultáneamente, el crecimiento industrial en ciudades intermedias de Antioquia, Valle
del Cauca, Boyacá y la costa Caribe requería mano de obra trabajadora para la empresa
textil, la del caucho y la siderúrgica.
10 Bogotá y las demás ciudades capitales a nivel departamental se expandieron de manera
desorganizada. Los planes de ordenamiento territorial no contemplaron la migración
constante hacia los cascos urbanos. Así, el nacimiento de barrios populares no tuvo una
disposición específica más allá de la establecida por sus habitantes7. Estos espacios de
residencia y trabajo recibieron poblaciones diversa, con usanzas acordes a su lugar de
origen que, ante la necesidad de convivencia y adaptación al espacio urbano, conformaron
nuevas prácticas culturales. En lo que respecta a la música popular, ya se venían
presentando cambios en la circulación de música nacional e internacional, aunque
también continuaba la difusión local de cantos y poesías creadas por grupos armados.
11 Los momentos de tensión política y social en el país aumentaron la brecha entre campo
y ciudad. Mientras que la industrialización y las obras civiles fueron posibles en los centros
urbanos, la ruralidad continuó sin avances significativos, en parte gracias al conflicto y a la
dinámica de regiones endógenas, pero también por la presión política ejercida por grandes
terratenientes en el afán de controlar bastas extensiones de tierra. Son pocos los puntos de
comparación que se pueden trazar en ambos entornos. Uno de ellos es la presencia de
medios de comunicación comerciales que permitieron la interacción de narrativas locales y
foráneas. La radio, el cine y la televisión además de cumplir su función «  informativa  »
fueron constantes canales de intercambio de productos culturales que recibieron
diferentes mediaciones según sus públicos. Tal es el caso del tango, la ranchera y el rock.
Cada uno de estos géneros guarda una brecha temporal entre sí al igual que tiene una
apropiación territorial particular.
12 El auge del tango en los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda se dio
tras la capacidad económica de las bonanzas cafeteras de los años 30, que hicieron posible
la importación de bienes a dichas regiones, entre ellos los reproductores de vinilos. Otrora
en los años 40, las zonas mineras y esmeralderas de Antioquia, Boyacá y Santander habían
adquirido un gusto por las producciones mexicanas a través de las películas y telenovelas
con excelente receptividad hasta los 80. Finalmente, el rock tuvo acogida en las juventudes
de Cali, Bogotá y Barranquilla por medio de la radio y las películas desde mediados de los
50. Además de contar con los canales adecuados de difusión, estas melodías
internacionales se mimetizaron con la estética de los territorios colombianos al narrar
situaciones presentes en la cotidianidad, por ejemplo, el caótico arrabal lleno de migrantes
trabajadores , o bien el macho mexicano que desafiaba toda ley por el honor y el amor de
las damas o enfin la energía y rebeldía de una generación incrédula frente al estilo de vida
de sus padres.
13 Ahora bien, el consumo de música desde un plano netamente local tuvo apertura a partir
de la música pregrabada. La expansión de los medios de comunicación como la radio y la
televisión hacia el consumo masivo fortaleció la cadena de valor del sector musical,
incrementando su número de actores : músicos, cadenas radiales, casas disqueras, canales
de televisión, por mencionar algunos. Estos intermediarios filtraban los contenidos a
difundir. Las primeras grabaciones discográficas privilegiaron la música del centro andino
(bambucos, pasillos y danzas) y con ella la propuesta mediática de un país blanco, andino,
conservador y religioso. No obstante, la música bailable costeña ganó cierto
reconocimiento comercial a partir de los años 40, lo que permitió difundir géneros antes
desprestigiados al pertenecer a clases populares de trabajadores mestizos, poblaciones

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periféricas y segregadas. Así pues, de la mano del disco y de la radio, se empezó a
consolidar el ya iniciado proceso de desterritorialización de ritmos locales con alcance
regional o nacional, en otras palabras, un proceso de ampliación de las fronteras de
consumo de estilos musicales locales con repercusiones en la constitución de referentes
identitarios de tipo regional o nacional (Romero, 2012  : 5)8. El reconocimiento a la
multiculturalidad del país hecho por los medios de comunicación y la industria musical no
tuvo muchas propuestas frente al conflicto armado. En cambio, las temáticas dominantes
eran sobre situaciones jocosas, de burla, con el uso de estereotipos para referirse a los
habitantes de las regiones del país. Otra narrativa recurrente es aquella que justifica la
participación constante de fiestas y celebraciones, ya sea como recompensa al trabajo
realizado, o como una manera de socializar y hacer la vida más llevadera.

