Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MINISTERIO
DE CIENCIA, INNOVACIÓN
Y UNIVERSIDADES
Fondo Europeo
de Desarrollo Regional
“Una manera de hacer Europa”
BUENAS PRÁCTICAS EN GESTIÓN Y RESTAURACIÓN
DE CURSOS EFÍMEROS MEDITERRÁNEOS:
RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
BUENAS PRÁCTICAS EN GESTIÓN Y
RESTAURACIÓN DE CURSOS EFÍMEROS
MEDITERRÁNEOS:
RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN AL
CAMBIO CLIMÁTICO
COORDINACIÓN:
Universidad de Murcia
2021
La presente guía ha sido elaborada en el marco del proyecto de investigación CCAMICEM (CGL2017- 84625-C2-
1-R) Respuesta morfológica y sistémica al cambio climático en cauces efímeros mediterráneos: dinámica, resiliencia y
propuestas de actuación, financiado por FEDER / Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades / Agencia Esta-
tal de Investigación dentro del Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad.
COORDINACIÓN:
Alfredo Ollero Ojeda. Profesor Titular de Geografía Física del Departamento de Geografía y Ordenación del Terri-
torio de la Universidad de Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e IP del
grupo de investigación de referencia Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales.
Contacto: aollero@unizar.es
Carmelo Conesa García. Catedrático de Geografía Física del Departamento de Geografía de la Universidad de Mur-
cia, IP del grupo de investigación ERODERME (Erosión y Desertificación en el Mediterráneo) y coordinador del
proyecto CCAMICEM.
Contacto: cconesa@um.es
María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez. Catedrática de Ecología del Departamento de Ecología e Hidrología de la
Universidad de Murcia e investigadora del grupo Ecología de Aguas Continentales.
Contacto: charyvag@um.es
Autoría de capítulos:
Capítulo 1: Alfredo Ollero1, Carmelo Conesa García2 y María Rosario Vidal-Abarca2
Capítulo 2: Alfredo Ollero1, María Luisa Suárez2, María Rosario Vidal-Abarca2, Carmelo Conesa García2, Yilena
Hermoso1, Sergio Sanmartín1, Ana Sáenz de Olazagoitia3, Francesca Segura Beltrán4 y Carles Sanchis Ibor4
Capítulo 3: Carmelo Conesa García2, Alfredo Ollero1, Askoa Ibisate3, María Rosario Vidal-Abarca2, María Luisa
Suárez2, Pedro Pérez Cutillas2, Rafael García Lorenzo2, Valeria Pirchi1, Yilena Hermoso1, Sergio Sanmartín1 y Alber-
to Martínez Salvador2
Capítulo 4: Alfredo Ollero1, Yilena Hermoso1, Sergio Sanmartín1, Askoa Ibisate3, J. Horacio García5, Carmelo Conesa
García2, María Luisa Suárez2 y María Rosario Vidal-Abarca2
Capítulo 5: Carmelo Conesa García2, Pedro Pérez Cutillas2, Alberto Martínez Salvador2, María Luisa Suárez2, María
Rosario Vidal-Abarca2, Francisco Alonso Sarria2 y Alfredo Ollero1
1 Universidad de Zaragoza
2 Universidad de Murcia
3 Euskal Herriko Unibertsitatea/Universidad del País Vasco UPV/EHU
4 Universitat de València
5 Universidade de Santiago de Compostela
Fotografías: Marcos Alquézar, Daniel Ballarín, Pedro Boné, Pilar Cabrero, Carmelo Conesa, Fran Durán, Víctor Fer-
nández, Tony Herrera, Askoa Ibisate, Pere Merino, Daniel Mora, Alfredo Ollero, Gonzalo Peño, Ana Sáenz de Ola-
zagoitia, Sergio Sanmartín, María Luisa Suárez, María Rosario Vidal-Abarca, Google Earth, Confederaciones Hidro-
gráficas del Júcar y del Ebro.
DOI: https://doi.org/10.6018/editum.2900
Septiembre de 2021
ISBN: 978-84-09-32995-3
Depósito Legal: MU 806-2021
Justificación y objetivos 11
1 Fundamentos 13
1.1. ¿Qué es la restauración fluvial? 13
1.2. ¿Cómo funcionan los cursos efímeros? 14
1.3. Antecedentes y dificultades de gestión en cursos efímeros 17
efímeros 129
5.2. Reacción de los cursos efímeros frente al impacto del cambio
climático 131
5.3. Iniciativas y propuestas de adaptación al cambio climático 137
– Las buenas prácticas de gestión y restauración de los cur-
sos efímeros en relación con el cambio climático 139
– Marco normativo e iniciativas de ámbito europeo 149
Conclusiones 153
Glosario 155
Referencias 161
Justificación y objetivos
Los cursos de agua no perennes constituyen al menos el 50% de la red fluvial mun-
dial y superan con creces ese porcentaje en muchas cuencas mediterráneas (Skouli-
kidis et al., 2017; Calle, 2018; Messager et al., 2021). No constituyen, por tanto, una
anomalía hidrológica y geomorfológica, sino una realidad muy importante en el Sur
de Europa. Estos cursos de agua no solo presentan características comunes con los
ríos de régimen permanentes, desde un punto de vista hidráulico, geomorfológico y
ecológico, sino que también comparten problemas ambientales asociados a extrac-
ción de áridos (Rinaldi et al., 2005; Sanchis et al., 2017; Calle et al., 2017), construc-
ción de presas o escolleras (Ollero, 2015), entre otros.
Pero además los cursos efímeros son marcadamente diferentes en algunos aspec-
tos clave. Pueden definirse como sistemas fluviales (enteros o en alguno de sus tra-
mos) en los que solo circula agua superficialmente de manera esporádica o pasajera,
en la mayoría de los casos porque se encuentran desconectados del acuífero, por lo
que solo llevan caudal directo en respuesta a eventos de precipitación (Levick et al.,
2008). Ese carácter temporal queda reflejado en el propio origen del término efímero,
1. Fundamentos 15
que proviene de la palabra griega ephémeros (lo que solo dura un día). La literatura
científica denomina de diversas maneras a los ríos no perennes –intermitentes, tem-
porales, semipermanentes, estacionales, efímeros, etc.– y recientemente se ha empe-
zado a utilizar el acrónimo IRES (intermittent rivers and ephemeral streams), con el
cual se identifica a los ríos que fluyen de manera temporal y que dejan de fluir y/o se
secan completamente en algún punto o la totalidad de su curso (Datry et al., 2017).
Esta naturaleza discontinua los define y al tiempo complica su clasificación y, por
tanto, abordar con garantía su gestión y conservación (Vidal-Abarca et al., 2020). La
variabilidad espacio-temporal de su caudal provoca que un mismo río, o incluso un
mismo tramo, se puedan identificar como intermitentes o efímeros dependiendo del
momento y lugar de la observación (Segura et al., 2021).
En suma, a diferencia de los ríos perennes, los IRES no tienen caudal de base, por lo
que al cesar el flujo directo se quedan secos. Esto es especialmente marcado en los cur-
sos efímeros de medios áridos y semiáridos (semi-arid ephemeral streams –SAES–). La
ausencia o la escasez de caudal de base puede deberse a causas climáticas (aridez,
como ocurre en los SAES), litológicas (karst), estructurales (desconexión con el acuí-
fero) o incluso antrópicas (Datry et al., 2017). La combinación de todos estos fac-
tores complica mucho las clasificaciones porque la disminución o desaparición del
caudal superficial cambia de la cabecera a la desembocadura y entre avenidas. Así, es
frecuente encontrar caudales permanentes o temporales en cabecera (conexión con
acuíferos locales) que desaparecen de la superficie aguas abajo (desconexión del acuí-
fero y pérdidas por transmisión).
Las avenidas en estos cursos suelen ser de tipo relámpago o flash flood. Generan
hidrogramas puntiagudos, con una curva de ascenso muy empinada, caudales pun-
ta muy elevados y tiempos de retraso muy cortos. Se pasa de un caudal 0 a centena-
res o miles de m3/s en minutos u horas, por lo que las inundaciones son repentinas
y frecuentes (Camarasa, 2021). Además, en muchas ocasiones se trata de cursos con
fuertes pendientes y elevada carga sedimentaria, transportada de forma espasmódi-
ca debido a las grandes fluctuaciones de caudal. En ellos predomina el sedimento de
calibre grueso (arenas, cantos, bloques), de ahí el topónimo árabe ramla (arenal o pe-
dregal). El sedimento discurre por cauces con un patrón trenzado (braided) de múl-
tiples canales y barras (cuencas bajas) o de canal único (cabeceras). La carga es trans-
portada en las secciones más estrechas y se deposita formando barras allí donde se
ensancha el cauce. En ocasiones se observa un acorazamiento del lecho.
El funcionamiento hidrogeomorfológico es el motor clave de toda la dinámica
fluvial, y lo es aún más en este tipo de cursos marcados por la ausencia o escasez de
caudal. La carga de sedimentos transportada por un curso de agua está ajustada al
caudal, mientras que los cambios morfológicos del cauce dependen del balance entre
erosión y sedimentación en el lecho y en los márgenes. La naturaleza de este equi-
librio puede establecerse considerando la efectividad geomorfológica de los sucesos
hidrológicos a distintas escalas temporales. Los ajustes morfológicos de este tipo de
16 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 1. Tramo de cauce efímero con lecho de arenas, Arroyo Grande (Villamanta, Madrid)
Los cursos de agua efímeros del ámbito mediterráneo plantean muchas dificulta-
des para que puedan ser objeto de programas de restauración (tabla 1). Los proble-
mas derivan de la gravedad de los impactos geomorfológicos que sufren, de su fun-
cionamiento repentino y esporádico –de ocurrencia a veces impredecible–, de su es-
casísima consideración en el marco de la gestión y planificación hidrológica, de las
dificultades de enfoque en la correcta restauración geomorfológica, de su percepción
social negativa y de su alejamiento del ideario de las políticas conservacionistas con-
vencionales (Ollero et al., 2019).
Estos cursos de agua tan frecuentes en el entorno mediterráneo han quedado al
margen de los programas y proyectos de restauración y rehabilitación fluvial. Tanto
en España como en Italia podemos afirmar que hasta el momento no existen ejemplos
de restauración en cursos efímeros. Y la gestión es escasa y deficiente. En las revisio-
nes bibliográficas solo aparecen algunos casos puntuales de rehabilitación en Califor-
nia (Kondolf et al., 2013). Aparte del “olvido” técnico-administrativo de estos cauces,
es además muy destacable el escaso aprecio y falta de sensibilidad social, sobre todo te-
niendo en cuenta que los impactos locales pueden ser importantes, pero los derivados
del cambio global pueden presentar efectos aún más graves que en otros cursos. Esta-
mos, en suma, ante cursos fluviales muy sensibles pero poco valorados (Ollero et al.,
2019), que hoy en día están dejados de lado en las iniciativas de restauración.
Históricamente, uno de los problemas de carácter administrativo ha sido la difi-
cultad para catalogar este tipo de cursos fluviales (Gallart et al., 2017). El problema
18 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
reside en que los criterios que se utilizan en España para caracterizar ríos, incluso a
nivel jurídico, son exclusivamente hidrológicos. La Instrucción de Planificación Hi-
drológica (IPH), definida por la Orden ARM 2656/2008, define las corrientes efíme-
ras como “cursos fluviales en los que, en régimen natural, tan sólo fluye agua superfi-
cialmente de manera esporádica, en episodios de tormenta, durante un periodo me-
dio inferior a 100 días al año”. En Estados Unidos se considera curso efímero el que
lleva agua en menos del 10% de los días del año (Sutfin et al., 2014).
En cualquier caso, los límites entre los efímeros, intermitentes, temporales en ge-
neral y perennes no son claros y están aún abiertos a debate (Busch et al., 2020): la
presencia o ausencia de caudal tiene una gran variabilidad espacio-temporal, de ma-
nera que un mismo tramo puede cambiar su condición para diferentes episodios, en
función de las características de la lluvia y de las tormentas. Y aunque podrían em-
plearse muchos criterios, lo verdaderamente innegable es que todos ellos son sis-
temas fluviales, que presentan procesos hidrológicos, geomorfológicos y ecológicos
complejos, que juegan un papel trascendental en el territorio. Por lo tanto, la diferen-
cia principal de los cursos efímeros es de algún modo artificial. Es decir, no reside en
su condición efímera, sino en el hecho de que el sistema de clasificación haya descen-
tivado su estudio, que muy pocas veces dispongan de sistemas de aforo y que cuen-
ten en muchos casos con una menor atención y valoración desde la administración
y desde la sociedad.
A pesar de la necesidad de conocer su funcionamiento hidrogeomorfológico y de
su innegable papel en la sociedad mediterránea, no existe un censo ni una cartogra-
fía de estos cursos efímeros en la Península Ibérica y, al carecer de flujo permanente,
muy pocos están clasificados como masas de agua en las Demarcaciones Hidrográ-
ficas.
En la vertiente mediterránea ibérica se publicaron tesis doctorales y trabajos
(Thornes, 1976; Mateu, 1982; Conesa-García, 1990; Segura, 1990; Camarasa, 1992),
que constituyeron referencias fundamentales en geomorfología fluvial de zonas se-
miáridas. Sin embargo, podemos decir que aún existe cierto vacío de conocimiento
y un vacío todavía mayor de gestión, sin olvidar que centenares de núcleos de pobla-
ción y de kilómetros de vías de comunicación se encuentran en riesgo asociado di-
rectamente a esos cursos (Domenech et al., 2008; García Lorenzo, 2010; Noguera et
al., 2014). En la cuenca del Ebro se han desarrollado recientemente algunos trabajos
sobre casos significativos a raíz de eventos extremos y solo en dichos casos (4 en total
en toda la cuenca) se han instalado recientemente estaciones del SAIH y se ha reali-
zado la cartografía de zonas inundables del SNCZI.
Ahora bien, afortunadamente a nivel científico el conocimiento e interés sobre es-
tos cauces efímeros está aumentando y hay una extensa producción tanto en trabajos
ecológicos (proyectos con financiación pública GUADALMED, MIRAGE, LIFyE +
TRivers, entre otros) como geomorfológicos, destacando entre estos los desarrolla-
dos en los últimos años en cursos de agua efímeros de la Confederación Hidrográ-
1. Fundamentos 19
fica del Júcar (Segura y Sanchis, 2013; Segura, 2017; Sanchis et al., 2017, 2019; Calle,
2018). Buena parte de estos trabajos tratan también de avanzar en el conocimiento de
sus cambios ambientales recientes y de sus perspectivas de recuperación.
También existe un gran interés actual de la administración hidrológica española
por el estudio y evaluación hidromorfológica de los cursos efímeros, tras detectarse
claras deficiencias en la aplicación de la Directiva marco del Agua (2000/60/CE) en
dichos sistemas fluviales. Desde España e Italia se lideran a nivel científico-técnico
propuestas de aplicación específica de los principios de la Directiva a cursos efímeros
mediterráneos (CEM), aunque con escaso éxito hasta el momento, quizá por centrar-
se en la parte más hidrológica y dejar de lado sus aspectos morfológicos. Mientras
tanto, desde el ministerio español para la transición ecológica se ha desarrollado y
comenzado a aplicar un protocolo de caracterización y evaluación hidromorfológica
de masas de agua de la categoría ríos que contiene un sistema de evaluación especial
para cursos efímeros, todavía no publicado oficialmente.
