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Alfredo Ollero Ojeda • Carmelo Conesa García • María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez (eds.

BUENAS PRÁCTICAS EN GESTIÓN Y


RESTAURACIÓN DE CURSOS EFÍMEROS
MEDITERRÁNEOS:
RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN AL
CAMBIO CLIMÁTICO

MINISTERIO
DE CIENCIA, INNOVACIÓN
Y UNIVERSIDADES
Fondo Europeo
de Desarrollo Regional
“Una manera de hacer Europa”
BUENAS PRÁCTICAS EN GESTIÓN Y RESTAURACIÓN
DE CURSOS EFÍMEROS MEDITERRÁNEOS:
RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
BUENAS PRÁCTICAS EN GESTIÓN Y
RESTAURACIÓN DE CURSOS EFÍMEROS
MEDITERRÁNEOS:
RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN AL
CAMBIO CLIMÁTICO

COORDINACIÓN:

Alfredo Ollero Ojeda


Carmelo Conesa García
María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez

Universidad de Murcia
2021
La presente guía ha sido elaborada en el marco del proyecto de investigación CCAMICEM (CGL2017- 84625-C2-
1-R) Respuesta morfológica y sistémica al cambio climático en cauces efímeros mediterráneos: dinámica, resiliencia y
propuestas de actuación, financiado por FEDER / Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades / Agencia Esta-
tal de Investigación dentro del Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad.

COORDINACIÓN:

Alfredo Ollero Ojeda. Profesor Titular de Geografía Física del Departamento de Geografía y Ordenación del Terri-
torio de la Universidad de Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e IP del
grupo de investigación de referencia Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales.
Contacto: aollero@unizar.es

Carmelo Conesa García. Catedrático de Geografía Física del Departamento de Geografía de la Universidad de Mur-
cia, IP del grupo de investigación ERODERME (Erosión y Desertificación en el Mediterráneo) y coordinador del
proyecto CCAMICEM.
Contacto: cconesa@um.es

María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez. Catedrática de Ecología del Departamento de Ecología e Hidrología de la
Universidad de Murcia e investigadora del grupo Ecología de Aguas Continentales.
Contacto: charyvag@um.es

Autoría de capítulos:
Capítulo 1: Alfredo Ollero1, Carmelo Conesa García2 y María Rosario Vidal-Abarca2
Capítulo 2: Alfredo Ollero1, María Luisa Suárez2, María Rosario Vidal-Abarca2, Carmelo Conesa García2, Yilena
Hermoso1, Sergio Sanmartín1, Ana Sáenz de Olazagoitia3, Francesca Segura Beltrán4 y Carles Sanchis Ibor4
Capítulo 3: Carmelo Conesa García2, Alfredo Ollero1, Askoa Ibisate3, María Rosario Vidal-Abarca2, María Luisa
Suárez2, Pedro Pérez Cutillas2, Rafael García Lorenzo2, Valeria Pirchi1, Yilena Hermoso1, Sergio Sanmartín1 y Alber-
to Martínez Salvador2
Capítulo 4: Alfredo Ollero1, Yilena Hermoso1, Sergio Sanmartín1, Askoa Ibisate3, J. Horacio García5, Carmelo Conesa
García2, María Luisa Suárez2 y María Rosario Vidal-Abarca2
Capítulo 5: Carmelo Conesa García2, Pedro Pérez Cutillas2, Alberto Martínez Salvador2, María Luisa Suárez2, María
Rosario Vidal-Abarca2, Francisco Alonso Sarria2 y Alfredo Ollero1

1  Universidad de Zaragoza
2  Universidad de Murcia
3  Euskal Herriko Unibertsitatea/Universidad del País Vasco UPV/EHU
4  Universitat de València
5  Universidade de Santiago de Compostela

Fotografías: Marcos Alquézar, Daniel Ballarín, Pedro Boné, Pilar Cabrero, Carmelo Conesa, Fran Durán, Víctor Fer-
nández, Tony Herrera, Askoa Ibisate, Pere Merino, Daniel Mora, Alfredo Ollero, Gonzalo Peño, Ana Sáenz de Ola-
zagoitia, Sergio Sanmartín, María Luisa Suárez, María Rosario Vidal-Abarca, Google Earth, Confederaciones Hidro-
gráficas del Júcar y del Ebro.

DOI: https://doi.org/10.6018/editum.2900

Septiembre de 2021

Edita: edit.um, Ediciones de la Universidad de Murcia



Maquetación e impresión: 42lineasdigital
42lineasdigital@gmail.com

ISBN: 978-84-09-32995-3
Depósito Legal: MU 806-2021

Impreso en Murcia, España - Printed in Murcia, Spain


Índice

Justificación y objetivos 11

1 Fundamentos 13
1.1. ¿Qué es la restauración fluvial? 13
1.2. ¿Cómo funcionan los cursos efímeros? 14
1.3. Antecedentes y dificultades de gestión en cursos efímeros 17

2 El deterioro actual de los cursos efímeros 21


2.1. Presiones e impactos 21
2.2. Deterioro hidrogeomorfológico y ecológico 22
2.3. Causas y ejemplos de deterioro 28
– Vados y otros pasos transversales 28
– Caminos longitudinales en el cauce, compactación por paso de 32
vehículos
– Cauces convertidos en carreteras y calles 33
– Azudes y embalses 35
– Presas de retención (check-dams) 36
– Extracciones de material aluvial, dragados, limpiezas, amplia- 37
ción de la sección de desagüe, movimientos de sedimentos
– Ocupaciones del cauce y eliminación de espacio fluvial 39
– Escombros, basuras, residuos sólidos 40
– Defensas, encauzamientos, canalizaciones, recubrimiento del cauce 41
– Conducciones enterradas o paralelas al cauce, alcantarillas, co- 43
lectores, acequias
– Modificaciones del caudal, extracciones, vertidos, desagües, flu- 44
jos de retorno
– Rectificaciones de cauce, corta de meandros 45
– Plantaciones y cultivos en el cauce 46
– Pastoreo 48
– Invasiones de cañas 49
– Otras acciones y usos del territorio 50

3 Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión 51


y restauración
3.1. Indicadores de resiliencia geomorfológica y ecológica en cursos 51
efímeros
3.2. Diagnóstico 64
3.3. Principios, criterios y condicionantes para restauración y una 75
nueva gestión en cursos efímeros

4 Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 77


4.1. Propuesta de buenas prácticas en funcionamiento geomorfológico 77
– Eliminación de presas, barreras y obstáculos transversales 78
– Eliminación de vados y pasos sobre el cauce 79
– Supresión de caminos internos y cierre de accesos 81
– Prohibición de dragados, remociones y extracciones de 83
material aluvial
– Recuperación de áreas afectadas por extracciones y aporta- 84
ción de sedimentos en tramos con déficit
– Prohibición de actuaciones post-avenida 86
– Redimensionar y permeabilizar puentes, vados y vías de 88
comunicación
– Desviar estructuras, conducciones y desagües y alejarlos 89
del cauce
– Descanalización 90
– Naturalización del cauce y reconstrucción de trazados y 92
formas fluviales
– Eliminación de plantaciones y cultivos dentro del cauce ac- 93
tivo
4.2. Propuesta de buenas prácticas en funcionamiento ecológico 94
– Eliminación de cañas (Arundo donax) 95
– Medidas de protección de especies autóctonas 96
– Medidas para evitar la colonización de especies invasoras 97
– Creación de hábitats 98
– Revegetación 100
– Eliminación de basuras y vertidos en cauces y riberas 101
4.3. Propuesta de buenas prácticas en ordenación del territorio flu- 102
vial
– Naturalización de la cuenca 103
– Devolución al curso fluvial de su espacio natural y genera- 104
ción de un territorio fluvial
– Devolver la propiedad pública al territorio fluvial 106
– Territorio fluvial en tramos urbanos: mayor anchura, 107
desurbanizar, cambiar usos
4.4. Propuesta de buenas prácticas en gestión hidrológica, ambien- 109
tal y de riesgos
– Catalogar y oficializar todos los cursos efímeros en la red 109
fluvial
– Incrementar las estaciones de aforo y puntos de control de 111
la red SAIH en toda la red fluvial efímera
– Naturalización hidrológica, caudales geomórficos y fun- 112
cionales
– Evaluar el estado ecológico de toda la red fluvial efímera 114
– Controlar y clausurar captaciones de agua subterránea en 115
cauces efímeros
– Proteger cursos efímeros de alto valor y calidad ambiental 117
– Agentes fluviales para el control, vigilancia y protección 118
– Mejorar las condiciones de edificabilidad en zonas inunda- 119
bles
4.5. Propuesta de buenas prácticas en evaluación, conocimiento y 120
sensibilización
– Educación ambiental global, cambio de mentalidad y cam- 121
paña de sensibilización sobre los cursos efímeros
– Estudio y denuncia de actuaciones negativas 123
– Participación y voluntariado 125
– Monitoreo y seguimiento 126
5 Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en
cursos efímeros
5.1. Percepción del cambio climático y de sus impactos en cursos
129

efímeros 129
5.2. Reacción de los cursos efímeros frente al impacto del cambio
climático 131
5.3. Iniciativas y propuestas de adaptación al cambio climático 137
– Las buenas prácticas de gestión y restauración de los cur-
sos efímeros en relación con el cambio climático 139
– Marco normativo e iniciativas de ámbito europeo 149

Conclusiones 153

Glosario 155

Referencias 161
Justificación y objetivos

Este libro parte de un vacío, de una página en blanco, porque la restauración y la


gestión en cursos efímeros del ámbito mediterráneo son prácticamente inexistentes.
Estos sistemas fluviales no son objeto de buenas prácticas, sino más bien al contrario:
están sometidos a importantes impactos, a situaciones muy frecuentes de desprecio y
a malas prácticas generalizadas.
Por tanto, este es un libro necesario y urgente, porque las acciones humanas sobre
los cursos efímeros constituyen, en una inmensa mayoría, malas prácticas, porque la
percepción humana sobre estos cursos fluviales está cargada de tintes negativos, pre-
juicios, ansias de ocupación, escaso respeto e incluso falsa seguridad.
Los autores han chequeado en los últimos años los cursos efímeros de la cuenca
del Ebro y de la región de Murcia en el contexto del proyecto CCAMICEM. Son cur-
sos representativos de todo el ámbito mediterráneo y comparten lo señalado en el pá-
rrafo anterior. A partir de los trabajos de caracterización y evaluación realizados se ha
adquirido un diagnóstico sobre los principales problemas y la experiencia para poder
aportar algunas medidas y soluciones de gestión y restauración. A una situación ac-
tual deteriorada hay que añadir los efectos del cambio climático, que en esta tipología
fluvial son ya muy evidentes y, en algunos aspectos, más intensos y graves que en los
ríos permanentes y temporales.
Los objetivos de este trabajo son: i) sentar las bases de cómo debería y podría desa-
rrollarse la gestión y la restauración en cursos efímeros, en función de sus característi-
cas y condicionantes, incluyendo la perspectiva de cambio climático; ii) divulgar el va-
lor de estos cursos fluviales y la necesidad de su mejora funcional y ambiental; iii) apor-
tar una guía sencilla y práctica que pueda servir de apoyo para iniciativas concretas y
en procedimientos a emprender y desarrollar por las administraciones competentes.
En suma, la medida prioritaria, como primer paso para poder llegar a recuperar
cursos efímeros, es mejorar el conocimiento, divulgar y sensibilizar sobre los mis-
mos. Este es el sentido y la línea de este breve catálogo de buenas prácticas, que cons-
tituye ante todo un material técnico-divulgativo que explica el valor de estos cursos,
el efecto del cambio global y de perturbaciones antrópicas locales en los mismos y las
posibilidades de adaptación y restauración.
1
Fundamentos
Alfredo Ollero,
Carmelo Conesa García y
María Rosario Vidal-Abarca

1.1. ¿Qué es la restauración fluvial?

El objetivo principal de restaurar ríos, barrancos y ramblas es conservar y mejo-


rar su funcionamiento natural para traspasarlos en buen estado, como el patrimonio
de gran valor que son, a las generaciones futuras. Hemos alterado y degradado tanto
nuestros sistemas fluviales que su restauración es el gran reto científico y técnico del
siglo XXI y debería convertirse en una potente línea de trabajo (Ollero, 2015).
Básicamente restaurar es restablecer los procesos de un sistema natural, devol-
viéndole su estructura, su función, su territorio y su dinámica. La auténtica restaura-
ción es, por tanto, restauración pasiva o auto-restauración, consistiendo simplemen-
te en eliminar los impactos para dejar que el sistema natural se recupere solo. Así, en
nuestro camino al futuro se ha ido evolucionando desde una fase previa en la que se
creía que la tecnología puede dominar o controlar al sistema natural hacia una fase
actual en la que en algunos aspectos se ha conseguido trabajar con el sistema natural
en lugar de contra él. Ahora ya es necesario dar un paso más para conseguir restaurar
efectivamente los sistemas naturales: dejar al sistema hacer el trabajo.
Por tanto, podría definirse la auténtica restauración como un camino de auto−re-
cuperación de los procesos, estructura, funciones, territorio, dinámica y resiliencia
de un sistema natural, a partir de la eliminación de los impactos que lo degradaban
y a lo largo de un tiempo prolongado, hasta alcanzar un funcionamiento natural y
autosostenible (Ollero, 2015). Esta definición puede aplicarse perfectamente a cual-
quier sistema fluvial.
Un sistema fluvial restaurado habrá recuperado:
• sus procesos naturales y todas las interacciones entre sus elementos y con otros
sistemas,
• su estructura, es decir, todos sus componentes y flujos en toda su complejidad y
diversidad,
• sus funciones dentro del sistema Tierra (transporte, regulación, hábitat, etc.),
• su territorio, es decir, el espacio propio y continuo que debe ocupar para
desarrollar todos sus procesos y funciones,
14 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

• su dinámica natural a lo largo del tiempo,


• su resiliencia o fortaleza frente a futuros impactos, su capacidad de auto-
regulación y auto-recuperación
• y, por tanto, todos los bienes y servicios que aporta a la sociedad.

En resumen, el proceso de restauración debe lograr naturalidad, funcionalidad,


dinamismo, complejidad, diversidad y resistencia para el sistema natural.
Por tanto, la restauración debería ser pasiva y fundamentalmente geomorfoló-
gica. Pero también puede realizarse una restauración activa, con acciones concretas
que ayuden, aceleren o dirijan el trabajo del curso fluvial. Un sistema fluvial se habrá
recuperado cuando cuente de nuevo con suficientes recursos para continuar su desa-
rrollo, manteniéndose estructural y funcionalmente, interactuando con los sistemas
contiguos y con capacidad de recuperación dentro de los límites normales de estrés
y alteración ambiental.
En suma, la restauración fluvial es necesaria y urgente por sí misma, pero es tam-
bién una herramienta de gestión enormemente útil en la ordenación del territorio, en
la planificación ambiental y en la mitigación de riesgos de inundación. En el futuro
llevará sin duda a unos cursos fluviales mejor conservados, eficientes en sus funcio-
nes, en armonía con unas actividades humanas mejor adaptadas al río y, por tanto,
menos vulnerables. La restauración fluvial aporta resiliencia tanto al río como a la so-
ciedad, nos fortalecerá en las interacciones y dará coherencia a una relación territorio
fluvial-sociedad tan deficiente todavía en la actualidad.

1.2. ¿Cómo funcionan los cursos efímeros?

Los cursos de agua no perennes constituyen al menos el 50% de la red fluvial mun-
dial y superan con creces ese porcentaje en muchas cuencas mediterráneas (Skouli-
kidis et al., 2017; Calle, 2018; Messager et al., 2021). No constituyen, por tanto, una
anomalía hidrológica y geomorfológica, sino una realidad muy importante en el Sur
de Europa. Estos cursos de agua no solo presentan características comunes con los
ríos de régimen permanentes, desde un punto de vista hidráulico, geomorfológico y
ecológico, sino que también comparten problemas ambientales asociados a extrac-
ción de áridos (Rinaldi et al., 2005; Sanchis et al., 2017; Calle et al., 2017), construc-
ción de presas o escolleras (Ollero, 2015), entre otros.
Pero además los cursos efímeros son marcadamente diferentes en algunos aspec-
tos clave. Pueden definirse como sistemas fluviales (enteros o en alguno de sus tra-
mos) en los que solo circula agua superficialmente de manera esporádica o pasajera,
en la mayoría de los casos porque se encuentran desconectados del acuífero, por lo
que solo llevan caudal directo en respuesta a eventos de precipitación (Levick et al.,
2008). Ese carácter temporal queda reflejado en el propio origen del término efímero,
1. Fundamentos 15

que proviene de la palabra griega ephémeros (lo que solo dura un día). La literatura
científica denomina de diversas maneras a los ríos no perennes –intermitentes, tem-
porales, semipermanentes, estacionales, efímeros, etc.– y recientemente se ha empe-
zado a utilizar el acrónimo IRES (intermittent rivers and ephemeral streams), con el
cual se identifica a los ríos que fluyen de manera temporal y que dejan de fluir y/o se
secan completamente en algún punto o la totalidad de su curso (Datry et al., 2017).
Esta naturaleza discontinua los define y al tiempo complica su clasificación y, por
tanto, abordar con garantía su gestión y conservación (Vidal-Abarca et al., 2020). La
variabilidad espacio-temporal de su caudal provoca que un mismo río, o incluso un
mismo tramo, se puedan identificar como intermitentes o efímeros dependiendo del
momento y lugar de la observación (Segura et al., 2021).
En suma, a diferencia de los ríos perennes, los IRES no tienen caudal de base, por lo
que al cesar el flujo directo se quedan secos. Esto es especialmente marcado en los cur-
sos efímeros de medios áridos y semiáridos (semi-arid ephemeral streams –SAES–). La
ausen­cia o la escasez de caudal de base puede deberse a causas climáticas (aridez,
como ocurre en los SAES), litológicas (karst), estructurales (desconexión con el acuí-
fero) o incluso antrópicas (Datry et al., 2017). La combinación de todos estos fac-
tores complica mucho las clasificaciones porque la disminución o desaparición del
caudal superficial cambia de la cabecera a la desembocadura y entre avenidas. Así, es
frecuente encontrar caudales permanentes o temporales en cabecera (conexión con
acuíferos locales) que desaparecen de la superficie aguas abajo (desconexión del acuí-
fero y pérdidas por transmisión).
Las avenidas en estos cursos suelen ser de tipo relámpago o flash flood. Generan
hidrogramas puntiagudos, con una curva de ascenso muy empinada, caudales pun-
ta muy elevados y tiempos de retraso muy cortos. Se pasa de un caudal 0 a centena-
res o miles de m3/s en minutos u horas, por lo que las inundaciones son repentinas
y frecuentes (Camarasa, 2021). Además, en muchas ocasiones se trata de cursos con
fuertes pendientes y elevada carga sedimentaria, transportada de forma espasmódi-
ca debido a las grandes fluctuaciones de caudal. En ellos predomina el sedimento de
calibre grueso (arenas, cantos, bloques), de ahí el topónimo árabe ramla (arenal o pe-
dregal). El sedimento discurre por cauces con un patrón trenzado (braided) de múl-
tiples canales y barras (cuencas bajas) o de canal único (cabeceras). La carga es trans-
portada en las secciones más estrechas y se deposita formando barras allí donde se
ensancha el cauce. En ocasiones se observa un acorazamiento del lecho.
El funcionamiento hidrogeomorfológico es el motor clave de toda la dinámica
fluvial, y lo es aún más en este tipo de cursos marcados por la ausencia o escasez de
caudal. La carga de sedimentos transportada por un curso de agua está ajustada al
caudal, mientras que los cambios morfológicos del cauce dependen del balance entre
erosión y sedimentación en el lecho y en los márgenes. La naturaleza de este equi-
librio puede establecerse considerando la efectividad geomorfológica de los sucesos
hidrológicos a distintas escalas temporales. Los ajustes morfológicos de este tipo de
16 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figura 1. Tramo de cauce efímero con lecho de arenas, Arroyo Grande (Villamanta, Madrid)

sistema están principalmente controlados por la magnitud y frecuencia de los suce-


sos hidrológicos. Los sucesos mayores producidos en los cauces efímeros mediterrá-
neos (grandes crecidas o avenidas e inundaciones) son los menos frecuentes, pero los
más efectivos en términos de transporte total de sedimentos y modificación morfoló-
gica del cauce (Baker, 1977; Conesa-García, 2005; López-Bermúdez et al., 2002). Los
eventos menores, mucho más reiterativos, determinan reajustes locales dentro de los
cambios globales generados por aquellos. Las avenidas construyen y modelan estos
cauces que, a lo largo de toda la mitad oriental peninsular, desde Navarra hasta An-
dalucía, presentan una red extensa, con una interesante gradación en relación con la
aridez, así como una amplia variedad morfológica.
El funcionamiento ecológico en estos cursos está fundamentalmente gobernado
por los procesos biogeoquímicos que ocurren en los sedimentos secos, de manera que
su dinámica funcional se parece más a lo que ocurre en un ecosistema terrestre que en
uno acuático. El acúmulo de sedimentos, la presencia de plantas terrestres y los aportes
de hojarasca de las zonas ribereñas crean el marco perfecto para la colonización y desa-
rrollo de comunidades bióticas típicas del suelo (Arce et al., 2019), generando zonas de
alta actividad microbiana que, entre otros procesos, facilitan la descomposición de la
materia orgánica (Sánchez-Montoya et al., 2019) y el reciclado de nutrientes. Los cursos
efímeros, además, juegan un papel importante tanto en el ciclo global del carbono (Von
Schiller et al., 2019; Marcé et al., 2019; Keller et al., 2020) como en el ciclo del nitrógeno
(Gómez et al., 2012; Arce et al., 2014, 2015; Merbt et al., 2016).
Los cursos efímeros albergan una rica y abundante diversidad de organismos
(desde microorganismos hasta vertebrados, tanto vegetales como animales), pero
1. Fundamentos 17

fundamentalmente de origen terrestre (Steward et al., 2011, 2017; Sánchez-Montoya


et al., 2016; 2017; Martínez-Yoshino et al., 2021). Si la humedad en el lecho de estos
cursos es mayor que en las laderas, es posible encontrar una abundante y rica comu-
nidad vegetal de helófitos, arbustos e incluso árboles que actúan reteniendo los sedi-
mentos y generando pequeños hábitats para el asentamiento de otras especies (Jac-
obson et al., 1999; 2000a; b). Además, la presencia de vegetación a lo largo del cauce
puede ser el comienzo de la formación de barras, bancos e islas con importantes im-
plicaciones geomorfológicas (Tooth y Nanson, 1999, 2000). Estos acúmulos de mate-
riales orgánicos son redistribuidos por las avenidas esporádicas de agua aumentan-
do la heterogeneidad ambiental y la disponibilidad de recursos (Vidal-Abarca et al.,
2000). De hecho, los cursos efímeros proporcionan alimento a muchas especies de
animales, son lugares de apareamiento y funcionan como corredores para su disper-
sión (Seveg et al., 2003; Jopp y Reuter, 2005; Sánchez-Montoya et al., 2019). Además,
algunos vertebrados que habitan estos ecosistemas cumplen funciones ecológicas im-
portantes como ser ingenieros paisajistas, agentes de dispersión de semillas y recicla-
dores de nutrientes (Leggett et al., 2004; Sánchez et al., 2017).

1.3. Antecedentes y dificultades de gestión en cursos efímeros

Los cursos de agua efímeros del ámbito mediterráneo plantean muchas dificulta-
des para que puedan ser objeto de programas de restauración (tabla 1). Los proble-
mas derivan de la gravedad de los impactos geomorfológicos que sufren, de su fun-
cionamiento repentino y esporádico –de ocurrencia a veces impredecible–, de su es-
casísima consideración en el marco de la gestión y planificación hidrológica, de las
dificultades de enfoque en la correcta restauración geomorfológica, de su percepción
social negativa y de su alejamiento del ideario de las políticas conservacionistas con-
vencionales (Ollero et al., 2019).
Estos cursos de agua tan frecuentes en el entorno mediterráneo han quedado al
margen de los programas y proyectos de restauración y rehabilitación fluvial. Tanto
en España como en Italia podemos afirmar que hasta el momento no existen ejemplos
de restauración en cursos efímeros. Y la gestión es escasa y deficiente. En las revisio-
nes bibliográficas solo aparecen algunos casos puntuales de rehabilitación en Califor-
nia (Kondolf et al., 2013). Aparte del “olvido” técnico-administrativo de estos cauces,
es además muy destacable el escaso aprecio y falta de sensibilidad social, sobre todo te-
niendo en cuenta que los impactos locales pueden ser importantes, pero los derivados
del cambio global pueden presentar efectos aún más graves que en otros cursos. Esta-
mos, en suma, ante cursos fluviales muy sensibles pero poco valorados (Ollero et al.,
2019), que hoy en día están dejados de lado en las iniciativas de restauración.
Históricamente, uno de los problemas de carácter administrativo ha sido la difi-
cultad para catalogar este tipo de cursos fluviales (Gallart et al., 2017). El problema
18 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

reside en que los criterios que se utilizan en España para caracterizar ríos, incluso a
nivel jurídico, son exclusivamente hidrológicos. La Instrucción de Planificación Hi-
drológica (IPH), definida por la Orden ARM 2656/2008, define las corrientes efíme-
ras como “cursos fluviales en los que, en régimen natural, tan sólo fluye agua superfi-
cialmente de manera esporádica, en episodios de tormenta, durante un periodo me-
dio inferior a 100 días al año”. En Estados Unidos se considera curso efímero el que
lleva agua en menos del 10% de los días del año (Sutfin et al., 2014).
En cualquier caso, los límites entre los efímeros, intermitentes, temporales en ge-
neral y perennes no son claros y están aún abiertos a debate (Busch et al., 2020): la
presencia o ausencia de caudal tiene una gran variabilidad espacio-temporal, de ma-
nera que un mismo tramo puede cambiar su condición para diferentes episodios, en
función de las características de la lluvia y de las tormentas. Y aunque podrían em-
plearse muchos criterios, lo verdaderamente innegable es que todos ellos son sis-
temas fluviales, que presentan procesos hidrológicos, geomorfológicos y ecológicos
complejos, que juegan un papel trascendental en el territorio. Por lo tanto, la diferen-
cia principal de los cursos efímeros es de algún modo artificial. Es decir, no reside en
su condición efímera, sino en el hecho de que el sistema de clasificación haya descen-
tivado su estudio, que muy pocas veces dispongan de sistemas de aforo y que cuen-
ten en muchos casos con una menor atención y valoración desde la administración
y desde la sociedad.
A pesar de la necesidad de conocer su funcionamiento hidrogeomorfológico y de
su innegable papel en la sociedad mediterránea, no existe un censo ni una cartogra-
fía de estos cursos efímeros en la Península Ibérica y, al carecer de flujo permanente,
muy pocos están clasificados como masas de agua en las Demarcaciones Hidrográ-
ficas.
En la vertiente mediterránea ibérica se publicaron tesis doctorales y trabajos
(Thornes, 1976; Mateu, 1982; Conesa-García, 1990; Segura, 1990; Camarasa, 1992),
que constituyeron referencias fundamentales en geomorfología fluvial de zonas se-
miáridas. Sin embargo, podemos decir que aún existe cierto vacío de conocimiento
y un vacío todavía mayor de gestión, sin olvidar que centenares de núcleos de pobla-
ción y de kilómetros de vías de comunicación se encuentran en riesgo asociado di-
rectamente a esos cursos (Domenech et al., 2008; García Lorenzo, 2010; Noguera et
al., 2014). En la cuenca del Ebro se han desarrollado recientemente algunos trabajos
sobre casos significativos a raíz de eventos extremos y solo en dichos casos (4 en total
en toda la cuenca) se han instalado recientemente estaciones del SAIH y se ha reali-
zado la cartografía de zonas inundables del SNCZI.
Ahora bien, afortunadamente a nivel científico el conocimiento e interés sobre es-
tos cauces efímeros está aumentando y hay una extensa producción tanto en trabajos
ecológicos (proyectos con financiación pública GUADALMED, MIRAGE, LIFyE +
TRivers, entre otros) como geomorfológicos, destacando entre estos los desarrolla-
dos en los últimos años en cursos de agua efímeros de la Confederación Hidrográ-
1. Fundamentos 19

fica del Júcar (Segura y Sanchis, 2013; Segura, 2017; Sanchis et al., 2017, 2019; Calle,
2018). Buena parte de estos trabajos tratan también de avanzar en el conocimiento de
sus cambios ambientales recientes y de sus perspectivas de recuperación.
También existe un gran interés actual de la administración hidrológica española
por el estudio y evaluación hidromorfológica de los cursos efímeros, tras detectarse
claras deficiencias en la aplicación de la Directiva marco del Agua (2000/60/CE) en
dichos sistemas fluviales. Desde España e Italia se lideran a nivel científico-técnico
propuestas de aplicación específica de los principios de la Directiva a cursos efímeros
mediterráneos (CEM), aunque con escaso éxito hasta el momento, quizá por centrar-
se en la parte más hidrológica y dejar de lado sus aspectos morfológicos. Mientras
tanto, desde el ministerio español para la transición ecológica se ha desarrollado y
comenzado a aplicar un protocolo de caracterización y evaluación hidromorfológica
de masas de agua de la categoría ríos que contiene un sistema de evaluación especial
para cursos efímeros, todavía no publicado oficialmente.

Tabla 1
Dificultades de base previstas en la restauración fluvial de cauces efímeros (Ollero et al., 2019)

Ámbito del Grado de


Problemas y condicionantes que dificultan la restauración
problema dificultad
Enorme longitud y diversidad de la red fluvial efímera en la
Físico alto
Península Ibérica
Científico Red efímera no catalogada, cartografiada ni cuantificada alto
Red fluvial efímera en su mayor parte fuera de los marcos de
Gestión alto
planificación (muy pocas masas de agua de carácter efímero)
Descontrol de la localización de presiones que generan impactos
Gestión geomorfológicos graves: no existe inventario de extracciones, alto
traviesas, vados, etc.
Percepción social negativa de los cursos de agua efímeros (secos, con
Social sedimentos y “maleza”, desprecio por las gravas, vertido de escombros alto
y basuras)
Falsa sensación de seguridad y escasa memoria histórica frente a
Social alto
eventos de avenida, generando déficits en prudencia y prevención
Usos del suelo inapropiados en los cauces, zona de servidumbre y
de policía, incluyendo canalización, urbanización y cubrimiento en
Gestión alto
tramos urbanos, plantaciones de vegetación para estabilizar el lecho,
etc.
Obras de emergencia post-avenida de forma sistemática consistentes
Gestión en la extracción de sedimentos del lecho y su acumulación en las alto
márgenes: gasto económico sin resolución de problemas
20 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Existencia de captaciones y consumo del flujo subterráneo no


Gestión medio
controladas ni reguladas
Problemas en la definición oficial y práctica de cauces efímeros y
Gestión medio
temporales en general
Muy escaso número de estaciones de aforo y de control en cursos de
Gestión medio
agua efímeros
Social Falta de vigilancia y de denuncia sobre acciones e impactos en estos
medio
cauces
Gestión Escasísima representación de cauces efímeros en figuras de
medio
protección como las reservas naturales fluviales
2
El deterioro actual de los cursos efímeros
Alfredo Ollero, María Luisa Suárez, María Rosario Vidal-Abarca,
Carmelo Conesa García, Yilena Hermoso, Sergio Sanmartín,
Ana Sáenz de Olazagoitia, Francesca Segura Beltrán y Carles Sanchis Ibor

2.1. Presiones e impactos

Las presiones son usos del territorio y acciones humanas que, tanto de forma in-
dividual como sinérgica, tienen efectos en el funcionamiento de las cuencas y los
cauces. Estas presiones humanas generan, por tanto, impactos en la red fluvial: alte-
raciones en su funcionamiento hidrogeomorfológico y ecológico, deterioro de su na-
turalidad hidromorfológica, físicoquímica y biológica y, en consecuencia, pérdida de
geodiversidad, biodiversidad y patrimonio natural, deterioro de la salud como siste-
ma natural y efectos colaterales en otros ecosistemas y en la propia sociedad humana.
Los cursos efímeros comparten presiones e impactos con los cursos de agua per-
manentes y temporales. Las diferencias se registran en la intensidad con que se ma-
nifiestan y en sus consecuencias. En general, los impactos hidrogeomorfológicos son
más intensos y extendidos en los cursos efímeros, mientras los relacionados con la
calidad del agua o la biodiversidad pueden ser algo menos relevantes que en los cur-
sos permanentes.
La dificultad para identificar los impactos a partir de cambios observados y atri-
buirlos a unas causas concretas es muy destacable, como ocurre en todos los sistemas
fluviales, tratándose de un notable reto en la investigación científica. Esta se esfuerza
en cada caso concreto por responder a las siguientes preguntas: ¿en qué medida un
proceso o un cambio detectado en el curso fluvial puede deberse a la dinámica natu-
ral, al cambio global o a impactos locales?, ¿cuál es el peso relativo de cada uno de los
factores?, ¿qué tendencia tiene el proceso o cambio, cómo puede evolucionar?, ¿cómo
se puede corregir o mitigar el proceso si es de origen antrópico, cómo podemos res-
taurar las funciones fluviales y dotar de resiliencia al sistema?
En la propia dificultad de las preguntas expuestas subyace también la problemáti-
ca para identificar el cambio climático y sus efectos en los cursos efímeros. ¿Cambio
climático o cambio global?
22 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

2.2. Deterioro hidrogeomorfológico y ecológico

Los cursos efímeros suelen ser bastante despreciados por la población humana y
sufren todo tipo de impactos antrópicos. De hecho, la ausencia casi permanente de
agua agudiza la intensidad y cantidad de agresiones que sufren. En los cursos efíme-
ros se detectan tanto los principales impactos que soportan los ecosistemas acuáticos
(por ejemplo, vertidos de aguas residuales, basuras, extracción de aguas subterráneas,
canalizaciones, presas, …) como los terrestres (minería, vertederos, contaminación,
…). Esta situación hace que se encuentren entre los ecosistemas del mundo más mal-
tratados (Vidal-Abarca et al., 2020).
El deterioro hidrogeomorfológico es especialmente relevante en estos cursos
por sus propias características y por los usos antrópicos que se ejercen sobre ellos
de forma directa e indirecta. De acuerdo con Gregory (2006) y Segura et al. (2021)
este deterioro se puede producir como consecuencia de cuatro grupos de afeccio-
nes: a la cuenca, a la red de drenaje, a tramos del cauce y en puntos concretos (ta-
bla 2).

