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UNIDAD 3

RESOLVIENDO CONFLICTOS

¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?

Una característica fundamental que diferencia al hombre de las otras especies animales
es que entre su nacimiento y el logro de su plena madurez debe transcurrir un largo
período de crecimiento y aprendizaje.

Dentro de ese desarrollo vital, la adolescencia es un período que tiene sus antecedentes
en la infancia y tiene consecuencias en la vida adulta posterior. Así pues, la
adolescencia consiste más en un proceso, en una etapa de transición, que en un estadio
con límites temporales fijos. Sin embargo, es indudable que los cambios que ocurren en
este momento, cuantitativamente, se dan en una proporción acelerada y,
cualitativamente, asistimos al desarrollo de una nueva organización de la personalidad
psicológica y social, acompañada de nuevas necesidades, motivos, capacidades e
intereses. Por esta razón, puede resultar útil hablar de la adolescencia como un período
diferenciado, dentro del ciclo vital del ser humano.
La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una serie de rápidos cambios
fisiológicos que desembocan en la plena maduración de los órganos sexuales y la
capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente.

Como hemos dicho anteriormente, los cambios biológicos marcan el inicio de la


adolescencia, pero ésta no se reduce a ellos, sino que se caracteriza además por
significativas transformaciones psicológicas y sociales.
El análisis de la naturaleza de estas transformaciones depende de la perspectiva teórica
que se adopte.

Resumiremos, a continuación, la posición psicoanalítica, la posición psicosocial y la


posición piagetiana respecto a la adolescencia.

TEORÍAS SOBRE LA ADOLESCENCIA

Para la teoría psicoanalítica, en concreto Freud, la adolescencia es un estudio del


desarrollo en el que, debido en gran parte a los cambios fisiológicos que acompañan a la
pubertad, brotan los impulsos sexuales y se produce una primacía del erotismo genital.
Esta fase del desarrollo, la fase genital, supone, por un lado, revivir los conflictos
edípicos infantiles y, por otro, la necesidad de resolverlos con una mayor independencia
que los progenitores y un cambio en los lazos afectivos hacia nuevos objetos amorosos.
La fuerza de las pulsiones que surgen durante la pubertad hace que se produzca una
vulnerabilidad acentuada de la personalidad. Esta debilidad de la personalidad requiere
el empleo de diferentes mecanismos de defensa, entre ellos la intelectualización y la
sublimación, para enfrentarse con la ansiedad y la inseguridad.

La inadecuación de estas defensas psicológicas a la intensidad de los conflictos puede


ser el origen de un comportamiento mal adaptado. Por esta razón, el psicoanálisis
mantiene una concepción de la adolescencia como una etapa en la que se produce una
mayor proclividad hacia los fenómenos psicopatológicos.

Sin embargo, esta opinión no es compartida por otros autores psicoanalíticos.

Para Erikson, la adolescencia «no constituye una dolencia, sino una crisis normativa, es
decir: una fase normal de incrementado conflicto, caracterizada por una aparente
fluctuación de la energía del ego y asimismo por un elevado potencial de crecimiento».
La tarea más importante del adolescente, según este autor, es construir una identidad
coherente y evitar la confusión de papeles.

La difusión de la identidad puede llevar al aislamiento del joven, su incapacidad para


planear el futuro, a una escasa concentración en el estudio, o a la adopción de papeles
negativos por simple oposición a la autoridad.
Como hemos visto, los análisis psicoanalíticos se han centrado en la influencia de los
factores internos en el desarrollo de la personalidad.

Por su parte, la visión psicosociologíca de la adolescencia subrayará la influencia de los