Tabla 1
Dificultades de base previstas en la restauración fluvial de cauces efímeros (Ollero et al., 2019)
Las presiones son usos del territorio y acciones humanas que, tanto de forma in-
dividual como sinérgica, tienen efectos en el funcionamiento de las cuencas y los
cauces. Estas presiones humanas generan, por tanto, impactos en la red fluvial: alte-
raciones en su funcionamiento hidrogeomorfológico y ecológico, deterioro de su na-
turalidad hidromorfológica, físicoquímica y biológica y, en consecuencia, pérdida de
geodiversidad, biodiversidad y patrimonio natural, deterioro de la salud como siste-
ma natural y efectos colaterales en otros ecosistemas y en la propia sociedad humana.
Los cursos efímeros comparten presiones e impactos con los cursos de agua per-
manentes y temporales. Las diferencias se registran en la intensidad con que se ma-
nifiestan y en sus consecuencias. En general, los impactos hidrogeomorfológicos son
más intensos y extendidos en los cursos efímeros, mientras los relacionados con la
calidad del agua o la biodiversidad pueden ser algo menos relevantes que en los cur-
sos permanentes.
La dificultad para identificar los impactos a partir de cambios observados y atri-
buirlos a unas causas concretas es muy destacable, como ocurre en todos los sistemas
fluviales, tratándose de un notable reto en la investigación científica. Esta se esfuerza
en cada caso concreto por responder a las siguientes preguntas: ¿en qué medida un
proceso o un cambio detectado en el curso fluvial puede deberse a la dinámica natu-
ral, al cambio global o a impactos locales?, ¿cuál es el peso relativo de cada uno de los
factores?, ¿qué tendencia tiene el proceso o cambio, cómo puede evolucionar?, ¿cómo
se puede corregir o mitigar el proceso si es de origen antrópico, cómo podemos res-
taurar las funciones fluviales y dotar de resiliencia al sistema?
En la propia dificultad de las preguntas expuestas subyace también la problemáti-
ca para identificar el cambio climático y sus efectos en los cursos efímeros. ¿Cambio
climático o cambio global?
22 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Los cursos efímeros suelen ser bastante despreciados por la población humana y
sufren todo tipo de impactos antrópicos. De hecho, la ausencia casi permanente de
agua agudiza la intensidad y cantidad de agresiones que sufren. En los cursos efíme-
ros se detectan tanto los principales impactos que soportan los ecosistemas acuáticos
(por ejemplo, vertidos de aguas residuales, basuras, extracción de aguas subterráneas,
canalizaciones, presas, …) como los terrestres (minería, vertederos, contaminación,
…). Esta situación hace que se encuentren entre los ecosistemas del mundo más mal-
tratados (Vidal-Abarca et al., 2020).
El deterioro hidrogeomorfológico es especialmente relevante en estos cursos
por sus propias características y por los usos antrópicos que se ejercen sobre ellos
de forma directa e indirecta. De acuerdo con Gregory (2006) y Segura et al. (2021)
este deterioro se puede producir como consecuencia de cuatro grupos de afeccio-
nes: a la cuenca, a la red de drenaje, a tramos del cauce y en puntos concretos (ta-
bla 2).
Tabla 2
Afecciones en cauces efímeros: causas humanas y respuestas hidrogeomorfológicas.
Adaptado de Gregory (2006) y Segura et al. (2021)
Posibles respuestas
fijación de márgenes y S- H+
puede haber efectos aguas abajo
construcción de diques
canalización
– protección de orillas y H+ S-
estabilización
aguas abajo puede incrementar la
– constricciones de cauces y H+ S- altera la pendiente y la
velocidad del flujo. Aguas arriba
dragado. geometría hidráulica, la
del punto puede haber erosión
– enderezamiento de canales H+ capacidad del cauce y los
remontante de knickpoints. El
y cortas de meandros procesos geomorfológicos
ensanchamiento puede producir
– alteraciones del
acumulación
radio hidráulico H+ S-
(ensanchamiento,
profundización)
caminos y pistas longitudinales H+ S- compactación de
y huellas de vehículos sobre el sedimentos, destrucción efectos aguas arriba y abajo,
cauce de morfologías; pueden simplificación del cauce, incisión
favorecer cortas de atajo
eliminación (“limpieza”) de S+ erosión en tramo afectado,
vegetación en cauce destrucción morfología en
planta
eliminación de vegetación S+ erosión localizada de orillas
riparia y lecho
pastoreo S+ erosión del canal y las orillas
remoción de sedimentos, S-
ajustes localizados, la erosión se puede transmitir
dragado, acciones para
conversión de secciones aguas abajo (progresiva) y
ampliar sección de desagüe y
transversales convexas en también aguas arriba (regresiva),
extracción de áridos
cóncavas incisión
vertido de sedimentos, de S+
puede haber agradación aguas
restos de minería u otros posible acumulación local
arriba o abajo
residuos sólidos
invasión de especies vegetales S- estabilización de las orillas y puede reducir la transferencia de
exóticas el lecho sedimentos aguas abajo
reforestación S- puede reducir las posible modificación, dependiente
dimensiones del cauce del tipo de bosque
plantaciones y cultivos en el S- reducción de actividad
cauce geomorfológica, fijación de simplificación e incisión
sedimentos
Falsas restauraciones con H- S- depende de características depende de las características del
infraestructuras grises del cauce diseñado cauce diseñado
24 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
conducciones enterradas en el S-
cauce, transversales o paralelas necesidad de mantener estabilización del tramo, a veces
(colectores, gasoductos, controlado el cauce estrechamiento
tuberías)
relleno lateral del cauce H+ S+
con escombros y vertidos estrechamiento, alteración inestabilidad, llegada al cauce de
más puntuales de basura y de procesos geomorfológicos materiales no naturales
escombros en el lecho
construcción de edificios y S+ canal afectado localmente
estructuras junto al cauce por acumulación de
sedimentos
Afecciones a la cuenca
Tabla 3
Principales actividades humanas que impactan sobre las comunidades biológicas y recursos de
los cursos efímeros. Adaptado de Gómez et al. (2005) y Vidal-Abarca et al. (2020).
uso del agua de avenidas – puede alterar la temporalidad de los caudales actividad tradicional poco
para cultivos impactante
extracción de sal (ríos – desecación del cauce muy alta
efímeros hipersalinos)
baño con aguas salinas y – puede alterar la distribución de los sedimentos media
de barro
derivación de agua para – altera la temporalidad de los caudales alta
riego
construcción de presas – barrera física para los organismos muy alta
– alteración de la estructura y distribución de la
vegetación del cauce y de las riberas
– alteración de la entrada de nutrientes
construcción de azudes de – altera la dinámica y transporte de los alta
retención de sedimentos sedimentos
– alteración de la entrada de nutrientes
transferencia de agua de – cambio en la composición de las comunidades muy alta
otras cuencas de organismos
– introducción de especies exótica y/o invasoras
extracción de aguas sobreexplotación de aguas subterráneas alta
subterráneas
extracción de agua del – puede alterar la distribución espacial del agua media
subálveo en el canal
– desaparición del hiporreos y afección a la
fauna hiporreica
Figuras 12 y 13. Izq. (fig. 12): Puente-vado con sistema de alcantarillas y rampa
de hormigón aguas abajo en la rambla de La Murta (Murcia). A la derecha (fig.
13) detalle del puente-vado en su sección aguas arriba.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 31
Figuras 14 y 15. Incisión y descalce de las pilas del puente de la autopista AP-7 en
la rambla de las Moreras (Mazarrón, Murcia).
Figura 16. Vado sin drenaje inferior en la rambla de la Torre (Perín, Cartagena).
Figura 17. Cruce de carretera con canal de conexión de ramblas de los Dolores
y Benipila (Cartagena) salvado por un pontón encofrado de hormigón armado.
Provocan otro impacto muy extendido, ya que el propio carácter efímero anima
a emplear los cauces como vías de comunicación. Se destruyen unidades morfosedi-
mentarias, se compacta el lecho, se genera discontinuidad y fragmentación y, además,
constituye una práctica de clara exposición ante el peligro de avenidas relámpago.
Figura 22. La pista longitudinal del barranco Reajo (Arnedillo, La Rioja) reduce el
desarrollo lateral del cauce. Figura 23. La pista de la imagen de la derecha recorre la
rambla de Valcodo (Fuentes de Jiloca, Zaragoza) a lo largo de varios kilómetros.
Figura 26. El barranco Cirijuelo cruza sobre un puente la carretera LR-115 antes de
desembocar en el río Cidacos en Santa Eulalia (La Rioja). En la imagen de 1956 (iz-
quierda) se observa el cauce del barranco estrechado en su paso sobre el puente, y
en la foto actual (derecha) puede apreciarse que ha sido convertido en calle.
Figura 27. La carretera N-332 ocupa la rambla del Charco (Cartagena) y ha sido
recrecida, reduciéndose la rambla a una pequeña cuneta. Figura 28. El barranc
de la Porquerola es parcialmente ocupado por una carretera de acceso a urbani-
zación en Montroig del Camp (Tarragona).
34 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Azudes y embalses
Figura 33. Azud en la rambla de Librilla (Murcia). Figura 34. Vista desde la presa
del embalse de la rambla del Moro (Cieza, Murcia).
Figura 35. Azud con toma de agua en la rambla de Torrealvilla (Lorca, Murcia)
36 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 38. Presa de gaviones en la rambla de Zarzadilla (Murcia). Figura 39. Otro ejem-
plo acompañado de plantación de chopos en la rambla del Boquerón (Murcia) (dcha.).
Son igualmente muy diversas, tanto por estructuras y edificios aislados como por
procesos de urbanización más extensos. Los resultados son la desaparición física del
curso fluvial, de forma parcial o total, en ocasiones su enterramiento, y la generación
de una situación de riesgo relevante, ya que las aguas de avenida buscarán los antiguos
cauces y buscarán salida por ellos o bien a través de alternativas igualmente peligrosas.
Figuras 50 y 51. Dos imágenes de ocupación y uso del cauce en la rambla de Es-
pinardo (Murcia).
40 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Con diferentes niveles de intensidad, muchos cauces efímeros cuentan con es-
tas infraestructuras grises, especialmente en ámbitos urbanos y periurbanos. Sus fi-
nes son defensivos, ya que tratan de evitar la erosión y el desbordamiento, pero no
siempre son eficaces, incrementan la velocidad y reconducen los problemas aguas
abajo. Se dan muy diferentes tipos, tal como se recoge en las siguientes imágenes.
Figura 60. Canalización del barranco de las Casas en la Puebla de Alfindén (Za-
ragoza) en cuya reforma de 2014 se redujo la capacidad del cauce a menos de la
mitad. Figura 61. Canalización de la Riera de l’Alforja (Tarragona).
Figura 64. Escollera de protección en paso de rambla bajo autovía (rambla de las
Balsas, Longares, Zaragoza). Figura 65. Descalzamiento de defensa en tramo con
incisión en la rambla de las Moreras (Mazarrón, Murcia).
Figura 72. En ocasiones encontramos elementos tan precarios como una man-
guera recorriendo el cauce (arroyo Reajo, Arnedillo, La Rioja). Figura 73. Colec-
tor en obras en Murcia (foto Nacho García, La Verdad de Murcia).
44 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figuras 74 y 75. Rambla del Pozuelo (Murcia) colonizada por carrizos y rambla
de Ortigosa (Ontur, Albacete) canalizada y colonizada por helófitas.
Figura 78. Rambla del Judío (Cieza, Murcia). Figura 79. El vertido de la EDAR
aguas abajo de la población de Cariñena dota de caudal superficial permanente a
un tramo de la rambla del mismo nombre.
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 45
Figura 80. Curso bajo de la Yasa Agustina (Aldeanueva de Ebro, La Rioja) con
una rectificación de cauce para su paso sobre el canal de Lodosa.
Figura 87. Rambla de Vertiente de Guardiola (Murcia) cultivada y con cañas. Fi-
gura 88. Aterrazamientos en la rambla de Librilla (Murcia).
2. El deterioro actual de los cursos efímeros 47
Figura 89. Curso alto-medio de la Yasa Agustina (Autol, La Rioja) con plantacio-
nes en cauce, que han incrementado la incisión del lecho activo.
Figuras 91 y 92. Olivos en las ramblas Coronadas (izda.) e Ibarzo (dcha.) en Me-
sones de Isuela (Zaragoza).
48 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Pastoreo
Invasiones de cañas
A todo lo expuesto hay que añadir otras muchas acciones humanas, que son
responsables del cambio global en las cuencas de los cursos efímeros (alteración
y eliminación de la vegetación, abandono y cambio de usos, deforestación, refo-
restaciones, incendios, urbanización, etc.) y que van modifcando los cauces, así
como otras actuaciones locales (sobreelevaciones del terreno, recolección, caza,
actividades de recreo, etc.), que generan afecciones más directas de mayor o me-
nor importancia.
en planta del cauce, la geometría del cauce, el tamaño/configuración del material del
lecho, y la densidad y tipo de cubierta vegetal en el cauce principal y lecho activo de
inundación (Fryirs y Brierley, 2013). En cambio, la sensibilidad del cauce en un tra-
mo refleja la facilidad con la que éste puede realizar el ajuste (es decir, el modo en que
el tramo tiende a ajustar su forma para resistir el cambio) y la proximidad a las con-
diciones de umbral crítico:
Por lo general, las ramblas suelen ser bastante sensibles a las alteraciones y pueden
adaptarse fácilmente a ellas como parte de su capacidad natural de adaptación, pero
son sistemas geomórficos propensos a cambios drásticos si se traspasan umbrales im-
portantes (por ejemplo, avenidas extremas torrenciales). Su recuperación rara vez re-
fleja un proceso ordenado, progresivo y sistemático. Los componentes de este tipo de
sistema se ajustan de diferentes maneras y a tasas variables, de modo que los tramos
individuales experimentan transiciones entre diferentes estados en diferentes mo-
mentos (Fryirs y Brierley, 2013). No obstante, cuando la aproximación a dicho um-
bral crítico se produce de forma más lenta y progresiva (por ejemplo, trayectoria in-
mersa en un proceso de cambio climático) los tramos más resistentes de las SAES, en
particular los de lecho de grava, muestran un comportamiento más resiliente, siendo
capaces de responder al cambio mediante ajustes que operan como mecanismos de
retroalimentación negativa. En este escenario, la estabilidad se mantiene a medio y
largo plazo debido a la naturaleza autorreguladora del sistema, que tiende a absorber
gran parte del impacto externo.
Perfil de equilibrio
Los cambios de caudal (Qw) aguas abajo influyen en la curvatura del perfil lon-
gitudinal del canal. La ecuación de Wolman y Leopold (1960) para la condición de
equilibrio de un cauce bankfull establece que los incrementos de Qw contribuyen a
los perfiles cóncavos (Leopold y Maddock, 1953; Sinha y Parker, 1996), mientras que
las reducciones aguas abajo en Qw contribuyen a la convexidad del canal. En este
sentido, los cursos efímeros comúnmente muestran una notoria reducción de Qw a
lo largo de su trayecto (Martín-Vide et al., 1999; Bull, 2007), a menudo asociado con
un perfil rectilíneo (Powell et al., 2012; Ferrer-Boix. 2016) o ligeramente convexo
(Heede, 2004). La disminución del caudal aguas abajo en este tipo de cursos se halla
en muchos casos relacionada con las altas tasas de permeabilidad que presentan sus
lechos granulares, especialmente los de arenas y gravas. El resultado es una pendiente
constante en gran parte del perfil.
