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KEUCHEYAN, R. - La Naturaleza Es Un Campo de Batalla (Ensayo de Ecología Política) (OCR) (Por Ganz1912)
KEUCHEYAN, R. - La Naturaleza Es Un Campo de Batalla (Ensayo de Ecología Política) (OCR) (Por Ganz1912)
RAZMIG KEUCHEYAN
LA NATURALEZA
ES UN CAMPO DE BATALLA
ENSAYO DE ECOLOGÍA POLÍTICA
Clave intelectual
ganzl912
INTRODUCCIÓN
1 Véase Ellees Maura McGufty "From NIM8V la civil rightS- Tte úfigjíw, oí Ihs ofu/ircnnental
justice movefTieriíV EftwraflnTenü/ Hitíory, vol, 2y nq 3, 1íl'97’.
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RAZMIG XEUCHEYAN
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
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RAZMIG KEUCHEYAN
5 Dipesh Chakrabarty. *The císmate ol hrstory. Four meses", Critica! inqutry, r»9 35. invierno
2009. Trad. francesa en Ja Revuc ifítetnaUonále ées hvres et des idées, n* 3. enero de 2012.
* Sólo a título indicativo, el hecho de citar un libro en castellano significa que tiene traducción
en nuestra lengua. Únicamente se darán sus referencias completas (editorial, etc.) cuando sean
citados con dichas referencias en el texto o las notas al pie.
6 p. 22 1 , la traducción es nuestra Véase también “ Pense* el agir en tant qu’espéce. En
trenen avec Dipesh Chakrabarty", comentarios recogidos por Ra/nug Keucheyan, Charlotte
Notdmann y Juhen Vmcent, Revue des O vnis, n * 8 , noviembre-diciembre de 2 0 ! 2.
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LA NATURALEZA ES UN C AM PO DE BATALLA
7 Chakiatwtly se explicó sobre esto punto. Véase Dipesh Chakrabarty, “ Postcolonial studies and
the challenge of climate chango". N ew üteraty H istüfy. vol 41. it* 1. invierno 2 0 1 2
8 Véase Alexandre Jaunait y Sébastien Chauvm, "Représenter i'intersection. Les théones de
rm tcrscctionnabté a rtpreuve des Sciences sociales", flevue frarqaise de saence pofitiQue,
15
KA7.MK1 KEUCHEYAN
vol. 62, n‘ 1 .2 0 1 2 .
9 El entrelazamiento de la financiarización y de la guerra está en el corazón de la periodización
de larga duración del capitalismo que propone Giovanni Arnghi en The Long TwnUeth Century.
Money, Power, and tbe Origtns ot our Time, Londres. Verso, 2 0 0 9 . [Hay versión en castellano:
E l largo siglo xx Omero y poder en los orígenes de nuestra época, trad. de Carlos Pieíro del
Campo. Madrid. Ediciones Akal. 1999 ]
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I A NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
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ftAZMJG K tU C H E rA N
10 Una precisión terminológica, antes de empezar: la noción de 'crisis ecológica" que empleare
mos corrientemente designa un entrelazamiento complejo de procesos naturales y sociales en
marcha en la actualidad. Ociamos a un lado las cuestiones epistemológicas, numerosas, que
suscita su uso.
IB
RACISMO A M B IEN T A L
1 Para una visión de conjunto de estos movimientos, véase Kennelh A. Gould y Tammy L. Lewis
ídir.J, Twenty Lcssons in Eiw roiim ental Sociotogy. Oxíoid. Oxford University Press. 20 0 8 .
cap. 17.
2 Véase Joan Martínez Alier, The EnvtronmcnUhsm o í the Poor A Study ot Ecologtcal Conflicto
and Vaíuation, Northampton, Edward Elgar, 2 0 0 3 . Para una perspectiva reciente sobre los
conflictos ambientales en América Latina, véase Manstella Svampa, “ Nco-»développemen-
lome» extractaste, gouvernemems et mouveinonts sociaux en Amérkjue latine” . Problemas
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RAZMIG KEUCHEVAN
10 Una precisión terminológica, antes de empezar, la noción de 'crisis ecológica'’ que empleare
mos corrientemente designa un entrelazamiento complejo de procesos naturales y socoles en
marcha en la actualidad. Dejamos a un lado tas cuestiones epistemológicas, numerosas, que
suscita su uso.
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RACISMO A M B IEN T A L
1 Para una visión de conjunto de estos movimientos, véase Kenneth A. GooKf y Tammy L Lewis
Idir.J, Trtenly lesson s in Enwo/wnenfáf Sociofogy, Oxford, Oxford Umversily Press. 20 0 8 ,
cap. 17.
2 Véase Joan Martínez Alier. The Envtronmenlahsm o f the Poor. A Study o í Ecológica! Confhcts
and Valuation, Northampton, Edwatd Elgar, 2 0 0 3 . Para una perspectiva reciente sobre los
conflictos ambientales en América Latina, véase Mansíella Svampa, “ Néo-»développemen-
tisme» extractiviste, gouvernements et mouvements sociaux en Aroéóque latine” , Problémes
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RA2MIG KEUCHEYAN
d'Aménque latine. n° 81. verano 2011. {Hay versiones en castellano: E l ecofogwno de ¡os
pobres. Conflictos ambientóles y {enguates de valoración, Barcelona, icaria, 2005: "Extrecti-
vismo neodesarr olíista y Giro ecoterritonal. ¿Hacia la construcción de una alternativa’ " (versión
original), en Miriam Lang (comp.), Más allá del Desarrollo. Quito, Ecuador, Fundación Rosa
Luxemburgo. 201 l.J
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
Un acontecimiento filosófico
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3 Véase Antonio Gramsci, Guerra de mouvement et guene de positrón, textos escogidos y presen-
fados por ftaím ig Keucheyan, París. La Fabrique. 2012, p 66.
4 Véase a este respecto Anthony O berscM i, S ocia l Confi/cts and Social Movements, Prentice
Hall. Englewood Cliffs, 1973.
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
5 Véase Ékn Laurenl, "Ecología et mégalités", Revue de i'OFCC, vol. 109. n" 2, 20 0 9 .
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I
RAZMIQ KEUCHEYAN
El color de la ecología
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
7 Véase el sitio del Sierra Club- www.sierraclub.org/. Sobre ia historia de las sociedades de pro
tección de la naturaleza en Francia desde el siglo xa, véase por ejemplo Stephanie Pmcetl,
"Someonginsof French erwironmentalism. Anexpioration". Forest & Consem tion History, n*
37. abril de 1993.
S Véase Giovanna Di Chin). 'N ature as community The convergente o f environroent and social
justice", en William Cronon (dir.). Uncoinmon Ground. Relhinktng the Human Place in Nature,
Nueva York, WW Norton, 1996, p. 299.
9 Véase Eileen Maura McGurty, “ From NIMBY to civil nghts The origins of the environmental
justice movement", toe. c it.. p. 204
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RAZMíG KCUCHfYAN
30 Robcrt 0. Builard. Dumping>n Orne Race. Class. and Envtronmental Quahty, Boulder. Westwew
Press. 2000.
11 Véase por ejemplo, para Francia. Florian Charvoim. L'lnvention de f'environnem ent en Franca.
Cbronique anthropotogíqve d'une irtstitytionnahsoUon, París. La Découverte. 20 03
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I.A NAl URAlfcZA ES UN CAMPO DE BATALLA
12 Véase Andrew S/asz, Scopcpultsm loxtc Waste and (he Mov&nent lar f.nvironmentál Just/ce.
Mmneapolis. Universrty ol Minnesota Press. 1994
13 Pran^ois Gemenne, Géopohtiqu* du cbangemcnt cbmatique. París. Armand Colín, 2009. pp.
73-74. Véase también Romatn Mure!. Katrina. 2005 L'ouragan. l ’Étdt el íes pauvres au» fo ts -
Unís, París, £d«lions de t'CHf.SS. ?010.
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RA2M1G KEUCHÉYAN
14 Harald Welzer, Les Cuerres du clima!. Poutquoi on lúe au u f s/écle, Parte. Gallimard. 2009.
pp 41-42.1Hay versión en castellano: Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán)
en el siglo m, trad. de Alejandra Obermeier Nasont, Madrid. Katz Editores. 2011 )
15 Naomi Klein, La Stratégie du choc. La montée d'un capitalism o du desabre, París. Artes Sud.
2010. {Hay versión en castellano: La docUina delsñock. £t auge del capitalismo del desastre,
trad. de Isabel Fuentes García y otros, Barcelona, Editorial Paidós, 2007.!
16 Patnck Sharkey, “ Survival and death in New Orleans. An empirical look at the rtuman impact
of Katnna". Journal o f Black Studies, vo¡. 37. n®4. 2007.
28
IA NATURALEZA £ $ UN CAMPO OE BATALLA
17 lb/d., p. <590.
18 Véase Roberl O. Butiard ef a i., Toxtc TVas/t» and Raceat Twenty, 1987-2007, Cleveland, Unit
ed Chutch of Ctvisl, rnai2o de 2 0 0 7 .
29
K A /M fti KEUCHCYAN
ios sectores populares, una expresión que ironiza sobre las sustancias
tóxicas que contienen.19
19 Ibid., p. 131
20 Véase Laura Pulido. "Rethinking environmental racism. White privilege and urban deveiopment
m Southern California". Armáis ot trie Association o i American Geographers, voL 90, n* 1,
2000. p. 16.
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ÍA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
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RAZMIG KEUCHEYAN
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LA NATURALEZA ES U N CAMPO OE BATALLA
24 Véase Mirria Salí, Les Inegahtés éthno-raciales, París, La Découverte, "Repéres” , 2013, cap. 3,
25 Véase Neil Chatoaborti y Jon Garland (dir.), Rural Racism. Londres, Routledge. 2012. Sobre
esta cuestión, véase también Raymond Williams, The Country and the City. Oxtord, Oxlorrt
Unive'sity Press. 1975. [Hay versión en castellano de: El campe y fa ciudad, trad. de Alcira
B ixio. Buenos Aires, Editorial Paidós, 20 01.)
33
RAZMIÜ KEUCHEYAN
26 Véase Roben O Bultard e r s i., Toxic IV.isfó ana Raceal Twenty, 1987-2007, op, cit., p 109.
27 Véase el sitio www bcn nctwork.co.ulV.
• Se traía de la "directiva Seveso" tpor la catástrofe de Seveso ocurrida en Italia en 1976).
nomtHC genérico de una sene de directivas europeos que imponen s los Estados de la Unión
Europea Identificar los sitios industriales donde pueden ocurrir accidentes importantes y man
tener en ellos un alto nivel de prevención (N del T.]
28 Véase Guillaume Faburel y Sandrine Gueymaid, "fnégalilés emnionnemenííes en región Íle-de-
France; le fóle structuiant des facteurs négatils de renvironoemcnt et des chow politiquea
afféreots” . Espaces. popviatuH\s, sociétés, n° 1.2008.
34
i a n a t u r a le z a es u n c a m p o de b a talla
29 Ibtd., p. 165
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RA2MIG KEUCHEYAN
30 Para una visión de coniunto atinente a la dimensión espacial de las desigualdades etnorracia-
les en Francia, véase Mima Salí, te s Inégatités ethno-racoles, op. c it, cap. 4.
31 Anne-Jeannc Naudé. "Le satum iyne. une maladie sociale de l'immigration", Hommes el m i-
grations, n" 1225. mayo-junio de 2000, p. 13. Véase también Buifetin épidémiotogiQue heb-
áomadaKe, 13 de enero de 1992.
32 Paséale Dietrich-Ragon, "Le logement insalubre” , Ssp/tt, enero de 2012, p 67. Para una
historia social de las pocilgas en Francia, véase Roger-Henri Guertand, “ Histoíte des teudis'*,
en Serge Paugam (dir.), L’Exctuston. I'étal des savoirs. París. La Découverte. 1996.
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LA N ATU RAIE2A ES UN CAMPO DE BATALLA
grafía social y racial de la epidemia, que sigue los contornos de los barrios
populares y las poblaciones más precarias.
El reconocimiento de esta geografía fue lenta. El hecho de que
concierna principalmente a poblaciones subsaharianas dio lugar, en
un primer tiempo, a explicaciones “ culturalistas" por parte de los me
dios y las autoridades. El plomo se encuentra en los objetos africanos
que adornan esas viviendas, se oyó por ejempío, o incluso la estructu
ra de las familias africanas involucradas-familia numerosa, poligamia,
e tc .- lleva a los niños a verse librados a ellos mismos. La epidemiolo
gía comparativa demolió esas alegaciones. Si en Francia los africanos
subsaharianos están afectados por ese mal, en Gran Bretaña se trata
de los niños de origen hindú o pakistaní y en los Estados Unidos de los
niños negros.33 Conclusión: la cultura no tiene nada que ver, el estatu
to de minoría inmigrante, la segregación espacia! y la posición de
clase todo.
Según las regiones consideradas, los inmigrantes, por lo demás, no
son las únicas víctimas del saturnismo. Situada en el Nord-Pas-de-Calais,
la planta Metaleurop Nord -liquidada en 2 0 0 3 - produce plomo y zinc
desde 1894.34*Esto condujo desde entonces al lanzamiento a la atmós
fera de importantes cantidades de sustancias tóxicas: plomo, cadmio,
zinc, hidróxido de azufre... Una serie de estudios llevados a emboen la
región demuestran que un 10% de los niños de la región presentan una
plombemia superior a la norma. Treinta y seis asalariados de la planta
Metaleurop son víctimas de saturnismo a fines de los años noventa. El
mercado inmobiliario internalizó esta contaminación, según la misma
lógica que aquella descrita más arriba. En esta región, en efecto, se
comprueba que el mercado inm obiliario pierde un 2 0% de su valor
cuando el tenor en plomo de los suelos en una zona de viviendas supera
el umbral de 1000 ppm (partes por millón), y el 6% cuando ese tenor
33 Anne-Jeanne Naudé, “ Le salurnisme, une maladie socialc de rim m igrahon", loe. cit., p. 17
Referente a los Estados Unidos, véase también Helen Epstein, T e a tí poisonmg The ignorad
scandar, New York fíevtew o í docks. 21 de marzo de 2013.
34 Instituto francés del medio ambiente UFEN), ¿es Syntbéses, edición 20 0 6 , disponible en el
sitio*. hltp.’Me!gateado.fiee.(r/mesdocument$/£our3/terrain/IF£N2006.Les%20inegai>tes%20
environnemntales.pdf.
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RAZMIG KEUCHEYAN
36 Ibió . p. 423. Véase también Gwénael letombe y Bernard Zumdeau. “Gestión des externantes
enviformementaies tfans le ba&sm mimer du Nord-Pasde-Calais : une approche en termes de
píoximité". Oéveioppement durable et tertttoircs. n* 7. 2006.