Hijos de « la nada », voces de « los


nadie »
14 El levantamiento popular que derrocó al general Gustavo Rojas Pinilla9 fue precedido
por la alternancia de partidos en el puesto presidencial, así como por la repartición de
cargos políticos entre los partidos liberal y conservador (ideologías que hasta el momento
habían estado en constante pugna). Esta medida de gobierno conocida como el Frente
Nacional se mantuvo vigente por dieciséis años (1958-1974). El acuerdo político fue
predecesor de la primera amnistía hecha entre el gobierno Colombiano y grupos de
resistencia comunista que también debilitó enfrentamientos de carácter bipartidista. Sin
embargo, los escenarios de participación democrática fuera del pensamiento liberal o
conservador continuaron siendo casi nulos. Entre tanto, aquellos grupos que no optaron
por la amnistía, al igual que otras organizaciones campesinas por la exigencia armada de
derechos se fortalecieron en el departamento de Santander, Tolima, Caldas y los Llanos
Orientales. El abuso de poder de los partidos predominantes sumado a la carencia de
representación política, facilitó la proliferación de situaciones de impunidad, al igual que
excusó la toma de acciones de justicia propia por parte de ciudadanos de a pie. Bajo la
consigna de conservar una supuesta paz en el plano político, se abrió un período de
exterminio contra aquellas personas que se opusieran a tal «  orden  ». Entre ellos se
encontraban campesinos que recibieron el apodo de « bandoleros », al provenir de pueblos
víctimas de la violencia, y conformar grupos sin ideología cuyo objetivo era asaltar fincas
de grandes hacendados para luego repartir el botín entre sus coterráneos. Mientras que los
documentos policiales retratan tal figura como un enemigo despreciable por su potencial
peligro para la seguridad, las músicas de campesinos y grupos combatientes
(especialmente en las zonas de Santander, Norte de Santander, Casanare y Meta) hablan
del bandolero como de un hombre generalmente pobre, aguerrido, ágil , una etiqueta para
aquellas personas que retan a la autoridad - sea ésta estatal o insurgente- para llevar cierta
tranquilidad y apoyo a su comunidad.10

Señores voy a contarles lo que en Bogotá pasó

La noche del 9 de junio Efraín González murió

Él era un hombre formal querido por mucha gente

Pero se volvió un travieso que a las tropas enfrentó

Lo enterraron en Yopal donde entierran a los guapos

En medio del Regimiento y lo cuidan más de cuatro.

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[Corrido Efraín Gonzales]

15 En los cascos urbanos, la gestación de movimientos aparentemente apolíticos trae


consigo al Nadaísmo, una corriente cultural creada en 1958 como rechazo a las tradiciones
literarias, culturales y políticas del momento. Sus integrantes tenían en común el deseo de
crear una conciencia colectiva tanto de carácter estético como social sobre los profundos
cambios políticos y culturales de la época. Mientras el panorama gubernamental
aparentaba cierto orden homogéneo tras el pacto del frente nacional, el Nadaísmo hizo
parte de los movimientos de contracultura a nivel global ocurridos tras el triunfo de la
revolución cubana, la guerra de Vietnam y la ruptura chino-soviética. Si bien este
fenómeno tiene especial incidencia en la literatura, su relación con la música vincula al
rock con letras que, al igual que los manifiestos y poemas, se valen de frases tortuosas,
cambios en la sintaxis, la sorpresa y la irreverencia para expresar desarraigo hacia todas
las manifestaciones de « lo correcto ».