54 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Pendiente de equilibrio
Se entiende por pendiente de equilibrio en un IRES aquella que equilibra los cau-
dales líquidos y sólidos atribuibles a los sucesos de avenida ocurridos durante un pe-
riodo dado. También puede considerarse a la pendiente como la variable que consi-
gue restablecer un equilibrio perdido (Martín Vide, 1997). Procesos de erosión regre-
siva o progresiva, provocados por acciones directas en el lecho, tienden a disminuir
la pendiente si se mantiene aguas abajo un nivel de base fijo o estable, hasta recupe-
rar la pendiente inicial del lecho y alcanzar de nuevo el estado de equilibrio previo
(como se observa en la figura 100). Este es el caso del rebajamiento del lecho causado
por extracciones de áridos en la rambla de Béjar, que provocó asimismo aguas aba-
jo un reajuste de la pendiente y el desmantelamiento de las zapatas de los pilares que
sustentaban el puente de la autovía A7 a su paso por dicha rambla. Por el contrario,
un incremento de la deposición bajo las mismas condiciones puede aumentar la pen-
diente del tramo afectado.
Figura 100. Erosión regresiva producida por un cambio del nivel de base local en la Rambla
Salada, afluente del río Segura por su margen derecha. El desnivel del lecho tenderá a
suavizarse conforme la erosión vaya remontando en dirección aguas arriba hasta alcanzar
el equilibrio del fondo, momento en el que el lecho recuperará su estabilidad y una nueva
pendiente de equilibrio.
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 55
Lecho de equilibrio
Puede considerarse que el lecho de un curso efímero está en equilibrio cuando, tras
una avenida, mantiene su misma cota de elevación, independientemente de la magni-
tud de su caudal y transporte de sedimentos. En dicho equilibrio intervienen variables
muy diversas, entre las que Lane (1955) destaca el caudal de agua unitario, el caudal
sólido unitario de fondo, la pendiente longitudinal y el tamaño predominante de los
sedimentos. Cualquier cambio que afecte a una o varias de estas variables en un suce-
so determinado supone una alteración del equilibrio preexistente, haciendo necesario
un efecto compensatorio en sucesos posteriores. Cuando el caudal líquido y la carga
de fondo no se hallan en equilibrio en una avenida determinada el IRES puede experi-
mentar un déficit en el transporte de sedimentos de fondo o por el contrario un exceso.
En el primer caso, la erosión transitoria no suele ser compensada por la deposición y
ello conlleva la incisión del lecho. En el segundo, el cauce sufre una sobrealimentación
y acreción sedimentaria vertical. Dicho equilibrio depende también de la pendiente del
cauce y del tamaño de las partículas transportadas. El balance positivo o negativo en-
tre caudal sólido y líquido puede ser equilibrado en el transcurso de varios sucesos por
una adaptación de la pendiente longitudinal y del tamaño característico del sedimento.
De esta forma, es muy frecuente observar que los tramos altos de ramblas y rieras, do-
tados de una mayor pendiente, muestran los lechos de textura más gruesa, y viceversa,
los tramos inferiores tienen menor pendiente y material más fino.
Las ratios morfológicas adimensionales (DMR) del cauce pueden constituir otro
indicador de resiliencia en los SAES si se relacionan con el balance entre energía de
la corriente y energía crítica a escala de suceso. Normalmente han sido aplicadas en
sistemas de clasificación de cursos de agua y proyectos de restauración fluvial, pero
también reflejan la tendencia de los ajustes morfológicos dentro de una escala tempo-
ral. Dependiendo de dichas ratios y de la dinámica actual del SAES puede inferirse si
la tendencia observada en él puede ser frenada, e incluso revertida, o, por el contra-
rio, se mantiene firme en la búsqueda de un nuevo equilibrio.
Los cursos efímeros tienen dinámicas extraordinarias que están fuertemente con-
dicionadas por cambios en el clima, la cobertura del suelo y los impactos humanos.
La variabilidad en las proporciones morfológicas adimensionales (DMR) se puede
utilizar como un indicador apropiado de este dinamismo a diferentes escalas, tanto
temporal como espacialmente. Comúnmente se asume que los cambios en las ratios
de anchura-profundidad (WDR) y de incisión (IR) a menudo corresponden a accio-
nes humanas. Sin embargo, en algunos casos, el índice de encajamiento (ER) refleja
una desconexión con el llano aluvial anterior al asentamiento humano, que implica
un proceso de ajuste a largo plazo.
56 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Ratio anchura-profundidad del cauce (WDR). Esta ratio, obtenida al dividir la anchura to-
tal del cauce bankfull por la profundidad promedio del mismo, suele reflejar la magnitud
del flujo y de la carga de sedimentos a lo largo del tiempo (WSDNR, 2004; Rosgen, 1996).
Por tanto, en nuestro caso, constituye un indicador útil para expresar la competencia de la
corriente y la capacidad de transporte durante los caudales de avenida responsables de la
forma de cauce activo actual. En otros estudios, el WDR también se ha considerado una
función de la textura del sedimento dominante en el perímetro del cauce (Schumm, 1960;
Richards, 1982) y las condiciones de los límites (restricciones geológicas, valle inclinado,
sustrato del lecho y vegetación ribereña) que controlan la forma de un tramo determina-
do (Charlton, 2008). En tales condiciones, el WDR se ajusta por el balance entre erosión y
sedimentación dentro del cauce, lo que provoca la acumulación o degradación del lecho
y el desplazamiento de los márgenes (Simon y Castro, 2003).
Ratio de encajamiento (ER). Este indicador, o ratio entre la anchura del área poten-
cial de inundación y la anchura total bankfull, representa en el caso de los IRES la
contención vertical del cauce principal y la capacidad de su llano activo de inunda-
ción para laminar los caudales de avenida. Según Rosgen (1997), durante las inun-
daciones, los tramos muy encajados pueden contener todo el flujo dentro del propio
cauce y no derramarse sobre la llanura aluvial. En tramos moderadamente encajados,
las aguas altas extraordinarias pueden cubrir gran parte del área propensa a inunda-
ciones, mientras que los tramos fluviales que muestran escaso o nulo encajamiento
conectan su llanura aluvial directamente con los flujos altos ordinarios. Las SAES, y
en particular los cursos efímeros costeros de corto recorrido y lechos de gravas, sue-
len presentar tramos representativos de las tres modalidades: encajados en cabecera,
a menudo en formaciones de abanicos aluviales, encajamiento moderado en el tramo
medio con forma del cauce en artesa y fondo plano y zona de derrame no encajada
en torno a la desembocadura. Los valores de ER pueden atribuirse a muchos factores,
incluidas las variaciones climáticas, el rebajamiento tectónico local del nivel de base
y los impactos humanos (Bull, 1997), siendo la causa más inmediata el aumento de la
erosión provocado por un incremento de caudal y radio hidráulico en secciones con
materiales de baja resistencia mecánica a la erosión.
Ratio de incisión (IR). La IR, definida como la relación entre de altura del margen
más bajo y la profundidad máxima bankfull (Rosgen, 1996), es un indicador geo-
mórfico más sensible de la degradación actual y reciente del lecho que ER. Como la
llanura de inundación es más ancha que el cauce bankfull, se requiere una incisión y
un caudal formativo mayores para producir cambios significativos en ER. Cualquier
cambio en ER generalmente implica cambios más sustanciales en IR y estará sujeto a
cambios de inundación con tiempos de retorno más largos (inundaciones ≥ 50 años).
Una ratio de incisión próxima a 1 indica estabilidad del lecho durante las últimas fa-
ses de formación del cauce bankfull. Por el contrario, los valores de IR superiores a 1
reflejan procesos recientes de reducción o degradación del lecho, que pueden ser re-
levantes (1,5 < IR < 2) y muy intensos (IR > 2).
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 57
Las DMR combinadas con el trazado del cauce y el balance energético de la co-
rriente a escala de suceso pueden proporcionar una información más adecuada para
determinar la resiliencia y grado de ajuste morfológico de los SAES. Conesa-García
et al. (2019) adoptaron este criterio en el Alto Mula (cuenca del Segura) para iden-
tificar tramos con diferente grado de resistencia y sensibilidad. Estos autores calcu-
laron el excedente medio de energía de la corriente (ε) como la energía media de la
corriente (ω) menos la energía crítica (ωc), asociada a la pendiente y al tamaño de las
partículas del lecho (Parker et al., 2011). En concreto, comprobaron que los ajustes
morfológicos menores se produjeron durante sucesos de baja energía (valores ε in-
feriores a 30 W m-2) en secciones transversales moderadamente incididas con enca-
jamiento incipiente o nulo y WDR moderada a lo largo de tramos de curva (BS), y
en secciones transversales muy incididas y encajadas con WDR moderada a alta a lo
largo de tramos de cauce rectilíneos (SS). En cambio, los tramos rectilíneos o poco
sinuosos, de lecho granular, poco encajados, pero sometidos a una fuerte incisión ac-
tual, se mostraron más sensibles en condiciones de energía similares, y anotaron los
cambios más significativos en grandes avenidas (flash floods) durante las que se su-
peró el umbral ε de 250 W m-2.
La consideración adicional del índice de estabilidad relativa del lecho (RBS) como
criterio de estabilidad, permitió observar en este caso dos patrones ω con estadísti-
cos muy diferentes para lechos estables e inestables, independientemente del grado
de incisión: (1) un patrón de lechos granulares inestables (RBS < 1) cuya mediana ω
se sitúa en torno a 150 W m− 2, con σ > 50 W m− 2; y (2) un patrón de lecho relativa-
mente estable, cuya mediana ω y σ disminuyen a medida que aumenta el grado de es-
tabilidad. Además, pudieron constatarse patrones relacionados con la magnitud del
rango de 35-300 W m− 2 acordes con las ratios de incisión. En los sub-tramos menos
incididos, pero con formas de lecho más inestables, la mediana ω dentro de este ran-
go fue mucho más baja que la estimada en condiciones de mayor estabilidad morfo-
lógica (Conesa-García et al., 2019).
La capacidad de un tramo de cauce efímero para absorber (resistir y recuperarse)
alteraciones está relacionada con umbrales geomórficos en sucesos de avenidas dis-
cretos en el tiempo. Los cambios en un cauce ocurren cuando se exceden los umbra-
les relacionados con la energía de la corriente o el régimen de flujo y de sedimentos
(Schumm 1979). La morfología de un determinado tramo es susceptible de cambio
(por tanto, sensible al cambio) cuando está próxima a un umbral geomórfico crítico
impuesto por una perturbación (Brewer y Lewin 1998; Schumm, 1969, 1979). En tal
situación, la resistencia al cambio es baja y se produce un ajuste del cauce acorde con
la magnitud de la alteración. La recuperación puede ser lenta o rápida, a través de la
adaptación de las distintas unidades morfológicas que conforman el cauce (Fryirs y
Brierley, 2013) y de la colonización y desarrollo de la vegetación (Dollar et al. 2007).
El umbral de energía de la corriente para la estabilidad en el tramo efímero inferior
del Alto Mula difirió del sugerido por otros investigadores para las corrientes peren-
58 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
nes con lecho de grava. En particular, las secciones transversales con lecho más esta-
ble (RBS < 1) y caudal bankfull el valor mínimo ω requerido para la degradación del
lecho excedió los 80 W m− 2.
En condiciones de mayor competencia de flujo (1 < RBS < 2), este valor varió de 33
W m− 2 en tramos de cauce moderadamente incidido (1< IR < 2) a 42 W m− 2 en tra-
mos de alta incisión (IR > 2). El umbral de 300 W m− 2, sugerido por Magilligan (1992)
para importantes ajustes morfológicos con erosión, fue superado en el 16% de los casos,
aunque alrededor de un tercio de ese porcentaje se produjo en secciones con un lecho
muy estable. Estos lechos estables generalmente se caracterizan por afloramientos loca-
les de sustrato rocoso o están compuestos por guijarros y bloques gruesos que se movi-
lizan solo en eventos grandes. En estos casos, se observó una clara influencia del acora-
zamiento del lecho en la estabilidad del cauce, en concordancia con el comportamiento
de cauces efímeros con alternancia de lecho granular aluvial y sustrato cohesivo (Wit-
tenberg et al., 2007; Conesa-García et al., 2007). Estos resultados parecen confirmar la
existencia de ajustes morfológicos actuales (una desaceleración de los procesos de so-
cavación al aumentar el acorazamiento del lecho y el ensanchamiento del cauce) dife-
rentes de los desarrollados en una etapa anterior que fueron responsables de la incisión
profunda y el encajamiento (Conesa-García et al., 2020a). Tales resultados fueron con-
sistentes con los obtenidos al relacionar la ratio de energía media de la corriente (ω) vs
energía crítica de resistencia (ωc) (ω/ωc) y el gradiente medio de energía (∂ω/∂s) para
diferentes rangos de DMR en cada clase de tramo. Las secciones transversales con valo-
res moderados de incisión y W/D, y encajamiento insignificante o nulo, a lo largo de los
sub-tramos curvos, fueron frecuentemente objeto de caudales bankfull con una capaci-
dad de transporte de sedimentos baja a moderada, que produjeron estabilidad del lecho
y ajustes morfológicos menores. Los valores de balance energético más altos mostraron
una mayor dispersión y correspondieron a secciones transversales menos encajadas
e incididas con tendencia a un ensanchamiento del cauce. Resultados similares obtu-
vieron Yochum et al. (2017) al constatar una mayor respuesta y ajuste morfológico en
cauces no confinados de acuerdo con el incremento de la energía de flujo unitario (ω).
Figura 101. Umbrales de caudales pico asociados a diferentes clases de ajustes morfológicos
durante las avenidas simuladas con GeoWEPP para los tramos alto, medio y bajo de la
Rambla de la Azohía (período 1996-2020): (a) cambios morfológicos mayores, que afectan a
la totalidad del cauce (nivel bankfull y lecho activo de inundación); (b) cambios moderados
(formas locales de incisión y acreción vertical del lecho, y socavado basal del margen); (c)
ajustes menores limitados al lavado superficial del lecho por transporte selectivo y pequeñas
variaciones en las formas del lecho activo. Fuente: Proyecto CCAMICEM (2018-2021).
60 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Los eventos mayores, con caudales pico superiores a 30 m3 s-1, registraron los va-
lores más altos de energía de la corriente (ω > 300 Wm-2) (figura 101) y una gran va-
riabilidad espacial tanto en el gradiente medio de energía (σ > 6 Wm-2/m) como en el
exceso de energía (σ > 80 Wm-2). Estos flujos movilizaron una gran cantidad de carga
de lecho, lo que provocó una notable erosión transitoria y una acumulación vertical
general. Específicamente, se comprobó que los caudales que exceden el caudal bank-
full total tienden a producir acreción sedimentaria vertical (0,20 a 0,35 m para un
caudal punta de 31 m3 s-1), después de haber movilizado una gran cantidad de carga
de lecho aguas arriba. Durante este proceso se produjeron grandes variaciones en el
gradiente de energía de la corriente (−15 < ∂ω/∂s <15 Wm-2/m) y un alto excedente
medio de energía (ratios ω/ωc medias > 2 para el mismo evento). Por el contrario,
los valores de ω de 35 a 150 Wm-2 se asociaron a la eliminación de depósitos de mar-
gen y cambios moderados en las barras bajas activas (figura 101). La degradación del
lecho dominó especialmente en las zonas laterales, debido a la rotura de taludes y al
desplazamiento de las barras de grava intermedias. Por el contrario, los caudales pico
moderados (10-20 m3 s-1), en las etapas subbankfull, produjeron principalmente pro-
cesos de lavado superficial, transporte selectivo, socavación basal y destrucción par-
cial de barras bajas activas.
rras altas aluviales fitoestabilizadas. Las barras sumergidas de forma esporádica por
avenidas de magnitud moderada y alta suelen aparecer comúnmente colonizadas por
asociaciones vegetales características, con predominio de matorrales y arbustos, que
reflejan dichas condiciones hidrológicas y la naturaleza de los materiales granulares
sobre los que se asientan. La combinación de procesos erosivos y de deposición, que
favorecen, amortiguan o impiden su desarrollo determinan la respuesta potencial de
cada unidad morfosedimentaria en particular. Bajo dicho criterio, se pueden inferir
relaciones de magnitud-frecuencia de formación y reelaboración de tales unidades.
