Está en la página 1de 6

El hilo entre los mundos. Doña Inés.

– (Suspiro) Cada año es más difícil mantener quietos los


Obra colectiva Teatro Vacío. carrizos (tiemblan sus manos) parece que la vida que se me escapa,
se la roban ellos, (a la muerte) deberías poner atención, capaz que
estos palos te quitan el trabajo y sean ellos lo que me lleven y no tú
Personajes:
(se ríe, la muerte la ve) Sí, sí ya te vi… ya te estabas tardando, un
Doña Inés. – Mujer de edad avanzada. año que no te veo, fíjate que hasta me da gusto verte. (Al carrizo)
Niña Inés. – Doña Inés en su infancia. ¡no te muevas, no te muevas que me vas a quedar todo chueco!
Inés. – Doña Inés en edad adulta. (Pausa, suspiro) ¡Ay, la verdad es que ya estoy vieja! Mis manos me
Cielo. – Nieta de doña Inés. desobedecen, mis ojos se nublan y mis pies ya no me quieren
Estrella. – Nieta de doña Inés. levantar… Pero solo les pido me aguanten un poquito más, aún
Rafael. – Hermano de doña Inés. tenemos mucho trabajo por hacer y la noche esta por llegar, no
Niño Rafael. -Hermano de Inés. puedo tener todo a medias. (A la muerte) Así que no quieras andar
Don Juan. – Papá de Inés y Rafael. de aprovechada, porque que aun tengo mucho que hacer y quieran
La muerte. o no, tanto mi cuerpo como los carrizos tienen que cooperar. (La
muerte se aleja).
La historia tiene lugar entre el presente y los recuerdos de doña Inés, Cielo. – (Entrando, con pegamento y brochas) ¡Ay abuela, otra vez
que nos llevan al pasado. Es ahí donde podemos conocer con más hablando sola!
detalle a las personas más importantes de su vida, su padre y su Doña Inés. - ¿Cuál sola? Si estoy discutiendo con este par, que nada
hermano. más no saben ponerse quietos.
Cielo. - ¡Abuela, pero si son carrizos, esos no se mueven!
La escena se desarrolla en un espacio vacío, lo que podemos Doña Inés. - ¿Ah no?, bueno, es que es más fácil echarles la culpa a
distinguir en él, son algunos elementos como flores de muerto, papel ellos, que a mi vejez.
china, carrizos y papalotes. Todos ellos, elementos alusivos al día de Cielo. – Pero abuela, habíamos quedado que este año yo cortaba los
muertos. Al principio solo ésta iluminado por pequeñas velas, y poco carrizos, porque usted ya no puede.
a poco se ilumina el centro, dejándonos ver a doña Inés que esta Estrella. – (In off) ¡Cielo, ayúdame! ¡Te dije que no me dejaras sola!
midiendo algunos de los carrizos, mientras murmulla una canción. Cielo. - ¡Deja de estar haciendo berrinche y apúrate con esas cosas!
La muerte deambula por el lugar y de vez en vez parece contemplar Doña Inés. – (A Cielo) ¿Por qué dejaste a tu hermana sola?
a doña Inés. Cielo. – No la deje sola, ya veníamos y se encontró con lola y se
quedó echando chisme.
Doña Inés. – Ay esta niña, pero aun así es tu hermana pequeña y no
debes dejarla, aun cuando se quede chismeando.
Cielo. – No la dejé, abuelita. Le dije que se apurará pero nunca me porque tienen la capacidad de unir mundos distintos, el mundo de
escucha. nosotros que aun vivimos, con el mundo de aquellos que han
Doña Inés. – Eso es porque es muy joven aún, pero es tu tarea fallecido.
orientarla, guiarla. Estrella. – Pero yo no veo que nadie más haga papalotes para día de
Cielo. – Ya sé, ya sé, porque es mi hermana… muertos, los vecinos solo ponen su ofrenda y ya está.
Estrella. – (Entrando y dejando caer las cosas que traía cargando) Doña Inés. – Eso es porque esta tradición no es de aquí. Mis padres,
Eres una grosera Cielo, me dejaste con todo. sus bisabuelos, eran de un pueblito en Oaxaca. Vivimos ahí durante
Cielo. – No es mucho lo que traías y deberías levantarlo del suelo. muchos años, hasta que (queda en silencio, con dolor, casi al punto
Estrella. – Ya ve abuelita, no pueden pasar ni dos segundos y mi del llanto) … Hasta que las cosas cambiaron.
hermana ya me esta regañando. ¿No le parece que es una amargada Cielo. - ¿Se refiere a cuando falleció la bisabuela?
que no ayuda a nadie? Doña Inés. – No mi niña, después de que falleció mi mama, pasaron