36 Columna disponible en el s ittt wvrw.washinglonpost.conVivp-dyn/tpntent/articlo/2007/0&l 5/
AR2007061501857.html.
37 Vease el sitio www.savedaffuf.org/.
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATAU.A
dentes del norte o del extenor del país, serían musulmanes y cometerían
lo esencial de las exacciones. Los “ africanos” , por el contrario, serian
nativos de esta región del oeste de Sudán, que ocupa aproximadamente
una quinta parte de su superficie. La línea divisoria entre estos dos
grupos, pues, es esencialmente percibida como étnica y religiosa.
En este caso, la realidad no puede divergir más de su representación
mediática. La mayoría de los protagonistas de este conflicto son musul
manes y todos tienen el mismo color de piel.30 Más precisamente, es
imposible distinguir dos "etnias" sobre la base de estos criterios. Hace
sólo veinte años, la idea misma de “ árabes" y de “ africanos" habría sido
incomprensible para los habitantes de Darfur. La percepción de este
conflicto desde su eclosión en 2003 -agravamiento sería más exacto,
puesto que algunos conflictos ocurrieron antes de esa fecha, sobre todo
entre 1987 y 1 9 8 9 - está ampliamente sobredetermmado, en los países
occidentales, por la “ guerra global contra el terrorismo" en curso desde
los atentados del 11 de septiembre de 2 0 0 1 .3
39 La guerra contra el te
8
rrorismo impone a todos los conflictos de la región un sistema de inter
pretación fundado en categorías tales como “ musulmanes” "árabes” ,
“ islamistas", “ terroristas” , etc. Considerado como responsable de la
situación, el gobierno de Jartum es un enemigo declarado de Washington
en esta guerra global. El presidente Ornar al Ba^hir tiene una responsa
bilidad evidente en las masacres, en particular en el armamento de las
milicias yanyauid. Sin embargo, este conflicto se resiste al sistema in
terpretativo en cuestión. Por otra parte, no todos los yanyauid son "ara-
bes", y todos los “ árabes” distan de pertenecer a estas milicias.40
Darfur está compuesto de diversos clanes. Algunos son nómadas,
otros sedentarios, siendo esta distinción crucial para comprender la
estructura social de la región. Durante largo tiempo la cohabitación
entre nómadas y sedentarios se hizo sin mayores tropiezos. Los granjeros
38 Véase Ale» do Waal, "Counier msurgcncy on the chcap", London Rcv/ew o( Books. vol. 26. n*
15, agosto do 2004
39 Véase Mahmood Mamdani, Sam w s and Survivors. Dárfut, Poltti<\ and the V\r¿' on Terror.
Londres, Veíso. 2009.
40 Véase Florence Bnsset-Foucault. “ Darlur. géneaiogies d’un conflit. Entretien avec Jéróme
Tubiana", Mouvaments, noviembre de 2007
39
RA2 MIG KCUCHÍYAN
sedentarios del clan Fur -D arfur significa “ hogar de los Fur" en árabe,
ya que los Fur eran la principal etnia de la región- autorizaban a los
nómadas, los de la tribu baggara en particular, a pacer en sus tierras. A
partir de los años setenta, una serie de fenómenos climáticos extremos,
no obstante, trastorna los acuerdos existentes. El Sahel es entonces
víctima de terribles sequías, sobre todo entre 1982 y 1985. La defores
tación se acelera: 5 0 0 .0 0 0 hectáreas de bosques se pierden cada año
de 1990 a 2000.41 La desertificación, la erosión de los suelos, una
pluviometría en baja conducen a la declinación de la producción agríco
la. Al mismo tiempo que el agua escasea, la población de Darfur aumen
ta. Pasa de 1,1 millón de habitantes en 1956 a 7,5 millones en 2008.47
Estos fenómenos clim áticos obligan a los grupos en presencia a
adaptarse, en un contexto de escasez creciente de los recursos. Los
pasturajes o bosques accesibles a los nómadas se reducen, y esto tanto
más cuanto que los granjeros, también bajo presión, en adelante ponen
mala cara para darles acceso a sus propiedades. Esto los conduce a
sedentarizarse. Las tensiones se multiplican alrededor de tierras cada
vez menos productivas. La continuación es comprensible. Factores ex-
traambientales acarrean la radicalización del conflicto. Darfur, como el
este y el sur de Sudán, es una región históricamente pobre, excluida del
reparto de poder y de las riquezas, principalmente concentradas alrede
dor de Jartum. Durante la guerra fría, numerosos conflictos hicieron que
las armas fueran fácilmente disponibles en África, lo que permite armar
se a los beligerantes. Por añadidura, Darfur comparte una frontera con
Chad, un país en guerra civil casi constante desde los años sesenta, y
otra con la Libia de Gadafi. En el origen, una parte de las milicias yan-
yauid es formada y armada por este último.43
Resultado: el conflicto ocasiona entre 3 0 0 .0 0 0 y 500.000 muertos,
así como 2,5 millones de refugiados. Algunas estimaciones son inferio
res, giran alrededor de 150.00 0 muertos. Sea como fuere, la violencia
guerrera propiamente dicha no es responsable más que del 25% de los4
4] Younnes Abouyoub. "C lim aic: tfte forgotten culpril. The ecotogical dimensión o í Utc Darfur
eonflict", R&ce>, Gcnaer, and C/ass. val. 19. n * 1-2. 20 1 2 . p. 161.
42 Ibid., p. 164.
4 3 Véase Alcx de Waal, "Counter-insurgency on lite cheap", loe. cu.
40
IA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
44 Véase Florence 8nsset*Fot>cault. "Darfur, généatogtes d'un conflit. Entretlen avec JérSme
Tutwana". loe cit.
45 Younnes Abouyoub. "Cllmale: the forgútten culprit The ecologícal dimensión of de Dartur
co n flict", toe. crf . p. 170 ,
A\
RA2M1G K tU C H t'Y A N
46 fbkt., p. 153.
47 Haraltí Welzer. Les Guvnvs du clim a!, op. d i., p. 103.
42
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
48 Henn Lelebvre. la Production de rcspace, París. Económica, 1999. (Hay verstón en casiella
no-. La producción <3et espacio, trad. de Emilio M aiiíne/ GuiiOrroz, Madrid. Capitán $wmg Libros,
2013.1
49 Rajmig Keocheyan. Le Constnjchvisrne Des origines é nos jours, París, Hermán», 20 0 7 .
A3
RAZMIG KEUCHEYAN
50 Veas* por ejemplo 8runo Latour, Pohhque de la nature. Comment taire entrer les Sciences en
démocratie, París. La Découverte. 2004. (Hay versión en castellano: Políticas de la naturaleza.
Por una democracia de fa naturaleza. Barcelona. RBA Coleccionadles, 20 12.]
51 Para definiciones que coincidan en parte con la nuestra, véanse Mananne Cbaumel y Stéphane
La Branchtj, "Inégatités écolqgiques: vers queHe défmition toe. cit.-, Cyna Emelianolf, "La
problémalique des inégalités écologiques, un nouveau paysage conceptuer, Écologie &
polilujue, vol. 35. n" 1. 20 0 8 ; Andrev» Szasey Mir.hael Meuser, "Environmental mequalities.
Literature review and proposals for new directions m research and Iheory” . Curren! Socioiogy.
vol. 45, 1997.
52 Véase Wanda Diebolt er a l.. “ Les inégalités écologiques en miheu urbain". Rapport de l'in s *
peclion genérale de l'Environnem enl. ministerio de Ecología y de) desarrollo sustentadlo, abril
44
LA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
bién tienden a estar no tan bien dotados de espacios verdes como algu
nos suburbios. No obstante, la lógica del sistema im plica que los
sectores populares son las principales víctimas de estos perjuicios.
Las desigualdades ecológicas, por otra parte, atañen al acceso a los
recursos que ofrece la naturaleza, ya sean estos “ brutos" o mezclados a
dispositivos técnicos. Estos recursos, a su vez, son de dos tipos. En
primer lugar, los bienes naturales “ elementales", como el agua o las
fuentes de energía.- madera, carbón, petróleo... Eso que algunos llaman
los "servicios públicos del medio ambiente” 53. Esos servicios son más o
menos públicos o privados según los países y tas épocas, y la importan
cia de los recursos involucrados varia con el tiempo.
Las desigualdades de acceso al agua son antiguas. Sin embargo,
tuvieron un rebrote de visibilidad a partir dei último tercio del siglo xx,
debido a las políticas neoliberales de privatización de su producción y
de su distribución. La guerra del agua de Cochabamba, en Bolivia, a
comienzos de los años 2000 y las guerras del agua en América Latina,
de manera más general, son ejemplos de los conflictos que suscitaron.54
Desigualdades de acceso al agua también existen en Francia. En Gua-
yana, el 15% de la población no tiene acceso al agua potable, y esa tasa
se aproxima al 50% en ciertas regiones.55 Una situación análoga se
comprueba en el campo de la electricidad o de la elim inación de los
desechos.56 (Esto sin contar los riesgos naturales a los que por ejemplo
están expuestas las Antillas: terremotos, vulcanismo, ciclones, inunda
ciones, deslizamientosde berras. Las Antilfas están clasificadas en zona
sísmica ill, loque implicaría la construcción de infraestructuras parasís
micas, la cual no se hace debido a los costos que traería aparejados)5*.
En la metrópolis, no todos los territorios disponen de un agua de la
misma calidad, o de una relación calidad/precio comparable. Una en
45
RAZMIG KEU C H tYAN
cuesta reciente señala asi que más de dos millones de personas consu
men un agua que contiene dosis excesivas de contaminantes (pesticidas,
nitratos, selento), en particular en las regiones agrícolas.58
La pobreza energética es otra forma de desigualdad de acceso a los
recursos. Ésta se define por la ausencia de medios de calentarse, o por
la toxicidad anormal de los combustibles o instalaciones empleados para
hacerlo, que aumentan los riesgos de accidente.59 Grecia representa en
la actualidad un caso típico de pobreza energética. En Atenas se nece
sitan 1.0 0 0 euros al año para calentar un apartamento de superficie
media con fuel oil. Para calentarlo con madera no se necesitan más que
250.60 La pauperización de la población debido a la crisis conduce a
cantidad de griegos a escoger la segunda opción. Esto llevó a un aumen
to vertiginoso de cortes ilegales de madera y a una aceleración de la
deforestación. Debido a las medidas de austeridad que supuestamente
iban a enderezar las finanzas del país, se redujo la cantidad de guardias
forestales, facilitando en igual medida los cortes ilegales. La Dirección
General del Medio Ambiente de la Unión Europea -la misma Unión
Europea que impone esas medidas de austeridad a los griegos- se alar
mó por esa aceleración de la deforestación e invitó al gobierno griego a
tomar las medidas que se imponen.616
2Se estima que la contaminación
del aire en Atenas aumentó cerca del 17% desde el comienzo de la
crisis, justamente debido al incremento de la calefacción con madera.
De ser económica, por lo tanto, la crisis se volvió ecológica y a la inversa.
En Francia, en 2 0 1 2 , a 230.00 0 hogares se les anuló su abono a la
electricidad o al gas en virtud de su incapacidad para pagar las facturas,
osea, e! 20% más que en 201 l . w
Además de los bienes naturales elementales, hay que tener en
cuenta los bienes naturales "secundarios": parques naturales, paisajes.
58 Véase a este respecto el comunicado de la UFC (Unión Federal de los Consumidores! Que
choisir, 20 de marro de 2012: www.quochoisir.ixg/cnvironnement-enefgie/oau/e3u-potable'
communique-qualite-de-í-eau-du-iobinet-en-ffance-l-appel-e-au-secours-de-l-ufc-que-choisir
59 Véase üonel Charles et ai, 'Les múltiples (aceites des mégalilés écologiqucs", Dévefoppement
durable et temtoirea, i»* 9, 2007, p 8.
60 Le Monde, 19 de noviembre de 2012.
61 Le Monde, 2 de lebrero de 2012.
62 Le Monde, 13 de marro de 2013.
46
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
63 Véase Mtchel Kokorel* y Didier Lapeyronme, Refútre la a tó . L'avenir des banlteuós, París. Le
Seuil, 2013, pp. 97-98-
64 ' ínsMuf National de la Stattstiquú et (tes Eludes écvnom iqucs, Instituto Nacional de la Es
tadística y de los Estudios Económicos. |N. del T.|
65 Wanda Diebolt e t a l.. “ Les inégal¡tésécotoR>quesen milieu urbam". toe. crf., p. 17.
47
RAZMIG KEUCHEYAN
a las familias pobres. La lógica del mercado, pues, también aquí produ
ce efectos de exclusión ambiental.
Las desigualdades ecológicas atañen también a la exposición de las
poblaciones al “ riesgo", ya sea éste natural o industrial: explosión de
una planta química, ruptura de un dique, inundación, diseminación de
OGM*, temblores de tierra, epidemias...66 Ejemplo de riesgo natural
desigualmente distribuido: la canícula de 2003. Ésta suscitó una sobre
mortalidad de 15.000 personas sólo en Francia y más de 2.000 muertos
solamente en la jornada del 12 de agosto de 2003. El Instituto Nacional
de Vigilancia Sanitaria (INVS) estableció que entre las variables claves
para determinar quiénes fueron las victimas de esta canícula se encuen
tran la edad -las personas ancianas menos autónomas en particular- y
la categoría socioeconómica, siendo esta última variable la más impor
tante. Esto es lo que dice un informe del INVS a este respecto:
{...J la categoría obrera siempre es la más riesgosa. Este lazo entre la catego
ría profesional y el riesgo de defunción puede deberse a una sensibilidad
diferente de las personas en función de su recorrido profesional. También
puede deberse a la desigualdad de las personas ante el riesgo, debido a
condiciones económicas diferentes. La categoría socioprofesional estaba por
ejemplo ligada al número de habitaciones de la vivienda y puede supo
nerse que las personas que ocupan grandes viviendas pueden protegerse más
fácilmente eligiendo ocupar la habitación menos expuesta al calor.67
48
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
49
RAZMIG KEUCHEYAN
71 fbtcf.
72 S o b re lo s b a rrio s p o p u la re s de Toulouse, véase M tc h e l Ko'xoretf y D id ie r L a p e y ro n m o , Retsire
¡acité, l'avenirdes baniieoes, op. cit„ cap 2.
73 Le Monde, 1 9 de d ic ie m b re d e 2 0 1 2 .
50
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
51
RAZMK1 K£UCHEYAN
79 Véase M e rril S in g e r. "D o w n cáncer alley. T h e liv e d e x o e rie n c e o f tie a llh a n d e n v iro n m e n la l
s u ffe rin g in L o u is ia n a 's C hem ical c o rrid o r" . Medical Anthropoíogy Qua/t&ly, v o l. 2 5 , n * 2 ,
20J1.