Tabla 2
Afecciones en cauces efímeros: causas humanas y respuestas hidrogeomorfológicas.
Adaptado de Gregory (2006) y Segura et al. (2021)

Posibles respuestas

Causas Afeccciones: En el cauce


caudal (H)
sedimentos
(S) Ajustes locales Ajustes generales

Afección puntual/sección transversal

construcción de embalses H− S− erosión aguas abajo, posible reducción de la


incisión capacidad del cauce, incisión
azudes, boqueras H− S− erosión aguas abajo,
incisión
incisión
desagües, flujos de retorno H+ invasión vegetal que reduce
conversión en ríos permanentes
la dinámica geomorfológica
puentes H+ erosión en las zapatas del transmisión aguas abajo a un
puente tramo del cauce
canales cubiertos H+ erosión aguas abajo no aplicable
vados y caminos transversales H- S- retención arriba, erosión ruptura de la continuidad,
aguas abajo incisión
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 23

Afección a un tramo de cauce

fijación de márgenes y S- H+
puede haber efectos aguas abajo
construcción de diques
canalización
– protección de orillas y H+ S-
estabilización
aguas abajo puede incrementar la
– constricciones de cauces y H+ S- altera la pendiente y la
velocidad del flujo. Aguas arriba
dragado. geometría hidráulica, la
del punto puede haber erosión
– enderezamiento de canales H+ capacidad del cauce y los
remontante de knickpoints. El
y cortas de meandros procesos geomorfológicos
ensanchamiento puede producir
– alteraciones del
acumulación
radio hidráulico H+ S-
(ensanchamiento,
profundización)
caminos y pistas longitudinales H+ S- compactación de
y huellas de vehículos sobre el sedimentos, destrucción efectos aguas arriba y abajo,
cauce de morfologías; pueden simplificación del cauce, incisión
favorecer cortas de atajo
eliminación (“limpieza”) de S+ erosión en tramo afectado,
vegetación en cauce destrucción morfología en
planta
eliminación de vegetación S+ erosión localizada de orillas
riparia y lecho
pastoreo S+ erosión del canal y las orillas
remoción de sedimentos, S-
ajustes localizados, la erosión se puede transmitir
dragado, acciones para
conversión de secciones aguas abajo (progresiva) y
ampliar sección de desagüe y
transversales convexas en también aguas arriba (regresiva),
extracción de áridos
cóncavas incisión

vertido de sedimentos, de S+
puede haber agradación aguas
restos de minería u otros posible acumulación local
arriba o abajo
residuos sólidos
invasión de especies vegetales S- estabilización de las orillas y puede reducir la transferencia de
exóticas el lecho sedimentos aguas abajo
reforestación S- puede reducir las posible modificación, dependiente
dimensiones del cauce del tipo de bosque
plantaciones y cultivos en el S- reducción de actividad
cauce geomorfológica, fijación de simplificación e incisión
sedimentos
Falsas restauraciones con H- S- depende de características depende de las características del
infraestructuras grises del cauce diseñado cauce diseñado
24 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

conducciones enterradas en el S-
cauce, transversales o paralelas necesidad de mantener estabilización del tramo, a veces
(colectores, gasoductos, controlado el cauce estrechamiento
tuberías)
relleno lateral del cauce H+ S+
con escombros y vertidos estrechamiento, alteración inestabilidad, llegada al cauce de
más puntuales de basura y de procesos geomorfológicos materiales no naturales
escombros en el lecho
construcción de edificios y S+ canal afectado localmente
estructuras junto al cauce por acumulación de
sedimentos

Afecciones en red de drenaje

drenajes agrícolas H+ posibles efectos donde llega


el agua
redes de acequias H- posibles cambios donde se
detrae el caudal
alcantarillas H+ erosión en las confluencias puede incrementar los picos de
con los cauces avenida aguas abajo

Afecciones a la cuenca

aumento de la temperatura H- S- decrecimiento de la decrecimiento de la capacidad del


capacidad del cauce por cauce por aumento de cubierta
aumento de cubierta vegetal vegetal
disminución de la precipitación H- S- reducción de la capacidad decrecimiento de la capacidad del
del cauce por falta de caudal cauce por falta de caudal
eventos hidrometeorológicos de H+ S+ compensación de los efectos compensación de los efectos
mayor intensidad anteriores anteriores
deforestación H+ S+ Aguas arriba formación de
cárcavas y erosión de knickpoints.
Aguas abajo puede haber cambios
en los cauces e incremento de
la capacidad, dependiendo de la
disponibilidad de sedimentos
reforestación H- S- (pero
puede haber posible reducción de la posible, pero depende del tipo de
tramos con capacidad del cauce bosque
incremento)
pastoreo H+ S+ efectos locales por erosión
agradación del cauce
de las orillas
incendios H+ S+ cambios diversos en el cauce agradación del cauce
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 25

agricultura, arado H+ S+ efectos en las confluencias agradación del cauce


usos del suelo, medidas H- S-
posible disminución de la posible, pero depende de la
de conservación del suelo.
capacidad del cauce gestión de la red de drenaje
construcción de bancales
abandono de medidas de H+ S+
conservación del suelo. efectos en las confluencias agradación del cauce
destrucción de bancales
urbanización H+ S- erosión en las confluencias el alcantarillado aumenta la red
de las alcantarillas de drenaje

Afecciones en espacios inundables

diques H+ más inundaciones en caso


de rotura
ocupación de paleocauces y H+ más inundaciones en zonas
vaguadas urbanas
conversión de cauces en vías H+ más inundaciones en zonas
públicas urbanas
ocupación antrópica de la H+ reducción del espacio fluvial, simplificación, estrechamiento,
llanura de inundación alteración de flujos incisión

En la tabla 3 se relacionan las principales actividades humanas que afectan a


los cursos efímeros desde una perspectiva ecosistémica. Dicha tabla se basa en
los trabajos de Gómez et al. (2005) y Vidal-Abarca et al (2020) y la experiencia
de campo de los autores en el sureste ibérico. Aunque la tabla incluye una valora-
ción cualitativa de la intensidad del impacto sobre las comunidades biológicas y
los procesos ecológicos de los cursos efímeros hay que tener en cuenta que cual-
quier actividad humana afecta de una u otra manera tanto al hábitat como a las
comunidades biológicas que viven en ellos. Desde esta perspectiva, los principa-
les impactos que sufren los cursos efímeros se pueden ordenar según su afección:
i) al agua superficial / subterránea; ii) al lecho del cauce; iii) a las comunidades
biológicas y iv) al paisaje.
26 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Tabla 3
Principales actividades humanas que impactan sobre las comunidades biológicas y recursos de
los cursos efímeros. Adaptado de Gómez et al. (2005) y Vidal-Abarca et al. (2020).

Acciones humanas Impacto Intensidad del impacto

Sobre el agua superficial / subterránea

uso del agua de avenidas – puede alterar la temporalidad de los caudales actividad tradicional poco
para cultivos impactante
extracción de sal (ríos – desecación del cauce muy alta
efímeros hipersalinos)
baño con aguas salinas y – puede alterar la distribución de los sedimentos media
de barro
derivación de agua para – altera la temporalidad de los caudales alta
riego
construcción de presas – barrera física para los organismos muy alta
– alteración de la estructura y distribución de la
vegetación del cauce y de las riberas
– alteración de la entrada de nutrientes
construcción de azudes de – altera la dinámica y transporte de los alta
retención de sedimentos sedimentos
– alteración de la entrada de nutrientes
transferencia de agua de – cambio en la composición de las comunidades muy alta
otras cuencas de organismos
– introducción de especies exótica y/o invasoras
extracción de aguas sobreexplotación de aguas subterráneas alta
subterráneas
extracción de agua del – puede alterar la distribución espacial del agua media
subálveo en el canal
– desaparición del hiporreos y afección a la
fauna hiporreica

Sobre el canal del cauce

cultivos de secano – alteración de la morfología del cauce alta


– eliminación de hábitats y de comunidades
biológicas
extracción de gravas y – alteración de la morfología del cauce y de los alta
arenas sedimentos
– eliminación de hábitats y de comunidades
biológicas
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 27

vertido de efluentes líquidos – contaminación de aguas superficiales y alta


subterráneas
vertido de escombros y – contaminación de aguas superficiales y alta
basuras subterráneas
entrada de pesticidas / – contaminación de aguas superficiales y alta
herbicidas subterráneas
construcción de carreteras – alteración total de la morfología del cauce muy alta
– imposibilidad de recarga de acuíferos
– eliminación de hábitats y de comunidades
biológicas
canalización del cauce – eliminación de la vegetación de ribera alta
urbanización – eliminación parcial o total del cauce muy alta
– imposibilidad de recarga de acuíferos
– contaminación acústica
– impacto visual
Sobre las comunidades biológicas
eliminación de la vegetación – extracción de especies vegetales raras y/o muy alta
endémicas
recolección de plantas y – puede alterar los patrones de abundancia de actividad tradicional poco
animales (p.e. caracoles) algunas especies vegetales y animales impactante
pastoreo – alteración de las comunidades vegetales alta
terrestres
– alteración de los sedimentos por pisoteo
caza – muerte de especies protegidas muy alta
quema de vegetación – eliminación de la vegetación alta
Sobre el paisaje
senderismo – alteración de los sedimentos baja
– daños en la vegetación
trekking – alteración de los sedimentos media
– daños en la vegetación
motocross y vehículos – contaminación acústica alta
todoterreno – alteración de los sedimentos
– alteración de hábitats y organismos
establecimiento de campings – alteración /desaparición de las riberas. muy alta
actividades de educación – puede afectar a la vegetación del cauce y de actividad poco impactante
ambiental la ribera
28 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

2.3. Causas y ejemplos de deterioro

Se recopilan a continuación, clasificados en 16 grupos, los principales impactos detec-


tados en cursos efímeros estudiados por el equipo redactor de esta guía, tanto en el pro-
yecto CCAMICEM como en otros anteriores, presentando ejemplos visuales concretos.

Vados y otros pasos transversales


Los vados constituyen un impacto muy extendido en toda la red fluvial efímera.
Hay diferentes tipos: simples pasos sin elevación, plataformas de hormigón, eleva-
ciones en hormigón o tierra sobre tubos o pequeños marcos, vados reforzados en
su frente aguas abajo ante el salto que han producido, etc. Los vados suelen provo-
car acumulación de material aluvial aguas arriba y erosión local e incisión aguas
abajo, es decir, un auténtico efecto presa que altera el funcionamiento geomorfoló-
gico, los procesos y las formas, además de impedir otros procesos ecoambientales.
Los puentes alteran en menor medida el cauce, dependiendo del tipo de dise-
ño y demás características técnicas. También los pequeños senderos y pasos pea-
tonales pueden generar afecciones.

Dos imágenes (figuras 2 y 3) de un vado sobre la rambla de Aguarón (Zaragoza).


Es la tipología más precaria, muy frecuente y de notable impacto local en la geo-
morfología del cauce, aunque no ejerce efecto presa como en el caso siguiente.

Figura 4. Este otro vado en la rambla de Cariñena (Zaragoza) muestra claramente


la retención de material aluvial aguas arriba (derecha) y un escarpe erosivo al pie del
obstáculo (izquierda) con efecto presa, que tuvo que ser reforzado, como se observa
en las siguientes imágenes.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 29

El mismo vado de la imagen superior sufrió una importante socavación aguas


abajo (figura 5, izquierda) durante la avenida de marzo de 2015 y fue reforzado,
como se observa en la figura 6 (derecha) tomada desde la otra orilla.

Figura 7. Paso de carretera con sistema de drenaje tipo tubos-alcantarilla sobre


el barranco del Agua en Jalance (Valencia). Los tubos son mayores de lo habitual,
pero aun así es imposible que consigan evacuar todo el caudal en avenidas im-
portantes. Esta estructura no solo altera notablemente el curso efímero, sino que
además constituye un punto crítico con peligro de desbordamiento y alto riesgo.
30 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figuras 8 y 9. Tubo del vado de la Virgen de Lagunas en la rambla de Cariñena,


arrancado por la avenida de marzo de 2018. Era el único tubo del vado, a pesar de
las dimensiones del cauce. El vado quedó destruido como se observa a la derecha.

Figura 10. Puente y cruce de camino con alcantarillas en la rambla de Valdemora-


do en Cariñena (Zaragoza). Figura 11. El paso de un simple sendero puede cam-
biar el nivel de base local y alterar el perfil longitudinal de un curso efímero (Sierra
de Armantes, Zaragoza).

Figuras 12 y 13. Izq. (fig. 12): Puente-vado con sistema de alcantarillas y rampa
de hormigón aguas abajo en la rambla de La Murta (Murcia). A la derecha (fig.
13) detalle del puente-vado en su sección aguas arriba.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 31

Figuras 14 y 15. Incisión y descalce de las pilas del puente de la autopista AP-7 en
la rambla de las Moreras (Mazarrón, Murcia).

Figura 16. Vado sin drenaje inferior en la rambla de la Torre (Perín, Cartagena).
Figura 17. Cruce de carretera con canal de conexión de ramblas de los Dolores
y Benipila (Cartagena) salvado por un pontón encofrado de hormigón armado.

Figura 18. En la intersección de la rambla de los Pinares con la carretera D14


(Águilas, Murcia) las alcantarillas presentan capacidad de desagüe muy por deba-
jo de la necesaria y a menudo son inservibles por obstrucción. Figura 19. Rambla
de la Anchura (Murcia) con clara socavación basal al pie de la solera de cemento.
32 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Caminos longitudinales en el cauce, compactación por paso de vehículos

Provocan otro impacto muy extendido, ya que el propio carácter efímero anima
a emplear los cauces como vías de comunicación. Se destruyen unidades morfosedi-
mentarias, se compacta el lecho, se genera discontinuidad y fragmentación y, además,
constituye una práctica de clara exposición ante el peligro de avenidas relámpago.

Figuras 20 y 21. Rodadas y compactación en el barranco de Tudela (Bardenas,


Navarra) y en el barranco L’Areny (Peralta de la Sal, Huesca).

Figura 22. La pista longitudinal del barranco Reajo (Arnedillo, La Rioja) reduce el
desarrollo lateral del cauce. Figura 23. La pista de la imagen de la derecha recorre la
rambla de Valcodo (Fuentes de Jiloca, Zaragoza) a lo largo de varios kilómetros.

Figuras 24 y 25. Caminos longitudinales en las ramblas Talave y Chirivel (Murcia).


2. El deterioro actual de los cursos efímeros 33

Cauces convertidos en carreteras y calles

Como forma especial de ocupación de cauces efímeros, hay numerosos ejem-


plos en que éstos se integran como calles en un ámbito urbano, y en menor medi-
da los hay que son ocupados por una carretera. En ambos casos suponen una des-
trucción total del cauce como tal e implican una situación muy grave de riesgo.

Figura 26. El barranco Cirijuelo cruza sobre un puente la carretera LR-115 antes de
desembocar en el río Cidacos en Santa Eulalia (La Rioja). En la imagen de 1956 (iz-
quierda) se observa el cauce del barranco estrechado en su paso sobre el puente, y
en la foto actual (derecha) puede apreciarse que ha sido convertido en calle.

Figura 27. La carretera N-332 ocupa la rambla del Charco (Cartagena) y ha sido
recrecida, reduciéndose la rambla a una pequeña cuneta. Figura 28. El barranc
de la Porquerola es parcialmente ocupado por una carretera de acceso a urbani-
zación en Montroig del Camp (Tarragona).
34 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figuras 29 y 30. Dos imágenes de la carretera que une Corbatón y Alpeñés


(Teruel) invadiendo y recorriendo la rambla de Corbatón a lo largo de un kiló-
metro. En las dos imágenes inferiores (figuras 31 y 32) se observan las conse-
cuencias de la avenida de agosto de 2020, que destruyó esta carretera.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 35

Azudes y embalses

Son escasos en los cursos efímeros. Constituyen la misma problemática hidro-


geomorfológica y ecológica que en cursos permanentes, generando ruptura de la
conectividad longitudinal tanto para la carga de fondo como para determinadas
poblaciones de seres vivos. Los efectos de incisión aguas abajo son muy marcados.

Figura 33. Azud en la rambla de Librilla (Murcia). Figura 34. Vista desde la presa
del embalse de la rambla del Moro (Cieza, Murcia).

Figura 35. Azud con toma de agua en la rambla de Torrealvilla (Lorca, Murcia)
36 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Presas de retención (check dams)

En numerosos cursos efímeros se construyeron en el siglo XX presas transversales de


retención de sedimentos, que han modificado el perfil longitudinal del cauce. En muchos
casos se trataba de medidas complementarias de acciones de repoblación forestal y lucha
contra la erosión. En general, han contribuido escasamente a reducir la torrencialidad de
las avenidas, pero sí han originado importantes déficits sedimentarios aguas abajo.

Figura 36. Presa de retención se sedimentos en el barranco de La Recueja (Alcalá


de Júcar, Albacete). Figura 37. Presa de gaviones semiderribada en la rambla de
la Pimienta (Manchones, Zaragoza).

Figura 38. Presa de gaviones en la rambla de Zarzadilla (Murcia). Figura 39. Otro ejem-
plo acompañado de plantación de chopos en la rambla del Boquerón (Murcia) (dcha.).

Figura 40. Otro ejemplo en la rambla de la Rogativa (Nerpio, Albacete)


2. El deterioro actual de los cursos efímeros 37

Extracciones de material aluvial, dragados, limpiezas, ampliación de la


sección de desagüe, movimientos de sedimentos

Conjunto de prácticas muy extendidas y de tipificación y dimensiones muy


diversas. Tienen en común la destrucción geomorfológica del cauce y el despre-
cio absoluto por tres de sus elementos naturales: el material aluvial, el sedimento
leñoso y la vegetación colonizadora, denominada popularmente de forma des-
pectiva como “maleza”. La finalidad de estas actuaciones es, en teoría, dotar de
mayor capacidad o sección de desagüe al cauce, lo cual se consigue solo de forma
temporal, generalmente solo hasta la siguiente avenida. Ante todo, son acciones
que responden a demandas continuas no justificadas, ante las que la administra-
ción termina cediendo. Así, se aplican de forma periódica a modo de mero place-
bo, sin objetivos claros, ni proyecto, ni evaluación ambiental, ni control.

Figura 41. Apertura de sección de desagüe en Antequera (Málaga). Figura 42. A


la derecha resultados de un dragado en el río Cidacos (Arnedo, La Rioja). En mu-
chas ocasiones, como en este caso, no se extraen las gravas, sino que se acumulan
en las orillas lateralmente, recreciendo estas y produciendo una destrucción mor-
fológica tanto del lecho como de las márgenes.

Figuras 43 y 44. Movimiento de sedimentos en la rambla de Alpartir (Zaragoza)


y en el río Villahermosa (Castelló).
38 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figuras 45 y 46. Dragados y remoción de sedimentos en la rambla de las Moreras


(Mazarrón, Murcia) en su tramo final, afectado por incisión.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 39

Ocupaciones del cauce y eliminación de espacio fluvial

Son igualmente muy diversas, tanto por estructuras y edificios aislados como por
procesos de urbanización más extensos. Los resultados son la desaparición física del
curso fluvial, de forma parcial o total, en ocasiones su enterramiento, y la generación
de una situación de riesgo relevante, ya que las aguas de avenida buscarán los antiguos
cauces y buscarán salida por ellos o bien a través de alternativas igualmente peligrosas.

Figura 47. Desembocadura del barranc de la Rompuda bajo el casco urbano de


Orpesa (Castelló). Figura 48. Estación de aforo del río Seco (Oliete, Teruel) inva-
diendo parcialmente el cauce natural.

Figura 49. Barranco de la Noguera, Alcalá de Júcar (Albacete).

Figuras 50 y 51. Dos imágenes de ocupación y uso del cauce en la rambla de Es-
pinardo (Murcia).
40 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Escombros, basuras, residuos sólidos

Constituyen un impacto visual y pueden alterar la calidad ecosistémica y par-


ticipar en procesos geomorfológicos, así como constituir obstáculos y acumula-
ciones en procesos de avenida.

Figuras 52 y 53. Ramblas de Alpartir y Valcodo (Zaragoza)

Figuras 54 y 55. Dos imágenes de la rambla Celada (Murcia)

Figuras 56 y 57. Rambla de Ceacejo junto a Bullas (Murcia) y rambla Salada de


Lorca (Murcia).
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 41

Defensas, encauzamientos, canalizaciones, recubrimiento del cauce

Con diferentes niveles de intensidad, muchos cauces efímeros cuentan con es-
tas infraestructuras grises, especialmente en ámbitos urbanos y periurbanos. Sus fi-
nes son defensivos, ya que tratan de evitar la erosión y el desbordamiento, pero no
siempre son eficaces, incrementan la velocidad y reconducen los problemas aguas
abajo. Se dan muy diferentes tipos, tal como se recoge en las siguientes imágenes.

Figuras 58 y 59. Canalización de la rambla de Caminreal (Teruel) y del arroyo


Barbadiel en La Milla del Río (León).

Figura 60. Canalización del barranco de las Casas en la Puebla de Alfindén (Za-
ragoza) en cuya reforma de 2014 se redujo la capacidad del cauce a menos de la
mitad. Figura 61. Canalización de la Riera de l’Alforja (Tarragona).

Figuras 62 y 63. Encauzamiento con escollera y gaviones en la rambla de Alfocea


(Zaragoza) y con muros en la rambla de Sant Josep en La Vall d’Uixó (Castelló).
42 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figura 64. Escollera de protección en paso de rambla bajo autovía (rambla de las
Balsas, Longares, Zaragoza). Figura 65. Descalzamiento de defensa en tramo con
incisión en la rambla de las Moreras (Mazarrón, Murcia).

Figuras 66 y 67. Dos imágenes de encauzamiento y revestimiento del fondo en la


rambla Mullidar (Liétor, Albacete).

Figuras 68 y 69. Río Guadalentín en Lorca (Murcia) y Rambla Honda en Ayna


(Albacete).
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 43

Figuras 70 y 71. Rambla de Albudeite (Murcia) y río Campanillas (Málaga).

Conducciones enterradas o paralelas al cauce, alcantarillas, colectores,


acequias

Frecuentes en espacios periurbanos, tienen en ocasiones un carácter preca-


rio, y en otras implican refuerzos y estructuras, que generan mayores afecciones
en el cauce.

Figura 72. En ocasiones encontramos elementos tan precarios como una man-
guera recorriendo el cauce (arroyo Reajo, Arnedillo, La Rioja). Figura 73. Colec-
tor en obras en Murcia (foto Nacho García, La Verdad de Murcia).
44 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Modificaciones del caudal, extracciones, vertidos, desagües, flujos de retorno


Las modificaciones hidrológicas en los cursos efímeros son menos importantes y
frecuentes, en general, que en los cursos permanentes. Sin embargo, pueden encontrar-
se diferentes ejemplos, en mayor medida con aportes extras de agua a partir de verti-
dos y retornos. Se da la circunstancia, en muchos casos, de que determinados tramos
efímeros cuentan con caudal permanente a partir de esas “ganancias” hidrológicas. Las
consecuencias son muy negativas para el ecosistema fluvial, que cambia por completo,
incrementándose su colonización, especialmente por plantas helófitas e invasoras.

Figuras 74 y 75. Rambla del Pozuelo (Murcia) colonizada por carrizos y rambla
de Ortigosa (Ontur, Albacete) canalizada y colonizada por helófitas.

Figuras 76 y 77. Vertido en la rambla de Ortigosa (Ontur, Albacete) y la misma


rambla convertida en colector de sobrantes de riego (dcha.).

Figura 78. Rambla del Judío (Cieza, Murcia). Figura 79. El vertido de la EDAR
aguas abajo de la población de Cariñena dota de caudal superficial permanente a
un tramo de la rambla del mismo nombre.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 45

Rectificaciones de cauce, corta de meandros


Son muy escasos en cursos efímeros los cambios antrópicos en el trazado del cau-
ce, salvo aquellos simples derivados de la canalización. Existen, no obstante, algunos
ejemplos, entre los que destacan los producidos de forma inconsciente en cauces em-
pleados como caminos, en los que se han practicado atajos, a modo de cortas que el
curso fluvial ha aprovechado también para acortar su trayecto durante las avenidas.

Figura 80. Curso bajo de la Yasa Agustina (Aldeanueva de Ebro, La Rioja) con
una rectificación de cauce para su paso sobre el canal de Lodosa.

Figura 81. El paso frecuente de vehículos ha generado dos acortamientos de


meandro en la rambla de la Alhóndiga (Terrer, Zaragoza).

Figura 82. Tramo de rambla transformado en campo de cultivo con diferentes


rectificaciones y estructuras (barranco de Balsones, Nigüella, Zaragoza).
46 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Plantaciones y cultivos en el cauce


En algunos cauces efímeros se han introducido cultivos aprovechando la proxi-
midad del freático y a pesar de la pedregosidad del sustrato. Esto es más frecuente en
cauces de tipo “val”, con predominio de materiales finos, aparentemente desconec-
tados de la red fluvial, pero sometidos a aportes de sedimentos en grandes avenidas
ocasionales. Menos frecuentes y de difícil justificación son algunos casos en los que se
practican plantaciones y repoblaciones dentro del cauce. Su objetivo parece ser esta-
bilizar el lecho, pero su efecto puede resultar muy negativo en eventos extremos pos-
teriores, además de generar procesos de estrechamiento, simplificación e incisión y
otros efectos geomorfológicos aguas abajo.

En La Rioja se han practicado en los últimos años varias actuaciones de planta-


ción en cauces efímeros y temporales: en la figura 83 el río Jubera en Ventas Blan-
cas. A la derecha (figura 84) el río Linares en Igea. Abajo a la izquierda (figura
85) el río Leza en Murillo, y a la derecha (figura 86) el arroyo Reajo (Arnedillo).

Figura 87. Rambla de Vertiente de Guardiola (Murcia) cultivada y con cañas. Fi-
gura 88. Aterrazamientos en la rambla de Librilla (Murcia).
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 47

Figura 89. Curso alto-medio de la Yasa Agustina (Autol, La Rioja) con plantacio-
nes en cauce, que han incrementado la incisión del lecho activo.

Figura 90. Islas estabilizadas por plantaciones en el barranco de la Nava (Aguilar


del Río Alhama, La Rioja).

Figuras 91 y 92. Olivos en las ramblas Coronadas (izda.) e Ibarzo (dcha.) en Me-
sones de Isuela (Zaragoza).
48 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Pastoreo

En muchos cursos efímeros hemos observado huellas de paso de ganado y


de aprovechamiento para el ganado ovino y caprino de las plantas colonizadoras
del cauce. Los impactos se refieren al pisoteo y a la alteración de las comunida-
des vegetales.

Pastoreo en el barranco de Tudela (Bardenas, Navarra) (figura 93) y en la rambla


de Valdelentisco (Mazarrón, Murcia) (figura 94).
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 49

Invasiones de cañas

En todo el ámbito mediterráneo peninsular se extiende la invasión de la caña


(Arundo donax) en todos los tipos de cauces de cursos permanentes y efímeros.
En algunos cursos la colonización del lecho es total, impidiendo la movilidad de
los materiales aluviales y ocupando el espacio de las especies autóctonas.

Figuras 95 y 96. Invasión de cañas en el cauce de la rambla de Vall d’Uixó (Cas-


telló) y en el barranco Salado de Muel (Zaragoza)

Figura 97. El tratamiento de eliminación de la caña consiste en el recubrimien-


to con material plástico negro durante al menos 10 meses. Figura 98. De forma
incomprensible se realizan algunas plantaciones de cañas con fines defensivos en
orillas de cursos efímeros, como este caso en la rambla de Cariñena (Zaragoza).
50 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Otras acciones y usos del territorio

A todo lo expuesto hay que añadir otras muchas acciones humanas, que son
responsables del cambio global en las cuencas de los cursos efímeros (alteración
y eliminación de la vegetación, abandono y cambio de usos, deforestación, refo-
restaciones, incendios, urbanización, etc.) y que van modifcando los cauces, así
como otras actuaciones locales (sobreelevaciones del terreno, recolección, caza,
actividades de recreo, etc.), que generan afecciones más directas de mayor o me-
nor importancia.

Figura 99. Muchos cursos efímeros se están extinguiendo en el territorio, aunque


pueden recuperar el flujo en eventos extremos. En este caso es difícil visualizar la
rambla en el campo de cultivo (Épila, Zaragoza).
3
Indicadores de resiliencia, evaluación y
criterios para la gestión y restauración
Carmelo Conesa García, Alfredo Ollero, Askoa Ibisate,
María Rosario Vidal-Abarca, María Luisa Suárez, Pedro Pérez Cutillas,
Rafael García Lorenzo, Valeria Pirchi, Yilena Hermoso,
Sergio Sanmartín y Alberto Martínez Salvador

3.1. Indicadores de resiliencia geomorfológica y ecológica en cursos efímeros

Se entiende por resiliencia la capacidad de un sistema para absorber posibles alte-


raciones y reorganizarse, mientras se somete a cambios para mantener esencialmente
la misma función, estructura, identidad y retroalimentación (Walker et al. 2004). Se
puede superar un umbral de estabilidad geomorfológica de un cauce efímero frente a
alteraciones intrínsecas al mismo o variables externas (Schumm, 1979). Normalmen-
te este tipo de resiliencia va acompañado de la resistencia o dificultad que los cur-
sos efímeros oponen ante la modificación de una situación de equilibrio geomórfico
por causa de procesos naturales o acciones antrópicas (Thoms et al. 2018). En gene-
ral, todos los tipos de equilibrio referidos a sistemas geomorfológicos fluviales pue-
den aplicarse a los ríos intermitentes y cursos efímeros (IRES), teniendo en cuenta
las peculiaridades de su funcionamiento, irregular y discreto en el tiempo, a través de
sucesos hidrológicos concretos de diferente magnitud: 1) equilibrio estático, cuando
un equilibrio de tendencias da como resultado una condición estática, un estado sin
cambios; 2) equilibrio estable, caracterizado por la tendencia de un sistema a mover-
se hacia una condición de equilibrio anterior, es decir, a recuperarse después de ha-
ber sido alterado por factores externos; 3) equilibrio inestable, donde una pequeña
alteración conduce a un cambio mayor y, por lo general, al logro de un nuevo equi-
librio estable; 4) equilibrio metaestable, cuando el sistema permanece relativamente
estable durante un largo período de tiempo, a pesar de sufrir leves alteraciones que
tienden a modificarlo; 5) equilibrio en estado estacionario, en el que las propiedades
del sistema son invariantes a una escala de tiempo dada, pero puede oscilar alrede-
dor de un estado medio debido a la presencia de variables que interaccionan entre
sí; 6) equilibrio dinámico, considerado como un estado de distribución de energía al
que siempre se llega rápidamente en respuesta a un equilibrio energético cambian-
te (Leopold y Langbein, 1962). En este caso, las fluctuaciones producidas dentro de
52 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

un rango de situaciones de equilibrio, en relación con una condición del sistema en


constante cambio, pueden tener una trayectoria de estados no repetidos con el tiem-
po (Thorn y Welford, 1994).
La morfología de los IRES, y en particular de los cursos efímeros específicos de
áreas semiáridas (SAES), refleja la influencia de variables muy diversas que operan a
múltiples escalas (Schumm, 1998). Ante condiciones topográficas y litológicas simi-
lares, la más importante de ellas es el régimen climático predominante, que condicio-
na sensiblemente el desarrollo de la cubierta vegetal y de los tipos de suelos, y sobre
todo la magnitud y variabilidad de los caudales de avenida. Tales variables intervie-
nen de forma combinada, determinando otras variables directamente implicadas en
la conformación del propio cauce: suministro y transporte de sedimentos, textura de
los materiales del lecho y márgenes, y balance entre erosión y sedimentación. Todas
ellas interactúan a distinta escala espacial y temporal, afectando continuamente al
modelo de cauce en planta, a la forma de la sección transversal de éste, a los proce-
sos de incisión y acreción vertical del lecho, a la pendiente y perfil de equilibrio y a la
dinámica morfológica del lecho. En la medida que dichas escalas y variables partici-
pan en la dinámica propia de estos sistemas, también pueden utilizarse como indica-
dores geomórficos de la capacidad de resistencia y recuperación de una situación de
equilibrio previa.