factores externos. Así, la adolescencia, en el sentido sociológico, se refiere a la
experiencia de pasar a través de una fase que enlaza la niñez con la vida adulta. En este
paso, el adolescente, teniendo en cuenta los cambios de todo tipo que se producen en su
persona y las nuevas demandas de la sociedad hacia él, debe desarrollar nuevos papeles
sociales. La chica de 13 ó 15 años no es una niña, pero tampoco es una mujer adulta. Su
estatus social es difuso y sin etiquetas claras. Las expectativas sociales sobre su papel
son ambiguas y puede que, en determinadas situaciones, encuentre dificultades al tener
que decidir si se comporta como una niña o una adulta.
Los adolescentes de las sociedades industriales occidentales no cuentan con ritos de
paso que les sirvan de guía para integrarse en la vida adulta. Esta falta de expectativas y
guías claras por parte de los adultos puede resultar problemática para el joven a la hora
de adaptarse a las nuevas exigencias y responsabilidades. Al mismo tiempo que
desarrolla un nuevo papel social, el adolescente debe buscar la independencia frente a
sus padres. Esta búsqueda de una nueva situación social genera también ansiedad e
inseguridad, y, frente a los deseos de independencia, se crea contradictoriamente una
necesidad mayor de dependencia de los demás y de que éstos apoyen la visión que está
creando sobre sí mismo. Esto significa que, el paso del individuo por la adolescencia,
estará afectado por las expectativas mantenidas por las personas de su entorno
inmediato que él considera importantes.
Las dos concepciones anteriores subrayan los componentes afectivos y sociales. A su
vez la posición piagetiana señalará la importancia del cambio cognitivo y su relación
con la afectividad. Las nuevas capacidades intelectuales, que se desarrollan durante el
período de las operaciones formales, abren la posibilidad de elaborar teorías basadas en
una reflexión no sólo sobre lo concreto real sino sobre lo abstracto posible, y capacitan
al adolescente para planificar su programa de vida y presentar alternativas a la sociedad
actual.
En este momento, surgen, con mayor ímpetu que nunca, las críticas y las reflexiones
sobre la religión, las ideologías políticas o los sistemas de autoridad vividos en la
familia y la escuela. Este recién estrenado poder del pensamiento hace que el
adolescente caiga a veces en un nuevo egocentrismo intelectual, es decir, que confíe
excesivamente en el poder de la ideas. Para el adolescente, pensar en cambiar algo es ya
cambiarlo, teorizar es aplicar ya esas ideas a la sociedad. La dificultad de las
transformaciones sociales la encontrará el adolescente cuando se integre realmente en la
sociedad adulta y cuando los avances en su desarrollo le permitan buscar una
coordinación mejor entre teorías y hechos.

Elkind, autor de orientación piagetiana que ha realizado relevantes estudios sobre este
período, ha formulado otros dos aspectos de este egocentrismo adolescente: la audiencia
imaginaria y la fábula personal. La audiencia imaginaria supone la obsesión del
adolescente por la imagen que los demás poseen de él, la creencia de que todo el mundo
le está observando. La fábula personal se refiere a la tendencia de los adolescentes a
considerar sus experiencias como únicas e incomprensibles por otras personas.

¿ES LA ADOLESCENCIA UN TIEMPO DE CONFLICTOS?

En general, las diferentes teorías psicológicas que hemos expuesto enfatizan los
problemas que recorren este período, ya sea el surgimiento de nuevas pulsiones, la
necesidad de crear nuevos papeles, o la adaptación al nuevo poder del pensamiento.
Todos son nuevas tareas que es necesario acometer y en las que se puede fracasar.
Esta consideración de la adolescencia, como período «tormentoso» de la vida, se
remonta a los primeros trabajos científicos sobre el tema. Así, desde el estudio de
Stanley Hall a principios de siglo, esta etapa ha venido siendo descrita como de
«tormenta y tensión» y con cierta proclividad a la aparición de fenómenos patológicos.
Sin embargo, esta imagen de la adolescencia no parece concordar con los resultados de
las investigaciones realizadas a partir de los años 60, y algunos autores (Weiner, 1970)
se atreven a afirmar que «el adolescente típico es un individuo razonablemente
adaptado, cuyo funcionamiento cotidiano se ve mínimamente impedido por una
incapacidad psicológica».

¿Cuáles son las conclusiones de los trabajos recientes?

Siguiendo un resumen realizado por Coleman (1979), podemos decir, primero, que nada
parece indicar que los adolescentes tengan más crisis personales que los sujetos de 10
años o los adultos.
Segundo, por lo que respecta a los conflictos generacionales, una buena cantidad de
adolescentes no muestra opiniones muy discrepantes de las de sus padres en materia
política, religiosa o de costumbres, y no tienen demasiados problemas para conseguir su
autonomía.
En tercer lugar, no parece que en este período se dé una crisis de identidad con mayor
facilidad y frecuencia que en otros, aunque existan problemas reales de autoimagen.
Estos datos sugieren que ha podido existir, por parte de los clínicos que tratan a
adolescentes con perturbaciones, una tendencia excesiva a generalizar rápidamente a la
población media los datos obtenidos con un segmento limitado de esa población.