60 Le Monde, 9 d e le b re ro d e 2 0 1 3 .
81 Véase V a le rle L . K u le tz , Temed Deserl. Environmenlal Ruin j'n tbe American West. N u e v a Yorfc,
R outledge, 1 9 9 8 .
64
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Raza y reforestación
55
RA2MIG KtUCHfYAN
74 Véase M a rk Fiege, Ttte Repubhc of M aíi/re. An Envtronmenlal Hutory of ihe United States.
S e a ttle . U m v e fs ity o f W a s h in g to n P ress. 2 0 1 2 . cap. 3
75 tfwcf.. p. 1 0 3 .
52
LA N ATU RALF/A ES U N CAMPO D£ BATALLA
76 tbtd., p . 1 19.
77 ibid., p . 122.
78 Véase E li/a b e lh 0 . 8 l» m , "P ow er, d a n g e r, a n d c o ntro l. S¡ave w om e n ’s p e rc e p tto n o l w ilderness
m i h e n m e ie e n lh c e n tu ry ", Women's Studies. v o l. 3 1 . r?2. enero d e 2 0 0 2 . p p . 2 4 7 -2 6 5 .
53
RAZMIG KcUCHEYAN
56
LA N A fU R A iE Z A ES UN CAMPO D£ BATALLA
que sean también explotados con fines económicos o militares. Por eso
se debe hacer todo cuanto sea necesario para preservarlos.
En las colonias, los bosques también son objeto de políticas de
conservación, pero por razones diferentes. Como lo escribe el agrónomo
Frangois Trottier en la frase puesta como epígrafe de este capítulo, sa
cado de una obra significativamente titulada Reboisement et colonisation
(Reforestación y colonización] (1 8 7 6 ); “ Nuestra raza conservará sus
facultades europeas gracias a la re fo re s ta c ió n L a degradación de la
naturaleza es percibida como una amenaza para la civilización (europea).
No sólo porque es un recurso del que es posible sacar provecho sino
porque, como el medio ambiente forja el carácter, su deterioro conduci
rá necesariamente a un debilitamiento de este último. Se habló a este
respecto de orientalismo clim ático:** la superioridad de las razas euro
peas está ligada, entre otras cosas, a su capacidad de cuidar su medio
ambiente. A cambio, éste ejerce una influencia positiva en el carácter
de sus representantes. A la inversa, las poblaciones "orientales" dejan
que se degrade el medio ambiente, lo que es a la vez un síntoma y una
causa de su degeneración. En tales condiciones, se debe hacer todo lo
que sea necesario para que los europeos establecidos en África o en Asia
no sucumban también a esta naturaleza degradada.
En la segunda mitad del siglc^ xix aparecen en Francia algunas orga
nizaciones similares a las del Group o f Ten estadounidense más arriba
evocado. En 1872 se crea el Club alpino, en 1890 el Touring Club y en
1901 la Sociedad para la protección de los paisajes. La Liga por la re-
forestación de Argelia, por su parte, es fundada en 1882. Estas organi
zaciones desempeñan un papel importante en la patrimoníalización de
la naturaleza, vale decir, en la definición de una naturaleza patriótica.
El Club alpino, por ejemplo, crea explícitamente un lazo entre el amor
por la montaña y el amor por la patria. Mantiene relaciones estrechas
con el ejército francés. En los últimos decenios del siglo xix, sus respon
sables convencen así al ejército de que establezca unidades militares en
esquí para garantizar la seguridad de las zonas fronterizas en la monta-
57
RA2MK» KEUGHEYA^
Purificar la naturaleza...
58
I.A NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
90 Véase A d a m R om e. “ « G ive e a rth a chance». The e n v iro n m e n ta l m ovem ent a n d th e s ix iie s * '.
The Journal ot American History, se ptie m b re d e 2 0 0 3 .
91 Accélóration. Unecriliqvosociale do lempa, París.
Vease H artm ut Rosa. La D écooverte. 2 0 1 0 .
* D en om inación q u e se d a a l p e rio d o tra n s c u rrid o e n tre e l tm a l d e la Segunda G uerra M u n d ia l y
1 9 7 3 , alto de >a c r is is d e l p e tró le o . Fueron tos año s d e l c r e c im ie n to del c a p ita lis m o y d e l lla
m a do Estado d e l b ie n e s ta r
59
RAZMIG KEUCIIEYAN
60
IA NATURALEZA ES U N CAMPO OE BATALLA
61
RAZMIG KEUCHEYAN
62
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
100 Véase Carolyn M e rc h a n t. " S h a d e s o t darkness R ace a n d e n v iro n m e n ta l h is to ry ", loe. o t., p
380.
101 E lsa D o rlin , La Matnce de la race. Généato&e sexuelle et colontale de la Natton trangaise,
P a rís. La D éco u ve rie , 2 0 0 9 .
63
RAZMIG KEUCHEYAN
africanos son considerados como una raza inferior es porque los hombres
africanos son imberbes, vale decir, poco diferenciados de las mujeres de
la misma raza. Un análisis más fino debe poder establecer aquello que,
en la relación entre la naturaleza y esas otras formas de categorización,
es del orden de la analogía o de la derivación. No se dice que el análisis
sea el mismo para cada país; lo contrario es incluso seguro. Porque esa
relación ocurre en historias nacionalesy dispositivos estatales singulares.
64
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
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RAZMIG KEUCHCYAN
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
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RAZMIG KEUCHEYAN
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IA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
69
RAZMIG KE.UCHEYAN
113 Véase por ejemplo Darryn Sncll y Peter Faiíbrother. "Unions es enviiwxnentai adore", Trans
ios. Eutopean Rúview of labour and Research. n* 16, 2010.
11¿ Petnck Cftaskiel. "Syndtcalisme el nsque industrie!. Avant et aptés la cataslrophe de l'usme
AZF de Toulpuse (seplernbre 200IT . toe. cit., p. 1&4.
11S Véase a este respecto Guillaume Fabure! e Isabel le Maleyre, “ Le bruit des avtons comme
lacteur de dépréciations immobi Iteres. de polansation socole et d'mégalilés etivironsementales.
Le cas d'CMy". Oévefoppemenl durable et lerolo/res, r»4 9. 2007.
70
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
71
R AZM lG KEUCHEYAN
118 Véase Mtchef Oobry. Sociofogie des cuses poftltques. La dynarmque des moMtsations mullí-
seciooelles, París. Presses de Sciences-Po, 1992. (Hay versión en castellano: Sociología de
fas crisis pollitas. La dinámica de las movilizaciones multisectoriales. Ued. de Araceli Ramos
Martín. Madrid. Siglo XXI de España Editores. 1988.1
* En el original environnement, que también tiene acepciones de los campos técnico y lingüís
tico. como “ entorno", "atmósfera" y "contexto", además de "medio circundante". IN. del T-l
119 Renaud Bécol, “L'invenhon syndicale de l'enviroonement dansla Franca des années 1960".
loe. c i p. 172.
** Confederación Francesa,de Trabajadores Cristianos. ÍN. del T.j
72
LA NATURALEZA ES U N CAMPO OE BATAll A
120 Véase Sophie 8éroud, “ Les opérations • Robín des Boa» au sein de la CGT Énergie. QuamJ la
cause des chómeurs et de «saos» contribue a la rcdéíinitkm de Tachón syndical1', fíevue
fran^aise de Science pofitigue, vol. 59, n* l , 2009.
* Electricidad De Franca 1N. del T.|
121 Véase Eric Hobsbarrm, Les Bsnd/ts, París. Zones-U Découverte, 2008, IHay versión en
castellano: Bandidos, trad. de M. Ooiors Folch y Joaquim Sempere. Barcelona. Editorial
Critica. 2001.1
73
RAZMIG KEUCHEYAN
de corte (los muchachos entraban allí con el miedo a cuestas y los ape
dreaban), ahora van a cara descubierta f...]” 122. Las operaciones “ Robín
Hood” , pues, permiten demoler la frontera que separa lo sindical de lo
ambiental, en el caso de una problemática energética. En la misma
ocasión, permiten relacionarse con sectores de la población a menudo
ajenos a la acción sindical, en particular en los barrios populares, que
también son barrios donde se encuentra una fuerte proporción de mino
rías etnorraciales. Por lo tanto, entre otras cosas, se trata de una forma
de lucha contra el racismo ambiental. Es ahí. en la hibridación de las
luchas y la construcción de alianzas inéditas, donde se juega el porvenir
de la ecología política.
Conclusión
122 Sophie Béroud, "Les opérations «Robín des Bois» au sein de la CGT Énergíe. Quand la
cause des chómeurs e l de «sans» contribue a la redéfmiUon de l'aclion s y n ú ic a r, Soc.
c it., p. 108.
74
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATAl LA
tiene por objeto uno de esos “ anticuerpos" más importantes, que tam
bién tiene una larga historia, pero cuya importancia no deja de aumen
tar a medida que se profundiza ia crisis ecológica; el aseguramiento
de los riesgos climáticos, una de las formas que adoptan hoy las finan
zas ambientales.
75
FINANCIARIZAR LA NATURALEZA:
E L SEGURO DE LOS RIESGOS CLIMÁTICOS
A lfred So hn -R ethel
1 Véase Jan Baucom, Speclers Ot the Atlan tic. Finante Capital, Slavery, and the PM osophy of
H islory, Durham, Duke University Press, cap. 3
77
RAZMIG KEUCHEYAN
78
\A NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
5 Olivier Godard eral.. Traite tics nouvsaux (isques. París, Gallima/d. 2002, p. 363.
6 Véasepeler Borscheid (dir.J, World Insurance. TheEvolut/on o(a Global Risk Wertwvfr, Oxford.
Oxfóid University Press, 2012.
79
RAZMIG KEUCHEYAN
del xviil 7 Las finanzas, entre otras cosas, permiten anticipar futuras
ganancias, es decir, recaudar montos aún inexistentes para la inversión.
Ahora bien, las finanzas mismas no habrían podido desarrollarse sin el
seguro, no sólo porque éste permite cubrir la toma de riesgo financiero
(en la eventualidad de que la promesa de ganancias futuras no se
realice), sino también porque constituye un campo de inversión renta
ble en s¡, hacia el cual afluyen los capitales.8 Si el comercio triangular
perm itió el desarrollo del seguro, y si éste permitió el desarrollo de las
finanzas, está claro que financiarización y esclavísimo no son fenómenos
ajenos uno de otro. El hecho de que la trata atlántica haya tomado
semejante amplitud, comparada con la de otras regiones, se explica
en parte por su entrelazamiento con las finanzas y el seguro.
El aseguramiento de los riesgos naturales no atañe únicamente al
sector marítimo. Otros tipos de catástrofes (naturales o sociales), que
también hacen pesar un riesgo sobre la acumulación del capital, cons
tituyen su objeto desde los umbrales de la época moderna. Es el caso
de los huracanes, los temblores de tierra, las inundaciones, las sequías,
los incendios o las pandemias, por ejemplo gripales. A medida que la
economía crece, luego de la revolución industrial, el valor de lo que es
susceptible de ser perdido y por lo tanto asegurado va aumentando. Las
f personas también son objeto de un seguro, con la aparición del “ seguro
de vida", que garantiza el pago de cierta suma en caso de defunción o
de supervivencia después de una fecha convenida de la persona asegu
rada. El seguro de vida es una forma de seguro sobre la naturaleza,
puesto que en última instancia son los cuerpos -la v id a - los que son
asegurados. Asi, a fines del siglo xviii se crea en Francia la Compañía
Real de Seguro de Vida. Es prohibida después de la Revolución france
sa, con el pretexto de que altera la autonomía y la responsabilidad de
los individuos y luego recreada en otra forma a comienzos del siglo xix.9
El seguro de vida es objeto de numerosas oposiciones en los siglos xix y
? P.G M. Üickson, 77ie Financial Revolutton in Eogland. A Study o f thc Developpment o f Public
Crsdit, 1688-1756, Londres, MacM.llan, 1967.
8 lan Baucom, Spect&s of the A tlantic, op. c it, p. 96.
9 Véase Fran?oi$ Ewald. “ L'assurantlalisation de la société Ifan^aise” . Les Tribunos de la santé,
vol. 31, 0 *2 . 2011.
80
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
10 Véase a este respecto Viviana Zelizer. Moráis and M ariitís. The Dcvelopmont o f U to Insurance
in the U nited States. Nueva York. Columpia University Press. 1979.
11 Por supuesto, el análisis de las causas de la crisis es controvertido entre los economistas crí
ticos; aquí nos inspiramos en ta perspectiva desarrollada por Robert Brenner en 77>e Economics
81
RAZMIG KEUCHEYAN
of Global Twbulencc, Londres. Verso, 2006. Para un punto de vísta diferenle. véase Leo Panitch
y Sam Gindin, The M aking o í Global Capitalism. 7he P o lítica ! Economy ot American Emptre,
Londres, Verso. 2 0 1 2 . (Hay versión en castellano de: La economía de la turbulencia global,
Madrid, Ediciones Akai, 2009.1
82
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
utopías: que siempre encierra una teoría implícita del futuro, vale decir,
de la manera en que una colectividad se proyecta en el porvenir.12
La otra crisis que explica el poderoso ascenso de las finanzas am
bientales es por supuesto la crisis ecológica. Ésta aumenta ía inestabi
lidad del capitalismo y por consiguiente requiere que el dispositivo de
protección de la inversión que es el seguro -la s finanzas más general
m ente- sea reforzado. Estos son los “ anticuerpos” segregados por el
sistema de los que hablábamos al final del capítulo anterior. Debido a la
multiplicación y el agravamiento de los desastres naturales, la crisis
ecológica induce también un aumento del costo global del seguro. Por
eso ejerce una presión a la baja sobre la tasa de ganancia. Esto conduce
a las compañías de seguros y reaseguros a poner en marcha nuevas
técnicas de seguros, nuevas maneras de dispersar el riesgo, la principal
de las cuales es la titulización de los riesgos climáticos. Y que al mismo
tiem po permite que el capitalismo encuentre nuevas oportunidades de
ganancia.
Debido a esas dos crisis, la naturaleza está por lo tanto en la actua
lidad cada vez más sometida -subsumida, en e! sentido de la “ subsun-
ción real" de Marx- a las finanzas. Hacer la historia política de la natu
raleza, comprender en qué es un campo de batalla, supone percibir los
procesos múltiples y contradictorios de los que deriva. El objetivo de este
capítulo es perforar el misterio de esa fmanciarización de la naturaleza.
12 Véase por ejemplo Frednc Jamcson, "The Polilics oí utopia'’, New Left Revtew, n* 25, ene
ro-febrero de 2004. Véase también Peter Fittmg, "The concept of utopia m ihe worit of Fredric
Jamcson". Vtopian Sludies, vol. 9, n’ 2, 1998.