Sensibilidad y resistencia geomorfológica

Los cursos efímeros son particularmente sensibles a las alteraciones huma-


nas directas (por ejemplo, a la construcción de presas, escolleras, canalizaciones,
etc.) (Surian y Rinaldi, 2003; Conesa-García y Pérez Cutillas, 2014; Dufour et al.,
2015), pero presentan una extraordinaria variabilidad en su resistencia a cambios
ambientales paulatinos o progresivos (por ejemplo, al cambio progresivo del cli-
ma o de la cubierta vegetal). Calle et al. (2017) y Sanchis-Ibor et al. (2017) com-
probaron en sus respectivos estudios de las ramblas de la Viuda y del Palancia
que ambos cursos efímeros mostraron una alta sensibilidad geomorfológica ante
los efectos inmediatos de las extracciones de áridos en la carga de sedimentos de
avenidas importantes, una apreciable resistencia en condiciones previas de ma-
yor estabilidad y una recuperación posterior algo más lenta. Los cauces efímeros
mediterráneos han estado sometidos durante más de dos mil años a actuaciones
que han hecho cambiar su grado de ajuste, dependiendo de la magnitud de la in-
tervención, de las características preexistentes y del ritmo de ocurrencia de suce-
sos hidrológicos extremos.
Los SAES son dueños de su propia eficiencia hidráulica cuando discurren por te-
rrenos aluviales, en los que muestran formas de cauce abierto y poco profundo, des-
de el tipo artesa hasta amplias secciones someras, que terminan difuminándose en
la llanura. En estos entornos, la resistencia resulta del efecto combinado de la forma
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 53

en planta del cauce, la geometría del cauce, el tamaño/configuración del material del
lecho, y la densidad y tipo de cubierta vegetal en el cauce principal y lecho activo de
inundación (Fryirs y Brierley, 2013). En cambio, la sensibilidad del cauce en un tra-
mo refleja la facilidad con la que éste puede realizar el ajuste (es decir, el modo en que
el tramo tiende a ajustar su forma para resistir el cambio) y la proximidad a las con-
diciones de umbral crítico:

sensibilidad = capacidad de ajuste + proximidad a un umbral crítico

Por lo general, las ramblas suelen ser bastante sensibles a las alteraciones y pueden
adaptarse fácilmente a ellas como parte de su capacidad natural de adaptación, pero
son sistemas geomórficos propensos a cambios drásticos si se traspasan umbrales im-
portantes (por ejemplo, avenidas extremas torrenciales). Su recuperación rara vez re-
fleja un proceso ordenado, progresivo y sistemático. Los componentes de este tipo de
sistema se ajustan de diferentes maneras y a tasas variables, de modo que los tramos
individuales experimentan transiciones entre diferentes estados en diferentes mo-
mentos (Fryirs y Brierley, 2013). No obstante, cuando la aproximación a dicho um-
bral crítico se produce de forma más lenta y progresiva (por ejemplo, trayectoria in-
mersa en un proceso de cambio climático) los tramos más resistentes de las SAES, en
particular los de lecho de grava, muestran un comportamiento más resiliente, siendo
capaces de responder al cambio mediante ajustes que operan como mecanismos de
retroalimentación negativa. En este escenario, la estabilidad se mantiene a medio y
largo plazo debido a la naturaleza autorreguladora del sistema, que tiende a absorber
gran parte del impacto externo.

Indicadores de resiliencia geomorfológica

Perfil de equilibrio

Los cambios de caudal (Qw) aguas abajo influyen en la curvatura del perfil lon-
gitudinal del canal. La ecuación de Wolman y Leopold (1960) para la condición de
equilibrio de un cauce bankfull establece que los incrementos de Qw contribuyen a
los perfiles cóncavos (Leopold y Maddock, 1953; Sinha y Parker, 1996), mientras que
las reducciones aguas abajo en Qw contribuyen a la convexidad del canal. En este
sentido, los cursos efímeros comúnmente muestran una notoria reducción de Qw a
lo largo de su trayecto (Martín-Vide et al., 1999; Bull, 2007), a menudo asociado con
un perfil rectilíneo (Powell et al., 2012; Ferrer-Boix. 2016) o ligeramente convexo
(Heede, 2004). La disminución del caudal aguas abajo en este tipo de cursos se halla
en muchos casos relacionada con las altas tasas de permeabilidad que presentan sus
lechos granulares, especialmente los de arenas y gravas. El resultado es una pendiente
constante en gran parte del perfil.
54 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Pendiente de equilibrio

Se entiende por pendiente de equilibrio en un IRES aquella que equilibra los cau-
dales líquidos y sólidos atribuibles a los sucesos de avenida ocurridos durante un pe-
riodo dado. También puede considerarse a la pendiente como la variable que consi-
gue restablecer un equilibrio perdido (Martín Vide, 1997). Procesos de erosión regre-
siva o progresiva, provocados por acciones directas en el lecho, tienden a disminuir
la pendiente si se mantiene aguas abajo un nivel de base fijo o estable, hasta recupe-
rar la pendiente inicial del lecho y alcanzar de nuevo el estado de equilibrio previo
(como se observa en la figura 100). Este es el caso del rebajamiento del lecho causado
por extracciones de áridos en la rambla de Béjar, que provocó asimismo aguas aba-
jo un reajuste de la pendiente y el desmantelamiento de las zapatas de los pilares que
sustentaban el puente de la autovía A7 a su paso por dicha rambla. Por el contrario,
un incremento de la deposición bajo las mismas condiciones puede aumentar la pen-
diente del tramo afectado.

Figura 100. Erosión regresiva producida por un cambio del nivel de base local en la Rambla
Salada, afluente del río Segura por su margen derecha. El desnivel del lecho tenderá a
suavizarse conforme la erosión vaya remontando en dirección aguas arriba hasta alcanzar
el equilibrio del fondo, momento en el que el lecho recuperará su estabilidad y una nueva
pendiente de equilibrio.
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 55

Lecho de equilibrio

Puede considerarse que el lecho de un curso efímero está en equilibrio cuando, tras
una avenida, mantiene su misma cota de elevación, independientemente de la magni-
tud de su caudal y transporte de sedimentos. En dicho equilibrio intervienen variables
muy diversas, entre las que Lane (1955) destaca el caudal de agua unitario, el caudal
sólido unitario de fondo, la pendiente longitudinal y el tamaño predominante de los
sedimentos. Cualquier cambio que afecte a una o varias de estas variables en un suce-
so determinado supone una alteración del equilibrio preexistente, haciendo necesario
un efecto compensatorio en sucesos posteriores. Cuando el caudal líquido y la carga
de fondo no se hallan en equilibrio en una avenida determinada el IRES puede experi-
mentar un déficit en el transporte de sedimentos de fondo o por el contrario un exceso.
En el primer caso, la erosión transitoria no suele ser compensada por la deposición y
ello conlleva la incisión del lecho. En el segundo, el cauce sufre una sobrealimentación
y acreción sedimentaria vertical. Dicho equilibrio depende también de la pendiente del
cauce y del tamaño de las partículas transportadas. El balance positivo o negativo en-
tre caudal sólido y líquido puede ser equilibrado en el transcurso de varios sucesos por
una adaptación de la pendiente longitudinal y del tamaño característico del sedimento.
De esta forma, es muy frecuente observar que los tramos altos de ramblas y rieras, do-
tados de una mayor pendiente, muestran los lechos de textura más gruesa, y viceversa,
los tramos inferiores tienen menor pendiente y material más fino.

Relación entre DMR y competencia de las corrientes de avenida

Las ratios morfológicas adimensionales (DMR) del cauce pueden constituir otro
indicador de resiliencia en los SAES si se relacionan con el balance entre energía de
la corriente y energía crítica a escala de suceso. Normalmente han sido aplicadas en
sistemas de clasificación de cursos de agua y proyectos de restauración fluvial, pero
también reflejan la tendencia de los ajustes morfológicos dentro de una escala tempo-
ral. Dependiendo de dichas ratios y de la dinámica actual del SAES puede inferirse si
la tendencia observada en él puede ser frenada, e incluso revertida, o, por el contra-
rio, se mantiene firme en la búsqueda de un nuevo equilibrio.
Los cursos efímeros tienen dinámicas extraordinarias que están fuertemente con-
dicionadas por cambios en el clima, la cobertura del suelo y los impactos humanos.
La variabilidad en las proporciones morfológicas adimensionales (DMR) se puede
utilizar como un indicador apropiado de este dinamismo a diferentes escalas, tanto
temporal como espacialmente. Comúnmente se asume que los cambios en las ratios
de anchura-profundidad (WDR) y de incisión (IR) a menudo corresponden a accio-
nes humanas. Sin embargo, en algunos casos, el índice de encajamiento (ER) refleja
una desconexión con el llano aluvial anterior al asentamiento humano, que implica
un proceso de ajuste a largo plazo.
56 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Ratio anchura-profundidad del cauce (WDR). Esta ratio, obtenida al dividir la anchura to-
tal del cauce bankfull por la profundidad promedio del mismo, suele reflejar la magnitud
del flujo y de la carga de sedimentos a lo largo del tiempo (WSDNR, 2004; Rosgen, 1996).
Por tanto, en nuestro caso, constituye un indicador útil para expresar la competencia de la
corriente y la capacidad de transporte durante los caudales de avenida responsables de la
forma de cauce activo actual. En otros estudios, el WDR también se ha considerado una
función de la textura del sedimento dominante en el perímetro del cauce (Schumm, 1960;
Richards, 1982) y las condiciones de los límites (restricciones geológicas, valle inclinado,
sustrato del lecho y vegetación ribereña) que controlan la forma de un tramo determina-
do (Charlton, 2008). En tales condiciones, el WDR se ajusta por el balance entre erosión y
sedimentación dentro del cauce, lo que provoca la acumulación o degradación del lecho
y el desplazamiento de los márgenes (Simon y Castro, 2003).
Ratio de encajamiento (ER). Este indicador, o ratio entre la anchura del área poten-
cial de inundación y la anchura total bankfull, representa en el caso de los IRES la
contención vertical del cauce principal y la capacidad de su llano activo de inunda-
ción para laminar los caudales de avenida. Según Rosgen (1997), durante las inun-
daciones, los tramos muy encajados pueden contener todo el flujo dentro del propio
cauce y no derramarse sobre la llanura aluvial. En tramos moderadamente encajados,
las aguas altas extraordinarias pueden cubrir gran parte del área propensa a inunda-
ciones, mientras que los tramos fluviales que muestran escaso o nulo encajamiento
conectan su llanura aluvial directamente con los flujos altos ordinarios. Las SAES, y
en particular los cursos efímeros costeros de corto recorrido y lechos de gravas, sue-
len presentar tramos representativos de las tres modalidades: encajados en cabecera,
a menudo en formaciones de abanicos aluviales, encajamiento moderado en el tramo
medio con forma del cauce en artesa y fondo plano y zona de derrame no encajada
en torno a la desembocadura. Los valores de ER pueden atribuirse a muchos factores,
incluidas las variaciones climáticas, el rebajamiento tectónico local del nivel de base
y los impactos humanos (Bull, 1997), siendo la causa más inmediata el aumento de la
erosión provocado por un incremento de caudal y radio hidráulico en secciones con
materiales de baja resistencia mecánica a la erosión.
Ratio de incisión (IR). La IR, definida como la relación entre de altura del margen
más bajo y la profundidad máxima bankfull (Rosgen, 1996), es un indicador geo-
mórfico más sensible de la degradación actual y reciente del lecho que ER. Como la
llanura de inundación es más ancha que el cauce bankfull, se requiere una incisión y
un caudal formativo mayores para producir cambios significativos en ER. Cualquier
cambio en ER generalmente implica cambios más sustanciales en IR y estará sujeto a
cambios de inundación con tiempos de retorno más largos (inundaciones ≥ 50 años).
Una ratio de incisión próxima a 1 indica estabilidad del lecho durante las últimas fa-
ses de formación del cauce bankfull. Por el contrario, los valores de IR superiores a 1
reflejan procesos recientes de reducción o degradación del lecho, que pueden ser re-
levantes (1,5 < IR < 2) y muy intensos (IR > 2).
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 57

Las DMR combinadas con el trazado del cauce y el balance energético de la co-
rriente a escala de suceso pueden proporcionar una información más adecuada para
determinar la resiliencia y grado de ajuste morfológico de los SAES. Conesa-García
et al. (2019) adoptaron este criterio en el Alto Mula (cuenca del Segura) para iden-
tificar tramos con diferente grado de resistencia y sensibilidad. Estos autores calcu-
laron el excedente medio de energía de la corriente (ε) como la energía media de la
corriente (ω) menos la energía crítica (ωc), asociada a la pendiente y al tamaño de las
partículas del lecho (Parker et al., 2011). En concreto, comprobaron que los ajustes
morfológicos menores se produjeron durante sucesos de baja energía (valores ε in-
feriores a 30 W m-2) en secciones transversales moderadamente incididas con enca-
jamiento incipiente o nulo y WDR moderada a lo largo de tramos de curva (BS), y
en secciones transversales muy incididas y encajadas con WDR moderada a alta a lo
largo de tramos de cauce rectilíneos (SS). En cambio, los tramos rectilíneos o poco
sinuosos, de lecho granular, poco encajados, pero sometidos a una fuerte incisión ac-
tual, se mostraron más sensibles en condiciones de energía similares, y anotaron los
cambios más significativos en grandes avenidas (flash floods) durante las que se su-
peró el umbral ε de 250 W m-2.
La consideración adicional del índice de estabilidad relativa del lecho (RBS) como
criterio de estabilidad, permitió observar en este caso dos patrones ω con estadísti-
cos muy diferentes para lechos estables e inestables, independientemente del grado
de incisión: (1) un patrón de lechos granulares inestables (RBS < 1) cuya mediana ω
se sitúa en torno a 150 W m− 2, con σ > 50 W m− 2; y (2) un patrón de lecho relativa-
mente estable, cuya mediana ω y σ disminuyen a medida que aumenta el grado de es-
tabilidad. Además, pudieron constatarse patrones relacionados con la magnitud del
rango de 35-300 W m− 2 acordes con las ratios de incisión. En los sub-tramos menos
incididos, pero con formas de lecho más inestables, la mediana ω dentro de este ran-
go fue mucho más baja que la estimada en condiciones de mayor estabilidad morfo-
lógica (Conesa-García et al., 2019).
La capacidad de un tramo de cauce efímero para absorber (resistir y recuperarse)
alteraciones está relacionada con umbrales geomórficos en sucesos de avenidas dis-
cretos en el tiempo. Los cambios en un cauce ocurren cuando se exceden los umbra-
les relacionados con la energía de la corriente o el régimen de flujo y de sedimentos
(Schumm 1979). La morfología de un determinado tramo es susceptible de cambio
(por tanto, sensible al cambio) cuando está próxima a un umbral geomórfico crítico
impuesto por una perturbación (Brewer y Lewin 1998; Schumm, 1969, 1979). En tal
situación, la resistencia al cambio es baja y se produce un ajuste del cauce acorde con
la magnitud de la alteración. La recuperación puede ser lenta o rápida, a través de la
adaptación de las distintas unidades morfológicas que conforman el cauce (Fryirs y
Brierley, 2013) y de la colonización y desarrollo de la vegetación (Dollar et al. 2007).
El umbral de energía de la corriente para la estabilidad en el tramo efímero inferior
del Alto Mula difirió del sugerido por otros investigadores para las corrientes peren-
58 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

nes con lecho de grava. En particular, las secciones transversales con lecho más esta-
ble (RBS < 1) y caudal bankfull el valor mínimo ω requerido para la degradación del
lecho excedió los 80 W m− 2.
En condiciones de mayor competencia de flujo (1 < RBS < 2), este valor varió de 33
W m− 2 en tramos de cauce moderadamente incidido (1< IR < 2) a 42 W m− 2 en tra-
mos de alta incisión (IR > 2). El umbral de 300 W m− 2, sugerido por Magilligan (1992)
para importantes ajustes morfológicos con erosión, fue superado en el 16% de los casos,
aunque alrededor de un tercio de ese porcentaje se produjo en secciones con un lecho
muy estable. Estos lechos estables generalmente se caracterizan por afloramientos loca-
les de sustrato rocoso o están compuestos por guijarros y bloques gruesos que se movi-
lizan solo en eventos grandes. En estos casos, se observó una clara influencia del acora-
zamiento del lecho en la estabilidad del cauce, en concordancia con el comportamiento
de cauces efímeros con alternancia de lecho granular aluvial y sustrato cohesivo (Wit-
tenberg et al., 2007; Conesa-García et al., 2007). Estos resultados parecen confirmar la
existencia de ajustes morfológicos actuales (una desaceleración de los procesos de so-
cavación al aumentar el acorazamiento del lecho y el ensanchamiento del cauce) dife-
rentes de los desarrollados en una etapa anterior que fueron responsables de la incisión
profunda y el encajamiento (Conesa-García et al., 2020a). Tales resultados fueron con-
sistentes con los obtenidos al relacionar la ratio de energía media de la corriente (ω) vs
energía crítica de resistencia (ωc) (ω/ωc) y el gradiente medio de energía (∂ω/∂s) para
diferentes rangos de DMR en cada clase de tramo. Las secciones transversales con valo-
res moderados de incisión y W/D, y encajamiento insignificante o nulo, a lo largo de los
sub-tramos curvos, fueron frecuentemente objeto de caudales bankfull con una capaci-
dad de transporte de sedimentos baja a moderada, que produjeron estabilidad del lecho
y ajustes morfológicos menores. Los valores de balance energético más altos mostraron
una mayor dispersión y correspondieron a secciones transversales menos encajadas
e incididas con tendencia a un ensanchamiento del cauce. Resultados similares obtu-
vieron Yochum et al. (2017) al constatar una mayor respuesta y ajuste morfológico en
cauces no confinados de acuerdo con el incremento de la energía de flujo unitario (ω).

Umbrales de energía y ajustes morfológicos

En particular, la variabilidad morfológica espacial y temporal en SAES, como una fun-


ción de las variaciones en la energía de las aguas de avenida, ha sido poco estudiada (Le-
vick et al., 2008; Ortega et al., 2014). Sutfin et al. (2014) propusieron una ordenación de
escala multidimensional no métrica, basada en variables geométricas e hidráulicas: rela-
ción anchura-profundidad (W/D), gradiente de la lámina de agua (S), energía de la co-
rriente (Ω) y tensión de corte (τ). Otros autores relacionaron los ajustes morfológicos en
este tipo de cursos efímeros con cambios sistemáticos en la ratio energía media de la co-
rriente (ω)/energía crítica de resistencia (ωc) (ω/ωc) (Bull, 1997) y, por tanto, en la efi-
ciencia de transporte, asociada con el gradiente medio de energía de la corriente (∂ω/∂s)
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 59

y el exceso de energía (Conesa-García et al., 2020a). Recientemente, en el marco del pro-


yecto CCAMICEM, Conesa-García et al. (2020b, 2021) han propuesto un enfoque meto-
dológico para evaluar, a escala de eventos, las relaciones entre los flujos de sedimentos y
la energía de las aguas de avenida a lo largo de un cauce efímero de gravas (Rambla de la
Azohía, Murcia), combinando Modelos Digitales de Muy Alta Resolución (VHRDTM),
proporcionados por SfM-MVS y TLS, y un modelo hidrodinámico 1D calibrado median-
te información de campo. Entre los resultados obtenidos destacan los siguientes:

Figura 101. Umbrales de caudales pico asociados a diferentes clases de ajustes morfológicos
durante las avenidas simuladas con GeoWEPP para los tramos alto, medio y bajo de la
Rambla de la Azohía (período 1996-2020): (a) cambios morfológicos mayores, que afectan a
la totalidad del cauce (nivel bankfull y lecho activo de inundación); (b) cambios moderados
(formas locales de incisión y acreción vertical del lecho, y socavado basal del margen); (c)
ajustes menores limitados al lavado superficial del lecho por transporte selectivo y pequeñas
variaciones en las formas del lecho activo. Fuente: Proyecto CCAMICEM (2018-2021).
60 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Los eventos mayores, con caudales pico superiores a 30 m3 s-1, registraron los va-
lores más altos de energía de la corriente (ω > 300 Wm-2) (figura 101) y una gran va-
riabilidad espacial tanto en el gradiente medio de energía (σ > 6 Wm-2/m) como en el
exceso de energía (σ > 80 Wm-2). Estos flujos movilizaron una gran cantidad de carga
de lecho, lo que provocó una notable erosión transitoria y una acumulación vertical
general. Específicamente, se comprobó que los caudales que exceden el caudal bank-
full total tienden a producir acreción sedimentaria vertical (0,20 a 0,35 m para un
caudal punta de 31 m3 s-1), después de haber movilizado una gran cantidad de carga
de lecho aguas arriba. Durante este proceso se produjeron grandes variaciones en el
gradiente de energía de la corriente (−15 < ∂ω/∂s <15 Wm-2/m) y un alto excedente
medio de energía (ratios ω/ωc medias > 2 para el mismo evento). Por el contrario,
los valores de ω de 35 a 150 Wm-2 se asociaron a la eliminación de depósitos de mar-
gen y cambios moderados en las barras bajas activas (figura 101). La degradación del
lecho dominó especialmente en las zonas laterales, debido a la rotura de taludes y al
desplazamiento de las barras de grava intermedias. Por el contrario, los caudales pico
moderados (10-20 m3 s-1), en las etapas subbankfull, produjeron principalmente pro-
cesos de lavado superficial, transporte selectivo, socavación basal y destrucción par-
cial de barras bajas activas.

La dinámica morfosedimentaria como indicador de resiliencia geomorfológica

El grado de mantenimiento o recuperación de un tipo de cauce puede abordarse


como un indicador de resiliencia a nivel de cuenca (Fryirs y Brierley, 2013). Sin em-
bargo, a escala de tramo, los cambios en la disposición, interconexión y composición
de las geoformas del lecho (por ejemplo barras, rápidos, pozas y sectores interbarras)
y los cambios en la textura de los materiales del lecho en respuesta a alteraciones del
sistema fluvial suelen estar más relacionados con la distribución granulométrica ini-
cial del sedimento, las variaciones espacio-temporales de la carga de fondo y la mor-
fología del cauce (Thorp et al., 2006; Poole 2010; Elosegi y Sabater 2013; Conesa-Gar-
cía et al., 2020b). A ambas escalas, formas del lecho y naturaleza del sustrato, el con-
cepto de resiliencia alcanza una mayor importancia y aplicabilidad ecogeomorfológi-
ca. Así lo han reconocido diversos autores al destacar que dichos ámbitos representan
un hábitat físico crítico para la biota y los ecosistemas ripícolas (Fuller et al., 2019), al
tiempo que influyen de forma integrada y decisiva en la respuesta global del cauce a
alteraciones del mismo dentro de un equilibrio dinámico (Fryirs y Brierley, 2013). El
comportamiento diferencial de estas formas de lecho, a su vez altamente cambiantes
en los cauces efímeros, implica una resiliencia mixta, capaz de “absorber” gran parte
de la perturbación sin un cambio sustancial en la forma general del cauce.
En función de su actividad y ritmo de ajuste dentro de los cauces efímeros pue-
den coexistir formas de lecho muy diferentes, desde barras activas, carentes de vege-
tación, y extremadamente cambiantes, hasta zonas de sustrato rocoso cohesivo y ba-
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 61

rras altas aluviales fitoestabilizadas. Las barras sumergidas de forma esporádica por
avenidas de magnitud moderada y alta suelen aparecer comúnmente colonizadas por
asociaciones vegetales características, con predominio de matorrales y arbustos, que
reflejan dichas condiciones hidrológicas y la naturaleza de los materiales granulares
sobre los que se asientan. La combinación de procesos erosivos y de deposición, que
favorecen, amortiguan o impiden su desarrollo determinan la respuesta potencial de
cada unidad morfosedimentaria en particular. Bajo dicho criterio, se pueden inferir
relaciones de magnitud-frecuencia de formación y reelaboración de tales unidades.
La densidad y tipo de vegetación observados sobre cada forma permitirán detectar
su grado de sensibilidad/resiliencia frente a alteraciones del régimen hidrológico o
cambios en la energía media de la corriente en sucesos extremos. Cada vez son más
numerosos los estudios (Calle et al., 2017; Conesa-García et al. 2020b; Ibisate et al.,
2021, entre otros muchos), que analizan este tipo de relaciones entre formas de le-
cho, vegetación y capacidad de ajuste (sensibilidad para sufrir alteraciones: conexión
de unas barras con otras, acreción vertical o lateral de las mismas por un incremento
en la deposición; o reelaboración parcial, desagregación y destrucción de una unidad
geomórfica por erosión).
La mayoría de los SAES discurren por formaciones aluviales (glacis, abanicos y
llanos aluviales) con un trayecto parcialmente confinado, que puede condicionar lo-

Figura 102. Tramo bajo de la Rambla de las Moreras con lecho de gravas y cantos, fuerte
carga de fondo y erosión lateral. Rambla litoral murciana dotada de una importante fuente de
sedimentos gruesos en terrenos metamórficos de cabecera.
62 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

calmente su capacidad de ajuste. La presencia de sustrato rocoso en determinados


tramos limita el ajuste lateral y vertical del cauce. Sin embargo, lo más frecuente en
medios áridos y semiáridos es la presencia de lechos granulares con alto grado de
acorazamiento y márgenes de material detrítico poco cohesivo, que, dependiendo
de la pendiente del tramo, conforma cauces poco sinuosos anchos y poco profundos
(Schumm, 1961; Scott, 2006) (figura 102). Este acorazamiento del lecho se debe ge-
neralmente a un alto suministro de sedimentos de todos los tamaños, la rápida rece-
sión de los hidrogramas de avenidas repentinas y los períodos prolongados sin flujo
(Reid y Laronne, 1995). También puede contribuir al ensanchamiento del cauce en
largos tramos de SAES la escasa o nula presencia de cubierta vegetal en los márgenes
(Reid y Frostick, 1997).
La distribución de las unidades geomorfológicas está muy influida por la pen-
diente local del lecho. En tramos altos, de cabecera (por ejemplo, encajados en
abanicos aluviales), las aguas de avenida desarrollan una alta energía y la pendien-
te juega un papel importante determinando el grado de ajuste y resistencia de las
formas del lecho en función de su proximidad al umbral de recuperación del perfil
longitudinal previo. Suele tratarse de cauces rectos o poco sinuosos, estrechos y re-
lativamente profundos, donde los procesos de incisión vertical predominan sobre
los de erosión lateral. Estas condiciones limitan la capacidad del cauce para ajustar-
se lateralmente de modo que la gama de las formas de lecho resulta también muy
limitada.
En cambio, los tramos bajos, de escasa pendiente, lateralmente no confinados, y
por tanto normalmente sometidos a corrientes esporádicas de baja energía, presen-
tan un mayor desarrollo lateral siendo, sensibles a ajustes laterales y a variaciones en
la forma y grado de conexión de los depósitos. En estos casos las condiciones de baja
energía facilitan la disipación de las aguas de avenida y la acreción sedimentaria, me-
diante la sucesión de depósitos con secuencias sedimentarias de tendencia granode-
creciente. Estos tramos, moderadamente resistentes, tienen una capacidad de ajuste
localizada. La cubierta vegetal suele colonizarlos con mayor facilidad e incrementar
su resistencia al cambio, sobre todo en las barras más estables. Los tramos medios, ca-
racterizados por una mayor movilización de la carga sedimentaria y variaciones más
frecuentes en la cota del lecho, son propensos a ajustes verticales, laterales y globales,
y por tanto muy sensibles.

Indicadores de resiliencia ecológica

Los cauces efímeros albergan una amplia variedad de ecosistemas. De hecho, in-
cluyen tanto los propios de cauces estrechos sobre lechos de rocas y de fuertes pen-
dientes como los presentes en cauces muy amplios sobre lecho de arena y escasa pen-
diente, pasando por aquellos otros establecidos en lechos de gravas. La configuración
de esta compleja tipología está marcada por el ámbito topográfico, geológico y climá-
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 63

tico en el que se desarrollan. Así, los cursos efímeros de cauces estrechos y sustrato
duro se localizan en áreas montañosas de rocas duras, mientras que los cauces más
anchos se desarrollan en zonas llanas sobre sustratos más blandos y deleznables. To-
dos ellos tienen en común la ausencia de agua durante la práctica totalidad de la du-
ración del ciclo hidrológico anual (Vidal-Abarca et al., 2020), aunque son los eventos
de avenidas de agua esporádicas los que, finalmente, configuran su morfología.
En la actualidad se está iniciando una línea de trabajo a nivel mundial que pre-
tende analizar las comunidades biológicas que viven en estos ecosistemas y su capa-
cidad de resistencia y/o resiliencia (Steward et al., 2011; 2017; Sánchez-Montoya et
al., 2016; 2017; 2019), cuáles son los procesos ecológicos que los rigen (Merbt et al.,
2016; Arce et al., 2019; Marcé et al., 2019; Von Schiller et al., 2019; Keller et al., 2020)
y cuánto y cómo contribuyen al bienestar humano (Nicolás et al., in press). El nivel
de conocimiento sobre estos aspectos es aún muy incipiente; sin embargo, es posible
hacer algunas consideraciones interesantes, con perspectiva de futuro.
En términos generales, las especies que habitan los cauces efímeros deben ser re-
sistentes o resilientes a las avenidas esporádicas, pero sobre todo a las condiciones
ambientales impuestas por este hábitat (alta insolación, alta fluctuación de la tempe-
ratura ambiental; falta de agua y humedad, etc.).
No todos los cauces efímeros albergan una comunidad vegetal relativamente es-
table. De hecho, tan solo aquellos que conservan un cierto grado de humedad y esta-
bilidad en el lecho son capaces de mantener una comunidad vegetal pero siempre de
origen terrestre. En un reciente estudio sobre las comunidades de plantas de las ram-
blas del sureste de España (Martinez-Yoshino et al., 2021) se analizaron los rasgos
biológicos que caracterizaban las plantas que habitan en ellas. Los resultados mostra-
ron que la vegetación capaz de vivir en estos ecosistemas tenía un claro perfil xerófi-
lo, con la presencia dominante de taxones perennes, de pequeño tamaño, principal-
mente fanerófitas y caméfitas, con hojas de textura blanda, flores pequeñas de colores
claros (amarillo y blanco), agrupadas en inflorescencias y frutos pequeños de colores
pardos; con raíces simples, sin defensas físicas en hojas y tallos, y que utilizan la ane-
mocoria como principal mecanismo de dispersión. Todos ellos rasgos que posibilitan
su supervivencia (resiliencia) en estos ambientes estresados.
Dadas las especiales capacidades adaptativas de las plantas que colonizan los
cursos efímeros, los impactos y alteraciones que sufren tienen más que ver con las
actividades humanas (por ejemplo, extracción de gravas o arena del lecho; canali-
zación de los cauces, etc.) que con las alteraciones hidrológicas (avenidas de agua).
Así, Stubbington et al. (2019) demostraron que las plantas de los cauces secos res-
ponden, entre otros, a la composición de los sedimentos y a los impactos geomor-
fológicos. De hecho, su capacidad de resiliencia depende más de la configuración
y estabilidad morfológica de los cauces efímeros que de sus propios rasgos bioló-
gicos y fisiológicos, ya seleccionados por las condiciones ambientales típicas de es-
tos cauces.
64 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

3.2. Diagnóstico

En los cauces efímeros se asiste con máxima crudeza a un problema generalizado


derivado de la percepción social negativa de los ríos secos, por el mero hecho de no
llevar agua a la vista, además de ser considerados potencialmente peligrosos por su
torrencialidad (Llasat et al., 2008). Esta percepción, totalmente asentada en la socie-
dad, a pesar de la abundancia y carácter autóctono de este tipo de cauces, no ha sido
aún estudiada a nivel psicológico y sociológico, ni ha sido contrastada y cuantificada
científicamente mediante métodos como las encuestas, pero es evidente para muchos
expertos y ha sido debatida en numerosos foros, reuniones y congresos. Se ha llama-
do la atención sobre ello desde la denuncia por el desprecio por las gravas (Ollero et
al., 2011b) y en trabajos que promueven un cambio de mentalidad desde la geomor-
fología para poder abordar la restauración fluvial (Horacio, 2015; Ollero, 2015).
Otro problema, generalizable a la a mayoría de los tipos de cursos fluviales de este
entorno, deriva de las perturbaciones y modificaciones inducidas por acciones huma-
nas. Las medidas de gestión, por ejemplo obras en el cauce o regulación de caudales,
provocan efectos directos como estrechamiento, pérdida de movilidad o sustitución de
especies ribereñas (Sanchis et al., 2019). A estos hay que sumar los cambios indirectos,
asociados a alteraciones en los usos del suelo de la cuenca y cuya repercusión en la pro-
ducción de sedimentos y escorrentía genera nuevas condiciones medioambientales a
las que el sistema fluvial se intenta adaptar (Conesa-García et al., 2007).
Los efectos del cambio climático y global sobre la morfología de los cursos efíme-
ros mediterráneos (CEM) parece que pueden seguir, en algunas regiones, pautas si-
milares a los registrados en las últimas décadas en los ríos de gravas que descienden
de las cordilleras europeas, mucho más estudiados. La acción humana ha acelerado
procesos sinérgicos de incisión, estrechamiento y colonización vegetal que han mo-
dificado considerablemente la morfología y la ecología de numerosos cauces (Ollero,
2011; Martín Vide et al., 2010; Segura y Sanchis, 2013). Todas estas perturbaciones
necesitan ser monitorizadas de forma regional para así comprender mejor y propo-
ner medidas específicas para los CEM.
Ahora bien, la baja frecuencia de los caudales en los cursos efímeros tiene tam-
bién otras implicaciones específicas, que pueden diferenciarlos de los perennes. En
los efímeros, la variabilidad temporal de la magnitud y frecuencia del caudal y la co-
nectividad hidrológica dentro del propio cauce y respecto de su red, explican las di-
ficultades para absorber los impactos y darles una respuesta rápida. Es por ello que
los episodios de avenidas extraordinarias capaces de dar conexión hidrológica y sedi-
mentaria a toda la red adquieren gran relevancia. Es después de estos episodios cuan-
do se observan grandes cambios, que responden a impactos producidos en años o dé-
cadas anteriores. En consecuencia, las respuestas de los cursos efímeros a los cambios
pueden estar diferidas en el tiempo y el espacio con un retardo superior al de los ríos
perennes (Segura, 2014).
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 65

El diagnóstico del estado o situación ambiental de los cursos efímeros puede lle-
varse a cabo a través de índices que reúnen diferentes indicadores hidromorfológi-
cos y ecológicos. De una forma simplificada a partir de la realidad siempre comple-
ja, dichos índices aportan una puntuación, que sirve para evaluar las dimensiones de
los problemas y para comparar los casos concretos entre sí. Hay numerosos índices
de evaluación o diagnóstico de cursos fluviales, en todos los países, aunque son esca-
sos los que pueden ser aplicados a cursos efímeros. Dos índices específicos para es-
tos cursos, el IHG-E y el IAR, han sido diseñados y aplicados por diversos autores de
esta guía.