La densidad y tipo de vegetación observados sobre cada forma permitirán detectar
su grado de sensibilidad/resiliencia frente a alteraciones del régimen hidrológico o
cambios en la energía media de la corriente en sucesos extremos. Cada vez son más
numerosos los estudios (Calle et al., 2017; Conesa-García et al. 2020b; Ibisate et al.,
2021, entre otros muchos), que analizan este tipo de relaciones entre formas de le-
cho, vegetación y capacidad de ajuste (sensibilidad para sufrir alteraciones: conexión
de unas barras con otras, acreción vertical o lateral de las mismas por un incremento
en la deposición; o reelaboración parcial, desagregación y destrucción de una unidad
geomórfica por erosión).
La mayoría de los SAES discurren por formaciones aluviales (glacis, abanicos y
llanos aluviales) con un trayecto parcialmente confinado, que puede condicionar lo-
Figura 102. Tramo bajo de la Rambla de las Moreras con lecho de gravas y cantos, fuerte
carga de fondo y erosión lateral. Rambla litoral murciana dotada de una importante fuente de
sedimentos gruesos en terrenos metamórficos de cabecera.
62 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Los cauces efímeros albergan una amplia variedad de ecosistemas. De hecho, in-
cluyen tanto los propios de cauces estrechos sobre lechos de rocas y de fuertes pen-
dientes como los presentes en cauces muy amplios sobre lecho de arena y escasa pen-
diente, pasando por aquellos otros establecidos en lechos de gravas. La configuración
de esta compleja tipología está marcada por el ámbito topográfico, geológico y climá-
3. Indicadores de resiliencia, evaluación y criterios para la gestión y restauración 63
tico en el que se desarrollan. Así, los cursos efímeros de cauces estrechos y sustrato
duro se localizan en áreas montañosas de rocas duras, mientras que los cauces más
anchos se desarrollan en zonas llanas sobre sustratos más blandos y deleznables. To-
dos ellos tienen en común la ausencia de agua durante la práctica totalidad de la du-
ración del ciclo hidrológico anual (Vidal-Abarca et al., 2020), aunque son los eventos
de avenidas de agua esporádicas los que, finalmente, configuran su morfología.
En la actualidad se está iniciando una línea de trabajo a nivel mundial que pre-
tende analizar las comunidades biológicas que viven en estos ecosistemas y su capa-
cidad de resistencia y/o resiliencia (Steward et al., 2011; 2017; Sánchez-Montoya et
al., 2016; 2017; 2019), cuáles son los procesos ecológicos que los rigen (Merbt et al.,
2016; Arce et al., 2019; Marcé et al., 2019; Von Schiller et al., 2019; Keller et al., 2020)
y cuánto y cómo contribuyen al bienestar humano (Nicolás et al., in press). El nivel
de conocimiento sobre estos aspectos es aún muy incipiente; sin embargo, es posible
hacer algunas consideraciones interesantes, con perspectiva de futuro.
En términos generales, las especies que habitan los cauces efímeros deben ser re-
sistentes o resilientes a las avenidas esporádicas, pero sobre todo a las condiciones
ambientales impuestas por este hábitat (alta insolación, alta fluctuación de la tempe-
ratura ambiental; falta de agua y humedad, etc.).
No todos los cauces efímeros albergan una comunidad vegetal relativamente es-
table. De hecho, tan solo aquellos que conservan un cierto grado de humedad y esta-
bilidad en el lecho son capaces de mantener una comunidad vegetal pero siempre de
origen terrestre. En un reciente estudio sobre las comunidades de plantas de las ram-
blas del sureste de España (Martinez-Yoshino et al., 2021) se analizaron los rasgos
biológicos que caracterizaban las plantas que habitan en ellas. Los resultados mostra-
ron que la vegetación capaz de vivir en estos ecosistemas tenía un claro perfil xerófi-
lo, con la presencia dominante de taxones perennes, de pequeño tamaño, principal-
mente fanerófitas y caméfitas, con hojas de textura blanda, flores pequeñas de colores
claros (amarillo y blanco), agrupadas en inflorescencias y frutos pequeños de colores
pardos; con raíces simples, sin defensas físicas en hojas y tallos, y que utilizan la ane-
mocoria como principal mecanismo de dispersión. Todos ellos rasgos que posibilitan
su supervivencia (resiliencia) en estos ambientes estresados.
Dadas las especiales capacidades adaptativas de las plantas que colonizan los
cursos efímeros, los impactos y alteraciones que sufren tienen más que ver con las
actividades humanas (por ejemplo, extracción de gravas o arena del lecho; canali-
zación de los cauces, etc.) que con las alteraciones hidrológicas (avenidas de agua).
Así, Stubbington et al. (2019) demostraron que las plantas de los cauces secos res-
ponden, entre otros, a la composición de los sedimentos y a los impactos geomor-
fológicos. De hecho, su capacidad de resiliencia depende más de la configuración
y estabilidad morfológica de los cauces efímeros que de sus propios rasgos bioló-
gicos y fisiológicos, ya seleccionados por las condiciones ambientales típicas de es-
tos cauces.
64 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
3.2. Diagnóstico
El diagnóstico del estado o situación ambiental de los cursos efímeros puede lle-
varse a cabo a través de índices que reúnen diferentes indicadores hidromorfológi-
cos y ecológicos. De una forma simplificada a partir de la realidad siempre comple-
ja, dichos índices aportan una puntuación, que sirve para evaluar las dimensiones de
los problemas y para comparar los casos concretos entre sí. Hay numerosos índices
de evaluación o diagnóstico de cursos fluviales, en todos los países, aunque son esca-
sos los que pueden ser aplicados a cursos efímeros. Dos índices específicos para es-
tos cursos, el IHG-E y el IAR, han sido diseñados y aplicados por diversos autores de
esta guía.
Índice IHG-E
Tabla 4
Valoración de la calidad funcional del sistema
El caudal hídrico circulante responde en su volumen, en su régimen estacional y en sus procesos extremos a
10
la dinámica natural, por lo que el sistema fluvial cumple perfectamente su función de transporte hidrológico
si hay alteraciones muy importantes de caudal, de manera que
se invierte el régimen estacional natural, o bien circula de forma -10
Aguas arriba o en el propio permanente un caudal estable de origen antrópico
sector hay actuaciones humanas
(embalses, derivaciones, si hay alteraciones marcadas en la cantidad y temporalidad del
vertidos, detracciones, pozos, -8
caudal circulante
retornos, trasvases, urbanización
de la cuenca, incendios, si hay variaciones en la cantidad de caudal circulante pero las
-6
repoblaciones, etc.) que modificaciones del régimen estacional son poco marcadas
modifican la cantidad de caudal
circulante y/o su distribución si hay algunas variaciones en la cantidad de caudal circulante pero
-4
temporal se mantiene bien caracterizado el régimen estacional de caudal
si hay modificaciones leves de la cantidad de caudal circulante -2
(catálogo de actuaciones, datos hidrológicos, comprobación en campo)
Funcionalidad en crecida
El cauce y el espacio inundable puede ejercer sin restricción antrópica sus funciones de disipación de
15
energía en crecida, laminación de caudales-punta por desbordamiento y decantación de sedimentos
en más del 20% de la longitud del tramo -3
En el sector hay actuaciones (dragados, extracciones…)
o elementos antrópicos (vados, presas, obstáculos…) entre un 5% y un 20% de la longitud del
-2
dentro del cauce menor que alteran los procesos y flujos tramo
en crecida
en menos del 5% de la longitud del tramo -1
El espacio inundable cuenta con defensas longitudinales
en más del 20% de la en menos del 20% de
que restringen las funciones naturales de laminación,
longitud del tramo la longitud del tramo
decantación y disipación de energía
defensas continuas en ambas márgenes
-6 -3
(canalización)
defensas discontinuas o en una margen -4 -2
defensas alejadas del cauce menor -2 -1
El espacio inundable fuera del cauce tiene usos del suelo (urbanos, industriales) abundantes -4
u obstáculos (defensas, vías de comunicación, edificios, acequias…) que alteran
los procesos hidrogeomorfológicos de desbordamiento e inundación y los flujos de puntuales -2
crecida
Tabla 5
Valoración de la calidad del cauce
La forma en planta del cauce se mantiene inalterada y su morfología presenta los caracteres y dimensiones
5
acordes con las características de la cuenca y del valle y con el funcionamiento natural del sistema
Se han registrado cambios de trazado artificiales y
modificaciones antrópicas directas o indirectas (cambios en más del 10% de la en menos del 10% de
derivados de actividades aguas arriba) de la morfología longitud del sector la longitud del sector
en planta del cauce
si ha habido cambios drásticos (desvíos, cortas…) -5 -3
sí se han registrado cambios menores (retranqueo de
-4 -2
márgenes, pequeñas rectificaciones…)
si hubo cambios antiguos que el sistema fluvial ha
-2 -1
naturalizado parcialmente
Naturalidad transversal
El cauce es natural y tiene capacidad de movilizarse lateralmente, ya que sus márgenes naturales
10
presentan una morfología acorde con los procesos hidrogeomorfológicos de erosión y sedimentación
en más del 50% de la longitud del sector -6
El cauce ha sufrido una canalización total
o hay defensas de margen no continuas o entre un 20% y un 50% de la longitud del sector -4
infraestructuras (edificios, vías de comunicación, entre un 5 y un 20% de la longitud del sector -2
acequias…) adosadas a las márgenes
de forma puntual -1
Las márgenes del cauce presentan elementos no naturales, escombros o notables -2
intervenciones que modifican su morfología natural
leves -1
En el sector se observan síntomas de que la dinámica lateral está notables -2
limitada o no hay un buen equilibrio entre márgenes de erosión y de
sedimentación, pudiendo ser efecto de actuaciones humanas en sectores leves -1
aguas arriba
Tabla 6
Valoración de la calidad de las riberas
Continuidad longitudinal
El corredor ribereño es continuo a lo largo de todo el sector funcional y en ambas márgenes del cauce
5
menor, siempre que el marco geomorfológico del valle lo permita
La continuidad longitudinal de las riberas naturales puede
estar interrumpida bien por usos del suelo permanentes si más del 30%
si menos del 30% de
(urbanización, naves, granjas, graveras, edificios, carreteras, de las
las discontinuidades
puentes, defensas, acequias…) o bien por superficies con discontinuidades son
son permanentes
usos del suelo no permanentes (choperas, cultivos, zonas permanentes
taladas, caminos…).
si el espacio ribereño está totalmente eliminado -5
si hay una margen con el corredor ribereño totalmente
-4 -3
eliminado y en la otra está parcialmente eliminado
si hay una margen con el corredor ribereño totalmente
-3 -2
eliminado y la otra más o menos natural
si el corredor ribereño en ambas márgenes está
parcialmente eliminado -2 -1
El corredor ribereño conserva toda su anchura potencial, de manera que cumple perfectamente su papel
5
en el sistema hidrogeomorfológico.
si la anchura media actual es inferior al 20% de la potencial -5
si la anchura media actual se encuentra entre el 20% y el 40% de la anchura
-4
La anchura del potencial
corredor ribereño
si la anchura media actual se encuentra entre el 40% y el 60% de la anchura
ha sido reducida -3
potencial
por ocupación
antrópica si la anchura media actual se encuentra entre el 60% y el 80% de la anchura
-2
potencial
si la anchura media actual es superior al 80% de la potencial -1
Estructura y naturalidad
En el corredor ribereño se conserva una estructura natural propia de estos ambientes, la naturalidad de
las especies y toda la complejidad y diversidad transversal, no existiendo ningún obstáculo antrópico 5
interno que separe o desconecte los distintos hábitats o ambientes que conforman el corredor.
Hay presiones y elementos antrópicos en el corredor
si se extienden en si se extienden en
ribereño (pastoreo, desbroces, talas, incendios, explotación
más del 25% de la menos del 25%
del acuífero, basuras, carreteras, defensas, acequias, pistas,
superficie del corredor de la superficie del
caminos…) que alteran su estructura y su conectividad
actual corredor actual
transversal.
si las alteraciones son importantes -3 -2
si las alteraciones son leves -2 -1
La naturalidad de la vegetación ha sido si las alteraciones son significativas -2
alterada por especies invasoras o por
repoblaciones si las alteraciones son leves -1
Figura 103. Aplicación del índice IHG en los cursos fluviales estudiados en el proyecto
CCAMICEM.
72 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Índice IAR
Tabla 7
Protocolo para la aplicación y cálculo del Indice de Alteración de Ramblas (IAR)
2- Capacidad de recuperación
Este apartado tiene en cuenta dos aspectos. Por un Se trabaja sobre las laderas a ambos lados de los 100
lado, se calcula la conectividad entre el cauce y la m de rambla seleccionados.
ladera en ambas márgenes de la rambla. En segundo
lugar se cuantifican de forma semicuantitativa
los usos del suelo en ambas márgenes de forma
independiente.
CÁLCULO Y CLASES DE CALIDAD DEL IAR
IAR = 1 + II – CR Rango variación: 0-2
es el sumatorio de los valores de los impactos detectados corregido por 50. Se ha establecido el valor de 50
como el máximo Índice de Impacto posible, teniendo en cuenta que el máximo valor detectado en el conjunto de
ramblas donde ha sido aplicado es de 40 y ofreciendo un margen para otras ramblas
(CR) es la Capacidad de recuperación del sistema: CR = ((Cmi * Nmi) + (Cmd * Nmd))/2
Donde Cmi = Conectividad de la margen izquierda; Cmd = Conectividad de la margen derecha; Nmi =
Naturalidad de la margen izquierda; Nmd = Naturalidad de la margen derecha Rango variación: 0-1
Tabla 8
Hoja de campo para el cálculo del Índice de Alteración de Ramblas (IAR)
cursos efímeros. Estos cursos tardan mucho tiempo en absorber los impactos y es
muy difícil establecer en qué fase temporal se encuentran en cada momento, dado
que los efectos están diferidos en el tiempo y el espacio. En consecuencia, es impres-
cindible analizar y determinar toda la trayectoria histórica para comprender la evo-
lución de los factores, que determinan el estado actual (Dufour y Piégay, 2009). Dado
que estos factores fluctúan mucho más que en los ríos perennes, se hace más evidente
la necesidad de analizar las trayectorias como primer paso antes de proponer la res-
tauración.
Trabajar en la trayectoria histórica de los ríos permite analizar su capacidad de
resiliencia. Algunos trabajos realizados en ramblas mediterráneas sugieren que los
cursos efímeros tienen una gran capacidad de autorregeneración, dado que poseen
una elevada energía. El diseño de indicadores específicos de recuperación espontá-
nea permite constatar el poder regenerador de las avenidas y la importancia que tie-
nen los sucesos extremos en la evolución de las ramblas. Por ello es necesario seguir
avanzando en esta línea, con la finalidad de tener instrumentos de diagnóstico y cri-
terios de restauración basados en el funcionamiento real de los cursos efímeros (San-
chis et al., 2017, Calle et al., 2017).
De acuerdo con lo anterior, seguimos considerando importante, en principio,
priorizar las restauraciones pasivas sobre las activas. Para ello es importante priorizar
la eliminación de los impactos directos sobre los indirectos, dejando que el sistema
fluvial pueda autorregenerarse. Esto supone también priorizar las acciones locales,
en tramos concretos, frente a los proyectos a escala de cuenca. No obstante, depen-
diendo de la trayectoria de cada curso, en los casos en que no se observen indicios de
autorregeneración, puede ser necesaria la restauración activa.
