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Desde el primer día que llegué a esta ciudad buscando trabajo me di cuenta
que esta no era una ciudad normal, tenía algo en especial, algo diferente, algo
gótico. De hecho Ciudad Gótica es totalmente diferente a cualquier ciudad que
haya visitado antes. Su arquitectura, su ambiente e incluso su gente tienen
rasgos únicos.
Todo empezó una noche (en Ciudad Gótica, todo empieza en la noche), me
encontraba en un cóctel haciendo una nota para el periódico en el que ya
trabajaba, era algo de caridad, como la mayoría de eventos allí. Estaban los
personajes más ricos y famosos de la ciudad y era una ocasión perfecta para
darme a conocer en esa esfera de la sociedad.
Todo paso muy rápido después de aquello, los maleantes fueron cayendo,
hasta que solo quedo uno. En medio de la confusión logré verlo, aunque
hubiera preferido no hacerlo. Lo había visto en fotos y me habían hablado de
él, incluso había leído extensas investigaciones a cerca del personaje que se
hacia llamar “The Joker”, pero jamás imagine que pudiera inspirar tanto temor,
con razón ni siquiera superman le había podido hacer frente. El murciélago
empezó su lucha contra aquel payaso asesino, aquel combate parecía algo
sincronizado, ambos se golpeaban y ninguno mostraba estar cansado o herido.
No era mas alto que yo, su traje era oscuro y ceñido al cuerpo, era delgado y
solo protegía su rostro con un antifaz negro. La R en su pecho me reveló su
identidad, en ese momento me sentí más calmado.
-tranquilo ya esta a salvo!- Dijo un poco agitado. Me miró, sonrió y sin
que pudiera siquiera darle las gracias saltó por encima mío a ayudar a
su compañero.
La noche pasó rápido, Batman detuvo al Joker, Robin atrapó a los otros
bandidos, el comisionado Gordon se los llevó al Asilo de Arkham y los forenses
se dedicaron a recoger los más de diez muertos que dejó el atentado.
Desde aquel día me puse como meta conseguir una entrevista con aquel joven
que dedicaba y sacrificaba su vida para ayudar a las personas de Ciudad
Gótica. Lo intenté por muchos medios, recurrí a mis contactos en la prensa y
solo se limitaron a decirme “Ellos no dan entrevistas, ni lo intentes”, luego acudí
a los policías y me fue peor, Gordon prácticamente me echo de su oficina,
incluso puse en peligro mi vida al ir a sitios peligrosos esperando verlos, pero
aunque los veía ellos nunca se quedaban demasiado tiempo.
Sin embargo mi golpe de suerte se dio una noche, (como ya dije, en Ciudad
Gótica lo mejor ocurre en la noche) me encontraba en un barrio peligroso
buscando algún crimen esperando a que Robin apareciera en la escena.
Después de conducir por más de dos horas me encontré con una típica
escena, un drogadicto intentaba robarle el bolso a una joven, estaban debajo
de un puente oscuro, me quedé viendo la escena por casi un minuto, nadie
apareció y me desespere, no sabia que hacer, la policía se tardaría mucho y yo
solo contaba con la nueva macana eléctrica que había comprado el día anterior
y mi sueño frustrado de ser superhéroe. El atracador había sacado un cuchillo
y amenazaba con herir o matar a la joven, fue allí cuando me decidí. ¿Porque
ellos pueden y yo no?, pensé. Aunque esa pregunta tuviera una respuesta muy
lógica.
Abrí mis ojos y allí estaba él. Me ayudo a levantar y me paso la macana
eléctrica que se me había caído. Yo no sabia que decir, estaba atónito.
El resto de la noche la dedique a planear las preguntas que haría y como rayos
entraría a un lugar lleno de policías que me detestan.
-vaya veo que se las ha ingeniado para llegar acá. Me sorprendió una voz
conocida.
- si, a veces hay que correr unos riesgos. -Respondí calmado mientras me
incorporaba.
-Ok, antes de comenzar quiero que entiendas porqué he aceptado darte esta
entrevista.- Se acercó un poco- mira supongo que ya has escuchado algunos
comentarios a cerca de Batman y yo, cosas como que somos terroristas que no
respetamos la ley, que incitamos el crimen y otras cosas menos serias…-
continuo hablando.
Robin me explicó que en Ciudad Gótica habían personas muy influyentes que
buscaban desprestigiar la labor que ellos cumplían y que a pesar de que a
veces les tocaba saltarse algunas “leyes protocolarias” para evitar algún crimen
o atrapar a algún villano, jamás habían roto o desacreditado la labor de la
policía.
Aun algo asustado tomé mis cosas y me dispuse a salir cuando de pronto me
sorprendió un hombre al otro lado de la puerta.
En ese momento me di cuenta que era verdad lo que Robin me dijo, “él nunca
descansa”.