83
RA7MIG KEUCHEYAN
13 F ré d e ric Morlaye, Rísk Management ef ass urajee, París, Economice, 20 0 6 , pp. 10*12. Véase
ta m b ié n Ecole n a tio n a le d'assurance de París. Manuel mtemationái de 1‘assurance, París,
Económica, 2005.
84
LA N A IU R A IC /A ES UN CAMPO DE BATAI l A
que las primas que percibe sean superiores a los montos de las indemni
zaciones que debe abonar a sus asegurados en caso de siniestro. En otros
términos, el reembolso de los siniestros no debe conducir a su insolvencia,
lo cual implica que en todo momento posee suficiente liquidez. Es igual
mente necesario que los riesgos asegurados tengan una baja conexión, en
otras palabras, que la ocurrencia de los avatares sea estadísticamente
independiente. Así, el seguro de automóviles sólo es posible porque no
todo el mundo sufre un accidente de coche al mismo tiempo. Las primas
de unos, en suma, sirven para indemnizar los perjuicios de otros. Una
parte importante de las energías de las aseguradoras está consagrada a la
puesta en marcha de estrategias de diversificación de los riesgos. Para
disponer de una visibilidad sobre las indemnizaciones que tendrán que
pagar en el año. las aseguradoras se remiten a la ley de los grandes nú
meros. Aplicada al seguro, ésta estipula que "cuanto mayor es la cantidad
de contratos firmados, siendo iguales las demás cosas, más se produce
una perspectiva de previsión cierta en promedio"14. Si bien no es posible
prever si y cuándo tal automovilista particular padecerá un accidente, el
número de accidentes de la circulación y por lo tanto de indemnizaciones
que habrá que abonar en un año varía poco, y en consecuencia puede ser
objeto de proyecciones.
Como veremos, una de las especificidades de los "nuevos riesgos” ,
entre los cuales está el cambio clim ático, es que esta cláusula de no
conexión de los riesgos ya no se sostiene. Un atentado terrorista o un
huracán afectan zonas geográficas enteras en el mismo momento, po
niendo a las aseguradoras ante la obligación de indemnizar a un gran
número de asegurados simultáneamente. Por eso es frecuente que esos
"nuevos riesgos" conduzcan a la quiebra de algunas aseguradoras. Des
pués del huracán Andrews en 1992, uno de los primeros cuyos costos
inducidos se elevaron a más de mil millones de dólares, nueve asegura
doras quebraron en Florida.15 Ésa es la razón por la cual la asegurabili-
dad de tales riesgos plantea problemas inéditos.
85
RAZMIG KtUCHEYAN
16 Frank H. Knight. Risk, Uncertaioty, and Profit, Nueva York, Dover, 2006 ( l 4 edición: 19211.
[Hay versión en castellano: Riesgo, incettidumbre y beneficio, trad. de Ramón Verea. Madrid,
Editorial Aguilar, 1947.)
86
IA N AfURALEZA ES UN CAMPO OE BATAI LA
17 Philip D. BíHígen, "Catastrophe rrsk", íc.onomy and Soctety, vol. 32. n* 2.2 0 0 3 . p. 258.
18 Frédefic Mor laye. R<$k Management el aswrancc, op. cit. , p. 16.
87
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LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
¿Nuevos riesgos?
19 Para una interesante meditación sobre este tema, véase Dean Curran, "Risk society and the
disinbution of bads. Theon/ingctass in thc risksocíety". The British Journal otSociotogy. vot
64. n M . 20 1 3 .
20 Véanse Grégory Quenet. "La catastrophe, un objet liistorique ?“ , Hypotnéscs, n* 1, 1999;
Jean-Pierre Dupuy, Pour un catastrophisme éclairé. Quand l'tmpossible est c&rtain, París, Le
Seuil, 20 0 4 . Los disaster studies. ene! curso de les últimas décadas del siglo xx, se han con
vertido en un campo de investigación con derecho propio en las ciencias sociales. Véase a este
respecto Sandrme Revet, "Penser et affromer les desastres : un panorama des recherches en
Sciences sociales et des politiqucs intemationales'. Critique Internationale, vol. 52 . n* 3.2011
21 David M. Culter y Richard J. Zeckhauser, •■Reinsurance for catastrophes and cataclysms".
National 8ureau o f Economics Research. Working pape' n“ 5913, 1997.
89
RA2MIG KEUCHEYAN
90
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
24 Véase a este respecto William $. Mtioerg, '‘ Shlltmg sources and uses ol pretil Sustainmg US
financialiíalw o with gtoDal valué chains". Economy and Society, vol. 37. n* 3.2 008 .
91
RAZMIG KÉUCHEYAN
92
LA NATURALEZA ES UN CAMPO 0 £ BATALLA
93
RAZMItí KEUCHEYAN
26 Michael Lewis, "ln nature's casino*. New York Times, 2 6 di* agostó de 2007,
27 ArthurCHarpofiticr. “ Insurabiiity ol climate risks", loe. c it.4p. 103.
28 Véanse tos datos disponibles en el sitio de Internet de la Fédération Iraniaise des sociétés
d'assuiance {FFSA}. por ejemplo: www.lfsa.fr/sjtes/)cmsj1n_53027/catastíophes-naturelies-l-
mondation-reste-le-rlsque-n 1-en-france?cc=tn„7360.
29 Véase pe* ejemplo Immanuel Wallersiein. WorldSystem s Analys>s, Durham, Duke University
Press. 2004. (Hay versión en castellano: Análisis del s/slema-mundo. Una introducción, trad
de Carlos Oantel Schroeder. México, Siglo XXI editores, 20 0 5 .)
94
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Ontologia de la catástrofe
30 Sobre este punto, véase Jason Moore. “ Cheap food and bad money. Food, Irontiers, and finan-
cialization m tne riso and demlse o í neoliberalism", Rcview. A Journal o i tte Femand B&udef
Certter, n’ 33.2012.
95
RAZMIG KEUCHEYAN
31 Richard V. Ericson y Adron Doylo, "Catastrophe r¡$k, Insurance, and terronsm", F.conomy and
Society. vol. 33, n*2, 2004. p. 157.
32 Fiéderic Morlaye, Management e l anurance, op. c il, p. 128.
96
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Riesgo y posmodernidad
Esta ontología de los nuevos riesgos dio lugar a una de las teorías socia
les contemporáneas más influyentes: la ''sociedad del riesgo" de Ulrich
Beck, enunciada en la obra del mismo nombre en 1986.w El sociólogo
británico Anthony Giddens, conocido por haber sido el principal teórico
de la ‘‘tercera vía" de Tony Blair, también es partidario de este enfoque.35
Beck se inscribe en los debates que remiten a la "posmodernidad" que
causaron furor en el curso de los años ochenta y noventa. La cuestión
era entonces saber si habíamos abandonado la modernidad y sus valores
-ciencia, razón, progreso, justicia, igualdad- para entrar en la "posmo
33 Otivier Godard <?f a l., frailé des nouveaux nsques, op. cíf.. p 368; Geoffrey Heal y Howerd
Kunreuther, "Modehng inteidependent nsk", ffrs* Analysis, vol. 27. n* 3. 2007.
34 Véase Ulrich Bock. La Société du risque, París, Flammanon, 2008. Para una crítica de esta
teoría, véase Dean Curran, “ Risk society and the d<st"Dulion of bads Theorizing class m the
risk society'’ , loe. c í L {Hay versión en castellano de: La sociedad de/ nesgo global, trad. de
Jesús Alborés Rey, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2002.)
35 Véase Anthony Giddens, Beyond Left and fíigh t. The Fulure ot Radical Poluics, Londres, Poli-
ty. 1994. (Hay versión en castellano. Más allá de la izquierda y la derecha. E l futura de las
políticas radicales, trao. de Ma Luisa Rodrigue? Tapia, Madrid. Ediciones Cátedra. 19 96.)
97
RAZMlG KEliCHEYAN
36 Uirieh Beck, Qu'est-ce que le cosmopolitismo ?, París, Aubier, 2006. Véase también Utrich
fleck, ‘The terrorisi threat. World ñsk society revisded", Theory. Cuitare, and Soacty, n* 19.
2002 .
98
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
riesgos nucleares solos, estos dieron lugar desde los años sesenta (es
decir, después de la aparición de lo nuclear civil) al establecimiento de
"pools" de seguros, de los que el Estado e incluso a veces varios Estados
son partes activas.37 En Francia, ese pool se llama "Assuratome",38 y su
misión es cubrir lo nuclear civil. La reciente catástrofe de Fukushima
desencadenó procedimientos múltiples de seguros. Un año después, se
estima que costó 3 mil m illones de euros a M unich Re y a AIG, y del
orden de los 600 millones a Partner Re, lo que demuestra que el seguro
no dejó de funcionar en el m undo contemporáneo, inclusive para los
riesgos relativos a las tecnologías más costosas y sofisticadas.39 Por otra
parte, la financíarización del seguro, un fenómeno que Beck no tiene en
cuenta, es concomitante de la emergencia de los nuevos riesgos y trans
forma la problemática de la asegurabilidad. Volveremos sobre esto en
breve.
Frangois Ewald es un teórico del “ riesgo" cercano a Beck. Antaño
miembro de la izquierda proletaria, una de las ramas del maoísmo fran
cés de los anos setenta, asistente de Michel Foucault en el Colegio de
Francia. Ewald se ha convertido desde entonces en la cabeza pensante
de la Federación francesa de las sociedades de seguros (FFSA) y del
MEDEF*, y es hoy director de la Escuela Nacional de Seguros.40 Consa
gró su tesis de doctorado a la historia del Estado de bienestar, bajo la
dirección de Foucault. Se interesó en particular en la evolución de)
tratamiento jurídico de los riesgos profesionales. A fines del siglo xix se
pone de manifiesto la idea de que los accidentes y otros sucesos en el
lugar de trabajo no son imputables a nadie, que dependen de un riesgo
inherente a la actividad industrial. Esta ruptura con la idea de "respon
sabilidad" (y en primer lugar de responsabilidad patronal), así como su
99
RAZMIG KEUCHEYAN
41 F ra n g ís Ewald y Denis Kessler, "Les noces du nsque el de la potitique". Le Oetnt, vol. 109,
n* 2. 2000.
42 Mtchael 0- Behrent, ” Accidente happon. Franfois Ewald, Ihe "antirevqluüonary" Foucautt. and
thc intelectual politics of the French welfare slate", toe. c/L. p. 622.
43 Fran^oís Ewald, "La véntable nature du nsque de développemenl et sa garanto", ffisques, n’
14, ab ntde 1993.
100
LA NATURALEZA ES UN CAMF>0 DE BATALLA
tria del seguro en los Estados U n id o s " (Los primeros estudios que esta*
blecian la nocividad del amianto no impidieron que los trabajadores si
guieran siendo expuestos a él durante años, lo que añade una dimensión
de criminalidad lisa y llana al riesgo de desarrollo). El riesgo de desarrollo
puede resultar de un problema en la concepción del producto -u n nuevo
modelo de auto, por ejemplo el retiro de los Mercedes "clase A" en 2010
por un problema en el depósito de gasolina- o de una injerencia exterior
(voluntaria o no) en el proceso de fabricación, como cuando se descubrie
ron trazas de benceno en una decena de botellas Pemer a comienzos de
los años noventa en los Estados Unidos, lo que condujo a la marca a reti
rar centenares de millones de botellas del mercado.
Las consecuencias de los riesgos de desarrollo sobre la industria del
seguro son considerables. Los seguros llamados de "responsabilidad
civil com ercial" -entre los cuales los re ca ll msurances, que cubren el
"retiro" de productos por su fabricante, son un caso particular- padecen
desde hace algunos decenios un crecimiento importante, del orden det
10% por año.445 Se considera que el caso del benceno costó más de mil
4
millones de dólares a Perrier. Estos riesgos de desarrollo, por cierto, no
son nuevos. Desde los comienzos de la era industrial, algunos productos
resultan nocivos en el uso, para sus productores o consumidores direc
tamente, o porque contaminan el medio ambiente y afectan a estos úl
timos indirectamente.464
7Lo que cambió es la sensibilidad de la opinión
pública a estas situaciones, que se desprende del conocimiento que
tenemos de estos riesgos y de sus efectos sobre la salud. Como dice
Jürgen Habermas, asistimos a un proceso de visibUizactón por la ciencia
de nuevos avatares, que tornan perceptibles riesgos en otros tiempos
imperceptibles que, en otros términos, mataban en silencio 4Í La "judi-
44 Richard V. Ericson y Aaron Ooyie, “ Catastiophe risk, Insurance, and terrón sm ". loe. c/l., p.
155.
45 Fréderic Morlaye, Risk Management et a&ocance. op. cit., p. 26.
46 Jean-Saphste Fressoz, L Apocalypse joyetise Une histoi/e du mque technatogtctue. París, Le
Seuil, 2012.
47 Una primera versión de este argumento de Haoermas se encuentra en La Technujue et la
Science comme “idéologie “. París. Galhmard, 19 90 (1* edición: 1968). IHay versión en cas
tellano: Ciencia y técnica como “ ideología ", trad. de Manuel Jiménez Redondo y Manuel Ga
rrido. Madrid, Editorial léenos, 1984.)
101
RAZMIG KEUCHEYAN
la industria del seguro, sin contar con que simultáneamente debe hacer
frente, como vimos, a otros riesgos. Todo esto conduce a esta industria
a añadir una categoría suplementaria al dispositivo de seguros existente,
el que hemos descrito anteriormente, y a remitirse a los mercados finan
cieros para aumentar su potencial de indemnización, pero también sus
ganancias. Este fenómeno es conocido con el nombre de "titulización"
(securitizationen inglés, donde securíty significa título financiero) de los
riesgos climáticos. Participa del fenómeno general de financiarización
de la naturaleza al que asistimos desde hace varios decenios. La finan
ciarización, lo dijimos al comienzo de este capítulo, es un fenómeno
típico de la época neoliberal, el cual implicó que numerosos sectores
que hasta entonces escapaban ai mercado fueran atrapados por su lógi
ca. La naturaleza es uno de ellos.