Esta síntesis de principios, criterios y condicionantes debe ser tenida en cuenta
antes del planteamiento de un proyecto de restauración o cualquier buena práctica a
aplicar en un escenario concreto. Por tanto, se han tenido en cuenta para definir las
33 buenas prácticas en cursos efímeros que se exponen en el capítulo siguiente.
4
Buenas prácticas para la gestión y
restauración de cursos efímeros
Alfredo Ollero, Yilena Hermoso, Sergio Sanmartín,
Askoa Ibisate, J. Horacio García, Carmelo Conesa García,
María Luisa Suárez y María Rosario Vidal-Abarca
Figura 104. Pistas que ejercen efecto barrera e invaden el cauce del barranco de la Mata
(Jubera, La Rioja)
Figura 105. Puente de la C32 sobre el río Foix (Cubelles, Barcelona). Se podría haber evitado
el apoyo de pilares en el cauce activo.
80 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 107. Extracciones de gravas en el lecho del torrente Desedan (Longarone, Italia)
Figura 109. Derrame producido por una avenida en el barranco de la Parra (San Martín del
Río, Teruel). El cauce necesita y busca mayor espacio, ya que con anterioridad fue ocupado
por terrenos de cultivo. No hay que actuar contra estos procesos naturales. Lamentablemente
cuando se registran se suele reencauzar y se altera todo el cauce.
Figura 110. La crecida en la rambla de Cariñena a raíz del episodio Gloria (enero 2020)
destruye el vado de la Virgen de Lagunas, resultando inútil el único tubo existente bajo el
mismo. Al parecer, este vado es ilegal y son los propietarios locales los que lo rehabilitan por
su cuenta tras cada avenida.
Figura 111. Conducciones y colectores que incrementan el estrechamiento del cauce del río
Seco (Hoz de la Vieja, Teruel)
90 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 114. Plantaciones dentro del cauce del barranco de La Nava (Aguilar de Río Alhama,
La Rioja).
Figura 115. Ejemplo en un río permanente (río Segura en Molina de Segura, Murcia) del
tratamiento para eliminación de cañas en ambas márgenes del cauce.
ACCIONES · Delimitar el espacio del curso efímero sobre el que hay que
actuar.
· Existen varios métodos efectivos para la eliminación de la caña
(químicos, físicos, mecánicos y fomento de la competencia)
con distinta eficacia y daños a otras especies vegetales y
animales (Deltoro et al., 2021). El que parece más eficaz en la
actualidad consiste en cubrir con un material plástico de color
negro los rodales de cañas, una vez cortadas estas, al menos
durante 10 meses.
96 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 117. Río Foix (Cubelles, Barcelona), con diferentes especies alóctonas en sus márgenes.
98 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 119. Mala práctica de revegetación en un tramo seco del Arba de Luesia (Rivas,
Zaragoza) alterado por trabajos de recuperación de la sección de desagüe. El estaquillado
alineado estrecha el cauce.
Figura 122. Rambla de Cervera (Sant Mateu, Castelló), con escolleras internas que cortan y
restringen el territorio fluvial.
Este bloque se centra en la gestión y constituye ante todo una llamada a la respon-
sabilidad de las administraciones para que consideren y valoren la red fluvial efímera,
para la vigilancia de su correcto funcionamiento hidrológico, para su evaluación am-
biental permanente y para la protección legal y efectiva de estos cursos de agua. Para
todo ello es necesario sensibilidad, concienciación y voluntad de acción.
Figura 126. Una de las muy escasas estaciones de aforo en la red efímera de la cuenca del
Ebro, la del río Seco en Oliete (Teruel), construida tras la avenida de 2013, que causó una
víctima mortal.
Figura 127. Tramo efímero del río Isuela (Huesca) con caudales desnaturalizados por el
embalse de Arguis.
Figura 129. “Géiser de Pozuelo”. Este pozo artesiano se practicó en los años setenta del siglo
XX sobre el propio cauce de la rambla Huechaseca (Pozuelo, Zaragoza) y provoca la salida de
agua con caudal y temperatura constantes.
116 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 130. Una de las cabeceras de la rambla Barrachina en la Muela de Teruel (Teruel).
Este bloque plantea buenas prácticas fundamentales para el logro de todos los an-
teriores, y en especial los de gestión. Se busca aquí la implicación de la sociedad y se
hace desde la educación y la sensibilización, que deben fomentar tanto la denuncia
continua de las malas prácticas como el trabajo colectivo en la definición, la imple-
mentación y el seguimiento de las buenas acciones.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 121
Figura 133.
Figura 135.
Figuras 136 y 137. Rambla de Cariñena (Zaragoza) y río Seco de Sarsamarcuello (Huesca)
OBJETIVOS · Reconocer a lo largo del tiempo los procesos y los efectos derivados
de las acciones de restauración implementadas en cursos efímeros,
comprobando su eficacia y procediendo si es preciso a cambios de
actuación en el marco de una gestión adaptativa.
· Contar con una red científica de información y trabajo sobre
cursos efímeros.
ACCIONES · Monitorización de procesos en puntos de observación y
muestreo para comprobar cambios.
4. Buenas prácticas para la gestión y restauración de cursos efímeros 127
pulsado por cambios climáticos a escalas de tiempo relativamente largas (de décadas
a siglos) (Schumm, 1977; Knox, 1984; Bull, 1991; Brierley y Fryirs, 2005). En cual-
quier caso, los impactos del cambio climático actual en los SAES parecen ser mayores
que en los sistemas fluviales de régimen perenne (Chin y Gregory, 2001; Lowe y Li-
kens, 2005), y aun así siguen siendo poco conocidos y cuentan con una menor per-
cepción entre los agentes de gestión ambiental.
Existe una amplia gama de estudios emergentes que han abordado la morfolo-
gía cambiante de los ríos aluviales de medios templados húmedos y fríos en res-
puesta a proyecciones de cambio climático futuros mediante simulaciones y mo-
delos de predicción (hidrodinámicos, morfodinámicos y celulares, entre otros)
(Boyer et al., 2010; Verhaar et al., 2011). Sin embargo, muy poco se ha escrito res-
pecto a este tema en cauces efímeros. Para conocer la respuesta de estos sistemas
a nuevos escenarios climáticos se necesita información sobre caudales futuros,
que se puede obtener a partir de modelos hidrológicos aplicados a los datos si-
mulados en dichos escenarios (Dankers y Feyen, 2008). La falta de datos paleohi-
drológicos y el empleo de distintas resoluciones temporales de registros aluviales
en cauces efímeros de medios semiáridos (SAES) dificultan aún más los inten-
tos de generalizar la respuesta de este tipo de sistemas a los cambios climáticos
(Macklin et al., 2012). Apenas se dispone de algunos estudios sobre los impactos
de la variabilidad climática a largo plazo en la frecuencia de inundaciones, basa-
dos en el análisis de registros instrumentales y paleoinundaciones (Benito et al.,
2020). Éste es el principal problema para la modelización morfodinámica en los
SAES, ya que, junto a datos de campo sobre rugosidad y textura del lecho y geo-
metría hidráulica del cauce, se requieren medidas reales de caudal sólido y líqui-
do que permitan la calibración y validación de los caudales simulados. A pesar
de los intentos realizados en muchos de estos cauces efímeros (por ejemplo, ram-
blas de Algeciras, del Albujón, etc.), difícilmente se ha logrado obtener series de
aforo representativas, debido al continuo fallo y destrucción de los instrumentos
de registro durante las avenidas. Más recientemente, la instalación de sensores de
niveles de agua (tipo levelogger, con calibración por presión atmosférica, senso-
res electromagnéticos o ultrasónicos, etc.) por parte de diversos organismos (por
ejemplo, Confederaciones Hidrográficas, CEDEX) ha mejorado sustancialmente
la toma directa de datos de caudal a tiempo real; pero aun así se dispone de pocos
registros históricos (Bishop et al., 2008) y sigue siendo complicado generar series
largas completas. Sólo cuando ha sido posible la calibración de modelos hidroló-
gicos, han podido utilizarse proyecciones climáticas futuras, basadas en modelos
climáticos regionales (RCM) que representen este tipo de medios, o modelos cli-
máticos globales (GCM) y escenarios de emisión de gases, cuya información si-
mulada (temperatura, precipitaciones) se transfiere a dichos modelos para la ob-
tención de datos sobre caudales futuros y la predicción de posibles incrementos
en la magnitud de las avenidas.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 131
5.2. Reacción de los cursos efímeros frente al impacto del cambio climático
dad del cauce, sinuosidad y longitud y amplitud de onda del meandro). Ante un cambio
climático, los SAES pueden ajustar su cauce de acuerdo con dos premisas primarias cons-
truidas a partir de la combinación de ambos tipos de variables (Tabla 9):
Tabla 9
Cambios hipotéticos en el caudal de agua y sedimentos y ajustes morfológicos esperados en
cauces efímeros debido al calentamiento global atmosférico.*
SP = Situación presente; PSF = Posible situación futura; qw = caudal medio unitario de avenidas; qov
= caudal pico unitario de avenidas mayores (bankfull y desbordamiento); D = tamaño característico
de los materiales del lecho (mediana); S = pendiente del cauce; w = anchura del cauce bankfull; d =
profundidad del cauce bankfull; w/d = ratio anchura / profundidad; λ = longitud de onda del meandro;
Si = índice de sinuosidad.
*Elaborado a partir de consideraciones propias y criterios de Lane (1955), Schumm y Parker (1973),
Verhoog (1987), Brady et al. (2001) y Norman et al. (2008, 2016).
De la tabla se infiere que el actual calentamiento global puede suponer para las
zonas semiáridas una disminución de los caudales medios y un incremento conside-
rable de los caudales pico de avenidas extremas y de la carga unitaria de sedimentos
(figura 138). Como respuesta a tales cambios los SAES tienden a autorregularse me-
diante el ensanchamiento del cauce, la acreción vertical del lecho, la pérdida de pro-
fundidad con el consiguiente incremento de la ratio anchura/profundidad, el incre-
mento del tamaño característico de los materiales del lecho y de la transmisividad hi-
dráulica superficial, y la disminución de la sinuosidad.
Un estudio del CEDEX (2012) realizado en la Cuenca del Segura prevé una re-
ducción del 11% de sus aportaciones hídricas naturales para un escenario de cambio
climático moderado y sensiblemente inferiores para forzamientos radiativos más ex-
tremos (escenarios RCP 6.0 y RCP 8.5) en 2050. Dichos cambios tendrán muy proba-
blemente un claro impacto en la composición y densidad de la vegetación en laderas
y márgenes de cauce, que afectarán a la producción y transporte de sedimentos du-
rante los flujos de aguas altas.
El mismo enfoque ha sido aplicado a IRES (por ejemplo Alto Mula) y SAES (por
ejemplo Rambla de la Azohía) de la región de Murcia a partir de las estimaciones de
emisiones (SRES) del Quinto Informe de Evaluación (IPCC, 2013b). En la cuenca del
Alto Mula los caudales medios experimentarán una disminución significativa en los
aportes de agua. Según las proyecciones, en el escenario más extremo (RCP 8.5), se
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 135
produciría una disminución de los caudales en torno al 42,8% para el período 2041–
2070, siendo esta disminución más pronunciada para el período 2071–2100 (52,4%).
Las precipitaciones serían aproximadamente un 27,9% más bajas para finales del pe-
ríodo 2071–2100 en el escenario más extremo (Martínez–Salvador et al., 2021). Si se
evalúa el posible impacto del cambio climático comparando el conjunto futuro de
cada período (2019–2040, 2041–2070 y 2071–2100) con el de referencia, en el primer
período bajo los escenarios RCP 4.5 y RCP 8.5, las aportaciones de agua se reduci-
rían alrededor de un 0,85 Hm3/año y 1,23 Hm3/año respectivamente. En el periodo
2041–2070, las aportaciones continuarían disminuyendo alrededor de un 1,39 Hm3/
año para el escenario RCP 4.5 y 1,99 Hm3/año para el escenario RCP 8.5. De acuerdo
a los modelos más desfavorables, estas reducciones podrían llegar hasta los 2.43 Hm3/
año (RCP 8.5) para el periodo 2071–2100 (Martínez–Salvador et al., 2021).
136 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 139. Caudales (Q) (m3/s) y producción de sedimentos (ton) (PS) simulados con
GeoWEPP para los escenarios actual de referencia (a), RCP 4.5 (b), RCP 8.5 (c) y resiliencia
(d) en la cuenca de la Rambla de la Azohía. Fuente: Alonso Sarria et al. (2021). T = tasa
de reemplazamiento anual de un tipo de suelo para mantener un uso del suelo sostenible
(1T = 11.2 t ha-1 año-1, umbral por encima del cual la tasa de erosión puede considerarse no
tolerable).
tífica disponible sobre los cursos efímeros se han propuesto diversas acciones e ini-
ciativas: 1) creación de una base de datos de proyectos vinculados a otras ya existen-
tes como FAME; 2) mejora del flujo de comunicación, información y participación
de los distintos grupos sociales implicados; 3) estudio de aspectos poco investigados,
como la adaptación de metodologías de evaluación de caudales ambientales (ECA) al
caso de los SAES; 4) reconocimiento y análisis de la vulnerabilidad ecogeomorfológi-
ca de este tipo de cauces; y 5) valoración y evaluación de los servicios ecosistémicos
que proporcionan los cursos de agua efímeros en general.
La tendencia actual y las proyecciones de distintos escenarios climáticos futuros
en las regiones mediterráneas semiáridas muestran una disminución general de la
precipitación y de la escorrentía, y un incremento significativo de la frecuencia de llu-
vias especialmente intensas y grandes avenidas. Muy probablemente, la aridificación
de estas zonas implicará un cambio importante en el régimen hidrológico de los cur-
sos efímeros, en el que se prodigarán las etapas secas largas, con intercalación de su-
cesos de moderada a baja magnitud, y las avenidas extremas, que acortarán sus tiem-
pos de retorno (Conesa–García et al., 2021). Los sucesos de intensidad extraordina-
ria pueden ser decisivos en la ruptura del equilibrio morfológico actual de los SAES,
puesto que serán responsables de tasas muy altas de transporte de fondo y de deposi-
ción, que a menudo provocarán procesos de acreción vertical del lecho y erosión late-
ral del cauce. La rápida recesión del hidrograma “flash flood”, típico de tales avenidas,
favorecerá la deposición de grandes volúmenes de material grueso, incrementando
las tasas de acorazamiento granular del lecho. Ejemplos de este tipo de procesos, que
se harán más recurrentes con el cambio climático, son bastante comunes en ramblas
con lecho de grava (Hooke, 2019; Conesa–García et al., 2020). Sin duda, tales cam-
bios hidrológicos y morfológicos redundarán en una alteración sensible de las con-
diciones ecológicas del cauce, y particularmente de sus riberas. La disminución de la
recarga de acuíferos subálveos (Meixner et al., 2016) y el empobrecimiento de la ve-
getación ripícola (Stromberg et al., 2015) serán claros síntomas de ello. En este senti-
do, la restauración de los SAES podría incluir medidas proactivas, como la recupera-
ción de la vegetación ribereña y la implementación de caudales ambientales de aveni-
da (Palmer et al., 2009), mediante la preservación de refugios (por ejemplo, pozas) en
los tramos alto y medio, y la reducción de capturas y detracciones de agua y sedimen-
tos en las zonas de cabecera (por ejemplo, presas de retención) (Lake et al., 2017).