Doña Inés. – Ya niñas, dejen de pelear, ya se esta haciendo tarde y muchos años para yo me fuera de mi pueblo. Lo que sucede es que
si no nos apuramos, tus papás no podrán llegar. hay algo que no les he contado, porque me causa mucho dolor…
Estrella. – (Emocionada) Ya tengo toda la comida lista. Hice el mole pero creo que es el día en que lo deben de saber.
con arroz y pollito para mi papá y también el dulce de arroz para mi Estrella. – Pero abuelita no te pongas así, mejor no nos digas nada,
mamá. si es algo doloroso, mejor que no lo hablemos.
Cielo. - ¡Sí abuelita, en casa ya está todo listo! Compré flores y Doña Inés. – No, no… porque aunque lo callemos, el dolor no se
adorné con papel picado. Mis papás estarán contentos. va… y ha llegado el día en que pueda al fin compartir mi pena.
Doña Inés. – Seguro que sí hijitas, a ellos les gustará ver y probar Vengan mis niñas hermosas, y no se asusten, que lo que tengo que
todo lo que hicieron para ellos, siempre y cuando terminemos con decir tiene también que ver con ustedes y con su historia, (las nietas
estos papalotes. asienten) con su pasado y con su familia. Solo les pido que me
Estrella. – Yo sigo sin entender porque tienen a fuerza que usar los escuchen y aunque no entiendan lo que digo, no me pregunten nada
papalotes, ¿no pueden solo venir y ya? hasta que terminé (Sus nietas se sientan junto a ella). Mi papá fue
Cielo. – Por supuesto que no, ¿acaso tu solo vas a un lugar y ya sin quien nos enseño a hacer los papalotes. Mi hermano y yo
ninguna ayuda? peleábamos como ustedes…
Estrella. - ¡Claro, solo tengo que seguir el camino! Estrella. - ¿Hermano?...
Cielo. – Pues si serás… el papalote es el camino. Cielo. – Shhhh, sin preguntas…
Doña Inés. – Así es mi niña hermosa, los papalotes les muestran el Doña Inés. – Lo puedo recordar claramente, como si pudiera verlos
camino a nuestros seres queridos que están allá en el cielo, para que y escucharlos, como si los viera frente a mí…
puedan venir aquí a la tierra y estar con nosotros aunque sea un
momento. Los papalotes, como solía decir mi papá, son mágicos,
Detrás de la muerte aparecen la pequeña Inesita y el pequeño Rafael Ambos niños se abrazan.
que entran en escena, llevan carrizos, hilo y papel. Están peleando.
Don Juan. – Esos son mis pequeños, su mamá esta muy orgullosa
Rafaelito. - ¡Pero como eres lenta! Ya papá debe estar molesto… de ustedes.
Inesita. – No soy lenta, lo que pasa es que tu eres mas rápido, entre Rafaelito. – (Triste.) Pero mamá ya no está…
más chiquito, más escurridizo… Don Juan. – Ya no está en esta tierra, pero esta allá en el cielo, y
Rafaelito. – Ah ya entiendo, y como estas más grande, eres más desde ahí nos cuida, nos observa, los ve crecer y nos manda su amor.
mensa para caminar (se ríe). Inesita. – Sí hermanito, mamá esta allá arriba y hoy podemos hacer
Inesita. – Ay niño, grosero, te voy a pegar con el carrizo… que venga un ratito…
Don Juan. – (Entrando) Ya niños dejen de pelear… Don Juan. – Bueno, no es que nosotros podamos hacer que venga,
Rafaelito. – No es mi culpa papá, es ella, mírala me quiere pegar con digamos que una vez al año puede ella venir, pero para que no se
el palo… pierda le mostramos el camino hasta nosotros.
Inesita. – No es cierto papá, (mirando el palo que tiene en la mano) Rafaelito. – (mirando al cielo) ¿Pero cómo hacemos un camino del
bueno sí es cierto, pero le quería pegar porque me dijo mensa… cielo a la tierra?
Don Juan. – Ya, ya… no importa como empiezan los problemas, lo Inesita. - ¡Con un papalote!
que realmente es importante es como se terminan y quien le pone Rafaelito. - ¿Con un papalote?
fin a la discusión, porque es fácil pelear y culpar al otro, pero es Don Juan. – (riéndose) Sí, con un papalote… estos son mágicos. Los
difícil asumir nuestra responsabilidad y pedir disculpas… Y yo se construimos juntando carrizos, que son plantas que han nacido de
que a mis niños les he enseñado que el camino correcto siempre es el la tierra y que una vez secos hemos cortado…
