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Las fractales en la naturaleza

Mandelbrot comienza la introducción de su libro “Geometría fractal en la naturaleza” (1982) de


la siguiente forma: “Las nubes no son esferas, las montañas no son conos, los litorales no son
circulares, y los ladridos no son suaves, lo mismo que los relámpagos no viajan en línea recta.”
(Mandelbrot, The fractal geometry of nature, 1982).

Las características de las formas fractales vienen dadas por su propio proceso de creación y
las podemos encontrar en diferentes aspectos de la naturaleza, como por ejemplo, en el
terreno y en la geología.

En 1967 Mandelbrot publicó un artículo en la revista Science titulado “¿Cuánto mide la costa
de Inglaterra? Auto-similitud estadística y dimensión fraccioaria” (Mandelbrot, How Long Is the
Coast of Britain? Statistical Self-Similarity and Fractional Dimension, 1967). En este artículo
explica la “paradoja de la costa”. Esta se basa en que la longitud de la costa de Inglaterra varía
dependiendo de la longitud de la escala que se utilice para medirla. Esto se debe a que la línea
de la costa es un tipo de fractal generado por la erosión y la composición de la roca. Esto crea
multitud de entrantes, salientes que forman en su conjunto curvas con propiedades fractales.

A su vez, las montañas también tienen geometría fractal, esta vez ocasionada por la erosión de
la lluvia, el viento, la fractura de las rocas por los cambios de temperatura y las presiones y
movimientos sísmicos que crean la cordillera rocosa en la que se ubica la montaña. Estos
paisajes pueden incluso parametrizarse y generarse de forma virtual con programas
informáticos de imagen digital, utilizando la auto similitud y algoritmos recursivos. 

Las desembocaduras de algunos ríos también presentan este tipo de geometría, originada por
la ramificación de los diferentes caudales. En estos casos, como puede suceder también en las
ramificaciones de los árboles o los rayos, no existe una auto similitud exacta, sino una cuasi-
similitud o una auto similitud estadística.

La causa de que estos fenómenos tan distintos en principio tengan todos propiedades fractales
se debe a que comparten el mismo proceso de formación, denominado agregación con difusión
limitada o crecimiento fractal (Sander, 1987). Este tipo de crecimiento define la forma en la que
se crean los perfiles de las costas, la propagación de los rayos o el crecimiento de los vasos
sanguíneos de nuestro cuerpo (Ary L. Goldberger, 1990).

Las fractales en los seres vivos

Entre los seres vivos también podemos encontrar ejemplos sorprendentes de


geometría fractal. Uno de los más llamativos es el Brocoli Romescu, que presenta una
geometría fractal con una autosimilitud prácticamente perfecta. También el brócoli común
presenta ramificación fractal, aunque la autosimilitud en este caso no sea tan exacta. 

Uno de los ejemplos más clásicos de geometría fractal en la naturaleza proviene de una de las
primeras plantas de nuestro planeta: los helechos. Estos presentan una autosimilitud casi
perfecta entre sus ramificaciones. La razón de la aparición de este tipo de formas fractales en
los organismos vivos se debe, al igual que en el caso de las costas y las montañas, a que se
utiliza un método de creación simple y repetitivo para generar formas complejas. 

Las ramificaciones son uno de los diseños biológicos más abundantes debido a su sencillez y
su eficiencia a la hora de cubrir una superficie o volumen, una de las propiedades que las
ramificaciones comparten con el resto de las fractales al ser una “curva monstruo” de
iteraciones limitadas. El código genético de la planta le da la misma orden a una rama principal
que a una secundaria: crece y bifúrcate creando una réplica de ti misma en cada ramificación.
De esta forma, podemos encontrar ramificaciones con formas fractales tanto en helechos como
en árboles, en las hojas de los mismos e incluso en nuestro propio sistema nervioso,
cardiovascular o en los alveolos de nuestros pulmones. 

En el caso de las plantas, este diseño les permite maximizar la superficie y de esta forma
captar la mayor luz, CO2 y oxígeno posible. En el caso del sistema nervioso o las venas y
arterias de nuestro cuerpo, nos permite cubrir y alimentar el máximo número de células y
asegura que la presión sanguínea por cm2 en cada una de las ramificaciones es la misma al
existir auto-similitud y por su proceso de formación fractal, al igual que la forma fractal de
nuestros bronquios y alveolos pulmonares nos permite maximizar el intercambio de CO2 y
oxígeno en cada inspiración. Para hacernos una idea del nivel de bifurcaciones y el gran
aprovechamiento del espacio que se consigue dentro de los pulmones con este diseño fractal
basta saber que la dimensión fractal de la superficie del interior de los pulmones, medida a
partir de vaciados de pulmones humanos y otras especies, es de 2,7, cuando un plano euclídeo
tradicional tiene dimensión 2. 

Pero no sólo las formas de nuestros cuerpos son fractales, sino que si estudiamos las
funciones corporales también encontraremos patrones fractales en ellas, e incluso esta
característica fractal puede ser signo de salud en contraposición a patrones cíclicos periódicos
(Ary L. Goldberger, 1990). Desde hace mucho tiempo la medicina tradicional ha considerado
que un ritmo cardiaco regular era signo de salud y cuando un cuerpo envejecía los ritmos
caóticos y erráticos aparecían como signo de enfermedad. Sin embargo, estudios recientes han
demostrado que el ritmo cardiaco a lo largo del tiempo presenta una forma fractal y que en
principio parece caótica, y por el contrario, los patrones repetitivos y periódicos son signo de
enfermedad. Esto se debe a que un corazón sano es capaz de cambiar su ritmo cardiaco para
compensar las necesidades del organismo, transmitidas por los sistemas simpático y
parasimpático, creando estas oscilaciones caóticas. Un corazón enfermo no es capaz de
adaptarse y cubrir las necesidades del organismo, y presenta una pauta regular, que termina
por degenerar los tejidos y produciendo un fallo en el sistema. 

También se han asociado las estructuras fractales de los sistemas fisiológicos tanto de
distribución (sistema sanguíneo, linfático), como de recolección (digestivo, pulmonar) y  de
procesamiento de la información (neuronas y sistema nervioso) con la resistencia a lesiones y
fallos parciales, debido a su auto-similaridad y a la redundancia de estructuras (Ary L.
Goldberger, 1990). Esto hace que puedan seguir funcionando en caso de sufrir
enfermedades, traumas o el deterioro causado por el estrés y el envejecimiento, permitiendo
que las zonas sanas puedan suplir las funciones de las dañadas.
Bibliografía

Ary L. Goldberger, D. R. (1990). Caos y fractales en la fisiología humana. Investigación y


ciencia , 31-38.
Falconer, K. J. (2003). Fractal geometry: mathematical foundations and applications. Wiley.
Mandelbrot, B. (1967). How Long Is the Coast of Britain? Statistical Self-Similarity and
Fractional Dimension. Science , 636-638.
Mandelbrot, B. (1982). The fractal geometry of nature. W.H. Freeman.
Sander, L. M. (1987). Crecimiento Fractal. Investigación y Ciencia , 66-73.

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