La restauración de los SAES se prevé lenta por cuanto se rige por la ocurrencia
de avenidas esporádicas, a menudo impredecibles y de muy corta duración, bastan-
te distantes en el tiempo. Los largos plazos requeridos para alcanzar los objetivos de
adaptación al cambio climático plantean serios problemas de financiación, a los que
se suma el escaso interés mostrado hasta ahora por las Administraciones de Gestión
del Agua. Los cursos de agua efímeros mediterráneos (CEM) son, por otra parte, eco-
sistemas singulares, tradicionalmente sometidos a una fuerte presión humana, sobre
cuyo funcionamiento y respuesta a corto y medio plazo los gestores del agua carecen
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 139
Las buenas prácticas de gestión y restauración fluvial que pueden ralentizar o co-
rregir los efectos del cambio climático en cursos efímeros son principalmente aquellas
conducentes a frenar o invertir los procesos, derivados del mismo, que están alterando
el equilibrio morfológico y ecológico de dichos sistemas. En la adaptación al cambio
climático también es fundamental contar con unos cauces efímeros eficientes ante po-
sibles eventos extremos de gran magnitud, así como con la presencia de especies vege-
tales autóctonas que ejerzan adecuadamente sus funciones biogeomorfológicas.
De entre las buenas prácticas presentadas en el capítulo 4, se pueden destacar las
siguientes (Tabla 10) por su utilidad para la adaptación al cambio climático y la re-
ducción de sus efectos.
Tabla 10
Buenas prácticas en cursos efímeros con especial aplicación a la adaptación al cambio climático
los SAES soportan una intensa ocupación humana y las distintas Administraciones
han promovido actuaciones estructurales de defensa contra avenidas, existe un ma-
yor riesgo de rebasar el umbral de equilibrio dinámico actual. En tales casos, una in-
tensificación de las lluvias torrenciales y un incremento en la frecuencia de los cau-
dales pico de avenida por encima del caudal bankfull, asociados al cambio climático,
pueden alterar profundamente los procesos hidromorfológicos del cauce. De nuevo,
las acciones proactivas parecen ser aquí la mejor opción para amortiguar este tipo de
efectos. Entre las numerosas propuestas de prevención o actuación proactiva, pueden
destacarse las relacionadas con (1) la planificación integrada de medidas estructura-
les y biotécnicas, (2) el incremento de la capacidad de infiltración de los suelos (me-
diante repoblaciones forestales, aterrazamientos y otras prácticas de conservación
del suelo), (3) la naturalización de las cuencas y de los cauces efímeros, (4) la utiliza-
ción conjunta de aguas superficiales y subterráneas, y (5) la recuperación de sistemas
de regadío tradicional en secanos marginales (por ejemplo, derivación de aguas de
avenida mediante el uso de boqueras a partir de calados que aseguren el caudal am-
biental).
1) Los proyectos de corrección hidrológico forestal llevados a cabo en dichas
cuencas deberán incorporar estudios de optimización sostenible de las funciones de
los diques de retención, según su eficiencia y capacidad para minimizar los posibles
impactos negativos (incisión del lecho, cambios texturales de los sedimentos, inmo-
vilización del material de fondo, acorazamiento del lecho al pie del dique, formación
de pozas promotoras de una erosión progresiva aguas abajo…). Conesa–García et al.
(2007) constataron un desigual comportamiento y grado de eficiencia en los diques
instalados en cuencas semiáridas mediterráneas de pendientes similares, pero con
diferente caracterización litológica y distribución de los grupos hidrológicos de sue-
los. Los diques de retención demostraron una mayor eficiencia para el control de la
erosión en las cabeceras abarrancadas de cuencas con predominio de margas (Ram-
bla del Cárcavo, Cieza) y como sistemas de recarga de acuíferos en subcuencas de te-
rrenos metamórficos (Rambla de Torrecilla, Lorca). Sin embargo, en los tramos más
bajos de cabecera fueron menos eficientes e incluso provocaron alteraciones del cau-
ce no deseadas (avalancha de derrubios por rotura de las presas, sobreexcavado e in-
cisión aguas abajo con formación de nuevos cauces bankfull más estrechos y profun-
dos, pozas al pie de las estructuras, acorazamiento por lavado superficial de los ma-
teriales del lecho, surcos de erosión y lenguas de derrame, etc.) (figuras 140 y 141).
En las vertientes altamente erosionables diversos autores han sugerido como al-
ternativa de restauración y gestión adaptativa al cambio climático la instalación de
estructuras de control de la erosión sostenibles con la dinámica natural de los SAES
(Conesa García y Lenzi, 2013; Tosline, 2016; Norman et al,, 2017): diques de gavio-
nes y de piedra seca, y represas de bloques de roca sueltos de escasa altura, reforza-
dos por tratamientos biotécnicos y de bioingeniería en taludes y márgenes adyacen-
tes. Un sistema de estructuras de este tipo adecuadamente planificado (atendiendo a
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 143
Figuras 140 y 141. Diques de mampostería instalados en la cuenca de la rambla del Cárcavo
en el tramo bajo (a) y medio (b) (Cieza), responsables de un fuerte lavado superficial,
encostramiento y erosión del lecho aguas abajo.
Figuras 142 y 143. Ejemplos de destrucción de badenes por las aguas de avenidas en las
ramblas del Ramonete (Lorca) y Benipila (Cartagena). Lugares de paso de gran peligrosidad
y vulnerabilidad, que, además, alteran los procesos hidrogeomorfológicos en muchos cauces
efímeros mediterráneos.
4) El uso integrado de las aguas superficiales y subterráneas en los sistemas fluvia-
les efímeros es otra medida proactiva (tabla 11), que puede contribuir a la adaptación
de sus ecosistemas al cambio climático si se hace de una forma racional y sostenible.
En el marco del Scientific Workshop on the provision of environmental flows in Medite-
rranean ephemeral rivers, celebrado en Madrid en 2004, dicha estrategia se consideró
crucial para lograr una adecuada gestión de estos ecosistemas, siendo catalogada por
varios representantes del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) como una
Buena Práctica de Gestión (BPG) (IUCN–CMC, 2004). La evaluación de los cambios
en las tasas de escorrentía superficial, como consecuencia de nuevos escenarios cli-
máticos en las cuencas semiáridas, puede servir para conocer en qué medida varia-
rán sus recursos hídricos renovables totales, pero no es suficiente para respaldar una
gestión sostenible del agua en este tipo de ecosistemas. Será necesario tener en cuen-
ta el impacto del cambio climático en los patrones de escorrentía a escala de sucesos,
de acuerdo con sus efectos en el régimen de avenidas y en la interconectividad de los
flujos superficiales y subálveos.
5) Recuperación de prácticas de regadío tradicional mediante el aprovechamiento
de las aguas de avenida que superen el caudal ecológico establecido para cada SAES
(figura 145).
6) Concienciación de los políticos y de las partes locales interesadas sobre las ac-
ciones de conservación y la gestión sostenible de los cursos efímeros.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 145
Figura 144. Sistema de ramblas próximas a Águilas (Murcia) con muros de protección de
invernaderos (a, b y c) ubicados en el llano de inundación (a veces, incluso en el propio cauce
activo), con tramos de estrechamiento (a y b) y reducción de la anchura, y la consiguiente
acreción vertical del fondo, del cauce principal (d, e y f).
146 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Figura 145. Ejemplo de derivación de aguas de avenida mediante el uso de boqueras a partir
de calados que aseguren el caudal ambiental y recuperación de sistemas de regadío tradicional
en secanos marginales. Sistema de aprovechamiento de las aguas de avenida mediante
boqueras en la Rambla de Nogalte (provincia de Murcia). Fue tradicionalmente un sistema de
laminación de aguas en avenidas ordinarias que formaban una red de boqueras y acequias de
distribución para riego en amplias superficies del abanico por el que discurría dicha rambla.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 147
Tabla 11
Ámbitos de actuación y aspectos involucrados en la gestión geomorfológica – ecológica adap-
tativa de los cursos efímeros al cambio climático.
Tabla elaborada a partir de los informes técnicos del IUCN–CMC (2004) y de Magand (coord.., 2020) y los resultados
de los proyectos RIFLUTME (2011–2013) y CCAMICEM (2018–2021).
Figura 146. Cruce de una carretera local con la Rambla de la Azohía (municipio de Cartagena).
El sistema de drenaje tipo alcantarilla, ubicado en éste como en tantos otros cruces de
carreteras con ramblas de lecho de grava, deberá adaptarse al incremento de la carga de fondo
previsto para futuros escenarios de cambio climático.
to de los límites de laminación de sus aguas de avenida suelen generar en la población
una muy deficiente percepción de su peligrosidad. Esta falta de percepción va a menu-
do acompañada de una intensa e inadecuada ocupación humana del espacio requerido
por los SAES para su autogestión natural, que conlleva a situaciones de alto riesgo. Ante
dicha problemática es recomendable, por tanto, delimitar y proteger el espacio funcio-
nal de estos sistemas en su dimensión global, procurando respetar la anchura del cauce
y del llano de inundación que sea necesaria para absorber los efectos de avenidas más
intensas y frecuentes previstas con motivo del cambio climático. En los cruces de carre-
teras con ramblas, por ejemplo, el cauce deberá ser suficientemente ancho para evacuar
las aguas de avenida, y las infraestructuras viarias y de drenaje tendrán que adaptarse
a las nuevas condiciones hidrológicas (Conesa–García et al., 2013, 2014, 2017) (figura
146). En muchos de estos puntos críticos, propensos a inundaciones, las infraestructu-
rales existentes no mejoran la resiliencia de los tramos afectados, y será necesario rea-
daptar su diseño y dimensiones, o, en los casos más vulnerables, desmantelarlas y tras-
ladarlas a otros tramos más estables y menos peligrosos.
5. Buenas prácticas para la adaptación al cambio climático en cursos efímeros 151
SBN (Soluciones Basadas en la Naturaleza). Enfoque teórico que emplea los prin-
cipios de la naturaleza para responder a desafíos para la sociedad como el cambio
climático, el riesgo de desastres o la seguridad alimentaria. Basado en principios
de planificación y conservación, se sustenta en la integración entre lo humano y
lo ambiental para alcanzar un desarrollo en equilibrio con los ecosistemas y los
servicios que estos proveen.
Territorio fluvial. Espacio perteneciente al río, incluyendo cauce, corredor ribereño
y, total o parcialmente, la llanura de inundación. Se trata de una banda geomorfo-
lógica y ecológicamente activa, de máxima eficiencia y complejidad como sistema
natural. Es, en definitiva, un espacio a reivindicar, aunque suele chocar con los in-
tereses socioeconómicos ya que debe ser ancho, continuo, inundable, erosionable,
no defendido y no urbanizable.
Vado. Zona de un cauce habilitada para el paso de personas y vehículos (generalmen-
te agrícolas). Suelen ser de fondo firme, plano y poco profundo.
Referencias
Demissie, B. (2016) Ephemeral stream dynamics, land cover changes and climate va-
riability in the marginal grabens of the northern Ethiopian Rift Valley. Afrika Fo-
cus, 29(2): 93–100
Descheemaeker K, Nyssen J, Poesen J, Raes D, Mitiku H, Muys B, Deckers S. (2006)
Runoff on slopes with restoring vegetation: A case study from the Tigray hi-
ghlands, Ethiopia. Journal of Hydrology. 331: 219–241.
Döll, P., Zhang, J. (2010) Impact of climate change on freshwater ecosystems: a glo-
balscale analysis of ecologically relevant river flow alterations. Hydrology and
Earth System Sciences, 14, 783–799.
Dollar E.S.J., James, C.S., Rogers, K.H., Thoms, M.C. (2007) A framework 592 for in-
terdisciplinary understanding of rivers as ecosystems. Geomorphology, 89: 147–162.
Domenech, S., Ollero, A., Sánchez Fabre, M. (2008) Núcleos de población en riesgo
de inundación fluvial en Aragón: diagnóstico y evaluación para la ordenación del
territorio. Geographicalia, 54: 17–44.
Dufour, S., Piégay, H. (2009) From the myth of a lost paradise to targeted river resto-
ration: forget natural references and focus on human benefits. River Research and
Applications, 25: 568–581.
Dufour, S., Rinaldi, M., Piégay, H., Michalon, A. (2015) How do river dynamics and
human influences affect the landscape pattern of fluvial corridors? Lessons from
the 743 Magra River, Central-Northern Italy. Landscape and Urban Planning, 134:
107–118.
Elosegi, A, Sabater, S. (2013) Effects of hydromorphological impacts on river ecosys-
tem functioning: a review and suggestions for assessing ecological impacts. Hy-
drobiologia, 712: 129–143.
European Commission (2000) Directive 2000/60 EC of the European Parliament and
of the Council of 23 October 2000 establishing a framework for Community action
in the field of water policy. Official Journal L 327, 22/12/2000, 73 pp.
Ferrer–Boix, C., Chartrand, S.M., Hassan, M.A., Martín–Vide, J.P., Parker, G. (2016)
On how spatial variations of channel width influence river profile curvature.
Geophysical Research Letters, 43: 6313–6323.
Frankl, A., Poesen. J., Mitiku, H., Deckers J., Nyssen, J. (2013) Quantifying long–
term changes in gully networks and volumes in dryland environments: The case
of Northern Ethiopia. Geomorphology, 201: 254–263.
Fruergaard, M., Kroon, A. (2016) Morphological response of a barrier island system
on a catastrophic event: the AD 1634 North Sea storm. Earth Surface Processes
and Landforms, 41: 420–426.
Fryirs, K.A., Brierley, G.J. (2013) Geomorphic analysis of river systems: an approach to
reading the landscape. Wiley–Blackwell, Chichester.
Fuller, I.C., Gilvear, D.J., Thoms, M.C., Death, R.G. (2019) Framing resilience for river
geomorphology: reinventing the wheel? River Research and Applications, 35(2):
91–106.
166 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Gallart, F., Cid, N., Latron, J., Llorens, P., Bonada, N., Jeuffroy, J., Jiménez–Argudo,
S.M., Vega, R.M., Solà, C., Soria, M., Bardina, M., Hernández–Casahuga, A.J., Fi-
dalgo, A., Estrela, T., Munné, A., Prat, N. (2017) TREHS: An open–access soft-
ware tool for investigating and evaluating temporary river regimes as a first step
for their ecological status assessment. Science of The Total Environment, 607–608:
519–540.
García Lorenzo, R. (2010) Peligrosidad de las aguas de avenidas en los cruces de carre-
teras con ramblas. Estudio aplicado a la franja costera meridional de la región de
Murcia. PhD Thesis, Universidad de Murcia.
Gómez, R., Arce, M.I., Sánchez, J.J., Sánchez–Montoya, M.M. (2012) The effects of
drying on sediment nitrogen content in a Mediterranean intermittent stream: A
microcosms study. Hydrobiologia, 679: 43–59.
González–Herrero, S., Bech, J. (2017) Extreme point rainfall temporal scaling: a long
term (1805–2014) regional and seasonal analysis in Spain. International Journal of
Climatology, 37(15): 5068–5079.
Gregory, K.J. (2006) The human role in changing river channels. Geomorphology, 79:
172–191.
Guzmán, M.E. (2015) Metodología para estimar el espacio de libertad fluvial en cauces
efímeros. Tesis doctoral. E.T.S. Montes, Universidad Politénica de Madrid.
Habersack, H., Piégay, H. (2008) River restoration in the Alps and their surroundings:
past experience and future challenges. In: Habersack H., Piégay H. & Rinaldi M.
(eds.), “Gravel–bed Rivers VI –From Process Understanding to River Restoration,
Developments in Earth Surface Processes”, Elsevier, 703–738.
Heede, B.H. (2004) Dynamics of selected mountain streams in the Western United
States of America. In Slaymaker, O. (ed) Geomorphology: Critical Concepts in Geo-
graphy. Volume I: Fluvial Geomorphology, 299–315, Routledge, London.
Hisdal, H., Stahl, K., Tallaksen, L.M. and Demuth, S. (2001) Have streamflow droughts
in Europe become more severe or frequent? International Journal of Climatology,
21: 317–333.