Resolución de problemas (enseñar a pensar)


En el mundo cotidiano, el primer pasó y en ocasiones el más difícil antes
de resolver un problema, es el reconocimiento de que ese problema existe

Esto implica que los alumnos no sólo necesitan ayuda para resolver los problemas sino
también para reconocerlos. Porque en ocasiones, los problemas se ‘inventan’ de manera
tal que formar a los alumnos para que resuelvan problemas que fueron diseñados
previamente para ellos, no los prepara, en efecto para realizar una selección por sí
mismos de los problemas importantes. En conclusión, a los alumnos habría que
enseñarles no solo la forma de resolver problemas sino la habilidad de ser capaces para
reconocer los problemas que vale la pena resolver.

En el mundo cotidiano, resulta más difícil identificar el problema que


resolverlo

Recurriendo a un ejemplo: un empresario podría detectar a simple vista que los


beneficios están disminuyendo pero sin lograr descubrir por qué. Un alumno puede
observar que sus calificaciones son más bajas en una asignatura pero sin reconocer qué
puede hacer para mejorarlas. Encontrar lo que genera la dificultad es lo que permitirá
reconocer el problema.

En el mundo cotidiano, los problemas están mal estructurados

Los teóricos de la resolución de problemas diferencian entre problemas bien y mal


estructurados. Los problemas bien estructurados son aquellos cuyos pasos que conducen
a la solución se pueden establecer de forma explícita y evidente. Los problemas mal
estructurados son aquellos en los cuales es difícil especificar los pasos necesarios para
llegar a la solución. Son muy pocos los problemas cotidianos de formato estructurado.

En el mundo cotidiano, la resolución de problemas no presenta de forma clara el


tipo de información necesaria que se requiere para abordarlos, ni tampoco estará
claro el sitio en el cual deba buscarse la información

En efecto, la vida real es compleja y hallar la información puede ser a menudo un


problema en sí mismo.
En el mundo cotidiano, las soluciones a los problemas suelen depender
del contexto

A diferencia de los problemas que los alumnos están acostumbrados a resolver, los
problemas del mundo real están atravesados por numerosas variables que pueden
condicionar sus potenciales soluciones. En efecto, una característica de las
problemáticas que se presentan en la escuela es la descontextualización.

En el mundo cotidiano, los problemas no tiene una única solución... e


incluso los criterios que definirían cuál de todas es la mejor solución, no
siempre están claros.

En la mayor parte de los problemas que aparecen en la vida no existen respuestas


unívocamente correctas, y aún en el caso en que esto fuera así, solo sería posible
apreciarlo en retrospectiva.

En el mundo cotidiano, los problemas dependen al menos tanto de


conocimiento oficial como del extraoficial

La capacidad de adquirir el conocimiento extraoficial no es sino una manifestación de la


capacidad para adquirir cualquier otra forma de conocimiento.

En el mundo cotidiano, la resolución de problemas importantes, genera


consecuencias significativas

Los problemas que se les presentan a los alumnos no suelen tener consecuencia alguna,
sin embargo, en la realidad mundana, resolver una problema puede ser la diferencia
entre una vida feliz o una vida desdichada. Si las soluciones a los problemas de la vida
pudiesen separarse de sus consecuencias, entonces no tendríamos ningún motivo para
preocuparnos sobre la forma en que se suele enseñar a resolver problemas.

En el mundo cotidiano, los problemas suelen resolverse en grupo

Generalmente, las problemáticas de la vida implican para su solución la intervención de


varias personas, los grupos de trabajo son la norma más habitual en la mayoría de los
ámbitos.

En el mundo cotidiano, los problemas suelen ser complicados, confusos y


persistentes

La solución de un problema no siempre es una solución definitiva, los problemas reales


son problemas que pueden tener diversas dimensiones en incluso modificarse de
acuerdo a la perspectiva. Por ejemplo, los directivos de una empresa pueden apreciar
cómo deben enfrentar una doble problemática: encontrar soluciones y además,
convencer a otros de la eficacia de dicha solución.

Falacias que dificultan enseñar a razonar


1. El profesor es el que enseña y el alumno el que aprende

Al enseñar razonamiento crítico, debemos tener en cuenta que es necesario desarrollar


una atmósfera que nos permita sentirnos a gusto con la situación. Tampoco deberíamos
sentirnos amenazados por ese rol. En realidad, no debería existir mejor método para
aprender que enseñar y esto debería ser claro tanto para el docente como para los
alumnos.

2. Razonar es sólo una tarea del alumno

Los profesores en vez de esperar que se les diga exactamente qué es lo que deben hacer,
deberían evaluar los programas que tienen a su disposición para usar en el aula, del
mismo modo que esperan que los alumnos evalúen los problemas que se les presentan
en las tareas escolares.