Uno de los productos financieros más fascinantes generados por la
titulización de los riesgos naturales es conocido con el nombre de cat
bond, diminutivo de catastrophe bond, vale decir, bono catástrofe. Un
bono es un título de crédito o una fracción de deuda intercambiable en
un mercado financiero, y que es objeto de una cotización (que tiene un
precio, que fluctúa). Un bono puede ser público, es entonces un bono
del Tesoro, o puede ser em itido por una organización privada. Los cat
bonds son fracciones de deuda cuya particularidad es proceder no de
una deuda contraída por un Estado para renovar sus infraestructuras, o
por una empresa para financiar ía innovación, sino de la naturaleza y de
las catástrofes que en ella ocurren. Lo que les es subyacente, en suma,
es la naturaleza. Atañen a una catástrofe natural que aún no ha ocurrido,
que es posible pero no seguro que ocurra, y de la que se sabe que oca
sionará estragos materiales y humanos importantes. El objetivo de los
cat bonds es dispersar los riesgos naturales tan ampliamente como sea
posible en el espacio y en el tiempo, de manera de volverlos financiera
mente insensibles. En la medida en que los mercados financieros se
despliegan hoy a escala mundial, mediante la titulización esos riesgos
alcanzan una "extensión" máxima.
Los cat bonds no remiten únicamente a las catástrofes naturales.
En el curso de los últimos años, aseguradoras y reaseguradoras se pre
cavieron contra todos los tipos de sobremortalidad (o "mortalidad extre-
m
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
105
RA7MIG KCUCHEYAN
1 06
LA N A TU R A LIZ A ES UN CAMPO DE BATALLA
53 Se encontrará una descripción de esta práctica en Mtchael Lewrs, "In nature's casino", loe. c il.
5d Frédenc Morlaye, Risk Management e l assuranco. op. cit., p. 149.
107
RAZMIG KEUCHEYAN
catástrofe con respecto ai Standard & Poor's (SP) 500, un índice que
cotiza 5 0 0 grandes sociedades norteamericanas.55 La agencia de ase-
soramiento financiero especializada en los cat bonds Artemis.bm, ubi*
cada en el paraíso fiscal de las Bermudas (donde se concentra una
parte importante de la actividad de seguros mundial), por su parte tiene
una lista exhaustiva de los cat bonds emitidos desde la creación de estos
productos financieros.56
¿Qué ventajas presentan los ca t bonds respecto del seguro tradicio
nal? Los mercados financieros tienen una capacidad de absorción de los
choques financieros muy superior a los sectores del seguro y del rease
guro combinados. Se estima en 3 5 0 -4 0 0 mil millones de dólares los
montos globales destinados al seguro y al reaseguro a escala global en
la actualidad. La tendencia histórica es hacia el aumento de este volu
men, incluso si las crisis económicas son susceptibles de afectar pun
tualm ente este sector. Ahora bien, el mercado de bonos en Estados
Unidos supera por sí solo 29 billones de dólares.57 El mercado mundial
de acciones, por su parte, capitaliza 6 0 trillones de dólares. Ni punto de
comparación con el del seguro. Así, si un acontecimiento del tipo Katri-
na. que cuesta 100 mil millones de dólares o incluso más, es suscepti
ble de poner seriamente en peligro el mercado tradicional del seguro,
representa una variación mínima para los mercados financieros. Seme
jante acontecimiento correspondería a una variación de 0,5% , lo que
constituye una volatilidad cotidiana a la baja normal para estos últimos.
La financianzación de los riesgos climáticos, por consiguiente, es (en
parte) la consecuencia del aumento del costo de las catástrofes climá
ticas.
¿Qué interés tienen los inversores en invertir en títulos climáticos?
Principalmente la diversificación de los riesgos. Los riesgos naturales no
están correlacionados con otros tipos de riesgo: el riesgo de cambio, la
fluctuación de las materias primas, las acciones de las empresas... En
tiempos de crisis como en la actualidad, esta diversificación es aprecia
55 Erwann Michet-Kcrjan cta i., "Catastroptie firwncmg for govcrfttnenlv Learning Irom the 2009-
2 0 1 2 multieat program m México", toe. ctL, p. 14.
56 Véase uMw.anomis.bnVdeaLdifGCtory/.
57 Fiédorcc Mor laye, fíi&k Manágemenl ct ássurauce, op. c¡L, p. 147.
10 8
LA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
ble. Ciertamente, puede ocurrir que una catástrofe afecte a la baja las
acciones de una empresa cuya sede está localizada en el lugar donde
ocurre. Pero, en principio, los cat bonds y otros títulos naturales partici
pan de una estrategia de diversificación de los portafolios. Desde el
comienzo de la crisis de las deudas soberanas europeas en 2 0 1 0 , los
inversores compran bonos catástrofe en cantidad. El primer cuarto del
año 2011 es el más prolífico de la historia de este mercado, con más de
mil millones de dólares invertidos.59 Como dice un operador de ese
mercado: “ La crisis de la deuda demostró la diversificación que permiten
los cat bonds y su ausencia de correlación con los otros mercados finan
cieros. Este sector obtuvo sistemáticamente buenas ganancias y demos
tró poca volatilidad. Cada vez atrae más capitales..."
109
RAZMIG KEUCHEYAN
110
LA NATURALE2A ES UN CAMPO DE BATALLA
64 Richard V. Ericson y A¿ron Doyle. "Calasírophe risk, Insurance, anú tenorism ", toe. o t , p.
148.
65 rtwd., p. 149.
66 Philip D. Bougen, "Cdtastrophe risk“ . loe. ctt., p. 267.
111
RA2MIG KEUCHEVAN
67 Véanse Alfred Sohn-Rethel. “ Travail mtellectuel el travail manuei. Essai d'une théorie
m alénaliste". La Pensée-Marzhandise, Broissteux. Editions du CroijuarU, 20 1 0 ; Alberto Tos-
cano, 'T h e open secret ot real abstrachons", Rethmking Marxtstn, vol. 20, n" 2, 2008. [Hay
versión en castellano de: Trabajo intelectual y trabajo manual. Critica tie la epistemología,
Bogolá, El Viejo Topo. 1979.1
112
LA NAT URALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
68 Véase a este respecta Moishe Fusione, Temps, travaü et oomination sociale, París. Mille et Une
nutts. 2008. Sobre el problema de la fijación de un precio para las entidades naturales, véase
también Manon Foureade, 'Pnce and preiudice. On economics and the- enchentment (and
disenchantment) of nature", en Jera Beckerl y Patnk Aspers (dir). The Worth o( Coods. Oxford,
Oxford University Press, 2010. |Hay versión en castellano de: Tiempo, traba/o y dominación
social, trad. de María Serrano. Madrid. Marcial Pon$, 2006.1
69 Larry Lohmann. •’Uncertamty markets and carbón markels Vanations on polanyian themes” .
New Política! Economy, vol. 15. rt* 2. 2010, p. 232.
70 Véanse Oonald Mackenzte, "Is economics oerformatire’ Option theory and the construction of
denvatives markets". Journal of the Histoty o f Economic Thought. n° 28. 2006; “ The credil
crisis as a problem m the sociology ot knowledge". American Journal o f Socioiogy, n* 116.
2011.
113
RAZMtG KEUCHEYAN
Ningún caso ilustra mejor estas operaciones de formación del valor ca
pitalista que los "mercados de carbono", o mercados de derechos para
contaminar. Estos se cuentan hoy -con la propiedad intelectual en In
te rn e t- entre los "nuevos cercamientos" en vías de privatización acele
rada, equivalentes en su funcionamiento a la apropiación de los “ comu
nes" en la Inglaterra de los siglos xvu y xvm. Los mercados de carbono
descansan en dos mecanismos principales: un sistema de cuotas y de
intercambio de gas con efecto invernadero (cap and trade), y un sistema
de compensación (offset)72. El Estado u otra autoridad pública (ONU,
Unión Europea...) fija un techo de emisiones de CO? (u otros gases con
efecto invernadero) a una empresa, que no debe superar. Ese techo es
inferior a sus emisiones pasadas, con el objeto de obligarla a reducirlas.
Si lo supera, pagará la diferencia. La unidad de cuenta y de cambio en
los mercados de carbono, la "cuota", equivale a 1 tonelada de carbono.
Su precio fluctúa según las evoluciones del mercado y el carácter más
o menos ambicioso de la política de reducción de gases con efecto in
vernadero decidida por el Estado. Si la empresa em itió menos cuotas
que lo previsto, puede venderlas en el mercado de derechos para conta
minar y así embolsar ganancias.
El más voluminoso sistema de intercambio de derechos para con
tam inar en el mundo es el "Sistem a comunitario de intercam bio de
derechos para contaminar de la Unión Europea", o European Union
em ission tradingsystem ( EU ETS), que apunta a alcanzar los objetivos
71 Véase Brarrt Büscher, “ Derivative nature. Interrogating tte valué ol consorvation m boundtess
Southern Atrice". Tbird Wotid Quaricríy, vol. 31. n* 2. 2010.
72 Véase Peter Newell y Mallhew Paterson. Chmat et capitalismo. Réchauffetm nt chmatique t í
transform aron de l ’économlo mondiale. Bruselas, De BoecX, 2031.
114
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
73 Robert Fietcho*. '‘Capitaltong on chaos. Climate change and disaster capilalism ", £ pbemen,
vo!. 12. n * 1/2, 2012, p. 103.
74 Véase Pelcr Newell y Mallhew Paierson. Chm st e t capitafisme, op d i, pp. 99-103.
115
RAZMIG KEUCHEYAN
75 Larry tohniann, "Uocertainty markets and carbón maikets. Vanalmos on polanyian tnemes” ,
/oc. c i¡., p. 243. Véase también Steffen Bflhm et BÍ.t "Greemng capitalism? A Marxist critique
of carbón markets*'. Organizaron Sladtcs. vol. 33. n* 11. 2012.
116
LA NATURAL E7A ES U N CAM PO DE BATALLA
76 Véase Kale Ervine, "Carbón markets. debí and uneven development". Tlurd World Quáftefty,
# v o L 3 4 .n M ,2 0 1 3 .
117
RAZMIG KEUCHEYAN
77 Koko Warner et af„ "Adaptaron to climale change. Lmhing disastcr m k reducfton and Insur
ance". op. cit., p. 4.
78 Véase Wendy J. Weemer. "Mtcro-msurance in Bangtadesh. Risk protection for tho poof?".
Journal o f Health, Populahon, ana Nulntton, vol. 27, n* 4, 2007
118
LA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
79 Véase Randy Martin, The financiahzation of Daily Ufe. Filadelíia, Temple Umversity Press,
2002 .
80 Véanse los dos grandes volúmenes copubhcados en 2006 por Munich Re y la Organización
Internacional del Irabaio (OIT), titulados ProtecMng (he Foor. A fíírcro-insurance Compencfium.
disponibles en la dirección: wvw.rnun»chre-toundaf<on.org4ioíne/Micrornsur'anc<tfMic«»risurart-
ceCornpendium.html. Léase por ejemplo la colaboración de Thomas tostar y Dirk Remhatdt,
“ MfCfo-insurance and climate change” .
81 David Harvey. te Alome/ Impénaltsme, París. Les Praines ordinares. 20 1 0 . Véase también
Larry Lohmann, "Firvancialtzalion, commodificaUon and carbón The contradictions of neolib
eral d im a te policy” . Sociahst Regisicr, vol. 48. 2012. (Hay versión en castellano de: £1 nuevo
mpenahsmo, Madrid, Ediciones Akal, 2 0 0 4 )
119
RAZMIG KEUCHCYAN
120
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
les corresponde colmar este “ gap", vale decir, llevar al campesino pobre
o al habitante de la villa miseria global al mercado, con el objeto de que
las aseguradoras puedan asegurarlo. La reaseguradora suiza expresa
varios argumentos para convencer a los Estados. Un campesino no ase
gurado es por ejemplo menos productivo. Sujeto a los avalares de la
naturaleza o de la enfermedad, tenderá a invertir menos en el herramen
tal y los abonos y por lo tanto su productividad tenderá a estancarse.
Además, en última instancia de todos modos está a cargo del Estado,
porque si la cosecha es destruida o si se enferma, solicitará su sostén.
Ésa es la razón por la cual Swiss Re sugiere que el Estado vuelva obli
gatorios esos seguros privados. Los cat bonds llamados "soberanos” , que
son emitidos por los Estados en asociación con aseguradoras privadas,
son una de las maneras en que se anudan esas asociaciones público-pri
vado. Como lo mostró Michel Foucault, el neoliberalismo tiene poco que
ver con el "no intervencionismo” y todo con la intervención permanente
del Estado en favor de los mercados.
El país de origen de la aseguradora es a veces susceptible de inter
venir en la implementación de sistemas de seguros en los países en
desarrollo. La Dirección del desarrollo y de la cooperación (DDC), una
rama del ministerio suizo de Relaciones exteriores, sostiene así activa
m ente a Swiss Re en esos países.84 Ella se informa sobre todo de que
el marco legal en materia de derecho de los seguros evolucione en un
sentido que sea favorable a la reaseguradora. Suiza es particularmente
activa en "Helvetístán". Esta expresión designa el grupo de países que
ella representa en el FMI y en el Banco Mundial, organizaciones inter
nacionales cuya gobernanza está hecha de tal modo que los intereses
de los países pobres son (se supone que son) representados por países
ricos.85 Este grupo comprende a la mayoría de los países de Asia central:
Tayikistán, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán y Uzbekistán sobretodo,
nombres que terminan en “ stan", de ahí Helvetístán.*6
5
Michéle Laubscha, “ Modéitrá de marché oour les paim es", loe. c it.
65 Véase Neue Zúreher Zeilung. 21 de julio de 2010
121
R A ZM tÜ KEUCHEVAN
86 Vírase David Croson y David Rr.hter, "Sovereign cal bonds and inlrastructuns project tinancmg.
Risk Aaaiysis. vol. 23. n ' 3.2 003 .
87 Véase el sitio vrtw.umsdf.ofgf.
68 Véase el sitio Internet de este centro en la dirección: wwi.wKafton.upenn.edu/risk-center/.
89 Erwann Michet-Keqan et a/., “Cataslrophe financing foi governments. Learning from the 2009-
2012 m u lticat prcgram in México", (oc. c it.. p. 25.
122
LA NATURALEZA ES U N C A M P O DE BATALLA
' A s t e n e lo n g in a l. ( N . d e íT .l
123
RAZM IG KEUCHKYAN
90 lt»d ., p. 24,
91 to id., p .3 6 -
124
LA NATURALEZA ES U N CAMPO OE BATALLA
125
RAZM'G KEUCHEYAN
tes, apela a los "créditos contingentes” del Banco Mundial. Éste emite
"opciones de giro diferido para los riesgos ligados a las catástrofes”95.
Éstas permiten que un país reciba una ayuda financiera rápida en caso
de catástrofe. Están surtidas de condiciones, como siempre ocurre cuan
do el Banco Mundial presta dinero. Fuera del pago de intereses, un país
que las pretende debe establecer un "programa de gestión de riesgos
apropiados” , que sobre todo im plica el desarrollo de asociaciones con
lo privado, y debe alentar la emergencia de mercados privados de gestión
de los riesgos catastróficos. Estos créditos contingentes pueden elevarse
hasta 5 0 0 millones de dólares. El tercer nivel atañe a los riesgos poco
frecuentes pero cuyas consecuencias son desastrosas: tem blores de tie
rra importantes, ciclones tropicales, tsunamis, etc. Este tercer nivel es
el de las altas finanzas: teniendo en cuenta ios costos inducidos por esas
catástrofes, sólo estas últimas son capaces de hacerle frente.