La patria está en peligro

El decoro de la patria está en peligro

Yo no tengo patria

Yo no tengo nada

[…]

Napoleón

Era un enano con pistola

Los peluqueros

A la guillotina

Caos

Tumban estatuas del libertador

Los amotinados

Afeitan a los héroes

Mueran los peluqueros

Vivan las melenas

[Llegaron los peluqueros. Letra de Gonzalo Arango y música de Los Yetis]

16 El movimiento Nadaísta cobra relevancia en las voces que narran el conflicto en


Colombia puesto que su discurso incrédulo a movimientos políticos nacionales e
internacionales, ubica las situaciones de violencia como resultado de juegos de poder
donde participan, además de la clase política dirigente, la iglesia, la fuerza pública, la
familia y cada institución de la sociedad que replica valores y antivalores de la misma. Otro
aporte del Nadaísmo yace en su capacidad por narrar el conflicto desde la ciudad y sus
miembros, jóvenes hijos de padres asalariados, con mayor relación con la ciudad que con
el campo. Una población que nació dentro de un ambiente de guerra, prolongado pero
cambiante.
17 Otra corriente musical que toma fuerza desde los años 60 es la música protesta, la cual
pretende el cambio de estructuras sociales a través de mensajes que promueven la
movilización política. La canción protesta llegó a Colombia de la mano de artistas como los
hermanos Ana y Jaime Valencia, Pablus Gallinazus (seudónimo de Gonzalo Navas

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Cadena), Eliana y Luis Gabriel. Los autores coinciden con el movimiento Nadaísta en la
denuncia por la represión, la pobreza, la segregación racial y el abuso de autoridad  . No
obstante, en comparación con el movimiento Nadaísta, el lenguaje utilizado es más
explícito, la experiencia personal pasa a segundo plano para resaltar personajes que rara
vez entraban en la escena de lo público  : «  Los niños, las mujeres, el pueblo, los
campesinos, los desempleados, los marginados  »  (Ramírez Sánchez, 2010  : 17-22). Una
diferencia más entre los movimientos de contra cultura tiene que ver con su alcance  :
mientras que el Nadaísmo fue un fenómeno nacional, la canción protesta abanderó
fenómenos ocurridos en toda Latinoamérica, como la extensa lista de dictaduras en el
Cono Sur, el movimiento estudiantil, el discurso de la teología de la liberación y la
revolución cubana.

Cuentan que tras la bala

 se oyó una voz

 Era Dios que gritaba :

 ¡ Revolución ! 

A revisar la sotana 

mi general

 que en la guerrilla cabe

 un sacristán.

[Cruz de luz.Víctor Jara en homenaje a Camilo Torres11]

¿Quiénes portan el uniforme ?


18 El Nadaísmo y la música protesta alimentaron el eje discursivo de las universidades, al
reconocerlas como centros de pensamiento y debate para diversas poblaciones en ejercicio
de su derecho a la educación, de manera que la adquisición de conocimientos académicos
también suscitaba estar expuesta a espacios de persuasión inspirados por la revolución y el
pensamiento crítico. Si bien el discurso de empoderamiento y cambio puede distanciarse
de la toma de armas, la posibilidad de transformar la sociedad y las nuevas generaciones
animó a algunos intelectuales a unirse a grupos guerrilleros, pues vieron en la revolución
un campo de trabajo y de batalla afín a sus intereses12.
19 Aunque la prestación de servicio militar remonta a comienzos del siglo XIX, durante la
independencia de la corona española, no es sino hasta 1886 que se establece
constitucionalmente la obligación de tomar las armas en defensa de las instituciones del
estado. De manera que la inclusión a la militancia ya era común en los primeros años de
movimientos guerrilleros y posteriormente en los inicios de bandas dedicadas al
narcotráfico, dichos grupos armados han nutrido sus filas con un perfil similar de soldado
raso : joven, con pocas probabilidades de acceso a la educación superior, de clase media y
baja13. Un porcentaje importante de prestación del servicio militar se da bajo el
consentimiento pleno de sus acreedores. Sin embargo, el reclutamiento forzado es común
tanto para la fuerza militar pública como para los grupos insurgentes y criminales de
Colombia14. En aquellas zonas donde el estado sólo muestra los dientes, la guerrilla ha sido
un agente civilizador para los jóvenes que terminan el bachillerato y tienen dos caminos :
el del ocio forzado y el vicio o el del ingreso a las filas guerrilleras. En ocasiones encuentran
atractivas las organizaciones delictivas o paramilitares. En la guerrilla los muchachos
encuentran una razón de vivir, así los ideales sean para ellos tan aéreos (Molano, 2017 : 2).