Índice IHG-E

El índice hidrogeomorfológico IHG (Ollero et al., 2007, 2009, 2011a) ha sido


muy empleado en diferentes trabajos tanto en la Península Ibérica como en Améri-
ca (Ollero et al., 2021a). En los últimos años se ha trabajado en una una versión del
índice adaptada a cursos efímeros (IHG-E), habiéndose aplicado en la cuenca del
Júcar (Ballarín y Mora, 2018) y en el contexto del presente proyecto CCAMICEM
(Sanmartín, 2019; Prados, 2020; Ollero et al., 2021b). No es todavía un índice defini-
tivo, sino que en el proceso de mejora se está trabajando en la comprobación y com-
binación de los resultados con otros indicadores como los de resiliencia geomórfica
(Sanchis et al., 2017; Segura y Sanchis, 2018; Calle, 2018), así como con los indicado-
res hidromorfológicos del procedimiento de muestreo y seguimiento de los sistemas
IDRAIM y SUM y del índice MQI (Rinaldi et al., 2016). De esta manera, el IHG-E
estimado por tramos y su interacción con el resto de indicadores puede ser esencial
a la hora de valorar las capacidades de recuperación de los cauces y de sus tramos; y
el diagnóstico resultante constituirá la base para la definición de medidas de acción.
El índice IHG-E está diseñado en tres bloques de indicadores: calidad funcional
del sistema (tabla 4), calidad del cauce (tabla 5) y calidad del espacio ribereño (tabla
6). En su aplicación se obtiene un resultado general de la calidad hidrogeomorfoló-
gica y también un resultado para cada uno de los bloques analizados. Estos bloques
no tienen el mismo peso en el resultado final del índice, están ponderados según la
importancia asignada a cada uno de estos bloques en el funcionamiento de los cursos
efímeros. Cada uno de los bloques analizados se divide en tres indicadores, también
ponderados según su importancia. Cada uno de los parámetros de análisis (indica-
dores) tiene una puntuación máxima que se alcanza cuando en la evaluación de un
tramo no se detecta ninguno de los impactos que afectan a ese parámetro. La aplica-
ción del índice consiste en restar a la puntuación máxima posible en cada parámetro
la rebaja de puntos que la ficha establece para cada impacto detectado. La puntuación
de cada bloque se halla sumando los tres parámetros que lo componen y la puntua-
ción final de calidad hidrogeomorfológica sumando los tres bloques.
66 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Tabla 4
Valoración de la calidad funcional del sistema

Naturalidad del caudal hídrico

El caudal hídrico circulante responde en su volumen, en su régimen estacional y en sus procesos extremos a
10
la dinámica natural, por lo que el sistema fluvial cumple perfectamente su función de transporte hidrológico
si hay alteraciones muy importantes de caudal, de manera que
se invierte el régimen estacional natural, o bien circula de forma -10
Aguas arriba o en el propio permanente un caudal estable de origen antrópico
sector hay actuaciones humanas
(embalses, derivaciones, si hay alteraciones marcadas en la cantidad y temporalidad del
vertidos, detracciones, pozos, -8
caudal circulante
retornos, trasvases, urbanización
de la cuenca, incendios, si hay variaciones en la cantidad de caudal circulante pero las
-6
repoblaciones, etc.) que modificaciones del régimen estacional son poco marcadas
modifican la cantidad de caudal
circulante y/o su distribución si hay algunas variaciones en la cantidad de caudal circulante pero
-4
temporal se mantiene bien caracterizado el régimen estacional de caudal
si hay modificaciones leves de la cantidad de caudal circulante -2
(catálogo de actuaciones, datos hidrológicos, comprobación en campo)

Naturalidad del caudal sólido


El caudal sólido no presenta retención alguna de origen antrópico y el sistema fluvial moviliza y
20
transporta los sedimentos de forma natural.
si más de un 75% de la cuenca vertiente hasta el sector cuenta con
-3
En la cuenca vertiente y en los retención de sedimentos
sectores superiores del sistema
si entre un 25% y un 75% de la cuenca vertiente hasta el sector
fluvial principal hay presas -2
cuenta con retención de sedimentos
con capacidad de retener
sedimentos si hay presas que retienen sedimentos, aunque afectan a menos de
-1
un 25% de la cuenca vertiente hasta el sector
En los afluentes directos al sector hay presas o elementos con capacidad de importantes -2
retener sedimentos
puntuales -1
En las vertientes del valle a lo largo del sector hay elementos o alteraciones antrópicas importantes -2
que retienen sedimentos o afectan a su movilidad o a su conexión con el cauce
puntuales -1
En el cauce dentro del sector hay una o más presas con capacidad de retener sedimentos -3
En el cauce dentro del sector hay obstáculos (vados, estructuras, si hay varios obstáculos -2
azudes colmatados, restos…) con capacidad de retener
si hay un obstáculo -1
sedimentos
En el sector se registran extracciones de áridos o dragados que importantes y frecuentes -6
reducen la disponibilidad de sedimentos y alteran su movilidad
puntuales -3
En el sector hay sedimentos compactados o removidos por paso de vehículos u otros importantes -2
factores antrópicos, o bien entre los sedimentos hay escombros o elementos no naturales
puntuales -1
(catálogo de actuaciones, cartografía, fotografía aérea, comprobación en campo)
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 67

Funcionalidad en crecida

El cauce y el espacio inundable puede ejercer sin restricción antrópica sus funciones de disipación de
15
energía en crecida, laminación de caudales-punta por desbordamiento y decantación de sedimentos
en más del 20% de la longitud del tramo -3
En el sector hay actuaciones (dragados, extracciones…)
o elementos antrópicos (vados, presas, obstáculos…) entre un 5% y un 20% de la longitud del
-2
dentro del cauce menor que alteran los procesos y flujos tramo
en crecida
en menos del 5% de la longitud del tramo -1
El espacio inundable cuenta con defensas longitudinales
en más del 20% de la en menos del 20% de
que restringen las funciones naturales de laminación,
longitud del tramo la longitud del tramo
decantación y disipación de energía
defensas continuas en ambas márgenes
-6 -3
(canalización)
defensas discontinuas o en una margen -4 -2
defensas alejadas del cauce menor -2 -1
El espacio inundable fuera del cauce tiene usos del suelo (urbanos, industriales) abundantes -4
u obstáculos (defensas, vías de comunicación, edificios, acequias…) que alteran
los procesos hidrogeomorfológicos de desbordamiento e inundación y los flujos de puntuales -2
crecida

El espacio inundable si los terrenos sobreelevados o impermeabilizados superan el 10% de


-2
presenta usos del suelo que su superficie
reducen su funcionalidad si hay terrenos sobreelevados o impermeabilizados aunque no alcanzan
natural -1
el 10% de su superficie

(catálogo de actuaciones, cartografía, fotografía aérea, comprobación en campo)

Valoración de la calidad funcional del sistema


68 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Tabla 5
Valoración de la calidad del cauce

Naturalidad de la forma en planta

La forma en planta del cauce se mantiene inalterada y su morfología presenta los caracteres y dimensiones
5
acordes con las características de la cuenca y del valle y con el funcionamiento natural del sistema
Se han registrado cambios de trazado artificiales y
modificaciones antrópicas directas o indirectas (cambios en más del 10% de la en menos del 10% de
derivados de actividades aguas arriba) de la morfología longitud del sector la longitud del sector
en planta del cauce
si ha habido cambios drásticos (desvíos, cortas…) -5 -3
sí se han registrado cambios menores (retranqueo de
-4 -2
márgenes, pequeñas rectificaciones…)
si hubo cambios antiguos que el sistema fluvial ha
-2 -1
naturalizado parcialmente

(catálogo de actuaciones, cartografía, fotografía aérea, comprobación en campo)

Naturalidad longitudinal y vertical

El cauce es natural y continuo y sus procesos hidrogeomorfológicos longitudinales y verticales son


15
funcionales y naturales
si hay al menos una presa de más de 10 m de
-3
En el cauce hay estructuras que rompen la altura
continuidad longitudinal y alteran la morfología
si hay varios azudes de menos de 10 m de altura -2
del fondo del cauce
si hay un solo azud de menos de 10 m de altura -1
Hay vados y pasos de pistas y caminos que más de 1 por cada 2 km de cauce -6
alteran la continuidad longitudinal del cauce
menos de 1 por cada 2 km de cauce -2
Hay puentes u otros obstáculos menores más de 1 por cada 2 km de cauce -2
que alteran la continuidad longitudinal del
cauce menos de 1 por cada 2 km de cauce -1

en más del 20% de la longitud del sector -4


La topografía del fondo del lecho y la disposición de
los sedimentos muestran síntomas de alteración por entre el 5 y el 20% de la longitud del sector -2
dragados, extracciones, solados, paso de vehículos…
de forma puntual -1
(catálogo de actuaciones, cartografía, fotografía aérea, comprobación en campo)
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 69

Naturalidad transversal

El cauce es natural y tiene capacidad de movilizarse lateralmente, ya que sus márgenes naturales
10
presentan una morfología acorde con los procesos hidrogeomorfológicos de erosión y sedimentación
en más del 50% de la longitud del sector -6
El cauce ha sufrido una canalización total
o hay defensas de margen no continuas o entre un 20% y un 50% de la longitud del sector -4
infraestructuras (edificios, vías de comunicación, entre un 5 y un 20% de la longitud del sector -2
acequias…) adosadas a las márgenes
de forma puntual -1
Las márgenes del cauce presentan elementos no naturales, escombros o notables -2
intervenciones que modifican su morfología natural
leves -1
En el sector se observan síntomas de que la dinámica lateral está notables -2
limitada o no hay un buen equilibrio entre márgenes de erosión y de
sedimentación, pudiendo ser efecto de actuaciones humanas en sectores leves -1
aguas arriba

(catálogo de actuaciones, cartografía, fotografía aérea, comprobación en campo)

Valoración de la calidad del cauce


70 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Tabla 6
Valoración de la calidad de las riberas

Continuidad longitudinal

El corredor ribereño es continuo a lo largo de todo el sector funcional y en ambas márgenes del cauce
5
menor, siempre que el marco geomorfológico del valle lo permita
La continuidad longitudinal de las riberas naturales puede
estar interrumpida bien por usos del suelo permanentes si más del 30%
si menos del 30% de
(urbanización, naves, granjas, graveras, edificios, carreteras, de las
las discontinuidades
puentes, defensas, acequias…) o bien por superficies con discontinuidades son
son permanentes
usos del suelo no permanentes (choperas, cultivos, zonas permanentes
taladas, caminos…).
si el espacio ribereño está totalmente eliminado -5
si hay una margen con el corredor ribereño totalmente
-4 -3
eliminado y en la otra está parcialmente eliminado
si hay una margen con el corredor ribereño totalmente
-3 -2
eliminado y la otra más o menos natural
si el corredor ribereño en ambas márgenes está
parcialmente eliminado -2 -1

(cartografía de usos del suelo, fotografía aérea, comprobación en campo)

Anchura del corredor

El corredor ribereño conserva toda su anchura potencial, de manera que cumple perfectamente su papel
5
en el sistema hidrogeomorfológico.
si la anchura media actual es inferior al 20% de la potencial -5
si la anchura media actual se encuentra entre el 20% y el 40% de la anchura
-4
La anchura del potencial
corredor ribereño
si la anchura media actual se encuentra entre el 40% y el 60% de la anchura
ha sido reducida -3
potencial
por ocupación
antrópica si la anchura media actual se encuentra entre el 60% y el 80% de la anchura
-2
potencial
si la anchura media actual es superior al 80% de la potencial -1

(fotografías aéreas actuales y antiguas (comparación), comprobación en campo)


3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 71

Estructura y naturalidad

En el corredor ribereño se conserva una estructura natural propia de estos ambientes, la naturalidad de
las especies y toda la complejidad y diversidad transversal, no existiendo ningún obstáculo antrópico 5
interno que separe o desconecte los distintos hábitats o ambientes que conforman el corredor.
Hay presiones y elementos antrópicos en el corredor
si se extienden en si se extienden en
ribereño (pastoreo, desbroces, talas, incendios, explotación
más del 25% de la menos del 25%
del acuífero, basuras, carreteras, defensas, acequias, pistas,
superficie del corredor de la superficie del
caminos…) que alteran su estructura y su conectividad
actual corredor actual
transversal.
si las alteraciones son importantes -3 -2
si las alteraciones son leves -2 -1
La naturalidad de la vegetación ha sido si las alteraciones son significativas -2
alterada por especies invasoras o por
repoblaciones si las alteraciones son leves -1

(fotografía aérea, identificación en campo)

Valoración de la calidad de las riberas

Figura 103. Aplicación del índice IHG en los cursos fluviales estudiados en el proyecto
CCAMICEM.
72 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Índice IAR

El Índice de alteración de Ramblas IAR (Suárez y Vidal-Abarca, 2008) fue dise-


ñado para valorar el estado de conservación de las ramblas mediterráneas como res-
puesta a la total ausencia de criterios, por parte de la Directiva Marco del Agua, para
establecer el estado ambiental de los cursos efímeros. Este índice está siendo utiliza-
do en diferentes Demarcaciones Hidrográficas de España, como el Júcar y el Segu-
ra, para establecer el grado de alteración provocado por los impactos antrópicos so-
bre estos cauces. Además el IAR ha sido probado en arroyos secos de la península de
Baja California (México) mostrando su utilidad para cualquier tipo de cauce efímero
(Suárez et al., 2010).
El IAR combina la presencia de presiones/impactos en el tramo del cauce estudia-
do con la capacidad de recuperación del sistema asociada al grado de conectividad y la
naturalidad del ecosistema adyacente. Entre los múltiples y variados impactos humanos
detectados en las ramblas, se incluyen desde los efectos producidos por grandes presas
hasta los que derivan de actividades relativamente poco impactantes como la recolección
de siemprevivas, o de caracoles. En relación con los usos del suelo y la conectividad del
cauce con la ladera, se cuantifica, de forma visual y semicuantitativa, ambas márgenes de
la rambla independientemente. La conectividad valora la continuidad que existe entre la
ladera y el cauce. En cuanto a los usos del suelo, se valoran, en %, el uso agrícola, urbano,
industrial y el natural que incluye tanto las masas boscosas como los matorrales y herba-
zales típicos del ámbito mediterráneo semiárido. En las siguientes tablas 7 y 8 se sintetizan
el protocolo para la aplicación y cálculo del IAR y la hoja de campo.

Tabla 7
Protocolo para la aplicación y cálculo del Indice de Alteración de Ramblas (IAR)

Pasos a seguir Observaciones


Seleccionar un tramo de 100 m de longitud en la Los puentes y caminos utilizados para acceder a la
rambla, si es posible alejado de la zona de acceso al rambla se deben obviar dado que, en sí mismos,
cauce. representan perturbaciones que pueden alterar el
valor de los parámetros a medir.
La hoja de campo incluye dos apartados, cada uno Las hojas de campo incluyen un encabezamiento en
con un objetivo diferente, que deben rellenarse de el que se identifica la rambla, la localidad muestreada
manera independiente. y la masa a la que pertenece.
Consideraciones útiles para rellenar la hoja de campo de las ramblas semiáridas mediterráneas
1-Impactos antrópicos
Se trabaja sobre los impactos detectados en el cauce El valor del impacto es un indicador de la intensidad
de las ramblas. Se trata de analizar tanto la cantidad de la presión y está relacionado con su reversibilidad.
como la intensidad del impacto. Así, el valor de 1 indica que el impacto es fácilmente
reversible y 10 que es totalmente irreversible.
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 73

2- Capacidad de recuperación
Este apartado tiene en cuenta dos aspectos. Por un Se trabaja sobre las laderas a ambos lados de los 100
lado, se calcula la conectividad entre el cauce y la m de rambla seleccionados.
ladera en ambas márgenes de la rambla. En segundo
lugar se cuantifican de forma semicuantitativa
los usos del suelo en ambas márgenes de forma
independiente.
CÁLCULO Y CLASES DE CALIDAD DEL IAR
IAR = 1 + II – CR Rango variación: 0-2

(II) es el Índice de Impacto: II = (Σ Valor de Impacto)/50 Rango variación: 0-1

es el sumatorio de los valores de los impactos detectados corregido por 50. Se ha establecido el valor de 50
como el máximo Índice de Impacto posible, teniendo en cuenta que el máximo valor detectado en el conjunto de
ramblas donde ha sido aplicado es de 40 y ofreciendo un margen para otras ramblas
(CR) es la Capacidad de recuperación del sistema: CR = ((Cmi * Nmi) + (Cmd * Nmd))/2
Donde Cmi = Conectividad de la margen izquierda; Cmd = Conectividad de la margen derecha; Nmi =
Naturalidad de la margen izquierda; Nmd = Naturalidad de la margen derecha Rango variación: 0-1

Es el promedio de conectividad y naturalidad del ecosistema adyacente en ambas márgenes

Conectividad (%) Valor de aplicación


Uso natural del suelo (%)
>75 1,0
50-75 0,75
25-50 0,50
< 25 0,25

CLASES DE CALIDAD DEL IAR

Clases de Calidad Estado de Conservación Valor del IAR


I MUY BUENO < 0.4
II BUENO 0.4 – 0.9
III < BUENO > 0.8

74 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Tabla 8
Hoja de campo para el cálculo del Índice de Alteración de Ramblas (IAR)

HOJA DE CAMPO PARA EL CÁLCULO DEL IAR


Nº: Nombre: Fecha:
Localidad: Hora:
UTM-X: UTM-Y: Altitud (m):
Fotos
PRESIONES/IMPACTOS ANTRÓPICOS
Presencia Valor Presencia Valor
Encauzamiento 10 Canal drenaje 5
Carretera asfaltada 10 Extracción del subálveo 4
Presa > 5m 10 Pozos en cauce 4
Graveras 9 Árboles secos 4
Cultivos en el cauce 9 Presa < 5m 3
Ganado (restos) 9 Residuos sólidos orgánicos 2
Entrada externa de agua 8 Escombros 2
Efluentes líquidos 8 Pesticidas/herbicidas 2
Quema de vegetación 7 Recolección vegetación 1
Caminos en lecho 6 Recolección caracoles 1
Rodaduras moto 6 Caza (restos) 1
Rodaduras coche 6 Σ Valor de Impacto
II = Σ Valor de Impacto)/50
CAPACIDAD DE RECUPERACIÓN
Conectividad
>75 50-75 25-50 <25 Margen izquierdo Margen derecho
cauce-ladera (%)
Valor de aplicación 1,00 0,75 0,50 0,25 Cmi Cmd
Uso natural del
>75 50-75 25-50 <25 Margen izquierdo Margen derecho
suelo (%)
Valor de aplicación 1,00 0,75 0,50 0,25 Nmi Nmd
[(Cmi * Nmi) + (Cmd * Nmd)]/2 CR
CÁLCULO DEL ÍNDICE
IAR = 1 + II - CR
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 75

3.3. Principios, criterios y condicionantes para restauración y una nueva gestión


en cursos efímeros

La falta de antecedentes en la restauración de cursos efímeros y la relevancia de


la geomorfología en su funcionamiento marcan la forma de actuar y llevan a un pri-
mer principio clave, el de gestión adaptativa. Este concepto fue definido por Holling
(Ed., 1978) como el aprendizaje mientras se actúa, mejorando el sistema de gestión
mientras se va aplicando, no dando importancia a un plan previo detallado, sino a la
adaptación progresiva a los procesos naturales basada en el seguimiento, siempre con
la vista puesta en la preservación de los valores ambientales. Esta gestión adaptativa
está por tanto asociada a la sostenibilidad en sentido amplio, así como a los acuerdos
con los agentes del territorio y al monitoreo científico multidisciplinar, todo ello en
cambio permanente, modulando la toma de decisiones.
Otro principio inseparable del anterior es el de gestión ambiental integrada, de ma-
nera que deben combinarse y realimentarse entre sí la propia restauración, la gestión
de riesgos y la ordenación del territorio. En los cursos efímeros este principio es fun-
damental y constituye un gran reto de nuestro tiempo, ya que estos sistemas fluviales
cuentan con una consideración mínima o nula en el territorio y en su planificación,
pero al mismo tiempo son protagonistas de eventos extremos y de graves situaciones
de riesgo, por lo que los proyectos y procesos de restauración deben ser útiles para es-
tas carencias, además de buscar la adecuada recuperación de la naturalidad sistémica.
Como se deduce de las características y funcionamiento de estos sistemas fluvia-
les, expuesta en apartados anteriores, la restauración de cursos efímeros tiene que ser
fundamentalmente geomorfológica y destinada a recuperar la funcionalidad y con
ello los valores tanto hidromorfológicos como ecosistémicos. Y preferiblemente tiene
que ser una restauración pasiva, en la que todo o la mayor parte del trabajo lo pueda
realizar el curso de agua una vez eliminados o controlados los impactos. Estos crite-
rios deberían guiar las propuestas a priori, aunque la propia adaptación de las mis-
mas a lo largo del tiempo puede llevar a optar por posibilidades activas, más o menos
puntuales, y a actuaciones de ámbito ecológico menos apoyadas en la geomorfología.
Para gestionar y restaurar cursos efímeros es preciso tener en cuenta varios con-
dicionantes. En primer lugar, la conectividad hidrológica y sedimentaria (longitudi-
nal, lateral, vertical y temporal) presenta grandes fluctuaciones (Camarasa y Segura,
2001, por lo que la absorción de los impactos y las respuestas son más lentas que en
los ríos perennes. Al depender casi exclusivamente de las avenidas, los estados tran-
sitorios hasta que se adapta el curso a las nuevas condiciones ambientales pueden ser
muy largos en el tiempo. Puede tardar en llegar una avenida geomórfica que recons-
truya el cauce, por lo que emprender operaciones de restauración activa sin conside-
rar estas circunstancias puede ser contraproducente (Segura et al., 2021).
Por otro lado, no pueden utilizarse modelos de referencia (por ejemplo, la situa-
ción en la fotografía aérea de 1956, propuesta en la ENRR) para la restauración de
76 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

cursos efímeros. Estos cursos tardan mucho tiempo en absorber los impactos y es
muy difícil establecer en qué fase temporal se encuentran en cada momento, dado
que los efectos están diferidos en el tiempo y el espacio. En consecuencia, es impres-
cindible analizar y determinar toda la trayectoria histórica para comprender la evo-
lución de los factores, que determinan el estado actual (Dufour y Piégay, 2009). Dado
que estos factores fluctúan mucho más que en los ríos perennes, se hace más evidente
la necesidad de analizar las trayectorias como primer paso antes de proponer la res-
tauración.
Trabajar en la trayectoria histórica de los ríos permite analizar su capacidad de
resiliencia. Algunos trabajos realizados en ramblas mediterráneas sugieren que los
cursos efímeros tienen una gran capacidad de autorregeneración, dado que poseen
una elevada energía. El diseño de indicadores específicos de recuperación espontá-
nea permite constatar el poder regenerador de las avenidas y la importancia que tie-
nen los sucesos extremos en la evolución de las ramblas. Por ello es necesario seguir
avanzando en esta línea, con la finalidad de tener instrumentos de diagnóstico y cri-
terios de restauración basados en el funcionamiento real de los cursos efímeros (San-
chis et al., 2017, Calle et al., 2017).
De acuerdo con lo anterior, seguimos considerando importante, en principio,
priorizar las restauraciones pasivas sobre las activas. Para ello es importante priorizar
la eliminación de los impactos directos sobre los indirectos, dejando que el sistema
fluvial pueda autorregenerarse. Esto supone también priorizar las acciones locales,
en tramos concretos, frente a los proyectos a escala de cuenca. No obstante, depen-
diendo de la trayectoria de cada curso, en los casos en que no se observen indicios de
auto­rregeneración, puede ser necesaria la restauración activa.
Esta síntesis de principios, criterios y condicionantes debe ser tenida en cuenta
antes del planteamiento de un proyecto de restauración o cualquier buena práctica a
aplicar en un escenario concreto. Por tanto, se han tenido en cuenta para definir las
33 buenas prácticas en cursos efímeros que se exponen en el capítulo siguiente.
4
Buenas prácticas para la gestión y
restauración de cursos efímeros
Alfredo Ollero, Yilena Hermoso, Sergio Sanmartín,
Askoa Ibisate, J. Horacio García, Carmelo Conesa García,
María Luisa Suárez y María Rosario Vidal-Abarca

4.1. Propuesta de buenas prácticas en funcionamiento geomorfológico

Segura (2014) y Segura y Sanchis (2015) alertaban de que en la mayoría de los


proyectos la restauración geomorfológica no se aborda en toda su complejidad y con
frecuencia se evidencia una falta de comprensión de la dinámica hidrosedimentaria
de los cursos fluviales, más aún en el caso de los efímeros. Otros problemas que se-
ñalaban son i) la dificultad de compatibilizar las imágenes históricas como referencia
cuando la dinámica es tan intensa y compleja, ii) la imposibilidad de gestionar el dé-
ficit sedimentario desde la Administración Hidrográfica, salvo que se prohíba defini-
tivamente la extracción de áridos, y iii) el hecho de que las acciones de restauración
no consideran las señales de recuperación y la capacidad de resiliencia de los cauces,
de manera que no se tiene en cuenta que en los cursos efímeros, por su gran energía,
facilitar la auto-regeneración sería lo más efectivo y barato. La perspectiva que se per-
cibe en la actualidad es similar, ya que apenas se ha avanzado en esta línea.
Teniendo en cuenta que la resiliencia geomórfica de estos cauces es en muchos ca-
sos elevada, es preciso evaluar si la eliminación de los impactos –especialmente de los
directos, es decir de los que se realizan en el propio cauce– puede ser suficiente para
generar recuperaciones efectivas, contando con el trabajo recuperador fundamental
que ejercen las avenidas (Segura, 2014; Calle et al., 2017). Sin embargo, hay que tener
presente que la baja frecuencia de avenidas de impacto geomórfico puede ralentizar
los tiempos de respuesta. Así pues, es esencial perpetuar proyectos de investigación
para poder monitorizar los cambios, ya que es probable que en algunos casos haya
que plantear medidas de rehabilitación activa para acelerar el trabajo del curso flu-
vial (Horacio, 2015).
78 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 1 ELIMINACIÓN DE PRESAS, BARRERAS Y OBSTÁCULOS


TRANSVERSALES

Figura 104. Pistas que ejercen efecto barrera e invaden el cauce del barranco de la Mata
(Jubera, La Rioja)

OBJETIVOS · Recuperar el funcionamiento natural y la continuidad del curso


fluvial.
· Recuperar procesos hidrogeomorfológicos del cauce y del lecho.
· Reducir la presencia antrópica en el cauce y en el corredor ribereño,
recuperando la funcionalidad y naturalidad del curso como un
corredor natural.
· Mejorar la continuidad longitudinal del corredor ribereño.
· Recuperar la funcionalidad de la llanura de inundación.
ACCIONES · Permeabilización de los obstáculos para que no impidan la
circulación del agua y de los sedimentos.
· Derribo de los obstáculos dejando paso al aporte de sedimentos
atrapados.
· Educar acerca de la importancia y funcionamiento natural del
caudal sólido y concienciar cómo afecta negativamente al lecho este
tipo de obstáculos.
· Crear pasos para peces si hubiera poblaciones piscícolas en un
curso efímero estacional.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 79

AGENTE El Estado, a través de las Confederaciones Hidrográficas.


CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones. Se
requiere una notable inversión económica.
· Dirección de obra y manejo cuidadoso de la maquinaria para no
alterar la morfología del cauce.
· Renaturalización de las zonas afectadas por la maquinaria.
· Problemas en la accesibilidad a territorios aislados.
· Posible contaminación de los sedimentos atrapados en embalses.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría como efectos positivos una rápida
TENDENCIA, naturalización del cauce, sobre todo si se registran avenidas
PRONÓSTICO con capacidad de movilizar sedimentos. Con estos procesos se
reconstruye el perfil longitudinal alterado anteriormente por
dichos obstáculos. Los efectos de esta buena práctica son siempre
positivos, tardando el río una o varias avenidas en renaturalizar su
funcionamiento.

BUENA PRÁCTICA 2 ELIMINACIÓN DE VADOS Y PASOS SOBRE EL CAUCE

Figura 105. Puente de la C32 sobre el río Foix (Cubelles, Barcelona). Se podría haber evitado
el apoyo de pilares en el cauce activo.
80 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Recuperar localmente los flujos naturales de caudal líquido y


sólido.
· Recuperar la continuidad longitudinal del cauce y corredor
ribereño, evitando también los accesos a los vados.
· Recuperar procesos hidrogeomorfológicos naturales del cauce
y en especial del lecho.
· Eliminar o reducir impacto antrópico recuperando la
funcionalidad y naturalidad del curso como corredor natural.
· Reducir riesgos, debido a la vulnerabilidad de estas
estructuras, que han sido objeto en muchas ocasiones de
pérdidas humanas por su uso durante las avenidas.
ACCIONES · Reducir el número de vados, reservando el mínimo número
de pasos posible. Estudiar alternativas para los casos con
problemas de accesibilidad.
· Construcción de puentes como alternativa a los vados, en
lugares donde el impacto del corredor ribereño sea mínimo,
reduciendo así los impactos en la calidad funcional del
sistema.
· Suprimir los accesos a los vados que se eliminen y modificar
los que sigan operativos para reducir los daños en el ámbito
ribereño.
AGENTE ConfederacionesHhidrográficas (DPH) y en algunos casos los
servicios de carreteras.
CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Manejo cuidadoso de la maquinaria para no alterar la
morfología del cauce.
· Renaturalización de las zonas afectadas por la maquinaria.
· Al reducirse el número de vados, puede existir un incremento
de infraestructuras paralelas al cauce con el fin de llegar al
paso más cercano.
· Concienciación de la población sobre la conveniencia de la
realización de un mayor recorrido para llegar a un paso.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata y
TENDENCIA, sus efectos positivos se dejarían notar en la primera avenida,
PRONÓSTICO naturalizando con rapidez el lecho gracias al movimiento y
arrastre de sedimentos acumulados en los antiguos vados.
Sería muy adecuado un plan estatal que aporte actuaciones
generalizadas justificadas desde la mejora ambiental y la
reducción del riesgo.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 81

BUENA PRÁCTICA 3 SUPRESIÓN DE CAMINOS INTERNOS Y CIERRE DE ACCESOS

Figura 106. Cauce del río Foix (Cubelles, Barcelona)

OBJETIVOS · Evitar los procesos de alteración geomorfológica del cauce,


compactación, impermeabilización, así como afección a la
calidad del espacio ribereño por el paso de vehículos y sus
accesos.
· Recuperar procesos hidromorfólogicos de avenida y movilidad
del caudal sólido al restringir la compactación del cauce
· Eliminar o reducir la presencia antrópica recuperando la
funcionalidad y naturalidad del curso como un corredor
natural.
· Reducir o eliminar discontinuidades en los hábitats del cauce
y en la distribución de especies.
· Reducir el riesgo, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de
estos caminos precarios.
82 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

ACCIONES · Cierre de los accesos al cauce mediante señalización, barreras


vegetales o antrópicas, colocación en algunos puntos de
madera muerta, grandes piedras, etc.
· Generar nuevas infraestructuras, que permitan satisfacer las
necesidades que ejercían los caminos internos, ubicándolas
fuera del cauce y lo más alejadas posible del sistema fluvial,
evitando que sigan un trayecto paralelo a este y afecten así a la
llanura de inundación, a la conectividad del espacio ribereño
y a la naturalidad trasversal. En el caso de no poderse instalar
fuera de la llanura de inundación, evitar infraestructuras
impermeables con el fin de minimizar los impactos a los procesos
hidrogeomorfológicos de desbordamiento e inundación.
· Aportar sedimentos en los cauces donde se hubieran registrado
extracciones para favorecer la movilidad de vehículos.
· Educar acerca de la importancia y funcionamiento natural del
caudal sólido y concienciar sobre los efectos negativos del paso
de vehículos por dentro del cauce.
AGENTE Confederaciones Didrográficas con el apoyo de las
administraciones locales y posible participación de voluntariado.
CONDICIONANTES · Imposibilidad de ubicar el camino fuera del cauce por motivos
orográficos.
· Presencia de propiedades privadas en las márgenes del cauce.
· Presión de los agricultores y propietarios por la pérdida de
superficie de las parcelas colindantes donde podría ubicarse el
nuevo camino.
· Existencia de presupuestos destinados a la generación de las
nuevas infraestructuras.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata, a
TENDENCIA, pesar de los posibles impedimentos al afectar a propiedades
PRONÓSTICO privadas. Sus efectos son positivos, dependiendo del tamaño del
camino, área afectada o nivel de compactación de los sedimentos.
Se dejarían notar en la primera avenida reconstructora del cauce
y se podría recuperar totalmente con pocas avenidas. Esta buena
práctica debería ir ligada a la correcta ordenación de usos en el
espacio inundable en el caso de ubicar el nuevo camino en este
espacio, si no hay otra alternativa. A su vez, el trazado del camino
podría delimitar la llanura de inundación, con el fin de limitar la
presencia de distintos usos del suelo incompatibles en este espacio,
minimizando así el riesgo.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 83

BUENA PRÁCTICA 4 PROHIBICIÓN DE DRAGADOS, REMOCIONES Y


EXTRACCIONES DE MATERIAL ALUVIAL

Figura 107. Extracciones de gravas en el lecho del torrente Desedan (Longarone, Italia)

OBJETIVOS · Reducir el déficit de sedimentos que provocan este tipo


de actuaciones, recuperando procesos de transporte y
sedimentación aguas abajo.
· Evitar la alteración de la geomorfología del lecho y orillas
provocada por la entrada de maquinaria y por las propias
acciones, que destruyen el cauce y sus morfologías.
· Permitir que el curso fluvial reconstruya su equilibrio
geomorfológico longitudinal.
· Recuperar los procesos ecológicos y los seres vivos de los
ámbitos bentónicos e hiporreicos.