Holling, C.S. (Ed., 1978) Adaptive environmental assessment and management. Wiley.
Hooke, J.M. (2016) Morphological impacts of flow events of varying magnitude on
ephemeral channels in a semiarid region. Geomorphology, 252: 128–143.
Hooke, J.M. (2019) Extreme sediment fluxes in a dryland flash flood. Scientific Re-
ports 9, 1686. https://doi.org/ 10.1038 /s41598–019–38537–3.
Horacio J. (2015) Reflexiones y enfoques en la conservación y restauración de ríos:
georrestauración y pensamiento fluvial. Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geogra-
fía y Ciencias Sociales, XX (1142).
Hupp, C.R., Osterkamp,W.R. (1996) Riparian vegetation and fluvial geomorphic pro-
cesses. Geomorphology, 14: 277–295.
Ibisate, A., Ollero, O., García, J.H., Ortiz Martínez de Lahidalga, J., Sáenz de Olaza
goitia, A., Hermoso, Y., Conesa–García, C., Gómez–Gutiérrez, A. (2021) Geo-
Referencias 167
Lane, E.W. (1955) Design of stable channels. Transactions of the American Society of
Civil Engineers, Paper No. 2776, 1234– 1279.
Lane, E.W. (1955) The importance of fluvial morphology in hydraulic engineering.
Proceedings American Society of Civil Engineers, 81, Paper No. 745 (Retrieved from
http://agris.fao.org/agris–search/search.do?recordID=US201400000288).
Lane, S.N., Bakker, M., Gabbud, C., Micheletti, N., Saugy, J.N. (2016) Sediment export,
transient landscape response and catchment–scale connectivity following rapid cli-
mate warming and Alpine glacier recession. Geomorphology, 277: 210–227.
Lea, D.M., Legleiter, C.J. (2016) Mapping spatial patterns of stream power and chan-
nel change along a gravel–bed river in northern Yellowstone. Geomorphology, 252:
66–79.
Leggett, K.E.A., Fennessy, J., Schneider, S. (2004) A study of animal movement in the
Hoanib River catchment, northwestern Namibia. African Zoology, 39: 1–11.
Leopold, L.B., Maddock, T. (1953) The hydraulic geometry of stream channel and some
physiographic implications. Prof. Pap. 252, U.S. Geol. Surv., Washington D. C.
Leopold, L.B., Langbein, W.B. (1962) The concept of entropy in landscape evolution. U.
S. Geol. Survey. Prof. Paper 500–A, 20 pp.
Leopold, L.B., Wolman, M.G., Miller, J.P. (2012) Fluvial Processes in Geomorphology.
Courier Corporation.
Levick, L.R., Goodrich, D.C., Hernández, M., Fonseca, J., Semmens, D.J., Stromberg,
J., Tluczek, M., Leidy, R.A., Scianni, M., Guertin, D.P., Kepner, W.G. (2008) The
ecological and hydrological significance of ephemeral and intermittent streams in the
arid and semi–arid American Southwest. U.S. Washington: Environmental Protec-
tion Agency and USDA/ARS Southwest Watershed Research Center.
Liébault, F., Piégay, H. (2002) Causes of 20th century channel narrowing in mountain
and piedmont rivers of southeastern France. Earth Surface Processes and Landfor-
ms, 27: 425–444.
Llasat, M.C., López, L., Barnolas, M., Llasat–Botija, M. (2008) Flash–floods in Ca-
talonia: the social perception in a context of changing vulnerability. Advances in
Geosciences, 17: 63–70.
López Bermúdez, F., Conesa–García, C., Alonso, F. (2002) Floods: magnitude and
frequency in ephemeral streams of the spanish mediterranean region. In Bull, L.,
Kirkby, M. (ed) Dryland rivers, 329–350, Wiley.
Lotsari, E., Thorndycraft, V., Alho, P. (2015) Prospects and challenges of simulating
river channel response to future climate change, Progress in Physical Geography,
doi: 10.1177/0309133315578944.
Lowe, W.H., Likens, G.E. (2005) Moving headwater streams to the head of the class.
Bioscience, 55: 196–197.
Macklin, M.G., Lewin, J., Woodward, J.C. (2012) The fluvial record of climate change.
Philosophical Transactions: Mathematical, Physical and Engineering Sciences, 370,
No. 1966, River history, pp. 2143–2172.
Referencias 169
Magand, C. (coord., 2020) Intermittent rivers and ephemeral streams: what water ma-
nagers need to know. SMIRES project. Technical report – Cost ACT
Magilligan, F.J. (1992) Thresholds and the spatial variability of flood power during
extreme floods. Geomorphology, 5: 373–390.
Manrique, A., Nájera, A., Escartín, C., Moreno, C., Martínez Bravo, E., Espejo, F.,
Sánchez Martínez, F.J., Aparicio, M., Cordero, S., González, S. (2017) Guía para la
reducción de la vulnerabilidad de los edificios frente a las inundaciones. Consorcio
de Compensación de Seguros, Madrid.
Marcé, R., Obrador, B., Gómez–Gener, L., Catalán, N., Koschorreck, M., Arce, M.I.,
Singere, G., von Schiller, D. (2019) Emissions from dry inland waters are a blind
spot in the global carbon cycle. Earth–Science Reviews, 188: 240–248.
Martín Vide, J.P. (1997) Ingeniería Fluvial. Politext, Àrea d’Enginyeria Civil, Edicions
UPC, Barcelona, 209 pp.
Martin–Vide, J.P., Ninerola, D., Bateman, A., Navarro, A., Velasco, E. (1999) Runoff
and sediment transport in a torrential ephemeral stream of the Mediterranean
coast. Journal of Hydrology, 225: 118–129.
Martín Vide, J.P., Ferrer–Boix, C., Ollero, A. (2010) Incision due to gravel mining: mo-
deling a case study from the Gállego River, Spain. Geomorphology, 117: 261–271.
Martínez–Salvador, A., Millares, A., Eekhout, J.P.C., Conesa–García, C. (2021) Assessment
of streamflow from EURO–CORDEX Regional Climate Simulations in semi–arid cat-
chments using the SWAT model. Sustainability, 13(13), 7120; doi 10.3390/su13137120.
Martínez–Yoshino, N., Suárez, M.L., Vidal–Abarca, M.R. (2021) Delimitando los ras-
gos biológicos de la vegetación de los ríos secos: el caso de las ramblas de la cuenca
del Segura (SE de España). Anales de Biología, 43: 11–25.
Mateu, J.F. (1982) El norte del País Valenciano: geomorfología litoral y prelitoral. Uni-
versitat de València.
Meixner, T., Manning, A.H., Stonestrom, D.A., Allen, D.M., Ajami, H., Blasch, K.W.,
et al. (2016) Implications of projected climate change for groundwater recharge in
the western United States. Journal of Hydrology, 534: 124–138.
Merritt, D.M., Wohl, E.E. (2003) Downstream hydraulic geometry and channel ad-
justment during a flood along an ephemeral, arid–region drainage. Geomorpho-
logy, 52: 165–180.
Merbt, S.N., Proia, L., Prosser, J.I., Marti, E., Casamayor, E.O., von Schiller, D. (2016)
Stream drying drives microbial ammonia oxidation and first–flush nitrate export.
Ecology, 97: 2192–2198.
Messager, M.L., Lehner, B., Cockburn, C., Lamouroux, N., Pella, H., Snelder, T., Toc-
kner, K., Trautmann, T., Watt, C., Datry, T. (2021) Global prevalence of non–pe-
rennial rivers and streams. Nature, 594, doi 10.1038/s41586–021–03565–5
Naylor, L.A., Spencer, T., Lane, S.N., Darby, S.E., Magilligan, F.J., Macklin, M.G., Mö-
ller, I. (2017) Stormy geomorphology: geomorphic contributions in an age of cli-
mate extremes. Earth Surface Processes and Landforms, 42: 166–190.
170 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Nicolas, N., Suárez, M.L., Vidal–Abarca, M.R. (in press) Contributions of dry rivers
to human well–being: a global review for future research. Ecosystem services, doi
10.1016/j.ecoser.2021.101307
Noguera, I., Duarte, P., Ollero, A. (2014) Caracterización hidrogeomorfológica y
evaluación del riesgo en un curso efímero mediterráneo: el río Seco (Aragón, Es-
paña). Revista de Investigación para el Desarrollo Sustentable INDES, 2(2): 9–19.
Norman, L.M., Brinkerhoff, F., Gwilliam, E., Guertin, D.P., Callegary, J., Goodrich,
D.C., Gray, F. (2016) Hydrologic response of streams restored with check dams in
the Chiricahua Mountains, Arizona: Hydrology of streams with check dams ins-
talled. River Research and Applications, 32(4): 519–527.
Norman, L.M., Niraula, R. (2016) Model analysis of check dam impacts on long–
term sediment and water budgets in Southeast Arizona, USA. Ecohydrology and
Hydrobiology, 16(3): 125–137.
Norman, L.M., Sankey, J.B., Dean, D., Caster, J., DeLong, S., DeLong, W., Pelletier,
J.D. (2017) Quantifying geomorphic change at ephemeral stream restoration sites
using a coupled–model approach. Geomorphology, 283: 1–16.
Norton, J.B., Bowannie Jr., F., Peynetsa, P., Quandelacy, W., Siebert, S.F. (2002) Na-
tive American methods for conservation and restoration of semiarid ephemeral
streams. Journal of Soil and Water Conservation, 57(5): 250–258.
NRCS – Natural Resources Conservation Service (2007) Stream Restoration Design
(National Engineering Handbook 654), Chapter 11: Rosgen Geomorphic Channel
Design. United States Department of Agriculture, USDA, 11–76.
Nyssen, J., Poesen. J., Descheemaeker, K., Nigussie, H., Mitiku, H., Moeyersons, J.,
Frankl, A., Govers, G., Munro, N., Deckers, J. (2008) Effects of region–wide soil
and water conservation in semi–arid areas: The case of northern Ethiopia. Z. Geo-
morph. N.F. 52(3): 291–315.
Ollero, A. (2011) Los cauces fluviales como indicadores de cambio global: propuesta
metodológica. Zubía, monográfico 23: 189–202.
Ollero, A. (2015) Guía metodológica sobre buenas prácticas en restauración fluvial
(manual para gestores). Zaragoza: Contrato de Río del Matarraña.
Ollero, A., Ballarín, D., Díaz Bea, E., Mora, D., Sánchez Fabre, M., Acín, V., Eche
verría, M.T., Granado, D., Ibisate, A., Sánchez Gil, L., Sánchez Gil, N. (2007) Un
índice hidrogeomorfológico (IHG) para la evaluación del estado ecológico de
sistemas fluviales. Geographicalia, 52: 113–141.
Ollero, A., Ballarín, D., Mora, D. (2009) Aplicación del índice hidrogeomorfológico
IHG en la cuenca del Ebro. Guía metodológica. Confederación Hidrográfica del
Ebro, 93 p., Zaragoza.
Ollero, A., Ibisate, A., Gonzalo, L.E., Acín, V., Ballarín, D., Díaz, E., Domenech, S.,
Gimeno, M., Granado, D., Horacio, J., Mora, D., Sánchez Fabre, M. (2011a) The
IHG index for hydromorphological quality assessment of rivers and streams: up-
dated version. Limnetica, 30(2): 255–262.
Referencias 171
Ollero, A., Ibisate, A., Acín, V., Díaz, E., Granado, D., Horacio, J. (2011b) Innovación
y libertad fluvial. Ponencia al VI Congreso Ibérico sobre Gestión y Planificación del
Agua, Fundación Nueva Cultura del Agua.
Ollero, A., Ibisate, A., Horacio, J., Conesa–García, C., Álvarez, Y., Segura, F., Sanchis,
C., Ballarín, D., Calle, M., Sánchez Fabre, M. (2019) Diagnóstico y posibilidades
de restauración en cursos de agua efímeros mediterráneos. Actas del III Congreso
Ibérico de Restauración Fluvial Restauraríos 2019, 481–487, CIREF y CH Segura,
Murcia.
Ollero, A., Ballarín, D., García, J.H., Ibisate, A., Mora, D., Sánchez Fabre, M. (2021a)
Diagnóstico fluvial, impactos en cauces y cambio global: aplicaciones del índice
hidrogeomorfológico IHG. Geographicalia, 73: 295–316.
Ollero, A., Ballarín, D., García, J.H., Hermoso, Y., Ibisate, A., Pirchi, V.N., Prados, R.,
Sanmartín, S. (2021b) Hydromorphological assessment and potential restoration
in ephemeral Mediterranean streams: application of the IHG–E index in the Ebro
basin, Murcia (Spain) and Calabria (Italy). Ecological Indicators (in press).
Ortega, J.A., Razola, L., Garzón, G. (2014) Recent human impacts and change in dy-
namics and morphology of ephemeral rivers. Natural Hazards and Earth System
Sciences, 14: 713–730.
Palmer, M.A., Lettenmaier, D.P., Poff, N.L., Postel, S.L., Richter, B., Warner, R. (2009)
Climate change and river ecosystems: protection and adaptation options. Envi-
ronmental Management, 44: 1053–1068.
Parker, C., Clifford, N.F., Thorne, C.R. (2011) Understanding the influence of slope
on the threshold of coarse grain motion: revisiting critical stream power. Geomor-
phology, 126: 51–65.
Peirce, S.E.K. (2012) Characterization of ephemeral streams using electrical resistance
sensors in a Southern Ontario watershed, PhD Thesis, University of Guelph, On-
tario, Canada.
Phillips, J.D., van Dyke, C. (2016) Principles of geomorphic disturbance and reco-
very in response to storms. Earth Surface Processes and Landforms, 41: 971–979.
Poole, G.C. (2010) Stream hydrogeomorphology as a physical science basis for advan-
ces in stream ecology. Journal of the North American Benthological Society, 29: 12–25.
Powell, D.M., Laronne, J.B., Reid, I., Barzilai R. (2012) The bed morphology of upland
single–thread channels in semi–arid environments: Evidence of repeating bedforms
and their wider implications for gravel–bed rivers, Earth Surface Processes and
Landforms, 37: 741–753.
Prados, R. (2020) Evaluación hidromorfológica de cursos efímeros mediterráneos y
propuestas de restauración. Trabajo Fin de Master en Ordenación Territorial y
Medioambiental, Universidad de Zaragoza.
Reid, I., Frostick, L.E. (1997) Channel form, flows and sediments in deserts. In Tho-
mas, D.S.G. (ed) Arid zone geomorphology: process, form and change in drylands,
205–229, Wiley: Chichester.
172 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Reid, I., Laronne, J.B. (1995) Bed load sediment transport in an ephemeral stream
and a comparison with seasonal and perennial counterparts. Water Resources Re-
search, 31: 773–781.
Richards, K.S. (1982) Rivers: form and process in alluvial channels. Methuen, London,
pp. 361.
RIFLUTME (2006–2008) Proyecto “Procesos de riesgos con origen natural asociados
a sistemas fluviales de régimen torrencial mediterráneo”. Referencia 02955/PI/05,
Fundación SENECA.
Rinaldi, M. (2003) Recent channel adjustments in alluvial rivers of Tuscany, Central
Italy. Earth Surface Processes and Landforms, 28: 587–608.
Rinaldi, M., Wyżga, B., Surian, N. (2005) Sediment mining in alluvial channels:
physical effects and management perspectives. River Research and Applications,
21(7) 805–828.
Rinaldi, M., Surian, N., Comiti, F., Bussettini, M., Lastoria, B., Nardi, L. (2016)
IDRAIM. Sistema di valutazione idormorfologica, analisi e monitoraggio dei corsi
d’acqua. Versione aggiornata 2016. Istituto Superiore per la Protezione e la Ricer-
ca Ambientale.