México y los países asiáticos no son ios únicos en haber establecido
cat bondssoberanos. Turquía, Chile, o incluso el Estado de Alabama en
los Estados Unidos, duramente afectado por el huracán K a trin a e n 2005,
también lo hicieron en una forma u otra.
126
I A NATURALEZA ES UN C AM PO DE BATALLA
97 Sobre el caso alem án, véase Wolfgang Slreech, "Endeame? The fiscal crisis o f the Germán
slate", en Aliste? Mískimmon, WiUiam E. Paíerson y James Sloam (dir.l, Germany's Cathermg
C/is«. The 2005 Federal Blection and the Graoó Coehtion. 8asingstoke. Palgrave M acm illan.
2009.
127
RA2MIG KEUCHEVAN
\28
I.A NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
98 Véase también Cosías Lapavitsas, "Fmanoalised capilalism. Crisis and financia) expropriatron",
H isto ria / Materíaitsm, vol. 17. nw 2. 2009.
99 Arthur Ctiarpentier. “ fnsurabclity o f climalerisfcs’ . íce. c it. p. 91.
129
RAZMIG KEUCHEYAN
Los cat bonds y las cuotas de carbono no son los únicos productos finan
cieros conectados con procesos naturales, ni mucho menos. Los derivados
climáticos {weather derivatives) son otros. Los swaps, los calis y los puts
son ejemplos de derivados. Los derivados climáticos remiten al tiempo
que hace y no a las catástrofes naturales. Atañen a variaciones no catas
tróficas, cuya activación no supone la interrupción del curso normal de la
vida social. Desde un acontecimiento deportivo a una cosecha, pasando
por el granizo, un concierto de rock y las fluctuaciones en el precio del
gas, muchos aspectos de las sociedades modernas son influidas por el
tiempo. Se estima que el 25% del PIB de los países desarrollados es
susceptible de padecer el impacto de variaciones climáticas.100
Un derivado climático libera un monto financiero en el caso de que
las temperaturas -u otro parámetro clim ático- sean superiores o inferiores
a una media, por ejemplo si el frío y por lo tanto los gastos energéticos
exceden ciertos niveles, o si la lluvia limita la frecuentación de un parque
de diversiones en verano. En el cam po agrícola, algunos derivados tienen
como subyacente el tiempo de germinación de las plantas. Un índice como
la "suma térmica" (growing degree days) mide el desvío entre la tempe
ratura que necesita una cosecha para madurar como promedio y la tem
peratura real, activando un pago en caso de superación de cierto piso. En
el marco de un swap, dos empresas a quienes las variaciones del clima
afectan de manera opuesta pueden tomar la decisión de asegurarse mu
tuamente. Si una empresa energética pierde dinero en caso de invierno
demasiado suave, y otra que organiza acontecimientos deportivos lo pier
de en caso de invierno demasiado riguroso, se abonarán un monto prede
terminado según el invierno sea suave o riguroso.101
130
LA NATURALEZA ES UN C A M P O DE BATALLA
102 Véase t í fascinante historia de estos productos financieros propuesta por W illiam Cronon,
Natu/e's M etrópolis. Chicago anó Ihe Creo! tVesí, Nueva York, WW Norton, 1992. cap. 3.
103 John E. Thorncs, "A n ¡ntroduction to «eathe* and clim ate derivatives", Wealhct, vol. 5 8 . mayo
de 2003; Samuel Randalls. 'Weather prohts. W eather derivatives and the cornmercializatton
of meteoro!ogy", Social Sturiies o f Setenes. n° 4 0 . 2010, Michael Pryke, “ Geomoney. An
option on frost. gomg iong on clouds", Geofomm, n* 3 8 . 2007.
104 Véase John E. Thornes y Samuel Randalls, "Commodifying Ihe atmosphorc. Pcnnies from
heaven?", Geograftska Annaler, vol. 89, n* 4, 2 0 0 7 .
105 Véase a este respecto Donald MacKeruie y Yuval M illo , “ Corstructmg a market. perfcrm ing a
theory. The histórica! sociology of a financia! derivatives exchange’1, American Journal o f So-
ciohgy, vol. 109. n® 1,2003.
131
RAZMtG K£UCHEYAN
momento en que las tasas de cambio son flotantes, los gobiernos y las
empresas deben poder cubrirse frente a los riesgos de fluctuaciones
monetarias imprevistas, sobre las cuates son directamente indexados
el comercio exterior o las ganancias. Precisamente para eso van a
servir los derivados sobre las divisas, y luego los derivados sobre los
bonos del Tesoro. Ahora bien, esta “ revolución de los derivados*' tiene
lugar en Chicago, en el mismo sitio donde habian sido creados los
primeros derivados agrícolas, en el Chicago Board of Trade y en el
Chicago Mercantil Exchange. La experiencia sobre los derivados agrí
colas es entonces reconvertida en el establecimiento de los derivados
sobre las monedas y otros subyacentes.1061
7
0
En un artículo titu la d o “ Why environm ent needs high finance?"
(‘‘¿Por qué e! medio ambiente necesita ía alta finanza?” }, tres teóricos
del seguro sugieren establecer species swaps, una forma de derivado
que remite al riesgo de desaparición de las especies.10* La interpene
tración de las finanzas y de la naturaleza reviste aquí una de sus formas
más radicales. La idea es sencilla: se trata de hacer que la preservación
de las especies sea provechosa para las empresas, de manera de inci
tarlas a cuidar especies amenazadas que se encontraran en su territo
rio. La preservación de las especies cuesta caro. Por añadidura, es el
dinero del Estado el que es movilizado, el que tiende a ser escaso en
tiempos de crisis. El argumento de la c ris is fiscal del Estado, como
vemos, resulta una vez más invocado como fundamento de la fínancía-
rización de la naturaleza. Un species sw aps ocupa un lugar entre el
Estado y una empresa privada. Imaginemos una variedad de tortuga
amenazada en Florida, que vive en los parajes de una empresa. Si el
número de especímenes aumenta por el hecho de que la empresa los
cuida, el Estado le abona intereses. De paso, esto permite justificar
actividades de preservación de la naturaleza a los ojos de sus accionis
tas, puesto que se vuelven rentables. Si por el contrario el número de
especímenes declina, o se acerca al um bral de extinción, por el con-
106 Véase Leo Pamtch y Sam Gmdm, The Makmgot G lobal Capitehsm , op. a l., pp. 140-150.
107 Véase James T. Mandel, C Josh Dontan y Jocialhori Armslrong, “ A denvative approach (o
endangered species conservaron", ftonlters m Ccoiogy and the Environment, n°8, 2010.
132
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
108 Véase Héléne Tcrdjman y Valerte Boisvert. "L’idéotagre marchande au Service de la biodivereité
?**, Mouvements. n* 70. 2012. o. 36.
10 9 Tím otlty Mitchell, Carbón democracy. Lo pouvotr pohtiQue a l'é ro du pútrote, París. LaOécou-
verte. 2013.
133
RAZMIG KEUCHEYAN
110 James O'Connw, Matura/ Causes. Essais m ecológica/ marxtsm. Nueva York, GuiUofd Press.
1988. [Hay versión en castellano: Causas naturales Ensayas de marxismo ecológico. Udó.óe
Victoria Schussheim. México. Siglo XXI editores, 2001.1
111 Véase Neil Smith, “ Nauireasaecumulalion strategy“ . Socia/isi Regisier, vol. 4 3 , 200?.
13 4
LA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
Conclusión
112 Robeit R etcher, “ Capitalizmg on chaos. Ciimate change and disaster capilalism ". loe. ctL
1 35
RA2MIG KEUCHEYAN
1 36
III
U S GUERRAS V E R D ES , O U MILITARIZACION
D E LA ECOLOGIA
1 Véase Naiiongl Secunly Strategy, mayo efe 2010. disponible en el sitio de la Casa Blanca en
la dirección: www.Yrtwtehouse.gov/sitestáefaullVhles/rss_wewer/nationaLseamty_slfategy.pdl
137
H A /M líí KITUCHEYAN
2 Véase Kurt M Campbell et al., “ The age of consequences. The foreign policy and naUona!
secunty imphcaüons ot global climate chango” , Center for Strategic and International Studies
y Center for a New American Security. noviembre de 2007, p. 5. Disponible en la dirección:
http://csisorg/liles/'media.'csis/putis/D71105_egeofconsequences.pdf.
138
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
3 Véase “ National secunty and 1he ifueat of clim ate ctenge” . Gente* for Naval Analysis, 2007.
p. 35. Disponible en la dirección: vnwcna.org/sites/defaulWiles/Nalionai%20Security%20
ancJ%20lhe%20Threal%2Úol^20Climaie%20Change%20-%20Pnnl.pdl Sobre las Implica
ciones geopolíticas del ascenso del nivel de los mares, véase Hennke Brecht et a l . "Sea-lével
rise and storm surges. High stakes for a small niimber of developmg countnes". The Journal
of Envitonment & Dcvctopment. vol 21. r t * l. 20 1 2 .
13 9
RAZWIG KEUCHF.YAN
140
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
8 Véase Peler Coales et s i. "Defending nal ton, defendmg nature? M'Utarlzed landscapes and
militar? environmentalism m 6ritam , Trance, and the Umted S tate s". Enwoamental Htstory,
n* 16. julio de 2011. p. 4 6 9 . En fa misma perspectiva, véase también Chris Pearson, "Re-
searchmg militar? lanascapes. A titeratunj teview on war and the mihlanzation ol the emrtron-
m ent". M u tsa p e Research. vol. 37. n* t. 2012.
9 Véase la tribuna de Anders f-ogh Rasmussen, 'NATO and clim ate ctiange*. 15 oe diciembre
de 2009, Hüfííngton Post Disponible en la dirección www huffinglonpost.corTVanders-lo-
Kli.rasmussen/naío-and-climate-changeJ>_392409.html
141
RA2MIG KEUCHEYAN
142
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Dictadura benévola
143
RAZM I6 KEUCHEYAN
sumo por algunos años, lo que hace que no esté muy en condiciones de
tener en cuenta problemas de más largo plazo.14
Los militares, en cam bio, tienen la costumbre de proyectarse en el
medio y el largo plazo. Tres a cinco decenios es la temporalidad en la
cual se inscribe el análisis estratégico, el tiempo que duró por ejemplo
la guerra fría. Es también el tiempo que separa en promedio la concep
ción de una nueva arma de su empleo en el campo de batalla.15 Por otra
parte, los militares tienen la costumbre de adm inistrar situaciones de
incertidumbre, las que son partes integrantes de su ethos. La parte de
incógnita inherente al cam bio climático, pues, no es un problema para
ellos. Como dice Clausewitz en De la guerra: "La gran incertidumbre de
todos los datos constituye una dificultad particular de la guerra, ya que
toda acción se realiza por así decirlo en una suerte de crepúsculo que a
menudo confiere a las cosas como un aspecto nebuloso o lunar I...]" 16.
El cambio climático no hace más que radicalizar ese carácter "crepus
cular" del medio am biente guerrero. Clausewitz añade que parámetros
tales como la hidrografía, la flora, el relieve y las temperaturas desem
peñan un rol determinante en el desenlace de las batallas. Lo que co
múnmente se llama la "ventaja del terreno" designa el dominio de ese
conjunto de factores por uno de los antagonistas. Los ejércitos son orga
nizaciones “ cognitivas", que amasan o producen cantidad de datos que
les permiten llevar a bben puerto las operaciones militares. En este
plano, se parecen a las sociedades de seguros de que hablamos en el
capítulo II. El control de estos datos es susceptible de convertirse en un
desafío mayor en un contexto de cambio ambiental.
14 Una versión de este argumento es expresada por Dommtque Bourg y Kerry Whiteside en Vcrs
une óémocratte écclogique : le citoyen, le savant et le pohtique. París. Le Seuil. 2010.
15 Véase John Nagt y Chnstme Parthemore. “ A post-pelroleum era", Armed Fortes Journal, no
viembre de 2010. Véase tam bién, por los mismos autores, “ Fuelinglbe futura (arce. Preparing
the Department of Dótense for a post-petroieum era", Center for a New American Secunty,
septiembre de 2010. D isponible en la dirección: www.cnas.org/liles/documentsipuWicahons'
CNA$_Fuelmg%20the%20Futufe%20Force_NaglPúrthemore.pdf. En el marco de una reflexión
sobre las consecuencias po líticas de< arma atómica. Edward P. Thompson propone una versión
do este argumento en sus “ Notes on exterminlsm. The ¡ast stage of civilísation". New le fi
Review, 1/121, mayo-|umo de 1980.
16 Citado por Emmanue! Terray, Cíausem lf. París, Fayard, 1999, p. 61.
144
LA NATURALEZA ES UN CAMPOOE BATALLA
17 Nicos Poulanfcas, L'Etat. tepouvon. le socialisme, Paris, Les Prairies ordinaires, 2 0 1 3 11'ed.,
1 9 7 6 ). p. 202. (Hay versión en castellano. Estado, poder, socialismo, trad. de Femando Clau-
dfn, México. Siglo XXI editores. 1979.1
18 Hans Joñas. Pour une élhique du fulur, París. Rivages. 1998. p. 115.
145
RA2MIG KEUCHEYAN
19 Paul Kennedy. The Rtse and Fall ot tbe Ppwers, Londres. Vintage, 1989. (Hay verstónen
castellano: Auge y carda de las grandes potencias, Ira ó.óei. FerterMeu, Barcelona. Ooboísí-
llo. 2004.1
20 Véase a este respecto wwwspieget.rie/international/europe/the-greek'milttary-büdget-oflers-
pienty-ol-room-lor-culs-a-846607.html. Sobre el lazo enlre crisis fiscal y ejército norteameri
cano, véase MarH D. Troutman, “ Fiscal jeopardy. The strategic nsteof US debí and how toavoid
them", Ar/ned Fortes Journal, lebrero de 2 0 1 1 .
146
LA NATURALIZA ES UN C A M P O DE BATALLA
21 Véase Yve» Bélar.ger y Autie FVeutanl, " l e (lépense-:. m ttila u e s : la tm d'urt cycie ?. infeívenlions
economiques, rt®42, 2010
22 Véase John Mearchetmer. The T/sgedyolGtea! Power Potitics. Nueva York, WW Norlon, 20 0 2 .
23 Hervé Kempl. Comment les fiches détruiseor (a planéte, París, Points, 2009, p. 27 IHsy
versión en castellano; Cómo los ricos destruyen t í planeta, traó de Julia Buco, Madrid, Clave
Intelectual. 2011.1
147
HAZMK5 KKUCHFYAN
24 Véase Kennelh Ponieran;. “ The great Himalayan w a lm h e c T . New Leíi Review, rt* 58, |u-
Do-agosto de 2009.