ACCIONES · Promulgar una normativa para la prohibición de los


dragados y extracciones de áridos a escala estatal que
incluya procedimientos sancionadores. Prohibir también los
movimientos y los vertidos de sedimentos en cualquier cauce.
84 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Sustituir y potenciar la ubicación de este tipo de actuaciones


en terrazas elevadas, fuera del cauce actual.
· Aportar sedimentos en cauces donde las actuaciones de
dragados y extracciones hayan sido de tal magnitud que el
curso presente un déficit de sedimentos notable y sea incapaz
de recuperarse a corto/medio plazo, así como en tramos
donde se haya roto el equilibrio aunque las extracciones hayan
sido muy puntuales.

AGENTE El Estado a través de las Confederaciones Hidrográficas. Debería


contarse con las empresas extractoras para que cambien sus
emplazamientos y formas de trabajo.

CONDICIONANTES · Presión de las empresas extractoras para que se sigan


ejecutando estas acciones.
· Puede preverse un aumento de extracciones furtivas si se
limita la extracción de áridos a las terrazas superiores.

TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata,


TENDENCIA, ya que sus efectos positivos se dejarían notar ya en la primera
PRONÓSTICO avenida extraordinaria, aunque dependiendo de la magnitud de
la extracción, la restauración completa podría demorarse tras
varios eventos de avenida.

BUENA PRÁCTICA 5 RECUPERACIÓN DE ÁREAS AFECTADAS POR


EXTRACCIONES Y APORTACIÓN DE SEDIMENTOS EN
TRAMOS CON DÉFICIT

Figura 108. Morfologías sedimentarias naturales en la rambla de la Viuda (Costur, Castelló).


4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 85

OBJETIVOS · Recuperar la funcionalidad en procesos de avenida.


· Naturalizar la movilidad y transporte del caudal sólido del
cauce.
· Evitar la incisión, la erosión remontante, la inestabilización de
las orillas y el riesgo de descalzamiento de estructuras.
· Recuperar los procesos y las morfologías del cauce.
· Reducir el riesgo al impedir posibles procesos
contraproducentes en situaciones de avenida.
ACCIONES · Aportar sedimentos y distribuirlos adecuadamente en los cauces
donde se hayan practicado extracciones. Se requiere dirección
de obra con conocimientos geomorfológicos y empleo de
maquinaria que genere impactos mínimos. Si se realizan aportes
de sedimentos fluviales de otras zonas foráneas al cauce hay que
respetar y no dañar las morfologías existentes en el tramo. Hay
que tener en cuenta características como el tamaño, grado de
redondez, naturaleza litológica de los sedimentos aportados,
que tienen que ser acordes con las de los sedimentos del tramo
donde se van a introducir. Siempre que sea posible se utilizaran
sedimentos del propio río en un punto próximo, extraído por
ejemplo de alguna terraza fluvial.
· Contar con bancos de sedimentos en cada subcuenca para
poder ejecutar este tipo de acciones.
· Aportes de sedimentos atrapados en embalses. Programar
desagües periódicos de fondo de presas con la finalidad
de facilitar la movilidad y continuidad del caudal sólido
alimentado por los sedimentos retenidos en ellas.
· En ocasiones también puede ser adecuado aportar madera
muerta.
· Combinar esta práctica con la eliminación o permeabilización,
tanto de obstáculos transversales como de obstáculos laterales,
que provocan una desconexión del sistema fluvial con sus
vertientes e impiden la llegada de nuevos sedimentos al cauce.
· Revegetar mediante especies autóctonas los corredores
ribereños que se han podido ver afectados por la extracción.
· Concienciar a la población local sobre los valores y
funciones de la carga de fondo e implicación en acciones de
voluntariado.
AGENTE · Confederaciones Hidrográficas.
· Sector privado: pueden colaborar las propias empresas extractoras.
· Voluntariado local.
CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Coste del transporte de sedimentos.
86 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Presión de las empresas extractoras para que se siga pudiendo


extraer en cauces.
· Posible contaminación de los sedimentos atrapados en
embalses.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata,
TENDENCIA, y su actuación debe estar directamente relacionada con la
PRONÓSTICO buena práctica anterior. Los efectos positivos se dejarían
notar en la primera avenidaimportante, no obstante, variará
dependiendo de la magnitud de la extracción y de la eficacia de
la recuperación posterior.

BUENA PRÁCTICA 6 PROHIBICIÓN DE ACTUACIONES POST-AVENIDA

Figura 109. Derrame producido por una avenida en el barranco de la Parra (San Martín del
Río, Teruel). El cauce necesita y busca mayor espacio, ya que con anterioridad fue ocupado
por terrenos de cultivo. No hay que actuar contra estos procesos naturales. Lamentablemente
cuando se registran se suele reencauzar y se altera todo el cauce.

OBJETIVOS · Evitar la alteración de las formas naturales del cauce y


orillas provocada por la entrada de maquinaria y por y otras
acciones.
· Poner en valor el papel regenerador de las avenidas,
constructoras de unidades geomórficas y de hábitats muy
diversos.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 87

· Impedir la común falsa sensación de seguridad que lleva a


acciones irresponsables e imprudentes aguas abajo.
· Educar sobre el funcionamiento natural del curso fluvial y
sobre la inutilidad e impacto de acciones que buscan aumentar
la sección de desagüe de forma temporal e injustificada.
ACCIONES · Promulgar una normativa de prohibición a escala estatal que
incluya procedimientos sancionadores para acciones furtivas.
· Derivar a buenas prácticas los presupuestos destinados a estas
acciones tradicionales negativas.
AGENTE · Confederaciones Hidrográficas como garantes
medioambientales de los cauces fluviales.
CONDICIONANTES · Potentes inercias sociales, reflejadas en continuas demandas
respaldadas por los intereses políticos y económicos, que
atribuyen a las avenidas solo efectos negativos y a los
sedimentos y vegetación un falso papel perturbador de los
flujos hídricos.
· Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
Deberían cancelarse.
· Presión de las empresas extractoras para que se sigan
ejecutando estas acciones.
· Existencia de obstáculos transversales al cauce que pueden
presentar problemas durante las avenidas y para los que hay
que buscar acciones alternativas.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata y
TENDENCIA, sus efectos positivos se dejarían notar en la primera avenida
PRONÓSTICO reconstructora del cauce. Asociada con la adecuada ordenación
de usos de los espacios inundables y con la educación ambiental,
esta acción innecesaria debería quedar totalmente suprimida a
corto plazo y eliminada del imaginario social.
88 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 7 REDIMENSIONAR Y PERMEABILIZAR PUENTES, VADOS Y


VÍAS DE COMUNICACIÓN

Figura 110. La crecida en la rambla de Cariñena a raíz del episodio Gloria (enero 2020)
destruye el vado de la Virgen de Lagunas, resultando inútil el único tubo existente bajo el
mismo. Al parecer, este vado es ilegal y son los propietarios locales los que lo rehabilitan por
su cuenta tras cada avenida.

OBJETIVOS · Recuperar la continuidad fluvial y la funcionalidad de las


avenidas.
· Naturalizar la movilidad de sedimentos y el transporte de
caudal líquido y sólido.
· Reducir la vulnerabilidad de estas estructuras y con ello el riesgo.
ACCIONES · Sustituir vados precarios con tubos o pequeñas alcantarillas
circulares por vados más elevados sobre marcos y pontones.
· Sustituir vados por puentes con el menor número posible de
puntos de apoyo sobre el lecho.
· Permeabilizar puentes en las áreas laterales al cauce (corredor
ribereño, llanura de inundación).
· Permeabilizar vías de comunicación a su paso por la llanura de
inundación.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 89

AGENTE · El Estado a través de las Confederaciones Hidrográficas.


· Los servicios de carreteras competentes en cada caso.
· También puede participar el sector privado.
CONDICIONANTES · El redimensionamiento y permeabilización son tareas
complejas y requieren proyecto y una importante inversión
económica, así como en ocasiones un procedimiento de
evaluación ambiental.
· Convergencia de diferentes administraciones.
TIEMPO, Los efectos de esta buena práctica son siempre positivos,
TENDENCIA, aunque dependiendo de las infraestructuras a redimensionar
PRONÓSTICO o permeabilizar, y de las acciones y trabajos de rehabilitación
llevados a cabo, el curso efímero puede tardar una o varias
avenidas en renaturalizar su funcionamiento. La reducción del
riesgo es evidente desde la conclusión de la obra.

BUENA PRÁCTICA 8 DESVIAR ESTRUCTURAS, CONDUCCIONES Y DESAGÜES Y


ALEJARLOS DEL CAUCE

Figura 111. Conducciones y colectores que incrementan el estrechamiento del cauce del río
Seco (Hoz de la Vieja, Teruel)
90 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Reducir presiones antrópicas sobre el sistema fluvial evitando


la interacción de estas estructuras con el funcionamiento
hidromorfológico.
· Reducir riesgos al reducir la exposición de estas estructuras.
· Posibilitar la descanalización del cauce, que en ocasiones
se encauzó para proteger estas estructuras, y, por tanto, la
dinámica fluvial.
ACCIONES · Alejar del cauce y sus márgenes todo tipo de estructuras
(gasoductos, oleoductos, líneas eléctricas, colectores,
conducciones de vertido, acequias, desagües, etc.).
· Eliminar las estructuras de defensa en las márgenes del cauce
que protegen estos elementos.
AGENTE Los de propiedad y gestión de cada una de las estructuras.
CONDICIONANTES · Integración en la planificación urbanística y ordenación del
territorio.
· Importante coste económico de las actuaciones.
TIEMPO, Acción muy necesaria y urgente que debería ser fomentada
TENDENCIA, desde el Estado mediante legislación y normativa. Sus efectos
PRONÓSTICO serían inmediatos en la reducción del riesgo y más lentos y
progresivos en la naturalización del funcionamiento fluvial.

BUENA PRÁCTICA 9 DESCANALIZACIÓN

Figura 112. Rambla de Albuñol (Granada)


4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 91

OBJETIVOS · Desproteger orillas y permitir la erosión en ellas y en taludes,


ya que puede suponer una aportación clave (a veces única) de
sedimentos al cauce.
· Por tanto, recuperar procesos de erosión, transporte y
sedimentación en el sistema y dinamizar el curso fluvial,
devolviéndole su libertad en planta para que pueda
desplazarse lateralmente.
· Aumentar la anchura de la sección de desagüe.
· Reducir la velocidad de la corriente en fase de crecida.
· Eliminar estructuras duras laterales que impiden la
nidificación de especies de aves y el desarrollo de vegetación
natural.
· Reducir riesgos por falsa seguridad y no trasladar la
peligrosidad a tramos aguas abajo.
ACCIONES · Desencauzar el trazado del cauce retirando estructuras
laterales.
· Desentubar y descubrir el cauce, evitando su estrechamiento y
peligrosidad de la corriente en fase de crecida, provocados por
el incremento de la energía.
· Si es preciso, revegetar con especies autóctonas los
corredores ribereños que se han podido ver afectados por la
canalización.
· Educar acerca de la importancia y funcionamiento natural del
curso efímero y concienciar sobre cómo afecta negativamente
al lecho la canalización.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas y en ocasiones la administración
local.
CONDICIONANTES · Atención a los flujos subsuperficiales laterales.
· Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Manejo cuidadoso de la maquinaria para no alterar la
morfología del cauce.
· Oposición de la propiedad privada lateral al cauce.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata y
TENDENCIA, sus efectos positivos se dejarían notar en la primera avenida
PRONÓSTICO reconstructora del cauce. Esta acción debería mejorar la
dinámica del curso y debería ir ligada a la correcta ordenación
de usos en el espacio inundable.
92 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 10 NATURALIZACIÓN DEL CAUCE Y RECONSTRUCCIÓN DE


TRAZADOS Y FORMAS FLUVIALES

Figura 113. Actuación de urbanización y “parque fluvial” en el barranco Valvadera (Bergasa,


La Rioja), que ha alterado su morfología original. Hay que tratar de evitar estas acciones y
restaurar sus formas aluviales naturales.

OBJETIVOS · Recuperación de procesos geomorfológicos naturales,


dinámica fluvial y procesos ecológicos.
· Recuperar antiguos trazados y formas fluviales, que hubieran
sido alterados por acción humana.
· Devolver el patrimonio natural y de geodiversidad.
· Evitar la incisión lineal en el lecho provocada por las
canalizaciones, cortas y simplificaciones de las formas fluviales
que han generado un incremento de la pendiente.
ACCIONES · Reconexiones para reabrir, mediante el movimiento del propio
sedimento, cursos antiguos del cauce.
· Cancelación de cortas artificiales y rectificaciones antrópicas
de trazado.
AGENTE · Confederaciones Hidrográficas como garantes
medioambientales de los cauces fluviales. Puede integrarse en
la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 93

CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.


· Puede ocurrir que a la hora de realizar una reconexión con
el cauce antiguo y el actual éstos hayan quedado a diferente
altura. Puede paliarse con sedimentos del propio curso fluvial
si es posible.

TIEMPO, En cursos efímeros es necesario esperar, a medio plazo y a


TENDENCIA, través de diferentes avenidas, la consolidación de los procesos
PRONÓSTICO de recuperación. Es muy importante el seguimiento de las
acciones ante la posibilidad de que no prosperen, por lo que es
fundamental seguir los principios de gestión adaptativa.

BUENA PRÁCTICA 11 ELIMINACIÓN DE PLANTACIONES Y CULTIVOS DENTRO


DEL CAUCE ACTIVO

Figura 114. Plantaciones dentro del cauce del barranco de La Nava (Aguilar de Río Alhama,
La Rioja).

OBJETIVOS · Reactivar la movilización de sedimentos, los flujos de avenida


y los procesos geomorfológicos.
· Devolver al curso efímero el espacio necesario para desarrollar
su dinámica fluvial de forma natural.
· Recuperar el cauce activo y el corredor ribereño.
· Naturalizar los procesos ecológicos.
· Reducir el riesgo al eliminar la exposición de estos elementos y
evitar el incremento de la peligrosidad que generan en algunos
sectores fluviales.
94 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

ACCIONES · Ante posibles invasiones de propiedad privada, expropiar


los terrenos, pues se encuentran dentro del Dominio
Público Hidráulico (PDH) definido por la Ley de Aguas y
reglamentado por el RD 9/2008.
· Eliminación de posibles obstáculos longitudinales o
transversales ligados a la protección o afianzamiento de dichas
plantaciones y cultivos.
· Eliminar las plantaciones y cultivos.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas y servicios autonómicos de
protección del medio natural.
CONDICIONANTES · Presión de las empresas y particulares que durante décadas
han venido ocupando los terrenos del DPH.
· Existencia de presupuestos destinados a expropiar los terrenos.
· Puede ser una medida impopular para la población local.
· En ocasiones son las administraciones locales o autonómicas
las que han ejecutado estas acciones.
TIEMPO, A pesar de que para la realización de esta buena práctica
TENDENCIA, es necesario un largo proceso burocrático, debería ser de
PRONÓSTICO ejecución inmediata y sería el curso de agua por sí solo capaz de
recuperarse de los impactos generados. Sus efectos positivos no
tardarían en manifestarse en pocas avenidas, siempre que tengan
la suficiente magnitud como para mover sedimentos. Esta buena
práctica puede ser muy eficaz en tramos fluviales de llanura, que
pueden alcanzar signos de naturalidad muy elevados.

4.2. Propuesta de buenas prácticas en funcionamiento ecológico

Este bloque de buenas prácticas se centra en la recuperación de la naturalidad


desde un enfoque ecosistémico. Las medidas del bloque anterior constituyen la base
para un buen funcionamiento fluvial, y son reconstructoras de los hábitats, pero en
ocasiones es necesario y urgente actuar directamente sobre las especies, bien promo-
viendo las adecuadas, bien eliminando las invasoras.
En la mayoría de los casos es recomendable combinar varias de estas buenas prác-
ticas, así como asociarlas a las del bloque anterior. El éxito del proyecto de restaura-
ción se asentará en esta integración de medidas siempre adaptadas a la situación local
y, en la medida de lo posible, implementadas con mínima intervención y con el ma-
yor peso del trabajo en el sistema fluvial.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 95

BUENA PRÁCTICA 12 ELIMINACIÓN DE CAÑAS (Arundo donax)

Figura 115. Ejemplo en un río permanente (río Segura en Molina de Segura, Murcia) del
tratamiento para eliminación de cañas en ambas márgenes del cauce.

OBJETIVOS · Control de las formaciones monoespecíficas de caña (Arundo


donax) y reducción progresiva de su presencia.
· Incremento de la diversidad de hábitats y, en consecuencia, de
especies vegetales y animales (biodiversidad).
· Aumento de polinizadores y, en consecuencia, de la
polinización.
· Aumento de la capacidad de drenaje durante las avenidas de agua.

ACCIONES · Delimitar el espacio del curso efímero sobre el que hay que
actuar.
· Existen varios métodos efectivos para la eliminación de la caña
(químicos, físicos, mecánicos y fomento de la competencia)
con distinta eficacia y daños a otras especies vegetales y
animales (Deltoro et al., 2021). El que parece más eficaz en la
actualidad consiste en cubrir con un material plástico de color
negro los rodales de cañas, una vez cortadas estas, al menos
durante 10 meses.
96 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

AGENTE Al ser espacios de dominio público hidráulico las competencias


de actuación corresponden a las Confederaciones Hidrográficas.

CONDICIONANTES · La utilización de uno u otro método de eliminación de la caña


depende de las características del cañaveral.
· Se aconseja siempre utilizar métodos que no dañen a otras
especies.

TIEMPO, El tiempo de actuación para la eliminación de la caña depende


TENDENCIA, del método empleado. En cualquier caso, hay que contar con
PRONÓSTICO varios años (>3 años) para que los resultados sean aceptables.
Hay que tener en cuenta que se trata de una especie invasora,
cuya erradicación requiere mucho esfuerzo y dinero.

BUENA PRÁCTICA 13 MEDIDAS DE PROTECCIÓN DE ESPECIES AUTÓCTONAS

Figura 116. Rambla de Alarba (Morata de Jiloca, Zaragoza)

OBJETIVOS · Mantener la biodiversidad natural del curso efímero y su


entorno.
· Contribuir a disminuir los movimientos de sedimentos.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 97

· Aumentar la capacidad de secuestro de carbono.


· Aumentar la capacidad de regular el clima local por
enfriamiento en verano.
ACCIONES · Limitar el pastoreo.
· Limitar el movimiento de vehículos de toda clase en el cauce.
· Establecer y aplicar figuras de protección.
AGENTE Puede ser enfocado desde los servicios de protección de la
biodiversidad de las Comunidades Autónomas. Presenta
también un destacado potencial para integrarlo en iniciativas
locales y actividades de voluntariado.
CONDICIONANTES · El pastoreo, habitual en estos cursos, suele ser un grave
inconveniente para el mantenimiento y protección de estas
especies autóctonas.
· Actividades como el trekking, moto-cross o vehículos todo-
terreno dañan profundamente la vegetación autóctona.
· De igual manera, la educación ambiental se convierte en un
argumento clave para dar a conocer al público, en general, la
necesidad de mantener estas especies.
TIEMPO, Depende, por un lado, de la eficacia de las limitaciones de uso
TENDENCIA, de los cauces y, por otro, del grado de sensibilización del público
PRONÓSTICO que visita estos lugares.

BUENA PRÁCTICA 14 MEDIDAS PARA EVITAR LA COLONIZACIÓN DE ESPECIES


INVASORAS

Figura 117. Río Foix (Cubelles, Barcelona), con diferentes especies alóctonas en sus márgenes.
98 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Mantener la biodiversidad natural del curso fluvial y su entorno.


· Facilitar la movilidad de sedimentos.
ACCIONES · Protección de especies autóctonas.
· Mantenimiento del banco de semillas de los sedimentos del
curso efímero.
· Limitar la introducción de especies invasoras por parte de la
población local o visitante a cursos de agua.
· Educación ambiental para dar a conocer las especies invasoras
más comunes y alertar de los peligros de la introducción de
especies invasoras.
AGENTE Las asociaciones conservacionistas tienen un papel importante
en dar a conocer las especies más peligrosas y los efectos
negativos de su introducción.
CONDICIONANTES · Es necesario implementar diferentes acciones sinérgicas,
como las señaladas, para conseguir el objetivo, por lo que es
fundamental contar con un plan de actuación bien definido a
medio plazo.
TIEMPO, La alteración de las condiciones ambientales naturales de estos
TENDENCIA, cursos facilita el asentamiento de muchas especies invasoras,
PRONÓSTICO cuya gestión es especialmente complicada debido a la naturaleza
críptica y estocástica del proceso de invasión. Tan solo mantener
el buen estado de estos cauces puede minimizar el impacto
provocado por dichas especies.

BUENA PRÁCTICA 15 CREACIÓN DE HÁBITATS

Figura 118. Río Huecha (Bulbuente, Zaragoza)

OBJETIVOS · Mantener la biodiversidad natural del cauce efímero y su


entorno.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 99

· Mantener la hidrodinámica natural del río.


· Activar los diferentes procesos biogeoquímicos.
ACCIONES · Todas las acciones encaminadas al mantenimiento y
conservación de la vegetación natural autóctona, así como todos
los procesos, que faciliten la dinámica hidromorfológica natural,
son claves en la génesis de hábitats para los organismos.
· En casos extremos de degradación es preciso crear de nuevo
hábitats, que favorezcan la reinstalación de los procesos y las
formas, la formación de suelo y la colonización.
AGENTE Puede optarse por una restauración pasiva, en la que el curso
efímero realice el trabajo de generación de hábitats. Pero en
ocasiones, los daños son tan graves que es necesario actuar con
un proceso activo de creación. Correspondería en principio a las
Confederaciones Hidrográficas y es fundamental una dirección
de obra con competencia en geomorfología fluvial.
CONDICIONANTES · La creación de hábitats depende casi exclusivamente de
mantener las condiciones naturales del cauce; es decir libertad
de movimiento del agua y de la carga sólida, que se deposita
creando barras y otras formaciones de diferente textura,
sobre las que se acumula materia orgánica básica para la
colonización de distintas especies vegetales y animales. Contar
con avenidas naturales es una garantía de éxito.
TIEMPO, La cantidad y diversidad de procesos biogeoquímicos (por
TENDENCIA, ejemplo descomposición de la materia orgánica, liberación de
PRONÓSTICO nutrientes, control del nitrógeno, etc.), que caracterizan a estos
cursos efímeros, suceden sobre los distintos hábitats generados.
Así pues, la creación y diversificación de hábitats es una garantía
del buen funcionamiento de dichos cursos.
100 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 16 REVEGETACIÓN

Figura 119. Mala práctica de revegetación en un tramo seco del Arba de Luesia (Rivas,
Zaragoza) alterado por trabajos de recuperación de la sección de desagüe. El estaquillado
alineado estrecha el cauce.

OBJETIVOS · Recrear, en lo posible, la vegetación autóctona del lugar.


· Aumentar la biodiversidad.
· Controlar los movimientos de sedimentos y generar barras
arenosas y otras geoformas en los cauces.
· Generar nuevos hábitats para las especies.
ACCIONES · Dejar actuar al banco de semillas, que existen en los
sedimentos, o al transportado por las avenidas de agua
(revegetación pasiva).
· Estaquillar o plantar en casos excepcionales para acelerar los
procesos (revegetación activa).
AGENTE Confederaciones Hidrográficas en Dominio Público Hidráulico,
tanto permitiendo el trabajo del curso de agua como actuando si
es preciso.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 101

CONDICIONANTES El excesivo pastoreo y actividades como el trekking, moto-


cross o vehículos todo-terreno, e incluso el senderismo, pueden
retrasar el proceso de revegetación.
TIEMPO, La sucesión ecológica en los procesos de revegetación pasivos no
TENDENCIA, suele ser lenta, pero depende de la entrada de semillas a través
PRONÓSTICO de las avenidas de agua o de la cantidad y diversidad de semillas
acumuladas en los sedimentos. La revegetación pasiva es la
mejor garantía para recuperar la vegetación autóctona.

BUENA PRÁCTICA 17 ELIMINACIÓN DE BASURAS Y VERTIDOS EN CAUCES Y


RIBERAS

Figura 120. Basuras y residuos en el Ruisseau des Lavandières en Caunes-Minervois (Francia).

OBJETIVOS · Eliminar elementos antrópicos del sistema fluvial efímero,


contribuyendo a su naturalización.
· Mejorar los hábitats y aumentar la biodiversidad.
ACCIONES · Campañas periódicas frecuentes para limpiar de basuras,
residuos y vertidos toda la red fluvial efímera.
102 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Campañas de sensibilización para tratar de educar a la


población sobre la improcedencia y consecuencias negativas
de emplear los cauces como basureros y vertederos.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas y voluntariado desde
asociaciones y centros educativos.
CONDICIONANTES · Inercias sociales de gran raigambre asociadas al desprecio
ancestral por estos cursos secos.
· Ausencia de catalogación y reconocimiento legal de muchos
de estos cauces.
TIEMPO, Esta buena práctica puede contar con un importante e inmediato
TENDENCIA, calado social, de manera que se pueden organizar con rapidez
PRONÓSTICO campañas a nivel local potenciadas por asociaciones y centros
educativos. Los beneficios pueden ser inmediatos.

4.3. Propuesta de buenas prácticas en ordenación del territorio fluvial

La gestión fluvial, incluyendo las medidas de restauración, implican y necesitan


la existencia de un territorio. El curso fluvial tiene una componente espacial, ocupa
un sitio en la superficie terrestre, que debe ser respetado y que es el escenario de su
funcionamiento y de su recuperación. La ordenación del territorio es una asignatura
pendiente marcada por conflictos, intereses, descoordinación, irresponsabilidades,
incumplimientos, inercias y complejas dinámicas económicas y ambientales en todo
el espacio geográfico; más complicada aún en ríos y todavía más difícil en cursos efí-
meros.
Las buenas prácticas de este bloque, de muy difícil aplicación, podrían conseguir
un nuevo escenario territorial en espacios fluviales. Desde una cuenca y unos cauces
con mayor naturalidad, establecen fundamentalmente devolver al curso efímero su
espacio y ordenar los usos adyacentes para el mantenimiento de ese espacio y la ga-
rantía de su funcionamiento fluvial natural.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 103

BUENA PRÁCTICA 18 NATURALIZACIÓN DE LA CUENCA

Figura 121. Rambla Celumbres (Cinctorres, Castelló).

OBJETIVOS · Naturalizar el sistema fluvial.


· Recuperar procesos de erosión, transporte y sedimentación.
· Incrementar la biodiversidad en la cuenca y los cauces.
ACCIONES · Reducir usos del territorio que impliquen consumo de agua y
sedimentos.
· Reducir usos que incrementen la impermeabilización del territorio,
como procesos de urbanización y de consumo de espacio.
· Aumentar la superficie de espacios naturales protegidos para
garantizar fuentes naturales de agua, sedimentos y especies.
AGENTE Todos los organismos e instituciones implicadas en la
ordenación del territorio y la protección ambiental. También es
necesaria la colaboración de organizaciones ambientales y de la
ciudadanía en general, protagonizando cambios en hábitos de
consumo.
CONDICIONANTES Es un proceso muy complejo integrado en la ordenación del territorio
y en una planificación de usos del suelo adecuada y sostenible. La
dificultad y lentitud de muchos procesos planificadores y jurídicos
y las trabas que establecen los poderes económicos, interesados en
mantener la actual situación de sobreconsumo, son condicionantes
generalizados muy difíciles de salvar.
104 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

TIEMPO, Es imprescindible comenzar ya a aplicar este tipo de acciones a


TENDENCIA, escala de cuenca para poder conseguir resultados a largo plazo.
PRONÓSTICO Serán necesarias varias décadas para que los cambios sean
eficaces y los resultados significativos.

BUENA PRÁCTICA 19 DEVOLUCIÓN AL CURSO FLUVIAL DE SU ESPACIO


NATURAL Y GENERACIÓN DE UN TERRITORIO FLUVIAL

Figura 122. Rambla de Cervera (Sant Mateu, Castelló), con escolleras internas que cortan y
restringen el territorio fluvial.

OBJETIVOS · Conseguir espacios fluviales continuos erosionables,


inundables, anchos y no urbanizables (que no tienen por
qué ser espacios públicos, solo deben mantener algunos
condicionantes como la prohibición de extracciones o
edificaciones).
· Libertad geomorfológica y regeneración de procesos,
aumentando la movilización y transporte del caudal sólido, así
como la actividad en las márgenes erosivas.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 105

· Recuperación de la funcionalidad de corredores ribereños


y llanuras de inundación, permitiendo el desbordamiento y
consiguiendo naturalizar el funcionamiento del curso.
· Laminación de las aguas de avenidas de forma natural, con
amortiguación de los caudales punta, asociada al propio
desbordamiento dentro del territorio fluvial. De este modo,
se consigue disminuir el riesgo aguas abajo evitando y
reduciendo la implantación de defensas.
ACCIONES · Eliminación de motas y retranqueo si las hay para el logro de
la movilidad del cauce y la liberación de los procesos fluviales.
· Ensanchamiento del territorio fluvial aguas arriba y cerca
de núcleos de población para reducir la frecuencia de
desbordamientos en estas zonas.
· Establecer expropiaciones o adquisición o permutas o medidas
compensatorias para los territorios y parcelas privadas dentro
del territorio fluvial, con la posibilidad de mantener sus
actividades, pero respetando los procesos de inundación.
· Promover cambios en usos del suelo priorizando la adaptación
de los mismos al funcionamiento fluvial.
· Dotar al espacio fluvial recuperado de una consideración
nominal y jurídica como Territorio Fluvial en los términos
propuestos en la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas y Consejerías Autonómicas de
Ordenación del Territorio, mediante planes y programas que
se implementen de forma coordinada en tramos fluviales de
suficiente longitud.
CONDICIONANTES · Conflictos de propiedad.
· Espacios fluviales ocupados por cultivos, edificios, vías de
comunicación u otras infraestructuras.
· Heterogeneidad en las situaciones de propiedad y las
circunstancias de cada tramo.
· Aplicabilidad en cursos efímeros extensos de llanura, y mucho
menos factible y eficaz en otros de escasa anchura.
· Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones,
que pueden ser importantes si se opta por expropiaciones o
compra.
TIEMPO, Esta acción alcanzará sus objetivos a medio plazo y tiene que ir
TENDENCIA, ligada a la correcta ordenación de usos en el espacio inundable. La
PRONÓSTICO devolución de parte de su territorio fluvial al curso efímero debe
verse como una solución basada en la naturaleza frente a la existente
problemática ambiental, siendo capaz de proteger la dinámica de
dicho sistema y minimizar los riesgos, que éste pueda entrañar.
106 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 20 DEVOLVER LA PROPIEDAD PÚBLICA AL TERRITORIO


FLUVIAL

Figura 123. Río Andarax (Santa Fe de Mondújar, Almería)

OBJETIVOS · Recuperar Dominio Público Hidráulico en cauces afectados


por ocupaciones privadas.
· Recuperar la naturalidad en el funcionamiento fluvial en la línea
señalada por los objetivos de la buena práctica anterior (nº 18).
· Minimizar riesgos asociados a la inundación y la erosión
reduciendo la exposición y la vulnerabilidad.
· Mejorar la ordenación de usos del suelo en el espacio fluvial y
el control sobre los mismos.