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Soy soldado de la patria,según dice mi teniente

Y lo que pasa es que he vivido entre las vacas y del rifle al cagajón(abono) hay mucho
trecho

Yo fui criado pa´enfrentar otros quehaceres muy distintos a trotar y sacar pecho

Soy soldado de la patria,según dice mi teniente

Y como no tuve con qué pa´la libreta aquí estoy de fusil y de uniforme esperando la
hora de la baja

como el que espera el día y no la noche

Soy soldado de la patria,según dice mi teniente.

[Soldadito de la Patria. Jorge Veloza y los Carrangueros de Ráquira]

20 Durante esta investigación se pudo apreciar que el servicio militar presenta posturas en
contraste. Por un lado se tienen referencias de honor por la defensa a la patria, mediante
de relatos heróicos que muestran al soldado en situaciones de peligro, todo esto mientras
la familia espera su regreso triunfante. Por otro lado están las opiniones en desacuerdo
ante el reclutamiento, hechas por quienes no ven el servicio militar como un aliciente en su
vida sino muy por el contrario como « carne de cañón » para un conflicto del cual no se
sienten parte.

No llores madre me dijo 

Que me vas hacer llorar

 Mi patria ha sido atacada 

Y por ella voy a luchar 

Le di un abrazo apretado

 Dije adiós a mi soldado

 Y me escondí a llorar

 No quise manchar con llanto su traje de militar. 

[Mi Soldado. Arelys Henao]

Por las medallas de tu país soldado mutilado

has sido condecorado

sin un brazo estas deformado

bendición te da la nación

Se sienten orgullosos de ti

que luchas por tu país estúpido servil

amor te quieren infundir

amor por un fusil listos para morir

[Soldado mutilado. La pestilencia]

21 Una reflexión recurrente en las canciones alusivas al reclutamiento son las


consecuencias de convertirse en soldado. Si un civil hace parte de un ejército, además de

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asumir riesgos físicos, tiende a articular vivencias propias al discurso de la institución que
lo acoge. En otras palabras, incluso aceptando las similitudes entre soldados de un bando y
otro, se reconoce que la guerra no enfrenta solamente a personas sino intereses de diversos
tipos : personales, morales, ideológicos, económicos.

Algunas conclusiones
22 A lo largo del texto hemos podido evidenciar que la historia del conflicto interno en
Colombia tiene raíces en problemas estructurales reiterativos, con impacto directo en
sectores específicos de la población civil. También se ha podido dilucidar la influencia
heterogénea de fenómenos globales en movimientos sociales de orden nacional. En ambos
casos nos hemos referido a la música popular como una expresión artística que surge en
medio de una urdimbre de relaciones de poder donde existen posiciones dominantes y
dominadas, de las cuales hacen parte creadores y escuchas. De esta manera, la creación,
distribución y circulación de este material sonoro se enfrentó al rechazo de instituciones
que mediaban dicho proceso, tales como la academia, los medios masivos de comunicación
o el apoyo de grupos con influencia económica y política. Un factor determinante dentro
de la pugna por expandir el alcance de un género de música popular yace en la resistencia
por reproducir símbolos pertenecientes a sectores invisibilizados, más aún cuando vienen
acompañados por mensajes de desprestigio, denuncia u oposición a los códigos de la
cultura dominante. Ahora bien, puntualizando en las creaciones musicales frente al
conflicto interno, podríamos adicionar otro elemento de presión  : la diferencia de
perspectivas históricas entre ciudadanos de a pie, situación que puede dar paso a la
indiferencia por este tipo de expresiones musicales, pero que a su vez puede ser utilizada
como herramienta para generar lasos de empatía y procesos de memoria entre actores que
vivieron el mismo conflicto desde diferentes prespectivas de vida.
23 En cuanto a la función representativa de la música, podemos apreciar que las canciones
estudiadas cumplen un papel en la construcción de identidades a nivel socio-cultural,
puesto que permiten dilucidar la forma en que se asume la vida cotidiana dentro de un
grupo social determinado, no solo por su capacidad discursiva sino también por su nivel
pragmático, por su puesta en escena, según los rituales de interacción que involucra y los
vínculos que favorece en los distintos tiempos y espacios donde tiene lugar.
24 Es necesario anotar que la preservación de las canciones a lo largo del tiempo también
obedece a un filtro, el de aquellas personas que toman en cuenta dichas expresiones
artísticas como parte de su juicio estético, de manera que el adjetivo de « popular » es una
categoría cambiante conforme a los grupos sociales que le dan uso y cargan de sentido
estas creaciones musicales.
25 La siguiente conclusión nos sitúa en una premisa de los estudios de transformación de
conflictos. No existe un relación unidireccional entre el impacto de la inequidad social y la
guerra. Al contrario, la interdependencia de ambos factores perpetúa lo que Galtung
llamaría el triángulo de la violencia (1969 :147-168)15. Así pues, además de las referencias
directas a robos, enfentamientos armados, amenazas, se pueden evidenciar otros daños
colaterales del conflicto interno en las alusiones musicales al revanchismo, al racismo y al
uso de medios corruptos para alcanzar fines aparentemente meritorios.
26 También podemos decir que las canciones estudiadas, y que corresponden al periodo
entre 1945 y 1970, se valen de dos argumentos para legitimar la existencia y preservación
de la guerra. En primer lugar tenemos la naturalización de una vida cotidiana en la que se
dan una serie de abusos para la población que han ocurrido por un tiempo prolongado y a
los cuales se responde « ejercerciendo justicia a manos propias » ya sea por medio de la
toma de armas, la denuncia a través del arte y la academia, o mediante el aislamiento y la
apatía frente a las vías de participación política. En segundo lugar, se puede evidenciar que