3. Lo más importante es decidirse por el programa adecuado

La elección de un programa implica un complicado conjunto de otras elecciones como


puede ser elegir la enseñanza inducida frente a la separada o la basada en procesos
frente a la holística. Si profesores y funcionarios tuviera claros los objetivos para poner
en práctica un programa en relación a las capacidades de razonamiento, la elección sería
más simple, pero el consenso respecto a los objetivos no siempre existe.

4. Lo que verdaderamente importa es la respuesta correcta

No importa en realidad el modo en el que el alumno llegue a la respuesta, por eso el


formato típico de los exámenes se basa en el formato de tipo test en el cual se aplica a
disciplinas substancialmente diferentes. Resulta difícil equilibrar un proceso orientativo
hacia la resolución de problemas centrada en los resultados.

5. La discusión en el aula es un medio para un fin

El razonamiento, surge como un proceso social que se internaliza solo después de


haberse sido expresado socialmente.

6. Los principios de la enseñanza magistral pueden aplicarse al razonamiento, de mismo


modo que pueden aplicarse a cualquier otra cosa.

7. La finalidad de un curso de razonamiento es enseñar a pensar.

Los alumnos pueden empezar a razonar pero no porque les hayamos enseñado sino más
bien lo que sucede es que se facilitaron exitosamente los medios que propician esta
autoeducación.
Aceptación Vs Respeto

Aceptar que piensas distinto a mí, reconocer que ves las cosas de una forma diferente,
que tu percepción del mundo allá afuera es completamente diferente a la forma en que
yo proceso la información, esto es una realidad, y es muy importante que lo
entendamos, porque de este conocimiento  procede la capacidad de convivir
pacíficamente los unos con los otros. Sé que no es una tarea sencilla, requiere de nuestra
parte humildad, capacidad para vaciarnos de nosotros mismos, y sabiduría para
comprender que esto es sencillamente una verdad verdadera, es un hecho: tu y yo no
vemos , ni percibimos los eventos de la misma forma y por lo tanto tengo que hacer un
esfuerzo consciente para tratar de establecer puentes que me permitan tratar de ver lo
que estás viendo a través de tus ojos y no de los míos, sentir a través de tu corazón y no
el mío, escuchar lo que estas escuchando y no aquello que pienso que podrías estar
escuchando en algún momento.

En nuestro afán por imponer nuestros puntos de vista, nuestro criterio, nuestra pequeña
visión del mundo a los demás, ello incluye , amigos, pareja, hijos , hermanos, sobrinos
etc., etc., nos perdemos la oportunidad de indagar , explorar el maravilloso mundo del
otro y realmente hacernos uno con ese otro explorador del universo!

Que pequeños somos cuando nuestra mente finita nos hace creer que lo que vemos,
sentimos, escuchamos es lo que Es, que pequeños somos cuando pretendemos imponer
nuestra visión minúscula del mundo  a los demás, y esto no es otra cosa que incapacidad
para respetar, admirar, valorar al otro, sea quien sea ese otro.

Para activar la aceptación vamos a sentarnos con los demás , y deliberadamente


vaciémonos de nosotros mismos, y con verdadera humildad y admiración ,veneración y
respeto entremos en el mundo del otro que se nos brinda en actos sencillos al
comunicarnos, al dialogar, veamos a los ojos del otro y entendamos que ese otro ser es
una alma superior encarnada en este plano existencial para enseñarnos algo, tengamos la
humildad por Dios alguna vez de reconocer esto! bajémonos del trono falso que
nosotros mismos hemos creado en nuestra imaginación y rindámonos con verdadero
asombro ante el otro , y acojamos todas sus percepciones , palabras, gestos como
regalos del Universo, y maravillados entendamos que no somos únicos, que el otro es
nuestro GRAN MAESTRO!
DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA
MEDIACIÓN
    La mediación es una forma de resolver conflictos entre dos o más personas, con la
ayuda de una tercera persona imparcial, el mediador. Los mediadores pueden ser
alumnos, profesores, padres. No son jueces ni árbitros, no imponen soluciones ni opinan
sobre quién tiene la verdad, lo que buscan es satisfacer las necesidades de las partes en
disputa, regulando el proceso de comunicación y conduciéndolo por medio de unos
sencillos pasos en los que, si las partes colaboran, es posible llegar a una solución en la
que todos ganen o, al menos, queden satisfechos.

    Experiencias como éstas se están llevando a cabo actualmente en algunos centros
educativos y, más allá de la solución a los problemas interpersonales, lo que promueven
es un modelo de convivencia más pacífico.

