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III Domingo del Tiempo Ordinario

Domingo de la Palabra de Dios


Monición Inicial
Queridos hermanos: Bienvenidos a esta Eucaristía del III Domingo del Tiempo Ordinario. El día
de hoy celebramos con alegría y por primera vez, el Domingo de la Palabra de Dios, instituido
recientemente por su Santidad el Papa Francisco. Participemos pues con atención y devoción de este
encuentro con Cristo vivo y Resucitado.

Procesión con el Leccionario


Después de la oración colecta y antes de iniciar la Liturgia de la Palabra, se invita al pueblo a permanecer de
pie mientras tiene lugar una procesión con la Palabra de Dios. En la procesión, desde el fondo de la Iglesia,
los lectores llevan el Leccionario, el cual depositarán sobre el Ambón. Al final de la procesión y el canto, inicia
la Primera Lectura.

Queridos hermanos: En este domingo, acojamos con gozo el Leccionario, libro litúrgico de la
Palabra de Dios. Que esta procesión sea un signo del camino que la Palabra hace en nuestra vida,
para inspirarnos a recibirla con atención, a meditarla con piedad, a vivirla con coherencia, de modo
que nos vayamos configurando con Aquel que es la Palabra: Cristo nuestro Señor.

Mientras se tiene la procesión se entona el siguiente canto u otro apropiado.

Tu Palabra me da vida, confío en Ti Señor


Tu Palabra es eterna, en Ella esperaré.

Dichoso el que con vida intachable, Escogí el camino verdadero,


camina en la ley del Señor. y he tenido presente tus decretos;
Dichoso el que guardando sus preceptos, correré por el camino del Señor,
lo busca de todo corazón. cuando me hayas ensanchado el corazón.

Postrada en el polvo está mi alma, Este es mi consuelo en la tristeza,


devuélvame la vida tu Palabra; sentir que tu Palabra me da vida;
mi alma está llena de tristezas, por las noches me acuerdo de tu Nombre,
consuélame, Señor, con tus promesas. recorriendo tu camino, dame vida.

Oración de los fieles

Si se considera oportuno, se puede añadir la siguiente petición para la oración de los fieles.

- Para que motivados por la celebración del Domingo de la Palabra de Dios, sepamos acoger la
Palabra y ponerla en práctica, a ejemplo de María. Oremos.

Monición Final
Antes de recibir la bendición final, renovemos nuestro compromiso de leer y meditar todos los días
la Palabra de Dios, para poder hacerla vida y anunciarla con verdadero espíritu misionero.

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