2 5 Véase Ce Monde, 12 de m arzode 2012.
2 6 Véase MtKe Dains, Plarwt o í Slt/ms, op. ot.
27 Véase Jean-Louis Dufour, “ L'armée face á la ville", Anadies de /a recfweAe ufbaint, n° 91.
2001
148
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
P oficy fundada por Samuel Huntington publica todos los años una cla
sificación de esos Estados, llamado el Failed States Index.25 Existen una
cincuentena, cuya lista evoluciona con los años. En 2 0 1 0 , Somalia es
e! Estado más "fallido” del globo, seguido de Chad y de Sudán. El primer
lugar de esta clasificación no cambia en 2011. Haití es el primer Estado
no africano, Afganistán el prim er Estado asiático.
Esta clasificación está establecida sobre la base de una docena de
criterio s, que dan lugar a otras tantas notas, que van de la “ presión
demográfica" a la existencia de "servicios p ú b lico s", pasando por la
“ legitimidad del gobierno" y el "desarrollo económico". Irak ocupaba los
puestos avanzados de esta clasificación hasta m ediados de los años
2 0 0 0 . Desde entonces los abandonó, ocupando hoy el noveno lugar, al
parecer debido a la eficaz nation building norteamericana. La clasifica
ción de los failed States está amenizada cada año por una serie de foto
grafías tituladas "Tarjetas postales dei infierno" {Postearás from h e lff9.
Éstas ponen en escena situaciones de miseria y de desesperación loca
lizadas en los Estados fallidos: Liberia, Bangladesh, Corea del Norte,
Kirguistán... Desde la madre llorando la desaparición de sus hijos, víc
tim as de un deslizamiento de tierra, a la fila de m ilitares amenazantes
im pidiendo el paso a una muchedumbre hambrienta, pasando porfieles
musulmanes anodinados en oración, el mundo descrito por estas fotos
-acompañada cada una de una leyenda con tonalidad catastrolista-es
el de una barbarie ineluctable y naturalizada.
Una hipótesis expresada por cantidad de geoestrategas desde el fin
de la guerra fría es que los conflictos del siglo xxi tendrán como fertili
zante Estados débiles, en particular Estados "fa llid o s ". Esta tesis es
sobre todo sostenida por el neoconservador Robert Kaplan, en un arti
culo influyente que apareció en los años noventa en la revista The Atlan
tic, titulado "The coming anarchy"2
30. La "anarquía que viene" anuncia
9
2
8
28 Véase el Faiteó Sta¡es Inda* publicado por Foreign Pohcye rt la dirección: www.loieign-poitcy.
com/failedstaies.
2 9 Véase wwwforeignpolrcy.conVdrlicles/201 l/06/20/postcards_írom_hell_2011#14.
30 R obert 0 . Kaplan. "The coming ¿narchy". The Atlantic, febrero de 19 94 Un punto de vista
s im ila r sobre los "desequilibrios" inducidos por el fin de la guerra fría es el de John Mearshei-
mer. "B a c k to th e future. Insiabihty m Europe aller the coid w ar". International Secvnty. vol
15. n« 1 ,1 9 9 0
149
RAZM IG K E U C H E Y A N
31 Véase Sbaron Burke et a l, "Uncharted waters The US Navy and navigating clim a tc change’ .
Cenler lor a New American Securily, diciembre de 2008. p. 29. Disponible en la dirección:
www.cnas.org/filex/documenls/pu bic a l ionsyCNA$_Work¡nf{%20Paper_CN0_CI«niateChange_
8urkePalcl_Dec2008.pdf
150
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
32 Véase Noam Chomsky, Le Nouvei Humáneme m ihtaire, lausana, Editions Page deux, 2 0 0 0 .
(Hay versión en castellano-. El nuevo humanismo milita/. Lecciones de Kosovo. trad. de Bertha
Rui; de la Concha, México, Siglo XXI editores, 2 0 10.J
33 Véase a este respecto The Economía!, 10 do ahnl de 20 0 8 , asi como Michael Baker, “ The
commg conflicto of clim ato cnange"'. Councilon Fo/e:gn fteiatms, 7 de septiembre de 2 0 1 0 .
151
RAZMIG KEUCHEYAN
Sobte las implicaciones del cambio climático para Africa, véase Olí Brown ef a/.. "C lim at
changeaslhe naw securily Ihreat. Implications tor Africa", International Affav% vof. 8 3 . n’ 6.
ZOO?
34 Véase Le Monde, 14-15 de octubre de 201?.
35 Véase Tilomas Robertson, “ This is tbe American earth. American empire. the coid war, and
American envnow nentalism ''. loe. cit.
36 Véase Gregary J. Parker, “ The future of seabasinR*. A/rved Forces Journal, diciembre de 20 1 0 .
152
LA N ATURAL.LZA ES UN CAMPO DE BATALLA
en emplear el mar como base, contando lo menos posible con las in
fraestructuras terrestres. Las bases terrestres están a merced de las in
surrecciones, como lo com probó recientemente el ejército estadouniden
se en Irak y Afganistán. Permanecer en el mar pone a resguardo de los
atentados. Esto también perm ite no aparecer como una fuerza de ocu
pación a los ojos de la población. Las operaciones de asistencia y de
mantenimiento del orden durante el temblor de tierra en Haití en 2010
fueron la ocasión de experim entar ese dispositivo a gran escala. La ca
tástrofe había destruido los puertos del país, mientras que los aeropuer
tos rápidamente resultaron saturados. Proyectar las fuerzas armadas
desde el mar permitió soslayar esos obstáculos.
El ascenso del nivel de los mares corre el riesgo de malograr las
regiones costeras y del delta de numerosos países. El desembarco y la
instalación de tropas en el suelo pueden verse trabadas. Solución: el
seabasing, que permitirá intervenir eficazmente en situaciones de crisis,
evitándose las coerciones logísticas resultantes de un “ medio ambiente
operacional" cada vez m ás imprevisible. El cambio climático, como
vemos, induce evoluciones en los campos de la tá ctica y la logística
militares.
La nueva ecología m ilita r es objeto de aplicaciones en Afganistán.
En este país, la guerra no es únicamente librada por los militares stricto
sensu. Organizaciones nacionales o internacionales como USAID o el
Programa de las Naciones U nidas para el medio ambiente desempeñan
un papel decisivo en el esfuerzo de recuperación del país. La Green
Afghan Imhattve, en la que participan varias organizaciones internacio
nales -entre otras, la UN1CEF y la FAO- así como ministerios afganos,
se ocupó en 2005 de una “ evaluación ambiental posconflicto” 37. Esta
organización comprobó que la naturaleza afgana había sufrido conside
rablemente por la guerra, sobre todo en términos de alteración de la
biodiversidad. También padeció el uso descontrolado de los pastizales,
del corte salvaje de bosques y de la sobreexplotación de los recursos
hidricos por una población cada vez más desguarnecida. Sobre esta base
1 53
RAZMtG K E U C H f YAN
38 Véase Chrislian Parenti. TroptcoiChaos Chmate Ctiange aorf ¡he NewGeograpby of V/olence,
Nueva Voík. Nation Boote, 201?. pp. 10 6-10 7.
39 fbtd. p. 107
«JO Véase Christine Parthemore y Will Ragers, "Sustam tng secunty. How naiural resources inlluence
national security". Center lot a New American Security. junio de 2010, p. 8 . Disponible en la
154
LA NATURALEZA ES UN C A M P O DE BATALLA
Conservación y contrainsurrección
dirección: wwv/cnas.or^liles/documents/publications/CNAS_Su5iainmg%20Secürily..Parthe-
rrwe%20Rogers pdf
41 Hervó de Courréges eí ai., Principes de contreiosurrecOon. París. Económica, 20 1 0 . p. 69.
42 Ib id .p . 72.
155
RAZMIG KfUCHEYAN
43 Véanse Dame' SOri, "Les naxalites : la plus grande des gu énlla s daña la plus grande des
démccraties". Rewe des U v& s, febrero de 2012; Joél Cabal ion. "Maoisme el lutte armée en
Indecontempoidine". La Vifi des idées, 9 de marro de 20 1 1 .
4d David Harvev. Le Nouvel Impériattsme, op. o t
156
IA n a t u r a le za e s u n c a m po de b ata lla
45 Véase Aishad APbase. "Military activity dnvmg rapid gtacier m e ltíng", Inter Press Service.
Orsponible en la dirección: www.-psnews.net/2009/12/qa-military-activity-driving-rapid-gl3-
cier-mailmg/; Le Monde, 12 de ju n io de 2012.
46 Véase su sitio: www.idsa.irVtaiionomy/terfn/124.
47 Véase P. K. Gautam. "Climate change and tf«i rrutitary*. Journal o f Defence Studres, vot. 3, n#
4 . octubre de 2009.
1 57
RAZMIG KEUCHEYAN
Econacionalismo
48 Véase Cunean Freeman. ‘'The missing Imk. China, dimate change. and nationa! security", Asia
Paper. Brussefs Instituto oí Contemporary China Studies, vof. 5, n* 8. Z010.
49 Véase P K. Gautam, ” An OverView oí ccological task rotees (ETF) and ecological mstitutions
pf the Indian anny” , Journal of the United Service Institution oí India, vo! 139, n* 576,
abnl-|umo de 2009
50 Benedict Anderson, L'lmagmaire nabonal Réfíexions sur /'origineel l ’essor <ju nahonalisme.
Parts, La Découverte, 1996. IHay versión en castellano: Comunidades imaginadas. Reflexiones
sobre ef origen y la difusión del nacionalismo, trad. de Eduardo l . Suárer. México. Fondo de
Cultura Económica. 1993-1
158
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
51 Ramachandra Guha. "Radical American enwonmentalism and wilderness preserva! ion. A third
«orld critique", loe c it
52 ít»d.,p.5.
53 Luis Mártir*?. Violence (feU)rentepélroltó/e. Aigétie-/rek~Ltbyc, París. Pressesde Scwnces-Po.
2010, p. 37. Sobre la redistribución de la renta petrolera en Ntgena y sus implicaciones para
la forma del Estado nigeriano. véase John Boye Ejobowah. "Who own$ the oil? Ethnicity m the
Niger delta of Nigeria". Africa Today. w>l. ¿7. n* l , 2000.
159
RAZMIG KCUCHEYAN
54 m ., p. 27.
55 Peter Coates el al.. “ Ctetendmg nailon, dcfending nature? Mitilarized fandscapes and military
enviroomentalism in 8ntam, Frence. and the United States", toe. d i Véase tamtwén Rachel
Woodward, "Khaki conservaron. An exammation oí militarv environmenValtst óiscours? >n the
Britísh army", Journal o í Rural Studies, n* 17, 2001.
56 Para una visión general de tas diferentes destrucciones infligidas por la actividad militar a la
naturaleza en tiempos de guerra y de paz. véase Gary E. Machlis y Thor Hanson, “ Warfare
Ecotogy", BtoScionce. vol. 58, n* 8. septiembre de 2008.
57 Ibid.. p. 732.
1 60
I A N ATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Agente naranja
58 Véase John McNeill. “ Woods and warfare m w xld ht$toryu, Environmental Hisiory, vol. 9. n°
3. 2 0 0 3 , p. 400.
59 Harald Weker. Les Güeras du chmat, op. ctl., p. 104.
60 Véase Wayne Dwemychuk et ai., “ Dioxin reservoirs in Southern Vietnam. A legacy ol agent
orange'. Chemosphere, n“ 4 7 , 2 0 0 7 .
161
RAZMIG KF.UCHEYAN
61 Jo hn M c N e ill, "W oods and w arfare in w o fld h is t o r y " , toe cit., p . 402.
62 S te p h an re P in c e tl, “ S o m e o íig in s o l Freneh e n v u o n m e n ia iis m . A n e a p to ra tw n ". toe. cit., p. 80.
63 ibid.. p. 3 9 4 .
64 Véase a e s te 'e s p e c io Paul Kennedy. Jhe Rise and Fall o( the Orear Pow&s. op. cit.
162
LA NATURALEZA ES UN CAM PO OE BATALLA
65 B ruce P odobnik. Global Energy Shtfly Fasteting Suslam ability in a Turbufent Age, F ila d e lfio ,
Tem ple U nrversity P re s s . 2 0 0 6 . p . 3 0 .
66 Ibió., p. 86.
67 John M c N e ill, "W o o d s a n d n a d a re in w nrld h is to r y " , loe. cit.. p 399
68 C hns Pearson, “ R e s e a rc h in g m ilila ry landscapes A lite r a tu r e review on w ar and th e m ilita r iz a -
tio n o f th e e n v ir o n m e n l" . loe. cit., p . 116.
69 Jean-Paul A m a l. “ G u e rte s e l rm lie u * n a lu re is . L e s fo r é is n ie u rtrie s de Test de la F ra n c e . 7 0
a n s a p ré s V e rd u n ", L’Espace géographique, n“ 3, 1 987
1 63
RAZMIG KEUCHEYAN
164
LA NATURALEZA £S U N CAMPO OE BATAl LA
165
KAZMIÜ KEUCHEYAN
76 Ib id , p. 9 7
77 L'Elal, lepouvoir, le socialtsme, op. cit., p. 1 23 .
N ic o s P o u la n t 2 a s .
78 Blackwaler. The Rise ot Ihe World’s M osi Powerfull
Véase a o s le re s p e c to Jerem y S c a h ill.
Mercenary Army, N ueva York, S erpent’s Tari, 2 0 0 8 . IH a y v ersión en c a s te lla n o : 8lackwatet. El
auge del ejército mercenario mis grande del mundo, C hicago. H aym arkets B o o k s , 2 0 0 8 . ]
79 Véase Le A fo n d e . 2 0 de octubre de 2 0 1 2 .
166
I A NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
entre India y Pakistán, Israel y los Estados árabes hasta la guerra de lom
Kipur(1973), Irán e Irak, Grecia y Turquía... son los ejemplos en los que
uno piensa. La m ayoría de los conflictos desde 1945 son de “ baja in
tensidad", en el sentido de que no oponen a Estados en cuanto tales.
