Está en la página 1de 1

UKUMARI

Dicen que había un leñador que había ido al cerro a hacer leña. Estaba haciendo leña el hombre.
Cuando estaba trabajando, se le apareció Ukumari y le dijo: “Oye, hombre. Oye, hombre. Apúrate,
haz leña. Tengo hambre”. El hombre le contestó: “¿Cómo, pues, señor? Yo mantengo a mi mujer y
a mis hijos. ¿Cómo, pues, me vas a comer?” Ukumari le contestó: “Apúrate, apúrate, ya me ha
cerrado el hambre”. Ukumari, entonces, se echó a dormir al suelo, y el hombre sufría haciendo
leña. Un zorro que venía de lejos se le apareció al hombre. Cuando se apareció, el hombre le dijo:
“Señor, este Ukumari está dormido casi junto a mí. Me dice ‘Apúrate, apúrate, que tengo mucha
hambre’. Y a mis hijos, y a mi mujer, ¿quién los va a mantener?, le contestó. Así me quiere comer”.
Así le dijo al zorro que lo escuchaba callado. Después, el zorro hablo: “Ven, ésto te voy a decir:
cuando yo esté en el morro, agárrame al padrillo (de las ovejas). Yo te voy a preguntar: ‘¿No está
Ukumari por ahí? Bastantes montoneros estamos buscándole, le vamos a cortar la cabeza’”. Así le
dijo el zorro al hombre. Después, se fue al morro y de ahí empezó a hablar: “Oye, hombre, ¿no
está Ukumari por ahí? Todos los montoneros estamos buscándolo para matarlo, para cortarle la
cabeza”. Entonces, Ukumari se despertó y le dijo al hombre que contestara diciendo que él no
estaba. El hombre dijo: “No está aquí, señor”. El zorro volvió a preguntar: “¿Qué cosa es lo que
está echado a tu lado?” Ukumari, despacito, le dijo al leñador que contestara: “Es un tronco que
está a mi lado”. Entonces, el zorro le dijo al hombre: “A ver, tira con tu hacha al tronco”. Ukumari
le dijo al hombre: “Tírame suavecito”. El hombre, entonces, tiró suavecito, con su hacha, una, dos
veces, pero a la tercera, le cortó el cuello a Ukumari. Así lo mató. Entonces el zorro bajó. En
recompensa al favor que el zorro le había hecho, el leñador agarró un buen carnero y se lo dio. El
zorro se lo llevó para comer.

También podría gustarte