más difícil… Inesita. - ¿Es una planta muerta?
Don Juan. – Podríamos decir que sí. Todo tiene un ciclo, todo nace,
Inesita y Rafaelito se miran indecisos. crece y muere… pero así como se secan los campos, vuelven a
reverdecer, y así como hay personas que mueren, también hay bebés
Don Juan. – Anden pequeños, saben que hacer… que están naciendo. Y cuando morimos, no desaparecemos del todo,
Rafaelito. – (Acercándose a Inesita) Perdón hermanita, no debí por eso usamos estos carrizos secos, como símbolo de la muerte y la
haberte dicho mensa… transformación. Los unimos para hacer la base…
Inesita. – Perdóname por no haberme apurado y por haberte Rafaelito. - ¿Y luego les ponemos papel?
querido pegar… Don Juan. – Sí, los cubrimos en parte con papel de colores, porque
Rafaelito. – Eres mi hermana mayor y te debo respetar… la vida es así, colorida…
Inesita. – Y tu eres mi hermano menor y te debo cuidar… Inesita. – Y así los palitos no se ven feos.
Don Juan. – El carrizo no es feo, la muerte tampoco lo es… porque
es parte de la vida y la vida parte de la muerte. Tal vez es difícil de Transición. La muerte en el centro de la escena. Esta cuidando a un
entender, pero una no puede existir sin la otra, ya que solo juntas hombre que se encuentra moribundo. Es Rafael.
crean la existencia como la conocemos, así como el carrizo y el papel
juntos hacen al papalote. Rafael. – (A la muerte) Espera un poco, sé que va a llegar… (La
Rafaelito. - ¡Y solo así pueden volar! muerte se muestra algo impaciente) Anda, no pongas mala cara, que
Don Juan. – Así es… pero no podemos olvidarnos de un elemento si hablamos de tiempo, tu tienes bastante… que te cuesta darle
muy importante… El hilo, este material nos sirve para unir todo. gusto a un moribundo (la muerte lo acaricia). Ya ves, hasta linda te
Amarramos un extremo al papalote y el otro lo sostenemos. pones cuando no eres caprichuda…
Inesita. – Pues sí porque si no agarramos el hilo el papalote se iría. Inés. – (Entrando) ¡Rafael! (Acercándose) Hermano, aquí estoy, ya
Don Juan. – Exactamente… El hilo nos permite seguir conectados llegué, ya estoy aquí.
con el papalote aunque este en el cielo. Se vuelve un puente entre el Rafael. – Lenta como siempre hermana… No es cierto, no te enojes.
cielo y la tierra, entre el mundo de los vivos y el mundo de los Me da gusto verte, sabía que llegarías…
muertos… un puente entre nosotros y su mamá. Inés. – Al menos tú sabias que lo haría…
Rafaelito. – (Sujetando el hilo) Sí es muy importante… Rafael. - ¿Dudaste en venir a verme?
Don Juan. – Y no solo hay un hilo con su madre, también hay un Inés. – Ay Rafael, tu sabes que ha pasado tanto y ha pasado tanto
hilo entre nosotros. tiempo, años… no podías esperar que solo de la nada todo lo
Inés. - ¿El que nos une como familia? olvidara para venir a verte corriendo como si nada hubiera pasado.
Don Juan. – Sí, pero tiene un origen más profundo… Nuestra vida Rafael. – Lo sé, sé que fui muy injusto contigo.
en la tierra ésta guiado por un hilo que tenemos desde antes de nacer, Inés. - ¡Eso es decir poco! Después de la muerte de papá, no hiciste
es lo que conecta a nuestra alma, con las almas de quienes más que maltratarme, fuiste cruel.
conoceremos en nuestra vida, por eso en esta vida parecemos Rafael. – Inés…
destinados a conectar con ciertas personas. Ese hilo me conecto con Inés. - ¡No, Rafel! Ahora es tu turno de escucharme… Dime, ¿qué
su madre, ese hilo los condujo a ustedes con nosotros. Ese hilo los ganabas con todo aquello? ¿Qué ganabas con hacerme sentir
conecto a ustedes dos… se eligieron compañeros para transitar por culpable? Sí, papá murió, pero no fue mi culpa, escuchaste bien ¡no
esta vida, para aprender y crecer juntos. fue mi culpa! Él se puso malo y el doctor dijo que no se podía hacer
Rafaelito. - ¿Por eso no debemos pelear? ¿Por qué somos hermanos? nada, solo cuidarlo hasta que llegara el momento, y eso fue lo que
Don Juan. – Son hermanos porque ustedes lo eligieron, por eso hice, cuidarlo, verlo… ¿dónde estabas tú? ¡Lejos, lejos de nosotros,