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el orden lógico de las canciones justifica el uso de la violencia a través de la estigmatización
del bando contrario. De allí parten otro tipo de valoraciones que suponen que una vida
vale más que otra. Para finalizar, cabe mencionar que solo hasta el final de este periodo
histórico se han generado reflexiones políticas que abordan el conflicto armado como un
problema de orden nacional por encima de intereses netamente ideológicos.

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folclórica colombiana », Revista Glotta, 1986, p. 54-55.

Notes
1 Según el artículo 3 de la Ley de Víctimas y restitución de tierras, se considera víctima a “aquellas
personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º
de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de
violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con
ocasión del conflicto armado interno.” (Ministerio del Interior, 2012)
2 Algunas de las canciones más reconocidas sobre el conflicto bipartidista son Cámbulos y
gualandayes compuesta por Carlos Valle y A quién engañas abuelo de Arnulfo Briceño en la
interpretación del dueto Garzón y Collazos. Otras piezas musicales referentes a la violencia goda y
liberal son  La Loca Margarita de Milcíades Garavito Qué más quieren los señores y La toma de
Paez de Arnulfo Briceño.
3 Los proyectos folkloristas se ligan desde un comienzo a proyectos nacionalistas. En el folklore, en
ese pasado idealizado, embalsamado y consagrado por la autoridad del folklorista, está la esencia de
la identidad nacional « […] La identidad está en ‘la’ cumbia, pero no en cualquier cumbia, sino en
‘esa’ cumbia que cumple con las condiciones y requisitos fijados por los folkloristas » (Blasco, 2000 :
36-49)
4 Por ejemplo, el maestro Daniel Zamudio (1978), una de las figuras rectoras de la educación musical
en Colombia, declaró en una conferencia pública « […] Los negros africanos traídos por los españoles
[…] vinieron con s, que mezclada con la española nos ha dado un producto híbrido y perjudicial. Es
necesario, y se impone, una depuración » (Páramo, 2010 : 67-99)
5 Un recuento de las prácticas musicales creadas en Colombia hecha por la revista Semana muestra
que el país cuenta con 90 estilos musicales distribuidos en 8 regiones. (Semana, 2017)
6 Algunos grupos políticos armados son  : la «  Policía Chulavita  », los «  Pájaros  », los
« Contrachusmeros » y los « Cachiporros ».
7 La colonización popular urbana exige trabajos colectivos para adecuar las laderas y explanar
pendientes, abrir calles y escaleras valiéndose de herramientas y materiales en desuso, buscar agua
potable, extender mangueras, cavar pozos, canales de aguas negras, instalar lavaderos, baños
colectivos, conectarse a redes de energía, construir salones para la escuela y para las reuniones
comunales. Por su carácter ilegal, el proceso se ha desarrollado de forma clandestina bajo la amenaza
del riesgo natural y de la represión del Estado. (Aprile-Gniset,1992 : 71)
8 Ver Jesús Martín-Barbero, « De la telenovela al vallenato. Memoria popular e imaginario de masa
en Colombia », A Contratiempo. Revista de música en la cultura, 10 (1998 : 60-68) ; Ver, además,
Ana María Ochoa, Músicas locales en tiempos de globalización, Bogotá : Norma, 2003 : 12-13. Rito
Llerena, Memoria cultural en el vallenato  : un modelo de textualidad en la canción folclórica
colombiana, Medellín : Universidad de Antioquía,1985 : 238.
9 El gobierno del General Pinilla hace parte de los golpes de estado ocurridos en el cono sur entre