Rosgen, D.L. (1996) Applied river morphology. Wild–land Hydrology, Pagosa Springs,
Colorado.
Rosgen, D.L. (1997) A geomorphological approach to restoration of incised rivers, In
Wang, S.S.Y., Langendoen, E.J., Shields, F.D. (Eds) Proceedings of the Conference
on Management of Landscapes Disturbed by Channel Incision. The University of
Mississippi, Oxford.
Sampietro, M.M., Peña, J.L. (2016) Geomorphological dynamic changes during the
Holocene through ephemeral stream analyses from Northwest Argentina. Cate-
na, 147: 663–677.
Sánchez Escolano, L.M., Toro, F.J. (2020) Las ramblas del Sureste español como me-
dio de vida: una aproximación al caso almeriense. Cuadernos de Geografía de la
Universidad de Valencia, 105: 75–96.
Sánchez–Montoya, M.M., von Schiller, D., Ruhí, S.P.G., Proia, L., Miñano, J., Vidal–
Abarca, M.R., Suárez, M.L., Tockner, K. (2016) Responses of ground–dwelling ar-
thropods to surface flow drying in channels and adjacent habitats along Mediter-
ranean streams. Ecohydrology, 9: 1376–1387.
Sánchez–Montoya, M.M., Moleón, M., Sánchez–Zapata, J.A., Escoriza, D. (2017) The
biota of intermittent and ephemeral rivers: Amphibians, reptiles, birds and mam-
mals. In Datry, T., Bonada, N., Boulton, A. (eds.) Intermittent Rivers and Epheme
ral Streams, Ecology and Management, 299–322. Academic Press: London.
Sánchez–Montoya, M.M., Guerrero–Brotons, M., Miñano, J., Gómez, R. (2019) Ef-
fects of debris piles and pools along dry riverbeds on nutrients, microbial activi-
ty, and ground–dwelling arthropods: A Namibian ephemeral river case. Journal of
Arid Environments, 175: 104082.
Referencias 173
Sanchis, C., Segura, F., Almonacid, J. (2017) Channel forms recovery in an ephemeral
river after gravel mining (Palancia River, Eastern Spain). Catena, 158: 357–370.
Sanchis, C., Segura, F., Navarro, A. (2019) Channel forms and vegetation adjustment
to damming in a Mediterranean gravel‐bed river (Serpis River, Spain). River Re-
search and Applications, 35(1): 37–47.
Sanmartín, S. (2019) Caracterización y evaluación hidromorfológica de cursos efíme
ros en la cuenca del Ebro. Trabajo Fin de Grado en Geografía y Ordenación del
Territorio, Universidad de Zaragoza.
Schneider, C., Laizé, C.L.R., Acreman, M.C. and Flörke, M. (2013) How will climate
change modify river flow regimes in Europe? Hydrology and Earth System Scien
ces, 17: 325–339.
Schumm, S.A. (1960) The shape of alluvial channels in relation to sediment type. US
Geological Survey professional paper 352B, 17–30.
Schumm, S.A. (1961) Effect of sediment characteristics on erosion and deposition in ephe
meral stream channels: U.S. Geological Survey, Professional Paper 352–C, p. 31–70.
Schumm, S.A. (1968) River adjustment to altered hydrologic regimen: Murrumbidgee
River and paleochannels, Australia. United States Geological Survey, Professional
Paper 598.
Schumm, S.A. (1969) River metamorphosis. Journal of the Hydraulics Division of the
American Society of Civil Engineers, 95: 255–273.
Schumm, S.A. (1977) The fluvial system. New York, Wiley–Interscience.
Schumm, S.A. (1979) Geomorphic thresholds: the concept 762 and its applications.
Transactions of the Institute of British Geographers, 4: 485–515.
Schumm, S.A. (1998) To Interpret the Earth: Ten ways to be wrong. Cambridge Uni-
versity Press.
Schumm, S.A., Lichty, R.W. (1963) Channel widening and floodplain construction
along Cimarron River in Southwestern Kansas. United States Geological Survey,
Professional Paper 352–D.
Schumm, S.A., Parker, R.S. (1973) Implications of complex response of drainage sys-
tems for Quaternary alluvial stratigraphy. Nat. Phys. Sci. 243 (128): 99–100. http://
dx.doi.org/10.1038/physci243099a0.
Scott, S.H. (2006) Predicting sediment transport dynamics in ephemeral channels: a re-
view of literature. Army Engineer Waterways Experiment Station. Vicksburg, MS.
Coastal Hydraulics Lab. Report Number: ERDC/CHL–CHETN–VII–6. 8 p.
Seely, M., Henderson, J., Heyns, P., Jacobson, P., Nakale, T., Nantanga, K., Schachts-
chneider, K. (2003) Ephemeral and endoreic river systems: relevance and mana-
gement challenges. Transboundary rivers, sovereignty and development: hydropoli-
tical drivers in the Okavango River Basin, 187–212, African Water Issues Research
Unit and Green Cross International.
Segev, O., Ziv, M., Lubin, Y. (2003) The male mating system in a desert widow spider.
The Journal of Arachnology, 31: 379–393.
174 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Stein, E.D., Vyverberg, K., Kondolf, G.M., Janes, K. (2011) Episodic stream channels:
imperatives for assessment and environmental planning in California. Proceedings
of a Special Technical Workshop, November 8–10, 2010, Final Technical Report, 2011.
Steward, A.L., Marshall, J.C., Sheldon, F., Harch, B., Choy, S., Bunn, S.E., Tockner, K.
(2011) Terrestrial invertebrates of dry river beds are not simply subsets of riparian
assemblages. Aquatic Sciences, 73: 551–566.
Steward, A.L., Langhans, S.D., Corti, R., Datry, T. (2017) The biota of intermittent ri-
vers and ephemeral streams: Terrestrial and semiaquatic invertebrates. In Datry,
T., Bonada, N., Boulton, A. (eds.) Intermittent Rivers and Ephemeral Streams, Eco-
logy and Management, 245–271. Academic Press: London.
Stromberg, J.C., Gallo, E.L., Lohse, K.A., Meixner, T., Moody, E.K, Sabo, J.L., Setaro,
D.L. (2015) Structure and function of ephemeral streams in the arid and semiarid
Southwest and implications for conservation and management. Final Report, SER-
DP Project RC–1726. Arizona State University, Tempe.
Stubbington, R., Chadd, R., Cid, N., Csabai, Z., Miliša, M., Morais, M., Munné, A.,
Pařil, P., Pešić, V., Tziortzis, I., Verdonschot, R.C.M., Datry, T. (2018) Biomonito-
ring of intermittent rivers and ephemeral streams in Europe: current practice and
priorities to enhance ecological status assessments. Science of the Total Environ-
ment, 618: 1096–1113.
Stubbington, R., Paillex, A., England, J., Barthès, A., Bouchez, A., Rimet, F., Sánchez–
Montoya, M.M., Westwood, C.G., Datry, T. (2019) A comparison of biotic groups
as dry phase indicators of ecological quality in intermittent rivers and ephemeral
streams. Ecological Indicators, 97: 165–174.
Suárez, M.L., Vidal–Abarca, M.R. (2008) Índice para valorar el estado de conserva-
ción de las ramblas mediterráneas (Indice de Alteración de Ramblas = IAR). Tec-
nología del Agua, 293: 67–78.
Suárez, M.L., Vidal–Abarca, M.R., Navarro, I., Gómez Cerezo, R., López Bermúdez,
F. (2010) Los Arroyos de Baja California Sur (México): caracterización ambiental
y aplicación de un índice de estado de alteración (IAR). Cuaternario y Geomor-
fología, 24(1–2): 63–77.
Surian, N., Rinaldi, M. (2003) Morphological response to river engineering and
management in alluvial channels in Italy. Geomorphology, 50(4): 307–326.
Surian, N., Cisotto, A. (2007) Channel adjustments, bedload transport and sediment
sources in a gravel‐bed river, Brenta River, Italy. Earth Surface Processes and Land-
forms, 32: 1641–1656.
Surian, N., Rinaldi, M., Pellegrini, L. (2011) Channel adjustments and implications
for river management and restoration. Geografia Fisica e Dinamica Quaternaria,
34: 145–152.
Sutfin, N.A., Shaw, J., Wohl, E., Cooper, D. (2014) A geomorphic classification of
ephemeral channels in a mountainous, arid region, southwestern Arizona, USA.
Geomorphology, 221: 164–175.
176 Buenas prácticas en gestión y restauración de cursos efímeros mediterráneo
Thoms, M.C., Piégay, H., Parsons, M. (2018) What do you mean, ‘resilient geomor-
phic systems’?. Geomorphology, 305: 8–19.
Thorn, C.E., Welford, M.R. (1994) The Equilibrium Concept in Geomorphology. An-
nals of the Association of American Geographers, 84: 666–696.
Thornes, J.B. (1976) Semi–arid erosional systems: case studies from Spain. London
School of Economics and Political Science.
Thorp, J.H., Thoms, M.C., Delong, M.D. (2006) The riverine ecosystem synthesis:
Biocomplexity in river networks across space and time. River Research and Appli-
cations, 22: 123–147.
Tooth, S., Nanson, G.C. (1999) Anabranching rivers on the Northern Plains of arid
central Australia. Geomorphology, 29: 211–233.
Tooth, S., Nanson, G.C. (2000) The role of vegetation in the formation of anabran-
ching channels in an ephemeral river, Northern Plains, arid central Australia. Hy-
drological Processes, 14: 3099–3117.
Tosline, D. (2016) Instalación de estructuras de control de la erosión en un paisaje
como alternativa de tratamiento de restauración y gestión adaptativa de cuencas
hidrográficas para el cambio climático. Research and Development Office Science
and Technology Program Final Report ST–2016–720. U.S. Department of the In-
terior, Bureau of Reclamation, Research and Development Office, Denver, 53 pp.
Verhaar, P.M., Biron, P.M., Ferguson, R.I., Hoey, T.B. (2011) Implications of climate
change in the twenty–first century for simulated magnitude and frequency of
bed–material transport in tributaries of the Saint–Lawrence River. Hydrological
Processes 25(10): 1558–1573.
Vidal–Abarca, M.R., Gómez, R., Sánchez Montoya, M.M., Arce, M.I., Nicolás, N.,
Suárez, M.L. (2020) Defining dry rivers as the most extreme type of non–peren-
nial fluvial ecosystems. Sustainability, 12, 7202; doi:10.3390/su12177202.
Villarreal, M.L., Webb, R.H., Norman, L.M., Psillas, J.L., Rosenberg, A.S., Carmi-
chael, S., Sparks, P.E. (2014) Modelling landscape–scale erosion potential related
to vehicle disturbances along the U.S.–Mexico border. Land Degradation and De-
velopment, 27(4): 1106–1121.
Vita–Finzi, C. (2012) River history. Philosophical Transactions of the Royal Society A,
370(1966): 2029–2039.
Von Schiller, D., Datry, T., Corti, R., Foulquier, A., Tockner, K., Marcé, R., García–
Baquero, G., Odriozola, I., Obrador, B., Elosegi, A., Mendoza–Lera, C., Gessner,
M.O., Stubbington, R., Albariño, R., Allen, D.C., Altermatt, F., Arce, M.I., Ar-
non, S., Banas, D., Banegas, A., Beller, E., Blanchette, M.L., Blanco, J.F., Blessing,
J., Boëchat, I.G., Boersma, K.S., Bogan, M.T., Bonada, N., Bond, N.R., Brintup,
A., Bruder, A., Burrows, R.M., Cancellario, T., Carlson, S.M., Cauvy–Fraunié, S.,
Cid, N., Danger, M. de Freitas, B., Dehedin, A., De Girolamo, A.M., Del Campo,
R., Díaz–Villanueva, V., Duerdoth, C.P., Dyer, F., Faye, E., Febria, C., Figueroa, R.,
Four, B., Gafny, S., Gómez, R., Gómez–Gener, L., Graça, M.A.S., Guareschi, S.,
Referencias 177
Gücker, B., Hoppeler, F., Hwan, J.L., Kubheka, S., Laini, A., Langhans, S.D., Leigh,
C., Little, C.J., Lorenz, S., Marshall, J., Martín, E.J., McIntosh, A., Meyer, E.I., Mi-
liša, M., Mlambo, M.C., Moleón, M., Morais, M., Negus, P., Niyogi, D., Papatheo-
doulou, A., Pardo, I., Pařil, P., Pešić, V., Piscart, C., Polášek, M., Rodríguez Loza-
no, P., Rolls, R.J., Sánchez Montoya, M.M., Savić, A., Shumilova, O., Steward, A.,
Taleb, A., Uzan, A., Van der Vorste, R., Waltham, N., Woelfle–Erskine, C., Zak,
D., Zarfl, C., Zoppini, A. (2019) Sediment respiration pulses in intermittent rivers
and ephemeral streams. Global Biogeochemical Cycles, 33: 1251–1263.
Walker, B., Holling, C.S., Carpenter, S., Kinzig, A. (2004) Resilience, adaptability and
transformability in social–ecological systems. Ecology and society, 9.
Wittenberg, L., Laronne, J.B., Newson, M.D. (2007) Bed clusters in humid perennial
and Mediterranean ephemeral gravel–bed streams: The effect of clast size and bed
material sorting. Journal of Hydrology, 334, 312–318.
Wolman, M.G., Leopold L.B. (1960) Magnitude and frequency of forces in geomor-
phic processes, J. Geol., 68, 54–74.
Yochum, S.E., Sholtes, J.S., Julian, A., Scott, J.A., Bledsoe, B.P. (2017) Stream power
framework for predicting geomorphic change: The 2013 Colorado Front Range
flood. Geomorphology, 292: 178–192.
Zawiejska, J., Wyżga, B. (2010) Twentieth–century channel change on the Dunajec
River, southern Poland: patterns, causes and controls. Geomorphology, 117: 234–
246.
Zollitsch, B., Christie, J. (2014) Report on State Definitions, Jurisdiction and Mitigation
Requirements in State Programs for Ephemeral, Intermittent and Perennial Streams
in the United States. The Association of State Wetland Managers, Funding Support
Provided by U.S. Environmental Protection Agency. The McKnight Foundation.
Los cursos efímeros (ramblas, rieras, cauces secos salvo en avenidas repentinas y even-
tuales) tienen una gran presencia en el territorio mediterráneo, donde constituyen la
mayor parte de la red fluvial. Son sistemas naturales fundamentales en el ciclo hidrológi-
co para el transporte de agua, sedimentos y nutrientes, y, por tanto, excelentes indicado-
res del cambio climático y global.
Su puesta en valor, el reconocimiento de su papel, de sus valores hidromorfológicos y de
sus servicios ecosistémicos son totalmente necesarios para entender su grado de
resiliencia y contribución a la adaptación al cambio climático. Y es muy urgente trabajar
en su gestión, restauración y conservación, porque en general se encuentran sometidos
a fuertes presiones y están enormemente dañados.
La presente guía alerta sobre los múltiples impactos que sufren, divulga este gran
patrimonio mediterráneo, tan subestimado y poco conocido, y propone 33 buenas prácti-
cas para su gestión y restauración. Es una guía que puede aportar ideas a las personas
responsables de la gestión, pero está destinada al conjunto de la sociedad, porque el reto
es muy complejo: tenemos que recuperar cursos efímeros a partir del conocimiento y la
sensibilización. Y actuar con rapidez, porque ya es tarde y hasta ahora prácticamente no
se ha hecho nada por respetar, proteger y recuperar estos sistemas fluviales imprescindi-
bles de nuestro territorio. Este es nuestro reto.
ISBN-13: 978-84-09-32995-3
9 788409 329953