ACCIONES · Revisiones catastrales en toda la red fluvial efímera.


· Delimitar y deslindar el Dominio Público Hidráulico, definido
por la Ley de Aguas y reglamentado por el RD 9/2008, en toda
la red fluvial efímera.
· Consolidar la banda continua del Territorio Fluvial en los
tramos en que sea posible.
· Expropiar terrenos dentro del Dominio Público Hidráulico
y eliminar las defensas y encauzamientos que restringen su
función.
· Concienciar y educar acerca de la importancia de las figuras
del DPH y del Territorio Fluvial, ya no solo para mejorar la
naturalidad hidrogeomorfológica y ecológica del sistema fluvial,
sino como sistemas que permiten una ordenación del territorio
efectiva y adaptable, con el fin de controlar actividades en este
espacio, con la consiguiente reducción de riesgos.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 107

AGENTE El Estado a través de las Confederaciones Hidrográficas y con el


apoyo del poder judicial haciendo efectivas leyes existentes.
CONDICIONANTES · Conflictos de propiedad.
· Presión de empresas, particulares y propietarios de los
territorios afectados dentro del DPH y del Territorio Fluvial.
· Desconocimiento y falta de concienciación social acerca del
DPH y del Territorio Fluvial.
TIEMPO, Esta buena práctica tendría que ser de ejecución inmediata,
TENDENCIA, aunque los procesos de expropiación son complejos y largos, por
PRONÓSTICO lo que sus efectos positivos podrían demorarse.

BUENA PRÁCTICA 21 TERRITORIO FLUVIAL EN TRAMOS URBANOS. MAYOR


ANCHURA, DESURBANIZAR, CAMBIAR USOS

Figura 124. Barranco Valera en Herce (La Rioja)

OBJETIVOS · Recuperar la funcionalidad y la naturalidad fluvial también


en ámbitos urbanos, liberando espacios para el curso fluvial,
eliminando obstáculos y permeabilizando el cauce y la llanura
de inundación.
108 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Reducir la exposición y la vulnerabilidad urbana ante la


peligrosidad fluvial.
· Reducir e impedir las situaciones “cuello de botella” generadas en
muchos cauces por su paso en un espacio urbano y con ello sus
efectos negativos en el tramo concreto y otros tramos implicados.
· Concienciar a la población urbana sobre los valores y
funcionamiento de los cursos efímeros independientemente
de sus dimensiones concretas y percepción previa local.
ACCIONES · Devolver terreno al curso efímero para el ejercicio de su
libertad fluvial, generando un espacio erosionable e inundable
lo más ancho y continuo posible.
· Planificar el espacio urbano adaptando las normas
urbanísticas al espacio fluvial y consolidar como no
urbanizables para el curso los terrenos ganados.
· Permutar usos y estructuras de manera que en el espacio urbano se
consiga una banda lateral ancha y continua que amplíe el cauce.
· Eliminar rellenos y escombreras en territorio fluvial, muy
frecuentes en ámbitos urbanos y periurbanos.
· Promover y ejecutar la desurbanización (descanalización del
cauce, eliminación de construcciones y viales, alejamiento y
desvío de infraestructuras, etc.) de superficies del Territorio
Fluvial para su mejor adaptación al funcionamiento fluvial.
· Sustituir usos y estructuras urbanas por espacios abiertos
como parques naturalizados y huertos.
· Fomentar movimientos ciudadanos que trabajen en esta línea.
AGENTE Todas las administraciones competentes en materia de
ordenación del territorio y urbanismo. Debería apoyarse en un
plan estatal a gran escala que coordinara y guiara la acción de
cada ámbito local.
CONDICIONANTES · Los ámbitos urbanos se consideran consolidados tanto
social como jurídicamente, lo cual dificulta y encarece
considerablemente actuar en ellos. Muchas situaciones se
consideran heredadas e irreversibles y las propias normativas
urbanísticas impiden su modificación.
· Conflictos de propiedad y con gestores urbanos que amparan
el uso público regulado.
· Espacios fluviales ocupados por edificios, vías de
comunicación u otras infraestructuras.
· Percepción y consideración social de las estructuras urbanas
como progreso positivo e inevitable y rechazo claro y amplio a
iniciativas de desurbanización.
· Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 109

TIEMPO, Esta buena práctica es compleja en su implementación


TENDENCIA, y requerirá probablemente de una actuación en fases,
PRONÓSTICO especialmente en núcleos de población grandes. Los efectos
esperados serán también progresivos. Tiene que ir ligada a
la correcta ordenación de usos en el espacio inundable. El
territorio fluvial debe verse como una solución basada en la
naturaleza, eficaz en la gestión de riesgos, aceptada socialmente
y prioritaria en la gestión municipal.

4.4. Propuesta de buenas prácticas en gestión hidrológica, ambiental y de riesgos

Este bloque se centra en la gestión y constituye ante todo una llamada a la respon-
sabilidad de las administraciones para que consideren y valoren la red fluvial efímera,
para la vigilancia de su correcto funcionamiento hidrológico, para su evaluación am-
biental permanente y para la protección legal y efectiva de estos cursos de agua. Para
todo ello es necesario sensibilidad, concienciación y voluntad de acción.

BUENA PRÁCTICA 22 CATALOGAR Y OFICIALIZAR TODOS LOS CURSOS


EFÍMEROS EN LA RED FLUVIAL

Figura 125. Barranco del Cilluelo (Fuendejalón, Zaragoza).


110 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Identificar los diferentes cursos fluviales efímeros para poder


gestionarlos y dar con soluciones específicas y eficaces.
· Valorar la importancia y representatividad de la red fluvial
efímera en el contexto de la red fluvial general.
ACCIONES · Integrar toda la red fluvial efímera como masas de agua en los
mecanismos de gestión de las Demarcaciones Hidrográficas.
· Contar con una cartografía completa y actualizada de la red
fluvial efímera.
AGENTE El Estado a través de las Confederaciones Hidrográficas.
CONDICIONANTES · En ocasiones hay dificultades de definición por sus variaciones
hidrológicas y por su diversidad.
· Hay cursos con solo algunos tramos efímeros, lo que dificulta
su catalogación.
· Es preciso vencer inercias por desconocimiento e
infravaloración tanto en la sociedad como en las
administraciones.
TIEMPO, Esta buena práctica es un punto de partida indispensable. Para
TENDENCIA, poder actuar en la mejora es preciso conocer y ese conocimiento
PRONÓSTICO parte de la identificación como primer paso, tanto de cada caso
concreto como del conjunto de la red. Es una acción sencilla,
que puede realizarse desde un proyecto de investigación, pero
requiere a continuación voluntad para que sea efectiva y siente
las bases de otras medidas.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 111

BUENA PRÁCTICA 23 INCREMENTAR LAS ESTACIONES DE AFORO Y PUNTOS


DE CONTROL DE LA RED SAIH EN TODA LA RED FLUVIAL
EFÍMERA

Figura 126. Una de las muy escasas estaciones de aforo en la red efímera de la cuenca del
Ebro, la del río Seco en Oliete (Teruel), construida tras la avenida de 2013, que causó una
víctima mortal.

OBJETIVOS · Mejorar el conocimiento de los cursos efímeros y darles una


mayor visibilidad.
· Detección, cuantificación y clasificación de caudales y
avenidas en cursos efímeros.
· Mejorar la predicción de eventos extremos y reducir el riesgo.
ACCIONES · Creación, actualización y mejora de una base de datos
georreferenciada de la totalidad de los cursos efímeros.
· Dotar de estaciones de la red SAIH al máximo número posible
de cauces efímeros.
112 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

AGENTE El Estado a través de las Confederaciones Hidrográficas. Podría


ser objeto de financiación con fondos europeos.
CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Grandes dimensiones de la red fluvial efímera.
TIEMPO, Es una buena práctica fundamental, pero supone un coste
TENDENCIA, considerable y tendrá que plantearse avanzando poco a poco
PRONÓSTICO a lo largo del tiempo. Sería de enorme interés contar con esta
infraestructura en todo el sur de Europa.

BUENA PRÁCTICA 24 NATURALIZACIÓN HIDROLÓGICA, CAUDALES


GEOMÓRFICOS Y FUNCIONALES

Figura 127. Tramo efímero del río Isuela (Huesca) con caudales desnaturalizados por el
embalse de Arguis.

OBJETIVOS · Desregularizar estos cursos, ya que la intensa regulación es


causa de degradación ambiental y modifica por completo el
régimen natural de caudales.
· Recuperar los procesos de erosión, transporte y sedimentación
propios de sistemas fluviales efímeros.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 113

· Si se mantiene la regulación, recuperar la frecuencia de las


avenidas con el fin de activar los procesos funcionales del
sistema fluvial.
· Control de poblaciones de seres vivos.
· Limpieza y descontaminación del cauce.
ACCIONES · Eliminación o regulación de las detracciones y derivaciones
antrópicas de caudal.
· En embalses prever la posibilidad de realizar desembalses
para generar avenidas geomórficas y funcionales cuando la
situación lo aconseje.
· Naturalizar controlando los vertidos de EDAR.
· Controlar los colectores de riego y otros vertidos externos,
que desnaturalizan el caudal. Si es posible, derivarlos a cursos
permanentes.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas y usuarios de los sistemas de
regulación y explotación.
CONDICIONANTES · Conflicto con usos del agua.
· Conflictos de propiedad.
· Escasa capacidad de los embalses en cursos efímeros.
· Dificultades para disponer de agua en las fechas más
adecuadas.
TIEMPO, La naturalización hidrológica se puede conseguir a medio y
TENDENCIA, largo plazo si se logran acuerdos con usos consuntivos del agua.
PRONÓSTICO Las situaciones suelen ser muy complejas y los condicionantes
locales impiden medidas globales. La generación de caudales
geomórficos y funcionales, muy necesaria en la mayor parte
de los cursos fluviales, es de escasa efectividad en los cursos
efímeros, que ya se ven sometidos de forma natural a escasos
eventos funcionales y con impacto geomorfológico. Solo puede
plantearse en casos excepcionales en cursos con embalses.
114 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

BUENA PRÁCTICA 25 EVALUAR EL ESTADO ECOLÓGICO DE TODA LA RED


FLUVIAL EFÍMERA

Figura 128. Rambla Huechaseca (Pozuelo, Zaragoza).

OBJETIVOS · Ampliar el conocimiento de los cursos efímeros.


· Mejorar el estado de los cursos efímeros.
· Concienciar a la población sobre el estado ambiental de los cursos
efímeros y dar más importancia a este tipo de sistemas fluviales.
ACCIONES · Integrar los cursos efímeros en las masas de agua evaluadas
con el objetivo de alcanzar el buen estado ecológico (Directiva
2000/60/CE).
· Modificar para las masas de agua de cursos efímeros el
procedimiento de evaluación del estado ecológico de la
Directiva 2000/60/CE, basándolo fundamentalmente en
indicadores hidromorfológicos.
AGENTE · Confederaciones Hidrográficas.
· Voluntariado.
· Puede intervenir también el sector privado.
· Grupos de trabajo de la Comisión Europea, que deben insistir
en la necesidad de evaluar los cursos efímeros.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 115

CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.


· Grandes dimensiones de la red fluvial efímera en el ámbito
mediterráneo.
· Necesidad de formación geomorfológica y ecológica para las
personas que desarrollen la evaluación.
TIEMPO, Es una buena práctica de gran interés, que se debería
TENDENCIA, implementar con urgencia teniendo en cuenta el estado de
PRONÓSTICO muchos cursos efímeros. El diagnóstico es el primer paso
para resolver los problemas y poder proceder a la restauración
ambiental de estos cursos.

BUENA PRÁCTICA 26 CONTROLAR Y CLAUSURAR CAPTACIONES DE AGUA


SUBTERRÁNEA EN CAUCES EFÍMEROS

Figura 129. “Géiser de Pozuelo”. Este pozo artesiano se practicó en los años setenta del siglo
XX sobre el propio cauce de la rambla Huechaseca (Pozuelo, Zaragoza) y provoca la salida de
agua con caudal y temperatura constantes.
116 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Proteger los cursos efímeros y su calidad ambiental.


· Mantener o recuperar el funcionamiento hidrológico natural y
los volúmenes de agua en el cauce y en el freático.
ACCIONES · Conseguir un registro completo de pozos y su localización en
el contexto de la red fluvial efímera y sus acuíferos asociados.
· Restringir pozos.
· Sanciones y normas a favor de la clausura de captaciones de
agua subterránea cerca de estos sistemas fluviales efímeros.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas.
CONDICIONANTES · Existencia de numerosos pozos ilegales y extracciones furtivas
de agua.
· Actividades económicas asociadas e intereses privados en el
agua.
· Deficiencias en la planificación hidrológica.
· Ausencia de sanciones e incumplimientos judiciales
sistemáticos muy extendidos.
TIEMPO, Esta buena práctica será de resolución muy compleja,
TENDENCIA, requiriendo un tiempo amplio. Los resultados de la misma
PRONÓSTICO no son inmediatos en el funcionamiento fluvial, sino que se
demorarán en el tiempo. Conviene considerarla a largo plazo y
asociada a cambios de usos del suelo, de hábitos de consumo y
del proceso de adaptación al cambio climático.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 117

BUENA PRÁCTICA 27 PROTEGER CURSOS EFÍMEROS DE ALTO VALOR Y


CALIDAD AMBIENTAL

Figura 130. Una de las cabeceras de la rambla Barrachina en la Muela de Teruel (Teruel).

OBJETIVOS · Mantener y mejorar el estado hidrogeomorlógico y ecológico


de estos cursos efímeros.
· Crear áreas de divulgación ambiental acerca de los cursos
efímeros.
· Completar redes de espacios fluviales protegidos con todas las
tipologías existentes.
· Poner en valor los cursos efímeros en conjunto y también sus
tramos singulares de mayor valor y calidad.
ACCIONES · Crear e implementar figuras de protección específicas para
cursos efímeros.
· Multiplicar el número de cursos efímeros protegidos como
reservas naturales fluviales.
· Dotar a los cursos protegidos de planes de gestión y de
propuestas de educación ambiental.
AGENTE Ministerio de Transición Ecológica.
118 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

CONDICIONANTES · Existencia de presupuestos destinados a este tipo de acciones.


· Escaso interés social por estos cursos.
TIEMPO, Esta buena práctica, además de implicar una figura de
TENDENCIA, protección para el tramo en cuestión, sería fundamental para
PRONÓSTICO mejorar la divulgación entre la población local acerca de este
tipo de cauces, e incluso podría dinamizar el territorio. Es
urgente proteger cursos efímeros por el impacto ambiental
y social de la medida y su función ejemplarizante para ir
desarrollando esta iniciativa en todas las cuencas.

BUENA PRÁCTICA 28 AGENTES FLUVIALES PARA EL CONTROL, VIGILANCIA Y


PROTECCIÓN

Figura 131. Confederación Hidrográfica del Júcar.

OBJETIVOS · Proteger los cauces efímeros evitando que se registren impactos.


· Vigilar el cumplimiento de las normas y comprobar en los
cursos fluviales el resultado de las buenas prácticas que se
vayan ejecutando.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 119

· Denunciar y sancionar malas prácticas ambientales en los


cursos efímeros.
· Crear empleo verde necesario y compatible con el cambio de
mentalidad ambiental que hay que implementar en la sociedad.
ACCIONES · Creación de la figura laboral “Agente fluvial”.
· Promulgar una normativa de prohibición a escala estatal que
incluya procedimientos sancionadores para los principales
impactos en los cursos efímeros.
· Asociar el trabajo de agentes fluviales con las buenas prácticas
de conservación y seguimiento.
AGENTE Adscripción al Ministerio de Transición Ecológica a través de los
Organismos de Cuenca y Agencias del Agua.
CONDICIONANTES · Es precisa una importante dotación presupuestaria
permanente ante las dimensiones de la red fluvial y la
necesidad de un importante colectivo de agentes.
· Posible percepción social negativa ante su consideración como
una nueva traba ambiental frente a determinados intereses
económicos.
TIEMPO, Esta buena práctica debería ser prioritaria en el marco de los
TENDENCIA, fondos de recuperación tras la pandemia y en el contexto de
PRONÓSTICO cambio ambiental y adaptación al cambio climático. Constituye
un punto de partida que puede garantizar la eficacia de las
restantes buenas prácticas y ayudar también al necesario cambio
de mentalidad social sobre los cursos efímeros.

BUENA PRÁCTICA 29 MEJORAR LAS CONDICIONES DE EDIFICABILIDAD EN


ZONAS INUNDABLES

Figura 132. Barranco de Gran Tarajal (Fuerteventura).


120 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

OBJETIVOS · Reducir la vulnerabilidad y con ello el riesgo en cursos


efímeros, en casos en los que no se pueda reducir la
exposición (desurbanizar).
· Educar a la población en el riesgo y concienciar sobre la
necesidad de cambiar hábitos de consumo y localización.
ACCIONES · Clausurar plantas sótano en zona inundable.
· Permeabilizar las plantas a nivel de calle para facilitar el paso
del agua y elevar todos los equipamientos.
· Elevar a plantas no inundables las viviendas, comercios y
servicios, preferentemente en estructuras pilotadas y exentas.
· Contar con barreras temporales y elementos portátiles de
contención y retención, así como compuertas y puertas
estancas.
· Traslado a zonas no inundables de servicios públicos y
edificios comunes.
· Prohibir nuevas construcciones en zonas inundables.
· Establecer sistemas de emergencia y planes de evacuación para
cada núcleo.
AGENTE Esta acción debe ser objeto de un Plan Estatal dirigido por los
Ministerios de Vivienda y de Transición Ecológica.
CONDICIONANTES · Necesidad de presupuestos importantes.
· Inercias sociales y falsa percepción de seguridad en la
población ribereña.
TIEMPO, Esta buena práctica debería ser objeto de una forma legal
TENDENCIA, que permita su ejecución rápida. Su eficacia será inmediata
PRONÓSTICO y permitirá reducir considerablemente la vulnerabilidad. El
problema está muy extendido, pues numerosos núcleos de
población se encuentran atravesados o directamente construidos
sobre cursos efímeros.

4.5. Propuesta de buenas prácticas en evaluación, conocimiento y sensibilización

Este bloque plantea buenas prácticas fundamentales para el logro de todos los an-
teriores, y en especial los de gestión. Se busca aquí la implicación de la sociedad y se
hace desde la educación y la sensibilización, que deben fomentar tanto la denuncia
continua de las malas prácticas como el trabajo colectivo en la definición, la imple-
mentación y el seguimiento de las buenas acciones.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 121

BUENA PRÁCTICA 30 EDUCACIÓN AMBIENTAL GLOBAL, CAMBIO DE


MENTALIDAD Y CAMPAÑA DE SENSIBILIZACIÓN SOBRE
LOS CURSOS EFÍMEROS

Figura 133.

OBJETIVOS · Mejorar el conocimiento sobre los cursos efímeros y el


funcionamiento geomorfológico y ecológico fluvial.
· Divulgar y sensibilizar sobre los impactos y la problemática de
los cursos efímeros y sus valores ambientales.
· Contribuir a un cambio profundo de mentalidad en relación
con el territorio y el medio ambiente, como base fundamental
para poder abordar la restauración fluvial y en el contexto de
adaptación al cambio climático.
· Cambiar los hábitos de la sociedad caminando hacia procesos
de decrecimiento y sostenibilidad.
ACCIONES · Desarrollar campañas y actividades de divulgación y
sensibilización sobre el funcionamiento fluvial en centros
educativos y para amplios sectores de la sociedad.
· De forma específica y urgente desarrollar una campaña de
sensibilización sobre los cursos efímeros.
· Establecer programas de concienciación social y educación
ambiental específica, incluyendo contenidos en la educación
reglada.
122 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Promover la creación de asociaciones que trabajen por el


cambio de mentalidad necesario.
· Financiar iniciativas que cambien los hábitos de consumo y
favorezcan el decrecimiento y la sostenibilidad.
· Acciones de concienciación dirigidas especialmente a
población ribereña potencialmente vulnerable a avenidas en
este tipo de cauces
AGENTE Las iniciativas deben ser lideradas desde la sociedad civil y
la educación reglada y financiadas desde los Ministerios de
Educación, de Universidades y de Transición Ecológica.
CONDICIONANTES · Generalizado desconocimiento de la población que repercute
de manera negativa sobre los ríos.
· Falta de respeto y atención social y administrativa por los
cursos efímeros.
· Tradicional escasa participación en las iniciativas que se
emprenden en esta línea.
· Inercias económicas, sociales y políticas que dificultad los
cambios de mentalidad y en las formas de consumo.
· Necesidad de presupuestos para implementar las acciones
propuestas.
TIEMPO, Hace décadas la sociedad varió su mentalidad desde la
TENDENCIA, adaptación del medio hasta el consumo insostenible de recursos
PRONÓSTICO fluviales. Ahora hay que recorrer el camino contrario, que
puede llevar también décadas. Esta buena práctica deberá
difundirse constantemente y ser permanente en el tiempo, ya
que constituye la base hacia cualquier proyecto de restauración
fluvial. La campaña específica de sensibilización sobre cursos
efímeros es muy urgente, a corto plazo, para poder sentar las
bases de implementación de todas las demás buenas prácticas.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 123

BUENA PRÁCTICA 31 ESTUDIO Y DENUNCIA DE ACTUACIONES NEGATIVAS

Figura 134. Vado construido en un tramo de cauce especialmente activo de la rambla de


Valdelentisco, junto a Isla Plana (Cartagena). Durante las avenidas suele ser paso de una
importante carga de fondo (arenas y gravas), con el consiguiente peligro que ello supone para
el acceso de vehículos.

OBJETIVOS · Evitar la proliferación de malas prácticas, actuaciones


negativas y falsas restauraciones en cauces efímeros.
· Comprender mejor el funcionamiento de los cursos efímeros y
su respuesta a determinadas intervenciones.
· Concienciar a la población sobre malas y buenas prácticas en
cursos efímeros
· Modificar la percepción social negativa generalizada sobre los
cursos efímeros y la percepción social positiva generalizada
sobre muchas actuaciones negativas.
· Restaurar actuaciones negativas presentes en los cauces
efímeros.
ACCIONES · Identificar y localizar todas las posibles malas prácticas y
actuaciones negativas en toda la red fluvial efímera.
124 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

· Denunciar por procedimientos legales y mediante


comunicación pública todas esas malas prácticas, incluyendo
las falsas restauraciones.
· Insistir de forma continua en los medios de comunicación
sobre los valores y el funcionamiento natural de los cursos
efímeros y alertar de forma continua y contundente sobre las
malas prácticas que los dañan.
· Creación de empleo verde con figuras como la de “agente
fluvial”, que permita controlar y proteger este tipo de cursos
de agua y tenga el papel prioritario de denunciar malas
actuaciones.
· Campañas de concienciación y sensibilización con la finalidad
enseñar a detectar actuaciones negativas en cursos efímeros.
· Creación de un portal de denuncias sencillo, para que
cualquier persona pueda, de manera rápida, denunciar las
actuaciones negativas, y que la administración competente
pueda detectar y agilizar las hipotéticas restauraciones.
AGENTE Colectivos y organismos de gestión, como el Centro Ibérico
de Restauración Fluvial (CIREF), las agencias o consejerías
medioambientales de las diferentes administraciones públicas y
las asociaciones ecologistas. También se puede desarrollar desde
el voluntariado científico-técnico individual.
CONDICIONANTES · Necesidad de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Ignorancia y falta de sensibilización para este tipo de cursos
fluviales, tanto social como en el propio ámbito judicial, lo que
provoca abandono y dejadez y proliferación de actuaciones
negativas.
· Las enormes dimensiones de la red fluvial efímera, que hacen
muy difícil llegar a toda ella en la identificación y denuncia de
malas prácticas
TIEMPO, Muchas acciones de restauración y buenas prácticas que se
TENDENCIA, apliquen de forma efectiva habrán partido de la identificación
PRONÓSTICO y denuncia de impactos antrópicos, por lo que esta labor previa
es necesaria y urgente y debería extenderse en el territorio
abarcando toda la red efímera.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 125

BUENA PRÁCTICA 32 PARTICIPACIÓN Y VOLUNTARIADO

Figura 135.

OBJETIVOS · Implicar a la población en la defensa y recuperación de los


sistemas fluviales y del territorio.
· Sensibilización, concienciación y educación ambiental acerca
de los cauces efímeros.
· Agilización en la ejecución de actuaciones de restauración y
buenas prácticas.
· Detección de problemas ambientales, conflictos y dificultades
que puedan surgir en los procesos de restauración.
ACCIONES · Creación de campañas locales de restauración de actuaciones
negativas.
· Desarrollo de trabajos y publicaciones de divulgación
para informar y prevenir nuevas actuaciones y/o impactos
negativos.
· Cursos y reuniones técnicas para fomentar la participación
y el voluntariado ambiental en temas fluviales y formar a las
personas participantes.
· Diseñar para cada acción y buena práctica un protocolo de
participación y voluntariado.
126 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

AGENTE Puede gestionarse y coordinarse desde las Confederaciones


Hidrográficas con apoyo en centros educativos, científicos y
sociales.
CONDICIONANTES · Escasa valoración social de los cursos efímeros, de forma
generalizada.
· Escasa experiencia y extensión en el territorio de este tipo de
prácticas ambientales.
· Existencia de presupuestos para financiar estas acciones.
· Complejidad de los cursos efímeros y de muchas de las
iniciativas de restauración y buenas prácticas que pueden
realizarse.
TIEMPO, Las acciones de participación y voluntariado deben estar
TENDENCIA, presentes en todas las fases de restauración fluvial, desde el
PRONÓSTICO planteamiento, debate y planificación previa de las medidas
hasta el seguimiento posterior a las actuaciones.

BUENA PRÁCTICA 33 MONITOREO Y SEGUIMIENTO

Figuras 136 y 137. Rambla de Cariñena (Zaragoza) y río Seco de Sarsamarcuello (Huesca)

OBJETIVOS · Reconocer a lo largo del tiempo los procesos y los efectos derivados
de las acciones de restauración implementadas en cursos efímeros,
comprobando su eficacia y procediendo si es preciso a cambios de
actuación en el marco de una gestión adaptativa.
· Contar con una red científica de información y trabajo sobre
cursos efímeros.
ACCIONES · Monitorización de procesos en puntos de observación y
muestreo para comprobar cambios.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 127

· Aplicación de protocolos de seguimiento geomorfológicos


y ecológicos de los procesos de restauración y de
funcionamiento del sistema fluvial.
· Aplicaciones periódicas de índices de diagnóstico.
· Implantación y mantenimiento de equipos científico-
técnicos pluridisciplinares que lleven a cabo el monitoreo y el
seguimiento y la formación técnica para desarrollarlos.
· Posibilidad de implicar a voluntariado en algunas acciones.
AGENTE Confederaciones Hidrográficas, Universidades y Centros de
Investigación.
CONDICIONANTES · Necesidad de presupuestos destinados a este tipo de acciones.
· Complejidad de los cursos efímeros y de las iniciativas de
restauración, por lo que se requieren diferentes programas de
monitoreo y seguimiento adaptados a condiciones concretas.
TIEMPO, Es una buena práctica imprescindible, que garantiza todas las
TENDENCIA, demás y contribuye al éxito de todas ellas. Debe realizarse desde
PRONÓSTICO antes de las actuaciones y prolongarse a lo largo del tiempo,
como mínimo durante cinco años.
5
Buenas prácticas para la adaptación al
cambio climático en cursos efímeros
Carmelo Conesa García, Pedro Pérez Cutillas, Alberto Martínez Salvador,
María Luisa Suárez, María Rosario Vidal-Abarca,
Francisco Alonso Sarria y Alfredo Ollero

5.1. Percepción del cambio climático y de sus impactos en cursos efímeros

Los sistemas fluviales en general y los cursos efímeros en particular constituyen


excelentes indicadores del cambio climático, de manera que los impactos del mismo
pueden ser percibidos con claridad en sus cauces.
Los cursos efímeros de las regiones semiáridas (SAES) tienen una repercusión hi-
drológica y geomorfológica mucho más importante de lo que se ha reconocido hasta el
momento. Gran parte de las aguas y cargas de sedimentos que alimentan las crecidas de
muchos ríos proceden de los cursos efímeros. Esta falta de percepción sobre su funcio-
namiento y contribución a sistemas fluviales de régimen permanente más jerarquiza-
dos viene además acompañada de una información muy escasa sobre los impactos del
cambio climático en su dinámica y morfología. La percepción de este tipo de impactos
por parte de la sociedad en general y de las instituciones y organismos de gestión terri-
torial en particular es casi inexistente. Puede decirse incluso que la literatura científi-
ca al respecto es mucho menos extensa que en el caso de los cursos de agua continuos.
El número de estudios sobre ajustes morfológicos de los sistemas fluviales asociados a
cambios climáticos ha ido aumentando de forma considerable desde mediados del si-
glo pasado (Schumm y Lichty, 1963; Schumm, 1968). Sin embargo, la inmensa mayo-
ría de ellos se refieren a impactos del cambio climático en ríos más que en cursos esta-
cionales intermitentes o esporádicos. Particularmente abundantes son los trabajos de
percepción y evaluación de impactos naturales y antropogénicos recientes en la mor-
fología de ríos europeos. La percepción generalizada en estos casos para el último siglo
y medio es de tendencia a la incisión, seguida de un estrechamiento del cauce y estabi-
lidad lateral (Liébault y Piégay, 2002; Rinaldi, 2003; Surian y Cisotto, 2007; Zawiejska y
Wyzga, 2010; Skarpich et al., 2013; Conesa–García et al., 2021).
En general existe cierto consenso en afirmar que todo sistema fluvial, sea de régi-
men continuo o efímero, puede tender hacia un nuevo estado (no estacionario) im-
130 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

pulsado por cambios climáticos a escalas de tiempo relativamente largas (de décadas
a siglos) (Schumm, 1977; Knox, 1984; Bull, 1991; Brierley y Fryirs, 2005). En cual-
quier caso, los impactos del cambio climático actual en los SAES parecen ser mayores
que en los sistemas fluviales de régimen perenne (Chin y Gregory, 2001; Lowe y Li-
kens, 2005), y aun así siguen siendo poco conocidos y cuentan con una menor per-
cepción entre los agentes de gestión ambiental.
Existe una amplia gama de estudios emergentes que han abordado la morfolo-
gía cambiante de los ríos aluviales de medios templados húmedos y fríos en res-
puesta a proyecciones de cambio climático futuros mediante simulaciones y mo-
delos de predicción (hidrodinámicos, morfodinámicos y celulares, entre otros)
(Boyer et al., 2010; Verhaar et al., 2011). Sin embargo, muy poco se ha escrito res-
pecto a este tema en cauces efímeros. Para conocer la respuesta de estos sistemas
a nuevos escenarios climáticos se necesita información sobre caudales futuros,
que se puede obtener a partir de modelos hidrológicos aplicados a los datos si-
mulados en dichos escenarios (Dankers y Feyen, 2008). La falta de datos paleohi-
drológicos y el empleo de distintas resoluciones temporales de registros aluviales
en cauces efímeros de medios semiáridos (SAES) dificultan aún más los inten-
tos de generalizar la respuesta de este tipo de sistemas a los cambios climáticos
(Macklin et al., 2012). Apenas se dispone de algunos estudios sobre los impactos
de la variabilidad climática a largo plazo en la frecuencia de inundaciones, basa-
dos en el análisis de registros instrumentales y paleoinundaciones (Benito et al.,
2020). Éste es el principal problema para la modelización morfodinámica en los
SAES, ya que, junto a datos de campo sobre rugosidad y textura del lecho y geo-
metría hidráulica del cauce, se requieren medidas reales de caudal sólido y líqui-
do que permitan la calibración y validación de los caudales simulados. A pesar
de los intentos realizados en muchos de estos cauces efímeros (por ejemplo, ram-
blas de Algeciras, del Albujón, etc.), difícilmente se ha logrado obtener series de
aforo representativas, debido al continuo fallo y destrucción de los instrumentos
de registro durante las avenidas. Más recientemente, la instalación de sensores de
niveles de agua (tipo levelogger, con calibración por presión atmosférica, senso-
res electromagnéticos o ultrasónicos, etc.) por parte de diversos organismos (por
ejemplo, Confederaciones Hidrográficas, CEDEX) ha mejorado sustancialmente
la toma directa de datos de caudal a tiempo real; pero aun así se dispone de pocos
registros históricos (Bishop et al., 2008) y sigue siendo complicado generar series
largas completas. Sólo cuando ha sido posible la calibración de modelos hidroló-
gicos, han podido utilizarse proyecciones climáticas futuras, basadas en modelos
climáticos regionales (RCM) que representen este tipo de medios, o modelos cli-
máticos globales (GCM) y escenarios de emisión de gases, cuya información si-
mulada (temperatura, precipitaciones) se transfiere a dichos modelos para la ob-
tención de datos sobre caudales futuros y la predicción de posibles incrementos
en la magnitud de las avenidas.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 131