    La mediación es VOLUNTARIA, es CONFIDENCIAL, y está basada en el


DIÁLOGO.

    La mediación puede resolver conflictos relacionados con la transgresión de las


normas de convivencia, amistades que se han deteriorado, situaciones que desagraden o
parezcan injustas, malos tratos o cualquier tipo de problemas entre miembros de la
comunidad educativa.

FASES DEL PROCESO DE MEDIACIÓN


    La mediación sigue una seria de fases en las que se promueve la comunicación y el
entendimiento entre las partes en conflicto. Enriquece la utilización del reglamento
disciplinario del centro, ofreciendo alternativas a través del diálogo, y evitando la
pérdida de relaciones interesantes y la vivencia de sentimientos de desencuentro que
influyan negativamente en el proceso educativo.

    PREMEDIACIÓN: Fase previa a la mediación propiamente dicha, en ella se crean


las condiciones que facilitan el acceso a la mediación. En ella se habla con las partes por
separado, se explica el proceso a seguir y se solicita su consentimiento para acudir a la
mediación.

    MEDIACIÓN:
1. Presentación y reglas del juego. Fase dedicada a crear confianza entre el equipo de
mediación y los mediados, también se presenta el proceso y las normas a seguir en la
mediación.
2. Cuéntame. Fase en la que las personas que son mediadas exponen su versión del
conflicto con los sentimientos que le acompañan. Las partes han de ser escuchadas.

3. Aclarar el problema. Fase dedicada a identificar los nudos conflictivos, los puntos de
coincidencia y de divergencia del mismo. Se trata de establecer una plataforma común
sobre los temas más importantes que han de ser solucionados.
4. Proponer soluciones. Fase dedicada a la búsqueda creativa de soluciones y a la
evaluación de las mismas por las partes.

5. Llegar a un acuerdo. Fase dedicada a definir con claridad los acuerdos. Estos han de
ser equilibrados, específicos, posibles. También se suele dedicar un tiempo a
consensuar algún procedimiento de revisión y seguimiento de los mismos.

HABILIDADES  EN LA MEDIACIÓN
    Las principales habilidades para la mediación son:

1. Escucha activa

a. Mostrar interés

b. Clarificar

c. Parafrasear

d. Reflejar

e. Resumir

2. Estructurar
3. Ponerse en lugar del otro
4. Mensajes en primera persona

1. Escucha activa

    La escucha activa consiste en esforzarse por comprender, lo más matizadamente


posible, lo que las personas están expresando, y que esto sea evidente para ellas.
Distintos modos de realizar esta escucha activa son: mostrar interés, aclarar, parafrasear,
reflejar, resumir.

a. Mostrar interés

    Mostrar interés se refiere a las intervenciones realizadas por la persona que escucha
estén encaminadas a establecer una relación de cordialidad.

b. Clarificar

    Clarificar hace referencia a las intervenciones realizadas por la persona que escucha y
que permite precisar qué se dijo o sucedió, cómo ocurrió (hechos, datos, etc.) y también,
ayudar  a ver otros puntos de vista.

c. Parafrasear

    Parafrasear consiste en repetir en palabras propias las principales ideas o


pensamientos expresados por la persona que habla.

d. Reflejar
    Reflejar consiste en indagar sobre el  o los sentimientos que han afectado a la persona
que estamos escuchando.

e. Resumir

    Resumir consiste en agrupar, ordenar y sintetizar la información que da el que habla
tanto en relación a sentimientos como a hechos.

2. Estructurar

    Es una habilidad que utiliza el mediador para llevar la conducción de la mediación.
Consiste en realizar intervenciones encaminadas a mantener el orden y la dirección del
proceso de mediación y alcanzar los objetivos específicos de cada una de las fases,
gestionando el flujo y la intensidad de la comunicación hacia la desescalada del
conflicto.

3. Ponerse en lugar del otro

    Es una habilidad importante en la mediación que pretende promover entre las dos
partes del conflicto expresiones que demuestran a la persona que está hablando que la
estamos comprendiendo, haciendo que quien está escuchando repita con sus propias
palabras lo que la otra parte nos ha contado.

4. Mensajes en primera persona

    En la medicación debe facilitarse que el que habla se exprese utilizando mensajes en
primera persona, intentando comunicar de forma no agresiva la situación que le afecta,
diciendo qué sentimientos le produce, explicando por qué  le afecta de ese modo y
expresando su necesidad o deseo personal.

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