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Alta Edad Media (siglos V al X)

Artículo principal: Alta Edad Media


Los reinos germanorromanos (siglos V al VIII)
Artículo principal: Reinos germánicos
Bárbaros
Los bárbaros se desparraman furiosos... y el azote de la peste no causa menos
estragos, el tiránico exactor roba y el soldado saquea las riquezas y las vituallas
escondidas en las ciudades; reina un hambre tan espantosa, que obligado por ella,
el género humano devora carne humana, y hasta las madres matan a sus hijos y cuecen
sus cuerpos para alimentarse con ellos. Las fieras aficionadas a los cadáveres de
los muertos por la espada, por el hambre y por la peste, destrozan hasta a los
hombres más fuertes, y cebándose en sus miembros, se encarnizan cada vez más para
destrucción del género humano. De esta suerte, exacerbadas en todo el orbe las
cuatro plagas: el hierro, el hambre, la peste y las fieras, cúmplense las
predicciones que hizo el Señor por boca de sus Profetas. Asoladas las provincias...
por el referido encruelecimiento de las plagas, los bárbaros, resueltos por la
misericordia del Señor a hacer la paz, se reparten a suertes las regiones de las
provincias para establecerse en ellas.
Hidacio, Chronicon (hacia 468).15
El texto se refiere concretamente a Hispania y sus provincias, y los bárbaros
citados son específicamente los suevos, vándalos y alanos, que en el 406 habían
cruzado el limes del Rin (inhabitualmente helado) a la altura de Maguncia y en
torno al 409 habían llegado a la península ibérica; pero la imagen es equivalente
en otros momentos y lugares que el mismo autor narra, del periodo entre 379 y 468.

Los pueblos germánicos procedentes de la Europa del Norte y del Este, se


encontraban en un estadio de desarrollo económico, social y cultural obviamente
inferior al del Imperio romano, al que ellos mismos percibían admirativamente. A su
vez eran percibidos con una mezcla de desprecio, temor y esperanza
(retrospectivamente plasmados en el influyente poema Esperando a los bárbaros de
Constantino Cavafis),16 e incluso se les atribuyó un papel justiciero (aunque
involuntario) desde un punto de vista providencialista por parte de los autores
cristianos romanos (Orosio, Salviano de Marsella y San Agustín de Hipona).17 La
denominación de bárbaros (βάρβαρος) proviene de la onomatopeya bar-bar con la que
los griegos se burlaban de los extranjeros no helénicos, y que los romanos —
bárbaros ellos mismos, aunque helenizados— utilizaron desde su propia perspectiva.
La denominación «invasiones bárbaras» fue rechazada por los historiadores alemanes
del siglo xix, momento en el que el término barbarie designaba para las nacientes
ciencias sociales un estadio de desarrollo cultural inferior a la civilización y
superior al salvajismo. Prefirieron acuñar un nuevo término: Völkerwanderung
("Migración de Pueblos"),18 menos violento que invasiones, al sugerir el
desplazamiento completo de un pueblo con sus instituciones y cultura, y más general
incluso que invasiones germánicas, al incluir a hunos, eslavos y otros.

Los germanos, que disponían de instituciones políticas peculiares, en concreto la


asamblea de guerreros libres (thing) y la figura del rey, recibieron la influencia
de las tradiciones institucionales del Imperio y la civilización grecorromana, así
como la del cristianismo (aunque no siempre del cristianismo católico o atanasiano,
sino del arriano); y se fueron adaptando a las circunstancias de su asentamiento en
los nuevos territorios, sobre todo a la alternativa entre imponerse como minoría
dirigente sobre una mayoría de población local o fusionarse con ella.

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