5.2. Reacción de los cursos efímeros frente al impacto del cambio climático

Los cursos efímeros de medios semiáridos (SAES) son especialmente sensibles


al cambio climático (Peirce, 2012), pero también resultan fácilmente alterables por
perturbaciones antropogénicas a nivel de cuenca o de cauce. La dificultad de discri-
minar los efectos atribuibles a las variaciones climáticas y a las actuaciones directas
del ser humano ha obligado a muchos autores a analizar los cambios hidrológicos y
morfológicos de los SAES como resultado de la interacción de ambos factores (Lane,
1955; Schumm y Parker, 1973; Brady et al., 2001; Simon y Rinaldi, 2006; Norman et
al., 2008, 2017; Leopold et al., 2012; Dean et al., 2016). La vegetación de los ecosis-
temas efímeros suele ser resistente a la pérdida natural de agua y a las duras condi-
ciones ambientales impuestas por el cambio climático. El arraigo de arbustos y ma-
torrales en determinadas formas de lecho y márgenes es signo de estabilidad frente a
la erosión, normalmente sobre taludes o márgenes poco empinados, terrazas aluvia-
les y barras altas inactivas. También se ha constatado cierta influencia de la vegeta-
ción leñosa ribereña en tramos de cauce efímeros trenzados, donde es poco probable
que una variación en los inputs de agua y sedimentos por causa del cambio climático
produzca ajustes morfológicos significativos capaces de reemplazar todas las formas
aluviales existentes y eliminar la vegetación de las barras más estables (Hupp y Os-
terkamp, 1996; Merrit y Wohl, 2003; Shaw y Cooper, 2008). Este tipo de cauces expe-
rimenta durante las avenidas una erosión y deposición localizada, y pueden ser más
resistentes que los más empinados y encajados en zonas de piedemonte y abanicos
aluviales. En estos últimos, los sucesos de mayor magnitud pueden provocar una re-
estructuración global del cauce y del hábitat ripícola (Suftin et al., 2014). No obstante,
algunas prácticas humanas, como el tráfico de vehículos, la realización de maniobras
de entrenamiento militar o actuaciones directas sobre el cauce (escolleras, espigones,
extracción de áridos) (Calle et al., 2017) son capaces de causar un mayor y más rápi-
do impacto en los cauces efímeros trenzados que en los de sustrato cohesivo y mixto
(con alternancia de lecho aluvial y rocoso).
El cambio climático está siendo protagonizado en las regiones semiáridas por su-
cesos extremos cada vez más frecuentes, ante los que los SAES muestran respuestas
geomórficas muy diferentes (Naylor et al., 2016). Ante similares condiciones climá-
ticas, los cauces con márgenes cohesivos resisten más los incrementos de tensión de
corte y energía de la corriente que los de márgenes detríticos poco compactados.
Pero también un mismo tramo de SAES puede responder de manera diferente de-
pendiendo de su estado en el momento del forzamiento.
Incluso los SAES aparentemente sensibles, como los que discurren por materiales
blandos (por ejemplo, margas, limos), pueden experimentar retroalimentaciones ne-
gativas y positivas, capaces de absorber parcialmente los impactos de un cambio cli-
mático rápido, cuando transporta una importante carga de fondo de material grueso.
Este es el caso de diversas ramblas del Sureste Peninsular, que tienen su área fuente de
132 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

sedimentos en terrenos empinados metamórficos (micaesquistos, pizarras y cuarci-


tas) y/o calizo–dolomíticos y calcareníticos, sometidos a una fuerte meteorización, al
tiempo que atraviesan aguas abajo formaciones neógeno–cuaternarias de sedimen-
tos blandos (p. ej. ramblas de Librilla, Algeciras, Salada o Moreras). Impactos y res-
puestas geomórficas similares han sido descritos por Lane et al. (2016) en sistemas
efímeros de otros medios semiáridos. Generalmente, ante las avenidas más extremas,
los SAES muestran una respuesta geomórfica rápida y un tiempo de inercia (o relaja-
ción, en términos de Phillips y van Dyke, 2016) relativamente duradero (a escala de
décadas o centenaria). Por ejemplo, potentes barras isla de sedimentos gruesos (gra-
vas, cantos y bloques), generadas por una gran avenida súbita, pueden permanecer
durante bastante tiempo sin cambios significativos e incluso alcanzar un alto grado
de estabilidad. Dichos ajustes morfológicos suponen a veces un cambio de umbral de
equilibrio del sistema (Fruergaard y Kroon, 2016). Cuando se suceden de forma re-
currente sucesos de magnitud moderada y baja los SAES suelen tener tiempos de re-
lajación y retroalimentación más cortos que absorben bien las alteraciones menores
(por ejemplo, incisión y deposición locales).
Los SAES son cursos muy cambiantes, donde fases de acreción sedimentaria ver-
tical e incisión del lecho se suceden de forma alternativa. A menudo las condiciones
de equilibrio perduran poco tiempo, ya que suelen ser interrumpidas por procesos
de erosión o deposición dominantes, alimentados por mecanismos de retroalimen-
tación, que hacen variar el nivel de base local. Ejemplos de desequilibrio promovido
por cambios en el nivel de base son el encajamiento del cauce que provoca un des-
censo del mismo o la formación de abanicos aluviales que hacen elevar dicho nivel
(Bull, 1997). Los efectos del cambio climático sobre la cubierta vegetal en las zonas de
cabecera de estos cursos efímeros suponen un importante impacto geomorfológico
en sus tramos medio y bajo (Bedford et al., 2011). Las laderas, sometidas a las con-
diciones de escenarios climáticos extremos (por ejemplo, RCP 8.5), pueden suminis-
trar durante las avenidas una carga de sedimentos muy superior a la transportada en
eventos actuales de similar magnitud. Bajo tales circunstancias, estos SAES muestran
una gran sensibilidad e inestabilidad (Bull, 1997) y adquieren un nuevo estado diná-
mico, dominado por la acreción vertical y acorazamiento del lecho en detrimento de
los procesos de incisión y encajamiento.
Los SAES son sistemas geomórficos dinámicos de respuesta intermitente y va-
riable asociada a sucesos de magnitud diferente cuya frecuencia pueden cambiar a
distintas escalas temporales (Vita–Finzi, 2012). Las grandes avenidas e inundacio-
nes son el principal factor que gobierna los flujos de sedimentos a corto y largo plazo
(Coolthard y Macklin, 2001, Lotsari, 2015). Una frecuencia de estos sucesos mayores,
por encima de la carga de transporte efectiva del nivel bankfull, producirá una modi-
ficación más rápida y contundente en los cauces efímeros más sensibles.
Dado que los sistemas efímeros deben su funcionamiento a la ocurrencia de llu-
vias intensas, cualquier cambio en los patrones de precipitación, y en particular de
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 133

la curva frecuencia–duración–intensidad, a corto y largo plazo, se reflejará en el ré-


gimen de caudales (Brookes, 2009), y por tanto en el ritmo de ajuste morfológico de
sus cauces. Existe un consenso general sobre el cambio de tendencia en el régimen
y frecuencia de las lluvias intensas. El análisis de dicha tendencia en España durante
los dos últimos siglos arroja como principal resultado un aumento de la frecuencia de
sucesos pluviométricos de alta intensidad (sobre todo en la costa mediterránea) y una
precipitación acumulada por suceso relativamente estable o incluso algo decreciente
según los casos (González Herrero y Bech, 2017; Camarasa, 2021).
La mayoría de los modelos climáticos predicen cambios severos en las regiones
mediterráneas semiáridas, entre ellos un calentamiento y sequedad creciente, la in-
tensificación de las sequías, una mayor variabilidad de las precipitaciones y lluvias
torrenciales más frecuentes (Stein et al., 2011). Estos cambios alterarán los patrones
de colonización y desarrollo de la vegetación y crearán nuevos patrones de flujo es-
porádico en los cauces efímeros: períodos más prolongados sin escorrentía con inter-
calación de avenidas menores relativamente espaciadas en el tiempo y mayor proba-
bilidad de sucesos extremos asociados a lluvias especialmente intensas (Betancourt,
2007). Un eventual cambio climático puede influir de forma significativa en la vege-
tación, en la escorrentía superficial y en los procesos de meteorización y erosión de
las cuencas mediterráneas semiáridas, y afectar, a su vez, muy directamente a la di-
námica morfológica de los cursos efímeros. Durante períodos prolongados, los cau-
dales y cargas de sedimentos de las avenidas se convierten en una variable indepen-
diente, que condiciona el balance medio entre los flujos netos de erosión y deposi-
ción. Un cambio importante en el régimen hidrológico, asociado a variaciones bruscas
en el transporte de agua y sedimentos supondrán ajustes morfológicos globales en este
tipo de sistemas. Una disminución de la precipitación media anual, combinada con la
ocurrencia de lluvias intensas, que afecte a las cabeceras de estos SAES, implicaría un
aumento de los caudales pico extremos y de la carga de fondo (en volumen y tamaño de
las partículas), que tendería a configurar un cauce más ancho y menos profundo, tipo
oued. Esta tendencia es clara en cabeceras compuestas por materiales cristalinos o me-
tamórficos fuertemente diaclasados, sometidos a intensos procesos de termoclastia, a
partir de las cuales se desarrollan cauces aluviales que funcionan como vehículos pro-
ductores de sedimentos gruesos (p.ej. las ramblas de Valdelentisco, Azohía, Moreras,
Pastrana, Ramonete, Andarax, ...). En cambio, cuando la mayor parte de la cuenca,
incluida el área de cabecera, la componen materiales blandos o de escasa cohesión
(margas, yesos, arenas, calcarenitas frágiles, ...), la incisión y el encajamiento preva-
lecen sobre los procesos de agradación, favoreciendo la profundización y estrecha-
miento del cauce (p.ej. ramblas Salada, Chícamo, Santomera, Algeciras, ...).
Existe una correlación entre las variables que intervienen en el equilibrio del fondo del
cauce (simplificadas a cuatro en la analogía de la balanza de Lane –1955–: el caudal líqui-
do unitario, qw; el caudal sólido unitario, qs; la pendiente, S; y el tamaño del sedimento, D)
y las variables principales que definen la morfología del cauce (ratio anchura–profundi-
134 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

dad del cauce, sinuosidad y longitud y amplitud de onda del meandro). Ante un cambio
climático, los SAES pueden ajustar su cauce de acuerdo con dos premisas primarias cons-
truidas a partir de la combinación de ambos tipos de variables (Tabla 9):

Tabla 9
Cambios hipotéticos en el caudal de agua y sedimentos y ajustes morfológicos esperados en
cauces efímeros debido al calentamiento global atmosférico.*

SP PSF qw qOV qs D S w d w/d λ Si


Sub–húmedo Más seco – + + + + + – + +/– +
Más húmedo + – + +/– +/– +/– + – + –
Semiárido
Más seco – ++ ++ ++ + + – + +/– –

SP = Situación presente; PSF = Posible situación futura; qw = caudal medio unitario de avenidas; qov
= caudal pico unitario de avenidas mayores (bankfull y desbordamiento); D = tamaño característico
de los materiales del lecho (mediana); S = pendiente del cauce; w = anchura del cauce bankfull; d =
profundidad del cauce bankfull; w/d = ratio anchura / profundidad; λ = longitud de onda del meandro;
Si = índice de sinuosidad.
*Elaborado a partir de consideraciones propias y criterios de Lane (1955), Schumm y Parker (1973),
Verhoog (1987), Brady et al. (2001) y Norman et al. (2008, 2016).

De la tabla se infiere que el actual calentamiento global puede suponer para las
zonas semiáridas una disminución de los caudales medios y un incremento conside-
rable de los caudales pico de avenidas extremas y de la carga unitaria de sedimentos
(figura 138). Como respuesta a tales cambios los SAES tienden a autorregularse me-
diante el ensanchamiento del cauce, la acreción vertical del lecho, la pérdida de pro-
fundidad con el consiguiente incremento de la ratio anchura/profundidad, el incre-
mento del tamaño característico de los materiales del lecho y de la transmisividad hi-
dráulica superficial, y la disminución de la sinuosidad.
Un estudio del CEDEX (2012) realizado en la Cuenca del Segura prevé una re-
ducción del 11% de sus aportaciones hídricas naturales para un escenario de cambio
climático moderado y sensiblemente inferiores para forzamientos radiativos más ex-
tremos (escenarios RCP 6.0 y RCP 8.5) en 2050. Dichos cambios tendrán muy proba-
blemente un claro impacto en la composición y densidad de la vegetación en laderas
y márgenes de cauce, que afectarán a la producción y transporte de sedimentos du-
rante los flujos de aguas altas.
El mismo enfoque ha sido aplicado a IRES (por ejemplo Alto Mula) y SAES (por
ejemplo Rambla de la Azohía) de la región de Murcia a partir de las estimaciones de
emisiones (SRES) del Quinto Informe de Evaluación (IPCC, 2013b). En la cuenca del
Alto Mula los caudales medios experimentarán una disminución significativa en los
aportes de agua. Según las proyecciones, en el escenario más extremo (RCP 8.5), se
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 135

Figura 138. Ejemplos de condiciones ambientales frágiles en cuencas mediterráneas


semiáridas que pueden agravarse por un incremento de la erosión y de la producción de
sedimentos asociado al cambio climático: (a) aterramiento parcial del embalse de Blanca
por aportes sedimentarios de laderas desnudas, cárcavas (b) y ramblas adyacentes; (c) y (d)
Rambla de Nogalte (Lorca) en la avenida de noviembre de 1989, durante la que transportó
una importante carga de material sólido (>20% del caudal total).

produciría una disminución de los caudales en torno al 42,8% para el período 2041–
2070, siendo esta disminución más pronunciada para el período 2071–2100 (52,4%).
Las precipitaciones serían aproximadamente un 27,9% más bajas para finales del pe-
ríodo 2071–2100 en el escenario más extremo (Martínez–Salvador et al., 2021). Si se
evalúa el posible impacto del cambio climático comparando el conjunto futuro de
cada período (2019–2040, 2041–2070 y 2071–2100) con el de referencia, en el primer
período bajo los escenarios RCP 4.5 y RCP 8.5, las aportaciones de agua se reduci-
rían alrededor de un 0,85 Hm3/año y 1,23 Hm3/año respectivamente. En el periodo
2041–2070, las aportaciones continuarían disminuyendo alrededor de un 1,39 Hm3/
año para el escenario RCP 4.5 y 1,99 Hm3/año para el escenario RCP 8.5. De acuerdo
a los modelos más desfavorables, estas reducciones podrían llegar hasta los 2.43 Hm3/
año (RCP 8.5) para el periodo 2071–2100 (Martínez–Salvador et al., 2021).
136 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

(a) (b) (c) (d)

Figura 139. Caudales (Q) (m3/s) y producción de sedimentos (ton) (PS) simulados con
GeoWEPP para los escenarios actual de referencia (a), RCP 4.5 (b), RCP 8.5 (c) y resiliencia
(d) en la cuenca de la Rambla de la Azohía. Fuente: Alonso Sarria et al. (2021). T = tasa
de reemplazamiento anual de un tipo de suelo para mantener un uso del suelo sostenible
(1T = 11.2 t ha-1 año-1, umbral por encima del cual la tasa de erosión puede considerarse no
tolerable).

En la Rambla de la Azohía los efectos del cambio climático provocarán un au-


mento de los caudales pico y las cargas de sedimentos en suspensión para eventos
de similar magnitud en la actualidad que en los proyectados bajo diferentes escena-
rios (figura 139). Dependiendo del escenario de cambio climático, los caudales pico
aumentarán entre un 9% (RCP 4.5) y 13% (RCP 8.5) como promedio, mientras que
el transporte en suspensión lo hará en torno a un 12% (RCP 4.5) y 35% (RCP 8.5)
(Alonso–Sarria et al, 2021) (figura 139). Este incremento es provocado fundamente
por la pérdida de la cobertura del matorral bajo, que en parte se degradaría por la ex-
trema aridificación proyectada para finales del siglo XXI, y el significativo incremen-
to de la superficie de suelo desnudo. Un escenario de resiliencia, desarrollado para
mitigar los efectos severos de los escenarios RCP 4.5 y RCP 8.5 e intentar recuperar el
equilibrio previo, mediante la introducción o restablecimiento de especies vegetales
adaptadas a condiciones de aridez extrema (p. ej. el esparto o el albardín), supondría
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 137

una reducción promedio de los caudales picos y de la carga en suspensión del 7% y el


14%, respectivamente (Alonso–Sarria et al., 2021).
Para comprender mejor el alcance de los impactos del cambio climático en los
SAES resulta necesario tener más información sobre los ajustes morfológicos histó-
ricos de este tipo de cauces efímeros en relación con las variaciones climáticas de las
últimas décadas y siglos. Ésta es sin duda una tarea harto complicada por el escaso
número de sistemas efímeros que no han sido afectados por la actividad humana y
por el poco interés prestado al análisis de su evolución geomorfológica en general.
La mayoría de los estudios realizados sobre cambios morfológicos recientes en los
SAES no han sido capaces de discernir entre los efectos debidos al cambio climático
y los inducidos por actuaciones humanas directas, siendo ambos abordados de for-
ma integrada (Simon y Rinaldi, 2006: Thornes, 2009; Delong et al., 2012; Leopold et
al., 2012; Villarreal et al., 2014; Norman y Niraula, 2016). También parece claro, y así
lo han constatado diversos autores (p.ej. Liébault y Piégay, 2002; Dufaur et al., 2015),
que los impactos antropogénicos sobre estos sistemas son más visibles y acusados a
corto plazo que los provocados por el cambio climático. Cuando un SAES ha alcan-
zado un nivel de equilibrio frágil e inestable por causa del cambio climático, en régi-
men progresivo a medio y largo plazo, basta con una leve interferencia directa huma-
na para que se rebase el umbral del estado previo y sean alterados rápidamente sus
rasgos morfodinámicos.

5.3. Iniciativas y propuestas de adaptación al cambio climático

La gestión y la restauración de los cursos efímeros son acciones muy complejas


que deben tener en cuenta múltiples y variados aspectos, como los valores y benefi-
cios ecológicos existentes y potenciales, los intereses económicos y la protección hu-
mana frente a las avenidas. Dicha complejidad es todavía más notoria con la incor-
poración de los efectos del actual cambio climático. Entre los factores más comunes,
impulsores de las propuestas de adaptación de los SAES a nuevos escenarios climá-
ticos, desempeña un papel relevante su dinámica geomorfológica. Cabe señalar que
la importancia de los aspectos hidromorfológicos, y sobre todo de los referidos al
transporte de agua y de sedimentos, ha sido ya destacada por numerosos autores en
programas de restauración fluvial (Brierley y Fryirs, 2005; Hebersack y Piégay, 2008;
Surian et al., 2011) y reconocida en la legislación vigente (Comisión Europea, 2000).
Sin embargo, todavía resulta muy escasa y deficiente la atención prestada al funcio-
namiento geomorfológico y sistémico de los cursos de agua efímeros. En EEUU no
existe acuerdo unánime sobre su definición y clasificación, siendo bastante frecuen-
te que aparezcan incluidos en el grupo de los IRES. En diez de sus Estados (21%) no
se encuentran regulados o, en el mejor de los casos, la regulación afecta a un número
muy reducido de ellos (Zollitsch y Christie, 2014). Para mejorar la información cien-
138 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

tífica disponible sobre los cursos efímeros se han propuesto diversas acciones e ini-
ciativas: 1) creación de una base de datos de proyectos vinculados a otras ya existen-
tes como FAME; 2) mejora del flujo de comunicación, información y participación
de los distintos grupos sociales implicados; 3) estudio de aspectos poco investigados,
como la adaptación de metodologías de evaluación de caudales ambientales (ECA) al
caso de los SAES; 4) reconocimiento y análisis de la vulnerabilidad ecogeomorfológi-
ca de este tipo de cauces; y 5) valoración y evaluación de los servicios ecosistémicos
que proporcionan los cursos de agua efímeros en general.
La tendencia actual y las proyecciones de distintos escenarios climáticos futuros
en las regiones mediterráneas semiáridas muestran una disminución general de la
precipitación y de la escorrentía, y un incremento significativo de la frecuencia de llu-
vias especialmente intensas y grandes avenidas. Muy probablemente, la aridificación
de estas zonas implicará un cambio importante en el régimen hidrológico de los cur-
sos efímeros, en el que se prodigarán las etapas secas largas, con intercalación de su-
cesos de moderada a baja magnitud, y las avenidas extremas, que acortarán sus tiem-
pos de retorno (Conesa–García et al., 2021). Los sucesos de intensidad extraordina-
ria pueden ser decisivos en la ruptura del equilibrio morfológico actual de los SAES,
puesto que serán responsables de tasas muy altas de transporte de fondo y de deposi-
ción, que a menudo provocarán procesos de acreción vertical del lecho y erosión late-
ral del cauce. La rápida recesión del hidrograma “flash flood”, típico de tales avenidas,
favorecerá la deposición de grandes volúmenes de material grueso, incrementando
las tasas de acorazamiento granular del lecho. Ejemplos de este tipo de procesos, que
se harán más recurrentes con el cambio climático, son bastante comunes en ramblas
con lecho de grava (Hooke, 2019; Conesa–García et al., 2020). Sin duda, tales cam-
bios hidrológicos y morfológicos redundarán en una alteración sensible de las con-
diciones ecológicas del cauce, y particularmente de sus riberas. La disminución de la
recarga de acuíferos subálveos (Meixner et al., 2016) y el empobrecimiento de la ve-
getación ripícola (Stromberg et al., 2015) serán claros síntomas de ello. En este senti-
do, la restauración de los SAES podría incluir medidas proactivas, como la recupera-
ción de la vegetación ribereña y la implementación de caudales ambientales de aveni-
da (Palmer et al., 2009), mediante la preservación de refugios (por ejemplo, pozas) en
los tramos alto y medio, y la reducción de capturas y detracciones de agua y sedimen-
tos en las zonas de cabecera (por ejemplo, presas de retención) (Lake et al., 2017).
La restauración de los SAES se prevé lenta por cuanto se rige por la ocurrencia
de avenidas esporádicas, a menudo impredecibles y de muy corta duración, bastan-
te distantes en el tiempo. Los largos plazos requeridos para alcanzar los objetivos de
adaptación al cambio climático plantean serios problemas de financiación, a los que
se suma el escaso interés mostrado hasta ahora por las Administraciones de Gestión
del Agua. Los cursos de agua efímeros mediterráneos (CEM) son, por otra parte, eco-
sistemas singulares, tradicionalmente sometidos a una fuerte presión humana, sobre
cuyo funcionamiento y respuesta a corto y medio plazo los gestores del agua carecen
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 139

de información suficiente. El desconocimiento es todavía mayor cuando se trata de


gestionar la adaptación a los efectos combinados de dicha presión y del cambio cli-
mático.

Las buenas prácticas de gestión y restauración de los cursos efímeros en relación


con el cambio climático

Las buenas prácticas de gestión y restauración fluvial que pueden ralentizar o co-
rregir los efectos del cambio climático en cursos efímeros son principalmente aquellas
conducentes a frenar o invertir los procesos, derivados del mismo, que están alterando
el equilibrio morfológico y ecológico de dichos sistemas. En la adaptación al cambio
climático también es fundamental contar con unos cauces efímeros eficientes ante po-
sibles eventos extremos de gran magnitud, así como con la presencia de especies vege-
tales autóctonas que ejerzan adecuadamente sus funciones biogeomorfológicas.
De entre las buenas prácticas presentadas en el capítulo 4, se pueden destacar las
siguientes (Tabla 10) por su utilidad para la adaptación al cambio climático y la re-
ducción de sus efectos.

Tabla 10
Buenas prácticas en cursos efímeros con especial aplicación a la adaptación al cambio climático

Buena práctica Efectos en la adaptación al cambio climático


A. Naturalización de la – Control de los procesos de erosión que aterran los cursos
cuenca efímeros y disminuyen su capacidad de desagüe ante eventos
catastróficos como las avenidas
– Disminución de la escorrentía superficial y en consecuencia de los
efectos más dañinos de las avenidas de agua.
– Aumento de la capacidad de infiltración para la recarga de
acuíferos subálveos
B. Naturalización del – Mejorar la continuidad longitudinal de los cauces efímeros recuperando
lecho del cauce mediante su funcionalidad y naturalidad como corredores naturales.
la supresión de barreras – Recuperar procesos hidromorfológicos de este tipo de cauces
transversales, badenes y durante las avenidas, como la movilidad del material del lecho, la
caminos internos. erosión transitoria general y el transporte de fondo al eliminar barreras
transversales (diques, barradas, etc.) y reducir la compactación del
lecho y devolverle su textura y estructura granular natural.
– Evitar los procesos de alteración geomorfológica del lecho debidos
a los efectos de deposición y erosión provocados por los diques
aguas arriba y abajo respectivamente, y de compactación e
impermeabilización por el paso de vehículos, así como posibles
afecciones en la calidad ecológica del espacio ribereño.
140 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

– Reducir o evitar discontinuidades en los hábitats del cauce y en la


distribución de especies.
– Reducir situaciones de riesgo dada la vulnerabilidad asociada a
dichos elementos: mal anclaje de los diques y represas, ubicaciones o
diseños inapropiados a las condiciones litológicas y topográficas de los
tramos corregidos, construcción de badenes en cauces relativamente
estrechos y profundos y mal estado de los caminos interiores.
C. Naturalización de los – Desproteger orillas y permitir la erosión de los márgenes y taludes,
márgenes del cauce ya que son una fuente de sedimentos muy importante para este
mediante la eliminación tipo de cauces.
de escolleras y muros de – Recuperar procesos de erosión, transporte y sedimentación que
revestimiento afectan a la totalidad del sistema (cauce y llanura de inundación)
y restablecer la dinámica fluvial natural, devolviendo al cauce
principal su capacidad para migrar libremente.
– Aumentar la anchura de la sección de desagüe.
– Reducir la velocidad de la corriente durante las avenidas.
– Suprimir estructuras duras (de obra, mampostería, cemento), que
impidan la nidificación de especies de aves y el desarrollo de la
vegetación natural.
– Disminuir los riesgos atribuibles a una falsa seguridad.
– No trasladar la peligrosidad a tramos situados aguas abajo.
D. Promover acciones que – Favorecer la permeabilidad y transmisividad hidráulica del lecho.
amortigüen los efectos – Mantener el perfil de equilibrio del cauce (recto o ligeramente
del cambio climático en el cóncavo).
régimen hidráulico de los – Aminorar la pendiente longitudinal en tramos de cabecera.
cursos efímeros – Aumentar la rugosidad granular, morfológica y vegetal del cauce.
– Evitar situaciones de desbordamiento e inundación por causa de
avenidas extremas, que serán cada vez más frecuentes con el
cambio climático.
E. Actuaciones encaminadas – Recuperar la continuidad en el transporte, particularmente de la
al restablecimiento del carga de fondo.
transporte natural de – Asegurar la conectividad hidrogeomorfológica entre los diferentes
sedimentos tramos de cauce durante las avenidas.
– Restablecer la dinámica morfosedimentaria natural propia de estos
cursos efímeros.
– Evitar variaciones locales significativas en la textura de los
sedimentos del lecho.
F. Adaptación de las – Mejorar la capacidad de desagüe de las infraestructuras de
estructuras de drenaje y drenaje (alcantarillas, pontones y puentes) para evacuar las aguas
de comunicación al cambio de grandes avenidas (cada vez más frecuentes con el cambio
climático climático).
– Readaptar su diseño y dimensiones a cauces más anchos.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 141

– Adoptar sistemas de drenaje y estructuras viarias que minimicen


sus propios efectos sobre el cauce, especialmente la erosión local
en el lecho y los márgenes.
– Reducir o eliminar la peligrosidad de cruces de carreteras con
ramblas en puntos de alto riesgo, desmantelando o trasladando
dichas infraestructuras a otros tramos más estables y menos
peligrosos.
G. Devolver al curso fluvial – Aumentar la capacidad del cauce para desagüar las avenidas
su espacio natural y generar previsibles según las previsiones del IPCC.
un territorio fluvial – Laminar las grandes avenidas de agua.
– Facilitar tanto el movimiento del agua de avenidas como de su
carga sólida que aumentarán en intensidad según proyecciones
del cambio climático
H. Dar mayor anchura al – Aumentar la capacidad de estos cauces para gestionar las
territorio fluvial en tramos inundaciones
urbanos y desurbanizar las – Reducir o minimizar los riesgos derivados de las inundaciones en
áreas requeridas para la los núcleos urbanos y en la población local.
laminación de avenidas – Laminar las avenidas de forma natural, reduciendo los caudales
punta, mediante el propio desbordamiento dentro del espacio
fluvial.
I. Proteger cursos efímeros – Incorporar un número significativo de cursos de agua efímeros no
de alto valor y calidad impactados a la red de reservas fluviales que sirvan como testigos
ambiental del comportamiento natural de estos ecosistemas frente al cambio
climático.
J. Monitoreo y seguimiento Seguimiento y supervisión de cursos efímeros piloto para analizar la
bondad o dificultad de los procesos de restauración y, en su caso,
diseñar proyectos de rectificación.