Esto se explica sobre todo por la existencia de la bomba atómica. Los
teóricos de la disuasión nuclear sostienen que lo nuclear militar tuvo un
efecto pacificador en las relaciones internacionales, volviendo la guerra
potencialmente tan destructiva que forzó a las naciones que lo poseen
a dar muestras de moderación.80 Como dice Thomas Schelling en su
discurso de recepción del Premio Nobel de Economía en 2005, a pro
pósito de la no ocurrencia de una guerra nuclear: "el acontecimiento
más espectacular de la última mitad del siglo es un acontecimiento que
no tuvo lugar"81. La hipótesis de un efecto pacificador de la bomba es
a todas luces falsa, ya que la violencia colectiva no disminuyó en ca n ti
dad ni en intensidad desde el fin de la Segunda Guerra M undial. No
obstante, cambió de escala, haciendo que la violencia colectiva se des
pliegue más en el nivel ¡nfraestatal.82
De) conjunto de estos elementos, Martin Van Creveld -uno de los
más sutiles teóricos de las NG- deduce que la guerra moderna, que él
llama "guerra clausewitziana", está en vías de desaparecer. La guerra
dausewitziana nace con el tratado de Westfalia (1648). Se apoya en el
principio de la soberanía de las naciones y en la codificación de sus
relaciones por el derecho internacional, incluido el derecho de la guerra.
Es un orden político en el sentido fuerte: el comercio de los Estados, y
en particular la decisión de declarar la guerra, está aquí regido por el
cálculo del poder. Ésa es la razón por la cual Clausewitz podrá decir, un
poco menos de dos siglos más tarde, que la guerra es la continuación de
la política por otros medios. El conflicto armado, en esta perspectiva,
167
R AZM lG KEUCHEYAN
Doble movimiento
8 3 Véase Phiiippe Le Billón, "The política! ecology oí war. Nativa! resources and armed confíete".
P ch ticjt Geográphy, n ° 2 0 ,2 0 0 1 . Véase también Ctaude Sertati y Phiiippe Le Billón, "Guerres
pour les ressources: une face visib le de la mondiahsatkm'. Écologie & politique, vol. 34, n*
I . 2007.
84 Ftomame Ulanne. "Quand la sécurité devient verte'. Reme de défense rutionate, t f 727.
febrero de 2010.
168
I.A NA1URALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
8 5 Véase Thomas Homcf-Oúon. “ Environmental scarcittes and viotent conflict. Evidence from
cases", fntetnational Security, vol. 19. n* l , 1994, p. 13. Para una critica de la noción de
"guerra de los recursos", véase David G. Víctor, "What resource wars?", The National Inte/est,
noviembre-diciembre de 2007
86 Ib id .. p. 14
87 F ranjéis Gcmenne. GéopotitiQue úu changemcnt cbmattqoe, op. c it., p. 52.
88 Thomas Homer-Dixon. "Environmental scarcities and violent contlict. Evidence from cases” .
loe c it., p. 32.
169
RAZMlG KEUCHEYAN
170
LA NATURALEZA ES UN C AM PO D £ BATALLA
171
RAZMIG KEUCHEYAN
Refugiados climáticos
93 Véase CaiUin E. Werrel y Francesco Femia (dtr.), The Amó S pring a n d CUmate Chango, Nueva
York, Center for American Progress, febrero de 2013. p. 12. Véase tam bién sobre este punto
Gilbert Achcar, Le peupie ireut. Une exploration radicale du soutévcm ent árabe, París, Actes
Sud, 2013, cap. 2.
94 Frangois Qemenne, GéopoUtique du changement climatique. op. c it., cap. 3.
9 5 Harald Weteer. ¿es Guerres du clim at, op. Cft., p. 120.
17 2
LA NATURALEZA ES UN CAMPO OE BATALLA
173
1
RAZMIG KEUCHEYAN
174
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
Los militares se interesan en la lógica formal del cambio clim ático, así
como se interesaban durante la guerra fría en la de la disuasión nuclear.
No se puede com prender nada del desarrollo que tuvo la teoría de los
juegos en la posguerra si no se ve que esta disciplina contribuía a a li
mentar la reflexión d e los estrategas del Pentágono.
101 Véase fíappon d'inform at>on sur l ’im p x l du changcment climoUque en matiérú de sécunte
ct de défense, presentado por André Schneider y Philippe Tourtelier, op. cit., p. 46.
102 Sobre la proliferación de estos muros, véase Wendy Brown, Murs. Les Murs de séparat/on et
lo dédtn de ta souveraineté éte/xjoí. París, Les Prairies ordmaues, 2009.
103 Christlan Parenti. Tropic o f Chaos, op. e il.. p. 184
175
R A 2M IG KEUCHEYAN
104 Véase "National secuntv and the threat of climate cftange", Center for Naval Analysts. loe.
cíf.. p. 10.
17 6
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
105 Véase Thomas Schelltng, The Stralegy o í Confite!. Cambridge, Harvard Umversity Press. 1980.
IHay versión en castellano: ¿a estrategia d e l conflicto, trad. de Adolfo Martin, Madrid, Editorial
Tecnos. 1964.}
1 % Véase W ill Steffen. Paul Crut/on y John MeNcill. “ The anlhropoeene. Are human* now
ovcnvhelming thcgreat (orces of nature’ " . Am bio, vol. 36. n"8 . 2 0 0 /
107 Véase a este respecto Raymond Boudon, Effets perverset Ofdre social, París. PUF. 1977. (Hay
versión en castellano: Efectos perversos y o/tíer. soda!, trad. de Rosa María Philips. México.
Prerma. 19 80 1
177
RA2MIG KO fC H EYA N
Guerra y biocarburantes
108 John Nagi yC hristm e Parihemore, "A post-petroleum era', be. cit.
109 Véase “ Nalsonal secunty and the threat of ctim ate change". Center (or Naval Analysis. toe.
c it., p. 26.
110 Véase Cary E. Machlis yThor Hanson. “ Warfare Ecology", be. ctt., p. 729.
11 1 Véase "N ational securily and lite threal o f clim ate changa", Center foi Naval Analysis. loe.
O t. p. 48.
178
LA NATURALIZA ES U N C A M P O DE BATALLA
! 12 Sobre la relación entre petróleo y criminalidad organiidda. véase por ejemplo Michael Watts
(dir.), Curse o f the Black Gotd. 50 VearsofOi! in fhe N iger Delta, BrooWyn.Powerhouse, 2006.
113 Véase a este respecto Bruce Podobnik. Global Energy Sfnfts Fosier/ng Sostatnabiiily in a
Torbutenf Age, op. c it. Soore esta cuestión, véase también Tirnothy MiTchel). Carbón dentó-
cracy. Lepoirrotr po iiliq u e ó i'ére du pétro/e. op. c/t.
1 79
RAZMIG KEUCHEYAN
Las armas concebidas hoy sólo podrán ser usadas dentro de cuaren
ta o cincuenta años. Por consiguiente, es crucial preparar el terreno
desde ahora.114 Un objetivo expresado por el Arm ed Forces Journal es
que el Pentágono esté en condiciones de hacer funcionar todos sus
sistemas con carburantes no petrolíferos-y particularmente biocarbu
rantes- en 2040. La primer nave de guerra “ h íb rid a ", la USS Makin
Islands, propulsada a gas y electricidad, comenzó a navegar en 2009.
También las bases militares deberán invertir en las energías solar, geo
térmica y eólíca.
Un argumento de orden económico se repite a menudo para con
vencer de la necesidad de esta transición energética. El uso por el ejér
cito estadounidense de biocarburantes creará una demanda masiva, que
eliminará las incertidumbres de los productores sobre la viabilidad de
este sector y los incitará a producir más. La conversión del ejército dará
una señal al mercado, alentando al conjunto de la sociedad a efectuar
esa transición. Los militares estadounidenses tienden a vivir como "ex
ploradores" en materia de transición energética, y sería un error que se
privaran de eso. Año tras año, cuando se pregunta a la población nortea
mericana cuál es la institución en la que más confianza tiene, cita en
primer lugar al ejército (salvo durante un breve período durante la guerra
en Irak). Siguen las PYME {s m a ll business), la policía y las "religiones
organizadas"115. La m ilitarización de la ecología podría conducir así a
partes de la sociedad norteamericana hasta ahora reticentes a aceptar
ciertas medidas de transición energética.
La conversión de los ejércitos a los biocarburantes creará importan
tes problemas. El uso creciente de tierras cultivables para su producción
suscitó, en el curso de los años recientes, un encarecim iento de los
productos agrícolas, puesto que esas tierras ya no se aprovechan para
cultivar productos alimenticios. Llenar el depósito de un coche grande
con etanol equivale a utilizar la cantidad de maíz necesario para alimen
tar a una persona durante un año.116 Satisfacer la demanda militar en
114 John Nsgl y Chrisiine Parthcmorc, "A post-petroleum era", loe. c il.
115 Véase el sondeo Gallup. en la dirección: www.gailup.com/poiV] 597/conf idence-inslituüons.aspx.
116 Véase Jean-Frangois Mouhot, "Past connections and present sim ila ritie s m si ave ownership
and lossil luel usage*. Clim altc Change, vol. 105. n * 1-2, m arro de 2 0 1 1 . p. S45
1 80
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
117 Para una buena sintesis sobre esta cuestión, véase Peter Schwart/, **A bundan! natural gas and
oií are puttm g tbetiibosh on clenn energy", Wueü, 17 de agosto de 2 0 1 2 .
RAZMIG KEUCHEYAN
118 Richard F Pittenger y Roberl B. Gagosian, ‘'Global waimingcould have a chtlltngeflecl on Ihe
m ililary". Defensa Horuons. n# 3 3 , octubre de 2003.
119 Sharon fiurke et a i. “ Uncharted water*. The US Navy and navigatm g climale change*. toe.
ctt., p. 21.
120 Ibtd., p. 19.
121 Richard F. Piucnger y Robert B. Gagosian. “ Global warmtngcould have a chillíng effoct on tbe
m ilita r*". toe. c il, p. 6.
182
LA NATURALE2A ES UN CAMPO OE BATAL LA
122 Véase "N ation al securrty and toe Ihreat o í climate change", Canter for Naval Analysis. loe.
c il., p. 3 7 .
123 Véase Rápport d'm fofm atm sur l'im pact du c/iangement chm atiquc en ntaUéte de sécurtté
et de dótense, presentado por André Sctmcider y Philippe Tourtelier. op. c it., p 44.
18 3
R A ZM IG KtUCHEVAN
184
LA NATURALEZA ES U N CAMPO DE BATALLA
12? Ronald L Doel, ” Quelle place pour les Sciences de l'cnvironnement physique dans l'histoire
environnementale ?". toe cit.
128 ¡b td., p. 146.
129 ib id ., p. 144.
185
1
R A2M IG KEUCHEYAN
130 Charles K. Eoinger y Evie ¿am betakis. "The geopolilics ol Are tic m e it", Iniernational Alfairs,
vol. 85. n* 6. 2009. p. 1216.
131 James Astill, "The m eUingnorUi". The Er.onom/st. 16 ele fuñió de 2 0 1 2 , p. S.
18 6
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
132 ftud
133 Véase ScotlC . Borgerson. “ A rtlic m eltdow n. The economic and security imphcationsol global
w arm ing", Foreign Affars, marzo-abril de 2008, pp. 3-A.
134 Una dorsal es una región que separa dos placas tectónicas.
187
RAZMlG KEUCHDAN
135 Charles K. Ebinger y Evie Zambetakis, “The geopolítica of Arctic m elt", toe. a t., p. 1224.
136 Gwynne Dyer, Chmate IVfcrs. The Ftghi for Sumval as Ihe Wórld Overheats, Londres. Oneworld
publicaron*. 2011. IHay versión en castellano Goenas clim áticas. La lucha por sobrevivir en
un mundo Que se calienta, trad. de Martin Bragado Arias, Barcelona. Ubrooks, 2014.1
137 James Astil), “The melling nortb", loe. cit., p. 10.
138 La Cenada First Defcnce Strategy, que hace de Ia capacidad para operar en el Artico una de
las seis prioridades del eiército canadiense, está dispomole en la dirección: vAvw.lorces.gc.
cal‘erVabout'CBndda-first-dcíence-stralegy.page?#ql3.
188
w
f
139 Shaion Buike et al, “ Unchartcd walers. The US Navy and navigating chínate change” , toe.
c>t., p. 35.
189
1
RAZMIG KHJCHEYAN
Mercantilizar el deshielo
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141 Charles K Efoinge» y Evie Zambetakis. "The geupolilicsol Arclic meU” . Jor. cit., p 1219
142 James Astiil, "The meltifignarth", tac. a l., p 11.
191
RAZMIG KEUCHEYAN
Por un lado, el capital debe tender a arrasar toda la barrera espacial opues
ta al tráfico, es decir, al intercambio, para conquistar todo el mundo y
convertirlo en un mercado; por el otro, debe tender a destruir el espacio
gracias al tiempo, es decir, a reducir al mínimo el tiempo que emplea el
movimiento de un lugar a otro. Cuanto más desarrollado es el capital, más
extenso es entonces el mercado en que circula, y cuanto mayor es la tra
yectoria espacial de su circulación, tanto más tenderá a una extensión es
pacial del mercado, y por tanto a una destrucción del espacio gracias al
tiempo.143
192
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1 93
RAZMIG KEUCHEYAN
Conclusión
194
LA NATURALEZA ES UN CAMPO DE BATALLA
195
CONCLUSION:
¿ FIN DE PARTIDA?
197
R A Z M IG KEUCHEYAN
2 Véase Sasha L ille y el al., Catastfophism The Apocalypbc Pohtics o í Collapse and Rebirth.
L o n d re s . M e rlin Press. 2 0 1 2 .
3 Véanse Serge Latouehe, “ La ite c ro is s a n c e e s t-e lle la s d u tio n de la crise E cologie & politique.
f f 2 , 2 0 1 0 , Jared D ia m o n d , Efíondrement. Commeni (es sociélés décident de lew
y o l. 4 0 ,
disparítion ou de leor sum e, P a rís , G a lh m a n J , 2 0 0 9 IH a jrv e rs w n e n c a s te lla n o d e Colapso.
¿Por Qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, trad de R ic a rd o G a rc ía Pérez. Madrid.
E d ito ria l D ebate, 2 0 0 6 1
198
LA NATURALEZA ES U N CAMPO OE BATALLA
En Oriente -dice- el Estado era todo, la sociedad civil era primitiva e infor
me; en Occidente, entre el Estado y la sociedad civil existía una justa rela
ción, y detrás de la debilidad del Estado se podía ver inmediatamente la
sólida estructura de la sociedad civil. El Estado era solamente una trinche
ra avanzada detrás de la cual se hallaba una sólida cadena de fortificaciones
y de casamatas [...1/
d Véase A n to n io G iam sci, Guerw de mouvemenl el guerre de po&ihon. op. c<t.. p . da.
199
RAZMK3 KEUCHEYAN
200
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ÍNDICE
I. Racismo ambiental................................................... 19
203
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