1930, con Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana y 1990, con Augusto Pinochet Ugarte
en Chile. Durante su periodo presidencial se reconoció en el derecho al voto a las mujeres, se
construyó el aeropuerto El Dorado en Bogotá, el Hospital Militar Central, el Centro Administrativo
Nacional (CAN) y el programa social Sendas.
10 Ver  :  Villanueva Martínez, Orlando, 1959- Canciones de la guerra  : la insurrección llanera
cantada y declamada /Bogotá : Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2016.
11 Camilo Torres Restrepo  fue  un sacerdote católico colombiano reconocido por ser pionero de la
Teología de la Liberación, cofundador de la primera facultad de Sociología de América Latina en la
Universidad Nacional de Colombia y miembro del grupo insurgente Ejército de Liberación Nacional
(ELN). Murió en combate el 15 de febrero de 1966 en Patio Cemento, Santander-Colombia.
12 En orden de antigüedad, de 1960 hasta 1970 las guerrillas en funcionamiento tienen por nombre :
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), El Ejército de Liberación Nacional
(ELN), El Ejército Popular de Liberación (EPL) y El Movimiento 9 de Abril (M19).
13 Las categorías de reclutamiento oficiales catalogan el tipo de soldado en  : Soldado campesino,
Soldado regular y Soldado bachiller, dos de estas tres categorías ubican al soldado en zonas de
combate. Cifras oficiales de la Defensoría de Colombia revelan que en 2015 el 80  % del personal
reclutado, proviene de los estratos 1 y 2. El 19.5 % es de clase media, estratos 3 y 4, y solo el 0.5 %
pertenece a los estratos altos.
14 Según las cifras que maneja el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, desde 1999 hasta
febrero de 2015 su programa de atención especializada para niños, niñas y adolescentes
https://journals.openedition.org/amerika/9051 13/14
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desvinculados de los grupos armados ilegales ha atendido a 5.730 menores (Colombia 2020,
2016 : 3). Además de los casos de reclutamiento a menores de edad, se suman los casos de quienes
no desean prestar el servicio militar en el ejército colombiano pero no cuentan con el dinero para
resolver su situación militar.
15 Este concepto fue introducido por Johan Galtung en 1960 para representar la dinámica de la
generación de la  violencia  en conflictos sociales. Se compone de la violencia directa, la violencia
estructural y la violencia cultural.

Pour citer cet article


Référence électronique
Diana Paola Castro Roa, « Música en el tiempo y el silencio : narración del conflicto armado a
través de la música popular », Amerika [En ligne], 18 | 2018, mis en ligne le 22 juin 2018, consulté le
18 janvier 2022. URL : http://journals.openedition.org/amerika/9051 ; DOI :
https://doi.org/10.4000/amerika.9051

Cet article est cité par


Unigarro Caguasango, Daniel Esteban. van der Linde Valencia, Carlos Germán.
(2021) Historias cantadas de la guerra: los corridos prohibidos como memoria del
conflicto en el Guaviare. Co-herencia, 18. DOI: 10.17230/co-herencia.18.34.8

Rivera-Perea, Tania. (2021) Emociones, sentidos y potencialidades en Tocó cantar.


Travesía contra el olvido: análisis crítico del discurso de la música sobre el conflicto
colombiano. Ciencia Política, 16. DOI: 10.15446/cp.v16n31.97633

Auteur
Diana Paola Castro Roa
Universidad Nacional de Colombia

dpcastror@unal.edu.co

Droits d’auteur
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