deben cuidar ese hilo que los une, que nada lo rompa, pues si se lejos de nuestro padre, cuando el te necesitaba! Una tarde me miro
rompe perderán su camino. y me dijo que tenia sed, le ofrecí agua, pero no la acepto… Quiero
Inesita. – Como el papalote se puede perder en el cielo… un tecito de hierba buena, me dijo y entonces salí al patio a buscar
las hierbas, cuando volví fue demasiado tarde… ya no pude hacerle reclamarle. El dolor y arrepentimiento me han acompañado desde
su té… entonces, y nunca fui capaz de hablar de eso con nadie, ni con su
Rafael. – Inés, escúchame… abuelo, o sus padres… No me perdone haber sido tan egoísta y haber
Inés. - ¡No, no! No murió porque lo haya dejado solo, yo solo quise dejado morir a mi hermano sin decirle que lo perdonaba y sin
complacer su deseo, yo solo quería calmar su sed con té de haberle pedido perdón. Mi hermano y yo rompimos el hilo que nos
hierbabuena… yo solo quería… verlo sonreír. ¡Pero no lo dejé morir unía, y él intento repáralo antes de partir y yo no lo deje… yo hice
solo! que el hilo siguiera roto…
Rafael. - ¡Inés, por favor! Escúchame… Sé que no fue tu culpa. Cielo. – Abuelita…
Inés. - ¿Qué dices? Estrella. – No llores…
Rafael. – Sé que no fue tu culpa, siempre lo supe… pero estaba tan Cielo. – No es tu culpa…
molesto, tan enojado… Doña Inés. – Ahora lo entiendo, y no importa quien empieza el
Inés. - ¿Conmigo? problema, sino como termina y quien lo arregla… por eso ustedes
Rafael. – No, hermanita, no contigo… estaba enojado conmigo, por deben cuidarse, no solo porque son hermanas, sino porque ustedes
no haber estado ahí, por no haber cuidado de nuestro padre en sus se escogieron para compartir y crecer en esta vida juntas, ustedes
últimos días, enojado porque tu pudiste verlo y escucharlo… y yo… hicieron el hilo que las une desde antes de nacer, y deben cuidar ese
yo ya no tuve una oportunidad de estar con él. Por eso me ensañe hilo, que nunca se rompa, para que ninguna de las dos se pierda (las
contigo, por eso fui tan cruel y también por eso te abandone. No nietas asienten con la cabeza) … Y ahora a volar este papalote,
soportaba tanta culpa y dolor (La muerte nuevamente impaciente) porque la hora ya llega…
… Pero eso ya no importa… No importa como empiezan los Estrella. - (Observando el papalote) Pero este no es el de mis
problemas (sonríe)… lo que importa es como y quien los termina… papás…
y hermanita, yo lo lamento tanto, acepto mi responsabilidad, Doña Inés. – No mis niñas, este es para mí… Es hora de que este
lamento todo lo que te hice… Perdóname, es lo único que quiero… hilo me guie a mí al cielo… pero no se pongan tristes, ya sabían que
que me perdones… (la muerte se lo lleva). esto pasaría…
Inés. – (Dándose cuenta de que ya no ésta Rafael) ¡No, espera, Cielo. – Sí pero no pensamos que fuera tan pronto…
espera… Aun tengo mucho que decirte! ¡No, hermanito, por favor, Doña Inés. – Por eso hay que valorar cada segundo que tenemos…
escúchame! ¡Aun no te puedes ir! vayan y vuélenlo, recordando siempre que mientras ustedes
sostengan el hilo, yo encontrare siempre el camino para volver a su
Transición. Vemos nuevamente a Doña Inés con sus nietas. lado.
Cielo y Estrella. – (Abrazando a su abuela) Te amamos…
Doña Inés. – Fue lo más difícil que pasé… Darme cuenta de que en Cielo. – Buen viaje abuelita… (Salen de escena).
los últimos momentos de mi hermano lo único que hice fue
La muerte se acerca y detrás de ella aparece Rafaelito.

Rafaelito. – Apúrate hermana… se hace tarde…


Doña Inés. – Hermanito, no tengas prisa, ha pasado tantos años
para que al fin pueda decirte esto, (Rafaelito se acerca) Perdóname.
Rafaelito. – (Abrazándola) Te perdono hermanita. (Le da un beso y
le da un hilo que ella sostiene feliz)

Doña Inés cierra sus ojos. Detrás de la muerte aparece Inesita.

Inesita. - (Tomando la mano a Rafaelito y toma el hilo) Ahora ya


vámonos que nos están esperando mamá y papá.

Oscuro Final.

También podría gustarte