La mayoría de los indicadores o factores impulsores del “buen estado ecológico”


de los CEM se refieren a la continuidad/conectividad de los procesos geoecológicos
(CCE), el régimen de avenidas e inundaciones (RAI) y el modelo de productividad
fluvial (MPF). Los dos primeros tipos de factores tienen especial relevancia duran-
te las avenidas, aunque el segundo, en particular, está sujeto a la incertidumbre de
las proyecciones de CCG para los escenarios RCP con mayor forzamiento radiati-
vo (RCP6.0 y RCP8.5). El MPF, en cambio, puede extenderse a la etapa post–aveni-
da. La adaptación de estos sistemas a condiciones más áridas, dominadas por ajus-
tes geo–ecológicos globales asociados a sucesos hidrológicos cada vez más extremos,
exige una gestión integrada a nivel de cuenca. Se impone la adopción de medidas in-
tegradoras, orientadas a la naturalización de la cuenca y de sus cauces efímeros (véa-
se tabla 10). Quizás en las cuencas semiáridas mediterráneas más sensibles, donde
142 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

los SAES soportan una intensa ocupación humana y las distintas Administraciones
han promovido actuaciones estructurales de defensa contra avenidas, existe un ma-
yor riesgo de rebasar el umbral de equilibrio dinámico actual. En tales casos, una in-
tensificación de las lluvias torrenciales y un incremento en la frecuencia de los cau-
dales pico de avenida por encima del caudal bankfull, asociados al cambio climático,
pueden alterar profundamente los procesos hidromorfológicos del cauce. De nuevo,
las acciones proactivas parecen ser aquí la mejor opción para amortiguar este tipo de
efectos. Entre las numerosas propuestas de prevención o actuación proactiva, pueden
destacarse las relacionadas con (1) la planificación integrada de medidas estructura-
les y biotécnicas, (2) el incremento de la capacidad de infiltración de los suelos (me-
diante repoblaciones forestales, aterrazamientos y otras prácticas de conservación
del suelo), (3) la naturalización de las cuencas y de los cauces efímeros, (4) la utiliza-
ción conjunta de aguas superficiales y subterráneas, y (5) la recuperación de sistemas
de regadío tradicional en secanos marginales (por ejemplo, derivación de aguas de
avenida mediante el uso de boqueras a partir de calados que aseguren el caudal am-
biental).
1) Los proyectos de corrección hidrológico forestal llevados a cabo en dichas
cuencas deberán incorporar estudios de optimización sostenible de las funciones de
los diques de retención, según su eficiencia y capacidad para minimizar los posibles
impactos negativos (incisión del lecho, cambios texturales de los sedimentos, inmo-
vilización del material de fondo, acorazamiento del lecho al pie del dique, formación
de pozas promotoras de una erosión progresiva aguas abajo…). Conesa–García et al.
(2007) constataron un desigual comportamiento y grado de eficiencia en los diques
instalados en cuencas semiáridas mediterráneas de pendientes similares, pero con
diferente caracterización litológica y distribución de los grupos hidrológicos de sue-
los. Los diques de retención demostraron una mayor eficiencia para el control de la
erosión en las cabeceras abarrancadas de cuencas con predominio de margas (Ram-
bla del Cárcavo, Cieza) y como sistemas de recarga de acuíferos en subcuencas de te-
rrenos metamórficos (Rambla de Torrecilla, Lorca). Sin embargo, en los tramos más
bajos de cabecera fueron menos eficientes e incluso provocaron alteraciones del cau-
ce no deseadas (avalancha de derrubios por rotura de las presas, sobreexcavado e in-
cisión aguas abajo con formación de nuevos cauces bankfull más estrechos y profun-
dos, pozas al pie de las estructuras, acorazamiento por lavado superficial de los ma-
teriales del lecho, surcos de erosión y lenguas de derrame, etc.) (figuras 140 y 141).
En las vertientes altamente erosionables diversos autores han sugerido como al-
ternativa de restauración y gestión adaptativa al cambio climático la instalación de
estructuras de control de la erosión sostenibles con la dinámica natural de los SAES
(Conesa García y Lenzi, 2013; Tosline, 2016; Norman et al,, 2017): diques de gavio-
nes y de piedra seca, y represas de bloques de roca sueltos de escasa altura, reforza-
dos por tratamientos biotécnicos y de bioingeniería en taludes y márgenes adyacen-
tes. Un sistema de estructuras de este tipo adecuadamente planificado (atendiendo a
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 143

Figuras 140 y 141. Diques de mampostería instalados en la cuenca de la rambla del Cárcavo
en el tramo bajo (a) y medio (b) (Cieza), responsables de un fuerte lavado superficial,
encostramiento y erosión del lecho aguas abajo.

una optimización de su diseño, altura y ubicación) puede tener efectos hidromorfo-


lógicos y ecológicos menos drásticos y más beneficiosos en muchos cauces efímeros,
sobre todo cuando los diques se hallan totalmente colmatados de sedimentos: éstos
reducen la velocidad, tensión de corte y energía de las aguas de avenida, y, con ello,
la erosión neta general, favorecen la infiltración del agua de escorrentía, amortiguan
la onda de crecida aguas abajo, retienen sedimentos gruesos con un restablecimiento
rápido de la carga de fondo, facilitan la colonización vegetal en las cuñas sedimenta-
rias y aumentan la estabilidad de las laderas en zonas abarrancadas.
2) La naturalización de la cuenca y recolonización vegetal. Existe gran consenso
en reconocer que la mejor manera de que los cursos efímeros puedan recuperar su
morfodinámica natural y minimizar los efectos hidromorfológicos y ecológicos aso-
ciados al cambio climático es abordar actividades de rehabilitación y restauración fo-
restal (y de la cubierta vegetal en general) en las zonas de cabecera de sus cuencas y
a lo largo de su propio espacio de influencia fluvial (por ejemplo, sectores de ribera)
(Descheemaeker et al., 2006; Nyssen et al., 2008; Frankl et al., 2013; Demissie, 2016).
Una propuesta adaptativa muy efectiva podría ser la de incrementar la superficie ve-
getada, en especial la forestal, y recolonizar los terrenos más áridos del área vertiente
con especies xerófilas, que resistan largos períodos de sequía, aumenten la infiltra-
ción y frenen la erosión del suelo (tomillares, asociación de romero, brezo y otros ma-
torrales xerófilos, como el matorral de palmito y espino negro, herbáceas y gramíneas
como esparto, albardín o lastón, cactáceas, arbustos como la retama o la adelfa…).
3) La naturalización del cauce, eliminando caminos de paso y badenes (figuras
142 y 143), canalizaciones (figura 144), muros de revestimiento de márgenes y es-
colleras de protección, y barreras transversales que supongan medidas estructurales
duras, inefectivas y poco respetuosas con el funcionamiento hidrológico y geomorfo-
lógico natural de barrancos y ramblas.
144 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figuras 142 y 143. Ejemplos de destrucción de badenes por las aguas de avenidas en las
ramblas del Ramonete (Lorca) y Benipila (Cartagena). Lugares de paso de gran peligrosidad
y vulnerabilidad, que, además, alteran los procesos hidrogeomorfológicos en muchos cauces
efímeros mediterráneos.
4) El uso integrado de las aguas superficiales y subterráneas en los sistemas fluvia-
les efímeros es otra medida proactiva (tabla 11), que puede contribuir a la adaptación
de sus ecosistemas al cambio climático si se hace de una forma racional y sostenible.
En el marco del Scientific Workshop on the provision of environmental flows in Medite-
rranean ephemeral rivers, celebrado en Madrid en 2004, dicha estrategia se consideró
crucial para lograr una adecuada gestión de estos ecosistemas, siendo catalogada por
varios representantes del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) como una
Buena Práctica de Gestión (BPG) (IUCN–CMC, 2004). La evaluación de los cambios
en las tasas de escorrentía superficial, como consecuencia de nuevos escenarios cli-
máticos en las cuencas semiáridas, puede servir para conocer en qué medida varia-
rán sus recursos hídricos renovables totales, pero no es suficiente para respaldar una
gestión sostenible del agua en este tipo de ecosistemas. Será necesario tener en cuen-
ta el impacto del cambio climático en los patrones de escorrentía a escala de sucesos,
de acuerdo con sus efectos en el régimen de avenidas y en la interconectividad de los
flujos superficiales y subálveos.
5) Recuperación de prácticas de regadío tradicional mediante el aprovechamiento
de las aguas de avenida que superen el caudal ecológico establecido para cada SAES
(figura 145).
6) Concienciación de los políticos y de las partes locales interesadas sobre las ac-
ciones de conservación y la gestión sostenible de los cursos efímeros.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 145

Figura 144. Sistema de ramblas próximas a Águilas (Murcia) con muros de protección de
invernaderos (a, b y c) ubicados en el llano de inundación (a veces, incluso en el propio cauce
activo), con tramos de estrechamiento (a y b) y reducción de la anchura, y la consiguiente
acreción vertical del fondo, del cauce principal (d, e y f).
146 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figura 145. Ejemplo de derivación de aguas de avenida mediante el uso de boqueras a partir
de calados que aseguren el caudal ambiental y recuperación de sistemas de regadío tradicional
en secanos marginales. Sistema de aprovechamiento de las aguas de avenida mediante
boqueras en la Rambla de Nogalte (provincia de Murcia). Fue tradicionalmente un sistema de
laminación de aguas en avenidas ordinarias que formaban una red de boqueras y acequias de
distribución para riego en amplias superficies del abanico por el que discurría dicha rambla.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 147

Tabla 11
Ámbitos de actuación y aspectos involucrados en la gestión geomorfológica – ecológica adap-
tativa de los cursos efímeros al cambio climático.

Ámbitos de actuación Aspectos implicados en la gestión adaptativa de los cursos


proactiva efímeros al cambio climático
Régimen de escorrentía ͵ Régimen de las avenidas (volumen, frecuencia, duración, caudales
superficial pico…).
͵ Efectos de escala temporal (corto, medio y largo plazo).
͵ Efectos de escala espacial (sistema fluvial global, cauce principal,
tramo de referencia, red de drenaje…).
͵ Efectos asociados a escenarios climáticos futuros.
͵ Comportamiento y dinámica de las pozas durante las avenidas.
͵ Umbrales críticos de corriente en los procesos de regeneración y
conservación de la cubierta vegetal del cauce.
Interacción de aguas ͵ Cambios en la capacidad de infiltración de los materiales del lecho
superficiales y subálveas (permeabilidad).
͵ Balance de pérdidas de agua por transmisividad hidráulica
(especialmente en ramblas con lecho de gravas).
͵ Variaciones espacio–temporales en la textura del lecho.
͵ Duración de los sucesos de avenida y tiempos de recarga.
͵ Eficiencia de las estructuras transversales y otras medidas de
actuación sobre el cauce (p. ej. biotécnicas o de bio–ingeniería)
para la recarga de acuíferos.
Aspectos geoecológicos ͵ Geometría hidráulica del cauce en avenidas ordinarias y
extraordinarias.
͵ Unidades morfosedimentarias características (tipos, rasgos y
distribución).
͵ Flujos sedimentarios netos y totales.
͵ Dinámica de nutrientes.
͵ Permeabilidad del lecho.
Condiciones climáticas ͵ Cambio en el régimen de precipitaciones.
͵ Disminución de las precipitaciones medias anuales y aumento de la
frecuencia de lluvias especialmente intensas.
͵ Implicaciones derivadas del aumento de la temperatura y de la
evapotranspiración.
͵ Incremento de las anomalías térmicas (olas de calor más intensas
y duraderas).
Otras condiciones ͵ Políticas de usos del suelo, prácticas de manejo y técnicas de
ambientales del área cultivo.
vertiente (presentes y ͵ Comportamiento hidrológico de los suelos.
adaptativas potenciales) ͵ Erosividad del suelo (propiedades geotécnicas).
148 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

͵ Energía de las pendientes.


͵ Densidad y estructura de la cubierta vegetal actual y su evolución
previsible, de acuerdo con modalidades de adaptación a distintos
escenarios de cambio climático.
͵ Planificación agrícola sostenible (adaptabilidad de las superficies
agrícolas y de regadío, explotación sostenible de los recursos
hídricos acordes con las previsiones de una mayor aridez climática).
Caudales de avenida y ͵ Magnitud y frecuencia de las avenidas como responsables
efectos hidromorfológicos primarios de los cambios morfológicos y del balance erosión /
sedimentación en los CEM y SAES. Los sucesos mayores provocan
ajustes morfológicos globales y movilizan todo el material del lecho.
Los moderados y de menor magnitud (caudales sub–bankfull)
redistribuyen los sedimentos, causando incluso incisión local o
general.
͵ Peligro de inundaciones y estrategias de mitigación, adaptación y
protección.
Estatus de calidad de las ͵ Grado de turbidez (carga de sedimentos en suspensión) de las
aguas de avenida avenidas.
͵ Flujos de nutrientes.
͵ Influencia de los vertidos a las ramblas. Los cauces efímeros
son más vulnerables por disponer de menos agua para diluir
los contaminantes (durante las grandes avenidas pueden ser
desplazados en altas concentraciones de forma rápida, alcanzando
el mar en el caso de las ramblas litorales).
Vegetación riparia ͵ Condiciones del hábitat (perfil de los márgenes, grado de submersión
de la vegetación en avenidas de distinto calado y frecuencia, textura
y estructura de los depósitos y formaciones rocosas marginales).
͵ Fuente longitudinal de nutrientes, con pérdidas de continuidad
espacial, que pueden incrementarse bajo condiciones más áridas
simuladas por forzamientos radiativos de tipo moderado y extremo.
Acción humana sobre los Acciones y políticas de sensibilidad ambiental y prácticas de gestión
cauces efímeros y sus zonas sostenible / restauración, orientadas a amortiguar los impactos del
de inundación cambio climático, afrontando, como medida proactiva, los siguientes
problemas:
͵ Alteraciones del régimen hidrológico e hidráulico, cuyos efectos
se verán agravados por el cambio climático (p.ej. las producidas
por presas y derivaciones de aguas superficiales inapropiadas, o
por extracciones de agua subterránea y subálvea, que provocan
bruscas rupturas en la dinámica natural de los cursos efímeros).
͵ Invasión del espacio funcional de las avenidas con la consiguiente
pérdida de su capacidad de laminación.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 149

͵ Interferencia humana en la dinámica natural de los procesos de


erosión, transporte y sedimentación (estructuras de control de la
erosión y retención de sedimentos).
͵ Incremento del grado de vulnerabilidad y fragilidad de los
ecosistemas fluviales efímeros durante períodos de sequía cada
vez más prolongados y avenidas extremas (tipo flash flood) más
frecuentes.
͵ Efectos ambientales nocivos relacionados con un excesivo
desarrollo económico y demográfico (vertidos de residuos,
contaminación de acuíferos, etc.)

Tabla elaborada a partir de los informes técnicos del IUCN–CMC (2004) y de Magand (coord.., 2020) y los resultados
de los proyectos RIFLUTME (2011–2013) y CCAMICEM (2018–2021).

Marco normativo e iniciativas de ámbito europeo

Existen diferentes directivas europeas e iniciativas internacionales sobre protec-


ción medioambiental y sostenibilidad de los recursos hídricos, que incluyen entre sus
objetivos la protección y gestión de los IRES. Sin embargo, dentro de este marco nor-
mativo se hace mención muy escasa a los sistemas de escorrentía efímera, y apenas se
recogen directrices específicas que promuevan la evaluación de su calidad ecológica
e hidromorfológica.
La Directiva Marco del Agua, Directiva 2000/60/CE del Parlamento y Consejo
Europeo de 23 de octubre de 2000, establece un marco de acción para la Comunidad
Europea dentro del ámbito de la planificación y gestión del agua. En dicha Directi-
va se insta a los Estados miembros (EM) a evaluar y mejorar el estatus ecológico de
los IRES, pero no se contempla dicha posibilidad para los SAES. La fragilidad de los
IRES ha sido recientemente reconocida a raíz de cambios globales emergentes cau-
sados por el cambio climático (Magand, coord., 2020). El régimen particular de los
ríos temporales, su amplia presencia en la UE y los escenarios de cambio climático
futuros aconsejan la adaptación de los métodos de biomonitoreo actuales y el desa-
rrollo de nuevos instrumentos para promover una evaluación efectiva y fiable de su
estado ecológico.
La Directiva sobre inundaciones, Directiva 2007/60/CE del Parlamento y Consejo
Europeo de 23 de octubre, insta a los EM a identificar las áreas con riesgo de inunda-
ción, elaborar los correspondientes mapas de peligrosidad por inundación y desarro-
llar planes de gestión de este tipo de riesgos basados en la prevención, la protección y la
programación de estrategias de actuación. En estas áreas se hallan incluidos los SAES,
que juegan un papel muy notorio en la generación de grandes avenidas y crecidas den-
tro del ámbito hidrológico mediterráneo. El funcionamiento esporádico e imprevisible
de los SAES y el estado seco de su cauce durante largos períodos y el desconocimien-
150 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Figura 146. Cruce de una carretera local con la Rambla de la Azohía (municipio de Cartagena).
El sistema de drenaje tipo alcantarilla, ubicado en éste como en tantos otros cruces de
carreteras con ramblas de lecho de grava, deberá adaptarse al incremento de la carga de fondo
previsto para futuros escenarios de cambio climático.
to de los límites de laminación de sus aguas de avenida suelen generar en la población
una muy deficiente percepción de su peligrosidad. Esta falta de percepción va a menu-
do acompañada de una intensa e inadecuada ocupación humana del espacio requerido
por los SAES para su autogestión natural, que conlleva a situaciones de alto riesgo. Ante
dicha problemática es recomendable, por tanto, delimitar y proteger el espacio funcio-
nal de estos sistemas en su dimensión global, procurando respetar la anchura del cauce
y del llano de inundación que sea necesaria para absorber los efectos de avenidas más
intensas y frecuentes previstas con motivo del cambio climático. En los cruces de carre-
teras con ramblas, por ejemplo, el cauce deberá ser suficientemente ancho para evacuar
las aguas de avenida, y las infraestructuras viarias y de drenaje tendrán que adaptarse
a las nuevas condiciones hidrológicas (Conesa–García et al., 2013, 2014, 2017) (figura
146). En muchos de estos puntos críticos, propensos a inundaciones, las infraestructu-
rales existentes no mejoran la resiliencia de los tramos afectados, y será necesario rea-
daptar su diseño y dimensiones, o, en los casos más vulnerables, desmantelarlas y tras-
ladarlas a otros tramos más estables y menos peligrosos.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 151

Las Estrategias Europeas sobre Adaptación al Cambio Climático (EEACC) cons-


tituyen otra importante iniciativa para mejorar el grado de resiliencia del territorio
europeo en general, y de los IRES y los SAES en particular, frente al creciente ries-
go de inundación. Se trata de estrategias y planes de adaptación fundamentados en
tres prioridades transversales: integrar la adaptación en la política macropresupuesta-
ria, soluciones basadas en la naturaleza para la adaptación y medidas locales de adapta-
ción. Se espera que el cambio climático modifique a corto plazo y de forma significa-
tiva el ciclo hidrológico en los cursos de agua (de régimen permanente, estacional y
efímero), sobre todo en las cuencas mediterráneas y semiáridas, donde los modelos
actuales a escala global prevén cambios importantes en los patrones de precipitación
y temperatura (aumento de la variabilidad pluviométrica temporal y mayor frecuen-
cia de los sucesos extremos, como inundaciones y sequías supraestacionales) (Hisdal
et al., 2001; Döll y Zhang, 2010; Schneider et al., 2013). Los cambios de régimen entre
los regímenes intermitentes y los efímeros implican un fuerte impacto en las condi-
ciones del hábitat para la biota, con especial repercusión en sus servicios ecosistémi-
cos. Éste es un problema que se estima afectará en 2050 a más del 6% de la superficie
terrestre mundial, principalmente a regiones semiáridas (Magand, coord., 2020). En-
tre las estrategias propuestas por la Comisión Europea figura facilitar la financiación
de LIFE para respaldar la creación de capacidades y acelerar las medidas de adapta-
ción en Europa (2014–2020). En concreto, promoverá la adaptación en ámbitos vul-
nerables (gestión transfronteriza de inundaciones, gestión sostenible del agua y lucha
contra la desertificación en las zonas proclives a la sequía) y fomentará las medidas
de concienciación sobre la adaptación.
Conclusiones

Los cursos efímeros tienen una extensa representación en la red fluvial y en el


territorio en el ámbito mediterráneo del Sur de Europa. Su puesta en valor, su con-
servación y su restauración constituyen uno de los retos ambientales más relevantes
del siglo XXI. Pero las posibilidades de conseguir acciones de restauración para cau-
ces efímeros son en la actualidad y en el ámbito mediterráneo todavía muy escasas.
Probablemente el único punto de apoyo será la iniciativa de personas concretas del
ámbito científico o técnico y a escala local, ya que a nivel social y de gestión general
dominan la ausencia de interés, la falta de figuras y presupuestos específicos y las di-
ficultades prácticas.
La subestimación del valor de los cursos efímeros y el papel que éstos juegan se
extienden también a investigadores y gestores. Se ha dedicado poco esfuerzo investi-
gador a conocer y divulgar los valores naturales y las contribuciones de estos ecosis-
temas al bienestar humano. Solo recientemente han aparecido algunos métodos para
poder monitorizar y evaluar la calidad ecológica de estos ecosistemas, que son nece-
sarios para promover leyes y desarrollar políticas de conservación y mitigación de los
impactos que sufren.
Además, de forma aún más marcada que otros cursos fluviales, los efímeros deben
apoyar su recuperación en la funcionalidad y naturalidad de los procesos geomorfo-
lógicos. El presente trabajo pone de manifiesto esta problemática y puede sentar al-
gunas bases de apoyo, además de proponer medidas a modo de líneas de actuación
que habría que seguir.
Los cursos efímeros constituyen excelentes indicadores del cambio climáti-
co y global. Los procesos generalizados de estrechamiento, simplificación e inci-
sión a los que asiste toda la red fluvial se manifiestan también con claridad en es-
tos sistemas fluviales. Pero también en las regiones semiáridas son sintomáticos
del cambio climático la intensificación de los procesos de meteorización física y
producción de sedimentos gruesos en laderas cada vez más áridas, y el acoraza-
miento del lecho, asociado a un incremento de la carga de fondo, en este tipo de
cauces, que tenderán a ensancharse por erosión lateral (tipo uadi africanos). Las
buenas prácticas de gestión y restauración fluvial pueden ralentizar y corregir es-
tos efectos. En la adaptación al cambio climático es fundamental contar con unos
cauces eficientes ante posibles eventos extremos de gran magnitud, así como con
154 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

especies vegetales autóctonas que ejerzan adecuadamente sus funciones biogeo-


morfológicas.
Sería clave y necesario conseguir una primera acción de restauración desde la Ad-
ministración, que sirva de ejemplo de demostración y muy especialmente de fuen-
te de sensibilización social sobre el valor de estos cursos de agua, sus problemas y su
funcionalidad en el sistema natural y en el territorio.
A nivel científico, coexisten diferentes proyectos de investigación que no están
aislados, sino que colaboran y transfieren conocimiento y experiencia entre sí. Es
preciso mantener la discusión científica entre los diferentes proyectos para poder
establecer unas bases sistemáticas y homogéneas para luego poder comparar los re-
sultados y aunar fuerzas a la hora de hacer proposiciones más robustas. La década
actual, en un contexto ambiental complejo en el que la adaptación al cambio climá-
tico es ya de máxima urgencia, es clave para sentar esas bases y consolidar un cami-
no científico, técnico y social, que ponga en valor ya de forma definitiva los cursos
efímeros, conservando los que se encuentran en buen estado, reduciendo presiones e
impactos, restaurando los deteriorados, implicando a las administraciones públicas
en su atención y gestión sostenible y realizando un seguimiento continuo de su fun-
cionamiento y evolución en relación con los cambios climáticos y ambientales.
Glosario

Aluvial. Referido a los ambientes dominados por material detrítico transportado y


depositado por la dinámica fluvial (aluviones). Un río aluvial es aquel que fluye
a través de sedimentos que son constantemente erosionados y depositados por el
propio río. Esta tipología de río no presenta constricciones significativas de ma-
terial duro (i.e., roca), de modo que su morfología depende del balance entre su
capacidad erosiva y la resistencia del lecho aluvial y las orillas.
Avenida. Corriente superficial esporádica y repentina producida en cursos efímeros
o cauces de lecho habitualmente seco, que puede alcanzar un importante caudal
pico, desbordar su cauce principal y causar inundación en áreas adyacentes. A
menudo suele caracterizarse por un hidrograma de muy escasa duración y tiem-
po base, con sendas fases, de subida y receso, especialmente rápidas, que puede
generar inundaciones tipo “relámpago” (flash floods) durante fuertes e intensas
tormentas.
Azud. Barrera construida para elevar el nivel del agua del río con el fin de derivar
parte del caudal para algún uso concreto (p.e., regar, producción hidroeléctrica).
El tamaño de estas estructuras transversales suele ser menor que las presas, em-
balses o pantanos.
Caudal bankfull. Caudal correspondiente al cauce principal lleno, por tanto, aquel
previo al umbral de desbordamiento del agua sobre la llanura de inundación. Está
muy relacionado con el caudal geomórfico, es decir, aquel con máxima capacidad
para transportar carga sólida y modificar márgenes y fondo del cauce. Se le cono-
ce también con el nombre de “caudal formativo o dominante”.
Canalización / descanalización. Estructura rígida que transforma el cauce flu-
vial en un canal de sección uniforme. La descanalización es el proceso de re-
tirada de la estructura rígida para que el río recupere su dinámica erosivo-se-
dimentaria.
Cauce. Unidad geomorfológica encargada de transportar el caudal líquido y sólido del
sistema fluvial. Sus dimensiones están diseñadas para cumplir con máxima eficien-
cia esta función. Topográficamente presenta con unos límites claros debido a su en-
cajamiento sobre el terreno. Puede adoptar formas muy diversas (rectilíneo, mean-
driforme, trenzado, simple o múltiple, etc.) y diferenciarse entre cauce menor (de
estiaje) y cauce mayor (cauce principal, de aguas altas o crecida ordinaria).
156 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

Caudal (líquido y sólido). El caudal líquido es la cantidad de agua que transporta un


río en un lugar y momento concreto. Es producto de la velocidad (m/s) por el área
o sección de paso (m2). El volumen total de agua aportada por un curso de agua en
un período de tiempo determinado se denomina aportación. El caudal solido alu-
de a la cantidad de sedimento que éste transporta en un lugar y momento concreto.
Corta (de meandro). Proceso geomorfológico que implica un cambio de trazado del
cauce. Es un proceso rápido que se produce cuando la corriente busca un recorri-
do más corto y con mayor pendiente hacia aguas abajo. La corta suele producirse
en el lóbulo de un meandro, el cual queda abandonado y forma un nuevo tipo de
hábitat fluvial. Este tipo de proceso natural imprime una importante revitaliza-
ción de la erosión de las márgenes mientras el río alcanza el equilibrio de su nue-
vo trazado sinuoso. También se producen cortas por motivos antrópicos, por lo
general para ganar espacio para otros usos (p.e., ganadero, agrícola, industrial).
Crecida. Proceso natural que consiste en un aumento importante y repentino de cau-
dal en un río, produciéndose inundación de los terrenos aledaños al cauce prin-
cipal si la cota del agua supera los límites de este. La crecida es un proceso hidro-
lógico totalmente necesario en el que se producen grandes cambios ambientales
que someten al sistema a un equilibrio dinámico. El incremento de los flujos de
energía derivados de una crecida hace que se superen los umbrales de resistencia
(p.e., cantos y gravas comienzan a moverse o hay gran actividad sobre las orillas y
la base del lecho) y, en consecuencia, se aceleren los procesos geomorfológicos e
incrementen las interacciones entre erosión, transporte y sedimentación.
Desagüe. Capacidad de evacuación del flujo por parte del cauce del río. Depende de
las características topográficas de la sección de paso, como anchura, profundi-
dad, pendiente o rugosidad. Dado que el río es un elemento auto–construido para
transportar con máxima eficiencia el caudal líquido y sólido, su sección de des-
agüe está perfectamente diseñada para cumplir dicho cometido. El fuerte desplie-
gue energético producido durante las crecidas puede suponer cambios en la topo-
grafía del lecho; sin embargo, es el propio río el que se reajusta para seguir sien-
do eficiente en la evacuación de agua y sedimento. Por el contrario, las llamadas
“limpiezas fluviales”, basadas en el falso mito de que la acumulación natural de se-
dimentos perjudica al río y hace incrementar los desbordamientos, implican una
agresiva modificación en la sección de desagüe y una rotura del equilibrio del río.
Desurbanizar. Eliminación paulatina de elementos y obstáculos urbanos en el es-
pacio fluvial. Su presencia afecta en diferente grado a la calidad ecológica del río.
Dragado. Acción de retirada de sedimentos del lecho del río con el fin de aumentar
su calado y capacidad de desagüe. Es una de las actuaciones más extendidas en las
mal llamadas “limpiezas de ríos”, mostrándose totalmente ineficiente para los fi-
nes que se plantean y con un elevado coste para el contribuyente.
Encauzamiento. Tipo de actuación sobre el cauce fluvial destinada a mantener el
curso de agua dentro de unos límites de manera más o menos rígida. Su objetivo
Glosario 157

es la protección de los terrenos aledaños susceptibles de inundarse. En la mayo-


ría de los casos, el fondo del cauce se mantiene natural y las orillas estabilizadas.
Geomórfico. Todo aquello relacionado con los (geo)procesos y (geo)formas que ge-
neran un paisaje. El término deriva de la geomorfología, ciencia encargada de es-
tudiar los procesos de erosión, transporte y sedimentación que acontecen en la
superficie terrestre, así como las formas derivadas de tales procesos. En el ámbito
fluvial, lo geomórfico se estudia desde la morfología general (trazado en planta del
río y perfil longitudinal) y la morfología local, lo que incluye geometría del cauce
(anchura, calado, rápidos, remansos…), características hidráulicas (radio hidráu-
lico, ratio anchura–profundidad, pendiente…), características de los sedimentos
(granulometría, rugosidad, formas del lecho).
Gestión. Marco teórico que establece las directrices que debe adoptar un proceso
para alcanzar los objetivos previamente definidos. Se trata, en consecuencia, de
cualquier iniciativa o proyecto con capacidad de intervenir en el río. Incluso otor-
gar un uso de “no uso” (conservar) es aplicar un tipo de gestión. Como sociedad
tenemos la capacidad de decidir cómo queremos nuestros ríos y eso es gestión,
independientemente de si esta gestión implica o no intervenir. Un plan de restau-
ración o la propuesta de medidas de mejora son tipos de gestión.
IRES (Intermittent Rivers and Ephemeral Streams). Tipo de sistema fluvial carac-
terizado por patrones de intermitencia de flujo y unas condiciones ecológicas úni-
cas. Abundan especialmente en regiones áridas, semiáridas y mediterráneas, pero
está presente también en áreas húmedas, drenando, en conjunto, más de la mi-
tad de la superficie terrestre del Planeta. Su ecología y servicios ecosistémicos son
poco conocidos, lo que supone una falta general de aprecio e infravaloración por
parte de la sociedad.
Mantenimiento. Medidas y acciones encaminadas a conservar en unas condiciones
determinadas lo realizado por algún tipo de actuación previa sobre el río. Muchas
de las actuaciones de mantenimiento están relacionadas con las conocidas como
“obras de emergencia”, es decir, actuaciones aplicadas inmediatamente después de
una crecida y que, por lo general, se hacen con cierta premura para reparar in-
fraestructuras y defensas dañadas o aumentar (temporalmente) la sección de des-
agüe.
Mejora. Tipo de actuación enfocada a la recuperación ambiental de algún aspecto
del río, pero no a su recuperación integral como sistema. Un ejemplo de mejo-
ra puede ser la creación de pasos para peces para favorecer la franqueabilidad del
río, optimizando con ello la permeabilidad de la fauna piscícola en su recorrido
longitudinal.
Monitoreo. Proceso sistemático de recogida y análisis de datos de un sistema natu-
ral para hacer el seguimiento de un proceso y justificar la toma de decisiones en
la gestión. El monitoreo se debe realizar desde el comienzo del programa y con-
tinuar durante todo el período de implementación, así como una vez finalizado
158 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo

este. Idealmente, se debe realizar también monitoreo antes de la ejecución de un


proyecto para conocer las características previas a la aplicación de medidas.
Naturalización. Tipo de restauración fluvial basado en una mejora parcial del río.
Se fundamenta en la eliminación o reducción al mínimo posible de las presiones
antrópicas que deterioran el buen estado ecológico del río. A medida que las acti-
vidades humanas e infraestructuras asociadas pierdan protagonismo en beneficio
del río, se producirá una naturalización de este. Actualmente, en esta misma línea
está cobrando protagonismo el término resalvajizar (rewilding).
Presa de retención (check dam). Presa transversal a la corriente empleada para la re-
tención de sedimentos. Durante el siglo XX fue una obra muy común, especial-
mente como medida complementaria a las acciones de repoblación forestal y lu-
cha contra la erosión. Su efectividad para reducir la torrencialidad en avenidas ha
sido muy baja, pero, sin embargo, han generado importantes déficits sedimenta-
rios aguas abajo.
Régimen. Comportamiento del caudal promedio mensual de un río a lo largo del
año. Está regulado fundamentalmente por el régimen de precipitación, pero tam-
bién por la temperatura, la fisiografía de la cuenca (en especial las pendientes), el
tipo de suelo y la presencia de acuíferos, la vegetación y la actividad humana. Los
valores extremos del régimen fluvial son las crecidas o avenidas y estiajes, mien-
tras que el módulo representa un valor promedio constante para todo el año.
Rehabilitación. Conjunto de medidas restauradoras encaminadas a la mejora de la
dinámica fluvial, pero sin poder llegarse a la recuperación total del río.
Resiliencia. Capacidad del sistema fluvial para absorber perturbaciones y mante-
ner o recuperar sus características estructurales y funcionales, pudiendo, de ese
modo, retornar a la situación previa a la perturbación una vez esta cesa.
Restauración. Se refiere a todas aquellas acciones encaminadas a recuperar la diná-
mica natural y autosostenible de un sistema a partir de la eliminación de las pre-
siones e impactos que lo afligen y degradan. Es un proceso prolongado en el tiem-
po y difícil de alcanzar en su totalidad.
Revegetación. Medidas enfocadas a restablecer la cubierta vegetal de un sector cuyas
formaciones autóctonas están degradadas.
Riesgo. Posibilidad de que un territorio y la sociedad que lo habita se vean afecta-
dos por un fenómeno de ocurrencia esporádica. Es un concepto antrópico, por
cuento no hay riesgo sin presencia humana. En términos matemáticos se puede
expresar como la multiplicación de la peligrosidad natural por la exposición y la
vulnerabilidad.
SAES (Semi–Arid Ephemeral Streams). Dentro de los IRES, los SAES son el tipo es-
pecífico de cursos efímeros propios de ambientes semiáridos. Esta guía se centra
especialmente en los SAES. Téngase en cuenta que, por ejemplo, hay cursos efí-
meros de alta montaña, como algunos torrentes, que no son SAES, pues no cuen-
tan con un clima semiárido.
Glosario 159

SBN (Soluciones Basadas en la Naturaleza). Enfoque teórico que emplea los prin-
cipios de la naturaleza para responder a desafíos para la sociedad como el cambio
climático, el riesgo de desastres o la seguridad alimentaria. Basado en principios
de planificación y conservación, se sustenta en la integración entre lo humano y
lo ambiental para alcanzar un desarrollo en equilibrio con los ecosistemas y los
servicios que estos proveen.
Territorio fluvial. Espacio perteneciente al río, incluyendo cauce, corredor ribereño
y, total o parcialmente, la llanura de inundación. Se trata de una banda geomorfo-
lógica y ecológicamente activa, de máxima eficiencia y complejidad como sistema
natural. Es, en definitiva, un espacio a reivindicar, aunque suele chocar con los in-
tereses socioeconómicos ya que debe ser ancho, continuo, inundable, erosionable,
no defendido y no urbanizable.
Vado. Zona de un cauce habilitada para el paso de personas y vehículos (generalmen-
te agrícolas). Suelen ser de fondo firme, plano y poco profundo.
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Los cursos efímeros (ramblas, rieras, cauces secos salvo en avenidas repentinas y even-
tuales) tienen una gran presencia en el territorio mediterráneo, donde constituyen la
mayor parte de la red fluvial. Son sistemas naturales fundamentales en el ciclo hidrológi-
co para el transporte de agua, sedimentos y nutrientes, y, por tanto, excelentes indicado-
res del cambio climático y global.
Su puesta en valor, el reconocimiento de su papel, de sus valores hidromorfológicos y de
sus servicios ecosistémicos son totalmente necesarios para entender su grado de
resiliencia y contribución a la adaptación al cambio climático. Y es muy urgente trabajar
en su gestión, restauración y conservación, porque en general se encuentran sometidos
a fuertes presiones y están enormemente dañados.
La presente guía alerta sobre los múltiples impactos que sufren, divulga este gran
patrimonio mediterráneo, tan subestimado y poco conocido, y propone 33 buenas prácti-
cas para su gestión y restauración. Es una guía que puede aportar ideas a las personas
responsables de la gestión, pero está destinada al conjunto de la sociedad, porque el reto
es muy complejo: tenemos que recuperar cursos efímeros a partir del conocimiento y la
sensibilización. Y actuar con rapidez, porque ya es tarde y hasta ahora prácticamente no
se ha hecho nada por respetar, proteger y recuperar estos sistemas fluviales imprescindi-
bles de nuestro territorio. Este es nuestro reto.

ISBN-13: 978-84-09-32995-3

9 788409 329953

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